#TRAICIÓN
Soy Brandon Nixon tengo 34 años de edad, me considero un hombre resiliente, multifacético que logro con su esfuerzo y dedicación formar la empresa multinacional de la cual soy el CEO.
Poseo un atractivo incomparable, mantengo mi cuerpo torneado y en forma. Mis ojos son de una tonalidad azul zafiro, tengo una mirada penetrante e intimidante.
Mi cabello de un rubio oscuro siempre lo tengo bien prolijo y cortó.
Mi manera de ser decidida y segura de mi mismo, me llevo a lograr todo lo que me propongo. Conocí a mi esposa, Clara, en ese mundo de negocios al ser la hija de otro empresario muy importante.
Me atrajo su manera de ser segura y diligente, además de su belleza incomparable, jamás le descubrí nada malo. Provenía de una familia respetable, con costumbres adecuadas.
Pero todo cambio una noche en que regrese antes de mi viaje de negocios con la idea de sorprender a mi esposa por nuestro aniversario de casados.
*FLASHBACK
Esa tarde cuando llegué del aeropuerto, pedi a mi chófer Noel que me lleve derecho a comprar un ramo de rosas y chocolates para mi esposa.
Imaginaba su bello rostro emocionado por la sorpresa, largando unas lágrimas al estar conmovida, planee llevarla al restaurante donde le propuse matrimonio, que la banda toque ese tema que marco nuestras vidas.
No tenemos hijos, ella no puede quedar embarazada, pero eso nunca limito que la ame, la acepte con todos esos matices.
Por lo que me dedique de lleno a hacer crecer la empresa por la que trabaje desde muy joven.
Nunca tuve está abundancia que poseo ahora, todos me ven multimillonario, poderoso, pero no saben por lo que pase para llegar a tener todo lo que tengo.
Una vez que conseguí el ramo de rosas, junto a la caja de chocolates, Noel me llevo a mi mansión.
-Señor... Parece que no hay nadie. Me dijo al observar la oscuridad de la misma.
Baje del vehículo, observé un auto estacionado, no era el de Clara. Me dirigí a la entrada y no me recibió mi mayordomo como siempre.
"Tan temprano se fueron a descansar", pensé incrédulo.
Camino en pasos cortos a mí habitación, ver un auto extraño en la entrada, las persianas del salón cerradas, el silencio del lugar, los sirvientes que no aparecen para recibirme como de costumbre, el aire espeso que se siente ante el encierro del lugar y las risas provenientes del piso superior me tensan, siento que la sangre empieza a hervir, desbocando por todo mi cuerpo la ansiedad de presentir lo que mi corazón y mi mente intentan rechazar.
He vuelto antes de mi viaje con la finalidad de sorprender a mi amada esposa unos días antes de nuestro aniversario, sin embargo, en el instante en que pateó la puerta de madera me veo frente a la verdad convirtiéndome en el sorprendido entre los dos, lo que llevaba en las manos se me cayeron al piso.
Ahí yaciendo sobre mi cama, desnuda, cabalgando al imbécil de mi abogado, se encuentra la mujer por la que he dado todo en estos últimos cinco años, mi corazón se acelera, mi pulso se descontrola, no puedo moverme mientras que ambos gritan moviéndose desesperados por la habitación, buscando impacientes sus prendas para vestirse exageradamente rápido mientras me intentan explicar que lo que veo no es lo que parece.
Una vergüenza, el hombre en quien confiaba y creía un amigo se aproxima indolente hacia a mí, creyendo que en este momento las palabras pueden aliviar lo que está traición significa.
— Brandon, hermano, puedo explicarlo.
¿Hermano? Habla como si fuera un imbécil que estuviera ciego ante la realidad de lo que veo.
¿Explicar? No hay explicación para la traición frente a mí y por un instante me descontroló, no quiero escucharlo y lo atacó golpeando su rostro furioso, sin poder controlarme, mientras intento callar sus súplicas por mi perdón.
— ¡No! No me mates, viejo, suéltame.
— BRANDON, BRANDON MI AMOR POR FAVOR, SUELTALO, LO VAS A MATAR, BRANDON.
Mi irá me hace cegar por instante, levanto mi brazo, al querer pegar a Rey, golpeando su abdomen que la debilita arrojándola al suelo de golpe. No me detuve en mi frenesí de descargar toda la ira que me provocó la traición de quien alguna vez consideré como un hermano.
No me detuve a verla. Solo, con Rey, seguimos entrelazados en una lucha feroz, salimos al corredor sin dejar de proponernos golpes, por cada uno que él me da, le regreso dos bien propinados en ese maldito rostro que me miraba sin mostrar arrepentimiento de lo que hizo.
-POR FAVOR... YA NO PELEEN. Aparece gritando Clara que me estira del brazo al querer parar mi eufórica reacción contra su amante.
No sé en qué momento me lanzo a darle otra piña y él logra esquivar empujándome por las escaleras, rodé pesadamente veinte escalones abajo.
Todo ocurrió tan rápidamente, cada vuelta sentía que me quebraba algo, hasta quedar boca abajo sintiendo un dolor tan penetrante en cada parte de mi cuerpo, dificil de explicar, evitaban que me pueda levantar.
-NO... ¿QUÉ HICISTE?. Grito Clara, escuché sus pasos que se aproximan ligeros hacia mí, donde estoy tendido en la planta baja.
Tuve una luz de esperanza que se desvaneció así como llegó al escuchar lo que dijeron.
-ESTA SANGRANDO MUCHO. Exclamó Clara con la voz cortada.
-ESTA MUERTO... VAMONOS... QUE NO NOS CULPEN. Le dijo Rey, no podía creer que mi amigo, antes de llamar a la ambulancia, me dejen ahí tendido en un charco de sangre que sentía bajo mío caliente.
Una imagen borrosa de los dos saliendo por la puerta a toda prisa, espere por si ella miraba hacia atrás, hasta en esa situación, tontamente quería creer que me quería, algo, pero no fue así.
Al rato alguien ingresa y acelera sus pasos hacia mi.
-SEÑOR. La voz de mi chófer Noel.
Escuche que tomo el teléfono y llamo a emergencias.
📱NECESITO UNA AMBULANCIA URGENTE... ¿VEINTE MINUTOS?... NO PUEDO ESPERAR TANTO. Dijo y cortó.
Me alzó apoyandome entre sus brazos como pudo, mi tamaño no ayudaba, media un metro ochenta.
Me llevo hasta el vehículo recostandome atrás.
El dolor era insoportable, jamás sentí tanto dolor, pero lo que me empezó a desesperar era que no sentía mis piernas, no las sentía, la angustia se apoderó de mí.
-YA LLEGAMOS SEÑOR... NO SE DUERMA... AGUANTE. Me pedía suplicante y afligido.
Él solo estaba trabajando para mí hace pocos meses, porque mi carácter siempre ha sido difícil de tratar, nunca fui paciente con las impuntualidades o equivocaciones, al mínimo error los corría, ningún empleado duraba mucho.
Pero este hombre mostró más preocupación y compasión que la mujer a quien amaba.
-SEÑOR... ESTO LE HICIERON ESOS DOS QUE VI SALIR CORRIENDO. Me dijo y solo asentí en un leve movimiento de cabeza al sentir que perdía las fuerzas.
Al llegar a emergencias Noel bajo corriendo y trajo a los jalones a unos con una camilla para que me trasladen al interior.
Me atendieron en el área de urgencias, más de una vez ví el rostro preocupado, de los médicos, que hacían su labor a un ritmo acelerado para salvar mi vida.
Pase por muchas intervenciones, me había roto varias costillas, se me fracturó el femur derecho, y la cadera.
Estando en el sanatorio contraté los mejores abogados para tramitar el divorcio, ya no quería saber nada con esa mujer, no quería que nada me tenga unido a ella.
Por las camaras de seguridad de mi mansión los oficiales obtuvieron las pruebas para encarcelar a Rey, a Clara la apañaron su familia como siempre, por lo que solo obtuvo arresto domiciliario.
Se quedó en la casa de sus padres, quien no querría quedar preso así como ella, con diez sirvientes a su disposición, cancha de tenis, de golf, piscina de más de diez metros de largo.
Corte toda relación con ellos, jamás volvería hacer ningún negoció.
(Fin Flashback)
Pase por dolorosos tratamientos que a nadie recomendaría, estuve más de un mes para que me diagnostiquen lo que temía.
"No volvería a caminar"
Escuchar eso me quebró, me rompió en mil pedazos, no podía concebir que debía de depender de otros para moverme, asearme, hacer las minimas tareas que antes las hacia fácilmente.
Estar pegado a una silla de ruedas, era algo que no podía aceptar.
Caí en un estado depresivo muy fuerte, me volví más tosco de lo que era, nada era a mi gusto, si antes no duraban ni un mes los empleados, ahora no duraban ni un día.
Debía tener una enfermera a mi disposición que se ocupe de las curaciones, inyecciones, medicación y demás cuidados como si estuviera en un hospital.
La sola idea la odiaba, la aborrecía, al único que mantenía a mi lado era a Noel, que se convirtió en mi mano derecha.
Pero como explicaron los médicos, debía tener una enfermera para ciertos cuidados especiales.
Empezaron a desfilar enfermeras que no aprobe, debían hacer su trabajo, pero por caerle la baba por mi rostro eran torpes.
Me sentía fastidiado con todo el asunto, llevaba semanas que el sanatorio enviaban enfermeros y enfermeras que solo cumplían con lo necesario, no les daba la confianza para lo demás.
Noel fue muy diligente, él se ocupaba de prepararme el baño y me dejaba todo listo para que me fuera a bañar.
La mansión la tuve que adaptar a mis nuevas necesidades, tanto en el baño, como en el resto de los espacios, para poder movilizarme en la silla de ruedas. En las escaleras instalaron una silla que me sentaba y apretaba un botón trasladándome al piso de arriba, dónde tenía otra silla de ruedas próxima para sentarme.
No voy a negar que más de una vez llore de frustración, siendo un hombre que jamás había largado ninguna lágrima, ni en el entierro del único pariente que fue mi tutor, mi tío Emilio, debido a que perdí a mis padres siendo muy pequeño en un accidente, pare en un orfanato, hasta que mi tío Emilio apareció y me adoptó, necesitaba un heredero, para recibir una herencia por parte de su padre que le puso como condición que debía tener un hijo.
Él muy desgraciado me dejó la misma condición, que su fortuna sería mía, si solo tenía un hijo, lo cual me tuvo sin cuidado, me hice yo mismo, le demostré que no necesitaba de él.
Llore como un niño más de una vez, demostrando que los hombres también lloran, sobre todo los momentos en que quedó solo en mi enorme habitación, donde mire la veo a mi ex, esa por la que di todo, me engaño, me destrozó en mil pedazos, y no fue capaz de recoger ninguno de ellos pidiendo perdón.
Estoy mirando por el enorme ventanal, cuando escucho que golpean la puerta y veo ingresar una enfermera, está es delgada, su cabello alzado en un rodete cubierto por un gorrito blanco, su expresión es serena, no emite ningún sonido al caminar, se aproxima a mí sin dirigirme la palabra, me toma la presión y veo que extrae del cajón la inyección que me corresponde para aliviar el dolor y que pueda dormir.
-Le voy a extraer sangre. Expresa en un tono pausado algo disfónico.
-ESPERO QUE NO ME HAGA UN COLADOR... O MEJOR VAYA AL HOSPITAL GENERAL A PRACTICAR CON LOS BORRACHOS Y ADICTOS... ANTES DE HACERME SUFRIR MAS DE LO QUE SUFRO EN ESTA SILLA. Le grite molesto y veo que ya tiene la aguja con la sangre en la mano.
"En qué momento me extrajo que no sentí."
-Debe acostarse. Me dice.
-NO TENGO GANAS... PASO TODO EL DIA POSTRADO. Me niego rotundamente.
Al rato veo ingresar a Noel que en un jalón me saca de la silla y me lleva a la cama.
Perdi masa corporal, y peso debido a que me niego a comer lo que me cocinan. Solo hago valer mi voz, pero con Noel no puedo luchar, él es un hombre musculoso, que estuvo en las fuerzas hace mucho.
CONOCIENDO A BRANDON
Soy RITA VALDEZ tengo 28 años, mido un metro setenta, mis medidas son bien distribuidas, tengo ojos color verde, labios carnosos, un rostro armonioso, no es para presumir, pero es la verdad.
Mis conocidos creían que sería modelo por mi fisonomía y estatura, pero no, me decidí por la carrera de enfermería, en especial me capacite en el cuidado de personas.
Mi inspiración fue mi abuela, quien me crío y cuido hasta los últimos años de su vida.
"No dejes que te definan por tu imagen, eres muy inteligente y puedes ser lo que tú quieras", esas fueron sus sabias palabras.
A mí esposo lo conocí en un desfile, verlo con su uniforme me enamoro a primera vista, al principio era muy tierno y atento. Siempre me traía regalos de todos los lugares que iba.
Me pidió matrimonio al poco tiempo de estar saliendo, no habían pasado ni tres meses.
"No puedo vivir ni un día lejos de ti", fue lo que me dijo al entregarme el anillo con él diamante de 1.5 kilates.
Su propuesta me conmovió, lo había preparado con una cena a la luz de las velas en un lujoso restaurante y una banda de músicas a cuerdas atrás.
Me sentía la mujer con más suerte del mundo, había conocido a un hombre incomparable que me cuidaría y trataría como a una reina. La diferencia de edad no me importaba, era mayor diez años.
Estuve tan equivocada, fue una pantalla, una publicidad que me engancho de si mismo.
Al instante en que cruce el umbral de su casa en sus brazos, mi vida se convirtió en un infierno.
Le gusta tener relaciones salvajes, masoquistas, hasta filmo una de nuestras sesiones. Al querer divorciarme de él, me amenazó con hacer pública esa filmación, quedaría como una zorra, perdería mi trabajo, mi imagen quedaría por los suelos.
Por lo que desde entonces trato de hastiarme de trabajo para estar lo más alejada de él en lo posible.
No me pega, no deja marcas en mi cuerpo, en eso es muy inteligente, su abuso es psicológico, me maltrata de forma verbal, compro unos parlantes enormes que pone a todo volumen, música electrónica pesada.
Si no quiero ser parte de esas carreras sexuales que le gusta hacer, me encierra en una pequeña habitación con el enorme parlante y pone la música a todo volumen.
Siento que mis órganos internos saltan de un lugar a otro, mis tímpanos hacen un sonido fuerte como un pitido.
Me deja cinco minutos y regresa a comprobar si estoy dispuesta a estar con él o me deja con el parlante y se que quedaré sorda si lo hace.
Trate de denunciarlo, pero al ser parte de la fuerza, no tengo voz ni votó contra él, solo se rien en mi cara, me creen una mala agradecida que busca la escusa de divorciarse y obtener provecho, difamando su imagen, ante los demás es una persona buena, maravillosa, incapaz de pisar una hormiga. Si supieran que incendiaria el hormiguero entero cuando nadie lo ve.
Cuando estoy en el sanatorio trabajando, aparece de manera sorpresiva luciendo su uniforme, hace comentarios grotescos disfrazado con una risa, como si fuera una broma, pero se que piensa en verdad asi.
-RITA LE CHUPA AL DIRECTOR... JA...JA... TRAIGAN LA CREMA... NOS UNIREMOS A LA FIESTA... JA...JA.
-Que simpático... Tiene suerte Rita de tener un marido tan comprensivo. Le dice una de mis compañeras que, se babea por su belleza, siendo que solo eso tiene, porque por dentro es el ser mas horripilante que existe.
Aparezco ante ellos y me mira sacándome una radiografía de todo mi atuendo que no tenga ni un pelo fuera de lugar o significaría un castigo para mí.
-Hola querida... Te traje algo de comer... Trabajas tanto... Que no tienes tiempo de ir a casa para estar conmigo... Por lo que vine a compartir contigo. Me dice en un tono como para que las demás crean en su fachada de marido amoroso.
-Eres muy amable... Debo hacer mis rondas. Le respondí sin aproximarme, no tenía ánimos ni de sentir su perfume.
-Puedo acompañarte. Me dice.
-No permiten el ingreso, a personas ajenas al personal... Una vez que terminó la hora de visita. Le aclaró con una sonrisa fingida de amabilidad, si él sabía fingir, yo también, llevo haciéndolo por dos años.
Vi que chicleo la lengua asintiendo, note que no le gustó mi negativa, pero ahí no podía sacar su lado oscuro.
-Come antes que se enfríe... Lo prepare especial para vos. Me dijo señalando la bolsa que trajo.
-Eres muy amable. Le dije tomando la bolsa que me pasaba.
"Te espero en casa", me susurro.
Su voz me daba escalofríos, no de placer, sino de miedo, me vivía cuidando, no quería tener un hijo de ese tipo, no quería traer un inocente en ese ambiente perverso que creo él.
Tenía la costumbre de inhibir mi voluntad, me ataba a la cama, sentía su pesado cuerpo sobre el mío y solo sentía asco, no me provocaba ningún placer, sus caderas me lastimaban el interior de mis muslos, que debía abrirme casi ciento ochenta grados para que se acomode, era un hombre de un cuerpo exuberante, aunque su aparato dejaba mucho que desear, o al menos a mi no me movía el piso.
Me apretaba el cuello, culpa de eso estaba disfónica unos días. Su afán era llegar al límite, me preguntaba porque no practica por él, sería un sueño muy difícil de realizar, a él le gustaba infundir dolor, no sentirlo.
En el sanatorio empecé a escuchar de las demas enfermeras que había un paciente que era muy difícil de tratar, de un carácter muy antipático.
"Mi esposo será", pensé irónica.
Cuando el director ordenaba que había que ir a su domicilio notaba que ninguna quería ir, inventaban mil escusas para no hacerlo, los enfermeros que se habían ofrecido, al tiempo también desistieron de aceptar.
Peor que mi esposo no creía que hubiera, por lo que accedí en ir.
-Rita es un monstruo... Denigra sin piedad... Te hace dudar de tus capacidades... A Marta que es la más dura la hizo llorar. Me comenta una de mis amigas.
-Bianca ... No porque sea un ogro, se le negara la atención... Hicimos un juramento al tomar este empleo. Le dije decidida.
La verdad era otra escusa para no regresar a casa, prefiría estar en el mismo infierno que volver a casa.
Me dirigí a la dirección que me otorgaron, según él GPS me llevo a un barrio residencial, de casas de alta clase, diviso una mansión imponente, era deslumbrante en su magnificencia.
Solo en las películas había visto algo así. Al llegar al pórtico, el tamaño de la puerta era gigantesca.
Imagine a un gigante viviendo ahí. El color blanco es el principal en esta arquitectura.
Toque el timbre activando un sonido de campanas agudo que parecía no tener fin. Pasaron cinco minutos y apareció un hombre mayor de un aspecto sombrío, sin una mueca en su rostro de amabilidad.
-Buenos días... Soy la enfermera...
Iniciaba y solo me hizo gesto que pase sin emitir ninguna sílaba.
Al pasar un aroma fresco a limón invadió mis fosas nasales, el ambiente parecía calmo, aqui también era todo blanco y uno que otro gris claro que remarcaba unos espacios.
Veo que baja corriendo una mucama secándose las lágrimas con un pañuelo y se desapareció en otro espacio.
-Buenos días... Usted es la nueva enfermera... Es un placer saludarla... Soy Noel el asistente personal del señor Brandon... Si necesita algo no dude en pedírmelo. Apareció un hombre con una sonrisa radiante, extendiendo su mano para saludar. Tenía una amabilidad que te hacia sentir en casa.
Lucia un traje a medida en un tono gris, su porte elegante, por la manera de caminar me hacia pensar que era un tipo que está en las fuerzas, parece que todos tienen esa manera de trasladarse como lo hace mi esposo.
-Soy Rita Valdez. Me presente aceptando su saludo de mano.
-Acompáñame... El señor está despierto... Tengo entendido que debe aplicarle una inyección... Es para que no tenga dolor... Si necesita que la ayude para que le aplique... Avíseme... Él es muy grande. Me aclara mirándome, se ve que mi tamaño le resultó pequeño, siendo que soy alta.
-Lo tendré en cuenta. Le respondí.
Debido a mi disfonía mis respuestas trato de que sean cortas, de lo contrario mi voz se va.
Lo seguí hasta la habitación del señor Brandon, escaleras arriba, el pasillo era largo hasta llegar a la última habitación.
Golpee la puerta y antes de escuchar si me dejaba entrar o no, ingresé.
Según las otras enfermeras siempre parecía un perro bulldog a punto de atacar.
Al ingresar veo a un hombre enorme postrado en una silla de ruedas con una expresión de desazón por la vida y una mirada fria.
Podía entender perfectamente porque se comportaba de manera tan hosca.
Era joven y de un día para otro estar en sillas de ruedas, no era lo que cualquiera podría desear al haber nacido sano y desplazarse con sus dos piernas firmes por mucho tiempo.
Me había informado sobre su historial médico. Me gustaba saber que tipo de complicación tenían a los que debía cuidar.
Me aproxime en silenció, respetando su duelo, entendiendo que en ese estado, lo menos que quisiera escuchar son palabras de compasión por una desconocida, ya los habrá escuchado en reiteradas ocasiones.
Le anuncie que debía extraerle sangre. Cómo era de esperarse, su reacción fue a la defensiva.
Mientras expresaba su desacuerdo, denigrando mi capacidad, le extraje la sangre sin que se dé cuenta.
Al ver que lo había hecho miro sorprendido con los ojos abiertos, pero solo fue un flash esa expresión, porque al segundo la cambio por su cara de ácido que mantenía todo el tiempo.
Le indiqué que debía acostarse, más que nada era para poder inyectar la medicina en su glúteo.
Se volvió a quejar en un tono elevado, y veo ingresar a Noel que lo alza en un movimiento rápido y lo acostó.
Se ve que estaba acostumbrado a tratar con el mal genio de su Jefe.
-Si sabe lo que le conviene, hará caso. Escuche que le susurro.
-No la quiero de vuelta. Dijo el señor Brandon y antes que se de cuenta le apliqué la inyección.
-Eso es todo... Quédese boca abajo... Le untaré esta crema. Le anuncie enseñando la crema que debía usar para que su piel no se vea afectada por el continuo roce con las mantas.
-NO ME PONDRÁ NADA. Grito molesto.
Le mire a Noel que entendió mi expresión y lo acomodo.
Le aplique la crema masajeando sus músculos, me extendi a sus muslos, hasta sus pies.
Aprendí masajes para relajar los músculos e incentivar la circulación.
-Vio señor... Eso le hace bien. Escucho que le dice Noel.
-Esta fría la crema. Se quejo igual.
-Debe alimentarse. Le dije.
-No quiero nada. Dijo cruzado de brazos, una vez que se lo giro y acomodo las almohadas bajo de él.
Apareció una empleada, se desplazaba sin emitir ningún sonido, dejó una bandeja con comida en la mesa y se retiró.
Me aproxime a la bandeja destapando los alimentos para ver qué le trajeron.
-¿Quién va a comer esto?... Tiene razón... Ni los perros lo comerían. Le digo a propósito, solo para ver su reacción.
-ES EL MEJOR CORTE... PREPARADO POR UN RECONOCIDO CHEF QUE TRABAJA PARA MI. Grito molesto.
-Puede ser... Pero usted no lo quiere... Y por lo que veo... Debe tener un excelente paladar... Y sabe diferenciar entre lo bueno... Y lo grotesco. Le digo señalando la bandeja.
-NOEL TRAE LA BANDEJA. Ordenó molesto.
-MIRE CON QUE FACILIDAD SE DESHACE LA CARNE... NO NECESITA EL CUCHILLO... Y ESTAS PAPAS... HERVIDAS... TIENEN UNA CREMA UNICA. Describe lo que tiene.
-Si... Tal vez... Yo prefiero mi yogur. Le digo al extraer de mi cartera un pote y lo como delante de él.
-SE NOTA QUE NO TIENE CLASE... NO SABE RECONOCER LA ALTA COCINA. Dice comiendo.
*BRANDON
Me alejé de todo, amistades, conocidos, mi empresa la manejaba mi vicepresidente que era un amigo, Héctor Milton, con quién trabajamos juntos para hacerla crecer.
Cada amanecer era revivir la cruel realidad, odiaba abrir los ojos y saber que no me podía levantar por mi cuenta, que dependía de alguien más para hacerlo.
Muy en el fondo anhelaba volver a caminar, porque no me importaba cuánto gastaba para que eso fuera una realidad.
Sobre todo me convencía a mi mismo de ello, más que nada cuando me enteré que Clara fue considerada inocente y solo una víctima de las circunstancias.
Después de solo seis meses, no podía creerlo, que tan rápido hicieron todo, no cabe duda que su padre tenía influencia para conseguirlo, o pago al juez para que su caso sea visto antes que cualquiera.
-BUENOS DIAS SEÑOR. Aparece Noel que abre las cortinas para que ingrese la luz del día.
-LE PREPARE EL BAÑO... YA ESTA SU DESAYUNO. Habla animado, es el único que me trata de ese modo, sin un tono de pena en su voz.
-No tengo ganas... No quiero nada. Le expreso cubriendo mi rostro con las mantas.
Sentía bronca por lo que me enteré, deseaba que una bomba caiga sobre Clara.
-POR LO QUE VEO YA VIO LAS NOTICIAS. Dice al ver mi celular a mi costado.
-LEVANTESE, QUE ESO NO LE AFECTE... A LA LARGA TODOS PAGAN POR SUS PECADOS. Reflexiona.
-¡YA TE DIJE QUE NO!... ¡¿QUE DEBO HACER PARA QUE ENTIENDAN?!... ¡DEJAME SOLO!. Eufórico le digo.
Él me mira frunciendo el ceño, apreta sus labios.
-Debe alistarse señor... Ya será hora en que venga la enfermera. Me avisa suavizando su tono.
-NO TE MUESTRES CONDESCENDIENTE CONMIGO... SABES QUE LO ODIO ... YA NO QUIERO QUE VENGA MAS... LA ODIO... ES IRRITANTE. Le respondo.
-Lo dice porque es la única que le hace hacer lo que solo a usted le beneficia... Por mi pierda cuidado mientras siga llegando el fondo a mi cuenta. Me responde de manera sarcástica.
Molesto le lanzo un almohadón.
-Le fallo el tiro señor. Me dice cuando cayó al suelo sin tocarlo.
-Tan temprano hace mañas. Escuche la voz de la enfermera Rita.
Desde que ella viene su manera de ser me irrita, no se cómo lo hace pero al final siempre logra que haga lo que ella quiere.
Logro que coma, por más que mi intensión era hacer una huelga de hambre y dejarme secar para no tener que afrontar está cruel realidad.
No quiero tomar esas pastillas, que son de todas clases y diferentes colores, no se hace problema, me inyecta, y lo peor de todo que lo hace tan bien que no siento ningún dolor cuando lo hace, hasta para extraerme sangre tiene esa facilidad que no me duela.
- En ese caso traeré la esponja. Escuche que dijo, me destape molesto mirándola fijo.
-NOEL... LLEVAME AL CUARTO DE BAÑO. Le dije, no iba a dejar que me ponga una mano encima.
-SI SEÑOR. Me respondió él, y en un movimiento rápido me llevo al baño.
Mientras estaba en la tina escuché la conversación de ellos, desde que viene Rita, los dos se han vuelto muy íntimos y por alguna extraña razón eso me molesta.
"Noel, me contaste que haz estado en las fuerzas y sabes todo sobre equipo tecnológico de espías y esas cosas", le comento Rita.
"Si, necesitas para algo", le respondió Noel.
"Quisiera instalar en mi casa, ya te comenté la razón, y me dejó pensando lo que me dijiste el otro día, no recuerdo lo que pasa en la noche, pero amanecí con estas marcas, tómale una foto, porque se borran en el día", Le dijo Rita.
"Si, ya veo, parece que unas sogas te sujetaron, lo tienes por toda esta parte", Le dijo Noel y se escucha el sonido de una cámara.
"Quisiera saber dónde lo puso, se que esconde muy bien todo", le susurro ella.
"Si me lo permites, tengo un conocido que puede averiguar al respeto", le dijo Noel.
Me cansé de oírlos hablando tan cómodamente por lo que llamo a Noel.
-¡NOEL!. Grite.
-SI SEÑOR. Respondió ingresando a ayudarme a salir de la tina.
Una vez que me vistió, la rutina de siempre, pelear con Rita por el tema que no quiero desayunar, ella que se muestra comprensiva o que no le interesa, y al final consigue que desayune.
Al parecer tener esos enfrentamientos con ella me distraen de algún modo, la observo usando ese uniforme de enfermera que consiste en un pantalón blanco, una blusa manga larga blanca con una chaquetilla, su cabello alzado con el gorrito blanco que le cubre, no usa maquillaje, tiene los labios rosados de manera natural, sus pestañas largas oscuras que apantallan sus ojos verdes, sus zapatillas bajas blancas y sus manos cubiertas por ese guante de látex para hacerme las curaciones.
-Hoy traje una amiga... Es una doctora japonesa... Ella tiene un tratamiento especial que lo dejará como nuevo. Me anunció.
-YA TENGO UN KINESIOLOGO. Le respondo serio.
-La señora Yamahachi. Anuncio mi mayordomo Alfred.
Veo ingresar a una señora de rasgos asiáticos, es pequeña, usa un vestido negro de cuello alto y largo, su cabello canosos en un rodete atajado con unos palitos largos o no se que sean.
Ella se aproxima, me mira y hace un gesto con las manos, como insinuando que la sigamos.
-No habla o qué. Le pregunté a Noel.
Me desplace a la planta baja, una vez abajo, me acomode en mi silla de ruedas que era automática, no debía hacer rodar las ruedas con las manos, ni que alguien me empuje, solo apretaba un botón.
Al menos en eso no quería depender de alguien.
Nos dirigimos al gimnasio donde suelo atender al kinesiólogo que me hace hacer los ejercicios para fortalecer mis piernas y demás músculos del cuerpo.
La doctora japonesa indico que me acuesten en la camilla.
-¿Qué me va hacer?. Le pregunto a Noel.
-Hace un tratamiento para que sus músculos, sistema nervioso, se activen y pueda mejorar más pronto. Me anuncia.
Ya había probado de todo, tenía clavos en mi pierna derecha y un implante en la columna, anhelaba volver a caminar.
Me acomodan en la camilla boca abajo, por indicación de la doctora me quitan la ropa quedando en boxer.
Después de su tratamiento me sentí más relajado, no sentía tanto dolor.
Para la hora de hacer los ejercicios de la marcha con el kinesiologo, que me sostenían con unas sogas y un arnes en una máquina, que no pestañee en comprar al asegurarme que con esa iba a volver a caminar, pude hacer los movimientos sin sentir ese estiron en la zona baja de mi columna que me hacia gritar.
Toda esta situación me frustra, hay momentos que doy lo mejor de mi para que lo imposible se haga posible y hay momentos en que quiero tirar la toalla, por lo que mi humor cambia.
Noel ha Sido un apoyo importante en este tiempo, me ha brindado todo y no ha dejado que baje los brazos.
-Señor usted puede... No sé deje estar... Vuelva a estar sobre sus dos piernas... Así le podrá patear en su enorme retaguardia a la que lo puso en esta situación. Me anima al referirse a Clara, la evita nombrar, le había pedido que no se vuelva a decir su nombre.
-Me rompería el pie. Le respondo y por un momento reímos juntos.
Al terminar con el tratamiento, me alistó, vistiendo mi traje y me encierro en mi despacho a ver cómo marcha la empresa, porque por más que Héctor esté en el lugar físico, no la descuido y hago conferencias por videos llamadas.
-HOLA AMIGO. Me saluda ingresando al despacho, su presencia me sorprende, por lo general está en la oficina, era señal que traía malas noticias.
-Héctor... ¿Qué te trae por aquí?. Le pregunté.
-Si que tienes olfato cuando pasa algo-. Exhala sentándose delante mío y apoya sus palmas en su rodilla.
- Tengo una mala noticia y una buena. Me dice mirándome directo.
-Empieza por la mala. Le digo al querer acortar la charla.
-Clara te demanda por el cincuenta porciento de la empresa. Me dice y lo miro fijo.
Golpeó con mi puño el escritorio.
-ES UN CLAVO EN EL C*LO. Grito furioso.
- Alega que todo lo que sufrió, solo fue un acto para sacártela de encima y quedarte con todo. Me sigue contando los detalles.
-QUE SE OCUPEN NUESTRO GRUPO DE ABOGADOS... ELLOS SABEN QUE NO PUEDE HACERLO... NOSOTROS CREAMOS ESTA EMPRESA... ANTES DE QUE ME CASE CON ELLA...
-Su padre le había cedido el porcentaje de acciones que tenía en la empresa de la ciudad vecina. Me comunica mirando su celular.
— REUNE A LOS ABOGADOS... ¿CÓMO SE LE ESCAPO ESO?. Le pregunto furioso.
Al rato veo que ingresa una empleada dejando la bandeja con un te, no me mira directamente, solo la deja y se retira sin decir ni una palabra.
Ni bien sale, ingresa Rita y suspiro frustrado.
-Debe tomar algo... Le corresponde su remedio. Me dice marcando su reloj.
Héctor lanza un silbido mirándola de arriba abajo, Rita lo ignoró por completo, solo se fija en mí.
-Si tomo la pastilla... ¿Te irás?. Le pregunto.
-Cuanto más rápido lo haga... Más pronto me iré. Me respondió.
Tome de un solo jalón todo y bebi ese te, que siempre me prepara, de hiervas medicinales.
-Te pareces a la niña traviesa en leotardo de la página roja. Le dijo Héctor al pararse y mirarla más de cerca.
Él no tiene decencia a la hora de expresarse hacia las mujeres. Aunque si yo pudiera me estaría recorriendo todos los clubes para sacarme todo lo que me recuerde a Clara, explorando otras mujeres.
Ella se giro mirándolo fijo.
-Me confunde... Solo soy enfermera. Le dijo retirándose.
-NO PUEDES HABLAR ASI. Le reproche a Héctor.
-Hermano... Se lo que digo... Debido a que estoy a cargo de la empresa... Casi no tengo tiempo de distraerme... Por lo que acudo a las páginas a media noche y me doy amor propio... Mira... Es esta. Me dice enseñándome en su celular y activa un vídeo.
-Podria ser cualquiera... No muestra la cara... Tiene un antifaz. Le digo.
-Debe ser... La sequía me tiene mal... Me retiro... Visitaré el club. Dice golpeando el escritorio.
-No expongas tus cosas aquí. Le digo molesto.
-Ya podrás seguirme... Se te ve mejor que la última vez... Hasta tus mejillas están más rojas... O es por lo que te mostré. Se me burla y se va.
Me dirijo hacia la cocina para buscar un poco de agua. Cómo tomo medicamentos ando cero de alcohol.
Al llegar a la puerta de la cocina, escucho que Rita habla con Noel, en un tono agudo, como llorando.
"No lo puedo creer"
"Creerlo, ya te lo mostré", le dijo Noel.
Me aproxime a mirar más de cerca y la veo a ella sentada en la isla y a él ante ella con sus manos en cada lado de sus caderas. Rita con la cabeza gacha hacia el hombro de Noel.
"Debe ser que hace mucho es todo eso", solloza Rita.
"Son varios, no uno, está facturando", le comenta con un tono compasivo Noel.
-¿QUÉ PASA AQUI?. Grito molesto, la escena me molestaba en gran medida.
"Vamos a contarle, él puede ayudar", le susurra Noel y ella asiente.
-VAN A RESPONDER. Les ordenó.
-Rita está casada...
-Y quiere estar contigo.
-No señor... Su esposo filma cuando están en pleno acto... Y la amenazaba que los publicaría si ella quería divorciarse... Pero resulta que lo hizo de todos modos y gana dinero por ello. Me cuenta Noel.
-Entonces... Eras tú la del vídeo que me mostró Héctor. Le digo, ella me mira sorprendida.
-Pero tienes un antifaz. Le digo como consuelo.
-Ya no soporto estar con él... Pero no puedo enfrentarlo... No sé porque... Tiene poder sobre mi... Soy patética. Dice Rita suspirando pesado.
-Si quieres puedes quedarte... Hay habitaciones extras... Ordenaré que te preparen una... Y consultaremos tu caso con uno de mis abogados. Le sugiero.
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