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Amandote En Secreto

capitulo 1

–Príncipe, espere allí, por favor no se vaya, majestad (me llama el mayordomo de Palacio).

–Príncipe, por favor, el rey se pondrá furioso si se entera de que aún no estás listo para la reunión real. (dice una camarera intentando agarrarme pero sin éxito).

–No quiero ir a esa reunión. (Digo mientras salgo solo en pantalones de pijama por Palacio).

–Ese chico algún día hará que nos ahorquen por ser tan rebeldes (dice el mayordomo tratando de recuperar el aliento).

Prácticamente salí corriendo de allí y me escondí en el jardín, no me gustan mucho estas cosas de Prince como ponerse zapatos, coronas que son bastante pesadas, no no eso no es para mí me gusta ser libre, correr descalzo, ensuciarme. , cazando con arco y flecha y luchando con espadas, al igual que los demás hombres del reino. Cosas que mi padre nunca aceptaría, porque dice "como futuro rey tengo que ocuparme de los asuntos más importantes y dejarlos a los caballeros reales para pelear", pero eso es lo que quiero, ser un caballero, poder viajar entre diferentes reinos, bueno si fuera posible.

Llego al gran jardín del Palacio, el lugar que más amo. Me acuesto sobre el pasto que estaba un poco húmedo, miro al cielo, cierro los ojos e imagino como los pájaros son libres de ir a donde quieran. De repente siento algo haciendo una sombra bloqueando la luz, o mejor dicho alguien y sé muy bien quién es.

–Hamilton, el rey te llama (lo escucho pero lo ignoro).

–Qué dolor...(lo escucho murmurar), si no te levantas te arrastro hasta allí.

Me levanto rápidamente porque sé que él es capaz de hacer esto, de hecho lo ha hecho varias veces, parece que no le importa que yo también sea el hijo del rey, futuro rey del reino. Ya de pie, miro sus ojos marrones que parecen estar llenos de ira, y apuesto que es mi culpa.

–Dile a papá que no quiero ir al baile, prefiero quedarme aquí (digo con los brazos cruzados).

–Oye, tengo un montón de tareas que tengo que tener listas hasta más tarde para el baile, no tengo tiempo para hacer de niñera de un Príncipe rebelde así que será mejor que lo hagas bien porque quiero volver a trabajar o me iré. Tómalo mal, puedes elegir (dice con calma, dando un paso adelante).

–No lo haré y punto. (Veo que se pone serio), pero quiero que me lleves a entrenar más tarde contigo, papá no se enterará de nada.

–No empieces de nuevo, las espadas y las flechas no son para personas de la sociedad noble que siempre andan con vestidos y coronas, son para personas con armadura. Vamos, que ya estoy perdiendo la paciencia contigo. (dice tirandome del brazo pero me quedo quieto).

–Ya dije eso n...(no me deja terminar, me deja caer, me ata los pies con una cuerda y me sigue arrastrando. Aunque es mi hermano menor y también un príncipe, a diferencia de mí que es no autorizado, entrena con uno de los mejores caballeros del reino), oye, déjame ir.

–Deja de gritar (dice con calma apenas entramos al Palacio y nos dirigimos hacia el salón del trono).

–Le ordeno que me suelte (le digo que solo me ignora como siempre sin miedo por ser el mayor). Si no te has dado cuenta, estoy sin camiseta, tendré heridas en la espalda y alguien tendrá que cuidar de mí.

–Si te quedas en silencio, puedo curar tus heridas, pero ahora lo más importante es llevarte ante el rey. (Dice continuando).

–Está bien entonces, pero ¿es tan difícil decir papá en lugar de rey como lo hago yo? (Me quedo tranquilo y me dejo arrastrar).

–Yo no soy tú, y por favor cállate hermano.

Ni bien entramos al salón del trono me desata, luego va hacia la puerta y la cierra, lo miro mientras hace una reverencia, me doy vuelta y enfrento a mi padre quien no se ve nada feliz y a su lado está Esmeralda. , una doncella del Palacio.

–Buenas tardes papi, ¿me estabas buscando? (Me levanto rápidamente y hago una reverencia).

–¿Por qué aún no estás listo para la verdadera reunión de Hamilton? ¿Cuántas veces tendré que decir que un Príncipe no debería comportarse así? ¡Los empleados tuvieron que dejar su trabajo para perseguir a un Príncipe rebelde! (Papá grita).

–Sabes que estas cosas no son para mí, no quiero ser el próximo rey, quiero viajar, ver otros reinos papá (digo acercándome a él). ¿Cómo puedo ser rey si ni siquiera tengo libertad?

–Ya dije que no. ¡Tú! (Papá señala a la criada), lo acompaña a su habitación y no lo deja salir hasta que esté listo para la reunión.

–Sí, majestad. Señor, podemos irnos (dice abriéndome la puerta), con el permiso de Su Majestad.

Salgo de allí golpeando el suelo con los pies con rabia y me dirijo a mi habitación con esta chica detrás de mí, trato de cerrar la puerta para que no entre, pero ella es más rápida y entra.

–Sal ya de mi habitación (ordeno).

–Lo siento pero no puedo, ya escuchaste al rey. (dice con la cabeza gacha).

–Solo estás usando la orden de mi padre como excusa para permanecer cerca de mí. (Digo acercándome a ella).

–Iré a buscar tu traje, por favor no salgas de la habitación. dice tratando de irse pero la tomo del brazo haciéndola detenerse).

–¿Por qué no lo negaste? ¿Por qué no dijiste que estás aquí sólo por orden de mi padre? (Hablo y ella me mira con los ojos muy abiertos).

–Puedes incluso ser el futuro rey pero eso no significa que puedas ver y tratar a todas las mujeres como presas para satisfacer tus deseos carnales, por eso tienes a tus escorts nocturnas. (dice tirando su brazo hacia atrás).

-Parece que no eres tan ingenuo, pero te equivocas en un punto, no te veo como una mujer para satisfacerme. (Susurra en tu oído).

–Se lo agradezco y me alegra mucho que no me vea así, le traeré su traje, señor. (Dice haciendo una reverencia).

Después de que Esmeralda se fue fui directo a la ducha, esperé a que la bañera se llenara de agua mientras me quitaba el pijama y me metía. Escucho tocar la puerta del dormitorio, le ordeno pasar a la persona, fue Esmeralda quien me trajo un traje blanco. Salgo del baño, cubriendo solo la parte inferior con una toalla, me seco el cabello con otra toalla y me siento en el tocador.

Me miro por el espejo y noto a Esmeralda parada en la puerta de mi habitación. Es hija de uno de los mejores caballeros que jamás haya tenido el reino. Cada vez que se lo ordenaba, ella me ayudaba a escapar del Palacio para poder jugar en el bosque con tiro con arco.

–¿La criada no me peina? Sabes que si depende de mí haré esto, ¿no? (Después de eso se acerca a mí y me peina, quería ponerme una corona pero me levanté).

–¿Qué pasa señor? ¿Hay algún problema con la corona? (Pregunta mirando al suelo).

–No hay problema, simplemente no me gusta usarlo, todos lo saben y me miran mientras hablas, ¿no te enseñó eso tu padre? (Le agarro la barbilla haciéndola mirarme).

–E-él enseñó que sí, por favor perdóname. E-solo llevas una toalla (la veo un poco sonrojada).

–¿Solo eso te hace sentir completamente avergonzada? (La suelto). Trata mis heridas.

–Sí señor, por favor siéntese nuevamente en el tocador (pide).

– No te preocupes, no muerdo, hay ocasiones que muerdo pero no fuerte. (La veo ponerse aún más roja).

Me siento en la cómoda de espaldas a ella, no tuve heridas graves, solo rasguños cuando mi hermano me arrastró como a un animal por el suelo del jardín. Desde el espejo miro a Esmeralda. Ella me saca cada astilla de la espalda con mucho cuidado y yo solo la miro fijamente por el espejo y pienso en el día que le ordené que me ayudara a escapar del Palacio y fuimos atrapados por su padre que nos regañó, ella estaba súper triste porque Sabía que no funcionaría, pero ella me ayudó de todos modos.

–Señor, ya terminé de curar sus heridas (dice sacándome de mis pensamientos).

–Claro que te lo agradecería pero te pagan por eso, ¿no? (Digo volviéndome hacia ella).

–Tienes razón, no necesitas agradecerle a una criada que sólo está haciendo su trabajo. (dice inclinándose hacia mí). Necesito volver a mi trabajo, con tu permiso.

Aurora salió de la habitación, así que aproveché para ponerme mi traje blanco, zapatos negros y guardar un pañuelo en el bolsillo de mi traje. No quería ir a esta maldita cita, pero ¿qué podía hacer? Me visto rápido y me miro en el espejo, me pongo la corona y oigo que alguien llama a la puerta.

-¡Entre! (yo ordeno).

–Su Alteza, la reunión real está por comenzar, han llegado todos los invitados. (Esmeralda habla después de entrar).

-Todo está bien. (Hablo de pie). ¿Qué estás esperando? Puedes irte, puedo llegar sola al salón.

–Sí señor, lo siento Alteza. (Se inclina torpemente, se vuelve irritante). Con su permiso.

Después de que esa doncella torpe vino a hacer su estúpido espectáculo, salí de mi habitación hacia el salón de Palacio, por el pasillo me encontré con Nicolas, mi hermano que me arrastró por el suelo como si fuera una mercancía sin valor, simplemente no castigo. él por eso mi padre no lo permite y porque definitivamente me daría una paliza, por eso es el único que me pone en fila.

–Hermano (Nicolás habla con tranquilidad como siempre). Personas de todos los reinos han venido y están en el salón.

–Eso ya lo sé, de hecho ni siquiera te pregunté. (Digo entrando a la habitación y él pone los ojos en blanco).

–Dame paciencia. (Dice entrando).

El salón no está tan lleno pero hay un buen número de invitados, veo rostros familiares y desconocidos como una mujer de cabello negro que parece pertenecer a la nobleza y un caballero muy elegante a su lado, debe ser su padre.

–Niños, llegan tarde. (Habla mi madre la reina acercándose a nosotros). Hamilton, ¿dónde está tu corona? Tú (dice mamá señalando a Esmeralda que pasaba). Ve a los aposentos del príncipe y trae la corona, rápido.

–S-sí, su alteza. (Ella hace una reverencia y yo salgo confundido).

–La corona sólo la lleva el rey y no un príncipe. (Digo y mamá pone los ojos en blanco). Y hasta donde yo sé, no soy el rey.

–Pero lo estarás muy pronto, Es porque ya casi tienes edad para convertirte en rey. (Mamá habla en serio).

–Puede que incluso tenga la edad adecuada para convertirme en rey, pero olvidaste una cosa. (Cásate, en este reino todo príncipe para convertirse en rey necesita una esposa que sea su reina).

–No lo he olvidado. (Mamá lo dice y no entiendo). ¿Por qué crees que tu padre y yo preparamos esta reunión? ¿Ves todas estas mujeres jóvenes? Son parte de la clase noble de sus reinos, una de ellas será elegida para ser su reina, así podremos unir los reinos. (Veo a Nicolas sonriendo levemente y alejándose de nosotros).

–¿Entonces me obligarás a casarme con una mujer que ni siquiera conozco sólo para unir dos reinos? Puedes olvidarte de esa idea porque no me voy a casar con ninguno de ellos, sobre todo porque la mayoría de los que están allí ya no son puros. (Hablo y mamá se tapa la boca con las manos).

–¿¡Hamilton!? ¿Qué hiciste? ¿Les quitaste la pureza a todas estas jóvenes? (dice mamá sorprendida). ¿Qué les prometiste?

–No los tomé todos y nunca prometí nada, simplemente me los ofrecieron. Y si alguien se ofrece hoy a mí, será recibido con los brazos abiertos. (digo sonriendo).

–Aquí está la corona, alteza. (Esmeralda regresa con la corona).

–Dáselo. (Mamá ordena).

-Sí. (Dice volviéndose hacia mí). Su Alteza, ¿podría inclinarse un poco por favor?

–¿Quieres que mi hijo se incline ante ti, sirviente? (Pregunta mamá mirándola molesta).

–N-no Su Alteza, eso no es lo que quise decir. (Mira a mi madre con los ojos mostrando su miedo). Sólo quería...

–¿Qué querías, tu inútil doncella? (dice mamá furiosa). Dámelo.

Mamá recibe la corona de manos de la madre de Esmeralda, quien tiene los ojos llorosos y agacha la cabeza.

–¡Fuera de aquí! (Mamá habla y Esmeralda sale del cuarto tratando de contener las lágrimas). Esta chica es una decepción, no sé ni cómo puede ser hija del mejor caballero que ha tenido el reino.

–Será mejor que nos vayamos pronto antes de que papá pierda los estribos como siempre. (Camino y mi madre viene detrás de mí). Sólo para hacerte saber que no me casaré con ninguna mujer que quieras, no intentes obligarme porque entonces no tendré más remedio que faltarte el respeto. (Digo tirando de la silla de mi madre, ella se sienta y yo me dirijo a mi asiento).

Hablamos de las asociaciones que queremos formar con los reinos vecinos, de las formas de aumentar la economía de todos. Después de la reunión se preparó un gran banquete y odio estar rodeado de tanta gente aburrida, aunque comen no paran de hablar de negocios.

–Puff, ¡qué aburrido! (Escucho a alguien susurrar a mi lado, me giro para descubrir quién es y es la mujer de cabello negro).

–Lo siento, alteza, no sabía que me estaba escuchando. (Habla con la mano sobre la boca).

–Está bien porque pienso lo mismo, es muy molesto. (Hablo y parece que ella estaba tranquila). Encantado de conocerte, soy el Príncipe Hamilton...

–Sé quién eres. (Dice sonriendo). Soy yo quien debo presentarme, soy Francisca Quiuma de un pequeño reino que está en lo alto de la montaña, mejor conocido como el reino de los cielos. (Dice haciendo una reverencia).

–Un placer Francisca. (digo tomando tu mano y luego besándola). Entonces, ¿qué busca tu reino? Debe haber alguna razón para estar aquí, ¿verdad?

–Tú eres la razón, (lo dice y yo no entiendo). Mi padre dijo que la familia en este reino está buscando una novia para el príncipe, así que me trajo aquí, como él es el rey, no pude decir que no. (Eso es lo que me faltaba, parece que ya empezaron a anunciar un compromiso que nunca sucederá).

–Ya veo, entonces tu padre te trajo en contra de tu voluntad… (Me interrumpe el sonido de platos rompiéndose proveniente del pasillo, seguido de gritos). Con su permiso.

Sigo los gritos que me llevan a un pasillo con muchos platos rotos.

–Torpe inútil, (le grita mamá a Esmeralda que está en el suelo con la mano en la cara roja, probablemente mi madre la golpeó). Mira lo que hiciste, rompiste la colección de vasos más cara de Palacio, estos vasos valen mucho más que tu miserable vida.

-—Lo siento señora, n-no lo hice a propósito, solo me resbalé con un trozo de tela que a alguien se le cayó. —Habla Aurora derramando algunas lágrimas.

–¡Deja de poner excusas! Ven conmigo ahora. (Mamá dice jalándola del brazo, debe estar llevando a Esmeralda para que la castiguen). Que alguien limpie esto.

–Señora, por favor, le digo la verdad. (Esmeralda habla llorando mientras se la llevan).

–Sí, su alteza. (Una criada que estaba mirando habla y recoge la metralla).

Mientras la camarera recogía los fragmentos de vidrio, vi algo blanco en medio de ellos que me llamó la atención, fui hacia los fragmentos y los recogí, metí la mano en el bolsillo de mi traje y no había nada, lo que significa que esto El pañuelo es mío, debí haberlo dejado mientras me dirigía hacia el pasillo.

capitulo 2

Tomo el pañuelo y lo meto en mi bolsillo, por mi descuido Esmeralda será castigada, no, no es mi culpa, nadie le dijo que no mirara por donde iba.

–Príncipe, ¿estás bien? ¿Qué pasó aquí? (Habla Francisca viniendo hacia mí).

–A una camarera se le rompieron unos vasos, no es gran cosa. (Hablo). ¿Volvemos al pasillo?

­Sí, claro. (Dice que siga adelante y la sigo).

–Te preguntaba si tu padre te trajo aquí sin tu cons timiento.

–De hecho me preguntó si quería casarme y por supuesto le dije que sí, pero no con alguien que no conocía. (Dice entrando al salón, le doy la mano y ella me da un baile).

Fue cuando mi padre dijo que sería contigo con quien me casaría, si la familia real así lo

deseaba, yo estaba muy feliz y mi padre también porque él realmente quiere unir nuestros reinos.

–No quiero entristecerte, pero debes saber que no habrá matrimonio, no me casaré contigo ni con ninguna otra mujer que esté en este salón o reino. (Hablo y su sonrisa comienza a desaparecer).

–Mi hermano como siempre es un gran bromista, claro que se va a casar porque no tiene poder de elección, ¿no hermano? (Nicolás aparece y habla sonriendo).

Ni siquiera se parece a mi serio hermano que antes arrastró mi cuerpo por el interior del palacio, ya que ahora está haciendo bromas a pesar de que no es el momento adecuado para hacerlo.

–Buenas noches, Alteza. (Francisca habla haciendo una reverencia).

–Buenas noches, siéntete libre. (dice Nicolás sonriendo levemente). Hermano, ¿viste por casualidad a Esmeralda? Hace tiempo que no la veo.

–Se metió en problemas como siempre y mamá se la llevó. (Hablo y Nicolas tiene una expresión de preocupación en el rostro).

–¿Qué quieres decir con que mamá se la llevó? ¿Ser castigado? (Habla Nicolás).

–Será mejor que le preguntes a mamá, ella viene para acá. (Digo mirando a mamá que viene caminando elegantemente hacia nosotros).

Aunque mamá tiene más de cuarenta años, eso no la hace como otras mujeres del reino, ya que tiene los mejores recursos para cuidar su apariencia, lo cual creo que es innecesario, ya que tiene una belleza natural única.

–Mi reina, ¿dónde está Esmeralda? (Nicolás habla formalmente como siempre y mamá lo ignora).

–Hamilton, tu padre y yo queremos hablar contigo. (Mamá habla y se da vuelta). Francisca, tú también, querida.

–Sí, Alteza. (Francisca habla y va con mamá, si eso es lo que estoy pensando no me gustará).

Nicolás narrando...

Al igual que mi hermano Hamilton, también me apasiona la aventura y cuando era más joven me apodaban el príncipe salvaje, cosa que a mi madre no le gustaba nada. Esto hizo que mi madre me buscara maestros estrictos para enseñarme etiqueta, por eso llamo a mi padre mi rey y a él mi reina o alteza.

Como no soy el primero en llegar al trono, a mis padres no les importa si practico esgrima o un arte que implique técnicas de combate.

–Su Alteza, le hice una pregunta. (Hablo parándome frente a ti).

–Ella lo cometió, ¿dónde crees que debería estar? (Por supuesto, porque no lo pensé).

Salgo de la habitación y voy a buscar a Esmeralda.

Siempre he estado en contra de los castigos corporales que se llevan a cabo aquí en el reino porque siempre van más allá del límite. ¿Qué hizo Esmeralda para ser castigada esta vez?

La última vez quemó la cena real y la excusa fue que alguien dijo que Hamilton le pidió que la ayudara a entrar al Palacio sin que mis padres lo vieran. Conociendo a mi hermano, definitivamente es una mujer.

El castigo aquella vez fue que no comió durante cinco días y la pobre se desmayó al tercer día por el hambre y el cansancio, pues aún sin comer seguía obligada a realizar sus trabajos de palacio.

Voy a la sala donde normalmente se castiga a los empleados y como era de esperar encuentro a Esmeralda allí llorando, encogida en un rincón de la sala.

—­Esmeralda. (Me acerco a ella, le toco el brazo y se asusta). Tranquilo, soy yo, Nicolás.

–Su Alteza, le juro que no lo hice a propósito, no quería romper esos platos pero tropecé con un trozo de tela que estaba en el suelo del pasillo. (Esmeralda dice llorando mucho).

–Sé que no viniste a propósito. (Digo tomando su mano mientras lentamente la hago levantarse).

–Lo juro por el alma de mis padres. (Dice aún llorando y la abrazo, rápidamente separa su cuerpo del mío y gime de dolor).

­¿Qué fue? ¿Te duele la espalda? Muéstramelo. (Hablo y ella niega con la cabeza. ¿Qué hizo mi madre esta vez?).

–No es nada señor, no les duele. (Esmeralda habla sollozando).

–Da la espalda. (Digo y ella niega con la cabeza). Esmeralda, no te pregunté, te ordené que me das la espalda. (Hablo y ella me mira con sus ojos cafés, pero están rojos de tanto llorar).

–Su Alteza, por favor. (Ella habla y la hago darse la vuelta).

Ni siquiera necesito quitarte el vestido para ver qué tenía porque está todo rasgado por detrás, dejando visibles las heridas sangrientas y, al parecer, fueron hechas con látigos. ¿Cómo pudo hacerle esto a Esmeralda, cómo pudo hacerle esto a un ser humano?

–¿Fue mi madre quien hizo esto? ¿Lo hizo sola? (Hablo y ella se queda en silencio). ¡Responder! (Grito y ella se asusta).

­No. (Dice llorando).

–¿Quién fue? ¿Mi padre? (Hablo y ella voltea mirándome). Habla rápido, sino voy a ir donde mi madre y ella misma contestará delante de toda esa gente.

–El rey nunca hizo eso, es bueno conmigo. (Esmeralda habla mientras las lágrimas corren por su rostro). Era Celson.

–Por supuesto que mamá no se ensuciaría las manos y enviaría a alguien más a hacer esto en su lugar, como ese bastardo de Celson aceptó hacerte esto. (digo enojado, juro que si lo encuentro lo mato con mis propias manos).

–Por favor no le haga nada señor, solo cumplía órdenes. (Esmeralda se arrodilla y me suplica). Pregunto, mi señor.

¿Cómo puede alguien preocuparse por la persona que le hizo daño? Esto es una prueba de lo buena persona que es Esmeralda.

­¿¡Eso es!? No te arrodilles ante mí, no vuelvas a hacer eso, por favor (la hago levantarse). Si tienes que arrodillarte, sólo adora y agradece a Dios, ¿entiendes?

­Sí, señor. (Esmeralda habla sollozando). No le hagas daño, por favor.

–Está bien, no lo voy a matar, pero… (no termino de hablar y Esmeralda cae inconsciente en mis brazos). ¿Esmeralda? ¿Lo que le pasó?

La llevo en brazos, quería llevarla al médico pero eso está al otro lado del palacio y tendríamos que pasar por el pasillo, no quiero llamar la atención de mis padres ni de los invitados. .

Llevo a Esmeralda a mi habitación y la acuesto en mi cama.

Después de unos minutos finalmente recupera la conciencia.

–Gracias a Dios despertaste, casi estaba llamando al médico. (Hablo y ella salta de la cama, las sábanas están sucias con su sangre).

–Te ensucié las sábanas, ahora mismo las voy a lavar. (Dice que quiere quitarse las sábanas, dejando la cama desordenada pero la detengo).

–Déjalo ahí, necesitas una ducha para que pueda tratar tus heridas. Siéntate aquí y ya vuelvo.

(La hago sentar en la cama). No te levantes.

Corro al baño y lleno la bañera con agua tibia. Consigo algunos medicamentos y vendas.

Regreso a la habitación y encuentro a Esmeralda todavía sentada con expresión triste.

–Ven a darte una ducha rápida para que pueda cuidarte. (Digo tomando su mano y haciéndola levantarse).

–Pero señor… (Como sé que ella lo negará, doy un paso adelante y la interrumpo).

–No te preocupes, ahora mismo le pediré a alguien que te proporcione un vestido, mientras no llega el vestido puedes ducharte aquí (la llevo al baño de mi habitación y le paso una toalla, y Cierre la puerta. ). Estoy aquí esperándote.

Salgo de la habitación y le pido a una criada que traiga un vestido a mi habitación, lo bueno de ser príncipe es que nadie me cuestiona.

Regreso a la habitación y no escucho ningún ruido proveniente del baño, lo que me hizo darme cuenta que aún no ha comenzado a ducharse, después de 15 minutos sigue el mismo silencio así que decido ir allí para averiguarlo. si

todo está bien para ella porque ya se estaba preocupando, ¿qué pasa si se vuelve a desmayar?

—­Esmeralda. (La llamo pero no responde).

–Esmeralda, ¿está todo bien ahí? (No hay respuesta nuevamente).

Abro lentamente la puerta, temerosa de que le haya pasado algo malo, veo su ropa en el suelo pero no escucho ningún ruido así que decido abrir más la puerta y miro para ver si todo está bien.

La veo completamente desnuda y con el cabello suelto, mirándose en el espejo, que hermoso cuerpo parece haber sido diseñado exclusivamente para ella, su rostro tiene una belleza exagerada, sin esa ropa de sirvienta es simplemente una perfecta pelirroja.

Esta debe ser la primera vez que ve su cuerpo entero porque los empleados no tienen derecho a tener ni un trozo de espejo roto.

Mientras prácticamente devoraba a Esmeralda con la mirada, alguien tocó la puerta lo que me hizo salir rápidamente de la puerta del baño porque si Esmeralda me viera definitivamente pensaría que era un pervertido.

Abro la puerta y era la criada a quien le ordené que le trajera un vestido a Esmeralda y me dijo que el baile ya había terminado, los invitados se habían ido todos.

Cuando

me di la vuelta Esmeralda ya estaba en la habitación vestida solo con una toalla y aparece en mi mente la imagen de ella desnuda.

–Um, aquí está el vestido. (Digo poniendo el vestido sobre la cama). Siéntate para que pueda curar tus heridas.

Baja un poco la toalla, dejando visibles también su espalda y sus heridas.

Estoy tratando las heridas de Esmeralda lo más posible, además de estas heridas tiene otras cicatrices, pobrecita, no merece pasar por nada de esto.

–Ya terminé, ahora vístete. (Hablo). Te estaré esperando afuera.

Salgo de la habitación mientras espero que termine de vestirse, escucho mucho ruido proveniente de la habitación de al lado que pertenece a Hamilton y me preocupo por ir allí.

–Hermano, ¿qué estás haciendo? (Digo quitando la espada de tu mano). ¿Qué pasó?

–Tus padres decidieron que me casaré con Francisca porque ella es una buena pareja para mí.

(dice Hamilton enojado). Quieren hacerme rey casándome con esa mujer por la que no siento nada.

–Hermano, cálmate, encontraremos una solución. (Digo tomando tu hombro). Intentaré hablar con ellos.

–¿Como si ni siquiera me hicieran caso? Papá sólo escucha a mamá y a nadie más. (Hamilton tiene razón en eso, cuando se trata de asuntos importantes, papá simplemente escucha a mamá).

–Encontraremos la manera. (digo abrazándolo).

–Si no olvidan esta absurda idea, puedes estar seguro de que algo haré sin preocuparme si les falto el respeto. (Hamilton habla y me separo de él, necesito saber cómo está Esmeralda).

–Está bien, ahora cálmate. (Digo dirigiéndome hacia la puerta). No hagas nada que te haga arrepentirte más tarde.

Voy a mi habitación y ya no encuentro a Esmeralda, sino que encuentro a mi madre.

–¿Dónde estuviste todo el baile? (dice mamá molesta). Todos vinieron a ver a la familia real pero, por supuesto, uno de mis hijos tenía que buscar una mujer pura para satisfacerse, ¿verdad? (Mamá lo dice y no entiendo).

–No sé a qué te refieres. (Hablo y ella señala mi cama la cual tiene manchas de la sangre de Esmeralda, por lo que piensa que me estaba contentando con una mujer pura).

–¿Preferiste tener sexo antes que ir a ver el negocio que beneficiará a nuestro reino? (dice mamá cruzándose de brazos).

–Lo que llamas negocio es la vida de mi hermano, vas a hacer que se case con un extraño. Y vas a dejar de hacerle estos castigos corporales a Esmeralda o cualquier otro empleado, ¿entiendes? (Hablo molesto).

–¿Qué te hace pensar que tienes derecho a hablarme así? (Mamá dice enojada pero no me importa).

–La pregunta sería “¿qué te hace pensar que tienes derecho a hacerle daño a una buena persona como Esmeralda?”, ¿qué tienes? (Hablo y recibo una fuerte bofetada).

–Será mejor que aprendas a hablarme correctamente, soy tu madre, tu reina. (Mamá sale de mi habitación dando patadas).

–Mierda, tengo que encargarme de esto e ir a buscar a Esmeralda. (Digo quitando las sábanas de mi cama).

Salgo de la habitación y le entrego las sábanas a la primera criada que encuentro y le pido que ponga unas nuevas en mi habitación.

Voy a la cocina, al comedor y al salón pero no hay Esmeralda, decido ir al jardín y allí encuentro a Celson, el caballero que golpeó a Esmeralda.

–Buenas noches, Alteza. (Celson habla inclinándose, le doy un puñetazo en la cara haciéndolo caer y le doy una patada en el abdomen, se retuerce de dolor).

–Si te atreves a tocar a Esmeralda otra vez, aunque sea por orden de mi madre, te mato, ¿entiendes? Te arrancaré la cabeza con mi espada. (Hablo y le doy otra patada en el abdomen).

–Sí, mi señor. (Celson habla aún acostado mientras se sostiene el abdomen).

capitulo 3

Ya es muy tarde y todos se han acostado, incluidos los empleados de Palacio, pero hasta el momento nada de Esmeralda.

Fui a su habitación en el ala de servicio y ella no estaba allí, solo su compañera de cuarto.

Esmeralda, ¿dónde estás?

Ahora estoy sentada en el suelo del balcón que hay aquí en mis habitaciones, pensando en la posibilidad de que mi madre le haya hecho algo a Esmeralda y creo que pronto entraré a su habitación, interrumpiendo su sueño, solo para enterarme. si no lo hizo nada mas malo con Esmeralda.

Finalmente, decidiendo averiguarlo, me levanto, pero incluso antes de que pueda dar un paso veo a alguien que parece estar armado entrando sigilosamente al Palacio.

Agarro mi espada y salgo rápidamente para saber quién es y si es necesario acabaré con él sin dudarlo.

Salgo dirigiéndome hacia donde vi al invasor y lo veo dirigiéndose hacia el piso inferior, que es donde está el ala de empleados. Como había visto, en realidad está armado con un arco y lo cierra.

No puedo ver su cara porque tiene una capucha que lo oculta.

Lo abrazo fuerte y le pongo mi espada en la garganta.

–Dime ¿quién eres y qué quieres? Antes de que te corte la cabeza aquí mismo. (Hablo y siento que la persona tiembla y no dice nada).

Sigo esperando pero lo único que consigo es tu silencio pero puedo sentir tu miedo.

–Te lo dije... (Le quito la capucha que deja al descubierto su cabello rojo). ¿Esmeralda? ¿Qué estás haciendo?

Ella no me responde, debe ser porque todavía la estoy sujetando con la espada, que está en un lugar donde si ataco ella no tendrá ninguna posibilidad de sobrevivir.

Guardo mi espada pero todavía estoy en segundo lugar, hago que se dé vuelta y lo mire fijamente. Parece que realmente la asusté.

–Lo siento, no quise asustarte. (Le pido disculpas y ella suelta un gran suspiro, creo que terminó conteniendo la respiración por el susto). Pensé que era un invasor.

–Soy yo quien se disculpa, Alteza. (dice Esmeralda mirándome). No deberías estar caminando así en este momento.

—­¿Dónde estabas? (Pregunto mirando su arco).

–Estaba entrenando con tiro con arco, normalmente lo hago más temprano pero hoy no pude hacerlo. (Habla mientras baja la cabeza, sé muy bien qué la detuvo).

–Me preocupaste mucho, no podía ni dormir pensando que la reina te había hecho algo. (digo pasando el mío por su cara y haciendo que me mire).

Tiene un rostro inofensivo, no muestra ninguna malicia, tiene la mirada más encantadora que he visto en mi vida y sus labios rosados son muy atractivos.

–No volverá a suceder, Alteza. (Habla, apartando la mirada de la mía).

–Está bien, sólo ten más cuidado, podría haberte lastimado. (Hablo sin soltar tu cara). ¿Y qué pasó en la habitación?

–Cuando te fuiste, escuché la voz de la reina hablando con alguien en los pasillos y decidí irme, por si ella decidía ir a sus aposentos. Perdóname, pero solo atiné a sacar mi ropa del baño y terminé olvidándome de las sábanas. (Dice avergonzada).

–La reina vio la sábana con las manchas de sangre y pensó que me había pasado la tarde quitándole la pureza a una mujer. (Hablo y sin querer dejo escapar una carcajada). Imagínate si te encontrara en mi habitación, ¿qué pensaría que te usé para satisfacerme?

–No sabía que mi olvido te pondría en una situación así. No era mi intención, Alteza. (Habla con los ojos llorosos). Puedes castigarme como quieras.

Esa última frase logró borrar la sonrisa de mi rostro sin ningún esfuerzo.

–¿Crees que soy como mi madre o como mi hermano mayor? (Hablo y suelto su rostro).

–Su Alteza, nunca quise decir eso. (Veo tu mirada arrepentida).

–Está bien, pero no vuelvas a hacer eso nunca más, ¿entiendes? (Hablo y sin esperar respuesta me voy).

Hamilton narrando...

Todavía no puedo creer que mis padres me encontraran una novia sin que yo tuviera poder de elección.

Termino de vestirme y me acerco a mi cama donde mi compañera de ayer sigue durmiendo a pesar de que ya le dije que se fuera.

–Levántate, ya te dije que te fueras. (Digo tirarte la ropa a la cara).

–Su Alteza. (Habla, arrodillada en la cama, cruzando sus brazos alrededor de mi cuello y mirándome fijamente mientras se muerde el labio). ¿Estás seguro de eso?

–Ya te dije que desaparecieras. (La empujo y ella cae sentada en la cama).

Escucho que alguien toca la puerta y sin que yo los autorice a entrar, entra mamá.

La mujer sentada en mi cama mira a mamá y se cubre el cuerpo avergonzada.

–Buenos días, mamá. (Me acerco a ella y le beso la mano).

–En cuanto te cases dejarás de acostarte con mujeres diferentes cada noche. (Dice mirando a la mujer con desdén y me recuerda al matrimonio).

–Puedes olvidarte de eso ya que no habrá boda, es mejor que esperes la boda de Nicolás y lo hagas rey. (Digo dirigiéndome hacia la puerta).

–El hijo mayor siempre ha tenido que suceder a su padre en el trono y esta tradición no se cambiará ahora. (Mamá dice molesta). Así que no te atrevas a desobedecerme porque entonces me estarías faltando el respeto.

–Si continúas con este matrimonio, entonces tendré que faltarte el respeto. (Salgo de la habitación y dejo a mamá allí).

–Sal del cuarto de mi hijo, cabrón. (Mamá grita y la mujer salta asustada de la cama con la ropa en las manos y sale del cuarto).

Voy al jardín donde la familia real siempre toma su desayuno y me encuentro con mi padre, el rey Arturo, y mi hermana menor, Alma.

Beso la frente de mi hermana y me siento sin ningún deseo de hablar con mi padre.

–Se me olvidó saludar a papá. (Alma habla sonriendo y se lleva un trozo de fruta a la boca).

–¿No tienes clases de etiqueta hoy? (Pregunto mientras una criada me sirve té).

–Sólo más tarde. (Alma se encoge de hombros).

­Buen día. (Nicolás habla mientras se acerca a la mesa).

–Siéntate aquí. (Alma señala una silla a su lado, Nicolas se sienta justo frente a mí).

–Buenos días, Su Majestad. (Nicolás saluda a papá).

–Buenos días, hijo. (Papá habla). ¿Dónde está tu madre?

–Ella ya viene. (Habla Nicolás).

–Hamilton, mira, vino de visita de cortesía. (Mamá habla y aparece Francisca a su lado).

Sólo puede ser una broma. Mamá lo hace a propósito.

–Buenos días, Su Majestad. (Quiuma saluda a su padre con una reverencia).

–No necesitas inclinarte ante mí, después de todo soy tu futuro suegro. (Papá habla).

Futuro suegro, ¡hola!

–Vamos querida, siéntate al lado de tu prometido. (Mamá le indica a Francisca que se siente a mi lado y ella espera que me levante para sacar su silla). ¿Hijo?

—­¿Mami? (Hablo normalmente y sigo comiendo).

–¿No le vas a sacar la silla a tu novia?

–No tengo prometida, mamá. (Hablo). Y si te refieres a Quiuma, ella puede sacar tu silla.

–¡Hamilton! (Papá golpea la mesa). Será mejor que te portes bien pronto.

–¿Qué hice mal?

Nicolás se levanta de su asiento y le acerca la silla a Francisca.

–Gracias, Alteza. (Quiuma se sienta y mantiene la cabeza gacha).

Cuando Nicolás regresaba a su asiento chocó con Esmeralda quien casi le derrama gelatina a Alma.

­Perdón. (dice Nicolás sonriendo antes de que mamá pueda gritarle a Esmeralda y se sienta).

–Querida, los preparativos para la boda tienen que hacerse lo más rápido posible. (dice mamá sonriendo). Sólo quedan tres meses. Tenemos que invitar a personas de todos los reinos, ya que deben saber que el Reino de Launstone tendrá un nuevo rey y tal vez nazca un heredero un año después.

(Mamá habla y me ahogo).

–¿Quiere agua, Alteza? (dice Esmeralda queriendo servirme agua).

–¿No cree que es demasiado pronto para eso, Su Majestad? (Nicolás habla incrédulo). Después de todo, no estamos seguros de que esta boda realmente se lleve a cabo, ¿verdad, hermano?

–¿Hamilton se va a casar? (Alma dice, creo que era la única que no lo sabía, bueno creo que Esmeralda también lo sabía por la expresión de sorpresa en su cara).

–Esmeralda, acompaña a Alma a la clase de etiqueta. (Papá habla y Esmeralda obedece).

–Quiero quedarme, papi. (Dice Alma que va con Esmeralda).

–Para responder a tu pregunta Nicolás, tu hermano se casará, si no será desheredado y perderá su estatus principesco. (Papá habla con firmeza en sus palabras).

–No creo que hagas eso. (Digo molesto y Francisca me toma la mano).

–Por favor, cálmese, Alteza. (Francisca habla y le quito la mano de la mía).

—­Sí, lo haré. (Papá habla).

No puedo creer que me estén obligando a casarme, usando el estatus que me dieron desde que nací.

Desde mi nacimiento he recibido el mejor tratamiento posible, no necesito trabajar duro para obtener el mejor tratamiento posible.

qué vestir o qué comer, después de todo mi familia y yo estamos en la cima de la jerarquía.

–Ya que estamos hablando, Quiuma, elijamos la tela para tu vestido de hoy.

(dice mamá levantándose).

–Sí, Su Majestad. (Quiuma dice levantarse también).

–Puedes llamarme "mamá". (Dice mamá sosteniendo el brazo de Francisca).

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