"Hola, soy Irem, una joven de 18 años con una gran pasión por aprender y explorar. Me apasionan los perros, esos amigos leales y amorosos que siempre están a nuestro lado, y disfruto de perderme en los mundos mágicos de los libros. La lectura me permite escapar de la realidad y explorar nuevas perspectivas, y los perros me enseñan sobre la lealtad y el amor incondicional."
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Estaba en el centro de Londres cuando una de mis amigas, con sus juegos tontos de retarme, sabiendo que odio que me reten, me retó a ir hacia un extraño y pedirle su número de teléfono. Así que, a lo lejos, vimos a un misterioso hombre solo, y sin más, fui hacia él.
Era un hombre misterioso, de entre 24 a 30 años. A simple vista, su aura era fría y daba miedo, pero mi padre me había dicho que no hay que juzgar a las personas por su apariencia.
Al acercarme a aquel hombre, no pude decir nada. Cuando él posó su mirada hacia mí, era como si, por alguna razón, el miedo que sentía desapareciera de mi interior. Aquel hombre era muy guapo, aunque esa definición le quedaba corta.
En sus manos tenía uno de mis libros favoritos. No podía creer que a ese hombre le gustara la lectura; era increíble. Con ese porte, ¿quién se lo iba a imaginar? Así que, buscando un tema de conversación, me enfoque en el libro que tenía en sus manos."Hola, ese libro es genial. ¿Puedo sentarme?"
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Me llamo Enzo, tengo 24 años y soy de París. Estaba sentado en un banco, leyendo un libro para pasar el tiempo mientras esperaba a un viejo amigo de la infancia. La espera se me estaba haciendo eterna, pero entonces, una hermosa chica de cabellos dorados llegó hasta donde estaba sentado. Su sonrisa radiante iluminó el espacio y mi atención se desvió del libro hacia ella. Su belleza era impactante, y mi curiosidad se despertó.
Al escucharla decir "Hola, ese libro es genial. ¿Puedo sentarme?" Me sorprendió lo segura de sí misma que era. Al parecer, no sabía quién era yo, y eso me gustó. Por primera vez, alguien se me acercaba por el simple hecho de buscar una conversación, y no por mi dinero o posición.
"Hola, adelante, puedes tomar asiento", dije ofreciéndole la mano, que ella tomó enseguida. "Me llamo Enzo", agregué sonriendo.
"Mucho gusto, Enzo", dije tomando su mano. "Me llamo Irem. Disculpa que me haya acercado así a ti, pero me llamó mucho la atención el libro que estás leyendo. Como te dije al principio, es un buen libro."
"El gusto es mío, Irem. Qué bonito nombre. Por lo que he leído, no me queda duda de que lo sea."
Por un momento, solo nos quedamos viendo, sin decir nada, hasta que él volvió a hablar de nuevo.
"Y, ¿eres de aquí, de Londres? ¿O estás de visita?" Sabía que en Londres había mujeres muy bonitas, pero no que aquí habitara un ángel."
No puedo evitar sonrojarme. Gracias por el halago. Yo llevo toda mi vida viviendo aquí en Londres, pero dime, tú no eres de aquí, ¿o me equivoco?"
"Vivo en París. Solo he venido de visita por un tiempo. Aún no sé si será por un largo tiempo o por unos días."
Londres tiene muchos lugares bellos para visitar", dije algo a apenada. "Entre ellos, la Abadía de Westminster: una joya arquitectónica gótica que ha sido la sede de las coronaciones de los monarcas británicos desde 1066. En ella se encuentra el Rincón de los Poetas, donde hay monumentos a grandes figuras de la literatura británica."
Me le quedé viendo, y eso hizo que se apenara un poco, pero era fantástico cómo explicaba las cosas.
"Me encantaría conocer esos lugares", dije, "pero claro, tiene que ser en tu compañía. Y no acepto un 'no' como respuesta", agregué sonriendo. "¿Qué dices?"
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Me quedé pensando por un momento en qué diría mi madre si me viera o se llegara a enterar de que me ando paseando con un extraño en la ciudad. Bueno, pero no tiene por qué saber que acabo de conocer a Enzo recién.
Digo que acepto llevarte a conocer Londres", dijo sonriendo, "pero tendrá que ser otro día."
Estoy de acuerdo. Hoy he quedado con un viejo amigo de la universidad, pero ¿qué te parece mañana? Dame tu número para poder llamarte y ponernos de acuerdo."
Con un toque de sarcasmo y nerviosa, dije : "No estoy acostumbrada a dar mi número de teléfono a desconocidos, pero contigo haré una excepción. Espero que no seas un asesino serial."
Prometo que no te vas a repetir irem confía en mí
"Me dio gusto platicar contigo, pero tengo que ir. Es hora. Nos vemos."
"Le tomé la mano antes de que ella se diera la vuelta para irse. 'el gustó ', le dije. 'Ah, sido todo mío. Gracias por tu compañía en esta tarde'."
Me di la vuelta para irme lo más rápido posible, ya que una persona a la que apenas conocía me había puesto a temblar.
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Al llegar a dónde estaban mis amigas, me empezaron a interrogar con preguntas, pero yo solo estaba temblando y no sabía por qué. Eso era algo raro en mí. "A ver, ya basta", les dije. "Tú, Karina, tienes la culpa de que yo lo haya conocido y me haya quedado hablando con él. Así que no te quejes por dejarlas solas, Karina."
"Si, Irem", respondió Karina, "pero yo solo te dije que le pidieras su número, no que te quedaras a charlar con él toda la tarde. Y regresas con una carita de enamorada, cariño."
"Para tu información, Kari, tengo una cita con él mañana", dije eso y enseguida salí corriendo.
"¡Espera, Irem! ¿Qué estás diciendo?" Salí corriendo tras mi loca amiga.
Después de correr por un rato, empecé a cansarme y decidí esperar a Karina.
Irem Anderson, ¿qué estás diciendo? Te imaginas que va a pasar si se entera tu madre? ¡Nos mata a las dos! A ti por salir con un extraño y a mí por ayudarte a que lo conocieras. ¡Ay, no! Yo no quiero saber de qué sería capaz tu madre."
Irem Anderson, ¿qué estás diciendo? Te imaginas que va a pasar si se entera tu madre? ¡Nos mata a las dos! A ti por salir con un extraño y a mí por ayudarte a que lo conocieras. ¡Ay, no! Yo no quiero saber de qué sería capaz tu madre."
"Dijo con algo de tristeza y resignación. 'Está bien, te voy a ayudar, Irem. Solo porque te amo como a una hermana, y lo sabes.' 'Que importa si nos mata a las dos', dije con sarcasmo, 'al menos no iremos solas'."
"Por eso te amo, Kari, eres la mejor. Vamos, te llevo a casa, ya es tarde."
"Sí, vamos. Después de un rato, llegamos a mi casa y me despedí de mi mejor amiga. Irem y yo somos amigas desde muy pequeñas; nuestros padres son muy buenos amigos."
Me despedí de Karina y ya en mi casa, sintiendo una mezcla de emociones. Estaba nerviosa por mi cita con Enzo, pero también estaba preocupada por cómo reaccionaría mi madre si se enteraba. Karina me había prometido mantener el secreto, pero no podía evitar sentir que estaba corriendo un riesgo al salir con alguien que mi madre no aprobaba.
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En cada decisión algo vive y algo muere.
Después de desayunar con mis padres
Me dirigí a mi habitación, pensando en cómo me vestiría para la cita. Quería impresionar a Enzo, pero también quería sentirme cómoda. Mientras me cambiaba, no podía evitar pensar en lo que Karina me había dicho: 'Que importa si nos mata a las dos, al menos no iremos solas'. Sonreí al recordar su sarcasmo
"Enzo sacó su teléfono y envió un mensaje a Irem. '¿Estás lista para explorar la ciudad conmigo?'".
Irem sonrió al recibir el mensaje y respondió: '¡Claro! ¿Dónde vamos primero?'".
Enzo se rió y dijo: 'Tengo un plan. Vamos a empezar con un lugar especial que me encanta. ¿Quieres que te sorprenda?'".
Te veo en el café que está a la vuelta de dónde nos conocimos
me parece bien hay nos vemos
Justo cuando estaba a punto de salir, mi madre llamó desde la sala. 'Irem, ¿a dónde vas?'.
Mi corazón se detuvo. ¿Cómo iba a explicarle esto?"
voy con Kari al cine y después por un café
prometo no llegar tarde
Está bien solo porque vas con Karina cuídate nos vemos en la noche
Gracias madre te quiero
"Irem llegó al café y vio a Enzo sentado en la una mesa cerca de donde se conocieron Sonrió al recordar ese momento.
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"La puerta del café se abrió y Enzo sonrió al ver a Irem entrando al café , con botas largas negras que se elevaban hasta sus rodillas, un pantalón de mezclilla ajustado y una blusa negra que resaltaba su piel. Una chamarra café le cubría los hombros, dándole un aire de elegancia casual. Se acercó a ella con confianza, besándola en la mejilla antes de sentarse a su lado."
Irem miró a su alrededor y vio que el café estaba lleno de recuerdos. 'Me encantaría caminar',
"¿Estás listo para que te muestre la ciudad?", preguntó Irem con una sonrisa.
Enzo asintió con entusiasmo. "Estoy en tus manos", dijo.
Irem se rió y tomó su mano. "Vamos a empezar por el parque que está cerca de aquí. Es uno de mis lugares favoritos".
Salieron del café y caminaron hacia el parque. El sol empezaba a ocultarse y el aire estaba lleno de vida. Irem le mostró a Enzo los rincones secretos del parque, los lugares donde solía sentarse a leer y los árboles que le gustaban más.
"Me encanta", dijo Enzo. "Esta ciudad es aún más hermosa contigo como guía".
Irem sonrió y se sintió feliz de poder compartir su ciudad con Enzo.
Te llevaré a London eye
"¡Genial!", exclamó Enzo. "He oído hablar de la London Eye, pero nunca la había visitado. Me encantaría subir".
Irem sonrió y compró los boletos. Subieron a una de las cápsulas de vidrio y se sentaron para disfrutar del paseo. Mientras la noria giraba, Irem le señaló los lugares más emblemáticos de la ciudad: el Big Ben, el Palacio de Buckingham, la Torre de Londres.
"Es increíble", dijo Enzo, con la vista fija en el horizonte. "La ciudad es aún más hermosa desde aquí".
Irem se acercó a él y se apoyó en su hombro. "Me alegra que te guste", dijo. "Es uno de mis lugares favoritos para reflexionar".
La noria siguió girando y ellos se quedaron en silencio, disfrutando del paisaje y de la compañía mutua
Mientras la noria giraba, Enzo y Irem disfrutaron del paisaje y de la compañía mutua. Irem le explicó más sobre la historia de Londres y Enzo la escuchó atentamente, fascinado por su pasión y conocimiento.
Cuando la noria se detuvo, Irem se levantó y se estiró. "¿Quieres seguir explorando la ciudad?", preguntó.
Enzo asintió con entusiasmo. "Sí, me encantaría. ¿Dónde vamos ahora?"
Irem sonrió. "Hay un lugar cerca de aquí que me encanta. Un pequeño mercado de arte y comida. ¿Te gustaría ir?"
Enzo se rió. "Me parece perfecto. Me muero de hambre".
Irem se rió también y ellos salieron de la London Eye, caminando hacia el mercado. La atmósfera era relajada y agradable, y Enzo se sintió cómodo en compañía de Irem.
Mientras caminaban por el mercado, Irem y Enzo se detuvieron en un stand de comida para probar algunos de los platos típicos londinenses. Irem le recomendó un pastel de carne y Enzo se rió al ver su reacción al probarlo.
"¿Qué te parece?", preguntó Irem, sonriendo.
Enzo se limpió la boca con una servilleta. "Es delicioso. Pero creo que prefiero tu risa".
Irem se sonrojó ligeramente y se rió. "Eso es fácil de conseguir", dijo.
Siguió caminando y Enzo la siguió, disfrutando del ambiente y de la compañía de Irem. Se detuvieron en un stand de arte y Irem se emocionó al ver algunas de las piezas expuestas.
"Mira esto", dijo, señalando un cuadro. "Es de un artista local. Me encanta su estilo".
Enzo se acercó para ver el cuadro y se encontró con que estaba a su lado, muy cerca. Pudo sentir su calor y su perfume, y se sintió atraído hacia ella. Pero no hizo nada, solo se quedó allí, disfrutando del momento.
Irem se dio cuenta de que estaban muy cerca y se sintió un poco incómoda, pero no se movió. Simplemente siguió hablando sobre el cuadro, y Enzo la escuchó atentamente.
Mientras seguían caminando por el mercado, Enzo se dio cuenta de que Irem se había detenido en un stand de flores. Se acercó a ella y vio que estaba admirando un ramo de margaritas.
"Son hermosas", dijo Irem, sonriendo.
Enzo se rió y se acercó a ella. "No tanto como tú", dijo, tomándole la mano.
Irem se sorprendió, pero no se retiró. Enzo se sintió aliviado y se acercó más a ella.
"Quiero comprarte algo", dijo, y se dirigió al vendedor. "¿Cuánto cuesta este ramo de margaritas?"
El vendedor le dio el precio y Enzo pagó. Luego, se volvió hacia Irem y le entregó el ramo.
"Para ti", dijo, sonriendo. "Por ser una guía tan maravillosa".
Irem se sonrojó y se rió. "Gracias", dijo, oliendo las flores. "Son hermosas".
Enzo se sintió feliz de haber podido hacerla sonreír. "Me alegra que te gusten", dijo, y se quedó allí, mirándola, con la mano todavía en la suya.
Irem no se retiró, y Enzo se sintió como si estuvieran conectados de alguna manera. El mercado a su alrededor se desvaneció, y solo quedaron ellos dos, disfrutando del momento.
Irem miró a Enzo con curiosidad mientras él se quedaba en silencio, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.
"¿Sabes?", dijo Enzo finalmente, con una sonrisa suave. "Venir a Londres fue la mejor decisión que pude haber tomado".
Irem se rió. "¿Por qué?", preguntó.
Enzo se acercó un poco más a ella, su voz baja y emotiva. "Porque te conocí", dijo. "No sabía que encontraría a alguien como tú aquí. Pero estoy muy agradecido de haberlo hecho".
Irem se sintió conmovida por sus palabras y se sonrojó ligeramente. "Yo también estoy agradecida", dijo, su voz apenas audible.
Enzo sonrió y se acercó un poco más, su rostro cerca del de ella. "Me siento como si hubiera encontrado algo especial aquí", dijo. "Algo que no quiero dejar ir".
Irem se sintió como si su corazón estuviera latiendo más rápido, y se dio cuenta de que sentía lo mismo. Pero no dijo nada, solo se quedó allí, mirándolo, con las margaritas todavía en la mano.
Enzo se quedó allí, mirándola, con la mano todavía en la suya. Irem se sintió como si estuviera flotando en el aire, con el corazón latiendo más rápido. Pero Enzo no se movió, solo se quedó allí, sonriendo.
"Me alegra haber encontrado a alguien como tú", repitió, su voz baja y emotiva.
Irem se sonrojó y se rió, sintiendo una conexión profunda con él. "Yo también", dijo, su voz apenas audible.
Se quedaron allí, en silencio, durante un momento que pareció eterno. Luego, Enzo se retiró un poco y sonrió.
"Vamos a seguir explorando la ciudad", dijo. "Quiero ver más de Londres contigo".
Irem asintió, sintiendo una sensación de alivio y decepción al mismo tiempo. Pero sabía que Enzo tenía razón. Su primer beso tenía que ser especial, y no quería que fuera en un mercado lleno de gente.
"Me parece perfecto", dijo, sonriendo.
Y siguieron caminando, mano en mano, disfrutando del día y de la compañía mutua.
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Irem miró su reloj y se sorprendió al ver que ya era muy noche. Se sintió preocupada al pensar en lo que su madre diría.
"Oh no, es muy tarde", dijo, preocupada. "Mi madre va a matarme".
Enzo se rió. "No te preocupes, te llevaré a casa", dijo.
Pero Irem se negó. "No, no quiero meterme en problemas a ti también", dijo. "Puedo irme sola".
Enzo insistió, pero Irem se mantuvo firme. "No, de verdad, estoy bien", dijo. "Pero gracias por ofrecerte".
Enzo sonrió y se acercó a ella. "Está bien", dijo. "Pero prométeme que mañana nos veremos de nuevo".
Irem sonrió y asintió. "Lo prometo", dijo. "Pasaremos todo el día juntos".
Se despidieron con una sonrisa y un adiós, y Irem se dirigió hacia su casa, sintiendo una mezcla de emociones. Estaba nerviosa por enfrentar a su madre, pero también estaba emocionada por ver a Enzo de nuevo al día siguiente.
Al llegar a casa, su madre la esperaba en la puerta, con una expresión seria. "¿Dónde has estado?", preguntó.
Irem se preparó para explicar, pero sabía que no podría contarle toda la verdad.
La madre de Irem se cruzó de brazos, lista para escuchar la excusa de su hija, pero antes de que Irem pudiera decir nada, su padre llegó a la puerta con un ramo de rosas en la mano.
"Mi vida, te dije que me esperaras", dijo, sonriendo. "Se me habían olvidado las rosas de tu madre".
La madre de Irem se relajó un poco y sonrió al ver las rosas. "Ah, perdón", dijo. "Me olvidé".
El padre de Irem se volvió hacia Irem y le sonrió. "Y espero que te hayan gustado tus margaritas", dijo.
Irem se sorprendió al ver que su padre sabía sobre las margaritas y se sintió aliviada. "Sí, papá, gracias", dijo.
El padre de Irem se volvió hacia su esposa. "Olivia, no molestes a nuestra hija", dijo. "Ella estuvo conmigo después de ver a Karina. Tuvimos una tarde de padre y hija".
La madre de Irem se sorprendió y miró a Irem con curiosidad. "¿De verdad?", preguntó.
Irem asintió, sintiendo un poco de culpa por no haberle contado la verdad a su madre. "Sí, mamá", dijo. "Papá me llevó a ver a Karina y luego fuimos a dar un paseo".
La madre de Irem se relajó y sonrió. "Bueno, en ese caso, no hay problema", dijo.
El padre de Irem se volvió hacia Irem y le dio un abrazo. "Me alegra que hayas pasado un buen día, cariño", dijo.
Irem se sintió agradecida con su padre por haberla salvado de una posible discusión con su madre.
"No te preocupes, hija. Tu padre siempre va a estar para ti. Yo también fui joven, así que sé cómo es. Solo cuídate mucho, porque eres mi vida. Después me cuentas. Ahora voy con tu madre, quedamos de ver una película."
Irem sonrió y se sintió agradecida con su padre por su comprensión y apoyo. "Gracias, papá", dijo, abrazándolo. "Te quiero".
El padre de Irem la abrazó también y le dio un beso en la frente. "Yo también te quiero, cariño", dijo. "No te preocupes, tú padre siempre va estar para ti. Yo también fui joven, sé cómo es".
Irem se rió y se sintió aliviada. "Sí, papá", dijo.
El padre de Irem se volvió hacia su esposa. "Vamos, Olivia, vamos a ver esa película que queríamos ver", dijo.
La madre de Irem sonrió y se dirigió hacia el salón. "Sí, vámonos", dijo.
Irem se despidió de sus padres y se fue a su habitación, sintiendo una sensación de tranquilidad y felicidad. Se acostó en su cama y se quedó pensando en Enzo y en el día que pasaron juntos. Sonrió al recordar sus momentos románticos y se sintió emocionada por verlo de nuevo al día siguiente.
Se durmió con una sonrisa en el rostro, soñando con Enzo y con la posibilidad de que su relación fuera algo más que una simple amistad.
Irem se despertó temprano al día siguiente, sintiendo una emoción y energía que no había sentido en mucho tiempo. Se estiró en la cama y sonrió al recordar el día anterior con Enzo. Se levantó de la cama y se dirigió al baño para prepararse para el día.
Mientras se duchaba, no podía dejar de pensar en Enzo y en lo que harían ese día. Se había comprometido a pasar todo el día con él y estaba emocionada de ver qué aventuras les depararía el día.
Se vistió con una sonrisa en el rostro y se dirigió a la cocina para desayunar. Su madre ya estaba allí, preparando el desayuno.
"Buenos días, cariño", dijo su madre. "¿Qué planes tienes para hoy?"
Irem sonrió. "Voy a salir con Karina", dijo, tratando de mantener la verdad en secreto.
Su madre sonrió. "¿Qué van a hacer?"
Irem se encogió de hombros. "No lo sé, mamá. Nos veremos y decidiremos algo."
Su madre asintió. "Bueno, diviértete. Pero no te olvides de llamarme para decirme dónde estás."
Irem asintió. "Sí, mamá. Lo haré."
Se terminó el desayuno y se despidió de su madre. Estaba lista para pasar un día emocionante con Enzo.
Irem subió a su habitación para cambiarse. Se puso un hermoso atuendo de invierno, con un abrigo grueso y un par de botas altas que la hacían sentir cómoda y elegante. Se miró en el espejo y se sonrió, satisfecha con su aspecto.
Se puso un poco de maquillaje y se peinó el cabello, que caía suavemente sobre sus hombros. Se sintió lista para enfrentar el día y ver a Enzo de nuevo.
Se dirigió hacia la puerta y se detuvo un momento para mirar su reloj. Era la hora acordada para encontrarse con Enzo. Se sintió emocionada y un poco nerviosa al mismo tiempo.
Se puso el abrigo y salió de la casa, sintiendo el aire frío de la mañana en su rostro. Miró a su alrededor y vio a Enzo esperándola en la esquina de la calle, sonriendo y con las manos en los bolsillos.
Se sintió el corazón latir más rápido al verlo y se dirigió hacia él con una sonrisa.
Irem se cuidaba mucho de que su madre no se enterara de su relación con Enzo, ya que sabía que sería muy difícil explicárselo. Su madre era una persona muy estricta y tradicional, y siempre había sido muy protectora con ella.
Irem sabía que su madre quería lo mejor para ella, pero también sabía que no entendería su relación con Enzo, al menos no al principio. Por eso, había decidido mantenerlo en secreto por el momento, hasta que estuviera segura de que su madre podría aceptarlo.
Mientras caminaba con Enzo, Irem no podía evitar pensar en cómo reaccionaría su madre si se enterara de su relación. Se sentía un poco culpable por mantenerlo en secreto, pero sabía que era lo mejor para evitar conflictos.
Enzo, notando su expresión pensativa, se acercó a ella y le preguntó: "¿Estás bien? ¿Qué pasa?"
Irem sonrió y se encogió de hombros. "Nada, solo pensando en mi madre", dijo. "Ella es muy estricta y no quiero que se entere de nosotros... todavía".
Enzo asintió comprendiendo. "No te preocupes, Irem. Estoy dispuesto a esperar hasta que estés lista para decírselo", dijo.
Irem se rió y se sintió un poco aliviada. "No, no es eso", dijo. "Es que todavía no sé qué es esto... entre nosotros. No quiero que mi madre se entere y se forme expectativas que no sé si podré cumplir".
Enzo sonrió y la miró con curiosidad. "¿Qué quieres decir?", preguntó.
Irem se encogió de hombros. "No sé, solo que todavía estamos conociéndonos. No quiero etiquetar nada ni presionar nada. Quiero disfrutar del momento y ver qué pasa".
Enzo asintió. "Entiendo", dijo. "Yo también estoy disfrutando del momento. No hay prisa para definir nada".
Se miraron un momento, y luego Enzo cambió de tema. "¿Qué te parece si vamos a tomar un café?", preguntó.
Irem sonrió. "Me parece perfecto",
Después de tomar un café, Enzo se levantó y se estiró. "¿Quieres ir a un lugar que me recomendó un amigo?", preguntó.
Irem se sorprendió. "¿Dónde?", preguntó.
Enzo sonrió. "A St. James's Park. Me dijeron que es muy bonito y que hay un lago y un jardín muy hermosos".
Irem se emocionó. "Me encanta", dijo.
Enzo se rió. "Pues vamos", dijo. "Mi amigo me dijo que es un lugar muy romántico".
Irem se sonrojó un poco al escuchar la palabra "romántico", pero se rió y se levantó. "Vamos", dijo.
Salieron del café y se dirigieron hacia St. James's Park. Mientras caminaban, Irem no podía evitar sentirse emocionada y un poco nerviosa. No sabía qué esperar de la tarde, pero estaba dispuesta a disfrutar del momento.
Al llegar al parque, enzo se sorprendió de su belleza. El lago estaba rodeado de árboles y flores, y había gente paseando y disfrutando del sol. Se sintió relajado y feliz.
Enzo se acercó a ella y le tomó la mano. "¿Te gusta?", preguntó.
La tarde se estaba acabando y Irem se dio cuenta de que no quería que el día terminara. Miró a Enzo y sonrió. "¿Quieres venir conmigo a un lugar?", preguntó.
Enzo se sorprendió. "¿Dónde?", preguntó.
Irem se rió. "A un departamento que tengo alejado de todo. Es un lugar muy tranquilo y hermoso".
Enzo se miró a su alrededor, como si estuviera evaluando la situación. "¿Estás segura?", preguntó.
Irem asintió. "Sí, estoy segura. Quiero mostrarte un lugar especial".
Enzo se encogió de hombros. "Vale, vamos", dijo.
Irem sonrió y se dirigió hacia el departamento, con Enzo siguiéndola. Mientras caminaban, Irem no podía evitar sentirse emocionada y un poco nerviosa. No sabía qué esperar de la noche, pero estaba dispuesta a dejar que las cosas sucedieran.
Al llegar al departamento, Irem se dio cuenta de que estaba más nerviosa de lo que pensaba. Se detuvo frente a la puerta y se volvió hacia Enzo. "¿Estás seguro de que quieres entrar?", preguntó.
Enzo la miró con curiosidad. "Sí, estoy seguro", dijo. "¿Qué pasa?"
Irem se rió nerviosamente. "Nada, solo que... no sé, es un lugar muy especial para mí".
Enzo sonrió. "Entiendo", dijo. "No te preocupes, Irem. Estoy aquí contigo".
Irem sonrió y abrió la puerta.
Irem sonrió. "Es hermoso", dijo. Es uno de mis lugares favoritos
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Irem abrió la puerta y entró al departamento, seguida de cerca por Enzo. La habitación estaba llena de libros y obras de arte, y Enzo se sorprendió al ver la cantidad de tesoros que había allí.
"Wow, esto es increíble", dijo Enzo, mirando a su alrededor. "¿Toda esta colección es tuya?"
Irem sonrió orgullosa. "Sí, la mayoría de los libros y pinturas son míos. Me encanta leer y coleccionar obras de arte".
Enzo se acercó a una estantería y comenzó a hojear los libros. "Tienes una gran variedad de autores y estilos", dijo. "¿Cuál es tu favorito?"
Irem se rió. "Eso es como preguntarle a un padre cuál es su hijo favorito. Me encantan todos por diferentes razones".
Enzo se rió y siguió explorando la habitación. Se detuvo frente a una pintura abstracta y la miró con curiosidad. "¿Quién es el autor de esta obra?", preguntó.
Irem se acercó a él. "Es una pintura de un artista local. Me encanta la forma en que juega con los colores y las texturas".
Enzo asintió, admirando la pintura. "Es hermosa. Tienes un gran ojo para el arte".
Irem sonrió, sintiéndose complacida. "Gracias. Me encanta compartir mi pasión con alguien que la aprecie".
Se sentaron en un sofá, rodeados de libros y obras de arte, y comenzaron a hablar sobre sus intereses y pasiones. La noche se estaba convirtiendo en una velada relajada y agradable. Irem se levantó y fue a la cocina, regresando con una botella de vino y dos copas. "¿Quieres un poco de vino?", preguntó.
Enzo sonrió. "Me encantaría", dijo.
Irem abrió la botella y sirvió el vino en las copas. Se sentaron de nuevo en el sofá, con las copas en la mano, y comenzaron a hablar sobre cualquier cosa. La conversación fluía fácilmente, y se reían y se divertían.
Hablaron sobre sus películas favoritas, sus músicos preferidos y sus lugares de vacaciones soñados. La noche se estaba convirtiendo en una velada relajada y agradable, y Irem se sentía cada vez más cómoda en presencia de Enzo.
En un momento, Enzo se volvió hacia ella y le preguntó: "¿Qué es lo que te hace feliz, Irem?"
Irem se sorprendió por la pregunta, pero se tomó un momento para pensar. "Creo que lo que me hace feliz es la simplicidad de la vida", dijo. "Un buen libro, un vino bueno, una conversación interesante... esas son las cosas que me hacen sentir viva".
Enzo sonrió. "Me gusta tu forma de ver la vida", dijo. "Eres una persona muy auténtica".
Irem se sonrojó un poco, pero se sintió complacida por el cumplido. "Gracias", dijo. "Creo que la autenticidad es lo que nos hace verdaderamente felices".
Se quedaron en silencio por un momento, disfrutando del vino y de la compañía mutua. Luego, Enzo se levantó y se acercó a la ventana. "Mira", dijo. "La luna está llena".
Irem se levantó y se acercó a él, mirando por la ventana. La luna estaba llena y brillante en el cielo nocturno. Se sintió un poco mágico.
Mientras miraban la luna juntos, Enzo se volvió hacia Irem y la miró a los ojos. Irem se sintió un poco nerviosa, pero no se apartó. Enzo se acercó un poco más, y Irem pudo sentir su aliento en su rostro.
De repente, Enzo se inclinó y la besó suavemente en los labios. Irem se sorprendió, pero se sintió atraída hacia él. Devolvió el beso, y se sintió como si el tiempo se hubiera detenido.
El beso fue suave y dulce, pero lleno de emoción. Irem se sintió como si estuviera flotando en el aire, y no quería que el momento terminara. Enzo la abrazó, y ella se sintió segura y protegida en sus brazos.
Se besaron durante un rato, disfrutando del momento y de la conexión que sentían. Luego, se apartaron un poco y se miraron a los ojos. Irem se sintió sonrojada, pero feliz.
"Me gusta estar contigo", dijo Enzo, sonriendo.
Irem sonrió también. "A mí también me gusta", dijo.
Se quedaron allí, abrazados y mirándose a los ojos, disfrutando del momento y de la conexión que habían establecido. La noche se había convertido en algo especial, algo que nunca olvidarían.
Mientras estaban abrazados, Enzo se apartó un poco y la miró a los ojos. "Irem, tengo algo que decirte", dijo.
Irem se sintió un poco curiosa. "¿Qué es?", preguntó.
Enzo sonrió. "He decidido quedarme en Londres por un largo tiempo", dijo. "Me encanta esta ciudad y me siento muy cómodo aquí. Y también... me gusta estar cerca de ti".
Irem se sorprendió, pero se sintió feliz al mismo tiempo. "¿De verdad?", preguntó.
Enzo asintió. "Sí, de verdad. Me gustaría explorar esta ciudad contigo y ver qué nos depara el futuro".
Irem se sintió emocionada. "Me encantaría", dijo. "Me gustaría mucho que te quedaras".
Enzo se rió y la abrazó de nuevo. "Genial", dijo. "Entonces, está decidido. Me quedaré en Londres y veremos qué pasa".
Irem se sintió feliz y aliviada al mismo tiempo. Sabía que Enzo era alguien especial y que valía la pena conocerlo mejor. Se sintió emocionada de pensar en todo lo que podrían hacer juntos en la ciudad.
"¿Y qué vas a hacer aquí?", preguntó Irem.
Enzo se encogió de hombros. "No lo sé todavía", dijo. "Pero estoy seguro de que encontraré algo que me guste. ¿Tú qué crees que debería hacer?"
Irem se rió. "Creo que deberías hacer lo que te haga feliz", dijo. "Y yo estaré aquí para apoyarte".
Enzo sonrió y la besó de nuevo. "Gracias, Irem", dijo. "Significa mucho para mí".
Se quedaron allí, abrazados y sonriendo, disfrutando del momento y de la perspectiva de un futuro juntos.
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Enzo se quedó pensativo, sabiendo que tenía que revelar su verdadera identidad a Irem. No quería que ella se sintiera engañada o sorprendida, pero tampoco quería que su riqueza y posición social cambiaran la forma en que ella lo veía.
"Hey, Irem", dijo Enzo, tomando su mano. "Necesito hablar contigo sobre algo."
Irem se volvió hacia él, curiosa. "¿Qué pasa?", preguntó.
Enzo respiró profundamente antes de hablar. "Mi familia es... diferente", dijo. "Mi padre es Esteban Lombardi, el dueño de Lombardi Motors."
Irem se sorprendió, pero no dijo nada. Enzo continuó.
"Sí, somos fabricantes de autos y tenemos una empresa global. Mi familia es muy conocida en el mundo empresarial", dijo.
Irem se quedó en silencio por un momento, procesando la información. Luego, habló.
"No lo sabía", dijo. "Pero ¿por qué me lo estás diciendo ahora?"
Enzo se encogió de hombros. "Quiero ser honesto contigo. No quiero que pienses que te estoy engañando o que soy alguien que no soy", dijo.
Irem lo miró a los ojos. "No importa quién seas o de dónde vengas", dijo. "Me gusta estar contigo porque eres una persona amable y auténtica. No porque de tu familia o tu dinero."
Enzo se sintió aliviado y feliz al mismo tiempo. "Gracias, Irem", dijo. "Significa mucho para mí."
Se quedaron allí, abrazados y sonriendo, sabiendo que su relación era más fuerte que nunca.
Enzo se sorprendió al escuchar el nombre de Emilio Anderson. "¿Tu padre es Emilio Anderson, el famoso arquitecto?", preguntó, impresionado.
Irem sonrió. "Sí, es mi padre. Es dueño de Anderson Arquitectos, una de las empresas de arquitectura más prestigiosas del mundo", dijo.
Enzo se rió. "Eso es increíble. Mi familia y yo siempre hemos admirado su trabajo. Su estilo es único y innovador", dijo.
Irem se sintió orgullosa. "Sí, mi padre es un genio en su campo. Siempre ha sido muy apasionado por la arquitectura y el diseño", dijo.
Enzo se dio cuenta de que Irem y él tenían una conexión más profunda de lo que pensaba. "Es interesante", dijo. "Mi familia y yo estamos en el negocio de la automoción, pero siempre hemos tenido un gran respeto por la arquitectura y el diseño".
Irem sonrió. "Sí, creo que hay una conexión entre la arquitectura y el diseño de autos. Ambos requieren una gran atención al detalle y una visión innovadora", dijo.
Enzo asintió. "Absolutamente. Me encantaría ver algunos de los proyectos de tu padre. ¿Crees que podrías mostrarme algunos?", preguntó.
Irem se rió. "Claro, puedo mostrarte algunos de sus proyectos favoritos. Pero también quiero saber más sobre tu familia y el negocio de la automoción", dijo.
Enzo sonrió. "Por supuesto, estaré encantado de contarte más sobre Lombardi Motors y nuestra historia", dijo.
Se sentaron juntos, emocionados de compartir sus pasiones y aprender más el uno del otro.
Después de hablar durante horas sobre sus familias y negocios, Irem miró el reloj y se sorprendió de que ya eran las 2 de la madrugada. "Oh, no puedo creer que sea tan tarde", dijo.
Enzo se rió. "Lo siento, me he quedado hablando demasiado", dijo.
Irem sonrió. "No, no te disculpes. Me ha gustado mucho hablar contigo", dijo.
Enzo se levantó y se acercó a ella. "Voy a llevarte a casa", dijo.
Irem asintió y se levantó también. Enzo la tomó de la mano y la acompañó hasta la puerta. Salieron del departamento y caminaron hasta el coche de Enzo.
Mientras conducía, Irem se sintió cómoda y relajada en su presencia. Enzo era un hombre amable y atento, y se sentía afortunada de haberlo conocido.
Al llegar a su casa, Enzo se detuvo frente a la puerta y se volvió hacia ella. "Gracias por esta noche, Irem", dijo. "Me ha gustado mucho".
Irem sonrió. "A mí también", dijo.
Enzo se inclinó y la besó suavemente en los labios. Irem se sintió emocionada y correspondió al beso.
Después de un momento, Enzo se apartó y sonrió. "Buenas noches, Irem", dijo.
Irem sonrió también. "Buenas noches, Enzo", dijo.
Enzo se despidió y se fue, dejando a Irem con una sonrisa en el rostro. Se sintió feliz y emocionada de haber encontrado a alguien especial.
Al entrar en su casa, Irem se acostó en la cama y se quedó pensando en Enzo. Se preguntó qué pasaría entre ellos en el futuro, pero sabía que estaba dispuesta a descubrirlo.
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