Nine Lives, One Love (Tsukiyama)

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Haksjsj

Holaaa pues mirennn esta es una nueva historia las otras las eliminé porque no sé ya no sabía ni que JAJAJA y pues ahora ya haré de otros tipos de historias y eso entoncesss es solo un aviso, además está historia también la tengo en Wattpad se llama igual: nine lives one love, este tsukiyama, tsukishima y yamguchi, habrán otros ships tal vez, pero el principal es ese jaksjs

Por lo mientras dejo eso y al rato subo un cap porque ya me voy JAJAJA

Iajshskkqoqirjfjjdlaooqlqnebdheolqnwnqlpq8q72717bqmslslkfjdoaoiejwkqlñalanqnbqjw

Uqiqjqmaliqudhfjfh qiienqlsoufhdblaosufhfb qoidhenelf7ywhbro927wyhf o17yebflof7ywhekgi fu1yhfkf8x6be w8yejifuebqm027r7r jqiywjflf917hemfow8yajf laijfkfoq86ebfliqy wog7udlkshf8owk qiusjlii1ywhjo77wb owuhko8w6hll8qthsklbqkyn qounluo uyyy 4gdnl7 owjksl7ynlou SA lsijbslldujsb añisko8qy2bld ñaihenqlw8ryhdnd ña8ehfbla917yebx ñqudbdnñaowurjlaiw

Prólogo

Desde pequeño, Yamaguchi Tadashi entendió que el mundo no siempre era amable. Desde los seis años, se convirtió en el blanco de burlas y humillaciones. Sus días estaban llenos de silencios incómodos, miradas esquivas y risas a sus espaldas. Pasó un año entero en soledad, sintiéndose invisible, creyendo que así era su destino. Pero cuando cumplió siete años, apareció Tsukishima Kei. No fue un héroe, ni un caballero de brillante armadura. No llegó con promesas de un mundo mejor ni con palabras reconfortantes. Simplemente se paró frente a él, con sus manos en los bolsillos y su expresión indiferente, y le dijo en un tono seco

Tsukishima

—Oye, ¿por qué dejas que te traten así?

Fue la primera vez en mucho tiempo que alguien lo miró como si realmente importara. Yamaguchi no supo qué responder. Tsukishima no esperó una respuesta; simplemente le dio la espalda y siguió caminando. Pero al día siguiente, estaba ahí otra vez. Y al siguiente. Y el siguiente. Hasta que, sin darse cuenta, se volvieron inseparables. Con los años, su amistad se volvió su refugio. Ambos eran inseparables...

Yamaguchi

—sabes, tengo una teoría de que nosotros somos gatos y tenemos nueve vidas...

Aquello que dijo un día Yamaguchi, fue algo tonto para tsukishima que solo se rió de el, pero no lo iba a olvidar.... Entre entrenamientos de voleibol, peleas sin sentido y conversaciones profundas a la luz de la luna, sus sentimientos cambiaron. Se volvieron más complejos, más pesados. El miedo a perderse superaba cualquier otra emoción. Pero lo que parecía un lazo inquebrantable pronto sería puesto a prueba. La traición nunca viene de un enemigo. Osamu Miya, el mejor amigo de Tsukishima, conocía bien la relación entre ellos y, por razones que solo él entendía, decidió romperla,cuáles eran sus razones? Envidia y celos, a él le gustaba Yamaguchi, pero no pudo formar algo con el, por lo que empezó con pequeñas mentiras disfrazadas de verdades, palabras venenosas dichas en el momento exacto. Yamaguchi comenzó a dudar. Hasta que un día, con el corazón roto, decidió alejarse. Pero Tsukishima no estaba dispuesto a dejarlo ir.

Tsukishima

—No, no me puedes hacer eso, Yamaguchi... En esta y en mis otras nueve vidas quiero estar contigo...

Yamaguchi no entendió esas palabras en ese momento. Su dolor nublaba su juicio. Se alejó. Lo que no sabía era que, después de la tormenta, siempre llega la calma. Y el amor verdadero, sin importar cuántas veces caiga, siempre encuentra el camino de regreso o.... No? —★—★—★—★— BIENNN esto es como un resumen de todo JAJA espero les guste mi historiaa

Valer los personajes van a ser estos:

Yamaguchi

Tadashi Yamaguchi

Tsukishima

Tsukishima Kei

Kageyama

Tobio kageyama

Hinata

Shoyo Hinata

Nishinoya

Yu nishinoya

Kuroo

Tetsturo kuroo

Atsumu

Miya Atsumu

Kenma

kenma Kozume

Yachi

Asahi

Azumane Asahi

Daichi

Sugawara

Sakusa

Osamu

Miya Osamu

el niño de las pecas

9 vidas, un amor El niño de las pecas Las risas resonaban en el patio de la escuela, pero no todas eran de alegría. Entre los gritos de los niños jugando, se escuchaban burlas dirigidas a un pequeño de cabello castaño y pecas en el rostro.

Oliver

¡Míralo! Parece un dálmata.

Juan

¡No! Mejor un monstruo lleno de manchas.

Oliver

¡Corre, dálmata! ¡Atrápanos si puedes!

Tadashi Yamaguchi bajó la mirada y apretó los puños, intentando ignorar los comentarios. Sabía que si mostraba debilidad, solo les daría más razones para seguir. Pero ¿cómo podía ser fuerte cuando cada día era lo mismo? Cuando cada recreo se convertía en una tortura y cada día de clases era una cuenta regresiva para enfrentarse nuevamente a las burlas. Estaba solo. Lo había estado durante el último año. Sus padres le decían que ignorara a los niños crueles, que eventualmente se cansarían, pero eso nunca pasaba. Los profesores a veces intervenían, pero solo servía para enfurecer más a sus agresores. Yamaguchi había aprendido a vivir en silencio, a esperar a que el día terminara y volver a casa con la esperanza de que el siguiente fuera un poco mejor. Pero nunca lo era. Ese día no fue diferente. Los niños lo rodearon, empujándolo de un lado a otro. Sus piernas temblaban y su corazón latía con fuerza. No lloraría, no les daría el gusto. Justo cuando sintió que no podría soportarlo más, una voz resonó detrás de él.

Tsukishima

¿Qué están haciendo?

El grupo de niños se giró para ver a un chico alto, de cabello rubio y gafas, con una expresión de puro desdén en su rostro.

Juan

Nada. Solo nos estamos divirtiendo.

Tsukishima

—¿Ah, sí? —El chico arqueó una ceja—. Se ve más como un montón de idiotas molestando a alguien que ni siquiera les hizo nada.

El silencio cayó sobre el grupo. Yamaguchi sintió su pecho apretarse. Nadie había hablado por él antes. Nadie. Uno de los niños se encogió de hombros.

Oliver

—Vamos. No vale la pena.

Uno a uno, se fueron alejando, murmurando entre dientes. Cuando finalmente estuvieron solos, Yamaguchi levantó la vista con cautela. El chico rubio lo miraba con una mezcla de aburrimiento e indiferencia.

Yamaguchi

—¿Por qué…? —Su voz salió temblorosa.

Tsukishima

—Eran molestos —respondió el otro con simpleza—. Y me fastidian los ruidos innecesarios.

Yamaguchi parpadeó, sin saber cómo reaccionar.

Tsukishima

—Me llamo Tsukishima Kei —dijo el chico con desinterés—. Y tú, ¿cuál es tu nombre, dálmata?

Yamaguchi sintió un nudo en la garganta. Durante tanto tiempo, ese apodo solo le había traído dolor. Pero cuando Tsukishima lo dijo, no sonó cruel. No fue una burla. Tomó aire y respondió, con una tímida sonrisa en los labios.

Yamaguchi

—Yamaguchi Tadashi.

Tsukishima asintió.

Tsukishima

—Bueno, Yamaguchi Tadashi, intenta no dejar que esos idiotas te molesten. No vale la pena.

Antes de que pudiera responder, Tsukishima ya se había dado la vuelta y comenzado a caminar. Por primera vez en mucho tiempo, Yamaguchi no se sintió solo. Y ese fue el comienzo de todo. ★—★—★—★—★ Se k es corto pero pues algo es algo no? JAJAJA bueno bayyy

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