[Algunos lectores quizás reclamen el uso del "Portuñol" ( Español y Portugués ) ,en los personajes de mis historias.
Es inevitable, si no lo hiciera, perderían su esencia y lo que deseo transmitir.
Igualmennte trataré de la aclarar las que consideren más complicadas de interpretar que me soliciten en los comentarios
Pienso que la mayoría son fáciles de comprender y adornan los relatos por la perspicacia de su uso en algunas de sus expresiones ].
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Situemos primero nuestra historia: estamos a principios de 1980, una época de grandes transformaciones, también de mucha incertidumbre.
En aquel entonces, casarse fuera de la iglesia era mal visto.
Pasar únicamente por el juzgado y contraer matrimonio frente a un juez no bastaba; se necesitaba algo más, la aprobación de la comunidad, pues eso conferia principalmente a la esposa un reconocimiento social.
Por otro lado, estaban las solteras, ansiosas por encontrar un esposo, tener una casa propia, hijos y algo con qué entretenerse.
En esa época, pocos hogares contaban con televisor, y aquellos que sí lo tenían convertían sus salas en pequeños cines para los jóvenes de la zona.
Éstos primeros aparatos con la imagen en blanco y negro, eran una ventana a un mundo que no conocían, en comunidades rurales aisladas o lejos de centros urbanos mayores.
Funcionaban a baterías qué las cargaban con molinos de viento y un dínamo.
Cuando las ventoleras eran escasas, se acudia a baterías que usaban los tractores u otras maquinarias agrícolas.
Aunque luego su arranque fuera dificultoso y exhasperante más aún en épocas de frío.
También existían las mujeres de espíritu libre, aquellas que disfrutaban dar cariño sin esperar nada a cambio.
No eran prostitutas, simplemente no estaban interesadas en un compromiso estable y, en lugar de novios, mantenían compañeros ocasionales.
Luego estaban las viudas respetables, mujeres que, tras perder a sus esposos, se dedicaban a honrar su memoria y mantenían fidelidad incluso después de la muerte.
Jamás miraban a otro hombre de la misma forma,era como si se enterrasen en vida con el propio difunto.
Pero ninguna de estas mujeres causaba tanto revuelo como las divorciadas.
Ser una mujer divorciada era casi un pecado.
La iglesia lo condenaba, además no existían leyes que obligaran a los padres a aportar manutención a sus hijos o a su ex esposa.
Para muchas de éstas pobres mujeres ,con tal de no pasar por apremios económicos, sin contar con una carrera, un negocio o dinero propio, la única opción era soportar los malos tratos e infidelidades de su esposo.
Todo ésto soportable ,para no perder la estabilidad económica o el estatus de ser una mujer "felizmente casada", aunque atrapada en un matrimonio sin amor.
Éste relato es sobre la vida ,de Raquel Maslov, una jóven de 18 años que canta en el coro de la iglesia de su comunidad, además es una excelente guitarrista, claro que de músicas cristianas.
Su mamá, doña Sara es la más fiel colaboradora de la iglesia a la que asisten y que existe hace años en la Colonia Arumbe, la localidad donde viven.
Es una zona de pequeños predios formada ,hace varias décadas atrás, con inmigrantes venidos principalmente de Europa ,a las que el gobierno les otorgaba la tierra, tratando que aportarán conocimientos de agricultura y cría de animales en las zonas de radicación.
Eran tierras desoladas ,tierra de nadie ,pero con un potencial productivo qué cautivaban a los recién llegados.
Es evidente que traían además de sus habilidades agrícolas, sus costumbres, hábitos y religiones. Además trataban de mantener y transmitirles a sus descendientes las costumbres arraigadas de sus países de origen,desde la comida hasta el idioma.
Ahí está Raquel y su madre aprontandose para más un culto, mientras su papá prepara los arreos del sulky que los llevara hasta el lugar.
Será un día importante,además de festivo ,otra de las amigas de su hija se casaba y ella colaboraria en el coro que interpretará las canciones durante la celebración .
— Raquel...¡¡ apúrate!!, no eres la novia para llegar atrasada.
¡¡Como demora esta chica!!.— protestaba doña Sara reclamando mientras se quitaba los ruleros con los que había dormido para verse más elegante y sin su habitual pañuelo cubriendo los cabellos.
— Estoy cambiando una cuerda de la guitarra, además me tiene que quedar bien afinada.
Es temprano mamá... no sé para que tanto afán, se casan recién a mediodía.— respondía haciéndole caso omiso a sus reclamos.
— Ya está pronto nuestro transporte, me cambio y nos vamos.— decía Maslov entrando a la casa y frotándose las manos por el frio.
— Tirate un poco de agua ,hueles a caballo.— le reclamaba su esposa.
— Ya me bañe,voy a ponerme loción y punto,de todas maneras vamos los tres a oler a caballo cuando lleguemos a la iglesia.— no tenía intenciones de bañarse sólo por los caprichos de su mujer.
— ¡¡Anda viejo!! ,hazme el gusto ,se que no te bañaste,no me mientas.— le pedía en forma cariñosa.
—Está bien,Raquel termina de afinar tu guitarra, me toco baño de nuevo.— se lamentaba intentando hacerse la víctima.
— Debiste dejarlo que se ponga loción, ahora si definitivamente llegaremos tarde.— le reclamaba Raquel a su mamá.
— Las novias se atrasan siempre.
Raquel , que piensas tu de tener un novio, un esposo para construir una familia.— le sorprendía que pensara en atrasos cuando ella mismo se lo sugirió hace algunos minutos y no lo contempló.
Pero decididamente no estaba en sus planes casarse tan pronto como lo estaban haciendo sus impacientes amigas.
— No tengo apuro, sabes que quiero estudiar y ser maestra .— se lo aclaraba como tantas veces lo había hecho.
— Todas tus amigas se están casando... todas.— le advertía doña Sara.
— Siempre me dices que no soy como todas mis amigas.— suspiraba entendiendo que no dejaría de insistir en conseguirle un marido.
— En algunos aspectos no eres como ellas , pero sácate de la cabeza lo del estudio, nosotros no tenemos dinero para esas cosas y lo sabes perfectamente.
Apenas tenemos para la diaria.— le aclaraba, la situación económica de la familia en esos momentos.
— Puedo trabajar y estudiar, alguna de las amistades que tenemos de la iglesia ....de repente tiene un lugar para mi.
Puedo colaborar con la limpieza y algún gasto en común.— tenía más argumentos preparados para defenderse,que de las otras veces.
— Hay momentos en los que me desconciertas, a veces pienso que no eres de mi sangre, vives en las nubes, soñando cosas imposibles.
Raquel sos nuestra única hija y tu obligación es casarte ,cuidarnos , cuidar de ésta tierra.
Necesitas un hombre fuerte a tu lado ,para que te colabore cuando ya no estemos.
Lleva otro abrigo,estará muy frío al regreso ,ahora ya está frío.
Tenemos que dejar las velas a mano para cuando volvamos .— caminaba hasta la cocina buscando lo que necesitaban para alumbrarse al regreso.
— Mamá,te lo pido,se que puedo cuidar de la tierra y ser maestra, no me atomices con que me case ahora ,¡¡por favor!!.— siguió insistiendo con su idea.
— ¿Así me veo mejor Sara? ¿Estoy como quiere mi amada y querida esposa.? — las interrumpía Maslov, con tono de sorna.
— Claro que te ves mucho mejor mi viejo ,vamos.—se acercaba a acomodarle la corbata .
Los tres se subían al sulky y apuraban el paso del animal para llegar al lugar de la ceremonia a tiempo.
Raquel ya era aguardada por las demás chicas del coro, en los lugares que le correspondían.
Se acomodaron para empezar a cantar ,mientras la novia recorría el pasillo del brazo de su papá.
Estaba indignada con el poco tiempo de noviazgo que había tenido su amiga ,apenas se conocían,era la percepción de Raquel.
Llevaban solamente un mes de relación y contraian nupcias presionados por las familias.
Todos se asombraron con el pastor, que esperaba a los novios en el altar para la boda .
No estaba solo,tenía a su lado a un hombre más jóven y entre los dos celebraron la unión.
Cuando todo terminó, les explicaba a los presentes que ese sería el nuevo pastor de la localidad.
El se marcharía pronto con su familia hacia otro lugar que requería sus servicios.
Finalizada la boda, lo vinieron a saludar durante la fiesta,pero Raquel se mantuvo alejada de todo,estaba pronta para ayudar a escapar a su amiga, pero ahora pensaba que era demasiado tarde.
Intentó hablar más en privado con ella,recordándole los problemas de violencia que tenía Ana ,la amiga en común de ambas que sólo llevaba 6 meses de casada y no se animaba a quejarse con nadie.
Todo como consecuencia de un casamiento apurado,donde apenas se conocían realmente.
—Eso no va a pasar conmigo, ademas debió hacer algo que irritó al marido,sabes como es de pesada cuando quiere. — respondía con indiferencia a la agresión a la que era sometida la pobre Ana.
— Hija.... ven,el pastor Luis te quiere conocer.— la llamaba su madre.
— Pastor ella es mi hija Raquel.— los presentaba emocionada.
— Un gusto,la escuché cantar, tiene una excelente voz.
Será de buena ayuda durante los cultos, si puedo seguir contando con usted por supuesto.
Las plegarias al señor llegarán como un enviadas por un coro de ángeles.
¿Que edad tienes??,te veo demasiado joven ,pero madura.—la veía con ojos de un hombre que necesitaba una esposa en esos momentos.
— 18...mamá, voy a saludar a Ruth,ya regreso.— no le gustaba para nada la mirada sobre ella.
Siguieron hablando con sus padres y durante el resto de la fiesta podía sentir los ojos del nuevo pastor sobre ella ,eso la estaba dejando nerviosa,hasta un poco molesta.
Como si hubiera hecho algo malo y no se había dado cuenta del castigo que se avecinaba.
Pretendía salirse con la suya y convertirse en maestra ,sabía la importancia que tenía ,no depender de un marido hasta para respirar,como sucedía con la mayoría de las mujeres de la Colonia Arumbe.
A la tardecita los novios se iban a pasar la noche de bodas en una habitacion de hotel, que entre los familiares habían pago .
En el camino junto al padrino de bodas que tenía un auto propio pararon a comprar algunas cervezas.
Algo que estaba prohibido en la Colonia por sus creencias .
A la novia no le agradó para nada y mientras ella se dormía en la parte trasera del vehículo,su flamante esposo con su amigo se bebían todo lo que tenían derecho y no habían podido hacerlo durante la fiesta de bodas.
Ya no estaba tan segura de su decisión, recordaba las palabras de su amiga Raquel intentando disuadirla a no casarse tan precipitadamente.
La familia Maslov regresaba a la casa ,cubiertos por una manta abrazados dándose calor en el camino.
Menos mal habían traído más abrigos,el frío invernal quemaba hasta los huesos.
—¿Estuvo todo lindo no..? — suspiraba Raquel, resignada con no contar con una amiga soltera en toda la Colonia.
—La próxima, tal vez seas tú, ya estás en edad de casarte..— empezaba nuevamente su madre con lo mismo.
— Mamá no tengo tan siquiera un novio,mucho menos tendré un marido tan pronto.— se lo aclaraba agotada con su insistencia.
— ¡Deja a la niña en paz!!,ya te lo dije,es joven aún.— intervenía su padre.
—Todas sus amigas ya se casaron y me quedaré mas tranquila ...— intentaba que se colocara de su lado para decidir el futuro de la hija de ambos,pero la cortó.
— ¡¡Sara,ahora no !!.— no quería una pelea a esa hora.
—Tu padre esta cansado, encargate de soltar el caballo.— dijo con rabia, era una manera de castigarla y hablar a solas con su esposo para recordarle lo que era correcto.
—No estoy tan cansado.— no quería que la niña se quedara en el frío.
— Si,....estas cansado...Raquel encargate del caballo, sueltalo ,dale un balde de maíz —le ordenaba con severidad.
— Me encargo papá, no pasa nada. — los dos se alejaron entrando a la casa,mientras ella soltaba el caballo del sulky.
Seguramente querían hablar algo en privado y no deseaban que ella escuchase, siempre los respetaba.
Al regresar todo estaba en silencio, suponia que ya se habían ido a descansar.
Buscó algunas velas y también se fue a su habitación a cambiarse la ropa antes de dormir.
Tal vez pudiera leer un poco ,el libro prohibido que guardaba a escondidas de sus padres, aún no tenía sueño .
Sintió pasos y lo metió debajo de la almohada, la novela que tenía en manos, fue sustituida por la Biblia .
No quería mas peleas absurdas con su mamá .
— Raquel..— la llamaba entrando a su habitación.
— Si mamá..— se sentaba a escucharla.
— Quiero disculparme por mi actitud, solo tengo miedo que nos pase algo y dejarte sola en este mundo.
Eres nuestra única hija,no quiero presionarte.
Te prometo que hablaré con alguna colega de congregación de la capital para ver si te puede dar un lugar para quedarte como quieres.
No podemos ayudarte económicamente ,pero si quieres estudiar y te mantienes ,no voy a oponerme.— sentía que su padre había intercedido por ella,esa era su ilusión.
—Gracias mamá. —la abrazó en forma cariñosa.
— Raquel,no te duermas con la vela encendida.
¿ Que estas leyendo??.— le preguntaba con curiosidad.
— Lo de siempre mamá, la historia de Esther, sabes que me encanta.— su madre creía que debía leer otros pasajes de la Biblia donde le recordasen que les debía obediencia.
—Es una bonita historia,pero hay otras historias hermosas que deberías explorar.
Como la de mi tocaya Sara la esposa de Abraham , ella le mostró respeto y obediencia a su marido en varias ocasiones, incluso cuando Abraham tomó decisiones difíciles o arriesgadas, como dejar su tierra natal o hacerla pasar por su hermana en Egipto y la ciudad de Gerar para evitarse problemas con los gobernantes locales ,Génesis 12:10-20 y Génesis 20.
En el Nuevo Testamento, el apóstol Pedro hace referencia a Sara como un ejemplo de obediencia para las esposas, destacando que llamaba a Abraham,su marido de "señor" en señal de respeto .. Pedro 3:6.
Cambia la historia que lees,como lo afirmo, hay más historias interesantes y dignas de ser leídas.— le señalaba en la biblia lo que quería que leyera.
— Está bien,cambiaré la historia entonces. — respondió sin ánimos de contrariarla en nada.
—Que descanses hija.— le daba un beso en la frente.
— Tu también mamá.— se acomodaba en la cama como para leer un poco más y no necesariamente la Biblia.
Al otro día, todo era normal,su padre quemaba algunas semillas de girasol ,sobre la plancha caliente de la cocina a leña.
Esperaba a que saliera el sol y hubiera algo de luz para ir a ordeñar las cuatro vacas que tenían.
Su esposa prepararía dulces para venderlos cuando don Maslov fuera por la reposición de los alimentos.
La señora Sara escribía en forma cuidadosa todo lo que necesitaba a medida que se iba terminado lo de la despensa.
— Raquel ,¿puedes ordeñar sola hoy??.— le preguntaba su padre.
Algo seguramente había sucedido para que se lo pidiera, nunca huía de sus responsabilidades.
—Si puedo papá, ¿ hay algún problema??.— preguntaba curiosa ,aunque dificilmente le dirían alguna cosa.
Sus padres cuando querían ocultarle algo ,solo hablaban entre ellos y en dialecto .
Eso la enojaba porque a veces lo hacían tan rápido que ella apenas podía comprender que decían.
— Solo tengo que salir.— respondió serio,buscando un abrigo y perdiéndose en el camino en su vieja bicicleta.
Su madre le alcanzó el balde y la obligó a ir a hacer las tareas aún con poca luz, no era tan comprensiva como su papá.
El viejo farol fue encendido y empezó la faena.
No era lo mismo hacerlo con su padre que hacerlo sola,hasta se tornaba monótono y aburrido.
Sara estaba con el tacho para el dulce pronto para ir al fuego .
Solo esperaba los primeros baldes de leche para empezar para empezar a preparar el dulce de leche que necesitaban para vender.
El olor a clavo de olor y canela invadia el ambiente en forma agradable, sumado al pan recién horneado que salía humeante del horno a leña de la cocina.
Sin que la vieran ,Raquel dejaba la leche y se robaba un pedazo calentito al salir.
No eran todos los días que podían comer pan blando y el de su mamá era delicioso.
Nuevamente entraba con más leche y doña Sara la miraba en forma inquisidora,se había dado cuenta que faltaban panes en las bandejas.
— Sabes que me gusta y hace días que solo como pan remojado en la leche.
Esta duro como una piedra.— protestaba en su defensa.
—Deja de quejarte,tu padre hará las compras en pocos días y ya trae más..
El pan es para el pastor Luis,prometi llevarle un poco.
Así que señorita ,deja ese pan y termina de una vez con el ordeñe.— le ordenaba quitando las bandejas de su alcance.
— Está bien mamá ya regreso.— hizo que salía y regresó a hurtadillas robando otro pedazo para desespero de su madre.
Tendría que esconderlo o no le llevaría nada al pastor al día siguiente.
Don Maslov llegaba a una portera y se bajaba de su bicicleta.
Era el campo de un vecino que no pertenecía a la iglesia y con el que compartían aguadas de un pequeño arroyo que cortaba la propiedad en una parte.
Lindaba al fondo con sus tierras y el dueño casi no venía por allí.
Se rumoreaba que estaba pasando por una situación económica difícil y que pretendían vender la propiedad.
Los Ferreira ya vivían en la Colonia cuando llegó con su padre a instalarse por allí,eran de los mayores productores de la zona.
Era una pena ver como no habían podido administrar la fortuna dejada por sus antecesores,algo inconcebible en la cabeza de Maslov.
Cerró la portera y continuó por el camino que llevaba a la casa del predio.
Aun con guantes de lana sentía las manos entumecidas por el frio.
Golpeó las manos al llegar.
— Buenos días...hay gente...—llamaba mientras continuaba golpeando las manos casi a los gritos como era la costumbre.
—Buen día, ¿a quien busca?.— lo recibia una mujer secándose las manos.
— Señora soy su vecino Maslov , busco a don Ferreira.— se quitaba el sombrero saludando con respeto.
— No estamos contratando gente ahora. — respondía la mujer pensando que a eso venía.
—No vine a pedir trabajo.
Vine por la tierra,me dijeron que piensan vender.— lo miro de arriba abajo algo confundida por su apariencia.
—Ya lo llamo.— dijo la mujer y se perdió en la casa.
Se quedó esperando con la bicicleta al lado a ser recibido.
La casa se veía buena, un poco mejor que la suya,mas amplia y con un hermoso jardín.
No mentian al respecto cuando decían que era una hermosa propiedad, como una casa de ricos.
—Maslov,amigo pase..— lo invitaba su vecino,el frio estaba terrible.
— Como le va Ferreira, me dijeron que va a vender.— le daba un apretón de manos sin entrar.
— Si ...es eso.— respondía por amabilidad ,pero no lo veia como a una persona que pudiera comprar nada.
—¿ Puedo ver la casa y los alrededores??.— preguntaba en forma segura de lo que queria.
—Si claro,no me cuesta nada .— lo paseo por todo el lugar y le pasó el precio que pretendía por la tierra y algunos animales que no podía vender por su bajo peso.
Después lo saludó con otro apretón de manos y se marchó.
—¿¿ Y ??,¿¿ va a comprar??.— le preguntaba la esposa preocupada por algunas deudas,pero sobre todo deseosa de vivir en la ciudad.
—Lo recibí por ser delicadeza.
Si todos los que vinieron en auto y camioneta no tuvieron para comprar,imagina éste ruso,¡¡pobre infeliz!! . — le decía a su mujer, sacudiendo la cabeza, mientras se metía nuevamente al lado del fuego a tomar otra grappa .
El invierno ese año estaba siendo tirano con todos y no daba señales de terminar.
Hasta las pasturas estaban quemadas por la helada y las plantas de su esposa sufrían con el clima.
En el camino a casa encontró a varios vecinos reunidos frente a la tranquera de un predio lindante.
Algo había ocurrido estaban también los pastores de la congregación y lo llamaron a que se acercase.
—Buen día.. —saludaba en forma amable,no entendía que hacían todos juntos.
— Maslov,venga con su esposa a una reunión en mi casa.
Apareció un hombre en la entrada de la Colonia y queremos definir que hacer con el.
No se puede quedar durmiendo debajo de un árbol.— le explicaban.
No era común ver una persona por esos lados así, en esa situación.
Lo tomaban como algo que solo habían visto en contadas ocasiones y en grandes ciudades.
—Pastor ...¿ya tienen idea de quien es??.— preguntaba curioso.
—No,parece que bajó del tren y se vino hasta acá caminando, venga con su esposa.— insistía con su presencia.
—Si...no tengo problemas, entonces voy a buscarla . — se montó en la bici y emprendió nuevamente el camino preocupado con lo que habia escuchado.
Raquel sacaba agua de la bomba para lavar algunas ropas cuando regresó apurado y entró a hablar con su mujer.
Después fue por el caballo para ponerlo en el sulky .
—¡¡ Raquel ven!!.—la llamaban para que no mojara la ropa que cargaba.
— Si mamá.—dejaba el agua en donde la almacenaban dentro de la casa y la ropa sobre una silla.
— Vamos a salir con tu padre, quiero que me cuides el dulce que está en el fuego .— le pedia mostrándole hacia que lado lo estaba revolviendo.
—Se va a cortar,mejor lo sacamos y voy con ustedes.— si era para salir siempre estaba dispuesta, eso la sacaba de la monotonía.
—Raquel no puedes vivir pegada a nosotros ,te quedas cuidando el dulce.— Sara se quitaba el delantal y se lo entregaba.
Estaba demasiado contestadora su hija,pero no tenía edad ya, para darle un par de nalgadas.
—No es hora de rebeldía, apareció un hombre en la entrada de la Colonia y vamos a una reunión con el pastor.— le explicaba su padre ,sabía lo obstinada que podía ser cuando no quería obedecerlos.
—Con más razón debería ir y no quedarme aquí sola.— sentia que si convencia a su padre se saldria con la suya.
—¡No me irrites!,que no se te queme el dulce o me vas a conocer.— le advertia nuevamente su madre.
—Prende la radio hija, necesito saber si llegó la semilla de trigo,escucha todos los telegramas .
No cambies a otra emisora ,sabes que estamos apurados por sembrar. —le advertía su padre mientras Sara envolvía la mayoría del pan que habia horneado más temprano en un repasador nuevo para llevarle al pastor Luis y cumplir la promesa de mostrarle sus dotes culinarias.
—Está bien me quedo entonces... cuidando de todo. — respondía resignada encaminandose hasta la cocina y ocupándose del dulce a medio terminar.
Cuando se marcharon ,se encerró en la casa enojada , sentía miedo de quedarse sola y más cuando rondaba gente extraña por el lugar.
Esa no era la primera vez y no sería la última, hasta los viajeros que vendían mercadería dentro de la Colonia ,le daban miedo.
De a ratos ,miraba por las ventanas esperando el regreso de sus padres.
Sin dudas le tocaría cocinar también, no le agradaba que estuvieran tan misteriosos.
Revolvía el dulce y preparaba el almuerzo con lo que tenía a mano,ni muerta salía para afuera de la casa hasta que sus padres no regresaran.
Volverían más tarde de lo esperado y un hombre mayor los acompañaba.
Estaba curiosa en saber quién era ,pero el dulce se estaba aprontando y no podía dejar de revolver.
—Raquel llegamos..— le decía su madre entrando directamente a la cocina.
—Está casi pronto mamá, y no se me cortó.
Preparé un guiso de lenteja para el almuerzo.— lo decía con orgullo,esperando la aprobación de doña Sara.
— Gracias querida ,deja que lo termino,ve a poner la mesa.
Tenemos un invitado.— le explicaba
—¿Quien es el señor que está con papá?,¿algún pariente lejano?.— no lo conocía de nada.
—Es el hombre que estaba en la entrada de la Colonia.
Con tu padre accedimos a darle un abrigo temporal,nadie podía colaborar con eso y como buenos cristianos es nuestro deber.
Vivirá en el galpón por ahora, coloca otro plato.
Obedeció a su madre aprontando la mesa toda curiosa con ver más de cerca al señor.
Su padre entró a la casa,después de soltar el caballo, haciendo pasar al extraño.
— Hija el es don Tolentino,va a vivir con nosotros un tiempo y ayudarme en lo que sea necesario.
¿Escuchaste la radio??.— le preguntaba impaciente.
—Ya llegó la semilla,preparé el almuerzo.
Buenas tardes don Tolentino.— lo saludaba con respecto y curiosidad.
Podía sentir el olor a alcohol junto al tabaco impregnado en la piel.
Ese señor ,era el tipo de persona que su madre no aprobaría en la casa, si su padre o el pastor no se lo pidieran.
—Boa tardes.— le devolvía el saludo con la mano.
Se sentaron a la mesa y su madre ya les entregaba los platos del guiso de lentejas humeante.
Una buena dosis de calorías para aliviar el frío y alimentar los cuerpos hambrientos.
Se habían perdido la hora de la comida que siempre era servida a medio día ,puntual como un reloj cucu.
El dulce ya estaba pronto para ser envasado y mientras los frascos se hervian para esterilizar en agua caliente, la familia almorzaba en silencio después de agradecer por los alimentos.
—¿De donde dijo que era don Torentino??.— preguntaba la señora Sara.
—Du Brasil .— era de pocas palabras y hablaba un portugués mezclado con español.
Pero se lo entendía.
—¿En que trabajaba allá en Brasil? .— indagaban queriendo saber más de la persona que albergarian en su casa.
— En muita cosa.
Posso ayudar com cualquer tareia ,no precisa me pagar, solo queiro um canto pra durmir.
Sei arrumar calderas, panelas ,fazer lonjas además de arreios si hay cuero ,né *.— afirmaba con miedo de pedir un poco más del guiso delicioso que compartían con el.
Llevaba días que apenas comía unos pedazos de pan duro que traia en una bolsa de tela que cargaba al hombro.
—Tengo algunos en el galpón, para arreglar la montura del caballo del sulky .— explicaba el papá de Raquel.
—Eu arrumo señor .— se mostraba de buena voluntad .
—Bueno venga que le muestro donde va a dormir.—lo llevaba al depósito de las raciones y le acomodaba un viejo catre con bolsa de arpillera que solo el lo usaba cuando se iba de pesca con algunos vecinos.
No le agradaban las tiendas ,ni dormir en el suelo.
En caso que lloviera el agua viajaría por debajo y encima evitaría algunos animales ponzoñosos que se quisieran colar en su cama.
Regresó a la casa y mientras Raquel se iba a lavar la ropa que su madre le había dado más temprano ,sus padres hablaban del futuro.
—Necesito el dinero Sara,vamos a quedarnos con la tierra de los Ferreira.
Mire todo el lugar,los galpones son buenos ,espaciosos,los alambrados están enteros,los corrales también,tiene embarcadero, la casa es más grande y te va a gustar el jardín.
Y la tierra, es tierra negra de la buena , es un bajo en el que se puede plantar cualquier cosa o criar animales.
Los pocos que quedan en el pasto entran en el negocio y no tendríamos que preocuparnos por comprar mas bichos por ahora.
Cuanto antes digamos que si mejor,la semilla ya está, ¿ a ti te parece bien??.— preguntaba su opinión, antes de cerrar el negocio.
—¿Que hacemos con el hombre que trajimos?.— se refería a Tolentino, el verso de buen cristiano se terminaba con sólo sentirle el olor a alcohol.
—Lo dejamos acá, ésto no puede quedar solo y no creo que quieras que tire la casa abajo para sembrar.— Sara miraba las paredes a su alrededor.
Odiaria ver la casa que construyeron con gran esfuerzo desaparecer.
—Lo que tu digas viejo,¿quieres ahora el dinero. ?—le preguntaba para dejarlo pronto .
—Voy a cerrar el trato primero, entonces, si estas de acuerdo , hay demasiados interesados.
Ya regreso querida,¡¡que dia movido!! .— se lamentaba ,no le gustaba pasarse sólo en la calle.
Tomo nuevamente la bicicleta y salió rumbo a la casa de los Ferreira.
El hombre no podía creer que el Ruso había regresado tan rápido.
¿Que querría ahora?, no lo sabía, encima estaba interrumpiendo su amada siesta.
—Maslov,aqui nuevamente. — se cruzaba de brazos resignado con su presencia nuevamente.
—Ferreira , vamos a hacer el negocio.
Hable con un escribano de confianza y hacemos los papeles enseguida.— estaba incrédulo.
—¿Está seguro Maslov??.— aún no creía que tenía el dinero para pagarle.
—¿Que tal mañana eso de las dos?, tengo que levantar una semilla y de paso hacer algunas compras para la casa .— le explicaba sus quehaceres.
—Está bien,le aviso que no puedo bajar el precio y por el agua no se preocupe ,estoy seguro que si le vendo a alguien más, no se la va a negar.— tenian un acuerdo verbal de compartirla con él.
—No me gusta correr riesgos, digame quien es el escribano que buscará. — esperaba atento una respuesta.
—Justo Barnada ,el siempre me hace los papeles.— era el más conocido en San Benito.
—Bien...¿ le queda bien a la hora que le dije??.— preguntaba impaciente.
—Si no hay problemas,ahora mismo voy por el.— de todas maneras si no tenia la plata era bueno que el documento quedara pronto,porque estaba seguro que lo vendería tarde o temprano a alguien más.
—Nos vemos mañana entonces. — le dio la mano y salió nuevamente rumbo a su casa.
Ferreira se rascaba la cabeza , aún tenía dudas que tuviera el dinero,pero no dejaria de buscar al escribano por las dudas que su percepción fuera equivocada.
(*"né ",es una expresión en portugués que tiene varios significados como está bien,de acuerdo,es eso, o solamente si, es una jerga popular.)
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