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Un CEO Para La Villana

Capitulo:01

—Jade Chandler, es acusada por atentar contra la vida del príncipe heredero y su prometida ¿Cómo usted responde ante esto?

Pregunta el emperador mientras todos los nobles con altos cargos me miran al igual que mis padres que solo me miran por encima del hombro, nunca les importé, así que poco me importa lo que ellos piensen de mí.

 Alzo la cabeza y con una mirada determinada digo.

—Me declaro culpable.

Hablo alto y fuerte, aunque yo haya causado mucho daño, nunca voy a esconderme como una cobarde.

Mis ojos se dirigen al príncipe heredero y su prometida que me mira con lágrimas en los ojos como si de verdad le doliera lo que me está pasando… Más hipócrita no puede ser.

El emperador suspira y vuelve a hablar.

—Debido a todos los daños causados hacia mi hijo y su prometida… Tendrás la pena de muerte en la plaza principal.

Todo el salón se llena de murmullos y mi cuerpo tiembla de miedo al pensar en lo inevitable, pero no demuestro lo que estoy sintiendo.

—En cuánto al duque Chandler, no tendrá cargos alguno por la razón de que han desheredado a su hija, la señorita Jade no tiene ningún vínculo con el ducado Chandler.

Menciona el emperador y yo comenzó a reír.

—¿No tengo ningún vínculo? ¡Malditos! ¿Se deshacen de mí cuándo ya no les sirvo? Los voy a destruir a todos ¿Me escuchan? Los destruiré a todos malditos.

Grito mientras los guardias me llevan a rastras como si fuera un trapo viejo.

Por más que me remuevo furiosa, no puedo soltarme de sus fuertes agarres, hasta que me lanzan a la horrible celda con mal olor.

—Ahí es donde las ratas pertenecen, si no le hubiera hecho daño a la señorita Melody, estuviera disfrutando de su vida tranquilamente.

Dice uno de los guardias con burla mientras termina de cerrar la puerta con seguridad y se retira.

Yo comienzo a reírme sola mientras la furia invade todo mi sistema.

—Los voy a matar a todos… Juro que los mataré.

Murmuro mientras aprieto los puños con media sonrisa malvada.

Tiempo después escucho unos pasos y alguien se acerca a mi celda.

—Bonita celda ¿Verdad?

Escucho la voz de la prometida del príncipe y sonrío.

—Vaya zorra ¿Qué haces aquí?

—Vengo a visitarte ¿No es obvio? 

Habla con burla y yo chasqueo la lengua.

—Ahorrate tu buena voluntad, las dos sabemos quién eres en realidad.

Hablo en un tono seco y ella comienza a reír.

—Todo hubiese sido más fácil si tan solo te apartaras y nos dejaras ser feliz al príncipe y a mí, pero no, te empeñaste en querer quitarmelo.

Dice la muy zorra y yo solo suspiro.

—Pequeña zorra… Si tú memoria te falla déjame recordartelo, yo fui la primera prometida del príncipe… Pero eso ya no importa, los dos se merecen, no son más que dos escorias de mala muerte.

—No importa que fuiste la primera, pero es a mi que él me ama y siempre lo hará.

—Ujum, si lo hace a la primera, lo hará a la segunda, tercera y cuarta… No te creas tan especial.

—Maldita.

Escucha que murmura antes de retirarse y marcharse.

Yo solo suspiro y me resigno a mi destino.

Soy culpable de todo lo que he hecho, aunque me dejé influenciar por mi padre para obtener siempre su favor, pero son mis manos las que están sucias por querer matar a la zorra del príncipe con un potente veneno, pero lo que no contaba era que el príncipe tomaría de ese envase y estuvo al borde de la muerte… 

—Que mala suerte tuve.

Murmuro mientras cierro los ojos y poder descansar un poco hasta la hora de mi muerte.

—¿Te arrepientes?

Escucho una voz que me hace saltar de mi lugar?

—¿Quién eres?

Pregunto mirando a mi alrededor, pero no veo nada.

—Eso no importa, solo me interesa saber si te arrepientes.

Vuelve a hablar la voz y yo frunzo el ceño.

—Sí, me arrepiento de haber seguido al pie de la letra todo lo que decía mi padre… Si no fuera tan estúpida.

Me regaño a mi misma y la voz comienza a reírse.

—¿No te arrepientes de haber envenenado a tu ex prometido y su novia?

—No.

Respondo con voz serena.

—Deberian de haber muerto los dos por malditos… Pero, aquí estoy pagando las consecuencias y quedando loca por todas las cosas malas que he hecho.

Hablo con un suspiro y la voz vuelve a reírse.

—Eres la persona ideal que necesito.

—¿Para qué?

Pregunto.

—Lo sabrás a su tiempo querida.

Dice para luego dejar de hablar.

—¿Hola? ¿Estás ahí? Oye ¿Puedes escucharme?

Hablo y lo que obtengo es silencio, así que decido cerrar los ojos y dormir un poco.

(...)

Escucho como la puerta de la celda está siendo abierta y abro los ojos de golpe.

—Dejenme un momento a solas con mi hija.

Dice mi padre y arrugo el ceño mirando como entra sin nada de pena.

—¿Qué haces aquí?

Pregunto con desdén.

—Mirando a mi única hija por última vez… Si tan solo hubiese sido lo suficiente inteligente no te habrían atrapado o mucho mejor… Estarías con el príncipe próximo a casarte… Pero eres tan inútil, si tan solo hubiese sido hombre, las cosas fueran muy diferentes.

—Jajajaja, mejor ya lárgate y déjame vivir mis últimos momentos en paz.

El duque se acerca a mí y siento como la palma de su mano impacta fuertemente con mi mejilla.

De mis labios sale sangre y yo comienzo reírme con más fuerza.

—Se arrepentirán, ya lo verán, van a arrepentirse de esto.

Hablo mientras me río como una lunática completamente.

—Estás loca.

Murmura mi padre para luego salir de la celda y los guardias entran inmediatamente y me arrastran hacia mí destino, destino que marcaré hoy mismo.

Los guardias me llevan a rastras a la plaza principal y varios nobles me lanzan comida, huevo, piedras… Entre otras cosas más mientras gritan de júbilo por mi prominente muerte.

—Se atrevió a atentar contra la vida de la prometida del príncipe, una señorita tan noble… Merece la peor pena de muerte.

Grita una noble y todos gritan a una voz.

Sólo ruedo los ojos y siento como el guardia me arrodilla colocando mi cuello en algo muy filoso.

—Últimas palabras.

Escucho la voz del príncipe y sonrío.

—Debiste morir junto a la zorra que tienes como prometida.

Mi voz sale fuerte y clara haciendo que este arrugue el ceño y me mire como si no valiera nada.

—Si tan solo te hubieras quedado sin hacer nada, quizás te hubiera dado la oportunidad para ser mi amante, pero creo que ni para eso sirves.

Me susurra y yo lo miro alzando las cejas.

—Primero muerta antes de ser una asquerosa amante.

Digo mientras alzo las manos de ellas sale un rojizo fuego que consume al príncipe carbonizandolo por completo.

Una sonrisa cursa mis labios y observo todo el pueblo, miro a mis padres y a la zorra para luego alzar las manos haciendo que una grande llamarada de fuego salga, así calcinando a todo el pueblo.

—¡No la dejen viva! ¡Matenla!

Escucho la voz del emperador y antes de que me gire siento como algo atraviesa mi espalda y cruza mi estómago.

Me giro lentamente y quemo todo mi alrededor dejando la plaza en grandes llamas.

De mis labios brota una enorme cantidad de sangre y sonrío mirando qué he llegado a mi fin.

Caigo de rodillas y luego miro hacia el cielo dando mi último suspiro de vida.

(Esta novela es una idea que me surgió y decidí plasmarla de inmediato, no publicaré muy seguido así que tenganme paciencia. Mientras pueden pasar por mi perfil que hay muchas más novelas)

Capitulo:02

Una fuerte cachetada hace que la chica caiga en el suelo y luego una patada hace que saque todo el aire de su sistema.

—Una sola cosa tenías que hacer bien Emma, una sola cosa ¿Y no lo hiciste bien?

El chico le grita y ella llora en silencio.

—Perdóname David, prometo que lo haré mejor para la próxima vez.

El chico bufa y rueda los ojos mientras la mira en el suelo.

—¿Lo harás mejor? Llevas dos años trabajando para el inútil de mi primo... ¿Qué tanto te cuesta seducir a ese maldito? ¿Acaso no tienes los suficientes atributos de una mujer?

— Lo haré David, prometo que lo haré, solo dame tiempo ¿Si?

—Tiempo es lo que no tenemos, la empresa de mi padre está en quiebra y eres la única salvación... ¿Acaso no puedes hacer eso por mí? ¿Por tu prometido?

Ver sus ojos llenos de tristeza me hace sentir mal y culpable, así que asiento mientras me incorporo del suelo.

—Lo haré, en tres días habrá una fiesta de empleados y el señor Moretti estará ahí, lo drogaré y haré que pague una fuerte suma por haber abusado de mí.

David sonríe satisfecho y yo agradezco muy dentro de mí por la buena idea que he dado.

—Excelente idea querida, recuerda que todo es por nuestro bien... Pronto seremos felices, solo tú y yo ¿De acuerdo?

—Si, David, prometo que está vez lo haré bien.

La chica se coloca en pies y con la mano en su estómago mira al amor de su vida para luego marcharse a su casa.

EMMA:

El silencio de la casa de mis padres me recibe y camino lentamente para subir las escaleras, pero una voz me detiene.

—Tu prometido me ha informado que no estás haciendo la cosa bien Emma.

La voz de mi padre desde el sillón de la sala me hace saltar y miro hacia atrás.

—Padre.

Murmuro con algo de temblor en la voz y este se coloca en pies caminando hacia mí mientras me mira de arriba abajo.

—Al parecer David ya te ha castigado como mereces... Oculta ese color rojizo de tu mejilla.

—Si padre.

Murmuro y observo como se dirige a las escaleras, pero se detiene para agregar.

—Más te vale que le hagas caso a tu prometido, de ti depende el triunfo de nuestras empresas ¿Quedó claro?

—Si padre.

vuelvo a decir y este se termina retirando mientras yo asiento para luego retirarme a mi habitación.

Los días pasaron y los tres días llegaron mientras yo muero de nervios y miedo.

Debo de hacerlo, todo sea por David y mi familia.

Murmuro para mí misma mientras observo como el señor Moretti sale de su oficina y se dirige a mí escritorio.

—Señorita Miller.

Me llama con su voz baja y ronca y yo respondo de inmediato mientras siento como su presencia me intimida.

—¿Señor?

—Necesito todos los documentos de la semana pasada en mi escritorio ¿Entendido?

—Si señor.

Respondo inmediatamente y miro como se da la media vuelta para marcharse al ascensor y con un suspiro lo detengo.

—Señor Moretti.

Su ancha espalda se detiene y me mira por encima del hombro.

—Recuerde la fiesta con los empleados.

Un hilo de voz sale de mí y el señor Moretti asiente para luego retirarse.

Cuándo el ascensor se cierra con él, tomo varias bocanadas de aire y me pongo a hacer todo lo pedido antes de marcharme.

(...)

Horas más tarde me miro al espejo y llevo un lindo vestido negro, muy corto y muy revelador para mi gusto, pero si quiero llamar la atención de mi jefe, esto es más que necesario, acomodo mis pechos y muerdo mis labios de lo incómoda que estoy.

—Bien, esta es tu oportunidad de hacer las cosas bien Emma.

Me digo a mi misma para luego salir de mi habitación.

Al bajar las escaleras mi hermana menor por dos años me mira con una sonrisa radiante.

—¿Ya te vas?

—Sí... ¿Cómo estoy?

—Te miras genial, es la primera vez que te veo vestida así.

—En mis 23 años es la primera vez que uso una prenda así.

Menciono apenada y ella sonríe tomando mis manos.

—Te deseo mucha suerte querida.

—Gracias... Es hora de irme, el taxi ya llegó por mi.

Me retiro y me dirijo al taxi que ya esperaba por mí, le doy mi dirección y el asiente llevándome al lugar.

Al llegar al bar observo a todos los empleados incluído a mi jefe que se mira muy relajado y diferente con ropa que no es de oficina.

—Buenas noches.

Menciono acercándome a ellos y todos responden.

—Buenas noches Emma.

—Casi no te reconocía, que guapa estás.

Son algunos de los cumplidos de mis compañeros de trabajo y yo sonrío algo apenada.

—Gracias... ¿Puedo sentarme?

Le pregunto a mi jefe que observo un espacio vacío junto a él y este asiente restándole importancia.

Entre tragos, anécdotas, bailes y chistes pasa algunas horas y observo como todos están ebrios.

Mi jefe no es la excepción, pero él aún está cuerdo, así que aprovecho una distracción y le coloco un líquido transparente a la bebida.

Solo espero unos minutos y miro como se lo toma todo y yo suspiro nerviosa esperando que haga efecto el cuál no tarda en pasar.

—Me siento muy ebrio, creo que es hora de irme.

Dice mi jefe y yo me ofrezco a llevarlo.

—Usted no se ve nada bien jefe, yo lo llevo.

Ofrezco y este niega.

—No hace falta, tengo una habitación en este bar, suelo quedarme cuando bebo demás.

Arrastra la palabra y yo me coloco en pies ayudándolo.

—Yo lo ayudaré a subir a su habitación, no es molestia para mí, vamos.

Vuelvo a insistir y él no dice nada mientras lo llevo a su habitación y él me da la dirección.

De camino a ella observo como mi jefe mira mis pechos y se relame los labios mientras sonríe.

—Está muy sexi señorita Miller, no suelo hacer esto, pero... ¿Le gustaría pasar esta noche conmigo?... Perdón, perdón... Tomé de más y no sé lo que digo.

Se disculpa intentando alejarse de mí y yo me acerco a él tomando sus grandes manos y lo coloco en mi pecho.

—No tengo problema con eso jefe.

—Alexandro... No estamos en la oficina... Llámeme Alexandro.

Dice y asiento con una sonrisa mientras por dentro me siento la peor persona, pero esto es necesario y valdrá la pena, estoy segura ¿Verdad?

Capitulo:03

EMMA:

La ropa fue quitada y con besos torpes y toques que para mi cuerpo era extraño llegamos a la cama.

—Tócame, cuándo estoy con una mujer me gusta que me toque.

Murmura en mi oído y mi cuerpo tiembla un poco sintiéndose extraño.

Mis tímidas manos tocan su grande y ancha espalda haciendo que mi rostro se vuelva rojo.

—Que tierna eres... Mi dulce y bella secretaria en mi cama... Esto es un sueño ¿Verdad?

Sus palabras me confunden un poco, pero dejo de pensar cuándo mi jefe entra de golpe dentro de mí haciendo que grite de dolor.

—Aaahh.

—Maldición, maldición... ¿Acaso eres virgen? Maldita sea.

Maldice mientras permanece quieto dentro de mí.

—¿Eras virgen Emma?

Sus eléctricos ojos azules me miran fijamente y respondo con un audible.

—Sí

Puedo ver el tormento en los ojos de mi jefe y este suspira mordiendo sus carnosos labios.

— Estoy borracho maldita sea ¿por qué no me dijiste?

—Eso ya no importa... Continúa...

Respondo dispuesta para llegar al fin de esto, terminar e irme con el amor de mi vida.

Sus dedos frotan algo que hace estremecer mi cuerpo y luego lentamente comienza a moverse dentro de mí.

La sensación es placentera, pero cierro los ojos para pensar en David y no en el rostro sonrojado y lleno de placer de mi jefe.

Sus embestidas aumentan mientras este no deja de besar mi cuerpo en cada parte hasta que siento como algo se derrama dentro de mí y este cae con la respiración agitada encima de mí.

—Perdón... Me siento muy mareado...

Murmura antes de caer a un lado dormido.

Permanezco unos minutos acostada con la mirada perdida mientras me pregunto si lo que hice es lo correcto.

—¿Lo hice bien? Supongo que sí, David estará feliz por haber hecho esto

Murmuro muy bajo mientras me levanto y busco mi vestido, me lo coloco con prisa sintiéndome sucia y comienzo a tirar fotos que serán las pruebas para ponerle una demanda millonaria al empresario italiano Alexandro Moretti.

Salgo de la habitación y bajo las escaleras a prisa, pido un taxi y le doy la dirección del departamento de David.

En el camino suspiro varias veces rogando de que todo salga bien y que mi prometido no se moleste por nada.

Al llegar a su departamento el guardia me deja pasar con una sonrisa.

—Buenas noches señorita Emma.

—Buenas noches Rafaello ¿cómo estás?

—Muy bien ¿Usted?

—Bien, supongo.

Le doy media sonrisa y entro.

Subo el ascensor hasta el segundo piso que es donde está mi prometido, y con una sonrisa abro la puerta con una copia de lleves que David me entregó y sonrío.

Confía tanto en mí que hasta una copia de llaves me entregó.

Pienso abriendo la puerta lentamente en caso de que esté dormido.

Dejo mi cartera en el mueble y me dirijo a su habitación donde escucho sonidos extraños.

—¿David?

Llamo frunciendo el ceño, pero nadie me responde, así que camino a pasos rápidos a su habitación.

El sonido se va haciendo más claro y creo escuchar ¿gemidos?

Con el corazón en la garganta camino de prisa y abro la puerta de su habitación de golpe quedándome en shock.

—¿Emma? ¿Qué haces aquí?

Pregunta haciendo aún lado la chica que estaba montada encima de él.

—¿Qué significa esto David?

Pregunto con los ojos brillosos por las lágrimas que se están acomulando y miro a la chica junto a él con el corazón arrugado.

—Stacy... ¿Por qué?

Mi hermana menor se cubre con las sabanas y puedo ver una sutil sonrisa en sus labios.

—Lo lamento, caí sin darme cuenta...

—Cállate Stacy... No es lo que crees Emma...

—¿Qué es lo que creo David? Después de todo... ¿Me engañas con mi hermana?

Le reclamo y este solo se encoge de hombros.

—Tú eres muy mojigata y tú hermana se me ofreció en bandeja de plata, lo siento, soy hombre y tengo mis necesidades.

—Necesidades...

Sonrío mientras las lágrimas mojan mis mejillas.

—Le entregué mi maldita virginidad a otro hombre por tí... Y tú solo piensas... ¿En tus malditas necesidades?

—Baja la voz Emma, cuidado como me hablas...

—¿Si no qué? ¿vas a golpearme? Vamos hazlo, de todas maneras me has destruido por dentro... Solo falta que lo hagas físicamente.

—Ve al balcón.

—¿Qué?

—Ve al balcón, hablaremos ahí más calmados.

Dice y yo muerdo mis labios antes de hacer lo pedido y me dirijo al balcón.

Por la gran ventana observo como mi hermanita y mi prometido hablan, ella le dan un beso en los labios y luego se dirige al baño mientras él se coloca un bóxer y sale dónde estoy.

—David...

—No estoy para discutir Emma... Dime ¿Usó condón?

—¿Qué?

David me mira con fastidio y luego vuelve a decir.

—El maldito ¿Usó condón para protegerse?

Frunzo el ceño y agrego.

—No...

—Excelente, probablemente quedes embarazada y si no es así, busca tener un hijo de él, así nuestra fortuna estará asegurada, un heredero de Alexandro y luego seremos millonario con ese niño o niña.

Frunzo el ceño y lo miro sin entender.

—David... Eso no eran los planes.

—Los planes cambiaron Emma, ahora necesito que tangas un hijo de ese imbécil.

—No quiero tener un hijo de él... No, eso no...

No termino de hablar y mi rostro gira con una fuerte bofetada.

—Será mejor que haga lo que yo diga, tendrás un hijo de la basura de Alexandro, y no se diga más.

Dice antes de mirarme con desdén y se retira a la habitación mientras yo lloro amargamente en el balcón.

—No, jamás voy a tener un hijo de Alexandro, tampoco volveré a acostarme con él... Prefiero morir antes que eso.

murmuro mientras miro hacia abajo del balcón.

Observo la silueta de David en la habitación y sonrío de medio lado.

Esta noche le entregué mi cuerpo a alguien que no eras tú David... Y me aseguraré de que nadie vuelva a tocarme.

Susurro mientras me lanzo del balcón con un último pensamiento...

Te amo, David.

Siento el fuerte impacto de mi cuerpo y exhalo mi último respiro mientras una lágrima baja por mi mejilla.

—No, esta mujer está loca.

Menciona Jade mientras mira ese último suceso en una pantalla grande.

—Asi es, y tú tomarás su cuerpo.

—¡Jamás!

Digo con los ojos bien abiertos.

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