-Mamá, apúrate -
Resonó una tierna voz quien estaba parada en la puerta de la entrada con brazos cruzados y un desdén de apuro en sí misma.
- Ya voy mi Vida- Contestó
El apuro de su Madre terminando de maquillarse los labios, mientras corrió para luego salir de su hogar con la dulce niña, quien entró en su auto para dirigirse al colegio, llegando tarde el primer día.
- Mamá, llegaremos tarde- Dijo enojada
- Lo sé amor, perdóname- Contestó suspirando mientras daba reversa el auto. Tomando camino al colegio.
- Seguro estuviste trabajando hasta tarde - Dijo mirando a su madre con ojos entrecerrados
- Si amor, pero termine-sonrió- Y podremos ir a comer afuera y tomar un helado después- la miro- ¿Te parece? - Preguntó ojitos
- Está bien Mamá, - Contestó sonriendo
Llegando al colegio se despidieron con un fuerte abrazo y un beso. "ChauMami te amo" dijo con alegría corriendo hacia el colegio la dulce niña con trenzas, cabellos castaños y ojos negros.
- Yo más mi vida, nos vemos - Contestó sonriente su madre.
Subió al auto suspirando por no dormir bien, tomó su celular mientras prendió el auto, llamando a su marido, quien no le contestó la llamada desde la noche anterior a su pelea.
Llamo a su amiga para hablar con ella necesitaba desahogarse, su llamada también fue a buzón de voz, aburrida decidió ir hasta su casa.
Llegando vio el coche de su marido, miró dudosa, sabía done tenía la llave escondida pues eran amigas desde niñas, siempre estaba en su casa. Abrió despacio la puerta notando que estaba sin cerradura, dio pasos lentos cuando escucho unos sonidos en la habitación de arriba
- Ah h~~ Ahh~~
Pasos lentos y escalofrío sentía al no querer saber si realmente lo que pasaba era verdad. Mientras subía los sonidos se escuchaban más fuertes.
AH ~ César... AHH …
Miró por la abertura de la puerta, la imagen de su esposo montando a su mejor amiga la hizo sentir su sangre fría. Apretó los dientes y trago seco, Sacó su celular y sacó un video y una foto, mandando a su abogado, Tenía la intuición de que la engañaba, pero nunca imagino que fuera su mejor amiga.
La rabia la invadió, Dando una patada de ira a la puerta dejando con sorpresa a su esposo y amiga al verla.
- Amanda... Te puedo explicar…- Dijo César
- AM, …. AM..- Dijo su amiga tapándose su cuerpo tembloroso - No es lo que piensas...- Dijo mirando a ella y César.
- Busca tus cosas, no quiero verte más y tú... Espero te mueras - Dijo mirándolos para terminar mirando a Laura su amiga.
Salió con un nudo en la garganta, con la cabeza en alto, no iba a dejar que la vean llorar, primero muerta, Pensó.
César corrió en pantalones agarrándola desesperado dejando a Laura en la habitación.
- Amor… Amor ... Escúchame por favor tenemos que hablar- Dijo agarrando su brazo bruscamente
- Suéltame, me das asco no vuelvas a tocarme nunca más- Contestó queriendo zafarse, tratando de cruzar la calle para llegar al Auto.
- Amanda ... Hablemos, no fue nada, por favor cariño - Dijo detrás de ella, intento tomarla del brazo de nuevo cuando vio que cruzaba la calle
- No, Hablaremos en el juzgado César- Dijo en medio de la calle, con Irán mirándolo- Te odio - Dijo
César la miró con desespero cuando una ráfaga de un camión la pasó por encima dejándolo helado en lugar. No podía creer lo que vio,
Laura miró todo de la ventana, bajo a los gritos al ver el camino de sangre y el camión estrellado.
César la tenía en brazos gritando, su cuerpo golpeado la dejó sin vida en momento, Todo se congeló en ese momento, Un zumbido invadió los oídos de César y Laura, los vecinos veían la escena con angustia, la imagen de Amanda en los brazos de César fue el peor castigo para ellos.
¿Dónde estoy? No veo nada, siento mi cuerpo elevado, Mis oídos zumban, todo es oscuridad, siento un brillo cálido en mi rostro... Una luz débil brilla a lo lejos, no puedo alcanzarla cada vez se hace más pequeña, la desesperación y el miedo me invaden el corazón, ¿ Donde Estoy?..¿Quién soy? ¿Por qué no recuerdo?…
X-Señor, despertará en cinco segundos.
X- Excelente- Sonrió fríamente
Esas voces... Las escucho... vienen de la luz. Corriendo de prisa sin parar, un golpe de luz en mis ojos me dan ardor dejándome abrumada, mis oídos duelen,los golpeteos de sus dedos son como tortura dentro de mi interior, Mis muñecas y brazos están tensos, mis piernas estaban débiles, mi visión se enfoca lentamente, siento temor, dudas en todo mi cuerpo.
X- Bienvenida Amira- Dijo una macabra voz.
- ¿Dónde estoy?- Preguntó
- Valla, Veo que no recuerdas nada...- Río- Estás en mi hermoso paraíso de investigación- Dijo sonriendo mientras abrió los brazos mostrando el lugar.
- ¿Quién... eres...? - Dijo tratando de moverse, el dolor no la dejaba miró las enormes cadenas que la sostenían de brazos y piernas, mientras colgaba dentro de un cristal cerrado.
- Veo que sigues siendo una maldita... Sabes quien soy Niña del infierno - Dijo golpeando el brillo donde estaba encerrada.
- No sé dé que hablas maldito loco enfermo ¡Suéltame¡- Dijo Amira llena de miedo por dentro, pero su valentía era evidente!
- Ahora me perteneces, y nadie vendrá a salvarte niña- Dijo Con una mirada macabra cerca del vidrio mientras la miraba con una sonrisa de malicia.
Amira miró su rostro un escalofrío la invadió, aun así no se mostró miedosa ante su comentario, vio cómo se retiraba del lugar dejándola.
El guardia aflojó sus cadenas con la máquina, dio una queja al caer, no estaba tan alto, pero el dolor de su cuerpo era insoportable, se revisó cada parte de su cuerpo, tenía marcas de agujas, cicatrices de sogas en sus muñecas y tobillos.
A su alrededor vio a muchos sentados escribiendo en sus teclados, tenían batas blancas como enfermeros pero con un logotipo intrigante.
Desde que desperto paso los días mirando sus movimientos, Los guardias eran enormes, cuando recién los vio no podía creer que eran ogros, fue cuando una imagen de los seres místicos en un cuento se le vino a la mente, con una mujer sin rostro contándoles de ellos.
Pasaba días en ese encierro de cristal, sabia cada movimiento, conto los minutos de cada guardia, tenia que salir de ese lugar, desconfiaba de cada uno, el sonido de los tecleos eran los despertares de cada día, el murmullo de las batas blancas era un eco, y Sus miradas hacia ella eran de prejuicios, como si fuera un bicho raro, o algo extinto para ellos.
Terminando el Día recostada sobre el vidrio frío, con el sonido repetitivo de las teclas.
La fría noche estaban llenas de un cuerpo frío, tembloroso, su camisón no la cubría totalmente, sin poder dormir hasta el amanecer, las ventanas de cristal reforzado en el techo hacía que entrará un rayo de sol tan leve que cubría solo su rostro.
Dando un suspiro de cansancio mientras disfruta a en poco sol en su rostro, era lo único bueno de ese lugar.
La molestia y gritos se escuchaban acercándose, El loco de" Bata negra" estaba eufórico, Amira movió su cabeza mirando de reojo, era la segunda vez que venía desde que se presento, golpeo a muchos bata blanca, sus manos estaban llenas de un líquido azul, eso era nuevo. La duda la invadió, hoy pasaría algo, pensó, no detuvo su andar pasando frente a ella, tomo del cuello al chico que controlaba mis cadenas agarrándolo de cuello.
"Eres un Idiota. Tenías que evitar el contacto"
Gritaban en su rostro mientras lo golpeaba con ira dejando su rostro lleno de sangre, rompiendo sus anteojos por la mitad
"COMIENCEN CON LA EXPULSIÓN "- Dijo dando orden a todos los bata blanca.
Corrieron por todos lados, las luces rojas invadieron el lugar, una alarma sonó aturdiendo a todos, Los ogros tomaron sus armas, se dirigieron al pasillo.
"Señor están acá" Grito un Bata blanca
"MIERDA" - Contestó con rabia -" SACA A LOS RANGOS 01, Y MATA A LOS DEMÁS" - Dio la orden Apurado.
- Pero... Perderíamos todo - Contestó otro bata negro que venía junto a él.
- "NO, ELLA TIENE TODO EN SU INTERIOR, " - dijo apuntándome
- No, esto es todo lo que yo encontré, no lo puedes hacer - Dijo con rabia.
-No te necesito, Y no me importa.- Dijo disparandole en la cabeza, mientras libero mis cadenas, sus ogros me agarraron a la fuerza.
El sonido de los disparos están incontrolables, la lluvia de sangre en el pasillo blanco eran notorios los cuerpos de personas encerrados en jaulas de vidrios y hierros, llenos herramientas para torturar,pasaban por sus ojos, muchos de ellos estaban muertos, Las habitaciones blancas de niños pequeños estaban llenas de cuerpos frío llenos de sangre y un líquido azul, "Enfermo" pensó Amira con desesperación y miedo, al saber que no era la única que torturaba.
Tirando de sus cadenas con el cuerpo débil mientras la máscara en su boca llegando al cuello la dejaba sin aliento, los empujones de los ogros eran tan fuertes que caía en el suelo haciendo sangrar las rodillas.
- APÚRATE MOCOSA- Grito un ogro gigante detrás mientras la empujaba.
Una bomba de humo invadió el lugar, los disparos me hicieron caer, rogaba por mi vida, el miedo me paralizó el olor del humo me ahogaba, el desespero por quitar la máscara era tal dejándome arañazos en el cuello.
Mi vista se veía borrosa, solo veía sombras," Porque me pasa esto"" Que alguien me ayude" pensaba con desesperación mientras me arrastraba tratando de alejarme, viendo una puerta al final del pasillo.
- No Quiero... Morir…-decía Amira con desesperación y llanto.
Los disparos cesaron, el humo disipó, el cuerpo de Amira débil del humo no pudo llegar a la puerta, casi inconsciente vio una sombra delante de ella.
"Ayú...dam..e" dijo débilmente a esa gran sombra oscura, dejándose desmayar completamente.
X - General, La tenemos - Dijo por radio mientras miro el cuerpo de la joven en el suelo.
X- Muy bien soldado, Vuelvan seguros - Contestó
El cuerpo de Amira fue levantado delicadamente, llevándola con un andar tranquilo, El sol cálido la invadió, su cuerpo estaba lleno de heridas, con mirarla podia romperse en pedazos.
Recostando su cuerpo en una camilla, mientras la tapo, dio seña al copiloto de abandonar el lugar.
Mientras la llamas consumía a los cuerpos.
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