A sus 26 años, Ava dirige la empresa de su madre en Londres. Hace poco más de un año que tomó el control y hace un trabajo extraordinario.
Aiden se encarga de la empresa de su padre, también en Londres. Ethan y Evan viajaron recientemente a Nueva York para tomar el control de la empresa de sus abuelos.
Los tres hermanos varones son increíblemente apuestos, todos comparten características, ojos azules y cabello castaño.
Ava es una belleza de cabello castaño y blanca piel, sus ojos azules destacan sus facciones. Alta, delgada, de piernas largas y bien torneadas. Sabedora de su belleza y poseedora de un fuerte carácter se destaca en todo lo que hace.
Se graduó con honores de la Facultad, estudió Administración de empresas. Responsable, disciplinada y con metas muy bien definidas ha dejado de lado el amor.
Pretendientes no le faltan; sin embargo, no ha llegado el hombre que la haga perder la cabeza. Porque sí, eso es lo que espera que suceda cuando se enamore. Desea una historia de amor llena de pasión.
La historia de sus padres la ha hecho idealizar las relaciones y quiere un hombre como su padre, dispuesto a todo por ella.
Su padre y sus hermanos se han dedicado a sobreprotegerla y no están dispuestos a dejar que cualquiera se acerque. El hombre que pretenda conseguir su amor deberá demostrar su valía.
Aunque Samantha y James conservan su casa en Londres, tanto Aiden como Ava buscando su independencia alquilaron un departamento para cada uno, en el mismo edificio, pero en diferente piso y muy cerca de sus lugares de trabajo.
Las mejores amigas de Ava son Christine y Cloe. La primera hija de Rachel y Matt y la segunda de Antonella y Alessandro.
Christine es abogada como su madre y Cloe estudió medicina como su padre, de hecho está próxima a terminar su especialidad en Cardiología.
Hoy ha sido un día particularmente pesado para Ava, quiere llegar a su apartamento y relajarse.
Su relación con Aiden es muy cercana, no en vano son mellizos. Comparten un vínculo único.
Cada tarde su hermano pasa por ella a la oficina y hoy no es la excepción.
- Hola, hermanita. ¿Qué tal tu día?- saluda al ingresar en la oficina.
- Hola, hermano. Ha sido un día complicado. A ti, ¿cómo te fue?
- Bien, no puedo quejarme. ¿Nos vamos?
- Sí.
Ava toma su bolso y ambos salen rumbo al estacionamiento. Aiden es fanático de la velocidad y el auto qué conduce lo dice todo, un Lamborghini edición limitada de color negro.
Sabe que a su hermana no le gusta la velocidad y evita pisar de más el acelerador.
Llegan al complejo de apartamentos y suben al ascensor.
- ¿Saldrás está noche?- le pregunta a su hermano.
- No, esperaré al fin de semana. Oliver y yo iremos a una despedida de soltero.
- ¿Quién se casa?
- Un excompañero de la Universidad, se llama Tim, quizá lo recuerdas.
- ¡Claro! Era un fiestero, seguro les espera un alocado fin de semana.
- Y tú, ¿harás algo con las chicas?
- No lo creo, prefiero quedarme a descansar.
- Muy bien, hermanita. Nos vemos mañana temprano.
Se despiden y Ava sale del ascensor. Camina por el pasillo hasta llegar a la puerta de su apartamento.
En cuanto ingresa se despoja de sus altas zapatillas y deja las llaves sobre la mesita qué se encuentra junto a la puerta.
El apartamento es bastante grande, decorado de manera minimalista, pero femenina.
En la cocina prepara un sándwich y se sirve un vaso con jugo. Se siente cansada y aburrida. Muy en el fondo anhela encontrar el amor, tener una pareja con quien compartir éxitos y fracasos, alguien con quien reunirse al final del día.
Sus padres son el vivo ejemplo de lo que quiere en su vida. El problema es que está convencida de que cuando conozca al hombre indicado lo sabrá desde el primer momento.
Espera que exista una conexión inmediata y hasta el momento no ha sentido eso con nadie.
No es un secreto qué Oliver, el hijo de Tomás y Lance ha estado enamorado de ella desde siempre. Ella no puede verlo más que como a un hermano, han crecido juntos y está segura de qué eso no va a cambiar.
Termina su cena y después de darse una ducha se mete a la cama. Mañana la espera otro día complicado en la oficina.
Ava disfruta enormemente de salir a correr cada mañana, aunque el clima en Londres no siempre lo permite. Hoy es una mañana nublada, pero sin lluvia y ella se dispone a salir.
Corre en un parque cercano a su apartamento, esto le permite despejar su mente y relajarse para comenzar bien el día.
Una hora después regresa al apartamento, se ducha y se prepara para ir a la oficina.
Elige un conjunto de acuerdo al clima, viste siempre elegante. Recoge su cabello en una coleta alta y aplica maquillaje en su rostro.
Unas gotas de su perfume favorito y sale para encontrar a su hermano en el lobby.
- Hermanita, luces bella como siempre.
- Y tú muy apuesto.
Se marchan y como cada día son los primeros en llegar a sus respectivas oficinas.
Minutos más tarde llega Christine.
- Buenos días, Ava. Tengo tu café.
- Gracias, Christy. De verdad lo necesito.
- Lo que necesitamos son vacaciones lejos de tus queridos hermanos.
- No finjas demencia, estás loca por Aiden.
- Me gusta, no lo niego. Tristemente, jamás dejará de ser un mujeriego.
- En eso te doy la razón. Hasta hoy nunca ha llevado una novia a la casa y siempre lo veo con una chica diferente.
- Ya llegará la mujer que lo dome y no seré yo. Demasiado trabajo.
- Creo que tienes razón sobre las vacaciones. Deberíamos llamar a Cloe para saber cuando tiene tiempo libre.
- ¡Sí, por favor! Huyamos a un lugar soleado en donde encontremos chicos bronceados y musculosos para pasar el rato.
- ¡Eres increíble! Y así te quejas de mi hermano, tú tampoco buscas nada serio.
- Ya llegará el momento para buscar al amor de mi vida, ahora me conformo con un amor de verano. Además, te recuerdo que la que está obsesionada con el amor, el matrimonio y los hijos eres tú.
- No es una obsesión. Sencillamente, quiero lo que mis padres tienen.
- La historia de tus padres es de película y hubo mucho drama.
- Me salto el drama, quiero alguien que me amé como papá ama a mamá.
- Y cómo piensas encontrarlo si no le das oportunidad a nadie.
- Ya te dije que voy a saber quien es el indicado enseguida.
- Eso es absurdo, Ava. Qué exista química no significa que sea amor.
- ¿De verdad piensas que solo la química puede ser instantánea?
- Sí, no creo en el amor a primera vista.
- Nunca vamos a estar de acuerdo. ¿Llamas tú a Cloe, o lo hago yo?
- Yo lo hago, tú encárgate de buscar un lugar lindo para vacacionar.
- Ok, vamos a trabajar qué ya es tarde.
Pasa la mañana redactando documentos y revisando algunos e-mails, decide no salir a almorzar y pedirle a su asistente qué ordene una ensalada a la cafetería.
Mientras degusta su almuerzo, comienza a revisar los posibles destinos turísticos. Se debate entre las Bahamas y Maldivas, ambos lugares son bellísimos y cualquiera que elijan les garantiza unos días de relajación y diversión.
Christine se reúne con ella para salir a comer. Acuden a su restaurante favorito qué se encuentra a pocas cuadras de la oficina.
- Hablé con Cloe y está libre dentro de dos semanas.
- Perfecto, nos da tiempo para adelantar trabajo.
- No puedo decidir entre Bahamas y Maldivas.
- Lo sé, ambos lugares son magníficos.
- Esperemos la opinión de Cloe y decidimos.
- Me parece bien.
- Salgamos este fin de semana.
- No lo sé, Christy. Preferiría quedarme en casa.
- Deja de ser tan aburrida, llevas casi un mes quedándote en casa los fines de semana.
- Está bien, salgamos el sábado.
- ¡Bravo! Yo le aviso a Cloe.
Al salir se encuentran con Aiden y Oliver qué recién llegan.
- Hola, hermanita. Christine.
- Hola, Aiden. Oliver, tanto tiempo sin verlos- responde Christine.
- Hola, chicas- saluda Oliver- Luces hermosa, Ava.
- Gracias, Oliver. ¿Regresas aún a la oficina, hermano?
- No, te veo mañana.
- Ok, adiós chicos.
Ambas chicas caminan de vuelta a la oficina.
- Oliver sigue loquito por ti.
- No entiendo su fijación conmigo, jamás le he dado motivos.
- El amor no necesita un motivo, amiga. Oliver me agrada, sin embargo, tampoco creo que sea el hombre indicado para ti.
- Lo ves, estamos de acuerdo en algo.
- Ya que tu querido hermano se va de juerga está noche, yo te llevo a tu apartamento más tarde.
- Gracias, amiga. ¿Cuándo te vas a animar a independizarte?
- Sabes que mi mamá se niega a dejarme volar. Las pérdidas qué tuvo después de mi nacimiento la hicieron muy sobre protectora conmigo y las cosas con papá no marchan bien últimamente.
- No me habías dicho nada.
- Creí que era una etapa qué pasaría pronto, pero es más serio de lo que pensé y no quiero dejarla sola.
- Tienes razón, necesita tu apoyo.
- No todas las historias de amor son como la de tus padres.
- Lo sé, por eso lo dudo tanto antes de enfrascarme en una relación.
Llegan al edificio en dónde se encuentran sus oficinas y se despiden para continuar su trabajo.
Hay una leyenda oriental, dice que las personas qué están destinadas a conocerse han sido unidas por un hilo rojo invisible y que sin importar el tiempo o la distancia permanecerán unidos.
Ava comprobará qué esto es real y que en algún lugar del mundo su alma gemela espera por ella.
Un Bugatti Chiron rojo intenta abrirse camino en las abarrotadas calles de Nueva York, mientras su conductor lanza improperios a diestra y siniestra.
- A menos que puedas volar, te aseguro que no vamos a salir de este embotellamiento.
- Si no te hubieras ido de juerga anoche, no tendría que haber ido a despertarte esta mañana y ya estaríamos en la oficina.
- Lo sé, Ryan. Soy un irresponsable y bla, bla, bla.
- Lo eres, Bruce. No sé por qué no te he despedido aún.
- Porque soy tu mejor amigo y la voz de tu consciencia.
- En eso te equivocas, es porque eres bueno en tu trabajo. Salvo en estas ocasiones en que eres más un dolor de cabeza.
- Ya cálmate, amigo. Tenemos tiempo antes de la reunión.
- Sabes que me gusta ser el primero en llegar a la oficina, soy el jefe y debo poner el ejemplo.
- Exageras, llegaremos unos minutos después de las ocho.
- Y tendremos únicamente media hora para preparar la reunión.
- Llevas una semana preparando esa reunión y seguro tu asistente tiene todo en orden.
- Es una reunión importante.
- Y sin duda vas a cerrar ese trato.
El Bugatti ingresa en el estacionamiento de uno los edificios más lujosos de la Ciudad. De él descienden los dos hombres siendo el qué más llama la atención Ryan Miller; importante empresario de 32 años.
Rubio, un metro noventa, ojos azules intensos. Facciones muy masculinas, barba cerrada, perfectamente recortada. Hombros y espalda ancha, viste un traje a medida azul marino, combinado con una camisa blanca impecable y una corbata a rayas en tonos azules.
A su lado Bruce Thompson, su mejor amigo y abogado de profesión. Es un hombre alto; poco menos que Ryan, ojos verdes y cabello castaño claro rizado.
Viste elegante un traje gris hecho a medida. Ambos caminan a paso firme y seguro hasta el ascensor exclusivo para los directivos.
- Buenos días, señor Miller. Señor Thompson- saluda Jessica Jones, asistente de Ryan.
- Buenos días, Jessica. ¿Todo listo para la reunión?
- Sí, señor. Ya dejé las carpetas en la sala de conferencias.
- Muy bien, Jessica. Informame en cuanto los señores Wilson lleguen.
- Por supuesto, señor. Permiso.
La asistente se retira y Ryan revisa algunos correos en su computadora. Cinco minutos antes de las 8:30 es informado sobre la llegada de los empresarios con quienes tiene programada la reunión.
Jessica se encarga de llevarlos a la sala de conferencias en dónde ya esperan Ryan y Bruce.
- Señores Wilson. Bienvenidos.
Los cuatro hombres se saludan con un apretón de manos y toman sus respectivos lugares. Se proyecta una presentación en la pantalla principal, después se lee el contrato y se resuelven algunos temas legales.
Una vez aclarado punto por punto se lleva a cabo la firma y el negocio queda sellado.
- Es un gusto hacer negocios con usted, señor Miller.
- Lo mismo digo, señores Wilson. A partir de hoy estaremos en contacto frecuentemente. Cualquier cosa, quedamos a sus órdenes.
- Será una cooperación mutua y nos traerá muy buenas ganancias.
- Así será.
Los cuatro se despiden cordialmente quedando para comer más tarde y festejar la fusión.
- Te lo dije, hermano. Este negocio estaba más que seguro.
- Sabes que no me gusta dar nada por hecho y prefiero no cantar victoria con anticipación.
- Pues prepárate para celebrar en grande está noche.
- Nada de excesos, Bruce. No podemos quedar mal con los nuevos socios.
- Son más jóvenes qué nosotros, seguro les gusta divertirse. No seas aguafiestas.
Ryan Miller es un apasionado de la tecnología además de la velocidad. Su empresa está relacionada con los sistemas de seguridad para vehículos de lujo y acaba de fusionarse con la empresa de los Wilson. Ambas empresas están por lanzar al mercado un nuevo software qué les dejará grandes ganancias y reconocimiento mundial.
Los padres de Ryan no tienen nada que ver con el mundo de los negocios. Ambos son médicos, Eloise (su madre) es neurocirujana y Ralph (su padre) cardiólogo. Tiene una hermana menor Lizzy (Elizabeth) y es una reconocida pediatra.
Creció en un hogar sólido y amoroso; sin embargo, no cree en el amor. Se ha topado con demasiadas mujeres superficiales que únicamente buscan un hombre que les brinde estatus y lujos.
Nunca se ha enamorado, ni esta en sus planes hacerlo. Se niega a renunciar a su libertad por una mujer que lo único que busque sea un patrocinador.
Ha tenido una y mil conquistas, la mayoría de una noche. Son pocas las mujeres con quienes ha salido más de una vez y a cada una le deja claras sus intenciones. Todas sin excepción aceptan sus condiciones.
Hace tiempo que se fue de la casa familiar a vivir en un Penthouse. Como hombre necesita su independencia y sus padres son demasiado convencionales y quiero verlo casado y con hijos.
Esta tarde tal y como acordaron con los hermanos Wilson se reúnen en un exclusivo restaurante de la Gran Manzana.
Dejando los negocios de lado se dedican a celebrar por el lucrativo contrato qué recién firmaron.
Para culminar el festejo se dirigen al club de un buen amigo de Bruce y ahí Ryan se encuentra con Esvetlana, una antigua conquista. Como es de esperarse terminan pasando la noche juntos.
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