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Alpha White, El Origen De La Mestiza

CAPÍTULO UNO: La ahijada del Alpha.

≈NAOMI≈

—¿Cómo te sientes cariño? —Me consulto mi padrino mientras conducía por la calzada echándome un apretón en la mano.

—Estoy bien. —respondí con una sonrisa.

—¿Segura?

—Si, lo prometo.

—Bien. —Dijo concentrándose nuevamente en la carretera. Lo miré un breve instante mientras manejaba, me sentí agradecida de tenerlo a mi lado. Después de que papá falleció, José viajó inmediatamente a la Patagonia para darle sepultura, cuidar de mí y llevarme a su casa. Recordar cómo cumplió la promesa que le hizo a papá cuando apenas era una niña me llenó de nostalgia. Esa promesa que ambos se hicieron era simple: en caso de que algo le sucediera a Albert, él nunca me dejaría sola. Su amistad y su amor incondicional, me llenaba el corazón, porque sin él, ahora estaría perdida…

Solo estamos a unos pocos minutos de llegar a su territorio y ya tengo los nervios de punta ¿Por qué?  bueno, es tan simple como ¿Qué hago yo, una humana, en medio de una manada de lobos? Era más simple cuando desconocía que él era uno ¿Su familia también era como él?  ¿su esposa una loba? ¿Y sus hijos? Sabía que tenía una familia, lo he oído hablar de ellos decenas de veces, pero nunca vino a visitarme con ellos.

Al llegar a la Villa Lupinville, me sorprendí.

Aunque era de noche, se podía contemplar desde la carretera el aroma a tierra mojada, el murmullo del rio Olivia que cruzaba la villa, los árboles altos y frondosos como las casas antiguas, que por su fachada parecía que contaban historias de tiempos pasados, pero lo que más me impresionó, fueron las mansiones lujosas que paradójicamente se encontraban a su alrededor.

Algunos minutos después, al llegar a la residencia de mi padrino, quedé boquiabierta. Era una mansión enorme, semejante a un castillo, rodeado de una vegetación tupida y por supuesto, custodiada por muchos hombres. O lobos, supongo…

—Bienvenido cariño— dijo Lesly, su esposa. —Qué bueno tenerte de vuelta en casa.

—Hola, cariño. ¿Cómo han estado las cosas por aquí? — Dijo descendiendo del auto.

—Todo está en orden.  —Respondió volteándose hacia mi —¡Hola, Naomi! Bienvenida a casa. Soy Lesly, la esposa de José. —Expreso de manera afectuosa dándome dos besos en mis mejillas.

—Mucho gusto señora. Gracias por recibirme. — Fue todo lo que me salió decir.

—¡Oh! ¡Es tan bella José! —dijo cerrando los ojos y tomándome de las manos —Tienes un aura hermosa. —expreso volteándose de costado —Mariel, ven a saludar a Naomi.

—¡Hola, Naomi! ¡Qué gusto tenerte finalmente aquí! —Dijo con entusiasmo dándome un fuerte abrazo, como si nos conociéramos de toda la vida. —No sabes cuantas cosas he planeado para que hagamos juntas, seremos grandes amigas, lo prometo. —Asombrada por su recibimiento, no pude más que corresponderle con una sonrisa.

—Mariel, hija ¿podrías mostrarle a Naomi su habitación? —Dijo mi padrino.

—¡Claro, papá! Sígueme, Naomi. —Dijo con un gesto de manos para que la siga. —¿Cómo estuvo el viaje? —Pregunto abriendo la puerta principal, invitándome a pasar dentro.

—Fue bastante tranquilo, pero se me hizo interminable. —admití siguiéndole el paso por una amplia sala hasta toparnos con una enorme escalera. —Este lugar es impresionante. —Murmure subiendo, admirando desde arriba la arquitectura, las obras de arte, las lámparas ermitañas que colgaban en el techo hasta los tallados de la fase de la luna en el pasamanos.

—No quiero sonar engreída, pero para mí no es gran cosa. He vivido aquí toda mi vida, así que me he acostumbrado. Pero sí, es bonito. —Dijo sonriendo.

—¿De quiénes son todos esos cuadros? —Consulte desde el escalón superior, notando una larga fila de ellos.

—Son la jerarquía de todos los lobos Alphas en nuestra manada. ¿Son muchos verdad?

—Si, lo son —admití.

—Mira, estos con marcos de oro son los Alphas actuales, y estos de hierro forjado, representan el linaje de los Alphas más antiguos.

—¿Qué sucedió con este? —Pregunte deteniéndome en uno, donde el rostro estaba prácticamente borrado del lienzo.

—Oh, ese retrato es el más antiguo de todos. Creo que la pintura no resistió con el tiempo. —Claro, entiendo. —Dije pasando los dedos por la pintura, extrañamente sentía una conexión que no podía explicar.

—Bien, vamos. Te enseñare tu cuarto. —Dijo tomándome de la mano, llevándome por el corredor.

Finalmente, después de algunos cuantos metros nos detuvimos en la que sería mi habitación. — ¡Wow! — Solté al ingresar. Mi dormitorio había resultado ser tan lujoso como el resto de la casa. Este era espacioso y elegante, con una cama antigua de estilo victoriano que parecía sacada de un cuento. La cama tenía un dosel de una tela tan clara que se transparentaba mi mano. Estaba maravillada, esto sin exagerar era digno de una princesa. Mariel me miro y dejó mi equipaje sobre ella.

—Grandiosa ¿cierto?

—Si, definitivamente lo es.

—Sabes, aunque no lo creas, esta cama le perteneció a una luna humana. —No sé qué cara puse, pero mi expresión no pasó desapercibida por Mariel, quien notó que no entendía a que se refería. —En nuestra manada— comenzó a explicar, — una Luna no solo representa a la pareja del Alpha, sino que también a una autoridad superior. Una líder femenina, en otras palabras.

—Entonces… ¿Quieres decir que una humana los lidero?

—Si, al menos entre la manada existe un precedente donde, una esclava humana, sometida por un antiguo Rey, logró convertirse en Luna después de que su compañero logrará salvarla.

—¿Cuándo te refieres a compañero, quieres decir…

—Un lobo —respondió sin titubear —Si bien los lobos suelen emparejarse con otros lobos, hay casos excepcionales, como esa unión entre ese lobo y la humana.

—Y… ¿Cómo es que logro salvarla?

CAPÍTULO UNO: La ahijada del Alpha 2

—Bueno, es una larga historia, pero ella pertenecía a la servidumbre. Desde que nació se supo que estaba condenada. Sus padres eran esclavos del Rey, así que ella nació y creció como tal. Sin embargo, cuando ella llego a la adolescencia el rey se obsesiono con ella, a tal punto que hasta quiso desposarla. Sin embargo, lo que nunca se imaginó es que su propio primogénito, “el bastardo” del que había intentado deshacerse la reclamara como su compañera. Así que este, cuando la halló, masacró a su propio padre de tal manera que siquiera quedaron rastros de su existencia. En fin, como veras en las manadas también tenemos historias como la de Romeo y Julieta, pero las nuestras son mucho mejores que la de los humanos— se burló con una sonrisa —Ven, déjame mostrarte el resto del cuarto. — Dijo encaminándose en dirección opuesta —Mira, por aquí tienes tu vestidor, tiene espacio más que suficiente para todas tus cosas. También tienes una cómoda, un escritorio y por allá tienes un baño privado. —Y mi parte favorita… —dijo con suspenso abriendo de par en par las cortinas —¡Cha-chan! La mejor vista de la mansión, la tienes aquí, en tu balcón.  —Dios mío —dije boquiabierta observando todo el lugar. Sin lugar a dudas era extraordinario, prácticamente se podía ver toda la villa de punta a punta.

—Bien, ya habrá tiempo para que te muestre el resto. Ahora vamos a la sala, la cena está lista.

[…]

Algunos minutos después…

—Por favor, Naomi siéntate. —Me invito Lesly con un gesto.

—Muchas gracias. —Dije acomodándome en la mesa.

—¿Dónde está Howl? — Pregunto mi padrino ingresando a la sala.

—¿Quién es Howl? —Le consulte con disimulo a Mariel.

—Es mi hermano, Demian. Papá lo apodo así de pequeño porque cada vez que aullaba lograba estallar los ventanales de la mansión. —se rio —Prácticamente nunca está en casa, es un joven popular en la región. —Dijo esta vez entornando los ojos —Ya entenderás a qué me refiero…—me advirtió y fue cierto. Durante la cena, el hijo de mi padrino llegó acompañado de su novia, Úrsula. Cuando lo vi entrar, entendí de inmediato por qué Mariel me había dicho que era un joven muy popular.

Era la primera vez que veía a un joven tan imponente, con una altura que lo situaba por encima de las personas promedio. Su piel era pálida, sus rasgos finos, sus ojos eran una mezcla de celeste y gris, que parecían cambiar de tono dependiendo de la luz y el ángulo del que se lo mirase. Además, tenía una complexión física que denotaba una fuerza tremenda, con músculos bien definidos que resaltaban aún más por los tatuajes que serpenteaban por sus brazos y que su remera dejaba traslucir en su torso. “Creo que a este chico no le advirtieron sobre el uso de esteroides” …pensé para mis adentros.

—Bienvenida —entonó secó y directo a la distancia, sentándose a la mesa mientras que su novia saludaba a la familia. Mi padrino endureció la quijada, se veía molesto, como si tuviera la intención de reprenderlo, pero no dijo nada.

—Gracias. —me limite a decir. Por alguna razón, me provoco piel de gallina cuando su mirada se posó en la mía.

—Mucho gusto, soy Úrsula. “La novia de Demian”. —dijo saludándome con un gesto. ¿Me parecía a mi o por su tono de voz hizo énfasis en la palabra NOVIA?

Me la quedé mirando anonadada, no por lo que pensé sino porque su belleza era sobrenatural, si, como la de su novio. Su rostro era perfecto, con pómulos altos, ojos azules, y una nariz delicadamente perfilada, además de la dicha de una figura esbelta y perfectamente proporcionada.

—¿Y tú eres...? —me consulto.

—Naomi, la ahijada de José. Un placer conocerte. —Me presente educadamente.

—Ah, sí, cierto. “La ahijada del Alpha”. —no, definitivamente no estoy loca, lo hizo otra vez. ¿Cuál era su problema? Pensé.

—Cuéntame Naomi ¿De qué manada provienes?, —me preguntó Úrsula con una expresión curiosa tomando asiento.

La miré sin saber que responder, pero luego de meditarlo un momento, no vi necesario ocultarle mi origen. Tarde o temprano, acabaría por descubrirlo.

—Soy humana, —respondí con serenidad.

—¿A qué te refieres específicamente con humana? Pensé que provenías de una manada importante, como Ciénaga lunar o tal vez… — continuó Úrsula, antes de ser interrumpida por mi padrino José.

—Ella es humana, —repitió, con un tono que dejaba claro que el tema estaba cerrado. —Imagino que la harás sentirse como parte de la manada, ¿correcto?

—Claro, mi señor, —respondió con una sonrisa. —Seremos grandes amigas, — añadió, mirándome con una sonrisa forzada, que apenas disimulaba. —Solo me preguntaba cómo la recibirán los demás en la villa. Es la única humana en la región —comentó. —Demian se encargará de eso, —intervino Lesly. —Mi muchacho cuidará de ella, nadie se atreverá a molestarla en el instituto. ¿Verdad hijo? —el asintió en silencio. No parecía contento con eso, es más, parecía aborrecerlo.

—No me habías dicho cariño que estudiaría con nosotros. — le menciono Úrsula a Demian, como si fuera gran cosa.

—¿No es una obviedad? — la interrumpió Mariel —Es la ahijada del Alpha, Úrsula, si él dice que estudiará nadie se atreverá a negarle un lugar.

CAPÍTULO DOS: CAPERUCITA

≈NAOMI≈

Anoche soñé con un pequeño lobo. Si, un lobo blanco que me miraba oculto entre medio de una plantación de algodón con ojos curiosos. Al notarme caminar, en lugar de alejarse, me permitió acercarme y sentir la suavidad de su pelaje entre mis manos. Fue extraño, porque mientras lo hacía, el lobo pareció comunicarse conmigo mentalmente, como si entendiera mis pensamientos y lo que estaba sintiendo…

De repente, la voz de Mariel me sacó de mi trance.

—¡Arriba dormilona, que llegaremos tarde al instituto!, — me llamó desde la puerta. Me sonreí al escucharla y luego de desperezarme, me recosté sobre el respaldo de la cama.

—Buenos días— le dije con una sonrisa, mientras la observaba como dejaba un uniforme en los pies de la cama.—Te dejaré cambiarte, te espero en el comedor para desayunar juntas. No te demores mucho, Demian odia la impuntualidad y se irá sin nosotras.Asentí en tanto ella retorno a la puerta, y la cerro detrás de sí. Tan pronto me levanté me dirigí al baño y tomé una ducha rápida, dejando que el agua caliente me desperezará por completo. Al terminar, me cambié de ropa, me cepillé los dientes y luego de arreglarme el cabello con una coleta, me dirigí al comedor donde Mariel ya me esperaba.

Al llegar, salude a las mujeres del servicio que estaban ocupadas en la cocina. Ambas se miraron con extrañeza y comenzaron a cuchichiar a mis espaldas, se dieron cuenta que no era una loba. “¡Oh, chocolate por la noticia! ¡¿no era obvio?!” Pensé mentalmente, conteniéndome de no rodar los ojos.

Intentando disimular, me senté a desayunar con Mariel y Lesly, quien me dio los buenos días de manera cálida y maternal. Me agradaba esta mujer.

—Disculpa a tu padrino Naomi, —dijo tan pronto notó que lo estaba buscando con la mirada —José se encuentra en una reunión importante, por eso no nos acompaña en este momento.

—Demian tampoco —soltó Mariel con la boca llena, engullendo una tostada —que no te resulte extraño, no es por tu causa. Él simplemente no acostumbra a desayunar con nosotras.

—Pensé que era porque no le agrado. —Mariel y Lesly sonrieron.  —Él es algo…reacio con los humanos, pero ya verás, luego se le pasara. —dijo Lesly dedicándome una sonrisa —¿Cómo pasaste la noche? ¿Pudiste descansar bien? —me pregunto cambiando de tema.

—Si, gracias, Lesly. Todo es perfecto. —No sabes cuanto me alegra escuchar eso.

"¡BEEP BEEP!" se oyó de repente, el constate sonido de una bocina.

—No puede ser posible… —se quejó Mariel, mirando la hora en su reloj de mano. ¡BEEP BEEP!

—¡Ya voy! —exclamo irritada poniéndose de pie —Hora de irnos Nao. Como veras, mi hermano esta algo impaciente. ¡Adiós, mamá!

—Hasta luego, señora Lesly.

—Hasta pronto niñas. ¡Tengan un buen día! —dijo mientras nos alejábamos en dirección a la entrada principal. Al salir de la mansión, Mariel no tardo en hacerse escuchar…

—¿Cuál es tu problema? —le reclamó. Demian me escudriño de arriba abajo y le respondió:—¿Lo dices además de tener que cuidar de la humana? —aludió señalándome con desdén—Porque, por si no lo notas, tengo asuntos propios que atender.  Agache la cabeza y me encamine al coche en silencio. No es que no tuviera ganas de responderle, pero el hecho de que sea el hijo de mi padrino me limitaba a mandarlo a la mismísima mierda…

“Ignora al idiota. No vale la pena”, me autoconvencí subiéndome al auto, acomodándome en la parte posterior del coche, mientras él ponía la llave en el encendido y Mariel se sentó a su lado.

—Póntelo —me ordenó, mirándome por el espejo retrovisor.

—¿Perdón? —inquirí frunciendo el ceño.

—Se refiere al cinturón de seguridad, — intervino Mariel con una sonrisa sarcástica —Discúlpalo Naomi, él asume que con decir “póntelo” todos entendemos de que se trata.

Apreté la quijada y con un movimiento brusco, le di el gusto colocándomelo. El embozó una sonrisa de lado, casi como si gozara de tener control sobre mí.

En la medida que puso el coche en marcha y avanzó hacia la salida, mire por la ventana. Creo que fue la única manera que encontré de no perder los estribos. Finalmente, cuando él se direccionó en la carretera, contemple el panorama de día, la villa no era tan diferente a mi pueblo natal, de hecho, era más parecida de lo que pensaba.

Gracias a dios, el trayecto hasta el instituto solo duro algunos pocos minutos, pero si hubiera sabido lo que me esperaba, de antemano me hubiera atrincherado en el vehículo…

Tan pronto como Demian estaciono el automóvil y descendimos, todas las miradas se centraron en nosotros, o, mejor dicho, en mí.

—Serás una humana popular, —expreso Demian mordazmente —No te alejes mucho Caperucita, o te convertirás en el almuerzo de algún lobo.

—Ja, ja que gracioso. —Lo reprendió Mariel.  —¡Al fin llegas, Demi! — Exclamó Úrsula quien llego corriendo y se lanzó a sus brazos. Mariel puso los ojos en blanco, además de hacer gestos de asco cuando lo beso.

—Vamos Naomi, te enseñare un lugar prioritario que debes conocer.

—¿Un lugar prioritario?

—Si, cariño —revalido entrelazando su brazo con el mío —En casos como estos, debes saber dónde vomitar.

—¿Tan pronto se van cuñadita?  —preguntó Úrsula al observarnos marchar. Mariel detuvo el paso en seco.

—No me llames cuñadita. Sabes muy bien que no empatizo con esa palabra. —le advirtió con un mohín —Y si no tienes nada más interesante que sugerirme además de que no sea quedarme aquí viendo cómo besuqueas a mi hermano, te agradecería que te abstengas de decir algo. Mi paciencia tiene un límite, y créeme que tú ya los has superado con creces.

—¿Te haces cargo? —le consulto Demian ignorando el comentario.

—Sí, yo me encargo. Vamos, Naomi.—¿Hacerse cargo de qué? —la escuche a Úrsula preguntar. Pare la oreja, pero no conseguí oír nada.

—¿Es mi impresión o Úrsula no te cae bien? —le pregunte a Mariel, cuando nos alejamos lo suficiente.

—Nunca me cayó bien. — Admitió —No es una compañera adecuada para mi hermano. Hay miles de mujeres mucho mejores que ella, pero no, él idiota parece empeñado en quedarse con ella. Te juro Naomi, no puedo entender su obsesión, ni siquiera la marcó, ¿puedes creerlo?

—¿Marcó? —Pregunte luchando por no reírme. En mi mente, “mal pensada” por cierto, imagine la forma natural en la que los lobos, marcan territorio. ¿Sera que las corretean por ahí para orinarlas?  —¡Oh, pequeña diablilla! ¡¿En qué estás pensando?!—dijo riéndose. —¡No es nada de eso! —me reclamó.

—¡Lo siento! —me disculpe, riendo— Es qué, en cuando dijiste “marcó”, la idea de que un lobo evite un acto tan instintivo como orinar, me resulta tan absurdo que me es difícil mantener la seriedad.

—No es de esa forma que los lobos marcan a su compañera.—dijo sonriéndose —Hay muchas cosas que debes aprender, pero ya habrá tiempo para eso. Vamos adentro, todavía tenemos muchas cosas por hacer.

[…]

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