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Tú, Mi Bello Tesoro 2

Capítulo N° 1

Está historia es la continuación de:... "Tú, mi bello tesoro" una historia llena de amor, ilusión, esperanza y por momentos muy sentimental que hará que broten sus lágrimas sin control.

En esta obra los protagonistas se volverán a encontrar para intentar unir las vidas de Carolina con Trevor, dos almas gemelas separadas por un mal entendido. ¿Será que lo conseguirán o ya no hay oportunidad para está pareja?

Ya lo veremos... Mientras tanto te presento a los personajes.

Presentación de los personajes.

Carolina Costa

Es una mujer muy decidida, segura de sí misma, que siempre supo desde muy pequeña cuál sería su profesión de grande, ya que adora cocinar y sobre todo crear pasteles y postres con sabores singulares que la hacen ser la mejor pastelera de la ciudad. En la actualidad tiene 25 años, y es madre soltera de un niño muy travieso que adora con su alma y por él es capaz de enfrentar al mundo entero con uñas y dientes con tal de que sea feliz.

A Carolina no le interesa tener una pareja a su lado para ser feliz, su pequeño hijo la complementa y es el único dueño de su corazón; aunque pretendientes no le faltan, ya que su cuerpo es perfecto, sus curvas son un deleite para cualquier hombre y sus ojos marrones son el reflejo de su alma pura e inocente, aunque aparenta ser una mujer de mucha experiencia en relaciones amorosa, es todo lo contrario y su inocencia es su mayor virtud. Ella usa el cabello lacio y largo hasta la cintura, le fascina sentir su movimiento con el viento, porque le brinda una sensación placentera de libertad.

Trevor Hamilton

Actualmente tiene 28 años, es un abogado exitoso y actual socio de la compañía Santoro. Es un hombre tranquilo de gustos simples y de buen carácter, su sueño siempre fue tener un hogar, una esposa y muchos niños que lo reciban con los brazos abiertos luego de una larga jornada de trabajo, sin embargo no lo hace realidad porque en secreto está obsesionado con una bella pastelera.

 Físicamente es muy atractivo, posee una gran estatura, un cuerpo muy bien tonificado, ya que entrena varios días en la semana antes de ir a trabajar y su cabello lo sabe llevar corto y rizado. Su tez morena contrasta con lo claro de sus ojos y su sonrisa enamora a las mujeres, pero él solo piensa en recuperar a su morena perfecta, aquella mujer que conoció hace un par de años y ahora reaparece en su vida con su pequeño hijo.

Dylan

Es un niño de cuatro años, muy travieso, sociable, alegre y divertido, que adora a su madre con toda su alma; sin embargo desea tener un padre, y más ahora que comprende un poco más sobre lazos familiares y en la escuela sus compañeros le hacen preguntas sobre su familia y se burlan de él. Con el pasar del tiempo el brillo de sus ojos se irá apagando por mantener ese secreto guardado en su alma y su alegría se verá opacada, hasta que sin querer descubre quien es su verdadero padre y desde ese momento hará lo imposible para que sus padres se reconcilien.

Paul Anderson

Es un hombre muy atractivo, mide un metro noventa de altura, de ojos claros, de profesión arquitecto,  habla varios idiomas, tiene 32 años y actualmente se encuentra tramitando su divorcio. Su carisma, personalidad y sonrisa perfecta son el delirio de cualquier mujer y aunque últimamente su mirada está triste volverá a creer en el amor, cuando conoce a su próxima cliente, una bella morena que lo rechaza constantemente y se convierte en una obsesión.

Franco Thomson.

Es el mejor amigo de Carolina y por el cual ella suspiraba en secreto desde que eran adolescentes. Su amabilidad, su sonrisa, sus detalles, su buen gusto para vestir la tenían fascinada, pero todo su sueño de formalizar con él se desvaneció cuando una tarde le confesó que tenía pareja y le rompió el corazón. Sin embargo, desde ese día su relación cambió por completo y solo lo trata como a un hermano con el que puede confiar y contar en sus días más grises. Él es un chef de renombre internacional y viaja muchísimo por cuestiones laborales; pero que no se olvida jamás de Carito y cada vez que se encuentra en la ciudad no pierde la oportunidad de pasar tiempo con ella y el pequeño Dylan su ahijado al cual ama como si realmente fuera su propio hijo.

Eve Costa

Es la hermana mayor de Carolina, una excelente doctora que tiene un gusto peculiar por el baile erótico. Ella desde muy joven siempre fue su confidente, su guía y sostén en los momentos de vulnerabilidad de su pequeña hermana, ya que las dos dejaron su hogar en Venezuela desde que eran muy jóvenes, buscando nuevas oportunidades en un país totalmente diferente, pero con mucha más oportunidades de triunfar en sus profesiones. Ellas extrañan a sus padres y amigos, así que todos los días se comunican  con ellos para mantenerlos informados de sus avances. Las hermanas son muy unidas y viven juntas en una pequeña y acogedora casa que lograron comprar gracias a una pequeña suma de dinero que heredaron de sus abuelos.

Karen James

Es una mujer muy bella, sencilla, humilde y cariñosa. Desde que llegó a la ciudad su vida ha sido un caos, pero su suerte cambió al ser acogida en el hogar de las hermanas Costa y descubrió el verdadero significado de la amistad. Está casada con Santiago Santoro, el mejor amigo de Trevor y juntos tienen una bella niña a la que llamaron Eva en honor a su madrina Eve.

Santiago Santoro

Es el mejor amigo y socio de Trevor, su carácter es fuerte y su forma de tratar a las personas es muy fría y distante; sin embargo esa máscara de hierro desaparece cada vez llega a su hogar y está frente a su familia. Ahora su misión en esta vida es ayudar a su amigo a recuperar a su mujer e hijo para que sea feliz.

Capítulo N°2

Cinco años atrás…

Era un día como cualquier otro en la casa de las hermanas Costa, el calor era insoportable tanto dentro como fuera del hogar por ser verano y porque Carolina estaba horneando varios pasteles y un brownie de chocolate con nuez para una de sus vecinas. Ella estaba recostada en el sillón esperando que la alarma del cronómetro suene anunciando que la cocción del bizcocho había concluido, mientras cambiaba los canales del televisor con el control remoto sin mucho ánimo porque no encontraba nada interesante para ver. Cuando de repente su celular comenzó a vibrar. Desmotivada observó que en la pantalla de su móvil apareció un número desconocido, con algo de dudas y frunciendo el ceño atendió la llamada. Ella no le daba su número telefónico a cualquiera; sin embargo se relajó al escuchar del otro lado de la línea una voz cálida y gentil de mujer que preguntaba por la gran pastelera Carolina Costa.

 ⎯ Sí, ella habla.

 ⎯ Mi nombre es Giovanna Santoro y estoy interesada en tu trabajo.⎯ comentó.⎯ ¿Podemos hablar?

Cuando la señora misteriosa se presentó, hizo que la joven se ponga de pie y diera vueltas por la habitación al escuchar el nombre de tan prestigiosa familia; luego de controlar su ansiedad prestó atención a la propuesta de trabajo que le ofrecían y sin más les respondió.

⎯ Sí… claro que acepto … no …  no  tengo nada que pensar, estoy encantada de trabajar para usted… gracias por confiar en mí.⎯ dijo y se despidió.

Carolina estaba muy emocionada, tanto así que no pudo evitar saltar de alegría luego de terminar la conversación y arrojar el teléfono al sillón.

⎯  ¡Gracias Diosito! ⎯ gritó mirando al techo y persignándose.⎯ ¡Gracias!

Había recibido la propuesta más importante de toda su vida o al menos desde que se recibió de maestra pastelera en una importante cadena de escuelas de chef y tuvo que realizar el menú de la cena de egresados.

⎯  ¡Eve… Eve… ¿Dónde estás?!

⎯ Estoy en la ducha.⎯ gritó desde el baño y suspiro sabiendo que su tranquilidad había terminado.⎯ Dame quince minutos de privacidad.

⎯ ¡Quédate ahí, ya voy!

⎯ ¿Y dónde se supone que iría si me estoy duchando?⎯ respondió.

Carolina entró ignorando el pedido de privacidad de su hermana y abrió la cortina de la ducha, necesitaba mirarle los ojos a su hermana para darle la gran noticia

y sin dejar de sonreír por la emoción, le dijo.

⎯ ¡Eve, estoy feliz!

⎯ ¡Oye, ¿qué haces?!⎯ dijo cubriendo su cuerpo con la cortina.

⎯ Lo siento, es que no puedo controlar la ansiedad, la alegría, la felicidad, todas mis emociones están a flor de piel y es por una muy buena razón.⎯ dijo de repente y vio como su hermana la miró sin comprender qué sucedía.⎯ Eve aún no lo puedo creer.

⎯ Será mejor que me digas de una vez que sucede, tengo practica en solo una hora y no puedo llegar tarde al hospital o perderé la pasantía.⎯ comentó enjuagando su cabello y ya cansada de ser observada por su hermana menor.

⎯ ¡¿Qué es lo que siempre quise y era imposible de conseguir?!

⎯ Tener un unicornio y que te lleve a pasear.⎯ se burló.

⎯ No, eso lo quería cuando tenía cinco años, ahora sé que los unicornios no existen.

⎯ Bueno, ya dime de qué se trata, no estoy para adivinanzas.

⎯ Me acaban de ofrecer el trabajo de mi vida. Tengo que cocinar en la casa de la señora Santoro, la presidente de empresas Santoro.⎯ aplaude emocionada.⎯ En esa mansión van a estar todas las familias más prestigiosas de la ciudad y me podré dar a conocer. Es una gran oportunidad y tengo el presentimiento que en esa mansión mi vida va a cambiar para siempre.

⎯ Te felicito, ahora dame esa toalla que debo salir de la ducha.⎯ le señaló.⎯  Y no seas exagerada, solo es un evento, eso no te va a cambiar la vida.

Carolina le entregó la toalla, estaba algo molesta por la reacción de su hermana; entonces le dijo con la voz entrecortada y aguantando sus ganas de llorar.

⎯ Sé que mi trabajo no se compara con salvar la vida de una persona; pero podrías mostrar un poco más de entusiasmo. Es la oportunidad de mi vida de hacerme conocida y juntar suficiente dinero para abrir mi propia pastelería y hacer realidad mi sueño.⎯ dijo y salió del baño golpeando la puerta.

⎯ Lo siento, estoy pensando en mi examen.⎯ respondió al tiempo que se envolvió en la toalla

Eve se cambió de prisa, agarró su mochila y se dirigió a la cocina; entonces como era de esperar Carolina estaba horneando algo delicioso y su aroma a chocolate impregnaba el lugar.

⎯ Caro, realmente lo siento.⎯ se disculpó.⎯ He estado tan presionada con los exámenes finales que no te he prestado atención últimamente.⎯ dijo y la abrazó.

⎯ No te preocupes, no pasa nada.⎯ respondió y se separó de su agarre para sacar un brownie del horno.

⎯¿Quieres que hablemos?

⎯ No, ahora debo terminar este pedido y no tengo demasiado tiempo, a la noche hablamos.

⎯ De acuerdo, hasta luego.⎯ se despidió Eve besando su mejilla y salió de la casa a toda prisa en su bicicleta, tenía muy pocos minutos para cruzar prácticamente toda la ciudad.

Carolina terminó de hornear y como era sus costumbre acomodo todo con delicadeza en sus respectivas cajas y le puso una etiqueta con su nombre, una vez que hizo la entrega en la casa de su vecina, regresó a su hogar feliz porque le habían dado una excelente propina que guardó con ilusión en su frasco.

Con un lápiz y su libreta en mano se sentó en la cocina a diagramar un menú dulce para la señora Santoro. Ella era muy detallista y quería que cada pastel fuera único e irrepetible por eso se tomaba la molestia de personalizarlo dependiendo del cliente. Con su mente en blanco y sin decidirse por nada, tuvo la brillante idea de revisar en las redes sociales y buscar imágenes de Santiago Santoro en su celular pero no obtuvo mucha información, así que era momento de improvisar e intentar impresionar a Giovanna con un menú original, aunque en ello tuviera que desvelarse por días.

Capítulo N°3

Días más tarde, Carolina se sentía deprimida, todavía no lograba diseñar un menú interesante para Santiago Santoro; ya que su cliente era un misterio y la abuela no le brindaba mucha información del agasajado.

 Cansada de dar vueltas por la casa llamó a su mejor amigo para que le hiciera compañía, necesitaba la contención y el abrazo de Franco, él era su refugio, su sol en los días grises y lograba con sus consejos animarla.

 ⎯ Hola preciosa.⎯ respondió Franco al ver de quién se trataba.⎯ ¿Cómo está?

 ⎯ Hola cariño, estoy mal, me siento estresada.⎯ dijo sin tantos rodeos.⎯ ¿Podemos juntarnos y conversar un rato? Necesito la ayuda de mi mejor amigo.

 ⎯ De acuerdo.

Luego de hablar un par de minutos y devolverle la sonrisa a su rostro con bromas sin sentido, Franco le dijo que le tenía una sorpresa especial, algo muy importante que decirle y que cambiaría para siempre su relación, porque ya no soportaba guardar ese secreto y que sería mejor encontrarse en el parque cerca del instituto donde tomaba clases de cocina para hablar personalmente.

 ⎯ Claro, nos veremos después de tu clase.⎯ suspiro Carolina y se sintió feliz.

 ⎯ Carito, lo que tengo que decirte es muy importante.⎯ comentó y guardó silencio por un momento.⎯ Espero que no lo tomes a mal.

 ⎯ ¿De qué quieres hablar?⎯ preguntó intrigada.⎯ Dame una pista.

 ⎯ Del amor,  de las relaciones y de tener una pareja, de ese tipos de cosas

 ⎯  ¿En serio?

 ⎯  Sí, debo confesarte algo así que nos vemos en el mismo lugar de siempre.

 ⎯  De acuerdo.

Carolina saltaba de alegría, con solo escuchar su voz su buen humor había vuelto y le ilusionaba pensar en que recibiría una propuesta de su parte.

Ella en secreto lo amaba; pero sabía que confesarles sus sentimientos podría significar perder a un gran amigo y confidente por eso prefería callar y disfrutar de sus abrazos, conversaciones y los bellos detalles que tenía para con ella, hasta que supiera que su amor era correspondido guardaba su enamoramiento como un gran tesoro en su corazón y al parecer el momento de revelar la verdad había llegado.

Caro  tenía una corazonada, entonces subió a su cuarto y buscó en el placard su mejor vestido, ese que únicamente lo usaba en ocasiones especiales y con ilusión lo extendió sobre la cama para contemplarlo, era hermoso y perfecto para disfrutar de un día agradable bajo el sol.

Luego de una ligera, pero muy refrescante ducha se preparó con mucho esmero para ir al encuentro del hombre de sus sueños.

Carolina estaba impaciente, llevaba cinco minutos esperando a Franco sentada en un banco bajo la sombra de un árbol y él aún no salía del instituto, sin embargo ella sabía perfectamente que a veces las clases se dilataban un poco más de lo acordado dependiendo del menú que los alumnos debían realizar.

De repente su boca se secó por completo, y  tenía mucha sed, entonces con un poco de duda se levantó de su lugar y fue a comprar una botella de agua fresca al kiosco de la esquina. Estaba tan distraída mirando al instituto que al cruzar la calle casi la atropella un joven de lentes oscuros y traje en un auto deportivo.

 ⎯  ¡Será mejor que mires por donde caminas!⎯ dijo el conductor mientras que el acompañante se bajaba.⎯ ¡Por poco te mato!

 ⎯ ¿Y tú porque no te quitas esas gafas para ver mejor? Idiota.⎯ le respondió, mientras veía con tristeza que su vestido estaba empapado.

 ⎯ ¿Estás bien? ⎯ preguntó el moreno visiblemente preocupado.

 ⎯  Sí, no pasó nada, solo me arruino la ropa.⎯ respondió Caro, entonces levantó la vista y se perdió en esos ojos claros y en la belleza de su sonrisa.

 ⎯ ¿Quieres que te llevemos a tu casa o a un hospital?

 ⎯  No, no es necesario, ni siquiera me golpeó.

 ⎯ ¡Basta, no es para tanto, vuelve aquí y vamos a casa!⎯ gritó el conductor.

 ⎯  ¡Ya voy! ⎯ miró a su amigo de mala manera y le aconsejó a la joven.⎯ Ten cuidado la próxima vez en cruzar la calle, eres muy bella para que tengas un accidente.

 ⎯  Lo tendré.⎯ contestó y sintió que sus mejillas le ardían por cómo la miraba; entonces se dio cuenta que la tela se traslucía y dejaba expuesto sus pechos sin sostén e instintivamente se cubrió con sus brazos.

 ⎯ Adiós preciosa, fue un placer conocerte.⎯ se despidió y le guiñó un ojo.

 ⎯ Adiós. ⎯ respondió y se acercó a la vereda sin dejar de ver al interior del auto

 ⎯ ¡Mujeres, son todas unas tontas!⎯ comentó el conductor en voz alta a su acompañante y continuó con la marcha.

Carolina después del pequeño incidente estaba más nerviosa de lo habitual y bebía el poco agua que contenía la botella sin detenerse, cuando de repente Franco apareció y la saludó con mucho cariño estrechando su cuerpo en un caluroso abrazo y luego sentándose a su lado.

 ⎯ Caro, hermosa hoy luces radiante.

 ⎯  Gracias.⎯ respondió olvidándose de todo y contemplando al guapo y elegante hombre que tenía frente a ella.

 ⎯  Estoy nervioso, hay algo que debo confesarte y no me atrevo; pero bueno lo diré sin tantos rodeos y espero que no te asuste.

 ⎯ No lo haré.

 ⎯  ¡Estoy enamorado!⎯ dijo de repente.

 ⎯ Yo también.⎯ respondió ella con ilusión.

 ⎯ ¡Que emoción! ⎯ la abrazo.⎯ ¡ Eso es fantástico!

 ⎯ Sí, yo también estaba asustada, no sabía cómo decirte lo que me pasa.

 ⎯  ¡Somos dos tontos! ⎯ se separó y comenzó a reír. ⎯ Ahora podremos salir los cuatro y divertirnos.

⎯  ¿Los cuatro? ⎯ preguntó ella sin entender.

 ⎯ Sí, tu pareja y tú y mi pareja y yo.

 ⎯ Ahhh, sí, tienes razón, que tonta.⎯ respondió desilusionada ahora comprendiendo la situación.

 ⎯  ¿Estás bien?

 ⎯ Sí, solo algo nerviosa. Recién un idiota casi me atropella en su deportivo por eso estoy mojada. ⎯ le comentó.

 ⎯ ¿Te golpeó con el auto? ¿Te duele algo? ⎯ la miró como inspeccionado su cuerpo y al ver sus pechos empapados le dio su campera para que se cubra.

 ⎯  No, el conductor frenó a tiempo y no me pasó nada.

 ⎯  Será mejor que te acompañe a tu casa.

 ⎯  De acuerdo.

Ambos caminaron por la vereda tomados del brazo, cualquiera que los viera pensaría que era una pareja de enamorados compartiendo una agradable tarde; sin embargo las apariencias engañan y Carolina estaba tan callada que podía oír su corazón romperse en mil pedazos, mientras escuchaba como Franco le contaba las cosas maravillosas que hacía con su nueva pareja.

Al llegar a la casa ella se despidió en la puerta con la excusa de que le dolía muchísimo la cabeza y quería dormir. Su buen amigo se despidió con un beso en la mejilla y la dejó sola en el umbral, ella con manos temblorosas buscó las llaves en su cartera, abrió la puerta e ingresó a su hogar.

Luego de varias horas de un llanto desgarrador, ella se quedó dormida, y por primera vez en mucho tiempo no soñó con Franco, sino con el moreno de ojos claros que tan amablemente se preocupó por su estado. Carolina estaba besando la almohada imaginando que eran los labios de ese apuesto y atractivo hombre, hasta que sintió que su hermana ingresaba a la casa y se despertó excitada.

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