Aarón Lucas Richter es un joven de 17 años que, desde temprana edad, le enseñaron a ser despiadado y a no tener sentimientos por nadie.

"Recuerda, hijo, no puedes amar. Esa persona será tu debilidad, y si sientes algo así, aniquila a esa persona", fueron las últimas palabras que escuchó Aarón antes de que sus padres murieran en un accidente provocado.

Aarón sabe quién fue el responsable de la muerte de sus padres: sus tíos.

En el entierro de sus padres, hizo una promesa de vengar su muerte.

No pasó un mes antes de tener a sus tíos frente a él. Solo tenía 12 años cuando los mató.

"¡Mátame ya!", suplicó su tío.

"Con gusto, tío", respondió Aarón con una sonrisa siniestra, y una lluvia de sangre empapó sus ropas.

"Si mi primo se atreve a vengarlos, acabaré con él rápidamente", declaró Aarón mientras se limpiaba las manos al salir del sótano.

"Alan", llamó a su asistente, quien sabía lo que Aarón pediría.

Todos en la mansión sabían que Aarón no tendría piedad por nadie al crecer.

Al igual que su padre, quien mató a la mujer que amaba por representar un peligro para sus planes.

La niñera de Aarón solo desea que el niño pueda ver más allá de este mundo oscuro que solo le traerá soledad.

"Quiero comenzar mi entrenamiento. Estoy decidido a ser mejor que mi padre", declaró Aarón, decidido a convertirse en el líder de la mafia alemana en el futuro.

"Así se hará, joven amo", respondió Alan.

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5 años después.

Aarón se encontraba en la mansión Schmid, propiedad de sus tíos, para visitar a su abuela, quien vivía allí para pasar sus últimos días en paz.

"¡Aarón, qué alegría verte, mi nieto!" exclamó la señora Jimena al tomar la mano de su nieto.

"Abuela, tendré que irme por un tiempo", anunció Aarón, ya que en unos meses heredaría el negocio de la mafia de sus padres.

"Espero, Aarón, que no reniegues del amor. No seas tosco como tu padre. El amor es bello, y cuando lo sientas, comprenderás que es un sentimiento maravilloso con la persona adecuada", aconsejó la abuela.

Aarón, aunque no quería ser descortés con su abuela, escuchaba atentamente sus palabras. Sin embargo, no tenía intenciones de enamorarse de una mujer frívola que solo estaría con él por su poder.

"Prométeme, Aarón, que cuando te enamores, la amarás y la protegerás", pidió la abuela.

"Así lo haré, abuela. Ya me debo ir, tengo asuntos que atender", respondió Aarón.

Se despidió de su abuela con cariño, recordando la inocencia con la que ella le brindaba amor antes de que su padre le arrebatara esa empatía y esos sentimientos inocentes, algo por lo que Aarón agradecía no tener ahora.

Mientras bajaba las escaleras, Aarón vio a su primo y a la hija menor de la familia Riviera entrando a la mansión después de una tarde en el jardín.

Escucha a su primo.

"Emma, en un momento regreso", dijo Miguel mientras regresaba al jardín porque se le había olvidado algo en el columpio.

Aarón observa cómo la niña no prestaba atención por dónde caminaba y chocó con él.

Aarón disfruta viendo el temor de esa niña, a quien ha visto varias veces en esta mansión junto a su primo.

"La próxima vez que choques conmigo, lo pagarás caro", dijo Aarón con la voz intimidante que reserva para aquellos a quienes quiere infundir miedo.

Aarón sonrió al ver a la niña temblar de miedo, pero su satisfacción se vio interrumpida cuando llegó Miguel y defendió a Emma.

"¿Qué te pasa, Aarón? Si te atreves a tocar a Emma, te la verás conmigo", amenazó Miguel a su primo.

Aarón simplemente rió levemente al escuchar la amenaza.

"Aja", respondió Aarón antes de salir de la mansión y subir al coche donde el chofer lo llevó al aeropuerto.

Ese día fue la última vez que Emma vio a Aarón, el chico que siempre le había infundido miedo desde que lo vio por primera vez en la fiesta de cumpleaños de la abuela Jimena.

Han pasado 15 años y Emma, de 22 años, es una joven muy hermosa que ha estado saliendo con Miguel durante 3 años.

Su deseo es casarse pronto con Miguel y formar una hermosa familia con él.

"Hermana, abre los ojos", dijo Violetta a su hermana antes de que saliera de la mansión para ver a Miguel.

Violetta cree que su hermana menor merece a alguien mejor que ese joven que eventualmente la hará sufrir.

"No seas pesimista. Él me ama y pronto nos casaremos", dijo Emma saliendo alegremente de la mansión.

Emma siempre ha sido una chica alegre y amable, pero su amor por Miguel la ciega completamente.

"Dios, por favor, haz que mi hermana reaccione antes de que sea tarde", pensó Violetta viendo a su hermanita salir de la mansión.

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En la empresa Schmid,

Ericka llegó a la compañía junto con su abuelo, luciendo una enorme sonrisa.

"Él aceptará, sería un tonto si no lo hiciera", pensaba el abuelo de Ericka, siempre complaciendo los caprichos de su nieta sin importar quién sufra.

Al llegar a la oficina de Miguel, comenzó la reunión.

"Si te casas con mi nieta, te ayudaré con tu petición", dijo el abuelo de Ericka sin rodeos. Miguel no se esperaba escuchar eso, pero su deseo de vengarse era más grande que su amor por Emma. No podía perder la oportunidad de derribar a su primo.

"Acepto", respondió Miguel.

"En unas semanas se casarían", dijo el abuelo de Ericka satisfecho con la respuesta de Miguel. Ericka se acercó a Miguel.

"No te vas a arrepentir de tu decisión", le dijo Ericka antes de besar a Miguel en los labios. Miguel devolvió el beso sin sentimientos, ya que la única persona a la que amaba era Emma. Sin embargo, debía sacrificar su amor para cumplir su deseo, y lo haría.

En ese momento, el celular de Miguel sonó. Ericka logró ver quién era y apretó los puños, una idea se le ocurrió.

"Miguel, ¿no te gustaría almorzar con nosotros para seguir con nuestros planes?", sugirió Ericka consciente de los planes de Miguel y decidida a alejarlo de Emma.

"Espera, tengo que responder esta llamada", contestó Miguel.

"Ya llegué, cariño. En unos minutos estaré contigo", escuchó Miguel con entusiasmo a Emma por teléfono.

"No estoy en la empresa, nos podemos ver después", mintió Miguel antes de colgar rápidamente. Ericka sonrió, había logrado lo que quería.

"Seguramente tiene una reunión en un hotel con un socio", pensó Emma mientras salía de la empresa para dirigirse al hospital.

Desde que cumplió 15 años, Emma se ha dedicado a donar dinero a diferentes hospitales y orfanatos, una labor que inició tras la muerte de su padre a causa de cáncer y que se convirtió en su misión de ayudar a los más necesitados.

En su camino al hospital, Emma divisó a lo lejos a una mujer gravemente herida.

"Detén el auto", instruyó rápidamente al chófer.

El Sr. Alfredo detuvo el vehículo y Emma descendió para ayudar a la mujer.

"Señor Alfredo, ayúdame a subirla al auto", le pidió.

Tras cargar a la mujer en el coche, en un par de cuadras llegaron al hospital, donde el Sr. Alfredo la llevó a sala de emergencia.

Mientras la mujer recibía atención, Emma no pudo evitar derramar algunas lágrimas al verla, su mirada le recordaba a la de su padre antes de fallecer.

"Señorita, estará bien, no se preocupe", consoló el Sr. Alfredo a Emma.

"¡Espero que sí, Sr. Alfredo!", respondió Emma antes de continuar con su agenda del día.

En un restaurante

"En unos días iré a la mansión para pedir la mano de su nieta", dijo Miguel.

"Me alegra saber que pronto seremos familia", respondió el abuelo con una sonrisa.

Después de media hora, Miguel regresó a la empresa. Tenía que poner fin a la relación con el amor de su vida, pero no le importaba. Después de todo, Emma podría esperarlo mientras llevaba a cabo su venganza.

Miguel era consciente del profundo amor de Emma por él. Siguió con su trabajo sin importarle las posibles consecuencias que podrían hacerlo sentir miserable en el futuro.

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En Suiza

"Sigan buscándola, no debió haberse ido tan lejos", exclamó Aaron con desesperación al equipo que buscaba a Laura.

Los subordinados de Aaron salieron de su despacho.

"Fui un idiota al abrir mi corazón contigo", se lamentaba Aaron, frustrado al descubrir que la mujer a la que estaba a punto de amar era la hija de su enemigo.

Justo en ese momento, Tamara entró en el despacho. Era nieta del amigo de su padre.

"Permíteme ayudarte a olvidar a esa mujer", dijo Tamara mientras comenzaba a desvestirse frente a Aaron.

Tamara siempre había deseado estar con Aaron, un hombre que la había cautivado desde el primer momento en que lo vio.

Pero había un obstáculo que ella eliminaría; cualquiera que intentara quitarle a Aaron se arriesgaría a pagar con su vida.

Aaron consintió, consciente de que Laura no simpatizaba con Tamara. Por venganza, accedió a tener intimidad con ella.

Llevó a la mujer a una habitación, sabiendo que sería solo unos encuentro sin compromiso.

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En Alemania

Emma regresó al hospital después de dos días. Tenía que terminar los proyectos de la empresa de su familia.

Desde que cumplió 18 años, comenzó a trabajar a medio tiempo en la empresa Riviera.

"Le queda unos meses de vida; tiene cáncer terminal", fue lo que confesó el doctor cuando Emma le pidió información sobre la mujer que ayudó.

"¿Sabe si ha venido algún familiar de la mujer?"

"No, joven", respondió el doctor.

Emma se entristeció al pensar en lo difícil que sería para esa mujer estar sola en sus últimos días.

"Puede llamarme a este número cuando despierte", le ofreció Emma mientras le entregaba una tarjeta de presentación con su número.

Emma estaba decidida a ayudar a la mujer; si su padre estuviera aquí, él la habría ayudado.

"Así lo haré, joven", respondió el doctor.

Emma salió del hospital y se dirigió a la empresa para ver a Miguel.

No tardó mucho en llegar a la empresa de su novio y se dirigió directamente a la oficina de Miguel.

Al entrar, vio a Ericka cerca de Miguel. Emma y Ericka nunca se han llevado bien.

Ericka se alejó de Miguel sin decir nada.

"Tienes unos días para hablar con ella", mencionó Ericka antes de salir de la oficina de Miguel, esbozando una sonrisa burlona hacia Emma.

Ericka odia a Emma. Desde que llegó al país, le ha quitado la mayoría de las cosas que hubieran sido suyas desde un principio.

"¿De qué hablabas con Ericka?", preguntó Emma.

"De nada, cariño", respondió Miguel abrazando a Emma, sintiendo el dulce aroma de la mujer.

"Mañana llega mi mamá. ¿Estás disponible mañana por la tarde?", dijo Emma mirando a su novio.

"Mañana no puedo, preciosa", Miguel no sabía cómo terminar su relación con Emma. Lo hará más adelante.

"Está bien, pero no faltes en mi cumpleaños", dijo Emma.

"Lo prometo, iré a tu cumpleaños".

Emma abrazó a Miguel, sintiéndose afortunada de tenerlo como novio, sin saber que sus planes la harán sentir miserable en el futuro.