Soy Emily Jones, hija del CEO más importante de Washington. Desde niña soñé con ser bailarina de ballet, siempre iba al teatro en compañía de mi madre a presenciar las hermosas obras teatrales y los esplendorosos bailes de ballet, entre ellos el lago de los cisnes que es mi favorito. Amaba pasar tiempo en el teatro en compañía de mi madre, fueron los días más felices de mi infancia. Sin embargo, no duraron mucho.
Mi madre falleció cuando yo tenía 10 años y desde ese entonces toda mi vida cambio. Mi padre quién siempre solía ser amoroso conmigo y con mi hermano, cambio mucho drásticamente desde la muerte de mi madre, se volvió más frío y distante. Solo se interesa por la empresa y el bienestar del patrimonio familiar.
Al principio me afectó mucho la muerte de mi madre, ya qué estaba acostumbrada a su presencia en casa, su hermosa compañía cuando íbamos juntas al teatro, pasábamos tiempo cálido en familia con mi hermano y mi padre, y sobre todo contaba con su apoyo.
Con el pasar de los años dejé de ir al teatro, y poco a poco mi gran amor por el ballet se fue disminuyendo gracias a mi padre quién nunca me apoyo con mis sueños de ser bailarina de ballet, para el es una perdida de tiempo. Él Siempre quiso que yo siguiera sus pasos para ser la directora y dueña de la empresa y todo el patrimonio Jones.
Aprendí a vivir sola, ya que mi padre siempre estaba en viaje de negocios, o muy ocupado en la empresa, a veces solo lo veo en la hora de la cena. Por otro lado, mi hermano quien es siete años mayor que yo, se fue a hacer cargo de las empresas de la familia en el extranjero.
Actualmente, tengo 17 años, soy una de las chicas más populares y envidiada de mi escuela. Todos piensan que por ser la hija del CEO más importante de la ciudad tengo una “vida perfecta y envidiable”, lamentablemente no es así, por mucho dinero que tenga mi padre no tengo ese amor paternal. Al contrario, siempre he sentido que no soy lo suficientemente buena hija para él. Siempre he tenido un vacío en el fondo de mi corazón desde que mi madre falleció. Puedo ser la chica más popular y enviada de la escuela, pero nada de eso me hace olvidar todo el dolor y soledad que siento.
Dentro de dos meses cumpliré los 18 años, tenía planeado ir de viaje a la ciudad natal de mi madre y visitar a mi abuela materna, ya que casi nunca la visito, pero mi padre arruinó todo, obligando me a ir a un viaje de negocios.
Nunca pensé que ese viaje fuera a cambiar por completo mi vida.
Si tan solo pudiera devolver el tiempo y evitar llegar a conocerlo, no permitir que mi padre controlará mi vida, a tal punto de obligarme a casarme...
Si tan solo no me hubiera enamorado perdidamente de él…
No hubiéramos llegado a estos malos momentos y malentendidos, tanto dolor y tanto odio.
Solo tú tienes la culpa de todo esto Emily Jones.
Emily Jones yacía en su cama, rodeada de las sombras de su habitación. Tenía 17 años, pero en momentos como este, se sentía atrapada en una vida que no era suya. Su padre, el poderoso CEO de Jones Industries, siempre había decidido por ella, desde su educación hasta su futuro.
Con un suspiro, Emily cerró los ojos, dejando que el cansancio la consumiera, ya que había tenido un día muy agotador, pues su padre la obligaba a tomar clases de natación. Su mente comenzó a vagar, recordando los momentos felices de su infancia, cuando su madre aún estaba viva. La sonrisa de su madre, su risa, su calor, los bellos momentos que pasaron en el teatro...
Y entonces, el sueño la envolvió.
Me sumerjo en un sueño profundo, donde la voz de mi madre me llama. Estoy de vuelta en mi infancia, sentada en su regazo, escuchando sus palabras de sabiduría.
—Emily, nunca te rindas— me dice. —Nunca permitas que alguien te diga quién eres o qué debes hacer. Tú eres la dueña de tu destino—.
— Lo siento mamá, te falle, no luche por mi sueño de ser bailarina justo como habíamos planeado— le digo con una voz solloza.
Intento acercarme a ella y abrazarla, de repente mi madre se levanta de la silla.
La escena cambia. Mi madre está de pie, mirando a alguien detrás de mí. Su rostro está lleno de preocupación.
—No te cases con él, Emily— dice, su voz llena de urgencia. —No te dejes atrapar en una vida que no es tuya. Recuerda que tienes una voz, úsala—.
— ¿Mamá de que hablas?— le pregunto un tanto ansiosa. — Yo no me voy a casar con nadie.
— Sal de aquí Emily, no permitas que te hagan vivir una vida que no quieres. Sal — Dice mi madre aún ansiosa.
Me doy la vuelta para ver a quién se refiere, pero la figura está borrosa. Sin embargo, puedo notar que es un chico, no le veo claramente su rostro.
Mi madre continúa con esa expresión de angustia y desesperación, trata de acercarse a mí, pero el chico la detiene.
— No podrás escapar de mí, ya te casaste conmigo y tienes que cumplir con tu obligación — Me dice aquel chico cuyo rostro no logro ver claramente.
Mi madre desaparece y me veo a mi misma atada a ese hombre, queriendo escapar, pero me lo impide. Estoy desesperada, no sé que hacer, solo siento un terrible temor al tenerlo cerca.
— ¡Quiero salir de aquí, suéltame!—
Me despierto con un sobresalto, mi corazón latiendo con fuerza. Mi madre murió hace años, pero aún sueño con ella. ¿Qué significa ese sueño?
Estoy confundida, ese sueño se sintió tan real. Me levanto y miro la hora en el reloj, son las 2:00 de la madrugada. Me sorprendo al ver la hora, ya que tengo que levantarme a las 5:00 de la mañana, me siento agotada.
Sigo dando vueltas en la cama, pensando en el sueño con mamá, no logro recuperar el sueño. Solo dar vueltas en la cama.
Luego de tanto dar vueltas y vueltas en la cama por fin logro conciliar el sueño.
A la mañana siguiente me levanto un poco cansada, no había podido descansar muy bien, aún sigo pensando en ese extraño sueño.
—¿Por qué mi madre me dijo eso?— Digo en voz alta, sin darme cuenta de que estoy en clases.
—Emily, ¿Estás bien? ¿A qué te refieres con que tu madre te dijo eso?— Pregunta Lina, mi mejor amiga un tanto preocupada.
—Ah sí, no te preocupes. Solamente tuve un mal sueño anoche y no pude descansar muy bien. Digo bostezando un poco.
—Está bien amiga. Trata de prestar más atención a la clase, hoy te he notado muy distraída y pensativa— Me dice Lina, un tanto preocupada.
— Si Lina, tranquila— Le digo bostezando
— Se nota que no dormiste nada— Dice Amanda, mí otra amiga.
— Sí, estoy agotada, además más tarde tengo que ir a clases de francés —
— ¿Tu padre aún te está obligando a tomar clases de francés?— Me pregunta Amanda un tanto enojada.
— Desafortunadamente, mi padre sigue con la idea de que tengo que aprender francés si quiero ir a Europa y hacerme cargo de las empresas en europa — Le respondo rodando un poco los ojos.
— Tu padre si es desconsiderado— Me dice Amanda.
— Pues sí, siempre ha Sido así conmigo.
— Señorita Jones, si va a estar hablando en clases con sus compañeras, por favor salgan del salón— Dice el profesor, quien estaba disgustado, pues le estaban interrumpiendo la clase.
— Lo siento— Le respondo guardando silencio.
El día paso muy rápido, cuando me dí cuenta ya habían tocado la campana y todos estaban guardando sus cosas.
— Chicas, vamos— Dice Amanda.
—Está bien, vamos—
A la salida, veo que hay un grupo de chicas mirándome, no me extraña, ya que estoy acostumbrada a que siempre me miren.
— Mira, ahí viene las chicas más populares de aquí— Dice una chica señalando hacia dónde estaba yo y mis amigas—
— Aparte de populares, son muy ricas y lindas. Los padres de ellas son empresarios muy exitosos. Tienen una vida envidiable—
— No solamente eso, aparte de ricos y exitosos, sus padres son muy poderosos. Dicen que el año pasado una chica se burló de Lina, y como resultado fue expulsada de la escuela—
—Todas ellas son muy lindas y populares, Pero más Emily ella es la hija del CEO número 1 de la ciudad. Es muy popular, pero muy fría con todos, pocas veces la he visto sonriendo y solo tiene tres amigas: Lina, Amanda e Isabella— Decían unas chicas.
—Tienes que tener cuidado con hacer algo que disguste a esas cuatro, dicen que todas son unas niñas mimadas que solo quieren vivir del centro de atención— Decía otra chica
— Pero esas chicas lucen normales, no veo que sean así como dices— Dice una chica contradiciendo a las demás.
—Eres nueva aquí. No sabes lo que dices— dice una chica algo enojada.
Todas las chicas dejaron de hablar cuando vieron a Emily, Lina y Amanda. Quienes pasaban al lado de ellas.
— ¿Les comió la lengua el ratón?— Dice Amanda algo enojada. Las chicas solo guardan silencio y se van.
— Qué fastidiosas esas chicas—
— solo ignóralas, no saben nada. Dice Lina sin rastro de enojado, pues era la más calmada y amable de todas.
— Por cierto chicas estos días no he sabido nada de Isa, ¿saben por qué no ha venido a clases?— pregunto algo preocupada.
— Está en París, ya sabes su madre es diseñadora de modas y tuvo que acompañarla — Me dice Lina.
— Conociendo cómo es debe estar comprando miles de cosas en París—
Al rato, el chofer de la mansión viene por mí. Me despido de mis amigas y me voy a casa.
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