Un don se ha transmitido de generación en generación durante mucho tiempo.
Durante generaciones, un don ha sido transmitido de padres a hijos, tejiendo un legado de poder y misterio.
Sin embargo, trece familias conocían un secreto: sus hijos estaban destinados a salvar al mundo de la destrucción algún día.
Por esa razón, decidieron nombrar a sus hijos con los doce signos del zodíaco, incluyendo a Ofiuco, con la esperanza de que las estrellas los protegieran desde el cielo.
A pesar de todas las precauciones, el destino era inevitable. Los padres habían visto la verdad: sus hijos estaban marcados por profecías que hablaban de destrucción, muerte y sufrimiento.
Estos pequeños héroes enfrentarán un mundo vasto y peligroso, lleno de amigos y enemigos. Su destino se forjará en un solo desenlace que cambiará sus vidas para siempre, tanto para bien como para mal.Las decisiones que tomen, las batallas que libren y las alianzas que forjen determinarán el curso de la historia.
Sin embargo, no todo es oscuridad en este mundo. La esperanza persiste, alimentando los corazones de los elegidos. Cada uno de ellos lleva en su interior un fuego que brilla con intensidad, una fuerza que los impulsa a luchar por un futuro mejor.
El mundo se encuentra al borde del abismo, pero estos niños, unidos por un destino compartido, tendrán que encontrar la forma de salvarlo. Y así comienza su historia, una historia llena de valentía, sacrificio y la lucha eterna entre la luz y la oscuridad.
ARIES:
Un grito en mi oído me despertó de golpe—¡Despierta dormilona!
Me desperté de golpe, con el corazón latiendo acelerado. Me senté en la cama, frotándome los ojos con torpeza mientras miraba a mi alrededor, confusa. Mi mirada se posó en Sagitario, que estaba sentado al otro lado de la cama, observándome con una sonrisa radiante.
—¡Argh! ¿Qué ocurre?—Estaba confundida al preguntar—¡¿Por qué no esperaste unos segundos?! ¿Tenía que despertarme justo cuando estaba soñando que le pegaba a esa chica que tanto detesto?—Le grité con enojo.
Él agitó ambas manos frente a su cara, como gesto de paz, antes de sonreír, levantarse y abrir las cortinas.
—¡Qué lindo humor para empezar tu cumpleaños!—Gritó. Después, tomó una larga bocanada de aire y continuó gritando.—¡Feliz cumpleaños, Aries! ¡Ya estás mayorcita!—Extendió la vocal "a".
—¡Sagitario, por favor!—Exclamé con sueño, y luego me retracté—¡¡¡Un momento!!! ¿Qué día es hoy?—Me levanté de la cama y pregunté.
—Es el 31 de marzo.—Respondió, arqueando una ceja—Y creo que hoy es tu cumpleaños.
Sagitario abrió los ojos sorprendido, para luego sonreír con superioridad, dejándome confundida.
—¡No, no me digas que es hoy!—Se mostró alegre—¡Perfecto, te despertaré a gritos otro día!
Sonreí, revirando los ojos. Sagitario parecía un niño pequeño en esa casa; todo lo emocionaba y se divertía con cualquier cosa. Además, era quien más nos hacía reír. Era increíble.
Era alto y algo musculoso, producto de sus entrenamientos diarios con Leo y Cáncer. Llevaba el cabello castaño peinado hacia atrás y sus ojos marrones siempre brillaban con entusiasmo.
...Sagitario ♐️...
—Lo siento, pero sí, es hoy—Le dije, encogiéndome de hombros—Y sal de mi habitación, necesito ducharme y cambiarme.
—Como usted diga, señorita.—Asintió, se dio la vuelta y salió de la habitación sonriendo.
Me duché rápidamente, me vestí y bajé las escaleras hasta la cocina. Allí estaban Acuario, Géminis y Sagitario desayunando animadamente.
—La pateo, cae al suelo y escapo.—Géminis les explicó sonriendo.
—Géminis, sabes que está mal pegarle a los ancianos.—Acuario le recuerda con cansancio—Es muy maleducado.
—Pero si se comió el último cereal que quedaba.—La chica ofendida se defendió.
—¿No consideraste que tal vez tenía niños esperando comida en casa?—Sagitario aclaró preguntando.
—De acuerdo, no volverá a pasar.—Géminis les promete algo, con una sonrisa forzada, pues parece que le duele la cara.
—¿Otra vez, Géminis? ¿Qué has hecho ahora?—Mi pregunta resonó en el ambiente, alzando el tono para que notaran mi presencia.
La sorpresa se pintó en los rostros de todos al verme. Acuario, una diminuta figura de cabello dorado y ojos esmeralda, y Géminis, su contraparte más alta, de melena oscura y ojos grises, me observaban.
...Acuario ♒️...
...Géminis ♊️...
Acuario y Géminis saltaron de sus asientos para abrazarme con efusividad, deseándome un feliz cumpleaños. Sagitario, aún sentado, observaba la escena con una sonrisa divertida. La chica de ojos grises, Géminis, me miró con una sonrisa un tanto insegura.
—Pues...
—Eecucha...—Sagitario, levantándose, interrumpió la conversación—Géminis agredió a un anciano por haber tomado su última caja de cereal.—El chico explicó con entusiasmo.—Desearía poseer tu fuerza y coraje.
De forma inesperada, Acuario golpeó al chico en el brazo, quien la miró con temor.—¡Géminis, muy mal!—Hizo una corrección.
—Como ya estoy acostumbrada, espero cualquier cosa de Géminis.—Encogí los hombros, tomé la caja de cereal y exclamé lo dicho.
Me senté, tomé un tazón y serví el cereal.
Sin querer, derramé el cereal al escuchar un grito de miedo desde afuera.
—¡Me va a comer un oso! ¡Alguien, ayúdenme! ¡Por favor, abran la ventana!—Se escuchan golpes y gritos en la ventana.
—¿Leo...? ¿Eres tu?—Con la ventana cerrada, formulé mi pregunta—¿Te das cuenta de que solo es un perro? Estás siendo demasiado dramático.
—¿Un perro? ¿En serio?—Con una voz entrecortada por la ofensa, Leo formula su pregunta—¡Es un oso enorme, de dos metros de altura, con dientes y garras peligrosamente afiladas!
—Veo a una chica que va a adoptar un perro.—Accuario exclama con alegría.
Ella abre la ventana, recoge al pequeño cachorro y, volviéndose hacia Leo, le mira con una expresión de "¿En serio?".
—¿Qué está sucediendo?—Capricornio entra y pregunta.
—Un oso estaba a punto de devorarme.—Leo habla como si nada.
—Al parecer, era un perro, según Aries.—Le expliqué la situación a Sagitario, sin saber a quién apoyar, mientras él comía.
—Definitivamente. eso no es un perro.—Habla Acuario.
—¿Ven? !Hasta Acuario se dió cuenta?—Dice Leo defendiónse.
—¡Un momento dejame terminar!—La chica lo acusa—Lo acusa la chica—Quería decir que ese es mi perro.
—Shhh, Acuario Capricornio no debe enterarse.—Géminis le dice al oído.
Con una taza en la mano, vertió café lentamente, sumido en un silencio que se prolongó unos segundos.
—¡En mi casa no admito perros!—Respondió con firmeza.
¡Oye te recuerdo que la casa es de todos!—Dijo Leo totalmente ofendido—Somos 12.—Explicó, pero luego mostró su disgusto frunciendo el ceño—Un momento, ¿por qué estoy defendiendo al perro, digo al oso,si casi me come?
—Los perros tienen poder.—Géminis ríe a carcajadas—Pronto te gustaran los perros.
—Papá Capricornio, por favor, es un perrito muy lindo.—Acuario los ignora—¡Por favor!
—De acuerdo, de acuerdo, pero si encuentro algún problema o algo inesperado aquí, tú serás la responsable.—Le da una advertencia.
¡Espera, pero...!
—¡Basta Acuario!—Géminis le alzó la voz—¡Deja de victimizarte!
¡Vístima, vístima, vistima, vístima, vístima!—Empezaron a cantar Leo y Sagitario.
¡Cocodrilo!—Tauro entra en la cocina—¡Qué maravilla de comida.—Con paso firme se acerca a la mesa—¡Estoy hambriento!
—¡Debo irme a trabajar!—Dejando la taza sobre la mesa, Capricornio nos avisa—Cualquier detalle que no me agrade, y el perro se va de casa.—dice seriamente—Regreso en unas horas!
—¡Si, si, hasta luego!—Lo guía hasta la puerta con un empujón—¡Hasta más tarde!
¡Feliz cumpleaños Aries!—Tauro me expresa sus felicitaciones—Aries, ¿ya eres tan mayor como para que te llame abuela?
—¡No!
Mientras Acuario abrazaba a su perro y Leo y Sagitario seguían cantando, el chico escapó, lanzándole una toalla a Acuario. Géminis, por su parte, le prometió a Acuario vengarse si la echaban a ella o a su mascota.
PISCIS:
El sonido de algo en la planta baja me despertó. Con los ojos aún pesados de sueño, me senté en la cama, frotándomelos con los puños. Una rápida mirada al reloj confirmó que era muy temprano. Bostezando, me levanté con lentitud y bajé las escaleras, donde me encontré con Capricornio, listo para salir a trabajar.
—¡Buen día!—Salido alegremente.
¡Hola, buenos días!—Respondió con un suspiro de cansancio.
—¡¿Tan cansado a esta hora?! ¿Qué ha pasado?—Mi pregunta refleja mi confusión.
—Ah... parece que Acuario ha encontrado un perro..
—¡¿Cómo que un perro?!—lo interrumpo—¡Qué bien!—digo feliz—¡Me encantan los perros!
—- ¡Oye! ¡Es un oso, no un perro!—Oigo a Leo gritar desee la cocina.
—¿Un oso?—Con el ceño fruncido, formulo mi pregunta—¡Argh! ¿Qué hicieron esta vez?
—¡Por favor, no te preocupes!—Capricornio se mostró diligente en su intento de tranquilizarme.—¡Leo está exagerando!—Me dijo.
—¿Esta bien...?—Mi respuesta reflejó más confusión.
—Debo irme ahora mismo, si no llegaré tarde.—El chico me lo explicó—Por favor, cuida de ellos durante mi ausencia y asegúrate de que no prendan fuego a ninguna casa.—Dijo rápidamente antes de salir corriendo.
¡A sus órdenes capitán!—Respondí, aunque sabía que no me oiría.
Al oír la puerta cerrarse, fui a la cocina y vi a un perro negro acercarse a Leo con aire amenazante.
¡Espera, este perro no es...!—Me quedé muda—¿No habías muerto?
—¿Perdón? ¿De que estas hablando?—Géminis preguntó.
¡No, nada!—Cáncer me respondió con un guiño.
¡Bien!—Virgo exclamó, llamando la atención de los demás.—¿Qué tal si vemos una película esta tarde?—Hizo la pregunta con emoción—Debemos esperar a que Capricornio vuelva del trabajo para ir todos al cine.
—¿Una película?—Aries preguntó, contagiando a los demás con su emoción—Sin duda, es el mejor cumpleaños.
LIBRA:
La tarde llegó inesperadamente rápido. En mi habitación, dudaba entre dos camisetas frente al espejo: una blanca y una negra.
Me miré de nuevo en el espejo; una chica de piel oscura, ojos y cabello marrones me devolvía la mirada. Probé la primera camiseta, y luego la segunda.
...Libra ♎️...
—Creo que la blanca me queda mejor.—Murmuré, encogiendome de hombros.
Me vestí rápidamente, me perfumé y salí de mi habitación. Bajé las escaleras de dos en dos y vi a los demás chicos en la sala.
Capricornio se levantó con cansancio, asintió y subió las escaleras. Veinte minutos después regresó, mucho mejor que antes. Tomó las llaves del coche, abrió la puerta, mientras Virgo comprobaba que también tenía las suyas.
—¿Vamos a ver Toy Story 4?—Géminis, subiéndose al coche de Virgo, nos lo pidió—¡Es una muy buena película, y el final...!
—¡No!—Gritaron todos.
—¿Saben qué? Vayamos allá y luego lo decimos.—Aries, subiendo al coche de Capricornio, lo sugirió.
¡Perfecto!—Tauro asintió.
La mitad fuimos en el coche de Virgo, la otra mitad en el de Capricornio, rumbo al cine. El viaje fue largo y accidentado: Piscis se enredó accidentalmente con sus auriculares, Leo le golpeó el brazo a Sagitario al cerrar la ventanilla, Aries cantó a voz en grito, distrajo a Virgo, quien casi atropella a un anciano.
Llegamos por fin y, a petición de Géminis y Sagitario, entramos a la sala 3 a ver Toy Story 4.
—¿Tú que eres?—Le preguntó Woody.
—¡Basura!—Contestó Forky intentando alcanzar el bote de basura.
—¿Eh, chicos?—Cáncer susurró para llamar nuestra atención.
¡Shhhh!—Varias personas lo callaron.
—¿Que ocurre?—Tauro le preguntó, conteniendo su risa.
—¿No perciben in olor extraño?—Su pregunta fue nerviosa.
—Tienes razón huele a quemado.—Mira Tauro—¡Imaginen que estén quemando alg...!
—¿Será que estarán haciendo palomitas?—Sagitario replicó.
—Las palomitas no tienen ese olor.—Aries negó con la cabeza mientras veía a Tauro caer al suelo.
¿Tauro?—Acuario susurró nerviosamente—Levantate tonto, me estas avergonzando.
Al instante, Acuario se desplomó al suelo con un fuerte golpe.
El mismo ruido comenzó a oírse desde todas partes del cine, aumentando gradualmente. La posibilidad de una situación peligrosa que amenazara mi vida y la de mis amigos me heló la sangre.
¡Oh no!—Un grito de impacto escapó de los labios de Leo—¡Es gas somnífero!
¡No me siento bien!—Aries exclamó antes de desmayarse, junto con Leo.
Escorpio y yo éramos los únicos que quedábamos; una mirada de pánico pasó entre nosotros antes de que... todo se volviera negro.
TAURO:
Un dolor de cabeza terrible me despertó. Desorientado, abrí los ojos en una habitación oscura y vacía. Apenas podía distinguir nada a más de un metro de distancia, y el suelo helado me obligó a frotarme las manos para entrar en calor.
Un ronquido suave me sobresaltó. Al girarme, vi a Acuario y Virgo profundamente dormidos en el suelo.
—¡Eh, chicos! ¡Despierten!—Los empujé suavemente, pero no se despertaron—¿Chicos?—Los llamé un poco más fuerte.
—¿Qué ocurre?—Virgo gruñó entre sueños, mostrando su malestar—No hace falta alzar la voz.
Virgo se incorporó, observó su entorno durante un rato y luego me miró con nerviosismo.
—¿En qué lugar estamos?—Susurró, preocupado.
—Esa era mi misma pregunta.—Respondí, con un gesto de fastidio, y me levanté.
—Buen día.—Acuario susurra con los ojos cerrados.
—¿Buen día? ¡¿Qué dices?!—Inquiri, perdiendo la paciencia—Estamos secuestrados en un lugar desconocido, rodeados de desconocidos. ¡¿Y nos deseas un buen día?!—Resumí.
—¡Tranquilo Tauro!—Acuario me reprende, abriendo los ojos. De pronto, se aparta bruscamente y me mira con los ojos como platos—¡¿Secuestrados?! ¡¿Qué dices?!
—¡Buenos días a todos!—Géminis nos saludó al abrir la puerta, asustándonos.
—¡Buen día!—Escorpio sonríe con una sonrisa malévola.
La puerta abierta dejaba entrar la luz, revelando una pequeña habitación vacía, sin ningún sitio para sentarse. Eso explicaba el frío que me había despertado.
—Buenos días, ¿qué sucede?—Pregunto, confundido, mientras me pongo de pie.
—¡Ay, mis amores! ¿De verdad no lo saben?—Géminis se burló, riendo a carcajadas—¡Los secuestramos!—Dijo.
—Los demás ya están muertos y enterrados. Solo faltan tres: un Acuario, un glotón y un Virgo.
—No me llamen "amor".—Virgo se sintió ofendido—Y segundo, ¿por qué tengo que ser el "Virgo"?
—Nos da igual si te llamamos "amor" o no.—Escorpio respondió encogiéndose de hombros, ignorando el último comentario.
—¡Basta de bromas! Ayuden a que vengan a desayunar.—Leo nos llamó desde afuera.
—Leo, ¿estás vivo?—Acuario gritó emocionada—¡¿Es una broma, verdad?!—Les pregunta a Géminis y Escorpio, harta.
—¡Leo, acabas de arruinar nuestra broma!—Géminis lo acusa, molesta.
—¡Perdón!—Leo se disculpa sarcásticamente—¿Debía esperar a que los mataran?—Preguntó otra vez con sarcasmo.
—¡A la mesa!—De repente, un anciano grita.
Mis amigos y yo intercambiamos miradas de confusión antes de ayudarnos mutuamente a levantarnos y salir de la habitación. Nos encontramos en una casa sencilla pero encantadora, con una decoración escasa pero acogedora, nada vacía. Al entrar en la cocina, vimos a todos preparando la comida, sentados o de pie.
—¡Ese señor mayor al que casi golpeamos con el coche!—Los tres nos sorprendimos al ver a un anciano tomando café.
—¿A quién te refieres?—El abuelito, confundido, preguntó...
—¡Qué despistada es Aries!x—Intenté explicarlo, pero me interrumpió con un gruñido de fastidio.
—¡Ey!—Me dio un puñetazo en el hombro.
—¡Como decía!—Prosigo—Seguí intentando ignorar el dolor—¡Aries cantaba a pleno pulmón en el coche, tanto que Virgo se distrajo y casi tiene un accidente!
—¡¿En serio?!—Con curiosidad, pregunta; luego, con nerviosismo, se rasca la cabeza—¡Parece que se me pasó!—Ofrece disculpas.
—¡¿Cómo es posible que se me olvide algo así...?!—Abrí la boca para preguntar, pero me callé; sabía que no iba a servir de nada—¡Olvídelo mejor!
—Entiendo que habrá muchas preguntas, a las que con gusto responderé.—Expresó—Pero primero...
—¿Comemos?—Virgo preguntó mirando toda la comida que había.
—Tenía la intención de realizar una presentación, pero considero que será más oportuno hacerlo durante la comida.—Nos sentimos tranquilos gracias al gesto del anciano, quien se encogió de hombros.
Con una mirada recelosa sobre la comida, me instalé en la mesa. El sonido de pasos en la cocina me sobresaltó. Al girarme, observé cómo un joven entraba en la habitación y le daba un cariñoso beso en la cabeza al anciano.
—Abuelito, ya regresé.—Informándole, se giró y nos sonrió ampliamente—¿Qué tal chicos?
Un chico de unos veinte años, con el pelo rubio y corto, nos miró con emoción. Sus ojos azules recorrieron cada uno de nuestros rostros. Al levantarme para saludarlo, noté que era casi de mi misma altura, quizás un poco más alto.
...Ofiuco...
—¡¿Ofiuco?!—Preguntó una voz detrás de mi.
Con una expresión de sorpresa, me giré al ver a Escorpio ponerse en pie, una radiante sonrisa adornando su rostro. Se dirigió hacia el supuesto "Ofiuco" y lo envolvió en un abrazo cálido y fuerte.
—¡Qué gusto volver a verte amigo!—Ofiuco, con una amplia sonrisa que reflejaba su felicidad, envolvió a su amigo en un abrazo fuerte mientras exclamaba.
—Hoy va a ser un día larguísimo.—El abuelito, con una sonrisa, susurra en voz baja.
GEMINIS:
—¡Y como les mencionaba, les presento a mi amigo Ofiuco!—Escorpio presentó a su amigo.
—Un placer conocerte, amigo.—Sagitario, con una sonrisa amable, respondió.
—¡Cof, cof!—El abuelito tose fuertemente.
—¿Disponen de pastillas para la tos?—Leo, con la mirada perdida en el ambiente, formula su pregunta—o quiero estar presente en un asesinato, especialmente si el anciano no puede tragar saliva sin atragantarse.
—¡Ja, no me muero tan fácilmente!—El anciano sonrió—O me subestimes, jovencito. Soy mucho más fuerte que todos ustedes juntos.
—¿En serio?—Se sorprendió Aries.
—Mejor que yo.—Ofiuco movió la cabeza en señal de afirmación—Y tenemos lo mismo.
—¿Tienen lo mismo?—Libra preguntó, visiblemente confundida—¿Qué quieres decir?
—Les explicaremos todo con detalle, sin prisas.—El abuelo comenzó a hablar—Creo que sería mejor si lo hiciera yo, Ofiuco. He tenido más oportunidades de familiarizarme con esto a lo largo de mi vida.—Explicó, utilizando un gesto manual para ilustrar sus palabras.
—¿Tú mano?—Curioso, Leo preguntó—¿Qué importancia tiene eso?
—No se trata de mi mano, sino de...
—¡Salgan de inmediato!—Alguien grita desde el exterior—Sé que me escuchan, y pagarán por esto.
—Mal comienzo.—Un nervioso Ofiuco negó con la cabeza—Empezamos fatal.
—¡Maldición, son ellos!—Tras un sobresalto, el abuelo giró sobre sí mismo y empujó a Ofiuco—¡Sal de aquí con ellos, yo ganaré tiempo! Cuando las cosas se calmen, cuéntales todo.
—¡No te abandonaré!—Ofiuco se sintió herido por las palabras—Tengo miedo, sí, pero no soy cobarde.
El abuelo, en lugar de prestar atención a sus palabras, lo condujo físicamente hacia la puerta trasera. Acompañados por el resto del grupo, el abuelo reiteró su intención de buscar un lugar seguro donde el individuo pudiera explicar la situación.
Abandonamos la casa, sorprendidos por la oscuridad que ya se cernía sobre nosotros, a pesar de que mi reloj indicaba las 9:28 AM. Guiados por Ofiuco, nos adentramos en un bosque cercano, donde la vegetación alta nos ofrecía refugio, pero también representaba un peligro por la dificultad del terreno.
El sonido de los aullidos detrás nuestro, desde la casa, delataba la presencia de más de diez atacantes.
—¿Quienes son ellos?—La pregunta de Virgo surgió directamente en nuestras mentes.
—¡Huye primero, luego te explico!—
La urgencia en la voz de Ofiuco, y su mirada nerviosa, nos empujó a seguir corriendo.
Sagitario:
Habían pasado más de cinco minutos de una carrera extenuante. Tres de nosotros habíamos caído, aunque sin heridas de consideración, reincorporándonos a la carrera. La velocidad, sin embargo, hacía que la mayoría de nosotros estuviéramos al borde de una caída.
—¡Sagitario!—Al fondo, escucho algunos gritos—¡Sagitario, estas bien?!
—Géminis comido tierra.—En un susurro, procedí a limpiar la comisura de mis labios utilizando la manga de mi camiseta—Da igual, tenía hambre.
—¡Amigos!—El grito de Escorpio resonó mientras iba bajando la velocidad—¿Se encuentran bien?
¡No sé!—Cáncer gruñó con fastidio—¡Estamos rodeados, estoy agotada! ¡Ni siquiera desayuné, ya trapeé dos veces y me duele muchísimo el pie! ¡Pero bueno, supongo que estoy bien!—La chica lanzó una ironía que sorprendió a todos.
—¡Dejemos las bromas para otro momento, tenemos que irnos!—Piscis, de mal humor, le respondió.
Al levantarme, un dolor agudo me recorrió. Con un esfuerzo, di dos pasos antes de caer de rodillas. Tauro y Virgo, nerviosos y mirando hacia atrás, me ayudaron a levantarme y a seguir caminando.
—Nos hemos separado de los otros!—Leo nos informó, mientras observaba cautelosamente los alrededores—¿Vamos tras ellos o seguimos adelante?—Hace la pregunta.
—¡Debemos parar!—Géminis nos lo recordó—¡Avancemos! Ojalá ya estén más adelante.
Con un silencioso asentimiento, nos adentramos más en la oscuridad del bosque, sabiendo que el destino nos aguardaba.
Vurgo:
Observo al grupo desde la distancia, echándole la culpa a Sagitario por nuestra situación. El terreno es difícil y algunos hemos caído, pero seguimos avanzando lo más rápido que podemos sin correr.
Habían pasado más de 25 minutos desde que nos habíamos separado, y casi media hora desde el ataque. Nuestras llamadas a Ofiuco resultaron infructuosas; el bosque bloqueaba la señal. Renunciamos a encontrarlos, con la promesa de intentarlo de nuevo cuando estuviéramos seguros.
—¡Sigan!—Géminis da la orden mientras Tauro descansa unos instantes, agotado.
—¡¿A ver, qué pasa?!—Tauro, irritable, se pone a la defensiva.—A juzgar por mi aspecto, lleno de picaduras de mosquito y heridas, y mi cansancio extremo, dudo que lleves un cerdo en brazos con la pata rota. Si no quieres que te pase algo peor, mejor cierra la boca.
—Qué violencia—Susurré, expresando mi sorpresa con una ceja levantada.
—¡¡No soy ningún cerdo!—Manifestó Sagitario ofendido.
¡Ya es suficiente!—La paciencia de Libra se agotó, y exclamó!—Con los problemas que ya tenemos, ¿de verdad necesitan gritar y revelar nuestra ubicación a esos hombres?
La vergüenza nos invadió al reconocer nuestra equivocación, y asentimos con la cabeza gacha. De pronto, el susurro de las hojas rompió el silencio, deteniéndonos en seco. Inmóviles, intentamos discernir el origen del sonido.
El alivio nos invadió al ver a Ofiuco salir de entre los arbustos, acomodándose la ropa con nerviosismo. Uno a uno, nuestros amigos lo siguieron, completando nuestro grupo.
—Gracias a Dios que están bien.—Ofiuco suspiró aliviado.
¡Ejem, ejem!—Sagitario fingió una tos.
—Recalco la necesidad de comprar pastillas para la tos.—Leo repitió, mostrando su impaciencia con un movimiento de ojos.
—Con todos reunidos y fuera de peligro, ¿qué es lo que pasa?—Un gélido interrogante salió de los labios de Acuario.
La fuerza de una enorme explosión, a un kilómetro de distancia, nos impactó con su onda expansiva y calor abrasador. La tos y la necesidad de protegernos la cara fueron la respuesta inmediata.
—¿Qué ha sido eso?—Preguntó Escorpio, confundido.
—¡No, abuelo!—Exclamó, con una fuerza sobrehumana.—¡Si les hacen un solo rasguño, juro ante Dios que los ataré con mis propias manos, uno por uno, y pagarán por lo que hicieron!
—¡No se muevan!—Gritó uno de ellos. La aparición repentina de nueve hombres nos sorprendió.
—¿Quién es usted? ¿Y qué está sucediendo?— Acuario musita apenas.
—¡Excelente!—Una sonrisa de superioridad acompaña la exclamación del hombre—¿Ni siquiera saben lo que poseen?—Una ceja alzada acentúa su pregunta.
—¿Hay algo en mi cara?—Leo pregunta, mientras se limpia la cara.
—¡Leo, no ahora!—Escorpio le recrimina.
—¡Qué emocionante!—El hombre se rio con un paso que inspiraba temor.
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