Sacha llevaba horas buscando algo interesante para leer. Su cuarto estaba lleno de libros y su tablet estaba saturada de novelas descargadas. Nada parecía satisfacerla últimamente. Las historias de romance eran demasiado predecibles, las de fantasía repetían los mismos clichés, y las de acción rara vez ofrecían algo innovador.
Con un suspiro frustrado, deslizó su dedo por la pantalla una última vez antes de rendirse. Entonces, algo llamó su atención. Un título peculiar destacaba en la lista de recomendaciones: "Emperador, ¿por qué mataste a mi hermano?".
. Sacha
(Lectora con el mismo nombre que la hermana adoptiva del protagonista masculino)
—¿Un BL trágico? —murmuró, arqueando una ceja. No solía leer historias de este género, pero algo en la sinopsis la intrigó. "Un emperador tirano, un joven duque atrapado en su obsesión y una hermana que paga el precio...". Decidió darle una oportunidad.
Desde la primera página, quedó enganchada.
El reino de Darteyu estaba al borde del caos bajo el mando de un emperador cruel y despiadado. Sin embargo, todo cambió el día en que un joven duque llamado Leo, de la prestigiosa familia Lin, salvó al emperador de unos bandidos en un incidente inesperado. A partir de ese momento, el emperador comenzó a obsesionarse con él.
Leo era amable, pero distante. Su corazón pertenecía a un amor de la infancia: su hermana adoptiva, Sacha Lin. Aunque ella lo veía como un hermano, Leo albergaba sentimientos más profundos. Este hecho no pasó desapercibido para el emperador, quien, consumido por los celos, elaboró un plan para deshacerse de la joven.
Cuando Sacha llegó al palacio por orden del emperador, fue recibida con palabras venenosas y amenazas. La crueldad de aquel hombre la dejó vulnerable y temerosa. Mientras tanto, Leo, al enterarse de que su hermana estaba en peligro, corrió desesperadamente para salvarla.
La escena final fue devastadora. Leo se interpuso entre su hermana y el emperador justo cuando este último alzaba la daga. El filo atravesó el pecho de Leo, quien cayó al suelo mortalmente herido. Entre lágrimas y gritos desgarradores, confesó su amor por su hermana antes de morir en sus brazos.
Sacha, destrozada, miró al emperador con un odio tan profundo que este quedó paralizado. Su culpa lo consumió al punto de querer acabar con su propia vida, pero Sacha, entre lágrimas y rabia, rogó al cielo por una segunda oportunidad para proteger a su hermano.
Así terminaba la novela.
Sacha dejó la tablet con un fuerte golpe sobre la cama. Tenía el corazón acelerado, los ojos vidriosos y una mezcla de emociones que la abrumaban.
—¡Qué historia más trágica! —exclamó, aún conmovida—. Si yo fuera esa Sacha, jamás permitiría que el emperador se enamorara de Leo. Lo protegería con todo mi ser.
En ese instante, una luz cegadora llenó su habitación. Sacha apenas tuvo tiempo de cubrirse los ojos antes de sentir cómo el suelo desaparecía bajo sus pies. Cuando abrió los ojos de nuevo, no estaba en su cuarto.
Estaba en un lujoso dormitorio decorado con cortinas de terciopelo y muebles de madera finamente tallados. Se levantó tambaleante, confundida. Al mirarse en un espejo cercano, se quedó sin aliento.
—¿Qué... qué es esto? —tocó su rostro, el cual ahora no era el suyo, sino el de una joven de cabello largo rojiso, con rasgos delicados y elegantes. Lo reconoció de inmediato.
—Soy... ¡Sacha Lin! —exclamó, llevándose las manos a la boca. La revelación la golpeó como un rayo. De alguna manera, había sido transportada al mundo de la novela que acababa de leer.
Antes de que pudiera procesar lo que sucedía, la puerta del dormitorio se abrió de golpe. Un joven de cabello castaño y ojos cafe entró apresuradamente.
Sacha Lin
(Hermana adoptiva del protagonista masculino)
—¡Hermana! —exclamó Leo, con una sonrisa radiante que llenaba el rostro del mismo protagonista de la historia.
Leo Lin
(Duque de la familia Lin)
Sacha sintió un nudo en la garganta al verlo. Su misión ahora era clara. Haría todo lo posible para proteger a su hermano, incluso si eso significaba enfrentarse al emperador.
—Leo... —susurró, mientras la determinación ardía en su interior—. Esta vez no dejaré que nada te pase.
Sacha respiró hondo, tratando de calmar el torbellino de pensamientos que invadía su mente. Estaba dentro de una novela, en un mundo ficticio donde las palabras que había leído se habían convertido en su realidad. Pero ya no era una simple lectora. Ahora era Sacha Lin, hermana adoptiva del protagonista, y su vida —y la de Leo— dependían de cada decisión que tomara.
*¿Cómo había sucedido esto?* Esa pregunta ardía en su mente, pero no tenía tiempo para pensar demasiado. Frente a ella, Leo la miraba con ojos llenos de ternura, el rostro iluminado por una sonrisa que jamás había imaginado ver tan de cerca.
—Hermana, ¿te encuentras bien? —preguntó con preocupación. Su voz era exactamente como la había imaginado: cálida y dulce, pero con un matiz de inseguridad.
—Sí, solo… me siento un poco extraña —respondió Sacha, eligiendo sus palabras con cuidado. No podía permitirse levantar sospechas.
Leo se acercó y colocó una mano en su frente, evaluando su temperatura.
—No tienes fiebre, pero pareces pálida. Quizá deberías descansar más. Has trabajado mucho estos días organizando el festival de primavera —comentó con una sonrisa comprensiva.
*El festival de primavera.* La mención de ese evento activó un recuerdo vago de la novela. Según lo que había leído, era en esa celebración donde el emperador conocería a Leo por primera vez. Esa sería la chispa que encendería la obsesión que lo llevaría a destruirlo todo.
—El festival… —repitió Sacha en voz baja, como si saboreara la palabra.
—Sí, y debo admitir que estoy emocionado. Será mi primera vez asistiendo a un evento como representante de nuestra familia. —Los ojos de Leo brillaban con entusiasmo.
Sacha sintió un nudo en el estómago. *El primer encuentro entre el emperador y Leo debía evitarse a toda costa.* Pero, ¿cómo podía alterar el curso de los eventos sin levantar sospechas? Sabía que cualquier movimiento en falso podría ser fatal.
—Leo… —comenzó con cautela—. ¿Has considerado quedarte aquí durante el festival? Podríamos pasar tiempo juntos, como solíamos hacerlo.
Leo la miró con sorpresa, pero también con algo de tristeza.
—Sabes que me encantaría, hermana, pero el festival es importante para nuestra familia. Es mi deber asistir. Además, no puedo dejarte sola.
Sacha apretó los labios, sintiendo cómo la ansiedad comenzaba a invadirla. Tenía que pensar en algo rápido.
—Lo entiendo. Solo... prométeme que no te alejarás de mí durante el festival. Quiero asegurarme de que estés a salvo.
Leo rió suavemente, confundido por su insistencia.
—¿A salvo? ¿De qué estás hablando? Nadie se atrevería a causarnos problemas, especialmente con la guardia real vigilando. Pero si eso te tranquiliza, te prometo que no me alejaré de tu lado.
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El día del festival llegó rápidamente. El ambiente en la residencia Lin era caótico, con sirvientes corriendo de un lado a otro para asegurarse de que todo estuviera perfecto. Sacha se sentía abrumada, no solo por la magnitud del evento, sino por la responsabilidad que pesaba sobre sus hombros. Si cometía un error, el futuro de Leo estaría sellado.
Mientras se preparaba, una doncella le presentó un vestido exquisito hecho de seda azul, decorado con bordados dorados que reflejaban la luz como estrellas. Era hermoso, pero Sacha apenas lo notó. Su mente estaba ocupada trazando un plan.
Sacha Lin
(Hermana adoptiva del protagonista masculino)
A su lado
Emilia
( Doncella principal de Sacha Lin)
*"Debo distraer al emperador. Si logro mantenerlo lejos de Leo, tal vez pueda cambiar la historia."*
El salón principal donde se celebraría el festival estaba decorado con flores frescas y banderines coloridos. Las familias nobles comenzaron a llegar, llenando el espacio con risas y conversaciones animadas. Leo estaba a su lado, luciendo un traje negro impecable que acentuaba su porte elegante. Era fácil entender por qué el emperador se había obsesionado con él en la novela.
Sacha Lin (Hermana adoptiva de Leo Lin)
A su lado
Leo Lin (Actual Duque de la familia Lin
Sacha no podía apartar la vista de las puertas del salón, esperando con un nudo en el estómago la llegada del emperador. Sabía que este aparecería tarde, como dictaba su costumbre, para asegurarse de que todos los ojos estuvieran sobre él.
—Hermana, relájate —dijo Leo, tocándole suavemente el brazo—. Pareces más nerviosa que yo.
—Solo quiero que todo salga bien —respondió ella, forzando una sonrisa.
En ese momento, las puertas se abrieron con un sonido ensordecedor. Todas las conversaciones cesaron al instante. Sacha sintió que el tiempo se detenía.
*Él había llegado.*
El emperador entró al salón con una presencia imponente. Su cabello blanco como la nieve contrastaba con sus ojos dorados, que parecían brillar con una intensidad inhumana. Vestía una capa roja que se movía como fuego mientras caminaba. Cada paso suyo resonaba en el suelo de mármol, y una sonrisa fría adornaba su rostro.
Jhan Darteyu
(Emperador del Reino de Darteyu)
Sacha lo observó con el corazón latiéndole en los oídos. A pesar de su apariencia majestuosa, ella sabía lo que se escondía detrás de esa fachada: un hombre roto, consumido por la obsesión y el poder. Era el villano de la historia, pero también el eje sobre el cual giraba todo.
Los ojos del emperador recorrieron el salón, deteniéndose por un instante en Sacha antes de moverse hacia Leo. Ese momento de contacto visual fue suficiente para que ella sintiera un escalofrío recorrerle la espalda.
*No. No permitiré que todo se repita.*
Sacha se adelantó antes de que el emperador pudiera acercarse más. Haciendo una reverencia impecable, habló con una voz clara y firme.
—Bienvenido, Su Majestad. Es un honor tenerlo aquí. Espero que disfrute del festival que hemos preparado en su honor.
El emperador alzó una ceja, claramente sorprendido por su audacia. Sus labios se curvaron en una sonrisa enigmática.
—La hermana adoptiva del joven duque. Había oído hablar de tu belleza, pero debo admitir que los rumores se quedan cortos.
Sacha sintió el peso de su mirada, pero no dejó que su expresión flaqueara.
—Eres demasiado amable, Su Majestad. Permítame mostrarle el jardín, uno de los lugares más hermosos de nuestra residencia. Estoy segura de que será de su agrado.
Antes de que el emperador pudiera responder, Sacha extendió una mano, dejando claro que no aceptaría un "no" como respuesta. El emperador, intrigado, aceptó su invitación.
Mientras se alejaban del salón, Sacha sintió cómo su cuerpo temblaba ligeramente. Sabía que estaba jugando con fuego, pero no tenía otra opción. *Tenía que mantenerlo alejado de Leo, sin importar el costo.*
El sol bañaba los jardines del palacio con su luz dorada, haciendo brillar los pétalos de las flores en tonos cálidos y llenando el aire con el perfume de los cerezos. El festival en honor al emperador estaba en su punto culminante, con música, bailes y las conversaciones de la nobleza resonando en la distancia.
Sacha caminaba junto al emperador, sintiendo el peso de su presencia. Aunque mantenía una expresión serena, su mente estaba alerta. Sabía lo que estaba por suceder. Había leído esta escena en la novela antes de llegar a este mundo.
El ataque comienza aquí.
El emperador se detuvo junto a una fuente, mirando cómo el agua caía en cascada. Su expresión era inescrutable, pero había algo en su mirada que hacía que Sacha se sintiera pequeña e insignificante.
—Es un lugar hermoso —comentó el emperador, sin mirarla—. Aunque debo admitir que no vine aquí por la vista.
Sacha forzó una sonrisa.
—Espero que el festival sea de su agrado, Su Majestad. Mi familia ha puesto mucho esfuerzo en este evento.
—Ah, sí, el joven duque y su encantadora hermana adoptiva. Ambos parecen destacar más de lo que deberían.
Su tono era ligero, pero sus palabras llevaban un filo que hizo que Sacha se tensara.
—Solo intentamos cumplir con nuestras responsabilidades, Su Majestad.
Antes de que el emperador pudiera responder, un crujido rompió la calma. Sacha giró la cabeza hacia los arbustos cercanos, sus sentidos en alerta máxima.
El emperador también notó el ruido y se enderezó, su expresión transformándose en una máscara de frialdad.
—Quédate detrás de mí —ordenó con voz firme.
Pero Sacha no podía obedecer. Sabía lo que venía: un grupo de bandidos contratados por un noble resentido iba a atacar al emperador. En la novela, era Leo quien intervenía para salvarlo, ganándose la admiración del emperador pero también su peligrosa obsesión.
(asesinos) Contratados por Lean Fin. Noble, actual mente de bajo rango por orden del emperador.
No puedo permitir que la historia se repita.
Una figura encapuchada emergió de los arbustos, su daga brillando bajo el sol. Sacha sintió el pulso acelerársele mientras recordaba cada detalle de la escena descrita en la novela. El asesino alzó el arma, apuntando directamente al emperador.
(Asesino) Contratado por Lean Fin. Noble, actual mente de bajo rango por orden del emperador
actualmenteemperador! —gritó, lanzándose hacia adelante.
La daga se hundió en su pecho. El impacto la hizo tambalearse, pero mantuvo la compostura, permitiendo que el dolor imaginario se reflejara en su rostro.
El emperador reaccionó con rapidez, desenvainando su espada y enfrentándose al atacante con movimientos precisos. Otros bandidos surgieron de los arbustos, pero los guardias llegaron al instante, convirtiendo el jardín en un campo de batalla improvisado.
Sacha cayó al suelo, jadeando de manera convincente mientras apretaba el lugar donde la daga había "herido" su cuerpo.
Sacha Lin
Esto es por ti, Leo. Ahora todo será diferente.
Los gritos en el jardín atrajeron la atención de los invitados. Uno a uno, comenzaron a llegar al lugar, algunos armados con curiosidad y otros con auténtica preocupación. Entre ellos estaba Leo.
—¡Sacha! —gritó, su voz quebrándose al verla en el suelo.
Corrió hacia ella, cayendo de rodillas a su lado. Al verla cubierta de sangre, su rostro se llenó de desesperación.
—¿Qué pasó? ¿Quién te hizo esto?
Sacha le dedicó una débil sonrisa, esforzándose por mantener la fachada.
—Estoy bien... Leo... no te preocupes...
—¡No hables! Todo estará bien. —Leo la levantó en sus brazos, ignorando los murmullos de los nobles que se habían reunido alrededor.
El emperador los observó desde la distancia, su espada aún en la mano y la mirada fija en Sacha.
—Llévala a su habitación. Que el médico la vea inmediatamente.
Leo no necesitaba órdenes. Corrió hacia el interior del palacio, su mente nublada por el miedo y la culpa.
En su habitación, el médico llegó en cuestión de minutos. Tras un examen rápido, dirigió su atención a Leo.
—Necesito espacio para tratarla. Además, será necesario quitarle parte de su ropa para limpiar la herida y vendarla.
Leo apretó los puños, odiando la idea de dejarla sola. Pero asintió, su rostro lleno de dolor.
—Haz lo que sea necesario. Por favor, sálvala.
Cuando la puerta se cerró tras él, Sacha se incorporó, quitándose la tela ensangrentada que cubría su pecho.
—Gracias por tu ayuda, doctor —dijo con una sonrisa triunfante.
El médico la miró con incredulidad, observando la placa metálica que había detenido la daga.
—Esto es un riesgo increíble, señorita. Si el filo hubiera sido más largo...
—Lo sabía, pero no podía dejar que él interviniera. —Sacha suspiró y tocó el lugar donde el golpe había dejado una marca, pero no una herida—. Ahora todo está bien.
El médico negó con la cabeza, pero comenzó a colocar vendas falsas alrededor de su "herida".
—Esto debería convencer a todos de que estás gravemente herida.
Sacha asintió, acomodándose en la cama y cerrando los ojos.
Sacha Lin
a su lado
Filen Ver (medico personal de la familia Lin). Actualmente confidente de Sacha Lin
—Es suficiente por ahora. Gracias.
Cuando Leo volvió a entrar, su rostro estaba lleno de alivio al ver que Sacha respiraba tranquila.
—Está fuera de peligro —anunció el médico—. Pero necesitará descanso.
Leo se sentó junto a la cama, tomando su mano entre las suyas.
—Nunca vuelvas a hacer algo así, Sacha. No puedo perderte.
Ella apretó su mano suavemente, una sonrisa tranquila en sus labios.
—Todo estará bien, Leo. Te lo prometo.
Mientras tanto, en el jardín, el emperador observaba el caos disiparse, su mente atrapada en los recuerdos de lo ocurrido. La imagen de Sacha interponiéndose entre él y la muerte lo perseguiría durante mucho tiempo.
Esa chica... ¿quién es realmente?
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