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ROMANCE PROHIBIDO

Parte I: Me atraes

—Buenas días, soy su maestra de Cálculo, me llamo Kay, cualquier pregunta sobre la clase no duden en decírmelo.

Así empecé mi mañana con un grupo de estudiantes de primer ingreso de la carrera de ingeniería.

Soy una mujer de 30 años, muy guapa, alta, me gusta vestir casual, mi hobby es hacer ejercicio en el gimnasio, tengo un cuerpo que muchas jovencitas desearán, creo que soy bastante sexi, y siempre atraigo a hombres de todas las edades, aunque eso no significa que sean solteros. En su mayoría son hombres casados que solo me quieren para una noche o para tenerme de amante.

Por algún motivo de la vida, aún no me he casado, ni tengo hijos, me he dedicado a prepararme, no significa que no he tenido relaciones amorosas, he salido con varios hombres, pero ninguno me ha hecho perder la cabeza, tal ves porque para mí son muy inferiores, quizás por qué sus trabajos no son lo suficientemente buenos, o por qué no tienen el cuerpo que deseaba. Si yo sé que soy muy superficial pero ni modo, así soy yo.. Quizás sea porque nunca me he enamorado, y porque los hombres son todos iguales si yo no los trato así, ellos me tratarán así a mí.

—Hola chicos les dejo mi número telefónico en la pizarra por cualquier cosa que quieran consultar, el primero que mandé un mensaje fuera de lugar, lo bloqueo.

Dentro del grupo de estudiantes, alguien llamó mi atención, un jóven moreno, alto, extremadamente simpático, atlético, el detalle era que tenía 17 años. Su nombre Leo.

Mis pensamientos por unos momentos viajaron a algo que no podía por el simple hecho de ser su maestra, es el chico más espectacular, lastima que es muy joven para mí. Y lo peor, yo soy su maestra y no debo permitirme ningún coqueteo de mis estudiantes ni yo coquetearle a ello.

Me repetía en mi mente, soy su maestra.

Hasta el momento nunca me había fijado en un estudiante, para mí eran niños pubertos que no saben nada de la vida, menos hacer el amor como a una mujer le gusta, y lo peor de todo es que era menor de edad.

Traté de ser la misma de siempre, al cabo de medio año, ese grupo ya había perdido el miedo y eran muy sociables con todos y yo tenía mucha confianza con todos. Nunca faltaba los cumplidos por parte de ellos e inclusive las chicas me decían piropos.

Leo me tomó confianza como una amiga, de vez en cuando me pedía consejo sobre cualquier cosa, sobre los problemas con su mamá, con una amiga, en deporte aunque no sabía nada del tema, etc, la cuestión es que mantenía cerca de él.

Leo pertenecía al grupo deportivo de la universidad y cuando estaba en temporada de competencia, faltaba a clases, la universidad le daba licencia para faltar a clases.

Un día recibí unos mensaje de Leo:

✉️—Hola Profe, sabe, usted me gusta mucho❤️siento que la quiero.

✉️—No me ignore, diga algo😞

Le contesté.

✉️— Hola Leo, no te ignoro pero te das cuenta que soy tu maestra, y esto es imposible. Eres muy joven.

✉️—Me halaga que un joven guapo como tú, le guste este vieja 😅.

✉️—Nos vemos mañana en clases.

Pasé toda la noche pensando en Leo.

Que diablos me pasa, es un niño, no debo de pensar en tonterías. Sentía que el tema de Leo me estaba obsesionando. Y tenía que buscar como olvidarme de él.

Un amigo me había invitado a salir esa noche, así que me vestí tan sensual con un vestido que hacía relucir mi hermosa figura, solté mi cabello, me puse labial rojo y lo esperé que pasará por mí, ese amigo era un enamorado más que quería conquistarme. Y él era justamente lo que necesitaba para sacar mi cabeza a Leo.

No debía pensar en Leo, cuando tenía al hombre que quería y cuando yo lo deseara a mi lado.

ADVERTENCIA: HAY CONTENIDO SEXUĀL EN ALGUNOS CAPITULOS. Leer bajo su responsabilidad.

PARTE II: Nos besamos

Disfruté la salida con mi amigo, con tragos adentro, me solté un poco. Bailamos. Estaba cansada, me dolían los pies, le pedí que me llevará a mi casa. Lo invité a entrar a mi casa, vivía sola, así que no hay problema. Le serví un trago, el ambiente se calentó un poco. Le pedí que se marchará, temía que pasáramos a otro plano.

En cuanto mi amigo se fue, recibí un mensaje de Leo.

—Hola profe, podemos charlar, tengo mi corazón roto.Espero no me ignore

Mire el mensaje y dude un momento si respondía. La final me decidí.

—Hola Leo, Dime que te sucede?

—Usted es muy hermosa y sensual, me trata como un niño y yo no soy un niño, cuando la conocí era menor de edad pero hoy estoy cumpliendo mi mayoría de edad, así que salí con un amigo a festejar, y aunque usted no me vió, yo la vi, lucía muy hermosa, atractiva, pero estaba acompañada de un hombre. Se que por ética usted me rechaza. La amo.

Que declaración más linda, puse pausa a mis pensamientos un rato, tal ves por los tragos, no tenía claridad en mi mente y con tragos adentro uno comete errores, y mi error fue que esa noche le seguí la corriente a mi estudiante.

Le contesté sus mensajes:

—Gracias mi niño, se que soy ardiente. La verdad tú me gustas. y te pediré que no me trate de usted, solo dime Kay.

No sé si lo que el chico decía era verdad, que le gustaba, pero me emocioné un montón con él. Era como volver a vivir, de algún modo mi ego se hacía más grande.

Leo continuaba enviándome mensajes y yo continuaba respondiendo.

—Me gustaría probar sus labios. Y hacerle el amor. ¿Quiere comprobar que no soy un niño?

—Ya veremos. Y si eres un niños. Buenas noches Leo.

Así pasamos durante un mes, nos escribíamos constantemente, aunque en el aula de clase ni una sola mirada y él era bastante popular con las chicas.

Comenzó a gustarme más de la cuenta, tal vez porque era algo prohibido, no era bien visto por la sociedad, que una mujer adulta se enamore de un hombre muchísimo menor, y eso prohibido era lo que más quiero.

Un día en clases me miró de una forma lasciva, le subí la ceja de forma coqueta, mi mente pervertida imaginó el beso que tanto me pedía pero que no se lo daba porque aunque nos escribiéramos tanto mi conciencia me detenía. Pero en mis pensamientos ya habíamos hecho el amor unas veinte veces, ya había besado esos labios carnosos y tocado cada parte de su cuerpo.

Ese día al finalizar la clase, me puse a conversar con una alumna (Ángeles), se acercaba su cumpleaños y quería que fuera a su fiesta. Me tocaba el hombro, estaba estresada, en eso siento que alguien por detrás masajea mi hombro, volteo rápido, y era Leo.

—Profe no se asuste, está muy estresada, debería relajarse. Se va a enfermar. El estrés no es bueno y su cuerpo lo va a resentir y no queremos eso, verdad— me decía Leo.

Si profe, no se estrese mucho, por eso venga a mi fiesta, y se relaja. Es el sábado. Cuidado no viene.— me decía Ángeles.

— Tú eres una mala compañera, no me has invitado. Acaso no quieres verme. Mala amiga. — le decía Leo a Ángeles.

—Puedes venir, si te iba a invitar. Que bárbaro Leo.

Llegó el día sábado.

Mi cabeza empezó una lucha interna, ¿voy o no voy? Al final me decidí.

Me alisté me puse un vestido negro ajustado, se podía ver mi buena figura, y unos zapatos rojos de tacones. Tomé un taxi. Llegué a la casa de Ángeles.

Allí estaba Leo. Con una camisa Azul. No puedo creer que me guste ese chico pero no lo puedo evitar.

Se me acercó.

—Hola Kay, te ves ardiente, me gustaría besarte sin importar si mis compañeros me ven, pero no quiero que te critiquen. ¿me puedo sentar en tu mesa?

—Se discreto. No me avergüences, siéntate y comportate.

Se puso a reír, era una risa pícara. Me excitaba tenerlo cerca, quería besarlo, sin que nos vieran me tomó la mano. Me puse nerviosa, mis manos heladas pero no era por él, sino porque nos podían ver, me tranquilice. Nos sirvieron algunos tragos, nadie sospechaba nada, porque la mayoría andaba acompañado o era gente que no conocía. Y pensaron que me hacía compañía para no estar como tonta sola. Además era su maestra.

Bailamos, tomamos, comimos.. Eran como la 2 de la madrugada y se miraba que la fiesta iba para largo, así que me despedí de Ángeles.

Leo me siguió.

— Te puedo llevar a tu casa, ando en el carro de mi papá.

— Está bien, llévame.

Le dije dónde vivía pero antes de llegar a mi casa, Leo detuvo el auto.

—Kay, me gustas. Te puedo besar?

—Ehhh.. Eres bien aventadito— le dije.

Quitó su cinturón de seguridad y me miró, nos besamos. Me dejaba sin aliento. Y eso me gustaba, me comía sus labios y él devoraba los míos, besaba mi cuello y yo sentía que tocaba el cielo, era placentero sentir su lengua, tocó mis senos, quería besarlos pero yo no deje que lo hiciera.

—Leo detente, creo que me dejé llevar. Es suficiente por hoy, llévame a mi casa o me bajo aquí.— le dije.

— Disculpame. Pero quiero que hagamos el amor aquí.

— No, estás loco. Solo quiero que me lleves a mi casa.

Me terminó de llevar a mi casa. Nos despedimos con un beso largo, húmedo, de lengua, y otra vez sin aliento.. Me bajé del auto y entré a mi casa.

Debo de esta loca para haber hecho lo que hice. Pero la.verdad es que me gustaba tanto y me empezaba a obsesionar el hecho de hacer el amor con un hombre de 18 años, prácticamente un adolescente. Era como una fantasía que quería cumplir sin importar nada, sin prejuicios.

PARTE III: Nuestro primer encuentro sexual

No dejaba de pensar en Leo, estaba deslumbraba por él, quizás el hecho que era menor que yo, me resultaba excitante. Tenía en claro que sus padres se enojaría cuando supieran que su hijo estaba enamorado de su maestra, una mujer casi de la edad de ellos.

En la universidad las chicas lo seguía a Leo a todas partes era tan popular que eso me molestaba, sentía celos y a la vez tristeza, pensar que unas jovencitas estaban enamoradas de él pero no demostraba ningún tipo de sentimiento.

En sus redes sociales, subía fotos con todas sus amigas, pero yo no era nadie para reclamar y no quería verme infantil. El tenía si vida y yo la mía. Estaba en todo su derecho de vivir y disfrutar de su juventud.

Habían días que no me chateaba pero estaba en línea todo el tiempo, era muy activo en sus redes sociales. Mi mente llegó a un punto que quería todo de él, tomarlo para mí y guardarlo en una cajita para que nadie lo viera y menos lo tocarán.

Sabía que debía parar cualquier sentimiento por él, así que empecé a ignorarlo pero cada vez que lo ignoraba, él me buscaba y caía como tonta en ese maldito círculo. Me tenía en sus manos. Una mujer de 30 años se portaba como una completa idiota frente a un niño de 18 años.

Vi una foto de él con una chica, creo que era su novia, pero ¿como es que yo le gustaba? así que me retiré, así me evitaba problemas. Pero lejos de evitarme problemas por la edad, me sentía traicionada.

Una noche decidí subir una foto en mi estado de WhatsApp dónde salía en el gym, con un shorts azul donde se podía apreciar completamente mis muslos y partes de mi nalgas y una camisa mostrando mis abds, inmediatamente recibí un mensaje de Leo.

— Hola, ¿cómo estás? siento como que me estas ignorando.

Ignoré su mensaje. Él insistió.

—Leo por casualidad tú tienes novia, si es así deja de molestarme,. Solo soy una vieja patética contigo.

— Ella no es mi novia, es mi amiga, y usted ¿está celosa? Podemos vernos. Quiero sentir sus labios. Diga que si.

No debería ceder, este niño está jugando conmigo. Ok si eso quiere, vamos a jugar un rato.

—Veámonos, ven a mi casa.

Pasaron quince minutos y Leo tocaba mi puerta. Le abrí la puerta y se me abalanzó encima mío besándome.

—Ey, detente. ¿Qué haces? Estás desesperado. cálmate.

—No puedo, temo que si paro, te vas a arrepentir y me correrás de tu casa.

Nos sentamos en el sillón, continuamos besándonos, llevaba un vestido rojo, siempre usaba ropa interior muy sensual. Eran besos muy intensos, yo jadeaba de placer, debo admitir que besa muy bien, mordí sus labios varias veces, nuestras lenguas se mezclaban, se quitó la camisa, estaba encima mío, me fue desnudando pieza por pieza, hasta quedar solamente con mi sostén color negro y mi pequeño hilo de color rojo. Estábamos perdiendo el control, lamió mis pechos tan suaves, una y otra vez, estaba desesperada, soltaba suave gritos y algo inesperadamente pasó, se vino... si...eyaculó sin haberme penetrado.

Muy avergonzado, se sentó en el sillón y me dijo.

—Nunca me había pasado, estaba tan excitado que no se que me sucedió, me siento avergonzado.

—Calmate, esperemos unos minutos e intentemos de nuevo, no te voy a dejar ir después de haberme provocado tanto.

Me levanté, le serví agua, y empezamos de nuevo, con más éxito, pero esta vez yo tomé la iniciativa, lo llevo a mi recámara, le dije que se acostara y me puse encima de él, como una gata en celo, lo besé, le mordisquie los pezones y comencé a hacer un oral, luego, me subí y comencé a moverme tan sensual como podía.. Leo llegó al clímax al mismo tiempo que yo, al terminar nos quedamos acostados un rato en la cama.

—No sabía que a tu corta edad ya había tenido relaciones.— le dije.

— Si he tenido varias veces, la curiosidad lo hace a uno pecar, de todas las mujeres con la que he estado, usted es la mejor y pues nunca me había venido sin penetración, es una total pena para un hombre que le suceda esto cuando está con una mujer.

— jajaja no es para tanto. Mantengamos nuestro secreto. Que nadie se entere, tu puedes seguir con tu vida y yo con la mía, sin ataduras, sin reclamos, cada vez que querramos, lo hacemos y cuando ya no querramos, nos detenemos pero diciendo que ya no podemos seguir. Te parece?

—Sería un tonto si digo que no, entonces somos algo así como ¿amantes?— pregunto Leo.

Después de ese rato conmigo, se fue.

Me dedique a hacer la planeación de clases. Pero mi mente estaba lejos de los números o de las letras. Había perdido mi compostura, mi concentración. No dejaba de pensar en lo mismo, por fin pude estar con Leo. Su cuerpo desnudo y atlético me hacían desearlo aún más. Su piel fresca y tierna me hacían excitarme. Estaba enamorada de mi alumno.

No pude hacer nada así que me fui a la cama. Pensar en un futuro con él, es algo muy arriesgado porque al final sino es verdad su amor cuando yo llegue a los 40 él estará buscando a una jovencita.

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