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Después Del Dolor

Capítulo 1

Trabajo

- Mamá ¿A qué hora llegaras?- pregunta mi hermana Hanna, tiene 13 años y yo 15. Piel Blanca como la mía, su cabello era de rizos... unos hermosos rizos, su personalidad era encantadora hacia amistades rápido por su amabilidad y carisma, yo la amaba inmensamente era la niña de mis ojos.

- Llegaré mañana en la noche, tengo doble turno así que tengo que trabajar duró. Marcos se quedará al cuidado de ustedes mi niña- dijo mi madre mientras se intentaba de hacer un moño.

- Mami, sabes que Marcos nunca me ha agradado el me da miedo- Dijo Hanna acercándose a la sala.

- Vamos cariño, colabora con mami. Sabes que no tengo con quien dejarlas, Marcos es un buen hombre, solo que... reconozco que tiene un carácter fuerte pero es por que ya ustedes son parte de él y solo las quiere cuida.r- dijo acercándose a Hanna para darle un beso en la mejilla- Además te quedarás con Sofi ella sabrá cuidarte.

-Si obvio que sí madre, esta en las mejores manos-Dije yo con una leve sonrisa estando parada en la puerta de la sala escuchando todo.

- ¿Ves cariño? Todo está bien, solo será un día que estaré afuera, pero cualquier cosa me llaman yo estaré al pendiente. Marcosllegará dentro de dos horas, ya la cena está lista solo tienen que recalentarla. Las amo-se acerco hacia nosotras, nos dio un beso en la frente a las dos y se fue.

Les comento que a mi tampoco me agradaba el hecho de que Marcos se quedará con nosotras y mucho menos a solas, él nunca me dio buena espina. Pero me tocaba ser la mujer de la casa mientras mamá no estaba. ¿Pero qué podría salir mal? No tenía que tener miedo.

Mamá conoció a Marcos 2 años después de la muerte de mi padre, ya han pasado desde ese entonces 1 año y medio que lo conoció y supe desde el primer instante que lo vi que no me la iba a llevar bien con él. Pero debía hacer lo que podía, a la final todo lo hacía era por mamá, ya que ella estaba muy ilusionada con él.

-Sofi, sabes que aveces Marcos me da algo de miedo, y se que a ti también. Y se que no le dices nada a mamá por que sabes que no te hará caso.-dijo Hanna estando aún sentada en el sofá de la sala viendo televisor.

*Suspiró*- Marcos nunca me a caído bien Hanna, pero solo intento cambiar ese pensamiento. Ya es parte de mamá, y mamá lo quiere, no quiero ser un conflicto entre ellos dos. Solo intenta de no estar tan cerca de él, si es posible te encierras en tu habitación y le pasas seguro.

*Mirada triste*-Sofi, ¿te acuerdas aquella vez que yo te dije que Marcos me estaba mirando mucho las piernas? Desde ese día le agarré más miedo. Y le dije a mamá pero ella me dijo que son solo ideas mías, aveces quisiera que se dejaran pero...*suspiro*lo veo muy lejos.

-Estando conmigo no te pasara nada, te lo prometo hermanita- le di un abrazo y me senté con ella en el sofá a ver pelicula.

Dolor

-¡NOOO, POR FAVOR NOOOO! ¡PARA, NO HAGAS ESTO! ¡AYUDAAAA!

- Quédate quieta, esto no va a doler- *risa sarcástica* -Asi que relájate.

-Por favor en serio, esto no es necesario, no le diré nada a mamá pero por favor sueltame- empeze a llorar por la desesperación.

-¡QUE TE CALLES!-

Me golpeó una y otra vez, solo para no decir nada, pero yo ya no tenía fuerzas. La droga que me dio se estaba apoderando de mí. Siento como mis lagrimas caen a las sábanas, al sentir que el se apoderó de mi cuerpo, él había entrado en mí, pero no de la mejor manera, si no, de la peor. Sentí que mi mundo se derrumbaba cuando experimenté ese dolor, lo único que quería era que se terminara.

No dije nada, mi mirada estaba ida, mis manos atadas y mi boca sellada. Me sentí como un pájaro cuando les quitan las alas, cuando les quitas las alas a un pájaro les quitas las ganas de vivir, hasta que este llegue a la muerte. Así me sentí yo en esos momentos no quería nada, solo quería que terminara.

-¡AHHH!

Gritó él cuando llego a su clímax, lo único que pensé 《Ya terminó todo》

-Sabes, no estuviste tan mal después de todo cariño. Y espero que no le digas nada a tu madre- dijo Marcos"mi padrasto"mientras se acomodaba la Correa-Hare la cena hijita- me dio un beso en la frente y salió de mi habitación.

Mientras yo sólo intentaba de reaccionar a todo lo que había pasado, estaba boca abajo abrazando un peluche de felpa que desde niña me a acompañado. Me dolía todo mi cuerpo, me sentía rara, no sabía que hacer, no me quería mover. Solo quería permanecer allí para siempre en ese profundo silencio mientras mis lágrimas salían lentamente recorriendo mi nariz hasta volver a llegar hacia las sabanas. Así cayó la noche hasta quedarme dormida.

Cuatro y media de la madrugada, el día empezaba hacer su trabajo. Es la hora donde mi cochino padrastro se levanta a trabajar, entró a mi cuarto a ver si yo aún permanecía allí y volvió a salir. Por lo tanto yo, permanecía en el mismo lugar donde él, después de su maravilloso acto me dejó tirada, no me quise mover para nada, me sentía sucia por todos lados y se que si me levantaba me iba a encontrar con él y no quería verlo. Espere allí, en mi cama hasta que se fuera a su trabajo, no lo volvería a ver más hasta las ocho de la noche y para mi eso era suficiente.

Escuche la puerta del frente cuando se fue, quedé unos segundos en mi cama y saqué fuerzas de donde no había para poder levantarme.

-Vamos sofi, levántate, tú puedes- me dije a mi misma para darme fuerzas de voluntad, mientras me levanté observé que mi hermana aún permanecía en el clóset escondida, quizás durmió unos minutos o algunas horas. Me levanté y fui directamente al clóset, lo abrí y le dije...

-Ven, ya todo paso. No tengas miedo que aquí estaré yo siempre para protegerte.

Ladrones

Mientras veíamos la película me percaté que Hanna se había quedado dormida en mis piernas, yo le seguía acariciando su cabello mientras que los recuerdos llegaron a mí dejando atrás la película...

~RECUERDOS~

Hanna tenía 6 años y yo 9 cuando papá nos llevó a los carruseles con mamá. Mientras yo estaba en los "Caballitos"(así le decimos en Venezuela) observaba lo feliz que era Mamá con papá. Papá la amaba y si era por él pondría a mamá en un altar pero no podía, solo hacia lo que estuviera a su alcance para mantenernos felices ya sea; ver una película, ir al parque, al cine o ah comer helado. Lo que sea pero nunca dejaba de demostrar lo importante que eramos en su vida.

—Siempre serás mi princesita, cuando llegaste a mi vida sabia que iba hacer el mejor papá del mundo y juré que nunca les iba a faltar nada.

Luego cuando me enteré que tu madre iba a tener a Hanna, comprendí que ya era una segunda princesita. Iba a a enloquecer por que ya eran dos princesas a las que debía de proteger y he mantenido mi promesa desde entonces.-me decía papá mientras acariciaba mi cabello para quedarme dormida.

—Siempre serás el mejor papa del mundo, y cada día que pase a tu lado los guardaré para el resto de mis días y cuando tenga hijos les contare que tuvieron un gran abuelo— dije a papá mientras mi voz se iba apagando poco a poco hasta quedarme dormida.

—Te Amo mi pequeña Sofi—fue lo último que escuche antes de quedarme profundamente dormida.

Eran las dos de la mañana cuando unos gritos me levantaron de a golpe no sabía que era lo que pasaba, cuando me levanté a ver que era, mamá entró corriendo a mi cuarto tomando a Hanna de los brazos llorando.

—¡¿Qué pasa mamá?!— pregunte mientras que los nervios se adueñaron de mi cuerpo

—Nada hija quédate tranquila, no salgas. Ya papá vendrá— mi mamá se acercaba a mi con Hanna en los brazos.

—¡NO! ¿Dónde está papá?—salí corriendo hasta la puerta de mi habitación y silenciosamente abrí un poco la puerta para ver que sucedía. Habían 3 hombres armados y encapuchados en la sala no sabia que era lo que pasaba.—¿Quiénes son ellos mamá?— mis lágrimas recorrieron rápidamente mis mejillas.

—No lo sé hija, solo vienen por dinero. Solo quédate aquí.

—No puedo quedarme aquí, llama a la policía haz algo por favor-implorando a mi mamá para ver si hacia algo pero ella estaba en shock, mi mamá sufre de los nervios y era imposible que hiciera algo.—Lo siento mamá debo salir ayudar a papá.

—¡SOFIII NOOO!— un grito de mamá llamó la atención de unos de los ladrones.

—Dile a tu hija que no se mueva, o le sampo un tiro en la cabeza.

Dijo unos de los ladrones apuntandome, los otros dos se encontraban en la casa buscando que robar.

—Hija no te muevas quédate quieta allí, no hagas nada.

—Papá tengo miedo— dije en pequeños sollozos.

—Yo también hija

—¡CALLENSE!— Grito el ladrón que nos apuntaba.

Cuando aparecieron los otros dos, uno se me acercó.

—Eres muy valiente, se ve que papá te ama mucho-—dijo hablándome cerca del oído

—¡Dejala quieta!— gritó papá

—Hueles a flores— él empezó a tocar mis partes, yo solo seguía llorando, tenía mucho miedo— ¡Agarrenla! Quiero probar carne fresca.

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