...Hola, queridos lectores:...
...Estoy emocionada de compartir con ustedes una nueva historia llena de amor, intrigas y traiciones que seguramente los mantendrá en vilo. Espero que la disfruten tanto como yo disfruté escribirla....
...Si les gusta, me encantaría que me dejaran sus "likes" y comentarios. ¡Su apoyo significa mucho para mí!...
Empecemos con la lectura, espero la disfruten
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Si pensaron que la vida era difícil, entonces no tienen idea de lo que eso significa. Me ha tocado vivir dos vidas en las que me ha tocado luchar por lo que quería, en la primera me fue muy mal, pero ahora haré todo lo necesario para ser feliz y hacer pagar a mis verdugos.
Soy Alexa Rodriguez tengo 25 años, cabello negro, ojos azules y tez blanca. No soy muy alta, apenas mido 1.61 m; sin embargo, las curvas de mi cuerpo me hacer ser una mujer deseable para cualquier hombre.
Mis padres se divorciaron cuando yo tenia quince años y como dicen por ahí, "los papás en ocasiones no solo se divorcian de la esposa, sino también de los hijos" y bueno ese es mi caso. Cuando mi papá "Alfredo" se divorcio de mi mamá "Luisa" el se alejó de mí dejandome en el olvido. Las cosas empeoraron cuando se caso nuevamente con una horrible mujer llamada Sandra. Antes de ella mi padre al menos hablaba conmigo una vez por semana y contribuía con mi gastos, pero al paso del tiempo eso cambio. Ya no lo veía y sus contribuciones a mi educación cesaron. Fue difícil terminar mis estudios, me toco trabajar medio tiempo y estudiar el resto del día. Mi mamá me ayudaba, aunque debido al divorcio cayo en depresión y las cosas nunca mas volvieron a ser iguales. Mientras nosotras viviamos en condiciones precarias, mi padre y su nueva familia gozaban de una buena vida, llena de lujos y desenfreno. El colmo fue cuando Alfredo adopto a la hija de su nueva esposa, le dio su apellido, la trataba como si realmente llevara su sangre, mientra que a mi ni volteaba a verme. Para ser sincera no me llevo bien con Carolina la hija de mi madrastra, apenas tenia 16 años cuando todo esto paso, así que no me culpen por odiar a esa intrusa, y no es por mi papá; es por ella misma, desde que entro a mi vida se ha encargado de arruinar la poca relación que llevo con ese señor que me engendro, después de cumplir los 18 años el se terminó de alejar y desde entonces trabajo fuertemente para ayudar a mi mamá quien enfermo del corazón y sus tratamientos son realmente costosos. La verdad no se que hacer, ya que necesita una cirugía y esta, es demasiado costosa.
Con la esperanza de que mi papá nos ayudara fui hasta su oficina, este era el único lugar donde lo podía encontrar, ya que ni en juego iría a su casa, las veces que había ido su esposa y mi reemplazo solo me humillaban burlándose de mi y de las condiciones en las que viviamos, en fin aquí me encuentro frente al enorme edificio de oficinas, donde mi papá es el dueño y además posee su despacho de abogados.
"Señorita Alexa, teníamos tiempo sin saber de usted". El guardia de seguridad que llevaba años trabajando con mi padre me saludo amablemente.
"¿Cómo está, señor Carlos?, he estado ocupada y no he podido venir por aquí. ¿Mi padre se encontrará en su oficina?" Respondí con la misma educación que el hombre me estaba ofreciendo.
"Lo siento señorita, pero el señor no se encuentra, salió temprano con la señora Sandra y la señorita Carolina", explicó el hombre como si sintiera pena por mí.
Cabizbaja sonreí por mi mala suerte, me despedí del sujeto y caminé hacia la calle, estaba molesta con mi padre y es que a esas mujeres les dedicaba tiempo y amor, mientras que a mi mamá y a mí solo nos trababa con indiferencia, al menos si nos odiara tendría algún sentimiento por nosotras, pero ni eso le despertábamos, quería saber por qué de su cambio, recuerdo que cuando era una niña mi papá me cuidaba como su mayor tesoro.
Flashback
Recuerdo un día en el parque, yo corría al alrededor de mi papá persiguiendo unas mariposas monarcas, tropecé con una piedra y caí al suelo, llore de dolor. Pero al sentir que me elevo en sus brazos y me consoló con tanto amor que olvide por completo el dolor.
Fin del Flashback
Sin darme cuenta las lágrimas inundaron mis ojos haciendo que mi vista se nublara, con la cabeza gacha continúe caminando sin percatarme de mi alrededor. Saque mi teléfono para llamar a Lissandro: mi novio, pensaba que contaba con él para todo, pero que lejos de la verdad estaba.
Fui a buscarlo en su casa, aunque mis suegros no me querían en este momento lo menos que me importaba era su opinión de mí, necesitaba hablar con Lissandro, me urgía su apoyo. Llevábamos de novios tres años, prácticamente desde que mi padre nos abandonó, en ese momento fue mi tabla de salvación a quien me aferre para superar el dolor que estaba sintiendo.
Para cuando llegue a la casa de mis suegros ya había anochecido, pero las luces de la ciudad iluminaban el camino por él cuan pasaba; sin embargo, dentro de mí se tejía una gran oscuridad, aún más profunda que la noche más oscura.
A lo lejos pude visualizar la casa de los Mendoza: la de mi novio. Apresure el paso para poder llegar rápido y ver al amor de mi vida, a medida que me acercaba pude vislumbrar los carros que llegaban de todas partes, *algo no estab bien*, pensé. Lissandro nunca me dijo que darían una fiesta y si así fuera yo estaría invitada. presintiendo lo peor camine hasta la entrada principal, no tuve ningún problema para entrar, solo di mi apellido y las puertas fueron abiertas para mí.
Mire a mi alrededor sintiéndome avergonzada, ya que se suponía esto era una fiesta de etiqueta y pues yo no estaba vestida para la ocasión y creo que como van las cosas nunca tendré la oportunidad de verme como las hermosas mujeres que me miraban con desprecio.
La voz de un hombre llamo mi atención, el hombre estaba en el centro de la sala sosteniendo una copa con una de sus manos y con la otra sostenía la mano de una hermosa joven la cual era muy familiar para mí.
"Gracias por venir a acompañarnos esta noche". Dijo levantando su copa saludando. "Esta noche es muy especial para mí", continuó con una brillante sonrisa. "A mi lado se encuentra la mujer más especial de mi vida, la única mujer que hace que mi mundo se detenga y la única que ha logrado conquistar mi corazón, por eso ante todos ustedes y con el permiso de mis queridos suegros, quiero pedirte Carolina que seas mi esposa".
Las lágrimas corrían por mis mejillas al ver a mi novio, a mi amado Lissandro pidiéndole a la nueva hija de mi padre que fuera su esposa, cada palabra que le dirigió a ella fue una puñalada a mi corazón, me sentía devastada, pero lo peor aún no pasaba.
"Tienes mi permiso para casarte con mi adorada y única hija, Carolina. Solo debes saber que ella es mi mayor tesoro y si la haces sufrir sabrás lo que Alfredo Rodriguez es capaz de hacer". Alfredo hablo con tanto orgullo de Carolina que mi sangre se helo en menos de un segundo, sentía que todo mi cuerpo se adormecia en respuesta al gran dolor que estaba sintiendo.
"¡Bravo!, felicidades a los novios", dije tomando una copa de vino de uno de los invitados, un hombre que ni detuve a ver quien era.
"¡Alexa!, ¿qué haces aquí?", pregunto Lissandro visiblemente sorprendido.
Lo miré con odio, mi mirada paseaba entre mi padre, la estúpida bruja de Carolina y el traidor de mi exnovio. "Siento la interrupción, sé que no fui invitada, pero quería compartir con ustedes su felicidad". Dije con sarcasmo.
"Alexa, salgamos de aquí". Mi padre caminó hasta mí tomándome del brazo.
Lo miré con desprecio, para luego soltarme de su agarre. "Disculpe señor, no lo conozco así que le prohíbo ponga sus manos sobre mí". Alfredo qieso de piedra al escuchar mis palabras. "Estoy aquí solo para felicitar a la hermosa Carolina y al que hasta hace unos minutos fue mi novio.
Las miradas de sorpresa de los invitados se posaron sobre mí, la estúpida sonrisa de Carolina se congeló y ni hablar de Sandra que estaba pálida e incrédula ante mis palabras.
"Señorita yo no la conozco, así que le.voy a pedir que por favor se vaya", Lissandro se dirigió a mí con frialdad, entonces entendí que solo fui una más en su lista.
No perdería mi tiempo con estas personas; no valía la pena, tome de un trago la copa en mis manos y salí de la casa con mi frente en alto. Una vez estuve sola me desplomé y toda la fuerza que había mostrado hace unos minutos se esfumó, me recosté en uno de los pilares de la entrada principal, el dolor en mi corazón era horrible, era como si lo tomaron en manos y lo estrujaran sin compasión. Me dispuse a irme, pero escuché la voz de Carolina detrás de mí.
"Piensas que será tan fácil irte después de lo que has hecho, sabía que eras una perra, pero nunca imagine que fueras capaz de tanto", sus palabras resonaron en la entrada principal de la enorme casa.
Sonreí con sarcasmo al escuchar sus palabras, mismas que no me importaban. "Mejor vuelve con tu prometido. No se vaya a ir con otra". Comente con firmeza.
"No te dejaré ir tan fácilmente, crees que te perdonaré el haber querido arruinar mi fiesta de compromiso. Estás muy equivocada". Respondió Carolina lanzándose encima de mí.
Empezamos a forcejear y no supe como Carolina rodó por unas escaleras que llevaban a al jardín de la entrada principal. Lissandro apareció detrás de mí agarrándome del cabello y lanzándome al piso. "¿Qué crees que estás haciendo?, Carolina está embarazada". Después de lanzarme al suelo corrió a su lado. Ella se quejaba de manera lastimera, llevando las manos a su vientre.
"Me duele, me duele mucho. Amor mi bebé, mi bebé", gritaba llamando la atención de los invitados.
"Si algo le pasa a mi mujer o a mi hijo, te juro que te arrepentirás de haber nacido". Lissandro me miro con desprecio para luego llevar a Carolina en sus brazos hasta uno de los autos estacionado en el frente de la gran casa.
Estaba asustada, yo no había hecho nada, pero quien me creería si la estúpida de Carolina antes de irse me culpo a mi de lo sucedido.
Alfredo se acercó tomándome por la barbilla y obligándome a verlo. "Pídele al cielo que no le pase nada a mi princesa, porque si a ella o a mi nieto le pasa algo lo pagaras muy caro, mxxxxxx bastarda". No entendía por qué mi padre me estaba tratando así.
Mi cuerpo temblaba por el dolor que estaba sintiendo. El golpe que recibí al caer fue muy fuerte y ahora el dolor que sentía al escuchar las palabras de mi padre.
"¿Por qué me dices eso?", pregunté con lágrimas en los ojos.
Alfredo no se volvió a dirigir a mí, solo abrió la boca para pedirle a sus hombres de seguridad que me llevaran y no me dejaran escapar.
"No puedes hacerme eso, necesito ir con mamá. Ella está muy enferma y me necesita. Por favor papá déjame ir".
"No me llames padre, entiende que no lo soy. Tú y tu madre son iguales: unas perdidas. Llévensela de aquí". Grito Alfredo con rabia. "Si a mi hija o mi nieto les pasa algo lo pagaras muy caro te haré sufrir como nunca antes y seras testigo de la muerte de tu madre".
"No, no con mi mamá no te metas. A mí puedes hacerme lo que quieras, pero a ella no". Mis palabras quedaron en el aire, pues Alfredo solo se dio la espalda y se fue. Las personas que presenciaron toda la escena me miraban con desprecio y murmuraban cosas horribles sobre mí. Pero en la multitud pude ver a un hombre que me miraba diferente, era como si estuviera compasión de mí.
Los hombres que me habían capturado arrastraron mi cuerpo hasta un auto, yo luche por soltarme de su agarre; sin embargo, mis fuerzas no eran suficientes para enfrentarme a ellos.
Las horas pasaron y yo seguía en una habitación fría llorando en el sucio suelo y suplicando por mi libertad. No sé cuanto tiempo había pasado cuando de repente la puerta se abrió dejando pasar la luz dejándome ciega por unos segundos.
"Te dije que si algo le pasaba a mi nieto lo pagarías muy caro". La voz de mi padre lleno la habitación aun sonando más fría que él mismo suelo sobre el cual me encontraba encadenada como un animal.
"Yo no hice nada, Carolina se lanzó sobre mí..."
"¡Cállate!", volvió a gritar Alfredo haciéndome callar con un fuerte golpe en mi rostro. "Pagarás la muerte de mi nieto, por lo pronto ya me encargué de tu madre. No sabes lo que disfrute viéndola morir". Cada palabra que decía me hundía en la más profunda desesperación, en mi mente me decía que él no había sido capaz de hacer algo así.
"No es cierto, no fuiste capaz de lastimar a la que fue tu esposa". Decía entre sollozos ahogados.
"Después de que termine contigo verás lo capaz que soy de lastimar a quien se mete con lo mío".
Alfredo salio de la habitación no sin antes dar algunas ordenes. "Hagan lo que quieran con ella, después quitenle la vida. Solo que antes de morir ella debe sufrir y mucho". Sin voltear a verme me dejo a merced de aquellos hombres quienes me arrancaron el alma sin piedad.
Desperté en mi habitación sintiendo aun el sabor metálico de la sangre en mi boca y a esos sujetos profanado mi cuerpo de las mil maneras posibles, me levante rápidamente pensando que todo había sido un sueño, pero rápidamente recupere la razón y supe que nada había sido un sueño, que todo eso me paso y que estaba recibiendo una segunda oportunidad de vivir.
Recordé a mi madre y fui corriendo hasta donde ella estaba. La encontré llorando en su habitación, ya que había vuelto al día en el que mi papá la dejo, al día de mi cumpleaños número quince.
"Mamá no llores, no vale la pena". Le dije a mi mamá hablando con frialdad.
"¿De qué hablas hija? ¿A caso sabes lo que está pasando?" Preguntó mi mamá sorprendida.
"Si, lo sé. Pero eso no es lo importante, tienes que sobreponerte a esta traición y ser feliz. Alfredo no vale una sola de tus lágrimas y no quiero que arruines tu vida pensando en ese desgraciado".
"No hables así de tu padre, lo que pase con nosotros no tiene que ver contigo". Dijo Luisa molesta.
Sonreí con frialdad y salí de la habitación, después me encargaría de que mi mamá entendiera las cosas, por ahora solo quería pensar en lo que haría y ya sabia quien me ayudaría.
Fui hasta las empresas Materano y desde la distancia observé al guapo hombre director y presidente de este grupo empresarial. *Serás quien me ayude a vengarme de Sandra y Carolina*, pensé.
Regrese a mi casa donde mi mamá recibía la visita de los padres de Lissandro. "¿Cómo pude olvidar que hoy conocería al imbécil de Lissandro?", susurre para mi misma.
Entre a la casa y ahí estaban ellos, los desgraciados que me humillaron hasta el cansancio.
"Hija, ven te quiero presentar a unos amigos de la familia". Tenía muchas lagunas, solo esperaba irías despejando antes de que algo se saliera de control.
"No tengo tiempo para conocer a gente desagradable". Dije con frialdad.
"¡Alexa!" Exclamo mi madre avergonzada. "No seas grosera y ven a saludar". Ordenó con firmeza en su voz.
Entre a la sala y mire a la familia sentada en los muebles de mi sala con desdén. En el pasado me había comportado con amabilidad.
Flashback
"Señores Mendoza un gusto conocerlos". Dije educadamente.
"El gusto es nuestro Alexa". Respondió la bruja de Luisa: mamá de Lissandro. "El es mi esposo George y mi guapo hijo Lissandro".
Quede impresionada por lo guapo que era Lissandro, su sonrisa me dejo hipnotizada haciéndome pensar que se había fijado en mi.
Fin del Flashback
Lissandro era algo mayor que yo, el tenia veinte años cuando lo conocí, era muy ingenua en aquella vida, nunca vi sus verdaderas intenciones, pues un adulto no debería fijarse en una adolescente, pero yo no entendía eso.
"Diaculpen a mi hija, esta pasando un mal momento por la separación". Trato de explicar Luisa siendo tan complaciente con esas personas.
"Un gusto conocerlos, ahora si me disculpan tengo cosas realmente importantes que hacer". Me dispuse a marcharme, pero la voz de Lissandro me detuvo.
"Tam hermosa como mal educada".
No perdí el tiempo y camine hasta mi habitación, había pasado por muchas cosas en tan poco tiempo que mi cuerpo se sentía cansado. A lo mejor por eso había olvidado algunas cosas de mi vida anterior.
Con mis conocimientos estaba segura que conseguiría trabajo en la empresa Materano, pero no podía simplemente aparecer de la nada, soy menor de edad y así nadie me co trataría. La paciencia debía ser mi mejor arma.
Me quede dormida, trate de descansar. Pero los recuerdos de mi muerte me atormentaban, aun sentía a esos hombres sobre mí, la forma tan agonizante en la que fui perdiendo el aire en mis pulmones. Desperté a media noche gritando con desesperación.
"Alexa, hija ¿que pasa?". Pregunto mi mamá entrando preocupada a mi habitación.
"Nada mamá solo fue una pesadilla". Expliqué calmando mi acelerado corazón.
"No me pareció una pesadilla, era como si fuera algo vivido". Comento visiblemente confundida.
"Tranquila, solo fue un mal sueño. Pero me dejarias dormir contigo". Pregunté a punto de llorar.
Sabia que mi mamá desarrollaría esa terrible enfermedad y quería pasar el mayor tiempo posible con ella.
"Claro hija, aunque ya no eres una niña".
"Un hijo nunca deja de ser un niño pequeño para sus padres". Respondi con las mismas palabras que ella siempre me decía cuando discutíamos y yo le gritaba que no se metiera en mi vida, ya que no era una niña pequeña.
"Estas muy rara, anoche te fuiste a la cama siendo una niña inmadura y hoy pareces otra, hasta tu manera de hablar a cambiado". Comento confundida.
"Es que madure madre, no quiero ser una mujer débil de la cual se burlen o hagan menos, y te prometo que de ahora en adelante trabajare duro para que no nos falte nada". Hable con determinación. Tenia una nueva oportunidad y no la desperdiciaria pensando estupideces.
Nos fuimos a dormir, el resto de la noche la pase pensando en mis próximos pasos. Tenia que buscar la manera de acercarme a Sergio Materano, la única persona que sintió pena por mí e intento ayudarme. Aunque llego un poco tarde a ese lugar en el que me quitaron la vida.
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