—No, no, en la villana no, en la villana nooo ¡Quiero ser la protagonista!
Grito en medio de la sala del banquete mientras observo mi rostro en el cristal de la ventana.
—Señorita, baje la voz, todos la están mirando.
Una mujer me susurra, pero yo solo quiero llorar indignada.
—No me mandes a bajar la voz... Esto es una estafa, por qué tuve que ser esta y no ella.
Señalo con mi dedo acusatorio a una bella chica rubia de ojos azules, que está colgada a los brazos del protagonista, pero eso no es lo importante ahora, yo quiero ser ella.
—¡Oye! Cualquier ser que me esté escuchando... No quiero este cuerpo, quiero el de la protagonista, ya sufrí demasiado allá ¿Por qué hacerme sufrir otra vez aquí?
Hablo en voz alta mientras miro al cielo con el ceño fruncido.
Todo se mantiene en silencio y yo hago un berrinche como una niña de cinco años.
—Calma Juana María... Eres una mujer de treinta años, cálmate y piensa con la cabeza... Bueno ¿Con qué más voy a pensar? Jejeje.
Susurro en un tono bajo mientras siento que hay demasiado silencio en todo el lugar.
¿Será que estoy soñando?
La respuesta llegó a mí de inmediato cuando observo una multitud mirándome como si estuviera loca.
Le sonrío a todos como si nada pasara y en ese instante un señor muy guapo se acerca a mí con el ceño fruncido.
—¿Estás loca Amber? ¡Estás avergonzado a tu prometido y futuro esposo!
El guapo señor que por los pocos recuerdos que han venido a mí es mi padre, me señala hacia la izquierda y veo un bombón literalmente... Una tabla de chocolate... OMG, creo que me enamoré a primera vista.
No me juzguen, pero amo el aura peligrosa de un hombre... Y esos rostros serios me vuelven loca.
—Padre ¿Estás seguro de que ese hombre que me mira con ganas de querer matarme es mi prometido?
El hombre que engendró este cuerpo me mira frunciendo el ceño y toca mi frente abriendo los ojos como dos esferas.
—¡Un médico!
Grita a todo pulmón y yo lo miro suspirando.
—No seas dramático padre, yo me siento mejor que nunca.
—Cielos mi niña, estás delirando por la fiebre, tranquila, los médicos van a curarte.
Dice este cargándome estilo princesa y me lleva no sé dónde.
Giro mi cabeza para ver a mi querido bombón y observo que me mira con el rostro más serio que el acero y yo le guiño un ojo mientras le sonrío coquetamente.
—Pero que suerte tengo.
Murmuro.
—¿Dijiste algo?
Pregunta el hombre con evidente preocupación, pero en ese instante comienzo a sentir un cansancio y un dolor horrible en el cuerpo que me hace cerrar los ojos, pero antes escucho una voz preocupada.
—¿Qué le pasa a mi hermana padre?
No distingo bien lo que dice mi padre y caigo en la oscuridad perdiendo el conocimiento.
Espero que esta historia les guste, la idea me surgió e inmediatamente lo plasmé aquí, espero les den una oportunidad y bienvenidos a esta nueva aventura.
Mi nombre es Juana María Gonzáles, tengo 35 años y vivo en la cuarenta y dos, un barrio de mi querida República Dominicana.
—Hey, Juana María, venga a tomarse un poco de café.
Escucho la voz de mi vecina e inmediatamente me dirijo a su casa con una sonrisa.
—Ya me hacia falta mi cafecito Carola.
Digo mientras tomo la taza en mis manos y doy un pequeño sorbo mientras cierro los ojos saboreando lo rico que sabe.
—Escuché que la vecina discutió con su esposo y hasta llamaron a la policía.
—¿De verdad?
Pregunto mientras miro por la ventana y observo la casa de la vecina en silencio.
—Hay si, logré escuchar que la hija de la vecina, la que se llama Yamileth el novio la destapó.
Abro la boca y los ojos.
—¿Qué?¡ ¿Y por eso discutieron?
—Sí, según el papá le había buscado un gringo para casarla, pero la condición era que ella tenía que ser virgen... Pero ya el noviecito la había destapado.
—Cielos... Qué problemón.
Tapo la boca con mis manos mientras no puedo creerlo.
—Tanto que hablaba mal la mamá de las otras niñas, y mira como le salió su hija.
—Hay sí, el papá estaba furioso porque según ella lo sabía y se lo había ocultado.
Suspiro terminando de beberme el cafecito y me coloco de pies.
—No puedo creer que ya te vas Juana María.
—Debo irme, tengo que terminar de limpiar mi casa.
—No sé que tanto limpias si vives sola... Oye ¿cuándo piensas casarte? Ya tienes treinta cinco años, si quieres te presento a mi hermano.
—Te lo agradezco, pero no, amo mi vida de soltera y no quiero a nadie en mi vida, es mejor estar sola que mal acompañada.
—Todos los hombres no son iguales, que ese patán te haya sido infiel cuando estabas en la flor de tu juventud, no significa que todos sean iguales.
—Lo sé, nos vemos cariño.
Le lanzo un beso a lo que ella sonríe y me dirijo a su casa.
Al entrar a mi hogar, el frío y el silencio me hacen suspirar.
¿Hago bien con estar sola? No tengo hijos, no tengo un hombre a mi lado, mis padres se olvidaron de mí, fui criada por mi abuela el cual falleció hace cinco años, la verdad no me queda nada más que mis apreciados libros.
Tomo entre mis manos el libro que terminé de leer, se llama “Amor verdadero” trata de una chica de origen humilde que se enamora locamente del príncipe heredero, ella posee una gran fuente de poder el cual la hace muy valiosa, pero la villana de esta historia es una chica malvada que quiere al protagonista para ella sea como sea y convertirse en emperatriz.
La villana tiene por nombre Amber Hillson y está comprometida con el archiduque del norte, pero esta hace un berrinche en plena boda y con todos los invitados rechaza al archiduque y este se retira dejándola libre, el chico no se menciona más y la historia, solo se sabe que es un hombre con un gran poder militar y muy entrenado para la guerra.
Al final de la historia Amber intenta acabar con la vida de la protagonista, pero como es de esperarse la protagonista vence y mandan a la horrible villana al calabozo para que muera lentamente, ya que ella no se arrepintió para nada de sus pescados.
La verdad es una historia muy linda y romántica, yo odié a la villana y amé a nuestra dulce protagonista que era todo un amor y muy linda.
Con un suspiro cierro el libro y tomo mi billetera para ir a hacer el mercado.
Mientras camino muy tranquila por las calles escucho una fuerte discusión, cuándo voy a mirar para ver que se trata, escucho varios disparos, me doy cuenta que es de una de las bandas e intento correr para ocultarme, pero las balas no se detienen y de pronto siento como algo atraviesa mi pecho haciendo que caiga al suelo de rodillas
Wao ¿Es así como voy a morir?
Me pregunto mientras miro al cielo y recuerdo mi último libro que leí.
Si tan solo pudiera reencarnar en esa novela como la protagonista y ser fuerte y poderosa junto al amor de mi vida... Por favor, por favor... Quiero reencarnar como la protagonista...
(...)
Pero al parecer todo fue un error de cálculo, pedí ser la protagonista, pero no, se me concedió ser la villana que tanto odié.
Pienso mientras tomo asiento en la cama e intento pararme, pero un señor mayor entra mientras me mira con los ojos bien abiertos.
—No se levante señorita, aún no se ha recuperado, debe de descansar.
Dice él y frunzo el ceño, pero le hago caso.
Al parecer esta alma murió debido a la alta fiebre que tenía... Fiebre que ella misma se provocó con brebajes para darle lastima al príncipe heredero y rechazar al bombón del archiduque... ¡Qué estúpida!
AMBER:
Despierto y mis ojos se adaptan a la claridad del día, así que decido levantarme de la cama y mirar el lugar.
Me acerco a la gran ventana de la habitación y por los recuerdos de este cuerpo, estoy en la gran mansión de los emperadores... ¿Qué debo hacer?
Pienso mientras llevo la mano a mi mentón con preocupación.
Ya este cuerpo ha hecho demasiadas cosas y todos saben el tipo de persona que es... Arrogante, mimada, pretenciosa... Entre otras cosas.
—Hija... Me alegra que hayas despertado.
Dice el señor guapo que es mi padre.
—Padre.
Dicen mis labios automáticamente y este sonríe mientras señala la cama para que tome asiento.
Lo hago de inmediato y este toca una pequeña campaña haciendo que una criada entre de inmediato.
—Duque Hillson.
Dice la chica haciendo una reverencia.
—Traerle un buen desayuno a mi hija por favor.
—De acuerdo, volveré en breve.
Dice, pero antes de que se retire la detengo.
—Espera...
—¿Si señorita?
—Quiero una sopa con muchas verduras.
La chica mira a mi padre y este asiente.
—Cariño, pero no te gustan las verduras.
Dice mirándome extrañado y yo le sonrío dulcemente.
—Comenzaré a comer verduras padre, eso es muy bueno para mi salud.
Mi padre sonríe abiertamente y se acerca a mí para abrazarme.
—Mi niña está creciendo, es un grato privilegio para mí.
Dice con mucho cariño y sin querer una lágrima rueda por mis mejillas... Nunca tuve un padre que me abrazara.
La puerta es tocada y mi padre se aleja para ir a abrir.
—¿Cómo está mi querida hermanita?
Vuelvo a escuchar esa voz y arrugo el ceño mientras escucho otra.
—Estuve buscándote cariño¿Cómo está mi querida Amber?
—Está mucho mejor, entren.
Las dos mujeres entran y las miro fijamente.
Una de ella es mi madrastra, y la otra es hija de mi madrastra... ¿Quién es el padre de esa chica? Nadie sabe, solo que es una Hillson por qué fue adoptada por mi padre.
—¿Cómo estás cariño? Ya te sientes mejor.
Pregunta la mujer y yo sonrío de medio lado.
—Estoy mejor, gracias por preguntar.
Ella sonríe acariciando mi cabeza para luego dirigirse a mi padre.
—Si Amber se siente mejor ya podemos partir cariño.
Mi padre me mira por algunos segundos y luego asiente.
—Tienes razón, ustedes vayan delante, yo iré luego, tengo que hablar de unos asuntos importantes con el emperador.
Mi madrastra asiente y tocan la campana tres veces y en cuestión de segundos tres criadas se presentan en la habitación.
—Preparen un baño caliente para mi pequeña, encárguense de ella.
Les ordena mi padre y las tres asienten haciendo una reverencia.
—Pronto estarás en casa, te dejo para que te cambies.
—De acuerdo padre.
Digo y los tres se retiran de inmediato.
Las criadas se dividen y en cuestión de minutos ya estoy bañada, cambiada y peinada... Mmm, me encanta este servicio completo.
Me miro al espejo y observo lo hermosa que es esta chica.
Los intensos ojos rojos del cuerpo que estoy ocupando me dan algo de miedo... Pero supongo que debo de acostumbrarme.
—Ya está lista señorita Hillson, nosotros nos retiramos.
Dice una de ellas y yo asiento mientras no dejo de mirarme al espejo.
—Que piel tan suave tiene este cuerpo... Comienzo a tocar y cuándo llego a la parte de mis pechos hago una mueca.
—Rayos ¿Por qué eres tan plana?
Me quejo mientras toco mis nalgas, pero no veo gran cosa.
—Al menos tengo un lindo rostro... Eso es importante.
Susurro para luego salir de la habitación y caminar por esos grandes pasadizos que parecen de una película de terror.
—Detengase señorita Hillson.
Me giro para ver cómo un chico camina hacia mí y automáticamente hago una reverencia al reconocer al príncipe.
—Alteza.
Murmuro mientras me levanto y el ojo comienza a parpadearme al ver al protagonista... O sea ¿La dueña de este cuerpo pierde la vida por él? Hay no ¿En qué estabas pensando cuando tenías semejante prometido?
El príncipe heredero me mira por unos segundos para luego decir.
—Señorita Hillson, de una vez por todas le digo esto... No puedo corresponder a sus sentimientos de la misma intensidad que usted... Pero si desea tener algo conmigo, tendrá que dejar a mi tío y anular ese compromiso.
Mi cerebro queda en blanco por algunos segundos y luego me río en su cara.
—Hay no puedo creer esto.
Intento parar mi risa con una de mis manos en mi boca.
—Discúlpeme alteza... Es que esto... Esto, es tan divertido jajaja... Disculpe, disculpe.
Cuándo me calmo tomo aire profundamente.
—Alteza, lamento los inconvenientes con usted, pero ya no me interesa, continúe con su prometida, es una buena chica.
Digo antes de girarme para marcharme, pero el muy idiota me toma del brazo.
—No le he dado la orden de irse... ¿Acaso esto es una táctica para que caiga a sus pies? Lamento decirle que eso no va a funcionario.
Me suelto bruscamente de su brazo y con una mala mirada me alejo de él.
—Que sea la última vez que me toca, para la próxima se me va a olvidar que usted es un príncipe.
Menciono para retirarme con gracia y dignidad.
Mientras camino rápido choco con un cuerpo y este cae al suelo.
—Lo lamento...
Murmuro y observo a una bella rubia que me mira con ojos llorosos...
Mierda es la protagonista...
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