Hola amigos.
Aquí vamos otra vez...
Antes de empezar con esta historia, quiero pedirles que me apoyen con sus me gusta, con sus votos, y con 5 estrellitas, y con su valiosos comentarios, eso es una buena recompensa para mi.
También quiero contarles, que elegí un hermoso país de suramerica, porque de algunos vinos que he probado, los mejores son de ese país.
Sé que mi forma de expresión, es diferente a la de esa bella gente, pero con todo el respeto que mis lectores me merecen, les explico que esto es una novela y eso me da derecho a escribir a conveniencia, espero no ofender a nadie.
Ah y por favor, con los errores de ortografía, siempre les ofrezco disculpas y les agradezco su corrección.
Atte.
Areli Fuentes.
Ahora si empezamos..
(Mía Montecarlo)
Los fuertes golpes de la porra policíaca, sobre los barrotes de mi celda me despiertan abruptamente...
—MONTECARLO, es hora de levantarse, o debo recordarle a la "princesa" que aquí no es su lujosa mansión, esta es tu celda, y es donde pasarás casi toda tu vida, ya deberías acostumbrarte "princesa" jajajajaja...Ah y te recuerdo que aqui hay reglas.—Escucho el áspero palabrerío de la guardia de seguridad mas déspota, que trabaja en la cárcel femenina de Máxima seguridad, de la inmensa ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Esta guardia me odia, por la simple razón de no dejarme sobornar por ella, es por eso, que se comporta tan grotesca y violenta conmigo.
Me quedo un momento, sentada en el concreto, con una delgada colchoneta que protege un poco mi espalda del frio; veo a mi rededor y una vez más me doy cuenta de que jamás me acostumbreré a esta celda de apenas 2.5 metros cuadrados, con las paredes grises, manchadas y sobre todo frías.
Se que debo levantarme, porque la guardia a la que todos aqui llaman, "la matona Perez", vendrá de nuevo a golpear los barrotes de mi celda y es mejor no dar motivos para que me castiguen.
Lo primero que pienso es que, hoy es un día sombrío, aunque en este lugar casi todos los días son iguales, largos e insoportables.
Pero este día lo es más, frío y sin color, como las paredes de esta celda, donde he pasado privada de libertad, por nueve eternos años y hoy exactamente hoy se cumplen.
Lo más triste de todo, es que hoy también es mi cumpleaños número 27, pero cumplír años no es motivo de alegría, lo que este día me causa es rabia, amargura y coraje, mucho coraje.
De que me sirve la vida, de que me sirve ser joven, saludable, tener tanto dinero, de que me sirve ser tan bella, haber heredado los preciosos ojos de mi Madre, ser la única desendiente y heredera del linaje Montecarlo.
Aquí, nada de eso me vale, y nada de eso me ha ayudado.
Hay personas que dicen, que tener dinero ayuda y quizá sea cierto.
¡¡Cuando te dejas sobornar!!.
Pero a mí, mis Padres me enseñaron, que dejarse sobornar, es contribuir a la corrupción, y Yo si algo quiero en la vida, es honrrar a mis Padres y sus enseñanzas y eso ha causado que muchas personas aquí me odien.
Yo, jamás voy a acostumbrarme a esta realidad, ¿cómo podría hacerlo?, y menos sabiendo que los causantes de esta desgracia están libres, felices y disfrutando de mi fortuna.
Pero Yo juro, que el día que salga de esta cárcel, les haré pagar a toda la familia Montiel, incluyéndo al desgraciado que me hizo creer que estaba enamorado de mí, ese maldito hombre que con solo el roce de sus dedos en mi piel, me hacía delirar de placer, que me hizo soñar despierta tantas veces y que ahora solo pensar en su nombre me causa horror.
Él, me dijo tantas veces que me amaba, y Yo lo creí.
Ahora sé, que lo hizo solo para ganarse mi confianza y así hacerme caer en la más cruel de las trampas.
Si, "Valente Montiel", es el hombre al que destesto con todo mi ser.
Él, algún día sabrá, que no debió meterse conmigo, un día estaré frente a Él, veré de nuevo esos ojos azules, que aparentaban mirarme con amor y admiración, esos ojos que aún tengo clavados en mi mente, esos que también el día de mi sentencia se quedaron fijos viéndome, pero esa vez con acusación y decepción, por haberle quitado la vida a su Padre, esos ojos me verán y me suplicaran qué lo perdone, pero no tendré compasión, se lo debo a mi Daniela, se lo debo a mi Nana, y me lo debo Yo.
Soy... Mia Montecarlo y no descansaré hasta ver a Valente Montiel y toda su asquerosa familia, rogando mi perdón.
Estoy llena de odio, de amargura y de sed de venganza, eso es lo que tengo en mi corazón y no cabe nada más.
La chica dulce, que necesitaba cariño por estár sola, "murió", la Mía confiada, bondadosa e ingenua, ya no existe.
Ahora soy estó, una mujer que solo piensa en venganza.
Porque, si bien es cierto que asesiné a un hombre, lo hice por defender a mi mejor amiga, nadie puede imaginar el horror que sentí, al estár viendo al maldito Oscar Montiel, abusando de Dani, yo solo tenía 18 años y ese día que debía ser lleno de alegría y esperanza, se convirtió en mi peor pesadilla.
Ver a mi amiga, incapaz de defenderse, inmovilizada por las grotescas manos del asqueroso y repugnante hombre, me hizo asesinarlo sin contemplación.
Cada vez que pienso en ese momento, me repito lo mismo, no me arrepiento de nada.
"Yo volvería a matarlo".
Ese maldito hombre, era un supuesto socio de mi Padre y por quedarse en mi empresa y con parte mi herencia trazo un plan para dañarme, pero no lo asesiné por eso, a mi que me importa el dinero, yo lo hice por abusar de mi mejor amiga, por eso maté a Oscar Montiel, y si pudiera retroceder el tiempo siempre lo haría, pero está vez, lo haría antes de que ese ruin le hiciera daño.
Daniela a quién consideré mi hermana murió; antes de morir, supo que todo había sido una trampa y que tanto ella como Yo caimos en ella.
El plan de esos malvados, era que Dani muriera y hacerme pasar como culpable.
Su idea principal, era que yo estuviera en la cárcel y Él quedar libre, para quedarse con todo lo que mis Padres me heredaron, pero las cosas le salieron diferentes, pues al maldito asqueroso se le ocurrió violar a mi amiga, yo lo encontré cometiendo el repugnante acto, eso me hizo sacar fuerzas de mi interior, para disparar contra el.
Pero ni aún con su muerte, pagó el daño que le hizo a Daniela.
Mi mejor amiga sufrió de depresión, anciedad y ataques de pánico y luchó con eso por 3 largos años, nada pudo sacarla de la oscuridad, en la que la dejó haber sufrido abuso, al final Ella murió de tristeza, decepcionada por la injusticia de las leyes y de la vida misma.
La depresión fue tan fuerte, que no podía comer y la falta de alimento, junto a la difícil enfermedad emocional, le bajaron tanto sus defensas, qué su cuerpo enfermó y no respondió a los tratamientos medicos.
Pero Yo, no solo vengaré su muerte, vengaré cada lágrima que a derramado mi querida Nana Sofia, me vengaré por cada día que he pasado encerrada, por cada maltrato recibido, por cada golpiza y por esta amargura que sembraron en mí...
De nuevo los golpes en los barrotes de mi celda, me sacan de mis pensamientos.
La matona Perez, está abriendo las rejas y veo entrar a mi compañera, Rebeca Lizalde...
(Mia)
Me levanto de la dura plancha de concreto, que me sirve de cama, cuando veo a Rebeca Lizalde, mi compañera de celda.
la verdad no sé a que hora salió, lo que sé, es que viene con una boba sonrisa.
Al verla, me doy cuenta que por más que quiera olvídar que es mi cumpleaños, no puedo, y Ella se está encargando de recordarmelo, porque tiene en sus manos, un mini pastel, con una vela encendida.
—Rebe, aparta ese estúpido pastel de mi vista.—Le digo dándole un manotazo al ridículo pastel, que cae al piso.
— ¡¡Ay Oye!!...
Por qué siempre tienes que ser tan violenta y aguafiestas.—Me dice, Rebe la única persona tolerable, en esta maldita prisión.
—Es que Tú bien sabes, que no me gusta lo que haces, y aún así te empeñas en fastidiarme.—Le digo a la hermosa mujer castaña y ojos marrón de 38 años, que está a solo un año de cumplir su sentencia, y que al igual que yo está aquí por asesinar a un abusador, con la diferencia que a ella le dieron menos años de prisión que a mí.
—Ay Mía...¿Por qué eres tan fría?, tienes que cambiar porque la amargura mata el alma.—Me dice serena, recogiendo el pastelito y comiéndolo aún si está sucio.
—Discúlpame Rebeca, sabes que tengo el corazón de piedra, y que con el paso de los años se vuelve más duro.—Le digo a mi compañera.
—No tienes el corazón de piedra Mía, lo tienes de hielo, pero sé que algún día, encontrarás a la persona mas cálida y podrá derretir ese corazón, entonses saldrá a luz, lo que eres, porque dentro de ese caparazón que te pusiste, hay una mujer bondadosa, generosa y justa.
Mía, tu eres igual o más hermosa por dentro, como lo eres por fuera, o crees que es por gusto que en este lugar todos te odian, lo hacen porque te envidian.
Mírate eres la mujer más preciosa que he visto, mira asa carita de ángel que tienes, ese cuerpaso, ummm y ese trasero... ¡¡menos mal soy hetero, sino mamasita te comía en la noche!! aprovechando que estamos en la misma celda, jajajajajaja.—Me dice la castaña haciendo gestos como si comiera algo delicioso y carcajeandose.
—Tú, estás loca..—Le digo seria.
—Tal vez si y es preferible estár loca a estár amargada, tu deberías enloquecer igual, eso te liberaría.
Yo entendí que la mayor prisión, la más cruel e insoportable, es la que yo misma le puse a mi alma, cuando odiaba a medio mundo, pero el perdón libera; y tu deberías intentar liberarte.—Me dice, viendo mis ojos.
—Pues eso nunca pasará conmigo.
¡¡Porque no quiero!!.
Yo no perdonaré a nadie, Yo los haré pagar, aunque sea lo último que haga en la vida.—Le digo a Rebeca
—Mía, sé que dentro de tu corazón de hielo, hay mucho dolor, soledad y odio, sé que le quitaste la vida a un abusador y eso te marcó para siempre.
Sé que tu amiga Dani murio, y que fue muy duro para ti, pero debes dejar lo malo en el olvido.
Ah... pero antes que olvides, quiero que me cuentes tu historia completa.
Cuéntame todo...—Me dice la mujer que aún con mi mal temperamento, me comprende y me ayuda a que los eternos días, sean más fáciles de sobrevivir.
Ella habla hasta por los codos, pero es la única persona en esté lugar a quién le he permitido acercarse y creo que tiene razón, es hora de contarle mi historia...
Veo a Rebecca, comiéndose el último bocado del pequeño pastel de cumpleaños, la verdad no sé cómo lo consiguió y no quiero preguntar, por que es algo que simplemente no me interesa.
—Unnnn, de verdad estaba delicioso, pero te lo perdiste por amargada.
Yo la verdad te entiendo Mía, sé que esto no es fácil para nadie, y menos para una persona como Tú, viviste hasta los 18 años rodeada de lujos y comodidades, y también sé que en esta cárcel te trataron con violencia y desprecio, pero mírate, has sobrevivido a todo.
Admiro tu entereza, nunca te he visto llorar.
No te dejas amedrentar y nadie puede hacerte cambiar de opinión en tus convicciones.
Estás privada de libertad, pero eres tan fuerte como jamás vi a nadie.
Lo único malo, es que has dejado, que esa gente a quien odias sea el centro de tu vida y eso es nocivo para tí.
Mía el centro de tu vida, debes ser Tu y Tu bienestar, después el de la gente que amas, nunca debes enfocarte en la gente que desprecias, aunque tengas motivos suficientes para hacerlo.
Ahora, ya cuéntame todo, con detalles...
Yo te he contado toda mi vida, creo que te he demostrado lealtad aun en está prisión, por eso es que creo que puedo saber más de ti.—Me dice Rebeca, la mujer que me ha defendido con uñas y dientes y que ha salvado mi vida en más de una ocasión.
Me quedo viéndola y decido contarle toda mi vida...
— Está bien... Creo que serás la primera persona a la que le contaré mi tragica vida; me duele tanto recordar, porque hay cosas que jamás se superan, como perder a mi familia.
Yo tuve la mejor de las infancias, la que todo niño debe tener, una familia maravillosa un Padre Sorprendentemente admirable y correcto ante todo, una Madre amorosa y cuidadosa, un hermanito alegre, bromista y derrepente fastidioso, pero que me amaba y yo a Él, unos abuelos soñados, aunque mi abuelo se quedó viudo antes, pero en fin, yo lo tenía todo y fui extremadamente feliz.
Como bien sabes, soy la heredera universal de los Montecarlo.
La empresa fabricante y exportadora de los mejores vinos de sur américa, la fundó mi tatarabuelo y fue heredada por cada generación hasta llegar mi a muy temprana edad.
Lamentablemente esa herencia de la que no he disfrutado "aún", fue la que desencadenó toda la maldad de los Montiel.
Yo solo tenía 16 años, cuando mis amados Padres, Máximo, Yanice, mi hermanito Junior, y mi abuelo que también se llamaba Máximo murieron; todo pasó, al caer la avioneta en donde se transportaban.
Ellos fueron juntos a ver unas tierras que le estaban ofreciendo a Papá, y alli pasó la más dolorosa tragedia; para mi, aún es difícil de asimilar, de un día para otro me quedé sola, completamente sola.
Por ser la única Montecarlo, era la única heredera, pero al ser menor de edad, debía contar con ayuda de un tutor, El abogado de Papá, Marco Soler me estaba ayudando con eso asunto, igual me ayudó en todos los trámites del funeral de toda mi familia.
Para ese momento no sabía que sucedería conmigo, pero Marco me dijo que yo podia elegir a un tutor, ya que no tenía ni un solo familiar, pues mis Padres ambos eran hijos únicos.
Marco Soler se ofreció para ayudarme, me protegió y me protege aun, en todo lo que puede.
Sin embargo, no contábamos que aparecería Oscar Montiel, supuesto socio y mejor amigo de mi Padre.
Este hombre, traía unos documentos notariales, donde decía que Él era socio de mi empresa con un 20 % de las acciones, y otro el documento decía, que en caso de fallecimiento de mis Padres, mi hermanito y Yo quedábamos al cuidado de su mejor amigo y socio Oscar Montiel, y que también lo facultaba para manejar todo lo financiero del Corporativo Montecarlo y del heredero o los herederos.
En este caso, se refería a mi.
De la nada, ya tenía un tutor y este decía ser socio de la empresa.
Todos los que oímos y vimos los documentos, sentíamos dudas, pero hasta cierto modo, también sentí alivio.
Mi hermanito de 14 años, y Yo habíamos oído siempre que un día manejaríamos la empresa, pero a mi edad no sabía mucho del Corporativo Montecarlo y lo peor de todo mi hermano tampoco estaba.
A Oscar Montiel, lo había visto junto a mi Padre en varias ocasiones; ahora este hombre venía con un documento firmado por Papá, donde le daba la autoridad de manejar la empresa y mis finanzas, hasta que Yo cumpliera 18 años.
Claro que la empresa a pesar de todo debía seguir funcionando, había gente muy capacitada en cada área, aunque ya no había un CEO.
Tampoco estaban mi madre y abuelo, las personas que hubieran podido asumir el cargo.
Yo estaba en una encrucijada y la aparición de Oscar Montiel, significaba una solución.
(Mia)
Oscar Montiel, llegó junto a su esposa, y se autonombró ser el único capaz de manejar el corporativo, yo simplemente no discutí nada.
Ellos se instalaron sin pedir permiso, en mi casa y en mi vida.
No había nada que dijera lo contrario.
Mi Nana Sofía, había revisado todo en la habitación de mis Padres y en el estudio donde Papá trabajaba, para ver si encontraba algun documento, que hablara de la supuesta sociedad, pero sin ningún resultado.
Asi que me quede cruzada de brazos.
Yo, no era más que una frágil y necesitada adolescente huérfana; con un profundo dolor en el corazón.
La razón por la que los Montiel habían llegado, no era para ayudar con mi destrozada vida, ni para aliviar el dolor tan infinito que tenía, era porque Yo era dueña de casi 100 hectáreas de viñedos, una fabrica procesadora y de la comercializadora del mejor vino de Argentina; además de todas las cuentas bancarias de mis padres y abuelo.
Todo era parte de un plan maléfico...
Pero de eso me di cuenta muy tarde.
Pues en ese tiempo, aunque tenía dudas acepté sin objetar, despues de todo, creí que era la decisión de mi Padre.
Yo no sabía como manejar el corporativo, Papá había muerto inesperadamente y el único hombre que sabía el teje y maneje de la empresa, según lo decía el mismo, era Oscar Montiel, el me insistió en que la voluntad de Papá era que la Familia Montiel se hiciera cargo de todo.
"Incluyéndome"...
Pero con la aparición de ellos, mi trágica vida se empeoró...
Desde que llegaron, y se involucraron en todo mi entorno, sentí un leve alivio, ya que veía que El hombre si sabía como manejar desde los viñedos, hasta la exportadora.
También sentí un leve alivio a mi dolor, pues tanto Oscar como Eugenia se mostraban atentos, comprensivos y hasta cariñosos.
Les creí todo, creí que querían cuidar de mí, que querían ayudarme y que lo hacían por el amor que le guardaban a mi difunto Padre.
Viví un tiempo así, aunque el dolor de la pérdida de mis Padres y abuelo fue grande e insuperable, ellos me ayudaron a sobrellevar todo, y eso era parte de su plan.
Pero a mí, me parecía muy extraño, que trataban de alejarme, de todos los que me apreciaban.
Al abogado de mi Padre lo odiaban y hablaban muy mal de Él.
Me decían que Papá, últimamente ya no no le tenía confianza, porque era un tramposo.
Siempre me estaban diciendo que la gente solo se acercaba a mí, por algún tipo de interés.
Bien dice el dicho, "El León, juzga por su condición".
Incluso, intentaron despedir de mi propia casa, a mi Nana Sofía, y a la hija de mi Nana llamada Daniela, quien para mí era como mi hermana.
Es que después de la muerte de tida mi amada familia de sangré, Ellas eran mi única familia y Yo las amaba.
Daniela y Yo hacíamos todo juntas, era solo unos meses mayor, así que íbamos a la misma clase, en el mismo colegio, hasta vivíamos en la misma casa, despues de todo era una casa demaciado grande.
Pero Eugenia Montiel, siempre me estaba hablando mal de Dani, aunque jamás les tomé importancia a ninguno de sus malos comentarios; sin embargo, eso tendría que haber sido suficiente, para sacarlos de mi vida.
Si yo hubiera sido más inteligente, mi Daniela quisa aún estuviera viva.
Esa gente me engañó de la manera más vil, pero aunque a mí, me tenían convencida de que su cercanía era para ayudarme, porque Papá se los pidió y autorizo, jamás pudieron alejar a mi Nana, a Daniela, al abogado Marco Soler, ni a Leonardo el encargado de toda la hacienda, ellos siempre estuvieron a mi lado, incluso me aconsejaban para que yo tomara mis precauciones.
Así que Ellos, se organizaron mejor e intensificaron sus estrategias.
Yo no sabía que los Montiel tenían hijos, me enteré, hasta que Eugenia empezó a hablar de ellos, luego los mandaron a traer de la universidad en donde estudiaban y al venir los hermanos Montiel, mi trágica vida empeoró aun más.
Te contaré por qué...
Las vacaciones llegaron, Yo había terminado mi bachillerato, pero quice ir a la fiestra de graduacion; en lugar de eso me enfoqué en agilizar mis trámites para el ingreso a la universidad.
Luego de eso para aprovechar las 6 semanas de vacaciones decidí ir a mi hacienda, como lo hacía cuando mis Padres vivían, asi qué armé el viaje junto a mi Nana y Daniela.
A Eugenia no le pareció la idea, ya que me dijo que sus hijos vendrían a pasar las vacaciones con ellos y que querían conocerme.
Sin embargo, aunque Yo permitía que estuvieran en mi casa como si hubiesen sido parte de la familia y escuchaba su opinión, siempre mantuve mi criterio propio, si no estaba de acuerdo en algo sencillamente no lo aceptaba.
Lo hacía así, porque aun de pequeña mis Padres siempre me respetaron y apoyaron en lo que yo decidía hacer; ahora no iban a venir unos extraños a mandar en mi vida, ya bastante era que manejaran mis finanzas, además no me interezaba conocer a sus hijos, para mi ellos era unos extraños.
Así qué, me fui a disfrutar de mis vacaciones, al fin y al cabo, sentía que en el Corporativo todo estaba en orden, además el abogado de mi Padre me dijo que la firma en el documento que Oscar tenía en su poder, era la de Papá y si mi Padre había firmado eso, era lo correcto para Él y Yo debía confiar.
Llegando a la hacienda, todo fue diferente, ya no estaban mis amados Padres.
Aquella cálida casa, que había sido uno de mis lugares favoritos, se veía tan grande y se escuchaba tan silenciosa, los empleados salieron a recibirme como siempre, pero en sus rostros había tristeza e incertidumbre.
Mis Padres fueron unas personas tan generosas y justas, era obvió que todos allí los extrañarían.
Ése día hablé con ellos y les dije que trabajaran como si Ellos estuvieran vivos y que yo en un año seguiría con el rol de mi Padre, estaba a punto de cumplir 17 años, y que mis Padres me educaron para manejar el Corporativo Montecarlo y lo haría de la mejor manera.
Vi caminar, a Leonardo Dorantes, el hombre de confianza de Papá, un hombre al que yo admiraba por su carisma, y por ser una persona realmente maravillosa estába cargo de toda la hacienda.
Él se acercó a mí y me dijo, que estaba a mi orden y que haría todo cuanto fuera necesario para que yo aprendiera lo relacionado con los viñedos y la prosesadora de uvas; así qué las siguientes semanas, fueron de mucho aprendizaje, ya qué Leonardo se tomó muy en serio enseñarme y Yo me tomé muy en serio aprender.
También me divertí en ese tiempo, los hijos de Leonardo, que tenían mi misma edad, y que también estaban de vacaciones se nos unieron, Cristina y Victor, ellos se convirtieron en buenos amigos, Cristina era muy extrovertida, Víctor era el más tímido muchacho que yo había conocido jamás, era tan delgado que parecía caminar encorvado, aunque muy guapo e inteligente.
Victor siempre estaba cerca de mí, haciéndome reír con sus ocurrencias.
Todos me tenían mucho respeto, yo era la heredera de todo, y ellos parte de la gente que me ayudaban, pero siempre les insistí qué me tratarán como a una amiga.
Y así fue, yo con sinceridad los apreciaba y sabía que ellos también a mi, Dani, los mellizos Dorantes y Yo nos divertimos como nunca en esas vacaciones, lamentablemente aparecieron los hermanos Montiel...
Y ese día la vida nos cambió.
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