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El Desafio Del Alfa

CAP 1 y advertencia

¡Alto ahí lectora! Antes de que comiences a leer quiero advertirte ciertos puntos que son indispensables para que después no me insultes en colores.

Las que ya me conocen y saben cómo trabajo, como me expreso y como narro (y sorprendentemente me llenan de mensajitos y lindos comentarios, pueden continuar con su próximo dolor de cabeza. Pd: las extrañé)

Para las que no me conocen y son nuevas leyendo mi trabajo, aquí expongo la advertencia.

Mis novelas son muy poco románticas.

Esta no es una típica novela de lobitos que puede que estés acostumbrada a leer. Si tiene un poquito de cada cosa, pero no igual. Me aburren terriblemente las novelas que hablando y cuentan prácticamente lo mismo.

Es una novela larga, con muchos personajes, escenarios, emociones, conflictos, engaños, venganza etc. Si buscas algo simple y rapidito que puedas leer en 2 días, está no es una novela para vos y te sugiero de todo corazón, búscate otra cosa.

puede haber escenas +18 en esta primera parte, si SOS sensible a este tipo de contenido (no pornográfico pero si bastante sugerente y cuidado) pasa de largo al siguiente capítulo.

Si te quedas conmigo y me das la oportunidad de que te gueste está historia salida de mi loca cabecita, por favor, ten un poquito de paciencia ❤️

es una novela con muchos capítulos, que se desarrolla a su tiempo y los protagonistas maduran con el pasar de los capítulos

Y por último el punto n6.

Amo mi trabajo, en cada capitulo dejo horas y horas de mi vida para compartirlos con ustedes. Voy aprendiendo sobre la marcha y puede que se encuentren algunos errores. Este es un primer borrador y puede que si, me equivoco como cualquier ser humano. No tolero mensajes tóxicos cuando la advertencia está aquí, delante tuyo. Defiendo mis obras como a mis propios hijos. En cada palabra hay una parte de mi y como dije, respeten, como yo las voy a respetar a ustedes.

Estamos de acuerdo?

Espero que si. Si te quedas, bienvenida al mundo de Jess, dónde nada es lo que parece y cuando por fin crees que ya tenés la teoría correcta, tampoco es. Jajaja

Que Logan te cuide, que papi Aston te Mime y que Preston te haga desearlo.

Ahora sí querida lectora, continúa o vete!

Jess 🖤

Capítulo 1

Hace dos años.

Estaba sentada en mi pequeño escritorio, concentrada en los libros que tenía frente a mí. La habitación que rentaba cerca de mi universidad era modesta, pero acogedora. Las paredes estaban pintadas de un beige neutro, decoradas con unos cuantos pósteres de películas antiguas que me recordaban los momentos en los que aún tenía tiempo para disfrutar. Mi cama, al lado izquierdo, estaba cubierta con una colcha gris, salpicada de libros y hojas que había estado revisando durante días. La luz del flexo iluminaba las páginas amarillentas del grueso libro de historia que estaba leyendo, mientras un tazón de café frío descansaba olvidado junto a mi laptop.

El sonido de la puerta abriéndose de golpe me sobresaltó, y antes de que pudiera girarme, la energía inconfundible de Amber llenó la habitación. Mi mejor amiga irrumpió como un torbellino, llevando en sus manos varias bolsas de papel de marcas que no necesitaban presentación. Su cabello castaño oscuro caía en ondas perfectas sobre sus hombros, y llevaba puesto un vestido corto de color rojo que resaltaba su figura.

—¡Deja eso un rato, Karin! —exclamó con una gran sonrisa mientras me mostraba las bolsas—. Ponte hermosa con estas bonitas cosas que compré para ti, porque en una hora nos vamos.

La observé con una mezcla de incredulidad y cansancio. Levanté una ceja, negando con la cabeza, y volví a mi libro como si no hubiera dicho nada. Mis jeans viejos y mi suéter de lana, lleno de bolitas, eran más que adecuados para mi tarde de estudio, aunque sabía que Amber no estaría de acuerdo.

—Tus fiestas no me agradan —murmuré sin mirarla, pasando una página—. Además, es más importante aprobar mi examen que ir a perder el tiempo rodeada de "perros" que me miran mal.

Mi comentario la hizo detenerse por un segundo. Escuché un leve gruñido que me hizo rodar los ojos. Me negué a mirarla, pero sentí su presencia a mi lado.

—No nos digas perros, es ofensivo —replicó, su tono medio divertido, medio irritado. Antes de que pudiera protestar, cerró mi libro de golpe y me tomó del brazo con una firmeza que no esperaba.

—¡Amber! —protesté, mientras me hacía levantarme de mi silla—. ¡No voy a ir!

Ella me sonrió con esa mezcla de paciencia y determinación que tanto la caracterizaba. Con las bolsas aún en la mano, parecía decidida a no dejarme escapar. Y yo, por mucho que odiara admitirlo, sabía que ya había perdido esta batalla.

—¡Irás, Karin! —exclamó Amber con dramatismo, mientras dejaba las bolsas sobre mi escritorio—. ¡Tienes que estar bromeando! ¡Esta noche será extraordinaria!

La miré de reojo, sin mucho interés, pero su entusiasmo era imposible de ignorar.

—Hoy es la fiesta de cumpleaños del Alfa Logan. ¿Escuchaste? —añadió, enfatizando cada palabra como si estuviera anunciando la llegada del mismísimo apocalipsis.

—Deja de gritar —respondí con calma, tomando una de las bolsas por curiosidad. Sabía perfectamente que lo que hubiera dentro no sería de mi agrado. Amber tenía una confianza absoluta en su cuerpo, usando prendas diminutas y ajustadas que dejaban poco a la imaginación. Yo, en cambio, prefería lo sencillo y conservador; mi estilo no llamaba la atención y eso me hacía sentir segura.

—De nada vale luchar contra tus caprichos —suspiré, aceptando mi derrota con resignación—. ¡Iré!

Amber sonrió triunfante, como si hubiera ganado una guerra, y rápidamente vació el contenido de las bolsas sobre mi cama.

—¡Mira esta monada! Es precioso, lo vi y pensé en ti —dijo emocionada, levantando un vestido negro que me hizo abrir los ojos como platos.

Negué con la cabeza al instante. Era un vestido corto, extremadamente ajustado, que se pegaría a mi cuerpo como una segunda piel. Su escote pronunciado y el largo, o más bien la falta del mismo, lo hacían aún más atrevido. Para completar el conjunto, había unos tacones altos del mismo color y una chaqueta de cuero que daba un aire rebelde al outfit cuidadosamente escogido por Amber.

—Se me va a ver todo —dije, horrorizada—. Es demasiado corto y revelador.

—Esa es la idea —respondió ella con una sonrisa traviesa—. Se puede ser sexy y atrevida una vez cada tanto. Deja de vestirte como una sacerdotisa de la diosa.

Tragué grueso. Sabía que no iba a dejarme en paz hasta que me lo pusiera. Mi amiga era implacable cuando se proponía algo.

—Te odio, te odio mucho —gruñí, cruzándome de brazos.

Amber fingió un puchero, llevando una mano al corazón como si hubiera sido herida, pero luego se encogió de hombros con total desparpajo.

—Mientes. Me amas más que a nada en el mundo.

Suspiré, dándome por vencida mientras tomaba el vestido y lo sostenía frente a mí. Amber no paraba de sonreír, claramente satisfecha de su victoria. Esa noche iba a ser larga, y yo ya podía sentirlo en los huesos.

Una hora después, las dos estábamos listas. Revisé mi maquillaje y mi peinado, y, por último, me rocié perfume excesivamente. El auto de Amber, un precioso McLaren, estaba estacionado frente a mi edificio. La universidad a la que asisto no está dentro del territorio de la manada de Amber, está a menos de un kilómetro, pero ella puede entrar y salir las veces que quiera, al igual que yo cada vez que me arrastra a su casa, dentro de la manada.

—Sabes, tengo la extraña sensación de que esta noche encontraré a mi compañero. Me he sentido diferente hace unos días, como si mi loba quisiera tomar el mando y buscarlo por su cuenta. Sé que está cerca —dijo mientras ponía la llave en el contacto y el motor rugió.

—Bien por ti, amiga. Hace tiempo que anhelas tenerlo al fin.

—¿Quién sabe? Quizá tú también seas reclamada. Las humanas a veces son premiadas por la diosa luna.

Horrorizada, negué con la cabeza. No quería llamar la atención de ningún macho de su manada, ni de ninguna otra. Trato de mantenerme oculta de los lobos y vampiros. Amo a mi mejor amiga, pero le oculto una verdad que me mantiene a salvo. Soy una híbrida; mi madre era una loba y mi padre un vampiro. Los mataron, pero a mí no pudieron encontrarme. Cuando vieron que estaba en peligro, me pusieron a salvo en una habitación de pánico oculta en casa. Yo tenía quince años, y desde entonces me oculto de todo ser sobrenatural. Sé que represento un peligro por mi poder, fuerza y habilidades.

—En cuanto un chucho me muestre los caninos, huiré. El día que me case será con un humano, tendré una vida humana y tú… dejarás de insistir con esas cosas. No pasará.

 Karin...

Cap 2

Amber estaba inquieta, le sudaban las manos y se las pasaba por el borde de su vestido a cada rato. Ella era hermosa, alta, de piernas largas y fuertes, con un cuerpo espectacular. Su cabello rubio y lacio y sus ojos verdes resaltaban sobre su piel clara como porcelana.

—Estoy nerviosa, Karin. ¿Será posible que lo encuentre esta noche?

—Claro que es posible, no debes perder las esperanzas, Amber. La que no debería estar aquí soy yo, no pertenezco aquí.

Las primeras miradas despectivas ya estaban sobre mí, y apenas habíamos caminado unos metros hacia el gran salón de la casa de la manada.

—Claro que perteneces aquí, eres la única humana que conoce nuestra existencia. Eres mi amiga, mis padres y mi hermano te adoran. Deja de ser insistente con eso. Eres parte de mi familia.

Le sonreí. Era cierto, sus padres y su hermano nunca me vieron mal. Me habían aceptado y ayudado desde que nos conocimos hace tres años. Me dieron empleo y era invitada a todas las reuniones.

—Lo sé, pero tu familia no es igual al resto. Solo observa cómo me miran.

—Te miran porque estás buenísima. Si no fueras humana, juraría que la belleza que te cargas es de una sobrenatural.

En eso tiene razón, estamos buenísimas.

Ignoré la voz de mi loba.

—Ya déjalo, tengo buenos genes, eso es todo. —Mi madre era preciosa, heredé de ella su cabello negro azabache y los ojos lilas de mi padre. Algo que llama la atención más que mi figura.

Me abrazó por los hombros y sonrió juguetonamente.

—¿Quieres beber algo? Los miembros apenas están llegando. Tú busca una mesa.

Asentí y Amber fue en busca de las bebidas. Yo buscaba con la mirada una mesa desocupada, de preferencia la más alejada de todas. Encontré una y caminé dos pasos, pero mi cuerpo chocó con uno mucho más grande, más alto y más… intimidante.

—Hola, preciosa. Veo que mi hermana también te arrastró aquí.

Preston, el hermano mayor de Amber, estaba frente a mí con una sonrisa tierna dibujada en el rostro. Pres, como yo lo llamo siempre fue un chico agradable conmigo, siempre sonrie cuando me ve y trata de pasar tiempo conmigo cuando puede. Ser hijo de un general y con tantas obligaciones en la manada no es cosa facil, pero de un momento a otro, se cruzó de brazos y su mirada se elevó sobre mi cabeza. Noté cómo frunció el ceño.

—Cariño, busca a mi hermana y permanece a su lado. Volveré enseguida. No te alejes ni te vayas por favor...

Se apartó de mí y caminó hacia uno de los guerreros que se acercaba a nosotros. Me despedí con un gesto y corrí la silla para sentarme. Amber regresó y dejó una copa de vino frente a mí.

—¡Lo huelo, amiga! ¡Está aquí!

—¡Entonces ve por él, amiga! —Le sonreí, estaba feliz por ella. — Preston me hará compañía en un momento.

—¿Segura? Volveré contigo en cuanto lo encuentre.

—Dudo mucho a que regreses enseguida, pero puedo tomar un taxi para regresar a casa. — Los lobos pueden ser muy intensos cuando se encuentran y… ya saben que pasa.

—Volveré, solo espéranos aquí.

Ella besó mi frente y se fue, dejándome sola bajo la atenta mirada de cada hombre y mujer que estaba cerca.

—Señorita Karin, el Alfa requiere su presencia, por favor acompáñeme.

El guerrero que había hablado antes con Preston estaba frente a mí, su mirada era neutra, pero se lo notaba tenso.

—¿Qué podría querer el Alfa de mí?

—No lo sé, señorita. Por favor… —Me tendió la mano para ayudarme a ponerme en pie—. Acompáñeme, al Alfa Logan no le gusta esperar.

Respiré hondo, nerviosa y aterrada. No entendía qué querría el Alfa de la manada conmigo y por qué el guerrero que me acompañaba hasta el segundo piso parecía tan tenso.

Tomamos el pasillo y él abrió la puerta doble de roble oscuro.

—Adelante, señorita.

El aroma del hombre que estaba de espaldas, al cruzar la puerta, me golpeó. Una fusión exquisita de cerezas y chocolate entró por mis fosas nasales. Mi loba saltó feliz.

¡Nuestro compañero!

El guerrero cerró la puerta dejándome sola con el Alfa. Yo me quedé inmóvil, observando al Alfa Logan. Nunca lo había visto antes. Vestía un traje completamente negro, su cabello rubio se acercaba más al blanco y lucía desordenado. Tenía las manos detrás de su espalda y lo ví tensarse al notar mi presencia.

—Preséntate ante el Alfa de la manada Luna Negra, humana. —No había emoción en su voz.

La última palabra la pronunció con desdén. Aún no se volteaba para mirarme; seguía mirando por la ventana, la luna brillaba y parecía bañarlo completamente con su luz.

—Soy Karin Rose Reed, Alfa.

Se volteó lentamente. Sus ojos negros, tan penetrantes, me observaron de arriba a abajo. Su expresión no era de las mejores. Ante él, me sentía como un insecto. Mi loba comenzaba a preocuparse.

“Es apuesto, de eso no hay dudas. Pero yo que tú no me haría ilusiones, Lina.”

Mi demonio, Shayde, trataba de evitar que mi loba se hiciera falsas esperanzas.

“Imposible, no puede rechazarnos. Somos sus compañeras.”

—Bien, escucha con atención. Yo, soy Logan Ian Stormraven, Alfa de la manada Luna Negra y te rechazo a ti, Karin Rose Reed, como mi compañera y luna de mi manada.

El dolor que sentí fue indescriptible. Mi loba cayó herida sobre sus patas y aulló de dolor. Si yo no caí al suelo, fue por la fuerza que mi demonio me estaba dando y logré mantenerme en pie.

Mis ojos se inundaron en lágrimas y bajé la mirada a mis pies y asentí.

—¿Por qué, Alfa?

—Mi compañera no puede ser una simple y débil humana.

¿Débil? ¡No somos débiles, estúpido perro! —susurró Shayde, furiosa.

—Yo, Karin Rose Reed, acepto tu rechazo, Logan Ian Stormraven. — Lo mire a los ojos, con la frente en alto reuniendo la poca fuerza que me quedaba.— Puedes irte al diablo.

No me tomé el tiempo de mirarlo. No vi si mi aceptación a su rechazo le causó algún daño. Me giré sobre mis talones y tomé el pomo de la puerta para irme, pero me detuve cuando me volvió a hablar.

—No quiero volver a verte en mi manada. Olvida a la señorita Amber y a su familia. No eres bienvenida aquí, y si violas mi orden, te pesará, humana. ¡Lárgate de mí territorio!

No quise escucharlo más, abrí la puerta decepcionada, me había rechazado antes de siquiera dejarme explicarle que no era una humana.

El guerrero que me había traído estaba acompañado de otro. Me tomaron de los brazos y me sacaron de la casa de la manada, llamando la atención de todos los miembros.

Mi loba se retiró, y mi demonio la siguió para apoyarla y ayudarla a superar su dolor.

“Maldito perro.” —susurró, antes de cerrar nuestro enlace.

Me subieron a un auto que ya estaba en marcha y pensé en mi amiga. Se iba a preocupar cuando no me encontrara en la fiesta. Ella estaba feliz por haber encontrado a su compañero. Yo debería sentirme igual que ella, pero en cambio, estaba sufriendo el rechazo de un idiota que ni siquiera me dio la oportunidad de explicarme. Estaba siendo expulsada de su manada y ya no podía permanecer más en mi hogar. Amber me buscaría, y eso nos traería problemas a las dos.

—¿Dónde vive, señorita? —me preguntó el conductor.

Le di la dirección al chico. A diferencia de los demás, él me trató con amabilidad y empatía.

—Gracias —dije cuando estaba a punto de bajar.

—Señorita, tengo órdenes de sacarla de la ciudad. El alfa…

—Me iré por mi cuenta, ese bastardo no tiene por qué saber a dónde voy. Gracias por traerme y ser tan amable conmigo. —Bajé del auto y entré al edificio.

Tenía a donde ir, tenía mucho trabajo por delante. Lo más importante ahora era desaparecer.

Logan

Cap 3

Recuerdo ese día como si hubiera sido ayer. Tomé mis cosas lo más rápido posible, sin mirar atrás. Pedí un taxi y, en cuestión de minutos, ya tenía mis pertenencias empacadas. Dejé una nota sobre mi cama, no quería que Amber y su familia se preocuparan por mí. De seguro, ellos ya estaban al tanto de la situación. Me despedí de la casa que había sido mi hogar y cerré la puerta con el corazón partido.

Mi hogar, la mansión en el corazón del bosque, estaba dentro del territorio de los vampiros, bajo la protección de mi tío Aston. Él era el único que sabía de mi existencia, el único que me protegía en el mundo de los humanos. Mi padre, un príncipe entre los suyos, me había dejado un legado que no pedí. Me convertía en una… una maldita princesa.

Shayde, mi demonio, se alegró al saber que regresaría a casa. Mientras cruzaba la ciudad, le envié un mensaje a mi tío Aston, pidiéndole que enviara a alguien por mí. Él respondió rápidamente, diciendo que vendría personalmente.

El taxista, preocupado por mi seguridad, me hizo preguntas sobre lo que haría en un bosque oscuro y deshabitado. Le sonreí, agradecida, y le pagué antes de bajarme. Ya casi no sentía el peso de la tensión al pensar en lo que había dejado atrás.

Me acerqué al taxista y, con una mirada fija, susurré las palabras que eliminarían cualquier duda de su mente.

—Olvidarás que me trajiste aquí. Volverás a la ciudad, y no recordarás nada de lo que pasó esta noche. —El hipnotismo, tan natural como respirar, hizo efecto casi al instante. El hombre asintió lentamente y se alejó.

A unos metros, los faros de un coche negro rompieron la quietud de la noche. A medida que el vehículo se acercaba, una sombra se recortó en la luz de la luna. Era mi tío Aston, un vampiro imponente. Su cabello largo y rubio caía con gracia sobre sus hombros, casi alcanzando su espalda. Tenía ojos lilas, idénticos a los míos, que brillaban con una mezcla de alegría y preocupación. Aunque aparentaba tener unos treinta años, su mirada profunda reflejaba siglos de experiencia y sabiduría. Era el rey de los vampiros.

Sonrió ampliamente y abrió los brazos, como si el tiempo no hubiera pasado, como si nada hubiera cambiado. Corrí hacia él, sintiendo un alivio inmediato al estar bajo su protección.

—¡Mi pequeña princesa! —su voz grave y llena de afecto me envolvió—. ¡Al fin decidiste regresar a casa con tu verdadera familia!

Al abrazarlo, sentí que una pequeña parte de mi dolor se aliviaba, aunque aún cargaba con el peso del rechazo. Él era el rey de los vampiros, y su poder era innegable. Pero, aunque su abrazo era reconfortante, no pude evitar sentirme vacía. Mi corazón seguía sangrando por dentro, y la tristeza era palpable, incluso en su abrazo protector.

A pesar de estar entre los brazos de mi tío, el recuerdo del rechazo del alfa y la tristeza que me invadía no se desvanecían. Este regreso, aunque necesario, no aliviaba por completo el dolor que aún llevaba dentro. Sin embargo, al menos aquí podría estar a salvo, lejos del mundo humano que me había rechazado. Aún no sabía lo que me deparaba el futuro, pero, por primera vez en mucho tiempo, me sentía en casa.

—Gracias por recibirme con tan poca antelación, tío. De verdad era sumamente urgente alejarme de la ciudad. —Mi voz temblaba al hablar. El aire fresco del bosque me acariciaba la piel, un recordatorio de lo que dejaba atrás. Sentí que la oscuridad del lugar me envolvía, pero en el fondo había algo reconfortante en la quietud del entorno.

Mi tío Aston asintió con un gesto. Enseguida, tres vampiros aparecieron de entre las sombras, llevando mis pertenencias hacia una camioneta que se encontraba estacionada cerca. Su agilidad y rapidez me sorprendieron, aunque ya nada me sorprendía en este mundo.

—¿Me dirás por qué motivo huiste tan de prisa del mundo humano? —Su tono era serio, pero con un dejo de preocupación. Mi tío siempre había sido protector, pero esta vez sentí que había algo más en su mirada.

Moví mi cabello con una mano, como buscando encontrar una excusa para evitar hablar de lo sucedido. Sabía que no podía esconder lo que había ocurrido, pero aun así me costaba hablar de ello.

—En realidad, fui expulsada de la manada Luna Negra. El idiota de su alfa es... era mi compañero. Me acaba de rechazar, porque creyó que era una humana, no me dio tiempo a explicarle nada. —Lo dije en un susurro, mi voz se quebró mientras recordaba la humillación. Los recuerdos del rechazo y la desilusión llegaron a mí con fuerza, como si los viviera una vez más.

Mi tío me miró fijamente, su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa y pena. El silencio que siguió me resultó pesado, como si él también estuviera procesando mis palabras.

—¿Aceptaste su rechazo? —Su tono fue más suave, pero la seriedad de su pregunta no pasó desapercibida.

Asentí sin poder evitar que las lágrimas volvieran a asomarse a mis ojos. Mi garganta se cerró, no sabía qué más decir.

—Sí, y dolió… duele como el maldito infierno.

—Bien, entonces ya no hay nada que el pueda hacer, pequeña. Lo siento mucho, cariño

Rey Aston. —Mi tío suspiró y su rostro, normalmente tan inquebrantable, se suavizó. A pesar de ser el rey de los vampiros, había algo en su mirada que me decía que también compartía mi dolor.

A pesar de sus palabras, el vacío seguía allí, creciendo en mi interior. Estaba en los brazos de mi tío, sí, pero ese consuelo no era suficiente para borrar el sufrimiento que sentía. La traición de Logan era algo que no podía dejar ir fácilmente. Mi tío notó mi inquietud y, como si leyera mis pensamientos, colocó una mano en mi hombro.

—Aquí estás a salvo. Nadie te hará daño. —Sus palabras eran reconfortantes, pero mi mente no dejaba de regresar al rechazo, a esa noche oscura llena de humillación.

El bosque que rodeaba el reino vampírico me daba una sensación de calma, pero al mismo tiempo, la oscuridad parecía amplificar mi dolor. A lo lejos, el sonido de las hojas crujiría bajo mis pies y el aire fresco y húmedo me rodeaba. No era solo la naturaleza lo que me reconfortaba, sino el simple hecho de saber que estaba junto a alguien que me protegería. A pesar de mi tristeza, en este lugar había un pequeño rincón de paz.

—Vas a estar bien. Volveremos a la mansión. Allí podrás descansar. —Mi tío intentó ofrecerme una sonrisa, pero su rostro estaba marcado por la preocupación y… Ira.

Sentí cómo mi cuerpo reaccionaba a sus palabras, un leve alivio, pero nada podría sanar por completo la herida abierta en mi pecho. Seguía siendo la misma chica desterrada, rechazada por aquel con quien pensaba compartir mi vida. Pero al menos, por ahora, estaría con mi tío, el único que había sabido protegerme hasta ahora.

—Gracias tío, de verdad te agradezco lo que estás haciendo por mí.

—Le estaría fallando a mi hermano además ¿Qué clase de rey y tío seria si te dejo sola a tu suerte? Te adoro, mi princesa, siempre estaré para ti.

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