La música alta me sirve para que mis pensamientos no me lleven a hacer lo que hace tiempo deseo, no importa cuanto alcohol haya en mi sistema, no consigo la fuerza o mejor dicho el coraje para terminar con este sufrimiento, así que opto por tomar hasta perder la conciencia y al menos olvidar aunque sea por un momento todo esto que me llevó a donde estoy ahora.
Siento como mi cuerpo va pesando cada vez más, mis ojos se cierran y no consigo ni siquiera arrastrarme hasta la cama. Estoy a punto de dormirme cuando un golpe o una fuerte patada a la puerta de entrada me desvela y asusta, pero aun así no consigo ni siquiera sentarme.
Veo borroso, sé que alguien se me acerca y me toma entre sus brazos, me sacude y dice cosas que no consigo ni siquiera entender. Mis ojos me traicionan y comienzo a llorar. Grito desesperada qué me suelte, que me deje hundirme en mi miseria, pero el abrazo se hace aún más fuerte. Unas gotas caen en mis mejillas ¿acaso esta persona está llorando por mí? Me gustaría poder tener aunque sea un poco de fuerzas para levantar una mano y acariciarle el rostro, pedirle que deje de llorar, decirle que todo saldrá bien aunque sea la mayor mentira dicha en mi vida.
Caigo en la oscuridad de la inconsciencia y su rostro aparece en mis memorias. Los mejores momentos vividos a su lado, su risa, la inocencia de su rostro. ¿cómo fue que todo terminó así? ¿De dónde saca el valor una persona para seguir viviendo?.
Alzó mi mano para intentar alcanzarla, pero está tan lejana. Me llama y mi piel se eriza, quiero correr a su lado, abrazarla y llenarla de besos hasta escucharla reírse.
Consigo ponerme de pie y salir corriendo tras ella, por primera vez en meses de soñar siempre lo mismo, puedo llegar hasta donde está. La levanto entre mis brazos y mis lágrimas me traicionan cayendo de los ojos como el agua cae de una canilla. la extraño y el dolor en mis entrañas se hace presente, sé que desaparecerá nuevamente y que al despertar me tendré que enfrentar a la cruda realidad, pero está vez al menos pude volver a sentirla en mis brazos y eso aunque nadie me lo crea le da calor a mi dolido corazón.
10 meses atrás.
Hola a todos mi nombre es Cassidy Matzkevich, tengo 24 años y estoy casada con Antony Wilson. Vivimos en la hermosa ciudad de Buenos Aires y tenemos una pequeña de tan solo 4 años llamada Hannah que es la luz de nuestras vidas.
No tuve una infancia sencilla, a mis 9 años perdí a mis padres en un accidente automovilístico y me tuve que ir a vivir con mi abuela. No puedo quejarme de eso, era una gran mujer y me crío como si fuese su propia hija, hasta diría que me amo más que a mi padre, pero me dejo cuando a las pocas semanas de cumplir los 19 años. Para ese entonces yo ya me encontraba en una relación con Antony y planeábamos casarnos al cumplir los 20, pero ella no llego a verme vestida de blanco, ni tampoco conoció a Hannah qué nació poco después. Quizás si la hubiese tenido a mi lado, podría haberle preguntado como enfrentar lo que tiempo después ocurrió, pero la vida siempre estuvo emperrada en joderme.
A los dos años de nacida de Hannah, durante un verano en la costa, se descompensó y ahí empezó el calvario. De médico en médico hasta que descubrieron una falla en su pequeño corazón. Las dos primeras operaciones creí que moriría en la sala de espera. La familia de Antony estaba siempre pendiente a nuestro lado, pero me sentía sola, todos decían que saldría todo bien, pero nadie entendía mis miedos.
Luego de casi 6 meses en el hospital de niños nos dieron el alta, obviamente viví ese tiempo con ella ahí adentro. No me iba ni siquiera para bañarme, ya que en el baño de la habitación podía hacerlo sin tener que dejarla.
El llegar a casa se sintió raro, al principio no le di bolilla a la situación, hasta que una noche descubrí sin querer que el amor de mi vida me engañaba con la madrina de mi hija y mi mejor amiga. No voy a mentirle a nadie, no estaba bien ni psicológicamente ni emocionalmente para discutir o separarme, así qué hice como que no sabía nada y deje que siguieran en su juego.
Llegue hasta escuchar de sus hermanas que esas cosas pasaban cuando se descuidaba la pareja, pero demonios ¿en serio? Me la pasaba en el hospital con nuestra hija y si es cierto que el enterarnos de su condición hizo que el sexo empezará a faltar en nuestra cama, pero ¿qué se suponía que hiciera? Mi cabeza estaba en mi hija no en mi propio placer, aunque se ve que para él era muy necesario.
Nunca nos sentamos a hablar de ese tema, sé que él sabía o sospechaba que yo ya había descubierto su aventura, pero jamás tuvo el valor de preguntar y yo la verdad no estaba bien para hablar de eso. Hannah era mi prioridad y por ahora nos necesitaba a los dos bien. Al menos así fue por casi un año, cuando nuevamente en el jardín se descompensó. El médico no tenía las mejores noticias para nosotros, las válvulas que le habían puesto no estaba funcionando como deberían y necesitaba un trasplante de corazón. Había un reconocido cardiólogo pediátrico en Estados Unidos que tenía una taza de éxitos de 90% y conseguir un turno con él era casi imposible, pero gracias a mis contactos y a los de mis suegros, podía operar a Hannah luego de cumplir sus cuatro años, ya que le podrían un corazón artificial en caso de no conseguir donante.
Soy diseñadora de vestidos de novia y durante mi estadía con mi pequeña en el hospital pude trabajar con mi computadora mandándole diseños a mi socia, quien los replicaba exactamente y los vendía en excelente precio. Por suerte nuestra marca era reconocida mundialmente y así conocí gente de afuera.
Mis suegros nos regalaron un viaje a Italia, más precisamente a Roma para que el mismísimo Papa nos diera la bendición para la operación qué nuestra pequeña iba a enfrentar. Serian 10 días también para descansar de todo lo que habíamos pasado y para recargar energías para lo que se venía. Luego volveríamos a casa a prepararnos para el viaje a Estados Unidos y nos quedaríamos allí un mes antes de la fecha programada y un mes después que era lo que más o menos nos habían dicho que duraría, si no había ninguna complicación, la recuperación de Hannah.
Mañana partiríamos para el aeropuerto, la verdad necesitamos este viaje, aunque sé que mis suegros lo hacen con la intención de que salvemos nuestro matrimonio y yo ya estoy convencida de que luego de que regresemos de Estados Unidos, el divorcio es el siguiente paso.
El trayecto al aeropuerto fue en silencio, mi suegra sabía que no había mucho de que hablar y mi suegro, gracias al destino, no se metía en donde no se lo llamaba, aparte de que siempre me dijo que su hijo era un idiota por las cosas que hacía. Hannah iba dormida en el asiento con su cabeza apoyada en mis piernas y yo mientras miraba por la ventanilla la nada misma, acariciaba sus cabellos y tarareaba su canción de cuna favorita, esa misma que mi abuela me cantaba al dormir cuando tenía terribles pesadillas poco después de irme a vivir con ella.
Estaba exhausta tanto física como emocionalmente y mi cuerpo había empezado a pasar factura. El pelo se me caía y había bajado tanto de peso que tuve que comprarme ropa nueva en tallas mucho más chicas.
Siempre ame la combinación de mi color de pelo con mis ojos claros, pero ahora el cansancio y el estrés habían empezado a hacer desastre en mi, pero ella lo valía. Cada hora sin dormir, cada pelo que se desprendió de mi cabeza y cada kilo bajado habían sido por velar su salud y su bienestar.
Mi hija era la perfecta combinación de ambos. Su hermoso cabello rubio como el de su padre y el mismo color de ojos qué los míos. De ambos heredó la tez blanca y puedo decir que su alegría, a pesar de estar conectada a máquinas, era algo que destacaba en ella.
Mientras que Antony era todo lo contrario a nosotras, él era más reservado con lo suyo, no era de sonreír muy seguido y siempre tendía a molestarse si algo no salía como quería. Pero debo reconocer que jamás lo vi desmoronarse como lo hizo el día que nos dijeron de la enfermedad de Hannah. Aun recuerdo que lo encontré dentro de la bañera de nuestra casa llorando como un niño que acababa de perder su juguete. Supongo que eso hace que no pueda perdonar qué haya salido corriendo a buscar en otros brazos lo que yo por obvias razones no le daba, pero tampoco lo culpo. Una noticia así desarma a cualquier familia y más cuando tome la decisión de quedarme 6 meses encerrada en el hospital sin salir, a pesar de que él varias veces me dijo que aunque sea fuese a casa a comer y a descansar en una cómoda cama y no en la silla de la habitación. No lo justifico, pero quizás no era nuestro destino seguir juntos y esta era la prueba de fuego qué obviamente él no paso.
Los pensamientos iban y venían por mi cabeza, en un momento miré de reojo a mi esposo y vi que se había dormido con una mano sobre la espalda de mi pequeña. Si había algo que hacer bien era seguir velando por ella. Nosotros éramos adultos y sanaríamos rápido, pero a ella ver a la familia separada quizás le haría mal, así que tome la decisión de que al volver a casa de su operación, hablaría con un psicólogo para ver cuál sería el mejor modo de explicarle a ella lo que desconocía.
El cumpleaños número 4 de Hannah sería dentro de dos meses y siendo sincera los costos de su operación eran abismales, así que decidí vender la camioneta y parte de mis acciones en la empresa de moda, así como también Antony vendió su moto favorita y había puesto en venta el auto. Mis suegros y mis cuñadas también ayudaron a recaudar los fondos, pero aun así nos faltaban 10 mil dólares y el reloj corría en nuestra contra.
Cuando mi suegra me dijo del viaje me enoje y mucho porque gastar en algo así sabiendo que necesitábamos para algo más importante, era demasiado estúpido. Pero en algo si tenía razón, necesitamos ese descanso para poder enfrentar bien lúcidos lo que se viene.
Mi suegro y Antoni descargaron el equipaje del baúl mientras tenía en mis brazos a mi pequeña dormida profundamente, el vuelo salía en dos horas y como aún era de noche habíamos decidido pasar el tiempo en una cafetería dentro del aeropuerto.
Querida, mi esposo no quería que se enteraran, pero el viaje lo consiguió pidiendo favores que le debían. No se gastó un solo peso, intenten recomponer su hermosa relación- me dijo mi suegra cuando quedamos solas.
Helena sabes que él me engaño, toda la familia lo sabe y dejaron que me vieran como una tonta mientras mi hija sufría en el hospital- le dije sin mirarla. Había un poco de resentimiento en mis palabras, pero enterarme de que toda su familia sabía de su romance y que a veces hasta lo cubrían me dolió lo suficiente como para entender que no importara que fuese la esposa legal, jamás pertenecería a su círculo.
Sabes que las cosas no fueron así. Intenté hablar muchas veces con él, pero jamás me escucho y no podía entrometerme en su relación- me dijo y desvié mi mirada a la de ella. Estaba a punto de llorar.
No quiero que llores Helena, pero un corazón rotó no sana con un simple perdón- le dije sonriéndole.
Seguí caminando a la cafetería, dormiría en el avión así que ahora prefería comer algo y hacer que mi pequeña comiese antes de tomar su medicación. Entramos y buscamos una mesa amplia para los cuatro, antony y su padre entraron riendo de algún tema entre ellos.
Nos despedimos en cuanto anunciaron que era hora de abordar el avión a Roma, mi suegro me abrazo al despedirme y suavemente me susurro al oído que siempre sería su hija. Sus palabras cargadas de amor puro me hicieron derramar un par de lágrimas. Abrazaron a Hannah y la llenaron de besos, nos embarcamos en este nuevo viaje que prometía darnos al menos un poco de paz.
Llegamos luego de un poco más de 15 horas de viaje, no es necesario decir que fue cansador y agobiante, pero mi princesa se comportó excelente y comió todo lo que se le sirvió delante. Las aeromozas estaban tan contentas con ella que le regalaron varios libros para colorear.
Grazie mille per aver viaggiato con noi.
buon soggiorno (muchísimas gracias por viajar con nosotros. Que tengan una buena estadía)- nos dijeron antes de bajar del avión.
A te per la tua cordialità (a ustedes por su cordialidad)- les respondí.
Mami hablas muy bien- me dijo Hannah sonriendo.
Gracias bebe, por eso hay que estudiar idiomas- le dije tocando su pequeña nariz.
Llegamos al hotel en un auto que nos entregaron al salir del aeropuerto, si hay algo que tengo que reconocer es que mi suegro pidió muchísimos favores. Al ingresar nos quedamos los tres impactados por la habitación qué nos brindaron, era sumamente hermosa y muy amplia, un lujo por donde se la mire.
nos tomamos un buen rato para desarmar las valijas y luego bañe a mi pequeña y la acomode a mi lado en su cama para poder descansar un rato. ya habíamos decidido salir más tarde a recorrer y a cenar. la reunión con su Santidad sería en 4 días así que podríamos conocer gran parte de la ciudad y quería descansar antes de salir a pasear.
Lo que debía ser una siesta de un poco menos de una hora y media termino siendo de 3 horas, así que a las 8 de la noche recién nos estábamos preparando para salir. Veríamos algunos locales, ya que la reserva para cenar estaba hecha para las 9:30. Se nota que debía dormir, de no ser porque Hannah despertó primero y se quiso bajar para ir al baño seguro hubiese seguido durmiendo.
Caminamos por una calle céntrica qué, a pesar de ser ya de noche, aún mantenía sus negocios abiertos y la gente entraba y salía con grandes bolsas de compras. Me sorprendió el hecho de que acá era mucho más tranquilo que en el centro de nuestra ciudad. Todos iban hablando amenamente y nadie se chocaba con nadie y si por esa casualidad lo hacían pedían disculpas sin ningún tipo de problema.
Hannah se quedó parada frente a una vidriera de peluches, siempre había amado los ositos y los perros, y justo este lugar tenía osos gigantes que median el doble qué ella. sé que jamás me pediría que se lo comprara, pero en su carita se notaba la emoción por tener uno igual y aunque habíamos traído lo justo en este viaje, debía reconocer que cumplir sus pequeños caprichos silenciosos era algo que siempre ame hacer.
Son hermosos ¿verdad cariño?- le dije mientras me ponía en cuclillas a su lado.
Si mami, la verdad que son muy lindos- dijo poniendo su pequeña manito en el vidrio.
Te compraré uno en cuanto volvamos de Estados Unidos. Será nuestro pequeño secreto- le dije y ella volteó a verme con ese brillo en los ojos de felicidad.
Gracias mami- me dijo tirándose encima de mí mientras me abrazaba.
Nos levantamos y seguimos nuestro camino hasta el restaurante donde Antony nos esperaba, ya que se había adelantado a buscar la mesa reservada.
Mis bellas damas, nuestra mesa está preparada- dijo al vernos.
Se puso a mi lado pasando su mano por mi cintura para guiarnos y sé que noto mi incomodidad porque no tardo nada en soltarme. Pude sentir varias miradas en el lugar sobre nosotros ¿acaso era tan obvio que éramos extranjeros? Intenté no darle bola a eso y seguí mi camino a una mesa cerca de la pared. Había muchísimos cuadros de gente importante colgados en la pared y siendo sincera reconocía a algún que otro actor, pero al resto no.
Buonanotte. Vi lascio il menù così potrete scegliere cosa mangiare per cena (buenas noches les dejo la carta para que elijan qué desean cenar)- nos dijo una chica muy hermosa y nos entregó 3 menús.
do you speak english? (¿tú hablas inglés?)- pregunto Antony quien no dominaba para nada el italiano.
Vi como la chica se lo quedaba mirando extrañada y le negaba con la cabeza.
Va bene, parlo italiano (no pasa nada, yo si hablo italiano)- le dije para tranquilizarla y nuevamente nos sonrió a los tres y nos dejó solos eligiendo qué cenaríamos.
Sabes que no sé italiano y tampoco deseo depender de ti para poder comunicarme, seguramente alguien aquí hable inglés- me dijo molesto, sabía que odiaba no poder hacerse entender, pero la culpa era de él. Cuando estudie italiano le dije que porque no comenzaba conmigo y él se había negado.
Debiste haber estudiado conmigo- sentencie y me gire a mi pequeña para preguntarle que desearía cenar.
Mami, ¿aquí hay las pastas que haces tú?- me dijo intentando hacer el esfuerzo para leer. Lo cierto es que ella solo distinguía letras, hablaba fluido para su edad y eso era porque en el hospital escuchaba a todos los médicos y enfermeras y copio esa velocidad para expresarse correctamente, pero la lectura era tema aparte. Habíamos intentado leer aunque sea sílabas, pero se aburría rápido y tampoco podía obligarla, recién cumpliría 4 años.
Si querida, aquí los ravioles son su comida favorita- le dije sonriendo. Después le explicaría qué las pastas eran un plato típico de Italia.
Entonces quiero eso mami- me dijo dándome el menú.
La chica volvió en cuanto noto que habíamos dejado las cartas sobre la mesa.
Che vogliono cenare ¿qué desean cenar?- nos dijo sonriendo esperando para anotar en su libreta.
Il mio piccolo vuole i ravioli alla bolognese, mio marito vuole la bistecca di chorizo con lattuga e insalata di pomodori e io voglio delle tagliatelle con lo spezzatino (mi pequeña desea ravioles con salsa bolognesa, mi esposo desea bife de chorizo con ensalada de lechuga y tomate y yo deseo unos tallarines con estofado)- le dije entregándole los menús que nos había dejado.
Signora perfetta e da bere, cosa vuoi? (perfecto, señora y para beber que desean)- nos dijo mirándonos a los 3.
Acqua, per favore (agua, por favor)- le dije sonriendo. Hannah no podía tomar nada que no fuese agua, las gaseosas y los jugos estaban prohibidos para ella.
La cena transcurrió de forma tranquila y casi sin charla por parte de Antony o yo. Hannah estaba tan concentrada en su comida que obviamente no dijo ni mu en toda la noche. Habíamos prometido darle un helado por como se había comportado en el avión y ella sabía que solamente podía comer de los gustos de agua, así que le pedimos a la moza uno de limón y frutilla mientras nosotros tomábamos un café.
Volvimos al hotel y luego de acostar a Hannah decidí refrescarme con un delicioso baño de espuma. Elegí mi ropa para dormir y me metí en el baño, luego de un rato de estar sumergida en el agua, escuche unos suaves golpes en la puerta. Por dios quizás el momento de hablar ya había llegado.
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