The Broken Omega.
01: Weakness.
Maximiliano.
Limpia bien bastardo.
Dijo el hijo del Alfa, su nombre es Maximiliano y él de hecho me odia sin razón.
No respondo, ya que no me tienen permitido hablar, simplemente sigo con lo mío, trapear el piso. Max camina hacia mí y me estremezco esperando el golpe, pero nunca llega, en su lugar veo como patea el cubo de agua sucia frente a mí y está empapa todo mi cuerpo. El agua estaba fría.
Maximiliano.
¿Algo que decir Omega?
Dijo riéndose en mi cara, mantuve mi mirada en el suelo como me enseñaron y negué con la cabeza.
Mirar a cualquier miembro de la manada es algo que no se me permite y esa fue definitivamente una regla que aprendí por las malas.
Terminé de limpiar el desastre que Max hizo y me encaminé hacia la cocina, era hora de preparar el almuerzo, ver tanta comida despertaba mi apetito, pero me permitían comer con la manada.
Puse la mesa y esperé hasta que la familia del Alfa se sentara a comer, en la mansión viven 27 personas, el Alfa y su esposa; sus hermanos y hermanas con sus respectivas familias, veintisiete personas que parecían dedicar su vida a hacerme sufrir.
Esa es mi vida desde que tengo memoria, ellos me consideran su esclavo y además soy un Omega lo que definitivamente me podía al final de la lista. Los Omega en esta manada son lo más bajo que existe, aunque no sé si todos los omegas son tratados así, nunca he salido fuera del terreno de la mansión ya que no me lo permiten, por lo que solo me he relacionado con las veintisiete personas de este lugar y algunas ni toman en cuenta mi existencia.
¿Que si he intentado escapar?
Tampoco lo he hecho porque así no sinceros afuera o dentro seguiré siendo un Omega, y duro que algo cambie afuera; tampoco es que tenga donde ir.
El el resto de la tarde continué con mis labores, debo ganarme el alimento que recibo, eso dice el Alfa y claro, evitar a toda costa cualquier castigo. Después de limpiar y ordenar todo, me dediqué a la cena, pero no logré terminar a tiempo, debido a que el menú que el Alfa quería el día de hoy era mucho más complicado de lo que pensé.
Luego de servir la cena fui a la cocina a esperar al Alfa, mis manos comenzaron a ponerse muy frías y mi corazón latía rápido, estaba literalmente temblando de miedo.
Una vez el Alfa entró me hinque frente a él.
Aiden.
Dije en un hilo de voz, la única vez que puedo hablar es para disculparme.
Alfa: Pequeña mierda, lo único que tienes que hacer es servirlas a tus superiores y ni eso puedes hacer bien, eres un inútil.
Su voz era gruesa y llena de ira, estaba furioso.
Alfa: Yo comí mi cena tarde el día de hoy, pero tú no comerás nada como castigo.
Dijo enojado y se acercó a mí, con un empujón me tiró al suelo, me dio una patada y luego se fue. Los golpes del Alfa eran los peores, porque su fuerza era la de un Alfa, es decir sumamente fuerte y penetrante.
Luego de que se fuera me las arreglé, para levantarme y caminar al salón, recogí cada plato y me sentí intentado comer las sobras, que después de todo era mi comida normalmente, pero no podía desobedecer.
Una vez que terminé, me encaminé a mi habitación, mejor dicho una esquina del sótano, el sótano era grande, por suerte, en una esquina se encontraba el cuarto de lavabo donde pasó mucho tiempo y en la otra un colchón con unas cuantas mantas que eran mi cama, un armario y mis pertenencias. No tengo mucho y eso es básicamente porque solo si me permite estar shorts y una camiseta que hace varios años fue blanca. Tampoco tengo zapatos.
Además de su única otra pertenencia era un horrible collar metálico que traía soldado en el cuello desde hacía cuatro años. En realidad lo uso desde los 5 años, pero cuando era pequeño aprendí a quitármelo, hace cuatro años el alfa se dio cuenta y mandó a que lo soldaran en mi cuello.
Sacudí mi cabeza para dejar atrás esos recuerdos y me acosté, poco a poco dejé que el cansancio me ganara.
02: Other side.
Jayden.
Vamos Noah levántate.
Dijo mi beta, primo y mejor amigo Jayden tirándose junto a mí en la cama.
Noah.
Claro que no, son nuestros primeros días de vacaciones, ni de broma me levanto.
Jayden.
Tu padre dijo que tiene que hablar con nosotros, creo que tiene que ver con tu cumpleaños.
Soy Noah, el siguiente alfa y estudia tres espléndidos días de cumplir 18, para los hombres lobo estaba significa que ya puedes encontrar un compañero o "mate" que sería el amor de tu vida, la persona con la que tendrás la conexión más fuerte en el planeta.
Mi madre es uno de los tres grandes, tres poderosos alfas que gobiernan las manadas repartidas entre diferentes continentes, mis padres se encargan de América, mientras que uno de los otros alfas se encargan de Europa y África; por ende al último le toca Asia y Oceanía.
Jayden.
Levántate lo digo en serio.
Dicho eso él salió de mi habitación, yo fui a ducharme y vestirme.
En el comedor ya se encontraba la familia, en las manadas las familias vienen juntas, en esta casa vivimos mis padres que son los alfas de toda la manada, mi hermanita Skylynm que tiene cinco años y mis tíos maternos junto con sus propias familias, es decir mis primos, entre ellos mi beta; en total éramos unas 20 personas en la mansión. Mis padres además de ser de los tres grandes entre los lobos, eran personas de negocios entre los humanos.
Dije sentándome, ellos me respondieron agradablemente y comencé a desayunar.
Liam.
Noah cambiaremos la fecha de tu fiesta de cumpleaños.
Pregunto escandalizada mi madre, ella de verdad quería que yo tuviese a mi compañera, me había hablado mucho de ello.
Liam.
La manada Fierce quiere tener una basílica reunión con el Triángulo y dado que ellos viven en este continente y de hecho algo cerca, el triángulo espera que seamos nosotros quienes les tomemos la palabra.
Explico el hombre lentamente sabiendo que su esposa no estaría encantada con la noticia.
La manada Fierce era una manada medianamente rebelde ubicada cerca de la frontera de Canadá con Estados Unidos, la forma en que la manada se manejaba era muy retrógrada a los ojos del Triángulo y en numerosas ocasiones debían pedirles que se comportaran.
Todos sus miembros en general eran agresivos, no respetaban a los humanos, un peligro ya que les encanta andarse exponiendo y se manejaban de una forma muy jerárquica, algo que yo sin duda detestaba.
Katrina.
No llevaré a mi hija con esos bárbaros y tampoco comprendo como aceptas cosas sin avisarme, pero dado que es algo ya ha dicho iremos.
Respondió resignada, estas eran la clase de responsabilidades que ella y mi padre debían asumir sí o sí.
De mis dos padres quien heredó su lugar en el Triángulo fue mi madre, por lo que para ella asumir responsabilidades relacionadas al Triángulo era normal y llevadero; yo por otro lado no me sentía listo para tanta responsabilidad.
Luego del desayuno Jay y yo comenzamos a hacer las maletas.
Noah.
¿Como crees que son?
Pregunté a Jay, él me miró mientras guardaba su ropa.
Jayden.
Mi mamá dijo que eran formales como si vivieran en la edad media y se manejaban así para todo. También dijo que no era una manada grande, quizá unos 60 u 80 miembros pero que eran fuertes y les encanta pelear.
Noah.
Detesto tener que pasar mi cumpleaños rodeado de esa gente, es decir no es como si fuera a encontrar a mi compañero o compañera allí, pero ellos retrasarán el encuentro.
Jayden.
¿Entonces si crees que tú "mate" sea Alfa?
Noah.
No lo sé, no me importa quién sea, mientras no esté en esa manada.
Jayden.
Lo dudo mucho, sería un golpe bajo del destino. ¿Es que acaso la luna sabe que vas a viajar?
Noah.
Que crees que quieren, no creo que sea redención, están orgullosos de ser como son.
Jayden.
Supe que hace diez años quemaron a un tipo por ser gay y no aceptar a cu compañera que era mujer, aunque parece que la chica mentía y el no era su compañero pero eso no les importó igual lo mataron y luego le cortaron la garganta una pareja por querer ayudar al chico a escapar.
Dijo Jay, mi quijada se estampó contra el suelo.
Que clase de animal le hace eso a un ser vivo.
Noah.
¿Como es que no los desterraron?
Jayden.
Lo intentaron, pero que el Alfa de esa moneda se negó a ser expulsado, dijo que si lo intentaban desterrar habría guerra.
Inmediatamente fui disparado a la oficina de mi padre, con Jay detrás por supuesto.
Noah.
No me sentaré a la mesa con esas bestias.
Liam.
Pensé que fui claro cuando dije que mi hijo no debía enterarse.
Dijo mi padre mirando a Jay, no lo hizo de mala manera ni con enojo, pero como yo sí estaba furioso me puse delante de Jay.
Noah.
Jayden déjanos solos.
Jay salió rápido del lugar.
Liam.
Lo bueno es que ya están aflorando tus instintos de Alfa, hijo iremos allí, porque se quieren disculpar por lo ocurrido, en ese entonces la guerra que ellos proclamaba no era necesaria y sin duda tampoco traerían a esas personas de vuelta.
Me dijo con calma, pero eso no apagó mi furia.
Noah.
Sus falsas disculpas una década después, tampoco.
Dije y salí tirando la puerta.
03: Instinct.
Eran las seis de la mañana y mi reloj biológico me despertó, era de esperarse tomando en cuenta que había levantado hasta ahora los últimos once años.
No me duche, de todas formas no puedo, caminé al pequeño baño que había en el sótano y me lavé los dientes, eran privilegio que me dieran los implementos para esto.
Fui a la cocina y comencé con el desayuno, tengo hambre, pero no puedo comer. Luego de que los miembros de la mañana desayunarán limpié la mansión.
Me Elche en el piso de rodillas con el tarro de agua y el trapo.
Maximiliano.
Pedazo de mierda, te llama mi padre.
Dijo Max bajando las escaleras y saliendo.
Mi cuerpo entero comenzó a temblar, el Alfa sólo me llamaba a su oficina para castigarme. Caminé hace despacho y toqué la puerta él con su autoridad voz me dijo que entrara, yo lo hice y me ubiqué frente a él con la mirada clavada en el suelo.
P.D.Maximiliano.
Quiero en la mansión este impecable, que prepares cinco habitaciones y hágase la cena que te señale en la pantalla de la cocina, tendremos visitas son del Triángulo y como comentas un solo error inútil de mierda, te juro que te vas a arrepentir.
Dijo con autoridad, yo temble ante la amenaza.
Dije en voz baja mientras mantenía mi mirada en el suelo.
P.D.Maximiliano.
Acércate.
Con dificultad camine hacia él, mi cuerpo no respondía del temor que sentía.
P.D.Maximiliano.
¿Sabes lo que eres cierto?
Pregunto con superioridad, lo cual era de esperarse, él es el alfa.
Dije mientras mantenía la mirada consumida en el suelo.
P.D.Maximiliano.
Muy bien, nuestras visitas quizás se sientan incómodos con tu condición, pero tampoco creas que te van a ayudar, nadie se preocuparía por un imbécil como tú.
P.D.Maximiliano.
Si preguntan por ti, que lo dudo, les diré que eres huérfano, un cachorro que encontré en el bosque, que eres mudo y aún salvaje; quien agradecimiento a eso tú trabajas aquí y tú no vas a dejar que un solo sonido se te escape de la boca.
Explico, no obstante sé que mucha gente no sabe que existo, dudo que quien venga lo sepa.
Respondí. Él tomó mi brazo con fuerza y estampó su cigarrillo en mi piel, junto a las otras muchas marcas que ya estaban allí. Me dolió pero no me inmute.
P.D.Maximiliano.
Largo, ve a hacer lo que te dije.
Dije antes de salir, él dijo que debía agradecer por cada castigo que me diera porque me estaba educando en lugar de matarme que era lo que tenía o quería hacer.
Tenía tanto que hacer y estaba tan hambriento, pero no podía descuidar mis tareas. Llegué a la sala principal y comencé a limpiar, alrededor de dos horas después terminé y comencé a recoger todo hasta que apareció Max.
Maximiliano.
Sabes gente importante llegara pronto, mi madre va a enfurecer al ver el desastre que has armado aquí.
Dijo entonces supe que planeaba algo, lo que sin querer provocó que levantara mi vista, él se dio cuenta y furioso camino hasta mí, lo siguiente que sentí fue como de un manotazo me tiró al suelo.
Yo me recuperé y me puse de rodillas frente a él.
Aiden.
Lo siento, no era mi intención faltarle al respeto, recibiré cualquier castillo que desee.
Dije rápido, sintiendo como las lágrimas brotaban de mis ojos, la había c***** y en grande.
Maximiliano.
No te castigaré.
Dijo y sentí como el alma me regresó al cuerpo, aunque no duró mucho porque escuchó algo chocar contra el piso. Él votó el florero preferido de su madre, causando que toda la tierra en él se esparciera del suelo. No tardó mucho para que el alza y su esposa aparecieran, este era mi fin.
M.D.Maximiliano.
Maximiliano, no me digas que el animal botó el jarrón que herede de mi bisabuela un regalo de la reina de Inglaterra.
Dijo furiosa, parecía ser importante aunque yo no entendería de lo que hablaba.
P.D.Maximiliano.
Ves madre lo estupido que es, quieres que lo castigue, podríamos cortarle las manos.
Se ofreció Max, mis ojos abrieron como platos mientras seguía en mi posición de pedir disculpas, mi cuerpo comenzó a temblar y el llanto fue incontenible.
Más que tener miedo está aterrado.
M.D.Maximiliano.
Tienes razón, sería un castigo adecuado para una rata como él.
Dijo la señora acercándose a mí y mirándome de reojo, luego me dio una patada, yo me moví por el golpe pero tan rápido como puré regresé a mi antigua posición.
M.D.Maximiliano.
Si, hubiese sido él.
Grito furiosa y le dio una cachetada a Max.
M.D.Maximiliano.
En tu afán de comportarte como el inmaduro que eres, no solo rompiste una reliquia familiar sino que también hace tiempo un caos en este lugar.
M.D.Maximiliano.
Leandro, llévate esta basura y encadenalo, tendrá veinte azotes como castigo.
Dije entre lágrimas, casi feliz de saber que ella no le creyó a Max.
M.D.Maximiliano.
Y tu, limpiarás este desastre cocinarás para los invitados a ver si aprendes de una vez.
Leandro era el beta de la señora y se acercó a mí, me agarró del collar y me levantó del suelo para arrastrarme fuera de la mansión.
Eran aproximadamente las cinco de la tarde cuando llegamos al territorio de la manada Fierce, el lugar en sí era monótono y feo, se veía como un residencial normal habían aproximadamente diez casas alrededor de una enorme mansión, además de todo esto se sumaban unas cuantas áreas de deporte. Muchas personas salieron de sus casas y vieron una reverencia a las camionetas mientras pasaban frente a sus casas, lo que de hecho me pareció extraño.
Jayden.
Interesante lugar.
Dijo Jay mirando la ventana.
Noah.
Y extrañas personas.
Dije yo observando las reverencias.
Una vez que nos estacionamos frente a la mansión, todos bajamos de los autos y nos alineamos frente a la otra familia.
M.D.Maximiliano.
Buenas tardes, bienvenidos sean a nuestro hogar.
Dijo una mujer muy bien vestida y con una sonrisa falsa en el rostro, alineados al lado estaban cuatro hombres, por su presencia uno de ellos era el Alfa, el otro quizá era su hijo debido a que se veía joven y por la marcada sumisión en la mirada de los otros dos debían ser betas.
Liam.
Es un placer para nosotros también.
Dijo mi padre al igual que mi madre.
M.D.Maximiliano.
Ellos son mi beta, Leandro, mi esposo el Alfa, mi hijo Maximiliano y su beta.
Dijo ella respondió la importancia al beta del tiempo que parecía ser tan solo un poco más mayor que yo.
Todos: Un justo de conocerlos.
Dijimos todos al mismo tiempo, eso sucede cuando un grupo de una manada se encuentra en el territorio de otro, la sincronía y unión es más fuerte.
Katrina.
Soy Katrina, mi esposo Liam, ni beta Sara, el beta de mi esposo, Jacob, mi hijo Noah y su beta Jayden mi sobrino.
Dijo mi madre de manera cordial.
P.D.Maximiliano.
Un gusto, adelante, nuestros betas llevarán sus maletas.
Katrina.
Oh bueno los chicos pueden ir a sus habitaciones, así podemos hablar con calma.
Dijo mi madre, el Alfa asintió y los seis caminaron a otra dirección.
La mansión, era grande pero no se comparaba con la de mi manada, no obstante esta estaba llena de cosas antiguas, parecía más un museo que un hogar, mientras que la mía era más moderna.
Los betas nos llevaron al segundo piso que era el de invitados, el lugar era igual que el primer piso con la diferencia de que éste estaba menos cargados de objetos que parecían de la revolución.
Noah.
¿Porque no van con ellos?
Pregunté, los betas de mis padres fueron con ellos.
Leandro: Van a tratar temas de alfas, los betas no pueden ir, no en esta manada.
Dijo cordial el tal Leandro, que claramente notó el sentido de mi pregunta.
Jayden y yo dijimos que compartiríamos habitación y tan pronto como se fueron los otros tipos nos tiramos en la cama.
Noah.
No puedo creer que hayamos tenido que venir en auto.
Dije cansado mirando a Jayden.
Jayden.
Oye no es mi culpa que me den miedo los aviones, sus padres fueron considerados en no enviarme solo con el chófer.
Noah.
Tenlo por seguro, yo te hubiese enviado como lobo.
Dije sacándole la lengua.
Jayden.
Ahora que lo dices no hubiese sido una mala idea.
Noah.
Vaya necesito estirar mis patas.
Dije, la verdad quería convertirme y correr.
Jayden.
No creo que les molestes si vas a dar una vuelta.
Tenía razón, ni se darían cuenta, bueno mis padres sí, pero los de la otra manada no.
Le dije a Jayden y salí de la habitación.
Caminé sigilosamente por la mansión con la intención de no hacer ruido y así fue hasta que vio una puerta que claramente daba el jardín trasero de la mansión, que sin duda no era más grande que la mía y cuando estuve lo suficientemente lejos me quité la ropa, me transformé y arrincone mi ropa en un árbol.
Comencé a correr libremente hasta que algo llamo la atención de mi instinto de lobo o de mi lobo interno y este en su máxima expresión se apoderó de mí, corría sin parar y sin saber a dónde iba, sentí algo de miedo porque podría perderme, pero confiaría en qué el lobo sabía lo que hacía o eso espero.
Pronto comencé a ir más lento y regresé sin querer a mi forma humana.
Caminé sin saber donde estaba, el lobo buscaba algo, pero yo no sabía ni dónde estaba. Luego de unos segundos escuché unos débiles sollozos, fue entonces cuando la imagen ante mí me sorprendió. Había un niño, quizá un poco menor que yo, escuálido y pálido. Abrazaba sus piernas con fuerza lo que en conjunto con su cabello largo no me permitió verle el rostro, aunque igual hubiese sido difícil, porque tenía los ojos tapados con una venda, también había una cadena en el árbol que parecía perderse en él.
¿Porque habían encadenado a un niño aquí? Pensé horrorizado.
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