Ch.0
En el año 3200, cuando junto con mi familia celebrabamos el quinto cumpleaños de mi hermano Austin, y mientras pasábamos un momento agradable ocurrió algo inesperado que convertiría tan agradable día en una escena de horror y a su vez en mi pesadilla diaria.
Todo transcurría de maravilla y aunque era un día nevado se sentía tan cálido, todo iba bien hasta que de la nada mi familia y allegados fueron atacados por unos vampiros infectados, gran parte de los invitados lograron huir gracias a que papá hizo todo lo posible para ganar tiempo, aún así fue en vano pues bien no les tomo mucho tiempo para dejar a papá en medio de un charco de sangre y continuar con mi madre y mi hermanito.
La casa quedó hecha un desastre, había sangre por lado y lado, junto con unos cuantos miembros de mis padres los cuales estaban de esquina a esquina, fue horrible y simplemente no pude ayudar en nada, tan siquiera como hermana mayor logré proteger a Austin y eso es lo que más me duele, el hecho de aún seguir con vida es un milagro, una bendición y a la vez mi tortura. Por otro lado, en medio de tan macabro escenario me dio un ataque al corazón y la respiración me empezo a faltar y cada vez era más agotador seguir de pie hasta que finalmente caí al suelo, ya no respiraba y los latidos de mi corazón eran débiles... ¿Mi último recuerdo? El rostro de mi hermano anhelando la salvación, ¿mi último sentimiento? Dolor.
En esa Nevada del año 3200, aquellos infectados me lo quitaron todo, absolutamente todo; mi madre, mi padre, incluso a mi pequeño hermano. Me arrebataron a mi familia
El recuerdo de esa nevada del año 3200, siempre me acompañará.
Justo cuando creí que había muerto debido a una falla de mi corazón, desperté en una habitación lujosa dónde un joven se acerco y se sentó a un lado de la cama mostrando una muy grata sonrisa mientras acariciaba mi cabello para después gesticular las siguientes palabras.
—Lamento lo de tu familia pequeña — su voz es dulce y tranquilizadora. Empiezo a recordar lo sucedido, es cierto perdí a mi familia y ahora estoy sola en este mundo gobernado por vampiros, mi pecho duele y quiero llorar, me siento sola pero por alguna razón las lágrimas no salen.
—Debes estar en shock, pero ahora estás bien, después de tres meses en coma haz demostrado que quieres vivir y tendrás un objetivo por el cual hacerlo — coloca sus meñiques en mis mejillas para después acariciarlas.
¿Estuve tres meses en coma? creí que había muerto.
—¿Cómo te llamas? ¿Qué edad tienes pequeña?
— Amaia Zafiro Johnson Delvalk, nueve años — le respondo con la cabeza agachada agarrando con fuerza las cobijas
—Ya veo, el nombre en honor a tus hermosos ojos, serás una jovencita muy guapa, tu piel es tan blanca como la de un noble. Muy bien mi pequeña Zafiro, es un honor tenerte aquí, prometo que te cuidaré y me esforzaré en hacerte feliz — Nuevamente sonríe este hombre de ojos Grises, cabello negro y porte de la nobleza.
¿Mis ojos?
—¿Esta usted viendo el color de mis ojos? — Interrogo nerviosa
—Sí, tienes unos ojos hermoso y encantador. — responde él con una sonrisa. Esto me pone nerviosa, desde que tengo memoria mamá y papá siempre me pedían usar lentes de contacto negros para ocultar mi color de ojos, pues bien decían que podría estar en peligro si el mundo se enteraba de su existencia.
Me tapo el rostro y esto sorprende a aquel hombre que alarmado me pregunta si algo me duele.
—Por favor, por favor no me arranque los ojos y los venda. No me gustan pero aún así quiero conservarlos — Digo casi en un hilo de voz, tengo miedo no quiero que me los arranquen.
— Calma Zafiro, entiendo porque los ocultabas. Nadie en este lugar te hará daño— Dice amablemente con una sonrisa.
—¿Cuál es su nombre? — pregunto ante la curiosidad de saber más acerca de tan amable hombre, lo miro directamente a los ojos y es incómodo ya que parece atraído , desvió la mirada a las sábanas Rojas con bordados dorados.
—Oh si, que grosero de mi parte — Se pone de pie y hace una reverencia
—Soy Tyler Seyfried, Hermano menor del Lord de esta región, tengo ciento de años — Dice lo último con una risilla
—¿Ciento de años? — pregunto curiosa —¿Cuantos?
—Te lo voy a decir pero que sea nuestro pequeño secreto ¿entendido? — susurra a mi oído a lo que yo asiento —Trecientos dieciséis años
—Eres un anciano — suelto una pequeña risilla
—Ahgg no, bueno tal vez anciano, pero muy guapo — hace una pose toda rara y eso me hace reír
—Pero dejemoslo en que tengo dieciséis años, no vayas a empezar a llamarme "Señor" porque me voy a enojar.
—No lo haré Tyler — le afirmo
—Eres una niña tan buena — continúa acariciando mi cabello, la puerta se abre bruscamente lo que causa que pegue un pequeño brinco.
—¡Tyler no es hora para que andes jugando con humanos! — le regaña un hombre fornido que viste un traje negro con capa negra con dorado, cabello negro arreglado, cejas tupidas y ojos de color esmeralda, espera yo lo he visto... ¿El lord?
—Que grosero de tu parte hermano, por lo menos saluda a nuestra invitada, finalmente después de tres meses en coma ha despertado. Se llama Zafiro mira que es una niña aparte de linda muy inteligente — agarra mi mano, la levanta y empieza a mover la de lado a lado —dile hola señor gruñón
—Tyler ve a tu habitación ahora y deja dormir a la niña, ella también está cansada. — Ordena el Lord aún con su mirada sobre mí
—Se llama Zafiro, llamala por su nombre y agregale el señorita — Tyler es tan infantil.
—La señorita Zafiro necesita dormir ya vete a tu cuarto le diré a una de los sirvientes que estén al tanto de ella
—Esta bien — Tyler hace un puchero y me mira con ternura —Te prometo que mañana jugaremos hasta que caigas rendida del sueño, será muy divertido
—Esta bien — le afirmo con una breve sonrisa, él se acerca y deposita un beso en mi frente lo cual me toma desprevenida —Descansa, mañana vendré por ti mi linda niña
—Descanse joven Tyler — sonrió y el asiente para después salir de la habitación.
—Muy bien Zafiro, vamos tu también debés dormir, tu cuerpo necesita descansar y recuperarse. aunque aún eres joven experimentaste cosas no aptas para tu edad— dice el Lord Crawford quien se acerca a mi y me recuesta sobre unas almohadas para después arroparme.
—Señor, es usted el Lord de nuestra región ¿verdad? Recuerdo haber visto su rostro en la plaza — Sí, era él. Iba en un caballo blanco con los guardias.
—Así es soy yo, ahora a dormir— antes de que se aleje más le agarro de la manga de su chaqueta
—Señor yo servire con fidelidad a usted, por favor permitame quedar aquí, pagaré como usted lo desee solo déjeme quedar aquí — si me echan de aquí no tengo a ningun lugar donde ir
—¿entonces pagaría con su sangre? — se pone a mi altura, de alguna u otra forma esos ojos color sangre que me observan en este instante no me causan temor, sino más bien tranquilidad
—Sí señor, si así lo desea el Lord — corro mi cabello y con mis manos templado empiezo a bajar la manga de mi blusa
—Niña tonta — dice entre risas pellizcando mi mejilla.
—Por el momento me conformo con que siga haciendo reír a Tyler y no te preocupes no te voy a echar, esta es tu casa y eres bienvenida ahora a dormir o me enojare y eso si no te va a gustar en nada — por segunda vez me arropa.
—Las personas dicen que el lord es malo y egoísta, pero yo creo que el lord es una buena persona — sonrió
—Uhmm. por cierto Zafiro, he dejado unos lentes de contacto negros en el cajón a tu izquierda, a partir de mañana y por siempre úsalos, se desconoce el origen del color de tus ojos, si los ven....
—Si mi lord, lo sé. Podría ser peligroso — Afirmo y el lo rectifica
—Claro, entonces ahora que está todo claro menos charla y más dormir, andando a dormir jovencita — ordena a lo que yo asiento con la cabeza, apaga la luz y me deja encendía una lámpara
—Acostumbrate a ser llamada Amaia, El Zafiro lo usaremos en ocaciones específicas pero ya hablaremos de ello. Descansa Amaia— dicho esto sale de mi cuarto y al poco tiempo me quedo dormida.
Su olor es rudo, pero agradable.
Ch. 1
—Maestro Crawford, los papeles ya han sido enviados y también... — abro la puerta y me quedo en silencio al ver una de las típicas escenas con las que me suelo topar en medio de mi trabajo y es nada más y nada menos que el maestro teniendo sexo una una de sus dichosas clientas.
—Lamento mi interrupción, dejare los papeles aquí cualquier pregunta que tenga puede buscarme, con permiso maestro — hago una reverencia y cierro la puerta, respiro con pesadez y empiezo a bajar las escaleras.
Amaia Zafiro Jonhson Delvalk esa soy yo, llevo diez años trabajando en la mansión del maestro Crawford, mi rango en esta mansión es mayor que los demás ya que desde que era pequeña aparte de ayudar en lo que pudiera me entrenaron como mayordomo y bueno eso es lo que soy en estos momentos, soy la mayordoma del maestro.
—Dejame adivinar, de nuevo viste esa asquerosa escena — dice entre burla Helena entregándome un vaso con agua.
—Sí y dejame decirte que no fue muy agradable, maestro se supone que usted debe estar trabajando duro no solo por el bien de su región sino también como futuro Emperador, más no haciendo de sus guachadas — termino mi vaso de agua y se lo devuelvo a Helena.
—Sufres mucho Amaia, pareces que fueras la hermana mayor del maestro corrigiendole una que otra cosa.
—Debo hacerlo, de lo contrario sería todo un caos — me encojo de hombros.
—Ay niña te van a sacar canas muy joven — se echa a reír y yo solo la fulmino con la mirada.
"Amaia ven a mi oficina, ahora"
—el maestro me llama mi pequeño descanso ha terminado –me pongo de pie y aliso mi traje.
—Suerte — sonríe helena
—La necesito para eliminar todas esas escenas — dicho esto Helena se echa a reír y yo apenas le regalo una sonrisa para después dirigirme a la oficina del maestro donde al subir las escaleras veo a la clienta del maestro bajando, me da una mirada de pocos amigos a lo que le doy una sonrisa fingida seguido de una reverencia. Ya es tan común para mi lidiar con mujeres como ellas quienes se creen las señoras y futuras emperatrices pero en realidad el maestro las resulta botando tras una noche de pasión.
—Dígame maestro — hago una reverencia al ingresar
—Escuche todo lo que dijiste Niña— dice cerrando un portafolio.
—Señor, a usted le gusta que sus trabajadores le sean sinceros, esas palabras fueron mis más sinceros pensamientos—. Continuó ahí de pie observándolo.
—prepara una cena para hoy, es muy importante no quiero ni un error — ordena y con su mano me hace una señal para que le lleve el vino y le sirva
—Cuantas personas señor — termino de servir la copa de vino y dejo este en su lugar
—Tres personas, algo sencillo pero elegante por favor encárgate tu del postre — Toma un portafolio negro y empieza a darle su respectiva revisión.
—Enseguida señor, con permiso — dicho esto me retiro de su oficina para después citar a todo el personal a la cocina.
—El día de hoy habrá una cena muy importante, tres personas muy especiales para el maestro, por favor pónganse en marcha de inmediato — nada más de terminar todos se van a sus labores
—¿De nuevo los postres? — Pregunta helena sacando una vajilla
—Así es — respondo terminando de amarrar en la parte traerá de mi cuello el delantal
—Al maestro parece gustarle demasiado sus postres — me da una coqueta mirada a lo que ruedo los ojos y la ignoro, ella y sus locas ideas.
Todo esta listo antes de tiempo, el comedor ya estar arreglado y la comida ya está lista, termino de colocar las copas junto a un par de vinos en el comedor para dar por terminado el arreglo
"Amaia necesito tu ayuda, ven a mi habitación"
Ya me puedo hacer una idea de lo que se trata, giro sobre mis talones y rápidamente me dirijo a su habitación donde al ingresar como ya lo suponía se encuentra vestido informalmente, no puedo evitar soltar una risilla lo que causa que Crawford me fulmine con la mirada. Me acerco a su armario y de allí tomó unos pantalones negros junto a una camisa blanca, un chaleco negro y un saco del mismo color junto a unas medias negras y unos zapatos del mismo color.
—Aquí está maestro — le entregó la ropa
—Gracias Amaia ya puedes retirarte —ordena y yo obedezco, salgo de su habitación y doy unas cuantas vueltas par asegurarme de que todo esta en orden y de que todos están en sus labores, de vuelta a la sala me topo con el maestro quien luce su traje con gracia.
—maestro — le llamo seguido de una reverencia
—¿Sucede algo? — me interroga y yo asiento con la cabeza —¿Qué cosa?
—Su camisa señor, no esta bien arreglada — me acerco a él y le arreglo el cuello de la camisa, Crawford es como un niño siempre tengo que estar al pendiente de él porque quiera o no siempre tendrá algo mal en su ropa
—Listo maestro, ahora si — aliso su saco y le regalo una sonrisa
—¡Pero nada más mira como ha crecido mi pequeña Maia en estos tres años de ausencia! — no dudo ni un segundo en girarme y encontrarme a la persona que hizo de mi infancia la más feliz del mundo.
—¡Tyler! —Oh lo olvide, olvide mi lugar —Perdone, joven Tyler —hago una reverencia lo cual causa una cara de poco amigos por parte de Tyler.
—Nada de joven mocosa, venga aquí y me da un abrazo ¿acasó no extraño a este hombre? — dice son una risilla, asiento con la cabeza y prácticamente me lanzó a sus brazos dándole un muy cálido y necesitado abrazo. Le extrañe, le extrañe demasiado a este hombre.
—¿Me haz extrañado pequeña? — este idiota no se por qué pregunta bobadas.
—Sí, mucho — sonrió, estoy super feliz de volver a ver a este mocoso
—ay mi Maia ¡te extrañe tanto! — me da un estrujon
—y yo a usted Tyler — sonrió con amplitud cerrando mis ojos y disfrutando de aquel confortable abrazo el cual no tuve durante tres o más años. Todo bien hasta que abro los ojos y observó a una mujer de cabellos rojo con una mirada de poco amigos seguido de llamar la atención de los dos hombres a mi lado
—Lady Lucía es un gusto muy placentero el verle de nuevo – dice Crawford con una sonrisa
—Igualmente mente querido Lord, te he echado mucho de menos — le dice con una mirada coqueta y una sonrisa llena de picardia, a lo que Crawford le devuelve la misma sonrisa. Algo aquí me huele mal y espero que no sea lo que estoy pensando.
—Maia, ella es una amiga de infancia muy querida Lucía, Lucía ella es Amaia, la niña que curo mi depresión y la que me hizo feliz por unos años, aclaro que ahora de solo verla me hace feliz — sonríe y mellizca mis mejillas a lo que yo hago pucheros arrugando mi nariz
—Un gusto señorita Lucía — hago una reverencia
—Oye Craw, vamos a caminar y a platicar mira que ya hace años no nos vemos — le invita Lucía a mi maestro, el apenas me mira y mira a Tyler no se lo que cruza por su cabeza al hacer esa cara de mal gusto
—Sí anda ve con ella, yo me quedo con mi pequeña, ya que tengo mucho que hablar con ella — dice entre sonrisa Tyler.
—Maestro, por favor recuerde estar en el comedor a las siente yo me encargaré de llevar a Tyler a tiempo — dicho esto hago una reverencia y me voy encantada tomada de gancho de Tyler
—En mi viaje a la región de los ojos pequeños...
—Se llama la Region Oreintal JînLóng Tyler — Digo riendo mientras niego con la cabeza.
—Suena más artístico como lo nombro, en fin te traje una buena cantidad de dulces ¡vamos a comer! — dicho esto me agarra de la mano y salimos corriendo, nos. Topamos con Helena en el pasillo y ella apenas me ve sonríe con picardia y en murmuró dice "Buena suerte" junto a sus dos pulgares levantados, esta chica como siempre diciendo cosas sin sentido alguno. Finalmente llegamos a su habitación
—Oye veo que tienes mi habitación en perfecto estado — sonríe
—Sí señor — tan solo decir "señor" Tyler arruga sus cejas en señal de disgusto —Perdón, Tyler
—Eso esta mejor — sonríe y acaricia mi cabello —Bueno, vamos a comer unos cuantos Snacks
Dicho esto me siento en su cama mientras el busca en su maleta dichosos Snacks, saca una bolsa exageradamente grande y me la entrega
—¿Todo esto? — Pregunta claramente sorprendida observando la bolsa
—Me quedaré unas cuantas semanas entonces los comeremos en transcurso de ella — sonríe y saca una caja roja con un título muy llamativo "Pockys"
—Probé esto cuando estaba por allá y ¡me encanto! Vamos prueba — sonríe y abre la caja, saca un palito café y se lo mete a la boca, saca otro y el se encarga de ponerlo a mi boca, primer mordisco y simplemente me encanta ¡es delicioso!
—Esta bueno Tyler — digo emocionada terminando mi palito de chocolate, él asiente y me entrega toda una caja —Gracias
—a comer se ha dicho — ordena y yo asiento, continuamos hablando de sus experiencias en la región en la que estaba cosas que le habían gustado y disgustado
—¿Cómo sigues con los ataques? — Pregunta Tyler acariciando mi cabello, lo cual se me hace como y agradable.
—Pocas veces me dan los ataques — es cierto ahora ya no me dan tan a diario como cuando era niña
—¿Pero estas bien ?
—Lo estoy Tyler, no tienes nada de que preocuparse la medicina hace efecto — sonrió. A este chico y a su hermano les debo la vida si no fuera por ellos, por haberme recogido aquel día... Yo probablemente sería nadie, así es nadie, ya que con los ataques y sin ninguna medicina, ningún tratamiento seguramente uniera muerto
—estaré al pendiente de ti en este tiempo que estoy aquí — corre unos cuantos mechones de mi cara
—Se lo agradezco, pero no debe molestarse yo me puedo cuidar sola pero aun así gracias por todo Tyler, por cambiarme la vida por permitirme sonreír nuevamente — se lo agradezco todo, absolutamente todo
—No es nada aunque sabes, es triste no poder ver tus ojos— Toma mi mejilla y me mira directamente a los ojos.
—Pero si los está viendo justo ahora— Claro que tengo claro que se refiere al color, pero vamos a molestarlo un poco.
—Me refiero a tu hermoso color de ojos, niña tonta— me pellizca con suavidad las mejillas acto al cual río para después sobarme.
Saco mi reloj de bolsillo y observó la hora —Tyler, debe arreglarse ya pronto deberá estar en el comedor
—Sí — obedece y empieza a buscar ropa
—estaré esperando por usted en la puerta— dicho esto salgo del cuarto cerrando la puerta tras de mí, mientras espero como unos cuantos de estos palitos de chocolate
—Oye no puedo abrochar mi chaleco ¿me das una mano? — dice Tyler desde el otro lado de la puerta, suelto una risilla y ruedo los ojos. Estos hermanos como que tienen eso de no saber vestirse bien, ingreso a la habitación y le observó apenas con los pantalones, la camisa blanca manga larga y el chaleco mal puesto
—No siempre estaré para ayudarle con el chaleco Tyler — sonrió y me acerco a él
—oye este chaleco es muy diferente al que yo suelo utilizar, no me culpes niña — pellizca nuevamente mis cachetes a lo que arrugó mis cejas, arreglo su chaleco lo cual no tarda mucho
—Listo, ya esta Tyler
—Gracias Maia— se coloca el abrigo para después salir de su cuarto y dirigirnos al comedor donde ya se encuentran Lucía y Crawford
—Un poco tarde ¿no creé Delvalk? — no sé porque su estúpidas actitud tan inmadura conmigo cuando yo nada le he hecho a esa señora.
—En realidad no señorita Lucia, llegamos cinco minutos antes de la hora fija — si creé que me voy a dejar pues se equivoco, monto en el burro que no era.
—Que insolencia la suya muchacha — dice enojada ante mis palabras
—Ya Lucía calmate, Amaia ya puedes traer la comida — ordena Crawford a lo que yo asiento con un "Sí maestro" seguido de una reverencia, le soy una sonría burlona a Lucía para después irme por la comida, ya colocando los platos en la bandeja me dirijo al comedor a servirles la comida seguido de unas copas de vino.
—¿Quieres Helena? — le ofrezco los dulces que me dio Tyler hace un momento
—Claro, no sé que sea pero se ve rico — sonríe, le doy cuatro palitos y al probar el primero se ve sorprendida
–esta delicioso ¿Dónde los has conseguido?— Pregunta comiendo su segundo palito
—Tyler los ha comprado y me ha regalado una caja, la verdad si que están delicioso temo volverme adicta a estos dulces — lo último lo digo en broma, aun que no ha de faltar que tal que sí
—a mi se me hace que alguien esta enamorado
—No digas locuras Helena, solo me los dio porque van tres años que no nos veíamos— necesito un libro que se titule "Como quitar las ideas perversas de la cabeza de tu amiga" me sería de mucha ayuda si encontrará un libro así.
—anda pero el joven Tyler es muy guapo y debo admitir que ustedes juntos se ven muy lindos, serían una perfecta pareja — sonríe y termina de comer su palito de chocolate a lo que le doy unos cuantos más
—ay si una linda pareja, Helena solo mira nuestros rangos él es lógicamente de un rango exageramente mayor yo apenas llego a los talones de su rango, y si no te lo voy a negar Tyler es guapo y agradable pero no le veo como mi pareja – relajo mis hombros —además ahora lo único que me interesa es estudiar, no quiero nada de romances eso seria solo una perdida de tiempo.
—Eres una amargada en cosas del amor Amaia — gruñe disgustada a lo que yo solo rio. Observó mi reloj y es la hora exacta para servir el postre. Me dirijo a la nevera y de allí saco tres Flans, esperen no crean que estos son Flans ordinarios, pues bien son Flans de sangre.
—Aquí esta su postre maestro —indicó colocando el último flan frente a él, pego la bandeja a mi pecho y hago una reverencia para después salir del lugar e ir ayudar a las chicas con el desorden en la cocina.
Ch. 2
Una "pequeña reunión" fue lo que ordenó el maestro para el día de hoy, una reunión con música, comida, postres y alcohol por doquier para mi esa "pequeña reunión" resultará siendo una "enorme fiesta" pero como sea es orden del maestro y lo único que se debe hacer es cumplir.
—¿Cómo vamos con la comida Helena? — ingreso a la cocina por unos cuantos ingredientes para los postres
—Todo en orden Amaia — dice con una sonrisa —¿necesitas ayuda en algo?
—No tranquila Helena tu continúa aquí, yo me encargo de los postres — dicho esto le doy una última sonrisa para después salir con los recipientes necesarios y dirigirme a la segunda cocina donde me dispongo a prepara el postre de hoy. Como postre para esta ocasión tendremos una tarta con reyeno de sangre
Finalmente todo ya está arreglado y a tiempo, en unos pocos minutos, unos cuantos conocidos del maestro Crawford y unos cuantos amigos de de la señorita Lucía y del joven Tyler llegarán.
"Amaia ven a mi habitación"
Terminó la decoración del la tarta para después dirigirme a la habitación del maestro donde antes de ingresar hago una reverencia ante la puerta de su habitación —Maestro, aquí estoy — hago una seguda reverencia, levanto la cabeza y observó al maestro con un smoking de pantalón negros y chaqueta azul, muy elegante apropósito. No le había visto con un smoking diferente a uno negro, siempre anda con su camisa manga larga pantalones shanel y chaleco
—¿Me queda bien el traje? — interroga intentando acomodar su corbata con lo cual no tiene éxito
—le queda bien maestro, permitame arreglar su corbata — sonrió para acercarme a él y empezar a arreglar su corbata, un par de vueltas y ya esta lista
—Gracias Amaia — alisa su chaqueta, se le ve un poco nervioso
—Oye Crawford los invitados... — Lucía ingresa a la habitación y se queda en silencio fuilminandome con la mirada —Los invitados están llegando y preguntan por ti
—Bajo en unos minutos, por favor vuelve con ellos no tardo — dicho esto Lucia dice algo por lo bajo y sale de la habitación enojada
—ve al baño y cambiate, allí he dejado un traje, espero por ti afuera — dicho esto sale de la habitación. ¿Un traje? Llena de curiosidad me dirijo al baño y veo a tan dichoso y elegante traje colgado, es un smoking blanco con corbatin negro, nunca había utilizado un traje blanco los míos suelen ser negros. Me cambio mi traje por el nuevo smoking blanco, doblo en traje y salgo de la habitación con el en mis brazos.
—Deja el traje en la habitación — ordena acomodando sus mangas, asiento con la cabeza y obedezco. Nos dirigimos a la sala donde los invitados se encuentran hablando entre ellos
—Ire a ayudar con las cosas en la cocina — digo al maestro pero este me agarra del brazo
—Tu solo te encargas del postre, estarás a mi lado no te alejes — suelta mi brazo y yo hago una reverencia en forma de asentimiento. Unas cuantas personas se acercan al maestro y le empiezan a saludar entre risas y sonrisas
—Señorita traigame una copa de Vodka con limón, pero de inmediato — me habla un rubio de ojos verdes, no hago nada y simplemente me quedo ahí parada observando el frente.
—¡acaso no me escucho maldita sirvienta! El echo de que tengas ese elegante traje no quiere decir que....
—No tienes el derecho de ordenar a mi mayordomo y mucho menos tratarle de tan grosera forma — le dice el maestro agarrando le del cuello.
—Lo siento Crawford no sabia que esa chica era tu mayordomo — dice con nerviosismo tratando de soltarse del agarre del maestro
—ahora que lo sabe deberá arrodillarse a sus pies y pedir disculpas, si ella las acepta le perdonare la vida de lo contrario esta será su última noche — lo suelta y con la cabeza se hace señas para que se arrodille
—Maestro esto no...
—Silencio Amaia, es una orden — parece estar disfrutando el ver rogar por su vida a este chico. Maestro es usted una persona humillativa.
El joven rubio se arodilla frente a mí, coloca sus manos a pocos centímetros de mis zapatos y sobre ellas coloca su cabeza.
—Señorita me disculpo por tan ofensivas palabras, espero pueda perdonar mi vida — nada más termina de hablar cuando el maestro coloca su pie sobre la espalda del rubio.
—Maestro — observó al chico y después a él quien me hace una seña con la cabeza seguido de un "prosigue"
—He decidido perdonar su vida con la única condición de que no moleste al maestro, por favor levántese — hago una reverencia para después observar el rostro del maestro en el cual se puede ver satisfacción.
—Agradece que esta chica de noble corazón perdono tu vida, ahora largo de mi mansión — le da un empujón, el joven le da una mirada de pocos amigos y sale de la mansión echo furia
—Maestro eso fue muy cruel — digo con la mirada clavada en el suelo
—Es mi deber el colocar a tipos como él en su debido lugar — sonríe y acaricia mi cabello — El echo de que deje que te hablen así Amaia es humillante, estas en todo el derecho de tener defensa propia
—Lo comprendo maestro, no sucederá de nuevo — hago una reverencia — Iré a tomar un poco de aire fresco, no tardare
—Esta bien, no tardes — dice con una sonrisa para dirigirse junto a su hermano Tyler y su prima Lucía, me topo con uno de los meseros cuyo nombre no recuerdo ahora, tomo una copa de Vodka y me dirijo a la salida donde se encuentra el chico rubio hablando por teléfono quejándose y maldiciendo a Crawford, nada más espero a que termine su llamada y me acerco a él
—¿no le basto con humillarme humana de...
—a través de mi el maestro puede escuchar todo, por favor evite otra humillación— le entrego la copa de Vodka con limón —aquí esta el vodka, por favor en una próxima vez solicitelo con más amabilidad.
Agarra la copa de vodka y me mira con sospecha —no habrá echado nada en la bebida ¿verdad?
—Sí tuviera intención de matarle simplemente lo llevaría a un lugar lejano y arrancaría su cabeza para despues ocultar su cadáver, eso sería una muerte instantanea y menos dolorosa y no envenenarle lo cual es poco profesional y no es una muerte efectiva — apoyo mis codos en el muro de madera y observó el jardín lleno de rosas.
—No sé si preocuparme por lo daton que me otorgo o temerle por el hecho de que lo piensa, en fin me disculpo por lo que paso allí adentro, no quería humillarle de tal manera pero fue orden del maestro y no puedo incumplir tales órdenes, me disculpo joven... — ahora que lo pienso no se su nombre y no soy digna de preguntar por tal
—Amateurs, ese es mi nombre — ahhh, ya sé quien es este joven es el hijo del Duque Zach Norfolk de la región Norfolk
—Me disculpo por tales acciones tan humillantes Joven Amateurs — hago una reverencia
—Disculpas aceptadas, también me disculpo por el tono que utilicé, no fue para nada amable — devuelve la reverencia
— Sí usted gusta puede volver a la fiesta yo me encargo de hablar con el maestro, el debe entenderlo
—No no, gracia pero debo volver junto a mi prometida
—Comprendo, de todas formas hablaré con el maestro sobre usted — no quiero que hayan rencores entre miembros de las otras regiones por que con rencores entre ellos lo único que le espera al futuro es una guerra donde cuentos de personas mueren y eso es lo último que yo quisiera ver
—Gracias y nuevamente me disculpo por tan groseras palabras y espero nos volvamos a reencontrar una próxima vez— por primera vez deja esa actitud ruda y sonríe
—No hay problema, que tenga un buen viaje, salude a su padre de parte del maestro Crawford — dicho esto hago una reverencia y vuelvo a la fiesta, donde al entrar lo primero que veo es al maestro con cara de pocos amigos
—"Salude a su padre de parte del Maestro Crawford" — dice con frialdad esperando una respuesta de mi parte
—Maestro no quiero que tenga rencores con el hijo del Duque Zach, por que a causa de ello usted sabe perfectamente que una guerra se puede desatar en un abrir y cerrar de ojos
—Sí guerra quieren, guerra se les ha de dar — Ahgg esta actitud no me gusta para nada, tan egoísta
—No voy a permitir que se propague una guerra por unas simples palabras, porque los únicos que terminan involucrados y malheridos son mi gente (los humanos) — ya estoy empezando a molestarme, su actitud no me gusta para nada, siempre tratando de pasar sobre las demás personas sin tomar importancia de los más mínimo
—Bien, tu ganas ya no me pongas esa cara y no me mires con esos ojos que es lo que más me duele — parece que aun tengo ese don de niña, el de dominar a mi maestro con unas simples miradas, voy a tomar ventaja de ello
—No, nisiquiera lo pienses Amaia — olvide que es el quien tiene el poder de entrar y salir de mi mente como le plazca
—Ya lo pensé — digo con una sonrisa, un mesero para y le quito una copa de vino la cual se la entrego al maestro —Por favor diviértase, si hay algún problema estaré en el balcón de la sala — dicho esto me dirijo a tal lugar para tomar aire ya que el simple echo de estar rodeada de tantas personas en un ambiente lleno de alcohol me asfixia.
—¿Todo en orden mi pequeña? — Tyler aparece a un lado con una sonrisa
—Sí, solo necesitaba tomar aire — continuó observando el jardín de rosas disfrutando del frío viento que acaricia mi rostro. Pasamos un buen rato ahí observando el jardín lleno de rosas platicando de una que otra cosa.
—Amaia — aparece Helena a mis espaldas —lamento interrumpirlo, joven Tyler — hace una reverencia
—No interrumpes nada Helena ¿sucede algo?
—Sí, Amaia el maestro está pidiendo tus postres — dice con una sonrisa para después volver a la sala
—Bueno, el deber me llama nos vemos después Tyler — vuelvo a la sala y me dirijo a la cocina donde los postres ya están siendo colocados en las bandejas, tomo una de ellas y me dirijo a la sala para empezar a repartir la tarta.
—Por favor guardame otro, seguro esta delicioso — dice Tyler susurrando a mi oído.
sonrió y le afirmo que así será
—Amaia ya puedes retirarte — ordena el maestro Crawford a lo que hago una reverencia y obedezco, abandonando asimismo la sala.
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