El sol ingresaba por las persianas, anunciando el inicio de un nuevo día.
Me moví lentamente, estirándome mientras comenzaba a despertar.
Abrí los ojos, familiarizándome con el entorno y todo lo que pude ver era una habitación desconocida para mí.
En cuestión de segundos me senté en la cama, notando que no estaba usando ningún tipo de prenda. Cubrí mí desnudez con la sábana que estaba junto a mí.
Miré a mí al rededor, prestando atención a aquélla habitación desconocida, pero muy cara aparentemente.
¿Cómo diablos terminé en éste lugar?
Recuerdo haber ido a la casa de mí novio anoche, sólo para verlo teniendo sexo con mí maldita mejor amiga. Luego, fui a un bar y allí, conocí a un hombre misterioso y atractivo que se encontraba en la zona VIP.
Estoy segura de que bailamos un poco y después, todo se volvió negro.
Ahora estoy aquí, en el cuarto de quién sabe quién, completamente desnuda.
Puedo oír la puerta del baño abrirse, revelando al mismo hombre de la noche anterior.
Llevaba nada más que una toalla al rededor de su cintura, su cabello estaba mojado y las gotas de agua recorríar su cuerpo musculoso y tatuado.
Tragué en seco, observando su cuerpo, ni si quiera me tomé la molestia de mirarlo a la cara.
—¿Ves algo que te guste? –Lo escuché dirigirse a mí, con aquélla voz ronca y gruesa debido a que se acababa de despertar, su inglés no era realmente malo y, pude notar un poderoso acento ruso en su parla–.
Mis ojos se posaron en los suyos; negros como la noche oscura sin luna.
Penetrantes como los de una bestia observando a su presa antes de atacar.
Respiré profundo, necesitaba ser valiente y salir de ese lugar lo antes posible. No sé que ocurrió anoche pero, viendo su cuerpo repleto de cicatrices, chupones y marcas y mordeduras, algo me dice que ciertamente no hablamos de la vida.
—E-Escucha, no sé quién eres pero quiero que sepas que si tuvimos sexo, no significó nada y ya tengo que irme. –Intenté sonar firme, pero el temblor en mí voz me delató–.
Ví como aquél rostro estoico se ensombreció aún más, emanando un aura de peligro absoluto.
No sé cómo, o en qué momento, pero él se acercó muy rápido; quedando a centímetros de mí rostro.
—¿No significó nada? –Repitió con voz gélida–. ¿No sabés quién soy? –Insistió del mismo modo, mientras sus ojos estaban clavados en los míos–.
Una de sus manos se posó en mí barbilla, sujetándome con fuerza, haciéndome jadear de sorpresa y dolor.
—¿Es que acaso no reconoces a tu propio esposo? –Indagó, dejándome estupefacta–.
—¿Esposo? ¿De qué estás hablando? Yo no estoy casada. –Me defendí, soltándome de su agarre–.
Él sonrió de la forma más cínica existente y señaló mí dedo anular.
—Eso dice lo contrario, Milashka.
Seguí su dedo hacia el lugar que señalaba, sólo para encontrarme con un anillo de diamantes en mí mano.
¿Qué demonios había ocurrido la noche anterior?
—————————————————————————————————
Holaaa, bienvenidos a ésta nueva historia, espero les guste. ;3
Es una novela explícita, no apta para todo público. Si tienes problemas con la muerte, mafia y tortura, entonces ésta novela no es para usted. Si les gusta, entonces bienvenidos💞💞
Ayer era diez de octubre, el día en el que cumplimos cinco años de novios con mí pareja; Paul Green.
Habíamos organizado una cita pero, desafortunadamente, él tuvo que trabajar hasta tarde en nuestro día especial.
No dejé que eso me desanime, me puse un sexy vestido rojo y debajo, una lencería de encaje del mismo color.
Fuí a su departamento con la intención de esperarlo y darle una sorpresa. Al llegar, usé mí juego de llaves para ingresar pero, al entrar al lugar, lo primero que vi eran tacones blancos en el suelo.
Esa fue la primer alerta, porque mí novio vivía solo.
Comencé a sentir como mí ritmo cardíaco iba en aumento y la sensación de presión e incomodidad en mí estómago.
¿Acaso había una mujer aquí?
Caminé de forma lenta, no queriendo que Paul me escuchara.
Mis ojos fueron al comedor y, en la había había platos sucios, velas apagadas y dos copas vacías. Una de ellas con lápiz labial al rededor.
Comencé a caminar hacia el cuarto de Paul, notando que había prendas de ropa exparsidas por el suelo.
Al llegar a la habitación, me apoyé sobre la puerta cerrada, intentando oír qué sucedía dentro.
—Díos, montame, nena...
Mí corazón se rompió y pude sentir mis lágrimas caer por mis mejillas, ese era mí novio, mí Paul.
Él no recibió respuesta alguna pero, rápidamente comencé a escuchar gemidos de una mujer.
—Nadie te lo hace como yo, ¿Verdad~?
Tomé mí teléfono y encendí la cámara, entré al cuarto y fue cuando mí mundo se desmoronó en cuestión de segundos.
Ahí estaba él, acostado en la cama complemente desnudo, mientras que una mujer lo montaba.
Pero no cualquier mujer, se trataba de mí maldita mejor amiga; Kate.
Ni si quiera me notaron, simplemente seguían cogiendo entre ellos.
—¡¿QUÉ DEMONIOS ESTÁN HACIENDO?! –Grité, mientras lloraba desconsoladamente–.
En cuestión de segundos, Paul arrojó a Kate al suelo, tratando de cubrirse.
—Lauren, nena... –Se puso de pie, tratando de alcanzarme–. No es lo que crees, mí amor, te lo juro.
El simple hecho de que niegue algo que acabo de ver con mis propios ojos, sólo me hace aún más daño.
Sin decir nada, lo abofeteé, dejándolo estupefacto.
Mis ojos se posaron en Kate, quien se acababa de poner la tanga.
—Lauren, yo... –Ella comenzó, pero no la dejé terminar, le dí un puñetazo en la nariz, tumbandola al suelo, haciéndola soltar un grito de dolor–. ¡¿Cómo pudiste?! ¡Eras mí mejor amiga! –Hablé con el mayor dolor del mundo–.
—¡LAUREN! –Gritó Paul, corriendo al lado de Kate, para protegerla–. Me equivoqué, ¿Bien? –Abrazó a Kate–. ¡Pero no necesitas golpearla! ¡Si vas a desquitarte con alguien, házlo conmigo! –Insistió y lo perdí, me causó tanto odio verlo proteger a esa zorra quien fingía verse débil, porque en sus ojos se veía la malicia detrás de esa patética cara de mosca muerta–.
Solté una burla amarga.
—¿Sabés qué, Paul? Tienes razón. –Sin darle la oportunidad de reaccionar, le dí una patada en los genitales, en cuestión de segundos se desplomó en el suelo, sujetando su entrepierna mientras las lágrimas caían por su rostro debido al dolor–.
Kate jadeó de sorpresa y se arrodilló a su lado, tratando de ayudarlo pero era imposible.
Los observé con desprecio y asco.
—Ustedes dos son tan para cuál, un hombre sin pelotas y una puta barata. Felicidades por tan desagradable unión. –Fue lo último que dije antes de abandonar el lugar, podía oír a Paul gritando mí nombre, intentando alcanzarme pero no me detuve–.
Subí a mí auto y comencé a conducir sin dirección alguna, necesitaba estar sola para pensar.
Conduje por quién sabe cuánto tiempo y, finalmente me detuve en un club nocturno nuevo en el centro de la ciudad. Había oído muchas buenas reseñas respecto a éste nuevo lugar.
Me retoqué el maquillaje y arreglé mí cabello, entrando al lugar.
Me senté en la barra y comencé a beber.
El lugar era hermoso, muy elegante e ideal para desconectarse del mundo exterior.
Las bailarinas eran hermosas y, los guardias muy sexys.
Mientras más bebía, más me afectaba el alcohol.
Miré mí teléfono y tenía al rededor de quinientos mensajes de Paul.
Ni si quiera los leí, simplemente iba bajando sin prestarle atención.
Todos decían cosas como:
«Fue un error, no quise hacerlo»
«Perdóname, Lauren»
«Sólo te amo a ti»
También tenía mensajes de Kate pero, ni si quiera los leí.
Acabé mí bebida y me puse de pie, dirigiéndome a la pista de baile; comenzando a bailar.
Mientras bailaba al ritmo de la música, sólo podía recordar la escena de Paul teniendo sexo con Kate, podía sentir mis ojos arder nuevamente, las lágrimas amenazaban con brotar de ellos pero, las detuve.
Continúe moviendo mis caderas al ritmo de la música y, pude sentir unos ojos penetrantes clavados detrás de mí.
Creí que era Paul, quien había venido a buscarme pero, al voltear, pude ver a un hombre en un rincón en el sector VIP.
Su cabello negro bien peinado hacia atrás, manos y cuello tatuados; No podía verlo claramente ya que la luz tenue no lo permitía pero, pude notar que me estaba observando muy atentamente mientras bebía un vaso de whisky.
Mientras estaba con Paul, nunca me vi en la necesidad de ver a otros hombres; porque no me interesaba nadie más que él. Sin embargo, luego de haberlo visto siendome infiel, realmente ya no me importa.
Hice contacto visual con aquél hombre misterioso y sonreí con picardía mientras continuaba bailando. Bailaba sola, pero mis ojos estaban puestos en él.
Y estoy muy segura de que le gustaba lo que veía, ya que se acomodó en su asiento, apoyándose en sus rodillas para verme mejor.
Sonreí victoriosa, no hay nada más placentero que llamar la atención de un hombre atractivo.
No pasó mucho tiempo cuando aquél hombre misterioso hizo su movimiento, uno de los meseros se acercó a mí, ofreciéndome una bebida.
—El señor Kutnezcov, le envía ésta bebida. –Dijo mientras me entregaba la órden, mis ojos se posaron en aquél hombre misterioso, le regalé una sonrisa coqueta y levanté aquélla copa en señal de agradecimiento; él simplemente asintió, señalando el lugar a su lado–.
Accedí gustosa, me acerqué a él y tomé asiento a su lado.
Luego de eso, todo se volvió negro. Y desperté en la cama de aquél desconocido al día siguiente.
—————————————————————————————————
...Ufff Ufff ;3...
No pude recordar nada luego de haber tomado aquélla bebída.
Pero, considerando que estoy en la casa de un desconocido, completamente desnuda, con marcas de mordidas y chupones en cada parte de mí cuerpo, algo me dice que ciertamente no hablamos de la vida.
Y, sobre todo, éste maldito anillo.
Quería olvidar a Paul, pero sólo me metí en un problema más grande.
¿Cómo pude haber sido tan imprudente?
Aquél hombre se cruzó de brazos, observándome atentamente, como si me estuviera estudiando en silencio.
—¿Lo recordaste? –Cuestionó, cada vez que éste hombre abre la boca y aquélla voz ronca sale, me causa un temblor en todo el cuerpo, no sé si es por miedo o por algún otro motivo–.
Asentí rápidamente.
—Un poco... –Fue todo lo que dije y él tarareó–.
—Un poco es más que suficiente. –Respondió con los ojos fijos en mí–.
—Necesito mí ropa... –Murmuré sin atreverme a mirarlo a los ojos, mientras ocultaba mí desnudez–. No necesitas ocultarte de mí, Milashka. –Su tono, aunque firme, tenía un ligero dejo de suavidad–.
Fruncí el ceño.
—Me llamo Lauren, deja de decirme «Milashka». –Solté en tono quejumbroso, él se acercó a la cama, sentándose a mí lado–. Sé exactamente cuál es el nombre de mí mujer. «Milashka» es un apelativo cariñoso que es utilizado en Rusia, ahora eres mí esposa y que me condenen si me dirijo a ti de una forma no afectiva. –Lo verbalizó con tanta seriedad que me dió miedo–.
¿Es qué acaso éste hombre práctica todo lo que va a decir?
Fruncí el ceño ante sus palabras.
Estaba molesta y se notaba.
—Deja de hacer pucheros, Milashka, a menos que quieras que te tome aquí y ahora. –Mis ojos rápidamente se posaron en los suyos y supe al instante que no estaba bromeando–.
Jugué torpemente con mis manos y luego hablé.
—Dije que necesito mí ropa. –Volví a insistir, la súplica en mí voz era tan clara que hasta él lo notó–.
Suspiró y se puso de pié, caminando hacia un armario que se encontraba en la habitación de al lado. Aunque no me lo pidió, lo seguí, cubrí mí cuerpo con la sábana y caminé detrás de él.
Abrió ambas puertas, revelando a un enorme armario repleto de prendas costosas, bolsos de disenador y zapatos de todo tipo, sin duda alguna, era el cielo para una mujer.
Me quedé hipnotizada ante aquél lugar, ¿Acaso me había muerto y ahora estaba en el paraíso de la moda?
—Estás babeando, Milashka. –Su voz me regresó a la realidad y, en efecto, estaba babeando–.
—L-Lo siento... –Limpié las comisuras de mí boca–. Es que ver ésto es... Wow... –Exclamé, admirando el lugar–.Ésta sóla habitación es más grande que todo mí departamento. –Resoplé y mis ojos buscaron los suyos–. ¿Todo ésto es de su mujer, señor? –Indagué, ya que cualquier mujer que esté con éste tipo y tenga la oportunidad de ser dueña de todo ésto, definitivamente sería la favorita de Dios–.
Él guardó silencio, observándome, para luego asentir.
—Sí, todo ésto es de mí esposa. –Dió unos pasos hacia mí, acortando la distancia que nos separaba, tomó un mechón de mí cabello y lo acomodó detrás de mí oreja–. Todo ésto es tuyo, Milashka.
Lo observé con incredulidad y, por reflejo, retrocedí.
—Escucha, entiendo que tuvimos sexo pero, no soy tu esposa. –Traté de quitarme el anillo de mí dedo anular pero, él rápidamente sujetó mí muñeca, observándome muy molesto–. Nunca... –Su otra mano sujetó mí barbilla, obligándome a realizar contacto visual–. Escúchame bien, Lauren Rossi, nunca te quites éste anillo. Eres mí esposa, te guste o no, Milashka. –Sentenció y eso me hizo enojar–.
—¡¿Es que no lo entiendes?! ¡Anoche estaba ebria, quería vengarme de mí novio infiel y nada más! ¡¿Por qué diablos querría casarme con un desconocido?! –Grité con irritación, pero cada palabra que decía eran ciertas–.
Su mandíbula se apretó, al igual que su agarre sobre mí, causándome dolor.
—Eso no fue lo que dijiste anoche, Milashka. –Acercó su rostro al mío, su boca flotaba sobre la mía–. Anoche, me rogaste que te hiciera mía, querías que reclamara cada parte de ti. Y así lo hice... –Susurró, rozando sus labios con los míos, mientras nuestras respiraciones se mezclaban en una sola–.
La tensión sexual que emanaba éste hombre, causaba que mis rodillas temblaran y, me hacía desear que simplemente acorte la distancia reclamando mí boca como suya. Pero, aún así, intenté mantenerme firme.
—E-Eso... Yo estaba ebria... –Murmuré, con los ojos fijos en su boca y pude ver cómo una sonrisa amenazaba con formarse en su rostro–. Estar ebria no te impidió proponerme matrimonio, Milashka. –Reveló, mientras capturaba mí labio inferior con sus dientes, comenzando a mordisquearlos, obligándome a soltar un jadeo contra su boca–.
Él soltó mí labio inferior, pero no retrocedió.
—Sí, ahí están, esos son los deliciosos sonidos que hiciste toda la noche, Milashka. Sonidos que hiciste gracias a mí.
Respiré hondo, tratando de recuperar la compostura, aunque sabía que era imposible. La humedad entre mis piernas era la prueba de que ésto era una batalla pérdida.
Ciertamente tampoco ayudaba estar envuelta en una jodida sábana sin nada debajo.
Mis ojos recorrieron su torso desnudo, sólo para ver su miembro erecto debajo de aquella toalla, la cual dejaba poco a la imaginación.
Sólo con mirar que se me hizo agua la boca ante tal imagen.
Quería simplemente arrodillarme ante el, llevar su cosa a mí boca y... Pero, no, debía permanecer firme.
—Y-Yo nunca pude haberte propuesto matrimonio. –Hablé con la voz entrecortada por el deseo, él simplemente sonrió–. Oh, pero lo hiciste... –Su pulgar acarició mí mejilla–. Y dije que sí. –Afirmó–. Por eso usas ese anillo, Milashka, por eso estás aquí hoy, conmigo.
Mordí mí labio inferior, tratando de hacerle entender.
—¡No podemos estar casados de un día para otro, así no funciona! –Insistí–. Sí se puede cuando tienes muchas conexiones, como yo. –Verbalizó con seguridad–.
—Ni si quiera sé tu nombre. –Declaré con frustración–. Soy Alexei Kutnezcov, tu esposo. –Aseguró con seriedad–. No te conozco. –Insistí–. Puedes conocerme mientras estamos casados. –Comentó sin darle importancia.
—P-Pues... –Pensé un momento–. ¡Eres viejo! –Señalé con obviedad que él era mayor que yo–.
Él simplemente se encogió de hombros, mientras se cruzaba de brazos.
—Apenas treinta y ocho años, Milashka. –Confirmó, sin importarles que literalmente era dieciocho años mayor que yo–.
Lo observé con incredulidad.
—¡¿Estás loco?! ¡Tengo veintidós años! –Exclamé anonadada y él simplemente sonrió–. Soy un tipo afortunado, ¿No lo crees, conejita?
Dios mío, hablar con éste hombre es igual que hablar con una pared.
—Acabo de terminar una relación. –Le recordé, pero el simplemente rodó los ojos–. No me interesa con quién hayas salido, Milashka, lo único que me importa es que ahora eres mía. –Aseguró con seriedad–.
Suspiré con frustración ante lo terco que era.
—¡No me conoces en absoluto! –Fue ahí cuando lo vi, el destello en aquéllos ojos negros–. Ahí es donde te equivocas, Milashka... –Volvió a acercarse a mí–. Yo sé TODO sobre ti.
Download MangaToon APP on App Store and Google Play