Observo mi reflejo por más de media hora, mi traje y corbata están impecables, tomo mi mochila y el libro que me presto Alicia.
Bajo las escaleras con mi cara de limón de todos los días, ya dos años en la universidad y no me puedo acostumbrar a mis horarios.
Sigo las voces las cuales provienen del comedor en la cabecera está mi padre en una mano su periódico y en la otra su taza de café, mi madre ríe con Sebastiano y Alicia está concentrada en su teléfono.
Todos mis hermanos estamos en la universidad, yo a mis veinte y un año estoy en mi segundo año de derecho, Tiano con diecinueve años o bueno ya veinte estudia periodismo y la pequeña Alicia a sus diecinueve años estudia Mercadotecnia.
—Buen día—saludo, todo se interrumpe y me responden el saludo.
Mi madre se levanta de su lugar y se acerca dejando un sonoro beso en mi mejilla.
El desayuno continuo entre risas, uno que otro regaño de padre a Ali, ella está distinta a mí al igual que Tiano, con su cabello cobrizo y tés blanca y ese humor de felicidad te saca una sonrisa de vez en cuando.
Mis padres la adoptaron cuando ella tenía doce años tras el último embarazo muy complicado de mamá tomaron la mejor decisión darle un hogar.
Se podría decir que somos una familia perfecta o bueno, eso intentamos.
—Ya me voy familia—me despido de mamá al igual que de papá.
—Ay Bastián—dicen mis hermanos.
—¿Qué? —ambos me ven, intercambian miradas cómplices.
—Nos llevas—dice mi hermana, suelto un bufido.
—Tienen dos minutos—digo saliendo por la puerta.
Salgo de casa un poco molesto, detesto ser el chofer de mis hermanos, siempre tienen algo de comida en sus mochilas y ya se imaginarán el resto.
…
Vagamos del auto y cada quien corre a su torre, me coloco mis audífonos y camino a mi salón, una pelirroja pasa corriendo y choca con mi hombro que acaso no piensa pedir una disculpa.
Al entrar a mi salón ya hay la mayoría de los estudiantes, reviso mi horario y mi primera clase es código civil.
No soy el popular, tampoco el nerd solo soy el chico que tiene buenas notas para tener orgullosos a sus padres, al cual no le interesa tener amigos y mucho menos entregar el corazón para que vuelvan a jugar con él.
Las primeras horas transcurren rápido, el profesor Ruiz dejo tareas como para un año, pero las quiere para lo próxima semana, ya que por la culpa de una de las chicas que la encontró retocándose el maquillaje.
Mi descanso estaba por comenzar y el lugar que más disfrutaba era la biblioteca, todos saben que no me deben intentar entablar una conversación conmigo por el hecho de que les soy indiferente.
Mi mirada está fija en la lectura, pero no por mucho tiempo, ya que la misma pelirroja se sienta a mi lado con una gran sonrisa.
La miro de reojo esta demasiado feliz y eso me perturba tras varios minutos de sentir su mirada pregunto—¿Necesitas algo? —
—Hola—dice con una voz dulce, la miro con el ceño fruncido—Se dice ho...hola—en un tono más vago.
—¿Necesitas algo? —vuelvo a preguntar.
Ella asiente—Si hablar—formando un puchero en su cara.
—¿Conmigo?
—Si—responde ensanchando su sonrisa—
—Sobre que—pregunto lo más cortante posible.
—Solo qui...quiero ser tu ami...amiga—dice mostrando su dentadura perfecta de nuevo.
La ignoré y volví a colocarme mis audífonos y concentrarme en la lectura.
Mi celular me anuncia que en diez minutos inicia mi siguiente clase, me sorprende al ver la desconocida aún a mi lado—¿Sigues aquí?—
—Podemos hacernos compañía—
—No, gracias—guardo el libro en mi mochila y me pongo de pie para ponerme el saco de mi traje.
Su mirada se clava en lo ajustado de mi camisa que hace ver mis músculos al darse cuenta de que la he pillado se sonroja.
Camino a la salida y la escucho gritar—¡Soy Becca!—
Aquella pelirroja que responde al nombre de Becca logro lo impensable que piense en ella el resto de la tarde y parte de la noche.
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Les presento a la dinastía O'Conner Collins.
Bastian estudiante de derecho con veinte y un año, no cree en el amor y no quiere amigos.
《》
Sebastiano o Tiano para los amigos estudiante de periodismo y la alegría de la familia.
《》
Alicia la niña de los ojos de Sebastián y la princesa de Blanca.
《》
Becca Cross una completa loca... o eso es lo que te hace pensar.
Es bueno un cambio de aires y tendrás nuevos amigos decía y aquí estoy gritando mi nombre al desconocido. Muevo mi cabeza a un costado pero qué buen trasero.
—Señorita, se sabe que es de muy mal gustó gritar en la biblioteca—como si de película del exorcista se tratara, me giro avergonzada, una mujer ya mayor me mira sobre sus anteojos.
—Disculpe—Me pongo mi mochila en el hombre y salgo de ahí.
Camino despreocupada, mi siguiente clase inicia en cuarenta y ocho minutos para ser exacta.
Paso la torre de los estudiantes de derecho observo el gran ventanal que separa el pasillo del salón y hay está—Te encontré desconocido—una sonrisa de loca maniática se formó en mis labios.
Está tan concentrado en su libreta, puedo deleitarme observando su perfil, sus padres deben ser escultores de dioses.
Avanzó un par de pasos, en la entrada hay una lista con los alumnos.
ASISTENTES A DERECHO PENAL.
Reduzco mi búsqueda en los nombres de los hombres son doce. Comenzamos.
Josh
Carlos
Mario
Darío
Bastian
Mauro
Callen
Kevin
Thiago
Ulises.
Anotó cada uno de los nombres en mi libreta y me siento junto a un bote de basura cuando lo veo recoger sus cosas.
Salen las mujeres primero y le siguen los hombres.
Cuando los observo a todos grito.
—¡Josh!— un moreno se gira y lo tachó.
—¡Carlos!—muy blanco.
—¡Mario y Darío!—mucho músculo.
Tomo aire para gritar los siguientes dos nombres y siento una mano en mi boca—Que pasa contigo niña—es el.
—Msi sin solparas me diriam—digo con su mano en mi boca, su ceño se frunce que sexi.
Concéntrate Becca—me regaño—
Siento hiperventilar y hago lo más correcto lambo su mano e inmediatamente mi bozal ya no está.
—Gracias a dios no podía respirar—pasa la palma de su mano en mi chaleco—no seas exagerado, solo es salivita—
Me ignora y camina a la salida.
No señor, esta vez no me ignoras camino a pasos agigantados hasta darle alcance, me enriedo en su brazo y se detiene en seco—Puedes soltarme—niego—Solo dime que es lo que quieres, te parece—buen trato.
—Quiero saber tu nombre—una media sonrisa se forma en sus labios, es la primera vez que lo veo sonreír y bueno, no es que lo haya visto mucho.
—Me llamo Juanito—responde y se zafa de mi agarre.
Lo dejo ir, ya que tengo lo que quería.
Clavo mi mirada en mi pequeña libreta rosa y un momento—¡NO TE LLAMAS JUANITO!—grito el aún desconocido me da una última mirada antes de salir de la universidad.
...
Ingreso a mi última clase y me dejó caer junto a una chica con anteojos y trenzas.
—Estúpida—susurro, como me deje engañar—Mil veces tonta—
—Disculpa—la persona a mi derecha, cierra su libro y me mira con curiosidad.
—Oh, no es a ti soy, yo la estúpida, me dejé engañar—dijo avergonzada.
—Ah, no te preocupes un gusto Alicia—me muestra una sonrisa.
—Yo soy Becca—
Resulta que Ali como me pidió que la llame es muy agradable, vive con sus dos hermanos y sus padres a los cuales ama.
Caminamos al parqueadero mientras intercambiamos números telefónicos.
—Te llamo Becca—se despide con un beso en la mejilla—mis hermanos ya me están esperando—sigo su mirada y hay está mi prófugo desconocido recostado con los brazos cruzados, un deportivo negro en el asiento del copiloto está otro chico y qué buenos genes.
—Ali antes que te vayas como se llama en que está junto al auto—pregunto
—Ah es la cara de limón de Bastián— y sale corriendo a su dirección.
Me giro para la parada de autobuses con una sonrisa de adolescente, enamora así que Bastian.
Camino descalzo por la cocina no necesito luz para saber dónde está ubicado cada objeto.
De niño me obligue a recordar cada detalle, de cualquier cosa o situación.
Llevó la taza de café a mi boca y el líquido amargo cayó por mi garganta.
No puedo volver a pensar en aquella pelirroja.
Destrozaron mi corazón una vez y con eso tuve suficiente.
Flashback.
—*Yo no te amo Bastián
—Todo fue un juego, nunca me interesaste.
—Lo único que me importa es tu apellido y dinero.
—Eres tan poca cosa para mí, merezco un hombre de verdad*
Fin del flashback
Cada una de sus palabras están presentes en mi memoria, aquella noche lloré como un niño, y juré a las estrellas que eran mis testigos que jamás me volvería a enamorar.
—No debes hacer promesas que no puedes cumplir—se hace presente la voz de mi padre el cual enciende la luz—Una noche más con insomnio—Pregunta.
Asiento en modo de respuesta, mi padre puede llegar a ser muy intimidante y estricto con sus hijos, pero con mamá es un ser completamente diferente.
Admiro la manera de amar a mamá por lo que nos han contado su amor fue a primera vista y para siempre.
—Si me sigues mirando así me vas a desgastar hijo—retiro mi mirada avergonzada, siento su mano en mi hombro—Sabes que siempre estoy para ti verdad—
—Lo se papá ya no soy un niño puedo resolver mis problemas solo—dijo.
Una pequeña carcajada brota de sus labios—Puedes tener cincuenta años, pero adivina que seguirás siendo mi hijo—se retira de la cocina antes de cruzar el umbral dice—que esa chica no te quite el sueño—lo miró con el ceño fruncido pero qué demonios— a tu madre le dedicaba noches de desvelo ya que yo no entendía por qué no dejaba de pensar en ella.
Sin más me deja solo con una taza de café a medio terminar y mil preguntas en mi cabeza.
…
Me estaciono en mi lugar de siempre frente a la puerta de emergencia no sabes cuando sea necesario.
Camino con pasos seguros a mi primera clase con mis audífonos puestos, pero no escucho nada, simplemente es señal de no me hables.
Unos toques en mi espalda me detienen, la misma chica de ayer está con una sonrisa que solo de mirarla me da sueño—Hay que hablar—dice y me jala de la mochila al cuarto de limpieza.
Padre santo nunca más me quejo del olor de la habitación de Tiano.
Se acerca.
Retrocedo.
Se acerca.
Chocó con el estante.
—Te he descubierto—dice.
—Estas loca verdad—preguntó—
—Deja de llamarme loca—avanza dos pasos más puedo sentir el olor de su perfume y el calor de su cuerpo—Me tomo tiempo pero ya te conozco, eres misterioso pero muy atractivo, posees cierto encanto que hace que la gente sienta curiosidad por ti. Aunque pareces frío, mucho diría yo en realidad eres una persona atrevida. No es fácil para ti a ser amigos, ya que eres ferozmente leal y no quieres que te traicionen o me equivoco—estoy atónito, su mirada me exige una respuesta.
—En definitiva a ti no te falta una tuerca te falta la ferretería completa—me separo necesito salir de ahi, pero me detengo y regreso mi mirada a sus ojos color avellana—Y qué hay de ti—su sonrisa se borra—Tu llevas tus cicatrices como un vestido ceñido a tu piel, las conviertes en sonrisas. Te has caído tantas veces como las que te has levantado—Sus ojos se cristalizan—Pero hay algo mucho peor ¿Ya terminaste de arrastraste o te hace falta más suelo?—su mano se estampa en mi mejillas se da vuelta para salir pero la detengo—Esta es mi forma de sonreír decir la verdad, si vas a dar algo en esta vida que no sea pena ajena—la suelto y salgo de aquel lugar, en el pasillo la mayoría de los estudiantes le estaban prestando atención a lo que ocurría dentro de aquel lugar.
Pasa por mi lado chocando mi hombro y la mirada clavada en sus zapatos.
《♡》《♡》《♡》《♡》《♡》
Nota: **No odien a Bastián, muy pronto os contaré por que actúa de esa manera.
Besos y nos leemos muy pronto...《♡**》
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