Un cuento poco inusual, donde la villana de la historia ganó con toda la virtud que tenía. La historia era diferente lo cual hizo que el lector se sintiera más atraído a la lectura.
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Ella es Miranda Cauciel, la villana que ganó el corazón del protagonista, e incluso a otros hombres relacionados a su gusto, era la hija menor de la familia Cauciel, nobles de alto estatus al ser condes con grandes riquezas y tierra abundante. Luego está Diana, la extra de esta historia.
Diana era la primera hija de esta familia, su madre biológica murió en el parto, lo cual el conde había quedado viudo y para darle una madre a Diana, decidió casarse con Erika cuando su hija apenas tenía meses de edad. Meses después había nacido Miranda.
Con el tiempo, ambas niñas crecieron bajo la tutela de Erika, aquella mujer solo era amable con Miranda, y el conde con Diana, a pesar de esa diferencia él prefirió seguir con esta relación.
Años después, Miranda se volvió una mujer hermosa, dotada de belleza y talento, algo que Diana no tenía, en cambio era ingenua que no veía la maldad en nadie, ni siquiera la de su propia hermana. Aunque Miranda ignoraba por completo a Diana, siempre la humillaba y dejaba mal delante de los demás por su ingenuidad. Amaba dejarla en vergüenza como la patito feo de la familia. Diana no hacía nada, solo se escondía dentro de su habitación.
Una enfermedad abrumante afectó el cuerpo del conde, llevándolo a un estado deplorable que lo consumió hasta su fallecimiento. Luego de declarar la muerte de su padre como oficial, el testamento anunció que todo quedó bajo nombre de Erika y su hija Miranda y una carta que sería dada luego de su muerte, algo que jamás le fue permitida ver a Diana, a cambio, fue llevada a la casa de su abuela. Dejándola afuera de la historia.
Continuando la novela con el destino de Miranda. Ya que al cumplir los 20, su vida fue subiendo en escala, hacía y deshacía a su voluntad por los patrimonios que su padre le había dejado, una joven condesa que aún no tenía el título oficial si no se casaba. En ello, aquella mujer se tomó enserio en conseguirse un pretendiente, no fueron uno, ni fueron dos fueron tres, cada uno con la calidad destacada como grandes protagonista, pero el que opacó a los demás fue el emperador Dorian Heiths. Que subió al trono después de la muerte de su padre, sin prometida o alguna concubina con quien casarse. Había mucho rumores de él, una, de que si la muerte de su padre fue natural o que no le guste las mujeres. Era algo que él solo sabía y que los demás no tenía pruebas de ello. Dorian solo le importaba proteger a su hermana menor la princesa Solara.
A Miranda no le importaba aquellos rumores, solo deseaba al emperador. Cómo si el destino estuviera a favor de Miranda, ambos se conocieron de una manera imprevista. En una fiesta conmemorando; la llegada del capitán de navíos imperial, celebrando la victoria naval contra el reino enemigo.
No era de negar que Miranda era una mujer muy hermosa y que sabía usar sus atributos, ella, antes de actuar con el emperador, comenzó a indagar sobre sus gustos y preferencias, a pesar de no tener tanta información, supo cómo ganarse su atención, de la manera más cliché posible, la ingenuidad de una protagonista, a pesar de que ella era una villana.
Al principio fue rudo, el emperador la esquivaba, la ignoraba y hasta incluso le ordenaba que lo dejara. Al contrario de ella, que más se acercaba, al punto de que la molestia se había vuelto costumbre para él. En los intento de hablar con él, Dorian por fin le corresponde el gesto de las palabras. Con una pregunta breve y directa al grano, le dice.
— ¿Por qué insistes tanto?... ¿Los rechazos no son suficientes?... Eres terca.
— es que... Admiró bastante los trabajos de su alteza. Quisiera trabajar para usted, tengo-...
— no.
— pero si no he terminado hablar.
— se lo que me ibas a decir, no éstoy interesado en la tierra de su padre. Son muy buenas, pero no debería vender algo tan valioso cómo si nada, puede arrepentirse.
Al terminar de hablar, él se retiro. Miranda sabía que su plan estaba funcionando, el emperador también la había investigado por el interés, sí, eso era lo que ella pensaba. Hasta que en una mañana de abril, ella dejó de visitar el palacio en busca del emperador.
Días tras día pasaba, era tan tranquilo que le resultaba incómodo para Dorian, no oía más el sonido de los anuncios de la joven condesa, o sobre si había llegado una carta mostrando su aprecio. Era una paz que le resultaba difícil de creer. Hasta que decidió ver lo que pasaba. Miranda estaba postrada en una cama por una extraña enfermedad que no era contagiosa, pero si peligrosa para ella.
El actuar del emperador fue de inmediato, decidió ayudarla a pesar de resultar un fastidio andante, Dorian no había a dejar que ella muriera, ella también formaba parte de su imperio y dejarla morir sería algo inmoral para él.
Tiempo de su recuperación, Miranda se extrañaba de lo rápido que fue su mejoramiento. Después de que le dijeron que el mismo emperador se encargó de ella, la mujer se sorprende y como muestra de gratitud hacia él, le promete alejarse ante su presencia. En eso, su alteza prefirió otra cosa; que trabajara para él. Miranda con gran gusto aceptó. Así empezando su gran historia de amor,
bueno... Para el emperador, ya que Miranda solo lo utilizó para ganarse su confianza y aprecio.
Años después, él imperio cae en ruina por la avaricia de Miranda. ¿Que pasó con el emperador?. Después de que su hermana menor muriera por un accidente misterioso, él pierde la cordura y por ende, Miranda se vuelve la emperatriz a cargo. Algo que se propuso desde años lo logró sin importar los sacrificio que hizo y sin involucrar los sentimientos.
Toda esa tragedia pasó y terminó con la conclusión de que los villanos pueden triunfar si tienen todo con que ganar.
¿Por qué le cuento esto?... Es interesante, yo solo era una mujer aventurera que le gustaba leer como pasatiempo. Luego de mi muerte por... ¿De que morí?... No recuerdo, en ese momento estaba viendo una expo de moda y gala, y luego la luz se me apagó en mi cabeza, para después llevarme a la realidad dentro de la novela que le acabo de contar.
No, no desperté en mi cuerpo, lo curiosos es que el destino tiene a sus favoritos, y yo no estaba en ellos. Renaci años antes de la tragedia del imperio Heine, antes de que Miranda se convirtiera en emperatriz. Cómo nada más ni nada menos en Diana Cauciel. La extra patética de la historia.
Renata era una dulce joven de tan solo 25 años, apasionada, aventurera y fanática por la moda y artistas que lucían en ellas, muere al caerle un faro de luz en una exposición de gala en Paris. Lo más triste fue que dejó todo sus ahorros para irse a ese viaje, murió ese mismo día de una contusion cerebral.
Despertó en el cuerpo de un personaje extra y poco interesante. Desde ese día, sufrió una terrible jaqueca que ni los calmantes funcionaba. Hasta que después de dos días enferma, mejoró, y entendió que estaba en cuerpo de este personaje, su vida, recuerdo y ahora destino quedaba en sus manos.
“ desperté luego de que se me apagó la luz en esa exposición, en ese instante me dolió la cabeza por un segundo... Pero ese dolor me siguió en esta vida."
Por suerte, Renata se acordaba muy bien de la novela en la que está. Ahora mismo estaba en la casa de su abuela Beatrice, una aristocrática veterana, quién ha cuidado a Diana desde que se mudo aquí hace una semana. Es su familia por parte de su padre.
— Diana... ¿Donde está mi nieta?
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En ese momento, la señora de la casa se hace presente. Una señora con gracia y elegancia, caracterizada por su buen gusto a la moda, modales y da clases de etiquetas a las jóvenes más pequeñas o incluso a la que son señorita que estan a punto de casarse, pues las clases de Beatrice son muy buenas para representar a las damas de la sociedad.
— está durmiendo.— respondió una sirvienta.
— bien. Iré a despertarla.
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Renata había abandonado su antigua identidad y hecho esta vida como suya ahora. No tenía remedio sobre pesar que está en el cuerpo de otra mujer. Aunque si a veces tenía la sensación de que cuando se despierta, piensa que está en su antigua vida. Por ejemplo ahora mismo que se levanta de golpe.
— ¿Eh?... ¿Donde estoy?— miraba confundida la habitación.
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— ha... Es cierto... Soy Diana Cauciel.— Se vuelve a acostar en la cama.
“ decidí vivir esto su vida a mi manera. En los antiguos pensamientos de Diana demostraba que no le gustaba su vida luego de la muerte de su padre. No tengo idea porque renací en este cuerpo, pero antes de averiguarlo, quiero aprender sus costumbres. He leído muchas historia de época, pero vivirlo es diferente"
— ¡Diana!...— era la voz de su abuela— ¡Es hora de levantarse, ya es tarde!
Esta joven apenas conoció a Beatrice, la admiró de inmediato. Además, no es una señora gruñona como aveces su apariencia demuestra, es muy cálida y amorosa.
— ¡Voy abuela!
Diana solo se lava la cara y refresca un poco su cuerpo. Miró en el espejo y no había nada que envidiarle la apariencia de esta simple extra. Ojos azules con tonos grises, un cabello suave, largo, labios rojos y un lunar que le quedaba coqueto cerca de su boca.
— dios... ¿Cómo se pude ser tan bonita sin darse cuenta?... Diana no debió ser un extra cualquiera.
— oh, Diana... Aún no te has vestido.— había entrado su abuela.— tocaba a tu puerta pero no me respondías. ¿Lista para tu clase de hoy?
— si, un momento y bajaré a la sala.
Está Diana le pidió a Beatrice que le enseñará clases de etiquetas y modales. Ella viene de un mundo moderno lo cuál, ese estilo es muy poco utilizado. Pero aquí, sería de gran ayuda para abrir puertas a contactos importante en aristocracias, porque ella no piensa quedarse así.
A pesar de ser nuevo esta costumbre, desea aprender mucho pues siente que debe aprovechar la apariencia de esta joven, dulce, hermosa y encantadora dama. Además, con su gran gusto de combinar y la ayuda de Beatrice, tenía uno de los mejores estilos en vestimenta. Entre las clases de etiqueta, Beatrice daba lo más esencial, como los código de vestimenta, tratamiento con otros, el uso correcto de títulos formales, modales en la mesa, conocer el uso de los cubiertos, manejo de copas de vino y la etiqueta de conversación durante las comidas era esencial.
Días tras días era clases con arduo esfuerzo, Diana estaba con otras señoritas que también necesitaban enseñanzas de este estilo. Lo más importante era que Beatrice disfrutaba este tiempo con su nieta. Al principio le pareció muy peculiar querer aprender con ella, pero entendió que la joven estaba cansada de que siempre fuese la sombra de su hermana menor, incluso, Diana le explicó exactamente esto.
«no seré más la sombra de Miranda, abuela»
Y con eso motivo, Beatrice se esmeró también en darle todo su conocimiento en la clase de la nobleza.
Luego de un mes al reencarnar en este mundo. Diana había aprendido mucho sobre la nobleza. Una joven que venía de un mundo moderno, con costumbres diferentes estás práctica le serían útiles a futuro.
A mediado de la tarde, Beatrice descansaba. Exhausta de las clases de hoy, toma su taza de té y miraba con vista hipnótica la capital, ya que su mansión tenía vista a la gran población arquitectónica del imperio.
— abuela. ¿La puedo acompañar?— le sonríe Diana, aún energética.
— por supuesto. Me agrada mucho tu compañía.
— oh, ¿En serio?— se sienta, y ella misma se sirve el té con elegancia, como le enseñó Beatrice.
— si. Me ha hecho divertida los días desde que decidiste aprender de mí. Eres una de mis mejores alumnas... Aprendiste rápido y con eficacia lo aplicas. Miranda... Miranda no te llegaría ni a los talones ahora.
Miranda... Al recordar a su media hermana, el relato de la historia llega a su mente.
“ Miranda... La villana que tuvo al protagonista y la destrucción del mismo. No la recordaba desde que me enfoque en mí y en mis enseñanzas. El emperador recién comenzó con su mandato hace un año, si dejó que el curso de la historia siga, es inevitable que Miranda sea emperatriz en un futuro, y destruya el imperio tan próspero que hay.— mira a su abuela y todo lo vivido en este mes con ella— ella ama a este imperio... Nunca pensé que haría algo como esto. Pero siento que será necesario para un futuro seguro, eso espero..."
La decidió de intervenir en la historia había comenzado. Diana aún tiene tiempo antes de que su hermana y el emperador se conozcan, para ello, construye varias ideas.
___________ al día siguiente.
Diana no durmió toda la noche, solo pensó en como debía intervenir. Daba vueltas en su habitación, no tenía papeles regados, solo ordenados en su tocador. Con diálogos y formas presenciales de cómo presentarse ante el emperador.
— conozco la actitud de él. Es reservado, frío y distante. Le gusta que vaya al punto y sin tanto rodeos. No tengo idea como acercarme a él... ¿Qué?...— habla con él peluche que tiene en la cama— No le puedo decir que; «su majestad, vengo de otro mundo, necesito que me escuche, sé del futuro del país»... ¿O, sí?
En ese momento la idea le llegó. No exactamente con esas palabras, pero si algo que se adecúe a esta época; una visión del futuro. Así que se preparó rápidamente sin mirar si se había combinado adecuadamente. Solo le interesa entablar una conversación y conociendo a Dorian, ya que es alguien que no se fija en la apariencia.
— Diana... ¿A donde vas?— preguntó su abuela, que la tomó de sorpresa en la puerta.
— iré a pasear a la capital, abuela. Regresaré pronto.
— pero... Vas tan hermosa. Te arreglaste muy bien. De acuerdo. Si vas por ahí, traerme unos de eso dulce nuevos llamados chocolates. Llegaron a este imperio hace dos mes y se han vuelto famosos.
Diana quedó boquiabierta, jamás pensó que aquí no existía el chocolate, pero eso no viene al caso, de igual manera se lo promete a Beatrice y se marcha hacia el palacio.
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— ey... Dorian.... ¿Está mi hermano preferido por ahí?
Aquel emperador sale de su mente y mira a su hermana quien compartía la mesa con él. Dorian Heiths, emperador cargo del imperio Heine, de tan solo 26 años. Quien carga el peso de una nación entera. Comparte mesa con su hermana menor, Solara. Él solo la miró un poco sorprendido.
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— otra vez sumergido en tu mente, ya llevas así casi un mes.
Dorian toma un poco de su vino y responde como siempre desde hace semanas.
— son solo pensamientos... No debo darle importancia a mi imaginación. Come. Te toca clases con nuestro hermano.
Hace un puchero, la princesa de mayoría de edad aún prefiere estar con su hermano que más quiere, a pesar de tener otro, esté se volvió un duque al no preferir los asuntos de la corona, pero que le gusta estar presente con su familia.
— Edward regaña mucho.
— pero aprendes muy bien con él. Lo he notado. Eres muy en contabilidad y economía. Ya se a quién voy a tener en mi corte para ese trabajo.
— sabes que siempre cuentas conmigo. Me voy.
Solara se despidió de él con un abrazo, dándole a entender que lo quería mucho. Desde que su padre murió, la joven princesa sufrió mucho, sin embargo, el apoyo de sus hermanos fue lo que la ayudó a seguir adelante.
Ahora mismo, Dorian solo se queda pensando aún más en lo que cabe que son sueños repetitivos. Desde hace casi un mes ha soñado casi lo mismo.
“ todo lo que veo es que mi imperio cae. Que estoy solo y perdiendo la cordura. Qué al final de la oscuridad, una mujer de cabellos rojos carmesí, ojos dorados y una risa que odié desde la primera vez que lo oí... Pero... Detrás de mí, otra mujer que también es pelirroja, pero su cabello es más brilloso, sus ojos azules y que camina hacia mi para extenderme su mano, ella quería ayudarme... Hasta ahí es mi sueño."
Dorian no sabía que era. Repetía una y otra vez ese sueño tanto que sabe la apariencia de ambas mujeres.
Dejó de pensar en eso, y siguió con su deberes también. Si estoy sigue así, deberá presentarse ante el templo para tener respuesta más claras.
— su majestad. Hay una mujer que desea tener una audiencia urgente con usted. Le negamos el paso ya que no se sabemos quién es. Mencionó no tener titulo, pero por su vestimenta, es alguien de la nobleza.
— ¿Una mujer?
Fue mera curiosidad por saber cómo era esa mujer. Si era diferente o igual a la de su sueños. No perdería nada si mira quién es. Si es alguien sin importancia, la rechazará.
— quiero verla. ¿Donde está?
— la dejé en la entrada principal. Ella prefirió quedarse ahí, en espera de su majestad.
— vayamos.
Cuando llegaron, no había nadie. El caballero que reportó esto se queda perpetuo al no ver a la dama. Así que piensa que se fue al no permitirle el paso.
Dorian suspiró, tal vez no era nadie importante como el creía. Así que sin más retraso se iría a la mesa de miembros para decir que hacer este mes como lo es habitual. Era parte de su trabajo.
A la vez que iba caminando, había un pasillo, largo y silencioso, un lado del corredizo estaba formado por una pared de piedra fría y lisa, mientras que el otro se abría completamente, mostrando un jardín secreto. Era un jardín de descanso, la luz del sol, filtrada a través de las hojas de los árboles, pintaba el suelo de un mosaico de sombras y luces danzantes. Flores de colores vibrantes, en tonos pastel y brillantes, salpicaban el jardín con su belleza. Un kiosko pequeño, gastado por el tiempo, invitaba a sentarse y disfrutar de la serenidad del lugar. Era un lugar mágico, un refugio de tranquilidad, pero en ello, había algo más, dos mujeres que hablaban con gozo en ese kiosko que era adornado con las raíces de la plantas.
Una voz era conocida y otra desconocida.
— ¿Solara?.— se acercó. A tal punto de oír a las damas intercambiar palabras.— ¿Quien...
Su palabra se cortó al darse cuenta quién estaba acompañando a su hermana menor. Con un semblante pálido, asombrado y con un nudo en la garganta, miró a la doncella de ojos azules, que hablaba alegre con Solara.
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— eres tú.
Resopló, pero que se escuchó tan claro que ambas dejaron de hablar. Solara con emoción salta de la silla y se va hacia su hermano.
— Dorian. Ella es la nieta de la aristócrata madame Beatrice. La encontré en la entrada esperando. Pensé que era de mal gusto haberla dejado ahí. Así que le insistí en qué te esperara aquí.
Diana se levanta y con una reverencia muestra su respeto ante el emperador.
— saludo, gran estrella del imperio. Me presento. Soy Diana Cauciel. Es un honor conocerlo.
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Bien, mis hermosos lectores. Una vez más una nueva aventura con esta historia que le éstoy presentando. Ya que nos acercamos al final de la novela la joya del villano, quise darle esta como un nuevo presente.
Muchas gracias por leer, y espero que le haya gustado estos tres capítulos. Espero darle más seguido. Así que no se olviden dejar su preciado me gusta en el capítulo. Lo apreciaría mucho.
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