Tenía 17 años cuando mis padres viajaron por negocios, no era la primera vez que salían juntos pero si fue la última que volvieron juntos, pues según palabras de mi padre, mi mamá había sufrido un accidente cayendo del caballo y se había quebrado el cuello. Eso era una locura pues mi madre era un perfecta amazona, ella amaba y cuidaba a los caballos pues decía que si había alguien en quien confiar esos sin dudas eran los caballos, todo lo que yo aprendí sobre los caballos me lo enseñó mi madre, yo no podía creer que ella hubiese muerto de ese modo.

- No puede ser, papá, mamá aprendió a montar a caballo antes de caminar ¿cómo es posible que vengas y me digas que murió porque se cayó del caballo? Eso no tiene lógica!!

Tenía mucho coraje pues no podía creer eso, mi mamá no podía estar muerta, ella jamás me habría abandonado. El dolor que sentía en esos momentos era tan intenso que sentía como se desgarraba mi corazón. No podía creer que ya no volvería a ver su sonrisa, ya no volvería a ver sus ojos brillar cuando miraba algo que le gustaba, no podría volver a abrazarla y ni siquiera tenía una tumba donde llorarle pues según las palabras de mi papá, él había hecho un entierro rápido donde estaban pues no podía cargar con el cuerpo por tanto tiempo.

Nosotros vivíamos en el reino de Akantla, mi padre era comerciante y le iba muy bien pues su fortuna era muy grande, vivíamos en una mansión hermosa que tenía dos plantas, con cinco recámaras, una sala de estar, el despacho de papá, un salón para beber el té y uno para recibir a las visitas. Mi padre se sentía menospreciado porque a pesar de tener una gran fortuna los nobles lo veían menos. Él había intentado comprar un título pero al no tener a nuestros gobernantes en el reino no se podía hacer mucho, es extraño si, pero hacia mucho tiempo que la realeza se había ido y gestionaban todo por medio de cartas. Se había intentado una rebelión pero no duró mucho pues de inmediato se supo quienes eran los causantes y aunque los reyes no hubiesen estado presentes para castigar a los culpables (tampoco es como si hubiera hecho falta) pues estos aparecieron colgados en la plaza principal y con ellos una declaración que propagaba que cualquiera que intentará seguir los pasos de los anteriores traidores terminaría igual. Aún así hubo gente que no entendió y lo intentaron teniendo el mismo resultado, los demás al darse cuenta de como terminarían si lo intentaban decidieron seguir sus vidas como si nada, pues aunque la corona era muy codiciada, las riquezas obtenidas antes de que nuestros gobernantes desaparecieran era suficiente o al menos eso decían.

- Isabella voy a matar al caballo de tu madre

- No, no puedes hacer eso

- Ese animal fue el culpable de su muerte ¿es que no lo entiendes?

- Ese caballo era tan amado para mamá casi tanto como yo, primero me matas antes que le hagas algo, no pienso dejar que toques nada de lo que amaba mamá

- Eres insufrible igual que tu madre

Que él dijera que era igual a ella era un honor pues ella siempre fue una gran mujer y yo espero ser al menos la mitad de buena que ella.

La vida después de que perdiera a mamá fue completamente diferente, era como si el mundo hubiera perdido una parte de su color. mamá me enseñó a ser fuerte y pese a ser una mujer me enseñó a montar, a pelear, a manejar la espada. Pues decía que una mujer precavida era una mujer peligrosa, la echaba tanto de menos, unas lágrimas bajaron por mis mejillas y las limpie inmediatamente pues ella siempre me dijo que cuando un ser humano pierde a ser querido el dolor es inevitable pero si te enfrascas en el dolor y lloras por esa persona todo el tiempo impides que su alma cruce al más allá y pueda descansar.

- Descansa mamá

Habían pasado cerca de dos meses, meses en los que no había visto a mi padre pues cuando vino a darme la noticia de la muerte de mi madre, se quedó una semana y después se fue. Desde entonces no ha regresado y aunque suene feo yo lo prefiero así pues entre él y yo solo hay discusiones. Estaba perdida en mis pensamientos cuando escuché ruidos afuera me levanté y mire por la ventana donde se veía al carruaje de mi padre pero no era solo su carruaje, baje para averiguar que era

- Isabella te presento a Karla mi esposa

-¿Que?!

Pensé que había escuchado mal, el cadáver de mi mamá aún no terminaba de enfriarse y él ya se había casado

- Y estás son Karen y Kenia tus nuevas hermanas

La cabeza me daba vueltas y la furia crecía como un torbellino dentro de mí

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Isabella Castello

Esta historia está basada en la bella y la bestia, solo lo aclaro por si se ven semejanzas

Tú te casaste! Cuando mi madre no lleva ni siquiera un año de muerta!!

Yo sabía que mis padres no se amaban pero esto definitivamente era el colmo, la nueva esposa de mi papá era una mujer elegante, se le veía a simple vista

- Karla es una baronesa que ha quedado viuda igual que yo ¿o es que pretendes que me quede solo para siempre?

- No para siempre pero al menos esperaba que respetaras la memoria de mi madre!! Pero que se puede esperar de ti, una baronesa, tanto te urge tener un título que eres capaz de todo por tenerlo, pues déjame decirte algo. tú crees que la gente te mirara mejor ahora pero la verdad es que no, porque no hay dinero suficiente para cubrir la clase de persona que eres!!

La mano de mi padre resonó fuerte en mi mejilla

- Disculpen el escándalo lo que pasa es que mi difunta esposa no supo educar bien a esta niña mal agradecida

- La educación a los hijos es de dos mamá y papá, si ella no lo hizo bien ¿cómo lo hiciste tú?

- Ya basta Isabella, más vale que te comportes o

Ni siquiera lo deje terminar porque me fui a mi habitación, estaba llorando de coraje, de impotencia pues no podía asimilar como mi vida había cambiado tan rápido. Mi nueva vida junto a mi "nueva familia " fue especialmente horrible! Karla era insufrible y sus hijas eran dos copias exactas de ella, entonces nosotras tres nos la pasábamos como perros y gatos, pues nos peleábamos hasta por el tenedor que íbamos a usar para comer y en todas esas peleas siempre era yo quién salía mal parada pues su madre las defendía a capa y espada, y mi padre, pues él siempre hacia lo que la baronesa quería así que yo salía castigada, mi primer castigo fue limpiar las hojas del jardín, me tarde toda la tarde pero lo disfruté pues en esa tarde no tuve que verles la cara. Después me tocó lavar la ropa, después hacer el desayuno, después encerar el piso, y por último sacarme de mi habitación y mudarme hacia una de las de servicio pues necesitaban una habitación para que mis "queridas hermanas" tomarán sus clases de pintura, esa excusa era una estupidez pero como mi padre casi no estaba pues ahora además de atender sus negocios también tenía que atender sus ocupaciones como barón, así que todo lo que ordenará su esposa se hacia sin objeción. Tres años después prácticamente me había convertido en su sirvienta y la verdad es que si hubiera querido negarme lo habría hecho pero estar ocupada me ayuda a despejar mi mente y también a desquitarme, pues aprendí que a Karla le gustaba él café con dos de azúcar y yo le ponía tres o aveces sal, a Kenia le gustaba mucho que cuidarán su ropa así que yo aprovechaba para quemarla o para romperla y no podían decirme nada o amenazarme con descontarlo de mi sueldo pues yo sueldo no tenía en si, pero tenía una asignación que me había dejado mi madre, ella conociendo lo ambicioso que era mi padre lo dejo todo arreglado con un notario y aunque aún los padres tenían derechos sobre las hijas con un poco de dinero el notario hizo ojos ciegos y oídos sordos y le notifico a papá que mamá había vendido su casa y no sabía que había hecho con el dinero, mi padre gritó furioso pero después cuando se casó con Karla se olvidó por completo de mi madre y todo lo que tuviera que ver con ella yo incluida. Así que si tenía dinero no mucho pues mi madre solo pudo sacar pocos beneficios a escondidas de mi padre y la casa de mis abuelos no quiso venderla pues le tenía mucho cariño y nadie en su sano juicio querría comprar esa casa en medio del bosque, lejos de todo y de todos, y además cerca de la bestia, pues según los rumores en ese bosque vivía una bestia enorme y despiadada que mataba a todo aquel que se internara en el bosque. Cuando era niña mi mamá me decía que si no obedecía la bestia aterradora llegaría a por mí.

Ser parte del servicio tenía sus beneficios pues había logrado conocer cada rincón de la casa, había vivido toda mi vida en ella y no sabía que había pasadizos secretos en varios sitios, uno de esos daba justo al despacho de mi padre y cuando él tenía alguna reunión importante me gustaba escuchar, sé que está mal, pero lo que él hace también lo está, pues me enteré de que sus minas de plata habían quedado vacías, pero él seguía haciendo negocios con ellas, como estás estaban lejos y el viaje en barco duraba dos semanas si el clima lo permitía él se excusaba con el viaje largo y demás pretextos para que los incautos que caían en sus garras le entregaran su dinero

- Que repugnante

Mis hermanastras eran muy conocidas en la sociedad pues ambas eran unas bellezas y sabían lidiar con las otras chicas, y cuando estás iban a la casa siempre me hacían que yo les sirviera el té y les llevará los bocadillos, sé que lo hacían para humillarme, pero el trabajo siempre y cuando fuera honrado nunca era signo para avergonzarse, estafar a la gente si lo era, pero ellos parecían bien con eso.

- Isabella hoy tendremos una fiesta de té, vendrán la duquesa de Baset y con ella sus hijas así que por favor ten todo listo

Cuando estás llegaron la baronesa y sus hijas fueron a recibirlas

- Su excelencia es un honor recibirla en nuestra casa

Dijo Karen haciendo una perfecta reverencia, la duquesa tenía una sonrisa en el rostro igual que sus hijas y mi madrastra y hermanastras y no sabría decir cuál de todas era más falsa, yo hice lo que me dijeron y me fui a mi habitación estaba cansada pues una de las muchachas se había enfermado y yo me había ofrecido a hacer sus deberes. Tomé el libro que estaba leyendo era una historia de amor, ese amor que es tan único y verdadero que solo podía existir en los libros, yo no tenía nada en contra del amor creía en él, pero solo en los libros pues mi ejemplo de amor fueron mis padres y esa experiencia no fue muy buena que digamos.

Me quedé dormida y cuando desperté ya se había hecho tarde, me extraño mucho que las "señoritas" no hubieran pedido nada, mi estómago gruño y subí a la cocina para comer algo cuando escuché que había alguien discutiendo en el despacho, me acerque,, pero no logré escuchar nada, la verdad es que siempre he sido muy curiosa y mi curiosidad ganó la batalla a mi hambre y me fui por el pasadizo y escuché la conversación que tenían mi padre y Karla. Hablaban acerca de que se habían quedado en la ruina pues los barcos con el cargamento de papá se había hundido y los socios estaban presionando lo para que pagará las pérdidas, pues el se había comprometido a hacerlo si algo malo sucedía pues era un viaje por una nueva ruta

- ¿Y ahora que haremos?

- No lo sé, tendremos que vender las joyas, la casa, despedir a los empleados y aún así no juntaría para poder pagar todo lo que debo

Sé que está mal pero me dio gusto que por fin su farsa haya terminado y ahora estuviera pagando las consecuencias de sus mentiras, mi estómago volvió a gruñir y me disponía a irme cuando Karla hablo

- Yo no pienso vender mis joyas y mucho menos la casa, yo estoy acostumbrada a un estilo de vida específico y mis niñas también ¿cómo crees que les voy a decir tal cosa? No, ni hablar

- ¿No entiendes la gravedad de lo que te estoy diciendo? Estamos en la ruina!! Se acabó!!

- Hay algo que podríamos intercambiar por una suma generosa y eso podría solucionar nuestros problemas

- ¿De que hablas?

- No te lo había querido decir pero el conde Denfall está interesado en la mano de tu hija, se que es un hombre muy mayor y los rumores dicen que es algo violento pero hay que admitir que tu hija es muy bonita y como él aún no tiene un heredero para el condado

- ¿Cómo paso esto?

- El vino a mi pidiendo la mano de Kenia pero al ver a tu hija, su interés cambio, piénsalo él está ofreciendo mucho dinero y no le importa que Isabella no tenga dote

Ellos quedaron en que hablarían con él y si llegaban a un arreglo me casarían!! Me iban a casar con un viejo asqueroso que bien podría ser mi abuelo por dinero!! Pero que clase de padre tenía que no pensaba en el bienestar de su hija y solo me veía como moneda de cambio. Yo no pensaba quedarme de brazos cruzados, el hambre había desaparecido y ahora mi cabeza trabajaba a toda velocidad pensando una solución.