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Mi Vida Es Un Sueño

Prólogo

A veces no somos conscientes de la maldad de las personas, el amor nos ciega. Y cuando nos damos cuenta ya es demasiado tarde.

La vida de Josefina no fue fácil, (aunque la vida no es fácil para nadie), pero Josefina nunca creyó que le pasaría todo lo que le pasó a lo largo de los años.

Y con todo eso jamás perdió su buena fe, pero eso sí, se le formó un carácter muy duro.

Los que la conocían decían que ella tenía el temple de acero. No era mala, simplemente no sabía perdonar porque nadie le había enseñado.

Los padres de ella no le ponían mucha atención debido a que estaban muy ocupados tratando de ganarse el pan de cada día.

Casi se crio sola, los vecinos a veces le daban comida a Josefina porque sus padres constantemente la dejaban sola.

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Esta historia está basada en hechos reales. Los personajes fueron creados para darle vida a esta historia. Solo los nombres fueron cambiados para no herir susceptibilidades.

En un lugar humilde de Monterrey, N. L., una pareja de esposos sufría por las inclemencias del frío. Mireya estaba por el segundo mes de embarazo, y a decir verdad, no estaba muy contenta porque no era un embarazo deseado. Simplemente, pensó que fue un accidente.

Debiste haberte salido antes, ahora, ¿cómo le voy a hacer con este embarazo?, ya no lo aguanto. Los mareos y vómitos son constantes y ya no aguanto más.

Bueno, fue algo de dos. Si tú no hubieras querido no hubiéramos tenido relaciones, no me eches a mí toda la culpa, Xavier se defendió.

Pues sí, pero tú insististe tanto que no me quedó más remedio.

No me digas. Ahora resulta que yo soy el único ganoso aquí, y que todo fue un sacrificio para ti, Xavier no entendía a su esposa, primero se quejaba de que él no la tocaba, después se quejaba de que él nomás quería estar encima de ella.

Ya estoy harta de esta situación, no me cae bien la comida.

Deja de quejarte mujer, ¿tú crees que yo estoy en un lecho de rosas? A mí tampoco se me ha dado fácil la vida, ni modo, ahora hay que esperar a nuestro hijo con todo nuestro amor.

Estás loco. Yo no me casé contigo para tener hijos, simplemente, me casé contigo para subir un peldaño más en la vida. Pero ya me di cuenta de que eres un inútil, no sabes hacer nada y me tienes en la completa miseria. No tienes mayores aspiraciones, eres un bueno para nada.

Ay sí, no me digas, y tú ni siquiera estudiaste una carrera no sabes hacer absolutamente nada, nada más estiras la mano esperando que yo te mantenga, ¿cómo le llamas a eso?, Xavier no se podía quedar callado.

Pero ni siquiera me mantienes, o mejor sí, me mantienes... ocupada, idiota. Y para que lo sepas de una vez en cuanto nazca este bebé lo voy a dar en adopción; no estoy preparada para tener hijos.

No voy a permitir que te deshagas de mi hijo.

Se te llena la boca de orgullo al decir mi hijo, pero no eres capaz de darme un mejor nivel de vida.

Eres injusta, mi amor, yo hago lo que puedo para que tú seas feliz, pero no te convence nada, Xavier le hablaba con toda calma para convencerla que era verdad su amor por ella.

No trates de dorarme la píldora, no te creo nada. Lo que debes de hacer es llevarme con el médico porque ya no aguanto, me duele mucho.

Mireya se dobló no aguantaba el dolor del vientre.

Xavier se movió rápido y en media hora ya estaban en el hospital.

Inmediatamente, la pasaron a un consultorio, el doctor tenía que checarla con carácter urgente.

Más tarde el doctor salió a dar las noticias.

El embarazo de la señora es de alto riesgo, tuvo una amenaza de aborto pero logramos estabilizar al bebé, debe guardar mucho reposo. Procure que no se exalte, los corajes pueden afectar al bebé.

Sí, doctor, lo malo es que ella se exalta de volada y no sé qué hacer, dijo Javier quien se sentía impotente.

Le voy a recomendar una dieta rica en nutrientes para que le dé a la señora. En estos casos muchas mujeres no reaccionan normal, se sienten con mucha ansiedad porque no saben si serán buenas madres y su deber es protegerla.

Por lo pronto esta noche se quedará aquí y mañana la daré de alta en la tarde, añadió el médico Rivera.

Gracias, doctor. Entonces, vendré por ella mañana.

Está bien y no se preocupe por ella, está en buenas manos. Este es un hospital de prestigio.

Lo sé, doctor, con permiso.

Al día siguiente, muy temprano, el doctor visitó a Mireya a ver cómo se sentía.

Buen día, ¿cómo está, Mireya?

Ya me siento mejor, doctor, gracias.

Qué bien que ya se siente mejor, al rato le traerán su almuerzo y espero que se coma todo, ¿eh? Y ya más tarde la daré de alta, va a venir su esposo por usted.

En cuanto salió el doctor le llevaron el almuerzo.

Mireya tenía mucha hambre y se comió todo lo que le llevaron para beneplácito del doctor, quien llegó media hora después de que llevaron el almuerzo.

Ah, veo que se ha comido todo, eso es muy bueno.

Es hora de su baño porque en la tarde la darán de alta y vendrá su esposo por usted.

Tiempo después, Mireya había almorzado y comido y ya estaba lista para recibir a su esposo e irse a su casa.

Hola, amor, ¿cómo te sientes?, Xavier llegó con un ramo de flores.

En vez de traer flores hubieras guardado el dinero para algo más importante, dijo Mireya exasperada.

Tranquila, amor, ¿qué no ves que le puede hacer daño al bebé?

Mireya vio al doctor y a la enfermera y cambió su actitud.

Perdón, es que ya me quiero ir a la casa.

Pues a eso vine, amor.

Aquí está su alta, pase por la caja y después viene por su esposa.

Xavier fue a la caja y casi se muere de un susto cuando el cajero le mostró la factura.

¡¿Qué?!, ¿$10,000 por una noche en el hospital?

Es lo que se cobra aquí.

Esa cantidad era lo único que tenía Xavier para el mes. Ahora ya no tenía nada, porque no tuvo más remedio que pagar.

La amiga de Xavier

Con esa cantidad que te cobraron en el hospital hubieras hecho la despensa, dijo Mireya cuando estuvieron en casa. Sabes perfectamente bien que no quiero tener a este hijo.

Lo sé mi amor, pero estoy seguro que cuando lo tengas en tus brazos se te va a olvidar todo ese rencor, Xavier siempre trataba de ser amable con su esposa, pero ella era muy brusca.

Siempre con ese deseo de estar peleando. A cualquier cosa que hiciera le armaba un guato.

Si lo hacía bien porque lo hacía bien, y si lo hacía mal porque lo hacía mal, total que la señora nunca estaba feliz.

Ella estaba completamente amargada, y ahora más que nunca al estar embarazada, era algo que nunca hubiera deseado.

Nunca he sido muy amante de los niños, incluso me molesta que jueguen en la calle frente a mi casa.

Por favor, trata de serenarte, nuestro hijo no tiene la culpa de tus amarguras. Ven, te llevo a la cama.

Suéltame, yo puedo ir sola.

Mireya se acostó, en el fondo deseaba que su embarazo se interrumpiera.

Pero no fue así, su vientre iba creciendo al paso de los meses.

Dos meses después, Mireya estaba sola en su casa, Xavier se había ido a trabajar, con la confianza de que su esposa y su hijo estaban bien.

Ay, cómo friegas, dijo refiriéndose al bebé. Ya estoy cansada de ti.

Ni siquiera una muchacha que me ayude en los quehaceres de la casa me contratas, eres un bueno para nada, se dijo Mireya.

Xavier estaba platicando con Yolanda, una compañera suya en el trabajo de albañilería. Era a lo único a lo que él podía aspirar. Ya que sus padres lo sacaron de la escuela para que trabajara.

¿Qué te pasa, Xavier?, desde hace rato te noto muy serio, como si algo te preocupara. Sabes que puedes confiar en mí.

Yolanda era su paño de lágrimas. Siempre lo escuchaba en todas sus aflicciones. Ella era una mujer muy agradable. No se había casado porque no había encontrado a su hombre ideal. Pero mientras esperaba a ese hombre se le estaba pasando el último tren.

Es mi esposa, atinó a decir por fin, Xavier. Ella está muy desorientada por su embarazo. Lo peor de todo es que me echa la culpa a mí, dice que no lo quiere.

Eso es muy normal, cuando una mujer está embarazada por lo general tiende a ponerse muy ansiosa y empieza a odiar ciertas cosas y desear otras.

Pero mi esposa siempre está enojada, no sé que hacer para contentarla.

No te mortifiques, Xavier, tarde o temprano ella encontrará su paz. Piensa que está muy joven y es la primera vez que se embaraza.

Lo sé, además ella me dijo que se casó conmigo solo para subir un peldaño más, pero se dio cuenta de que no tengo dinero y ahora me odia porque no soy rico.

No digas eso Xavier, de seguro está confundida.

Pues confundida o no lo que me dijo hiere demasiado.

Ven aquí, Yolanda le dio un fuerte abrazo a Xavier en señal de solidaridad.

Xavier sintió como un escalofrío recorrerle todo el cuerpo.

Y sin que pudiera evitarlo le dio un beso en la boca y ella le correspondió.

Pero, inmediatamente, se compuso, Perdón, no debí besarte.

No te preocupes, yo también lo deseaba, dijo Yolanda para infundirle ánimos.

Inmediatamente después, ambos se volvieron a besar y esta vez duraron un buen rato solo se separaron por falta de aire.

¿Te parece bien si cuando salgamos vamos a tomar un refresco?, fue la invitación de Xavier.

Él mismo se sorprendió de lo que estaba haciendo. No lo vayas a tomar a mal, solo quiero que nos salgamos un poco de la rutina.

No te preocupes, yo estoy encantada de poder tomar un refresco contigo.

Así fue, en cuanto salieron de trabajar fueron a una cafetería y pidieron un refresco y un pan.

Xavier, por favor, yo sé que a lo mejor tu esposa te exaspera, pero piensa que ella está embarazada y es por eso mismo que toma esa actitud.

Llevamos dos años de casados, pero para mí, esos dos años han sido un infierno. Mireya solo piensa en ella. Lo único que temo es que ella quiera abortar a nuestro hijo.

Ella tiene 4 meses de embarazo, no creo que se pueda ya abortar, y si llegara a hacerlo su vida también peligraría.

Yolanda, ¿qué puedo hacer?, lo que gano aquí no me alcanza para nada. Ella quiere que le contrate una doméstica pero no me alcanza para eso.

Bueno, no te sientas mal uno debe de acostumbrarse a lo que tiene, pero yo sé que tú vas a llegar alto si te lo propones.

Gracias por tus palabras, Yolanda, eres una gran mujer.

Ambos se tomaron el refresco y el pan. Pero eso no quedó allí. Roberto y Yolanda fueron a la casa de ella, y allí le dieron rienda suelta a la pasión.

Todo fue muy hermoso, nada que ver con la actitud de Mireya.

Con Yolanda sintió cierta paz al saberse completamente correspondido por ella.

Xavier, yo sé que esto no va aquí, pero quiero que sepas que te amo, que siempre te he amado, pero como sé que estás casado nunca había querido llegar más lejos que una simple amistad. Esto no fue premeditado.

Yo lo sé, mi vida, yo lo sé. No te preocupes por eso.

Y acto seguido volvieron a la pasión.

Xavier era extremadamente bueno para hacer lo que a Yolanda le gustaba.

Ese día, Xavier disfrutó mucho hacer el amor con ella.

Yolanda se sentía elevada al cielo por ese amor imposible que siempre le había tenido a Xavier.

Mi amor, quiero que sepas que no me pienso divorciar de Mireya, a pesar de todo es mi esposa y lleva un hijo mío en su vientre, Xavier puso los puntos sobre las íes de una vez, no quería crear faltas esperanzas en Yolanda.

No te preocupes, mi amor, jamás te voy a pedir nada que no me quieras dar.

Gracias, Yolanda, y, por favor, guarda esto en la más completa discreción.

Claro que sí, yo no soy ninguna chismosa ni provocativa.

Un último beso y Xavier salió directo a su casa.

¿Nuevo embarazo?

Esa noche Xavier llegó a casa muy relajado después de sentir el calor en los brazos de Yolanda.

En cuanto llegó...

¿Ya viste la hora que es?, ¿dónde estabas? Mireya estaba hecha una furia.

Cálmate, amor. El patrón tenía una fiesta y nos tuvimos que quedar, se acercó para darle un beso, pero ella lo rechazó.

Hueles a resaca, vino y... ¡¿sexo?!, ¡Maldito! ¡¿Con quién te metiste?, ¿me estás engañando?

Amor, mantén la calma, por nuestro hijo.

Tú y tu hijo se van mucho a la mier%da.

Mireya se puso a romper todo cuanto estaba a su alcance.

Xavier no podía contenerla. Hasta que ella arremetió contra él.

Javier pudo sostenerla de las manos para que se tranquilizara.

Amor, estás viviendo una pesadilla, no sé por qué te pones así, yo solamente estaba trabajando ayudando al patrón con su fiesta.

Poco a poco Mireya se fue tranquilizando. Y acto seguido se puso a llorar.

Mireya sintió que algo se escurría de entre sus piernas.

Un hilillo de sangre corrió por su pierna hasta llegar al suelo.

¡Dios mío!, ¡Mireya, estás sangrando!

Ella se dobló porque le dolía el vientre a sus cuatro meses de embarazo no era normal que sangrara.

Xavier, sin dudarlo un instante la llevó al hospital de urgencias.

¡Por favor, ayúdenme, mi esposa está sangrando!

Los paramédicos la ingresaron, inmediatamente.

El doctor de guardia la atendió.

Espere aquí afuera, por favor, le dijo una enfermera a Javier que estaba muy desesperado.

Los próximos minutos Javier no paraba de dar vueltas en la salita.

Pero los minutos se transformaron en horas.

Xavier no se podía aguantar estaba al borde de la locura.

Por favor, necesito saber cómo está mi esposa y mi bebé.

En cuanto salga el doctor le decimos, aún no ha salido tiene que tener paciencia.

Minutos después de que Xavier hablara con la recepcionista, salió el doctor.

Xavier, al verlo se acercó de inmediato.

Antes de que preguntara, el doctor le hizo una seña con la mano de "alto".

Lo siento, no pudimos salvar al bebé. La señora está muy delicada. Era un niño. Debió haber sido un disgusto muy fuerte porque ya le había dicho que tenía amenaza de aborto y que debía tener mucho reposo.

Doctor, como ya le dije antes mi esposa tiene unos arranques muy feos y no hay manera de detenerla, no es mía la culpa.

No hombre, yo no lo estoy culpando, pero, ¿qué pudo haber pasado?

Xavier recordó horas antes cuando estuvo en los brazos de Yolanda.

Doctor, ¿puedo pasar a ver a mi esposa?

Puede, pero procure no hacerla hablar que no se agote está muy delicada, pero estable.

Al verlo entrar al cuarto Mireya se volteó dándole la espalda, lo que provocó que ella se quejara del dolor.

No te muevas, mi amor. Estás muy delicada.

Tú tuviste la culpa de todo esto, te odio, no quiero verte más.

Cálmate amor, yo sé que estás muy dolida, pero esto pasará, después lo veremos como un mal recuerdo, pero nos repondremos los dos.

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Un año después de estos acontecimientos, parecía que la situación entre Xavier y Mireya se había arreglado.

Lo único que no cambiaba era la situación en la que vivían de pobreza.

Xavier yo no quiero ser mala, pero necesitamos dinero para comprar lo más indispensable. Mira cómo está todo este cuchitril no hay nada para comer y nos han cortado la luz.

Amor, no te pongas así sabes que yo hago todo lo posible porque estemos bien.

Pues tus esfuerzos son en vano porque no podemos salir de esta pocilga.

Por favor, vamos a tratar de llevar la fiesta en paz, ¿sí?

Mireya dio un gran suspiro, está bien, vamos a darnos una tregua, estoy fastidiada de esto.

Xavier, haciendo un último esfuerzo la atrajo hacia sí y empezó a besarla y acariciarla ella se dejó llevar y pronto estaban en la alcoba dándole rienda suelta a la pasión.

Estaban tan enfrascados en lo suyo que Xavier olvidó ponerse protección...

Una y otra vez la hizo suya hasta que ambos quedaron exhaustos.

Por primera vez en mucho tiempo, la sonrisa afloró en los labios de Mireya.

Quedó completamente saciada, no podía negar que Xavier era un buen amante.

Al paso de los días el amor entre ellos había florecido y seguían estando juntos casi todos los días.

Ella gozaba con cada caricia de él que hasta se había olvidado por completo de usar protección.

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En el trabajo veían a Xavier muy contento y todos se preguntaban, ¿por qué?, si siempre estaba como medio taciturno.

Yolanda también estaba extrañada de toda esa actitud de Javier.

En una oportunidad en que ambos estuvieron solos, Yolanda le preguntó:

Amor, te veo muy feliz, ¿que ha cambiado?

Mi vida, sé que no debo decirte estas cosas, pero Mireya ha cambiado tanto, debemos dejar lo nuestro por el bien de todos nosotros. No quiero que mi esposa sufra si se llega a enterar de que le fui infiel.

Yo te entiendo, amor, pero yo te amo, ¿qué va a pasar entre nosotros, qué va a pasar con nuestro amor?

Eso ya no puede ser. Lo siento mucho de verdad.

¿La vas a perdonar después de que por su culpa perdiste a tu hijo?, dijo Yolanda como su último recurso para retenerlo.

Perdóname, mi amor, pero no quiero dejarla.

¿La amas?, le preguntó Yolanda con lágrimas en los ojos.

Sí, contestó Javier casi de inmediato.

Se acercó a ella y le dio un beso en la boca con mucho amor.

Después se marchó dejándola sola con su sufrimiento.

"¿Por qué me siento así?, sé que esto tendría que terminar tarde o temprano", se dijo Yolanda para sí misma.

Todo seguía normal en los próximos días.

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Mireya se encontraba preparando el desayuno, cuando de pronto sintió un mareo y unas ganas inmensas de vomitar, dejó todo en la estufa y se fue corriendo al baño.

Sin que nadie se diera cuenta el sartén se empezó a quemar y después la estufa, cuando menos pensaban había una gran llamarada en la cocina.

Xavier sintió el olor a quemado y se apresuró a ver de dónde provenía (él aún estaba acostado).

¡Ay!, ¿pero qué es esto?, al ver cómo se estaba quemando su cocina, llenó una cubeta de agua y la lanzó y así varias veces más hasta que el fuego quedó controlado.

Mireya, ¿dónde estás?, preguntó Xavier.

Acá estoy, amor, en el baño.

Xavier llegó hasta ahí y al verla vomitar le preguntó que si estaba bien.

Mireya se levantó y se lavó la cara, no me siento bien, estoy muy mareada y tengo ascos.

Xavier abrió mucho los ojos y exclamó, ¡estás embarazada!

¡¿Qué?!

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