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Entre Odios Y Suspiros

capítulo 1

Sofia la novia de mi hermano me termino de cambiar.

Soy Rachely pero me dicen Rachel, tengo 5 años y soy muy grande ya me cepillo los dientes sola y ... Bueno no duermo sola pero estamos trabajando con eso.

Sofia agarra mi mano y bajamos las escaleras , sofia me cuida mucho y yo la quiero , camina a mi ritmo y juega alas muñecas conmigo y me deja ser la que relata la historia eso me emociona mucho.

- Bien pequeña Rachely- se agachó a mi altura - puedes jugar en el patio mientras yo hago la merienda- sonríe.

Ella cocina muy bueno.

- esta bien Sofía- camine a la puerta trasera pero retrosedo para decirle algo- me haces galletas de chocolate?- junte mis manos y ella asintió , chille y me fui feliz.

Al llegar al patio mire mis juegos Raul me los instaló cuando cumpli los cuatro y estan todavias como nuevos después de tanto tiempo porque ya tengo 5 y los 4 son años de niños chiquitos, camino hasta llegar ala malla que me deja ver el otro patio y lo veo.

- Daniel- lo llamo y el me sonrie para venir a verme.

- Princesa.

Daniel Montenegro, tiene 8 años y es el niño mas fuerte que conozco.

- ven a jugar conmigo - el asiente y escala la malla , vieron es super fuerte es como un caballero de armadura.

- vamos- agarro mi mano y me llevo a los juegos.

Jugamos por un buen rato hasta que nos cansamos y nos sentamos atras de los juegos en el césped.

- escuche decir a mi papi que nos mudaremos- me dice.

- que es mudaremos?- pregunte confundida.

- no lo se- se encoge de hombros- pero me dijo que iremos a otra casa- le restamos importancia a eso.

Imagino que van a cambiar la casa .

- oye sabes besar - dijo derrepente, asiento.

- besar es lo que hacen en los muñequitos , los principes alas princesas- el asiente.

- cuando mi mami me dejo con su amiga paula , vimos una ... ¿Como se llama?... Telenovela mexicana y se daban unos besos que si se antojan- dijo mirando el cielo.

- me enseñas como es eso- estaba muy curiosa.

- claro.

El levanto su mano y le dio un beso .

- yo lo puedo hacer mira - repeti lo que hizo.

- si sabes- dijo y yo sonrei orgullosa- pero ellos eran unos como nosotros y hacían lo que hicimos en la mano pero en los labios-se señaló sus labios yo lo mire asombrada.

- eso es besar- dije maravillada y el asintió- vamos hacer eso- dije.

- si pero shh- dijo poniendo su dedo en sus labios - ni tu hermano ni mis padres se pueden enterar pues nos regañan o nos pegan- lo pense y asenti.

- dime que hago .

-ponte frente a mi - el estaba sentado con sus pies abiertos y me arrodille frente a el - ahora cierra los ojos- los cerré - no muevas la boca y tengo que juntar la mia , asi fue que vi - solte una risita y asenti , Daniel era muy inteligente aparte de fuerte .

Senti sus labios sobre los mios y no hice nada , se sentian suaves y húmedos, el se despego rapido y me miro.

- ¿como estuvo?- pregunto y yo sonrei.

- fue el mejor beso de mi vida.

- creo que somos novios ya- dijo el con sus mejillas rojas.

- yo creo que también somos novios- le sonreí- todo es gracias a tu beso- le dije

El sonrio orgulloso de su asaña y nos quedamos un rato mas dandonos pequeños besos soltabamos risitas  hasta que Sofía me llamo y el se fue antes que lo vieran.

Me fui con una sonrisa que nadie podria borrarme , bueno si , sofia no me quiso dar mas galletas porque no me queria comer el kiwi y lloré.

[...]

Ya era de noche y mi hermano me ponia el pijama .

- ya estas princesa- lo mire concentrada mi hermano era un principe muy bonito- te amo - beso mi mejilla.

-tambien te amo- el sonrio y me cargo para irnos juntos a la cama , porque si dormia con sofia y mi hermano.

Bueno, duermo con ellos y ya cuando estoy dormida mi hermano me llevaba a mi cama porque siempre despertaba en ella es solo que de noche me da miedo y me gusta sentir lo calido de ambos cuando me abrazan , claro que eso no lo saben creo que si se lo digo podre dormir sola.

- sofia- la llamo juntando mis manos.

- si cariño- dijo dejando el libro que leia, me gusta mucho que ella me preste toda su atencion cuando le hablo me hace sentir importante y que mi opinión de verdad les importa.

- creo que tengo la solución para dormir sola- digo con una risita y ella me mira curiosa.

3 años despues.

Espero tranquila a mi hermano mayor o a Sofía sentada con mis mejores amigos fernanda y fernando los mellizos.

- Quien te hace esas trenzas tan bonitas?- pregunta Laura una niña que estaba sentada en la otra esquina.

- mi ...- lo pense ella no era mi mami aunque quisiera que lo fuera - mi cuñada- sonrei.

- son muy lindas - se volvió a sentar en su sitio.

En eso llega Sofía.

Ella estan bonita , su piel es blanca y su cabello es Rubio y largo tiene un cuerpo muy bonito y es muy dulce.

- Mam- me calló y espero que ella llegue donde estoy.

- ¿que ibas a decir?- pregunto emocionada.

Llevo mis manos a mi boca y la tapo negando.

- Bien - beso mi frente - despues hablamos- asenti.

Ella me cargo porque aunque tenga 8 años soy mas bajita que todos mis compañeros y soy flaquita ademas me gusta mucho que me carguen.

Me sento en el asiento trasero y abrocho mi cinturón.

Le comence a contar como me fue en la escuela muy emocionada porque hoy hice cosas tan increíbles y aprendi muchísimas cosas geniales , ella me escuchaba antentamente y no hablaba dejandome el protagonismo a mi , eso me encanta.

-Ire a comprar el postre favorito de tu hermano ¿quieres ir conmigo o te quedas aqui y te traigo algo?- lo pense

- llevame , no quiero estar sola aquí-ella sonrio como queriendo exactamente lo mismo.

Salimos tomadas de la mano y compramos lo que tenia ella que comprar.

- Sofía- una pelirroja

se nos acercó.

- ¿vanessa?- sofia fruncio el ceño y se saludaron.

- oh y esta bebé, no sabia que tenias una hija que linda es - sonrei mostrando la falta de dos de mis dientes de abajo porqur los de arriba ya los mude y la ada de los dientes me dejo una tablet con una bonita funda colorida mis amigos dicen que es una moneda o chocolate que deja pero al parecer mi ada me quiere mas a mi porque me dejo la tablet.

- algo asi - sonrio mientras con su pulgar acariciaba mi mano trasmitiendome paz como siempre- es la hermana de mi esposo- la tal vanessa me volvi a sonreir y me regalo un pastelito de chocolate que agradeci y comi gustosa.

Llegamos a la casa deje mi mochila tirada y corri al patio a ver si Daniel habia llegado al fin despues de 3 años pero no habia rastro de el solo estaba su madre con la cual no hablaba y me devolví decepcionada , fui a coger mi mochila pero como siempre ya sofia la tenia en mi habitación se habia vuelto rutina en estos años.

Cabizbaja subí las escaleras y al llegar a mi habitacion ya estaban mis muñecos que se hacen pasar por raul y sofia en mi cama , me acoste y me quede viendo el techo.

Daniel me dijo que el volveria por mi , que nos casariamos y viviríamos una historia de amor , lo esperare todo lo que sea necesario , el me lo prometió.

....

[...]

10 años despues.

Sostube a bolty mi perrito mientras caminaba por los largos pasillos de la compañia , me mire en el espejo del pasillo y estaba bien .

Tenia tres años y 6 meses en estados unidos estudiando para dirigir esta empresa con Raúl.

Mi perrito lambio mi cara y al llegar donde la secretaria de Raúl le di el perrito.

- sacalo a pasear en cualquier momento hará el numero do...- me quede en silencio cuando bolty comenzo a...hacer eso en su falda qur se nota fue en alguna tienda de segunda mano- y dale de comer también dejame tu dirección y te enviare otra falda....ah y  quiero una asistente cuanto antes- me gire y mi cola se movio en sincronía entre sin tocar la puerta encontrandome a Raul con sofia dormiendo en sus brazos la escena era adorable.

- Buenas tardes- llame su atención el me vio y sus ojos se iluminaron como si hubiera visto una joya valiosa... Bueno es lo que estaba viendo.

- amor despierta- movio a sofia quien abrio los ojos y me enfoco como pudo.

- mi niña- corrio hacia a mi y  recibi gustosa su abrazó los extrañé tanto .

Raul vino y quito a su esposa para el abrazarme hundió su cabeza en mi cuello mientra me apretaba fuerte .

- te extrañe tanto- murmure al borde del llanto cosa que Raúl no pudo evitar ya que comenzo a sollozar conmigo en sus brazos y yo no me quería despegar de el se sentia tan bien , me sentia protegida nuevamente ese vacio que mantuve en mi estadia fuera se lleno al estar entre sus brazos, la pase tan mal sin el es muy necesario en mi vida.

- te amo princesa no te vuelvas a ir de nuevo por tanto tiempo- nos separamos y sostuvo mis mejillas secando mis lagrimas y yo hice lo mismo con las suyas.

- te amo más ray- le sonrei y lo abrace por la cintura.

Capitulo 2

. "Choques de Infancia y Realidades Adultas"

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El sonido de los tacones de Rachely resonaba en el pasillo de la empresa. Su andar denotaba seguridad, aunque su mirada iba revisando cada espejo

...Al llegar a la oficina de Raúl, Rachely abrió la puerta sin molestarse en tocar. 

—¡Buenos días, querido hermano! —anunció con un tono meloso, mientras dejaba caer a Bolty en el sofá de la sala de reuniones. El perrito inmediatamente comenzó a saltar sobre los cojines, ignorando por completo las miradas desaprobatorias de Raúl. 

—Rachely, ¿no podrías... ser más cuidadosa? —dijo él, masajeándose las sienes. 

—Oh, por favor, Raúl. Esto es una oficina familiar, ¿no? Bolty también es familia. Además, ¿quién podría resistirse a este encanto? —respondió, rodando los ojos y dejando su bolso sobre la mesa como si estuviera en su casa. 

Raúl suspiró, claramente acostumbrado a estas escenas. 

—Bueno, vamos. Tenemos una reunión importante esta tarde. No quiero retrasos. 

Rachely se cruzó de brazos. 

—¿Por qué tendría que asistir? Sabes que odio esos eventos aburridos. Mi tiempo es demasiado valioso para perderlo escuchando a hombres serios hablar de números. 

—Es un trato clave con una de las empresas más importantes de la región. Quiero que conozcas al representante; será una buena experiencia para ti. 

—Oh, Raúl, no necesito experiencia. Ya lo tengo todo: carisma, inteligencia y esta cara perfecta. No sé qué más podría agregarme esa reunión. —Sonrió con suficiencia y se acomodó en el sofá junto a Bolty, quien ahora mordisqueaba un cojín. 

Raúl estaba a punto de responder cuando alguien llamó a la puerta. Antes de que pudiera decir "adelante", un hombre alto, de traje oscuro y mirada gélida entró en la habitación. Su sola presencia llenó el espacio de tensión. 

—Disculpa la interrupción, pero no tengo tiempo para esperar. —Su voz era baja, firme, y cada palabra parecía calculada. 

Rachely lo miró de arriba abajo, analizando su impecable apariencia. Había algo en su porte que la irritaba; tal vez era lo perfecto que parecía, o esa expresión de desaprobación apenas disimulada que tenía al mirarla. 

—¿Y tú quién eres? —preguntó, alzando una ceja y cruzando las piernas con aire desinteresado. 

El hombre la ignoró deliberadamente y se dirigió a Raúl. 

—Señor Villalobos, supongo. Soy Daniel Montenegro, representante de Montenegro Industries. Pensé que esta reunión era con profesionales. 

Rachely abrió los ojos como platos al escuchar el nombre, pero rápidamente compuso su expresión, volviendo a su actitud altiva. 

—Ah, Daniel Montenegro... Así que tú eres el famoso hombre de negocios del que tanto hablan. —Se levantó lentamente, como si estuviera evaluándolo. Su tono era claramente condescendiente—. ¿Siempre eres tan antipático o solo cuando tienes audiencias especiales? 

Daniel giró la cabeza hacia ella, frunciendo el ceño con evidente irritación. 

—¿Y quién es usted? ¿Una asistente... o simplemente alguien que no tiene nada mejor que hacer que interrumpir? 

La mandíbula de Rachely cayó, incrédula ante su descaro. Raúl intervino antes de que las cosas se intensificaran. 

—Ella es mi hermana, Rachely. Está en entrenamiento para ayudarme a dirigir la empresa. 

—¿Entrenamiento? —Daniel esbozó una sonrisa sarcástica—. Vaya, nunca pensé que necesitarías ayuda, Raúl. Aunque... parece que la necesitas. 

—¡Oye! —espetó Rachely, dando un paso al frente—. No tienes derecho a hablarme así, señor "Hombre de negocios." 

Daniel no respondió, pero su mirada decía más que mil palabras: desprecio. 

Raúl intentó calmar las cosas. 

—De acuerdo, de acuerdo. Será mejor que vayamos a la sala de juntas. Daniel, ¿nos acompañas? 

El hombre asintió y salió de la oficina sin dirigirle otra mirada a Rachely, quien, furiosa, murmuró para sí misma. 

—Quién se cree ese idiota... 

Raúl le lanzó una mirada de advertencia. 

—Compórtate, Rachely. Daniel es un aliado importante. 

—¿Ese tipo? —se burló ella—. Si es tan importante, entonces deberíamos buscar aliados con mejor actitud. 

Raúl no respondió, simplemente suspiró mientras se alejaba. Rachely, herida en su orgullo, decidió que no dejaría que ese hombre tuviera la última palabra. 

[...]

Horas después

Rachely estaba en su habitación, aún frustrada. Daniel Montenegro había logrado lo que pocas personas podían: hacerla sentir humillada. Pero no iba a permitir que eso quedara así. 

—Este hombre necesita una lección... y yo voy a dársela —murmuró, mientras acariciaba a Bolty, ya planeando su próxima jugada.

capítulo 3

La Reunión en la Empresa

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Era una mañana gris y fría cuando Rachely entró al edificio de la empresa. Aunque la fachada imponente y las paredes de mármol podrían intimidar a cualquiera, ella caminaba con total seguridad, como si el mundo le perteneciera. A esa edad, Rachely ya había demostrado que no solo era una joven consentida, sino una de las personas más inteligentes y capacitadas en el mundo de los negocios. Había salido con las máximas calificaciones de la universidad, y su formación en Estados Unidos había sido la clave para conseguir el puesto de dueña de una de las empresas más prestigiosas del país. Su hermano, aunque co-dueño, había delegado en ella gran parte de la gestión, confiando en su habilidad para dirigir.

Hoy, sin embargo, era un día clave: Daniel Montenegro, el hombre frío y calculador con el que pronto se asociaría, estaba a punto de entrar en su vida profesional. La idea de tener que compartir su empresa con alguien como él no le emocionaba ni un poco, pero sabía que su hermano había insistido en la necesidad de esta asociación para expandir la empresa.

Rachely llegó a la sala de juntas con pasos firmes. Sus tacones resonaban en el suelo de mármol mientras cruzaba la puerta. Con un gesto arrogante, dejó su bolso en la mesa y observó a Daniel, que ya estaba allí, mirando con aire pensativo a través de la ventana. Su presencia, a pesar de su porte distante, le provocaba una mezcla de irritación y curiosidad. Daniel no era su tipo, ni física ni mentalmente, pero sabía que, como hombre de negocios, era un adversario formidable. La diferencia era que ella no iba a dejar que le diera lecciones, ni mucho menos a permitir que subestimara su capacidad.

Daniel no la miró de inmediato. Siguió observando el paisaje urbano, como si fuera indiferente a la joven que acababa de entrar. Cuando finalmente se giró, la miró con una expresión fría y calculadora.

—¿Llegaste tarde? —dijo con tono impersonal, dejando claro que no tenía intenciones de perder el tiempo con cortesías.

Rachely lo miró fijamente, sin alterar su expresión.

—¿Te crees tan importante, Daniel? No me impresiona tu actitud fría ni tu discurso calculador. Soy la dueña de esta empresa, y si alguien va a perder el tiempo, ese serás tú, no yo —respondió, su tono cargado de arrogancia. A pesar de la juventud que podía reflejar, su voz tenía la autoridad de alguien que sabía lo que estaba haciendo.

Daniel, sin embargo, no mostró ni una pizca de emoción. Era difícil leerlo, y eso la frustraba aún más.

—No se trata de eso, Rachely —dijo, cruzándose de brazos. Sus ojos brillaban con un destello de superioridad que hizo que Rachely se sintiera incomodada. —Se trata de tomar decisiones estratégicas. Y tú, aunque seas joven y tengas toda esa energía, aún tienes mucho que aprender sobre el verdadero mundo de los negocios.

Rachely soltó una risa burlona.

—¿Y tú? ¿Vienes a enseñarme lo que ya sé? —preguntó, desafiando con su mirada. —Es cierto que no tengo tantos años de experiencia como tú, pero sé lo suficiente para saber que este lugar no se maneja solo con frialdad y dinero. Hay algo más, algo que tú no tienes: visión. La visión para ver oportunidades donde otros solo ven riesgos. Si piensas que vas a imponer tus términos sin escucharme, estás muy equivocado.

La tensión en la sala creció, pero Rachely no se echó atrás. Sabía que Daniel era un tipo calculador, pero no iba a dejar que su arrogancia la aplastara. Si algo le había enseñado la vida, era que los hombres como él solo respetan a aquellos que saben cómo jugar sus cartas. Y ella iba a jugar las suyas con astucia.

Daniel la observó, su mirada fría y analítica, como si estuviera calculando cada palabra que ella había dicho. No dijo nada, pero Rachely sintió que él empezaba a reconsiderar su postura, aunque no lo admitiría. A pesar de la fachada de indiferencia que intentaba mantener, algo en sus ojos había cambiado.

—Te respeto por tu inteligencia, Rachely —dijo finalmente, pero sin mostrar demasiada emoción. —Pero recuerda que aquí no solo se trata de tener buenas ideas. Se trata de saber cómo hacerlas realidad. Y cuando se trata de hacer que las cosas sucedan, yo soy el que tiene la experiencia.

Rachely frunció el ceño y se levantó de la silla, caminando hacia la ventana, igual que él lo había hecho antes. Miró la ciudad, pero lo hizo con una nueva perspectiva. Sabía que esta asociación iba a ser un desafío. Un desafío que no iba a permitir que Daniel le ganara. Pero también entendía que su hermano tenía razón. Necesitaban expandir la empresa, y a pesar de su arrogancia, Daniel era el socio ideal para hacerlo.

Cuando se giró de nuevo hacia él, su rostro se suavizó un poco, pero no perdió la firmeza en su voz.

—Lo que tú no entiendes, Daniel, es que aquí yo soy la que toma las decisiones. Tú solo serás un socio. Eso significa que las reglas las pongo yo. Y si no te gusta, entonces tal vez este no sea el lugar para ti.

Daniel la miró, evaluándola, como si en ese momento estuviera decidiendo si valía la pena el trato o si ella solo era otra joven más con ilusiones. Pero en su interior, algo le decía que ella era más de lo que parecía. Rachely era un reto que no podía ignorar, y eso, por alguna razón, le parecía interesante.

—Lo que sea, Rachely —dijo con una sonrisa fría—. Pero no olvides que no solo tienes que imponer tu voluntad. También tienes que saber escuchar. Y por mucho que te creas una experta, todavía tienes mucho que aprender.

Rachely lo miró desafiante, pero esta vez algo en su interior le dijo que tal vez tenía razón. Sin embargo, no iba a dejar que se lo demostrara. Su rostro permaneció impasible, y no le respondió. Sabía que este enfrentamiento era solo el inicio de lo que se convertiría en una batalla aún más grande.

Ambos se sentaron a la mesa, y aunque ninguno de los dos lo admitiera, ambos sabían que ese primer encuentro había marcado el inicio de una asociación que, aunque parecía llena de diferencias, también estaba cargada de una tensión que ninguno de los dos podría ignorar. El tiempo diría quién sería el verdadero ganador en este juego.

[...]

Narra Daniel Montenegro.

Nunca he sido un tipo que entienda las obsesiones de las chicas con su apariencia. No me malinterpreten, las mujeres pueden ser hermosas, pero hay algo en el aire de esas chicas como Rachely que me revuelven las tripas. Siempre preocupadas por su imagen, por la última marca, por el último tratamiento. La superficialidad que desprenden es insoportable, como si fuera lo único que importa en el mundo. Y, por supuesto, esa necesidad constante de que su físico sea perfecto, como si no pudieran dejar de dudar de si es natural o si detrás de todo eso hay un bisturí bien afilado.

Rachely no es diferente, y la odio por eso. Cada vez que la veo, me imagino cómo pasa horas frente al espejo, ajustando su cabello, sus pestañas, su maquillaje. Todo tiene que ser perfecto. Y no solo eso, esa actitud arrogante de creerse superior porque, aparentemente, lo tiene todo: belleza, dinero, poder. Estoy convencido de que su cuerpo no es tan natural como ella quiere hacer creer. Esa perfección que exhibe solo puede ser el resultado de una operación bien hecha. La forma de sus labios, la perfección de su figura... hay algo que me grita que no es solo genética. Pero bueno, si ella quiere seguir engañándose, allá ella.

Raúl, su hermano, ha tratado de llevarse bien conmigo, como si eso fuera posible. A pesar de la frialdad con la que me ve, el tipo no deja de ser amable y cordial, tratando de hacer las paces entre los socios. Como si fuera fácil. Ya sabía lo que esperaba: un trato de negocios, sin que las cosas se salieran de control, sin que nos metiéramos en problemas personales. Pero hay algo que no me gusta en su forma de actuar. Siempre con esa sonrisa de hermano mayor, tan protector con ella. Casi como si estuviera sobreprotegiéndola, pero lo entiendo. Es su hermana, su adorada hermanita, la que ha criado como su hija. Y lo peor de todo, no es que Raúl lo haya dicho de manera explícita, pero sé que está advirtiéndome en cada conversación: "No hagas molestar a Rachely." Como si esa pequeña princesa fuera intocable.

No puedo evitar sentirme frustrado cuando me lanza esas miradas cargadas de advertencias. ¿Acaso no se da cuenta de que es un negocio, no un juego? Pero claro, él tiene su propia forma de ver las cosas, y no puedo hacer más que soportarlo.

La sala de reuniones estaba llena de ejecutivos, todos sentados en sus lugares asignados, cada uno con carpetas, laptops y miradas serias. Este era mi ambiente, donde las emociones se dejaban en la puerta y los resultados eran lo único que importaba. Claro que esa calma profesional se esfumó en el momento en que ella entró. 

La reunión estaba programada para las 10 de la mañana, y no pasó mucho tiempo antes de que Rachely llegara tarde. No fue una sorpresa para mí. Me esperaba encontrarla con la misma actitud de siempre, como si el mundo girara a su alrededor. Y como siempre, en su mano, un montón de bolsas de marcas caras que me hicieron alzar una ceja. ¿De verdad creía que me iba a impresionar con todo eso? Si quería llamar mi atención, no lo estaba haciendo de la manera correcta.

—Disculpen la demora —dijo, como si en realidad no le importara en lo más mínimo—. ¿Qué me perdí? 

—¿Por qué no puedo confiar en ella para llegar a tiempo a una simple reunión? —me murmuro a mí mismo mientras la observo caminar hacia la mesa con su paso seguro y esa sonrisa arrogante que me pone los pelos de punta.

En cuanto se sentó, empezó a sacar una de las bolsas de diseñador, como si la reunión fuera solo una excusa para mostrarse. Me quedé en silencio, pero mi malhumor aumentaba al verla tan despreocupada. Se veía tan inmadura, tan fuera de lugar, como si no le importara nada más que su reflejo en el espejo. Pero eso cambió cuando la reunión comenzó.

Un ejecutivo comenzó a resumir los puntos principales de la reunión, pero yo no podía evitar observarla con incredulidad. ¿Cómo podía alguien ser tan... exagerada? Desde su peinado impecable hasta su sonrisa arrogante, todo en ella me resultaba irritante. 

La paciencia que había acumulado se agotó cuando uno de los directores mencionó un problema crítico relacionado con un nuevo contrato. Era un tema serio, y mientras hablaban, Rachely parecía más interesada en revisar el contenido de una de sus bolsas. 

—Señorita Villalobos, ¿hay algo que quiera aportar? —pregunté con tono seco, mi molestia claramente palpable. 

Ella levantó la vista, y en lugar de parecer avergonzada, sonrió con ese aire confiado que me sacaba de quicio. 

—De hecho, sí. —Se levantó y caminó hasta el proyector con la misma gracia de alguien que sabe que todas las miradas están sobre ella. 

—Con todo respeto, señor López, pero su planteamiento tiene una falla evidente —dijo, señalando la pantalla. Sus palabras eran firmes, claras y, para mi sorpresa, completamente acertadas—. Si continuamos con este modelo, perderemos rentabilidad en menos de seis meses. Lo que necesitamos es esto… —Procedió a explicar su solución con una claridad y seguridad que dejó a todos en silencio. 

Incluso yo estaba impresionado, aunque jamás lo admitiría. 

Cuando terminó, el director al que había corregido asintió con una mezcla de asombro y resignación. 

—Tiene razón. Es un excelente planteamiento. 

Rachely volvió a su asiento, sonriendo como si fuera lo más natural del mundo. Yo seguía mirándola, tratando de reconciliar la niña malcriada que había conocido con la mujer brillante que acababa de deslumbrar a toda la sala. Era desconcertante. 

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