⚠️🚫 Aviso 🚫⚠️

Esta historia es un tanto fuerte, contiene hechos narrativos no aptos para menores de 18 años 🔞 aquellas personas que tienen prejuicios muy marcados no leerla por favor.

Para los que disfrutan novelas sin tantos tabúes, acompáñenme en esta historia, gracias.

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Dicen que lo prohibido es más deseable, es más tentador, es más apetecible y vaya que creo que es cierto, pues no he deseado algo más en esta vida que a quien es prohibido.

Soy Zoe Flores y esta es mi historia, no les diré de quien hablo aún, pero les narraré el inicio de todo.

Imagen actual si tal como suponen soy muy joven solo tengo 17 años.

Toda mi vida ha sido como estar en una montaña rusa, donde subes, bajas, vas rápido a lento, todo está de cabeza o hay sacudones algo violentos.

Lo único constante en mi vida es mi madre, quien a pesar de sus múltiples errores, aun así hizo el papel de padre y madre, me ha educado como ha podido y estoy agradecida de ello.

Si bien papá está vivo es un padre ausente casi por completo, solo se acuerda que tiene hija en las fechas importantes, es decir navidades, acción de gracias o mi cumpleaños, fechas en las cuales recibo sus felicitaciones y un detalle.

El resto del tiempo soy invisible o finge que lo soy, bueno eso ya no me afecta, dejo de importarme hace tiempo.

El ahora esta enfocado en su familia.

Mi madre es una mujer joven tan solo tiene 33 años, me tuvo cuando tenía 16 años.

Larisa Ross

Según su relato, mi padre y ella eran dos adolescentes experimentando y vaya que el experimento le resulto muy bien, pues nació esta belleza.

Papá era un buen deportista, se destacaba en natación y futbol, mamá era más como la chica nerd, el ratón de laboratorio.

Nadie lo dice, pero creo que mi padre jugo con ella, la mamá de mi mejor amiga lo ha insinuado en un par de ocasiones.

También lo dedujo por la forma en como afronto la situación del embarazo de mi madre.

Mi abuelo estaba furioso por lo que sé, intento que mi padre se hiciera responsable, pero que va, a pesar de la presión que ejerció, simplemente dijo que la ayudaría con mis gastos, pero nunca se casaría o viviría con ella.

Mi abuela lloró como si alguien se fuese muerto, aun así apoyaron a mamá y aquí estoy yo, bella, carismática, inteligente y con ganas de comerme al mundo y a alguien más.

Volviendo a la narración, papá estuvo al pendiente de las consultas, vitaminas y esas cosas, mi nacimiento, leche, pañales, vacunas entre otras cosas.

Fue un padre semipresente, hasta que al cumplir 6 meses embarazo a la líder de porristas, su ahora esposa.

El de 18 años recién cumplidos y ella que estaba por cumplirlos, se comprometieron y cuando obtuvo la mayoría de edad se casaron.

Mi madre sufrió mucho y hasta ese punto mi padre o como lo llamo Lucho dejo de apoyarla y si lo hacía era escasamente.

Siempre con la escusa tengo muchos gastos con el embarazo de mi esposa.

Mamá fue la más joven de la graduación, también la mejor de ella, no pudo ir a la universidad por cuidarme y sé que eso la frustro mucho y algunas veces me lo saca en cara.

Contrario a eso tuvo que trabajar como mesera o lavaplatos, mientras la esposa de papá vivía como reina, mis abuelos paternos son de buena posición económica, no ricos, pero si tienen cierta comodidad.

Según mi abuela, ante los ojos del mundo eran la pareja perfecta, la chica linda y el deportista guapo.

Lucho traía presionado por mi abuelo los pañales y la leche, quien lo amenazaba con denunciarlo y eso fue así hasta que cumplí un año, cuando supieron que tendría un niño.

La felicidad llegó a la familia Flores, su hermoso nieto, digno orgullo de ellos, no como la bastarda.

No sé que tan cierta fueron esas palabras, pero mi abuela los odia y sus razones tendrá, por mi parte no albergo sentimientos ni buenos, ni malos por ellos, simplemente me dan igual.

Han intentado acercarse a mí, pero he puesto una barrera, de pequeña rogué por un poco de atención, de amor, pero todo era para mis hermanos, sus nietos legítimos.

Mama a raíz de todo el sufrimiento vivido cambio mucho, comenzó a arreglarse, a salir con amigos y yo simplemente fui dejada a un lado.

Mi abuela me cuidaba y consentía siempre.

Las fiestas en la vida de mi madre se volvieron frecuentes, también algunos novios o querinovios como ella los llamaba.

Muchos de ellos con carro o motos, le daban de todo y no me quejo, porque gran parte era para mí.

Para mi ropa, calzado, medicamentos y alimentación.

Pero me faltaba lo más importante amor de padres.

Cada uno vivía en su burbuja mientras yo sufría.

Joaquín mi hermano, comenzó el preescolar en el mismo colegio al que iba y nos hicimos inseparables, eso de que la sangre llama es cierto y de que manera.

Joaquín era mi protector y compartía su merienda conmigo y yo con él.

Nos sentábamos juntos, jugábamos y reíamos.

No había lugar más bonito o especial que el tiempo de escuela.

El fin de semana deseaba con todas mis fuerzas que llegará lunes para verlo.

Frente a nuestros padres fingíamos, pero cuando se marchaban nos abrazábamos con cariño.

A pesar de ser un año mayor, Joaquín siempre fue más grande.

Él salió a papá y yo saqué la estatura de mamá, siendo la copia de papá.

 Luis Flores 35 años.

Joaquín Flores 15 años.

Martin Flores 12 años y Luis Fernando Flores de 7 años

La maestra era nuestra cómplice sabía de los lazos que nos unían más allá de la amistad o el cariño.

Mi madre odiaba a los hijos de mi padre, quien para ese momento tenía dos, Joaquín y Martin, y el sentimiento era recíproco porque Cristina la esposa de Lucho me odiaba a muerte.

Que estupidez cierto, que se odien ellos, lo entiendo, pero que su odio vaya en contra de seres inocentes que no tienen culpa de nada es absurdo.

Joaquín era muy perezoso para el estudio, en cambio, yo era excelente, captaba todo rápido y aprendía aun ritmo más acelerado.

Creo que saque la inteligencia de mi madre y Joaquín la destreza física de mi padre.

Siempre destacaba en todos los deportes o juegos.

Cuando supo que seria promovida y el permanecería otro año en el jardín casi le da algo, no lo había visto llorar como hasta ese día.

Recuerdo su carita triste y como gipiando le suplico a la maestra que no nos separara, también estaba muy triste.

La maestra le dijo que por la edad era difícil que fue promovido, pero que si aprendía mucho tal vez fuese posible.

Así fue como desde ese día, comenzó a ser más disciplinado y a esforzarse más en aprender, yo le ayudaba con los números y el abecedario.

En poco tiempo aprendió a escribir su nombre sin verlo, mientras los otros niños jugaban, nosotros estudiábamos.

El deseo de seguir juntos era mayor y rindió sus frutos, fuimos promovidos al primer grado.

En el acto de grado nuestras miradas cómplices nos daban ese consuelo que nuestros brazos no podían obtener.

Deseaba tanto abrazarlo, pero ya tendríamos tiempo.

Las vacaciones serian una tortura por nuestra separación, pero nos esperaba todo un año escolar juntos.

Lucho se pavoneaba alardeando que tenía el hijo más inteligente que con 5 años paso a primer grado y me miro con desprecio, cosa que rompió mi corazón.

Si tan solo supiera todo tras la promoción de mi hermano su actitud sería otra, no dirían que yo era una mala influencia.

Ellos viajaron a la playa durante las vacaciones, mientras yo fui con mis abuelos al campo a visitar unos parientes.

Conocí dos primas dos años mayor que yo y mis vacaciones fueron agradables después de todo, extrañe a Joaquín, si muchísimo, pero me divertí.

El año escolar inicio Y el novio de mamá me compro el bolso y los útiles, Lucho dijo que no gastaría su dinero en mí, que era como botarlo a la basura.

Joaquín trajo todo nuevo, pero lejos de molestarme me alegré.

Al final compartíamos todo, desde colores, borrador, sacapuntas hasta nuestra merienda.

Siempre obtenía la mayor nota, mi hermano también aunque a veces no quería leer.

El tiempo pasó y mi cumpleaños #7 llego invité a mis hermanos a mi fiesta, pero lógicamente Cristina no los dejo asistir.

Lucho me envió una muñeca de obsequio, pero mi mayor deseo no se cumplió.

El cumpleaños de Joaquín #6 fue algo impresionante, castillo inflable, payasos, máquina de algodón de azúcar, hot dog, se notaba el empeño y el dinero invertido.

Asistí luego de mucho rogarle a mamá, no tenía regalo y mi abuelo me dio uno de sus coches de colección.

Lo envolví con ayuda de mi abuela.

En la fiesta me sentí excluida, mis abuelos me trataron feo y me miraban por encima del hombro.

Joaquín amo mi regalo y sé que aún lo conserva.

Navidad fue igual de Lucho obtuve un peluche y un vestido sencillo que estrenar.

Ellos publicaron fotos familiares con ropas elegantes como la familia feliz, me dolía mucho el rechazo de mi padre, pero era compensado por el afecto de mis abuelos.

Mamá se marchó de fiesta con su novio.

Mi octavo cumpleaños fue igual y esa navidad paso lo mismo.

Joaquín comenzó a entrenar futbol en las tardes lo que bajo su rendimiento académico.

Por mi parte devoraba todos los libros de aventuras que mi abuelo poseía.

Lo que me ayudo a tener mayor fluidez al leer y una gran comprensión lectora.

Durante el recreo mi hermano jugaba pelota mientras yo leía.

Las demás niñas me molestaban, pero con una sola mirada de mi hermano dejaban de hacerlo, era mi protector.

El tiempo pasó y en cuarto grado hubo un invidente con dos niños de nuestro curso y todos los padres fueron convocados a una reunión.

Mamá fue de muy mal humor.

La maestra informó lo ocurrido, luego hablo del bajo rendimiento de algunos estudiantes entre los cuales mi hermano estaba, al final felicito a mi madre frente a todos alabándome por mis excelentes notas.

La cólera en el rostro de Cristina era épica y el orgullo en el de mi madre me dio mucha alegría.

Lucho me miro con asombro por primera vez.

Esa tarde fuimos por un helado y mamá me regalo mi primer diario.

Joaquín llego diferente al día siguiente y poco a poco se volvió distante, aunque seguía impidiendo que me lastimaran ya nunca más volvió a ser lo mismo.

Le contrataron maestros particulares y mejoro muchísimo.

Se volvió soberbio y arrogante y me dolió su desprecio.

Plasmaba todo en mi diario.

Durante las vacaciones Lucho vino a buscarme, para que pasara un fin de semana con ellos, me emocione muchísimo creyendo que viviría algo maravilloso nada más lejos que la realidad.

Mi abuela me dio su celular y me dijo que no dejara que lo vieran y si algo ocurría, llamara al abuelo y ellos irían por mí.

Delante de mi padre eran amables, pero cuando no estaba sacaban su verdadero ser.

Mi abuela me golpeo por no levantar los lentes que dejo caer a propósito.

Mi rostro blanco estaba rojo y me ardía muchísimo, mis lágrimas cayeron y todos se burlaron de mí.

Corrí por mi bolso, pero Cristina me cerró el paso.

Eres la bastarda de mi marido y serás mi sirvienta este fin de semana, así te vas acostumbrando porque solo a eso llegaras en esta vida.

La mirada burlona de Joaquín me destrozo por completo, donde quedo el niño dulce y tierno.

Me obligaron a servirle todo ese día y si hacia algo mal me golpeaban.

Cuando Lucho regreso del trabajo, le pedí buscará mi bolso, necesitaba bañarme.

Así lo hizo y lo vi discutir con la bruja, quien me amenazo.

Gracias a Dios tenía candado y la llave la llevaba en mi cuello, o habrían encontrado el teléfono.

En el baño llame rápido.

El teléfono repico varias veces, hasta que mi abuelo respondió, escuchar su voz fue liberador para mí.

En el baño llame rápido.

El teléfono repicó varias veces, hasta que mi abuelo respondió, escuchar su voz fue liberador para mí.

Abuelito ayúdame, ven pronto abuelito por favor mi voz salió entrecortada.

Ya mismo voy para allá mi amor, pero que paso la voz de mi abuelo sonaba preocupada.

Abue me obligaron a servirles todo el día, mi abuela me golpeo y la bruja me castigo sin comer, me quito el bolso, apenas llego mi papá y se lo pedí.

Discutieron y esa mujer me amenazo, abue ella es mala, muy mala, ven pronto por favor.

Mi padre tocó la puerta, preguntándome si deseaba cenar.

Tocan abuelo, debo colgar, no tardes.

Me apresure en guardar todo y lave mi rostro, aun se podía ver el golpe de mi abuela.

No respondi abrí la llave de la ducha y me hice la que no escuche.

Nuestra casa quedaba algo retirada, por lo que debía esperar.

Cuando mi abuelo llego, me envió un mensaje.

Tome el bolso con mis cosas y baje las escaleras.

El timbre sonó.

Cristina fue quien abrió, creí que solo mi abuelo había venido, pero mi madre también estaba allí.

Se abalanzó sobre Cristina y le dio dos cachetadas que resonaron en todo el lugar.

Yo lo vi desde las escaleras, corrí con lágrimas en los ojos, mientras Lucho se levantaba furioso.

Que sea la primera y la última vez que humillan y golpean a mi hija, porque no respondo, ya no soy la misma idiota y por mi hija mato y me hago matar.

Lucho estaba en shock y mi abuela pálida miraba aterrada a mi madre oculta detrás de mi abuelo paterno.

Mami mi voz salió quebrada y me aferré a ella como si fuese un salvavidas.

Estás bien Zoe cuando levanto mi mentón observando mi rostro lanzo una mirada asesina a mi abuela.

El golpe que le diste a mi hija te va a pesar vieja desgraciada.

En ese momento papá me miro detalladamente notando el golpe en mi rostro.

Que han hecho por Dios, es una niña y mi hija.

Larisa cálmate, les pido una disculpa, nunca lo hubiera permitido, Zoe perdón hija.

Mamita vamonos a casa, mi abuelo se veia furioso, pero se mantuvo calmo.

Lari vámonos, la niña está asustada y ya ha tenido suficiente.

Nos marchamos mi corazón estaba roto, muy roto.

En mi vida jamás había tenido tanto miedo.

Desde ese dia no volvi a esa casa, asi que si antes no veia a mi padre, ahora menos.

Para aliviar el mal rato y el trauma de ese día viajamos con mis tíos, esta vez mi madre y su novio rico nos acompañaros y me sentí muy feliz.

Lucho intento contactarse con mi madre, pero ella ignoró sus llamadas.

Mi madre solo estuvo dos días, debieron regresar por el trabajo de su novio.

Mis abuelos y yo nos quedamos 15 días más, disfrute a más no poder de nuestra estadía.

Mis primas me enseñaron a montar a caballo y a preparar galletas, esa se convirtió en nuestra actividad favorita.

Nadábamos todas las tarde en un hermoso y cristalino lago que parecía mágico.

Cuando regresamos llore mucho.

El resto de mis vacaciones estuve en casa de mis abuelos preparando galletas que las repartía entre nuestros vecino.

Todos me tenían un gran cariño y mucho me daban dulces o algún obsequio.

En nuestro vecindario no habían muchos niños o por lo menos no de mi edad, por lo que mis amistades eran en su mayoría adultos.

Mama dejo las fiestas y se preocupaba más por mí, como ella decía su novio era su cable a tierra, desde que estaban juntos su cambio era abismal.

Mi abuela se preocupaba mucho por esa relación y le decía que se lo tomara con cautela.

Pablo no era un mal tipo y sé que ambos se querían lo podía ver en sus ojos.

Me alegraba que mi mamá rehiciera su vida, era joven, hermosa y carismática y merecia un amor bonito.

En el último fin de semana antes de iniciar clases lo pasamos increíble fuimos a un parque de diversiones.

Con mi abuelo subí a la montaña rusa, pero me bajé muy mareada y mi abuelo vomitando.

Así que luego de sentirnos mejor solo subimos a juegos menos arriesgados.

El novio de mi mamá gano un oso gigante disparando derribo todos los vasos con una presricion que daba miedo.

El oso me lo regalo, lo abrace fuerte deseando que el fuese mi padre.

Estábamos en ese abrazo cuando lo veo ahí, Lucho con su maravillosa familia.

Hice de cuentas que no los vi y les pedí ir por manzanas acarameladas.

Abrazando mi oso, pase cerca y le dije Pablo eres el mejor como quisiera que fueses mi padre, lo dije fuerte para que la bruja de mi abuela lo escuchara.

Sentí la mirada profunda de Lucho, pero no le dirigí la mirada.

Estaba dolida, más que eso estaba decepcionada.

Esa noche le escribió a mamá para decirle que como deseaba a otro hombre como padre no me daría dinero para utiles escolares.

Mama le respondió con un púdrete y el emoji del dedo del medio.

Lo supe al mirar sin intención su celular, me dio curiosidad que riera fuerte.

Cenamos pizza en un lindo restaurante y volvimos a casa.

Sé que estuvo mal lo que hice, pero no me arrepentía.

Mi padre no me consideraba para nada y le di un poco de su propio chocolate.