*ANA FRIDMAN
Soy Ana Fridman tengo 17 años, perdi a mis padres siendo una niña, me crie en la familia de mi madre una prima hermana que tenia de por si cuatro niños a cargo y yo la unica niña. No sabia como tratar conmigo, solo tenia implantado un chip automatico estilo sargento como su esposo. Tiraban ordenes de diestra a siniestra. Solo debíamos obedecer, teníamos asignado nuestras obligaciones al levantarnos antes de ir a la escuela. Nos ponían horario para todo.
Yo siempre fui la pobre huerfana, muy callada, muy timida para hacer amigos, para integrarme. Siempre me persigue la misma pesadilla por lo que sufri junto a mis padres. Por mas que digan que era pequeña y capaz no lo recuerde, lo recuerdo, lo veo en cada accion, si veo sangre, veo a mis padres cubiertos de ella, si escucho un estruendo, es el sonido que escuche cuando entraron a nuestra casa extraños a llevarse todo.
Su velorio fue como un sueño irreal, tardaron en entregar los cuerpos segun escuche algo raro de marcas en ellos inexplicables.
Mi unico pasatiempo es leer una y otra vez el libro que mi madre me leia que trata de hechos inexplicables, paranormales.
Tal vez al desear que ellos aparezcan como un fantasma y me liberen de esta vida que tengo que respiro y no siento estar viva.
Mis primos me buscan para integrarme en sus juegos, al principio invitandome, despues buscando provocarme para que los corra. Pero aunque me tiraban papeles o una pelota no reaccionaba.
-Mateo, Pablo, Francisco, Claudio dejen en paz a Ana. Les ordena mi tio al llegar y lo veo luciendo su uniforme azul oscuro lleno de medallas.
-No le hacemos nada. Le responde Mateo que es el mas osado y no teme decir lo que piensa ante la mirada severa de su padre. Es alto delgado de cabellos negros lacios le gusta tener ese flequillo que le tapa sus ojos color cafe, de tes blanca.
-Que te dije de responder asi. Lo reprocha mi tio Ricardo.
-No lo retes padre... Yo fui de la idea de invitarla a jugar. Salta a defender Claudio que aunque sea el menor de todos siempre protege a todos aunque nadie lo proteja a él por ser travieso e inquieto y tiene cansado a sus hermanos de lo enérgico que es. Es un gringo de ojos claros hermoso un poco relleno, pero no tanto, de estatura mediana, lo cargan de no ser alto como los demás, pero para mí es el más tierno.
-Padre tu nos habías dicho que la integremos. Le recuerda Francisco que es el mas cerebral de todos, hace inventos increibles con sus aparatos electrónicos y me saca una sonrisa con sus creaciones logrando que despegue mis ojos del libro. Es el mellizo de Claudio, los dos gringos pero Francisco es alto todo un adonis y tiene ojos marrones.
-Es una aburrida. Dice entre dientes Pablo, que es una espina en mi zapato, tiene esa forma de ser que parece que no mata una mosca, pero callado hace sus cosas, se aprovecha de sus hermanos para que le cubran en sus tareas, en sus escapadas, es el tipico rebelde, que a pesar de los castigos no se endereza, sigue su ritmo, su diversion es preocupar a su madre al limite al no aprobar nada, creería que solo quiere su atención porque es muy inteligente, cuando se lo propone lee y aprueba todo aunque lo halla hecho un dia antes. Es alto mas que sus hermanos muy blanco, parece que el sol no le llega, de ojos negros profundos y su cabello ondulado entre negro y rojizo como si se lo pintara.
-¿Qué dijiste Pablo?. Le pregunta mi tio.
-No nada. Es su tipica respuesta.
Por mi parte tengo la piel tostada, cabellos largos lacios castaños, ojos marrones claros y mi figura aún me falta desarrollar, tengo bien marcado todo pero pequeño. Parezco un chico mas entre mis primos, solo saben que soy mujer por mi cabello largo.
-Ana... Ven conmigo. Me llama mi tio y me incorporo casi sin ganas, siempre visto de manera deportiva con un buzo con gorro en negro, haga o no haga frio como queriendo esconderme del mundo.
-Parece que te crecio tu trasero. Se me burla de paso Pablo entre dientes. Otra señal de porque es un clavo en mi zapato siempre se me burla por mi fisonomia.
-No le hagas caso... Eres muy linda. Me consuela Claudio que es un amor con todos y recibe un almohadónazo de parte de Pablo que se lo lanza desde el sofa donde esta tirado.
-Ana... La mansion que me dejo a cargo mi amigo va a ser habitada y como se que te haces de tu dinero limpiando cuando te lo piden. Me comenta mirando serio a su hijo Pablo que esquiva la mirada. - Pense que podrias limpiarla... Y de paso te ganas una buena suma de verdad... Asi te compras la bici que tanto quieres... Para ir a tus clases en la universidad el proximo semestre y no debas caminar tanto... Y quien dice por ahi consigas que te empleen asi pagas tu matricula. Me propone mi tio.
-Bien. Le respondo.
-Genial, acompañame. Me dice y lo sigo.
Llegamos a la mansion que queda a dos casas abajo, tiene un aspecto muy sombrio. Mi tio llama a la puerta y aparece una figura imponente de un hombre en camisa negra y pantalones negros de barbilla cuadrada, barba de tres dias, unos ojos claros intensos, cabellos de un tono oscuro y su piel blanca. Me estremece al sentir que me desnudaba con la mirada.
-Ella es mi sobrina Ana. Me presenta mi tio.
-Ana. Repite arrastrando mi nombre como saboreando al pronunciarlo y hace gesto a que pasemos.
Adentro el ambiente es sombrio, casi no hay luz y hay un silencio inquietante.
-Ella es una joven muy idónea, dedicada, siempre le gusto el orden, por lo que concidero que le agradara que trabaje para usted. Me presenta mi tio y yo solo me mantengo mirando mis manos, el piso como si perdiera algo.
-Puede quitarse la chamarra... Asi la conozco. Dice al pedir que me quite el gorro de mi abrigo, suspiro pesado y lo hago casi sin ganas.
-Ana, levanta la mirada. Me ordena mi tio y lo hago encontrandome con esos ojos claros del hombre frio y veo que contrae la cara al mirarme.
-Bien... Estara a prueba... Si cumple mis expectativas... Capaz la emplee. Dice serio.
-Me parece justo... Fue un gusto señor Kim. Le dice mi tio.
-Ven... Te enseñare donde debes iniciar. Anuncia incorporándose para que lo siga.
Su espalda es amplia de cintura fina y musculatura marcada pero no tanto, se nota por su camisa y pantalon que le queda al cuerpo.
-¿Por qué no hay tanta luz?. Le pregunto.
-Soy sensible a la luz. Me responde señalando una habitación. - Ordena aqui primero, asi tendre donde descansar. Me indica, asiento e ingreso.
Retire lo que cubria la ventana para que ingrese luz y asi poder limpiar, saque bolsas de cosas. Tuve que sacarme mi abrigo y ponerlo en mi cintura al sentir calor por el trabajo que estaba haciendo.
Me distraje de no pensar un rato, al tener en que distraerme, porque siempre que quedo sin hacer nada, se me presenta la escena de los gritos y el sonido seco antes de ver a mis padres manchados de su propia sangre. No necesito ver película de terror, porque el terror lo viví. Creen que soy negativa y oscura, pero como quieren que vea algo positivo si padecí algo tan tragico como ver morir a mis padres.
Cuando me giro me topo en la entrada con el señor Kim que mira serio la ventana abierta.
-Solo lo abri para limpiar. Le aclaro, con la voz cortada. Por alguna extraña razón le puedo hablar, por lo general no suelo hacerlo con nadie, creería que no conocen mi voz.
-Cierra. Me ordena. Suspiro pesado y me giro mirando que bastante ordene y deje limpio, por lo que no necesito mucha luz a la hora de extender las mantas.
Se ve que el colchon es nuevo, siento que sigue cada uno de mis movimientos. Cierro las persianas y la habitación queda en penumbra. Solo una luz azul ilumina apenas. Termino con la cama y le lanzo una moneda, que es lo que me enseño mi tio, que en una cama bien extendida rebota. Y asi compruebo que quedo bien arreglada.
-Eso es todo por hoy... Lo hiciste bien... Sera mejor que te vayas esta por oscurecer. Me indica y asiento.
Al ir bajando las escaleras me topo con un señor mayor que se mueve sigiloso.
-Leo... Acompaña a la señorita a la puerta. Le indica y el señor solo asiente sin decir nada mirandome con esos ojos claros que parecen no tener vida.
Llego a casa de mis tios viendo como el sol da sus últimos toques en el horizonte y puedo observar como mi primo Pablo se escabulle por atras de la casa de nuevo para reunirse con sus amigos. Sacudo la cabeza en negación, no tiene remedio pienso.
Ingreso y atajo una pelota que me lanzo mi primo Mateo.
-Buenos reflejos... Un partido antes de la cena. Me invita.
-Estoy cansada. Le digo al regresarle la pelo, la agarra elevando los hombros y sigue con los mellizos lanzándose tiros que tientan con romper algo en cualquier momento.
Me meto bajo la ducha dejando que el agua me enjuague completa. Al salir me pongo una camiseta oscura junto a una calza del mismo tono, medias y pantuflas, mi cabello suelto aún goteando agua y bajo a ayudar a poner la mesa.
-An... Tenemos invitados a cenar. Me anuncia mi tia y lo veo al señor Kim sentado en la sala con un porte serio que me mira fijo de pies a cabezas.
-HAN VISTO A PABLO. Pregunta mi tio serio con su billetera en la mano, al parecer de nuevo tomo algo que no es suyo, en este caso el dinero de mi tio.
-NO. Responden en coro mis primos.
-¿Ana?. Me pregunta mi tio.
-Estuve trabajando. Le respondo, sera un clavo en mi zapato pero no lo mandare a la guillotina, en su momento me las cobraré todas las que me hace Pablo.
-Chicos. Le dice mi tio encogiéndose de hombros, al señor Kim al verlo sentado esperando que sirvamos.
Con mis primos preparamos la mesa y luego siguieron jugando.
-A la mesa. Clama mi tia y todos como sabuesos corren en sus lugares.
-Comportense... Tenemos invitado. Le dice mi tia que se ve le agrada la visita.
-¿Qué le parece la mansión?. Le pregunta mi tio.
-Tiene su encanto... Cuando finalice algunos arreglo... Podre sentirme comodo. Le responde.
-¿Qué le parece Ana en su desempeño?. Le pregunto mi tio.
-Uuuuuu. Dijeron mis primos y se callaron ante la mirada de mi tio.
-Muy bien. Le respondio consumiendo su bife que parece aún vivo. Mi tia siempre los cocina asi, medio cocido.
-Rosa de nuevo estan medio cocido... Ya te explique como me gusta. Le dice mi tio pasando su plato de nuevo.
-Para mi esta bien. Le dice el señor Kim.
-Es muy amable. Le responde mi tia.
-Para mi tiene que estar bien cocida. Le dice mi tio.
Yo me quede congelada mirando como la sangre salia del bife.
-Lo siento Ana. Me dice mi tia retirándolo.
-Ella perdio a sus padres... Y cada vez que ve sangre los recuerda. Le cuchichea mi tio al señor Kim que solo asiente mirandome.
-Provecho. Anuncio al incorporarme.
-Hay no... Ana... Ven. Me llaman mis primos.
-Dejenla...Necesita un momento. Les dice mi tio.
Es algo que no puedo superar, no puedo ver la sangre, no porque me de asco, no es asi, sino que me recuerda que mis padres ya no estan mas conmigo y los extraño un monton. Miro el relicario donde tengo la foto de ambos y suspiro sollozando.
*LIAM KIM
Soy Liam Kim tengo la apariencia de un hombre en sus 25 años. Pero en realidad tengo mas, mucho mas, soy el unico heredero en mi familia que fueron sometidos a terribles padecimientos para eliminarlos debido a un enemigo que no nos sabe aceptar.
Bueno en realidad yo y mi hermano, somos los únicos que quedamos, pero prefiero no hablar de él, no nos llevamos muy bien.
Tuve que regresar a este lugar, apartado por su culpa, por ser el tipico rebelde que no respeta las reglas y los acuerdos que tenemos con nuestros enemigos. Recuperar la mansión que era de nuestra familia. Un amigo de mis padres se lo habia encargado a un amigo suyo de confianza.
Desde que llegue antes de hacerme notar como siempre evaluó quienes viven aqui, como son sus costumbres, sus habitos tantos diurnos como nocturnos.
Me llamo la atención una joven de contextura delgada, no la senti cuando cruzo a mi lado, solo la vi sentada bajo la sombra de un enorme árbol alejada del resto.
Podia sentir, oir lo que los demas pensaban y padecían en ese momento. Pero de ella nada, no podia explicarme como podia ser.
Me registre como profesor de historia en el secundario donde ella cursa el último año, se sienta al final, en un rincon contra la pared como escondiéndose de la luz. Sobre el uniforme usa una chamarra negra con un gorrito, todo el tiempo. Al principio crei que ocultaba los auriculares escuchando musica, pero no solo se viste asi.
Solo una vez levanto la cabeza al mirar el frente para tomar nota de lo que indique, tiene unos ojos marrones claros llamativos, pero su mirada es apagada como si estubiera muerta en vida.
Escuche diferentes rumores que han creado en torno a ella, los demas. Pero a ella pareciera no afectarle. Debía saber mas, poder tenerla cerca y descubrir porque con ella era diferente.
Uso unos lentes especiales que se graduan de acuerdo a la intensidad a la luz al tener la vista sensible a la claridad.
Soy mas de la noche, pero perdi al lanzar la moneda con Damian, mi hermano, él andará a la noche, aunque le pedi que elija otro lugar, me hace la contra y quiere estar en el mismo, solo espero que no arme ningun escandalo.
Tengo a mi fiel sirviente Leo que me acompaña donde sea que voy, quien se ocupa de mis mas minimos caprichos, pero ya esta muy mayor y necesito quien limpie un poco la mansión.
Pensando en ello, estando en la cafeteria me entero que la joven quien tiene mi atención y se hasta cual es su comida favorita, hace trabajos de medio tiempo al estar ahorrando para su matricula.
Por lo que use mi poder de manipulación logrando que su tio me la presente para que sea quien ayude con la limpieza.
Su manera timida y callada con que se mueve me da curiosidad. Al tenerla de frente a pocos metros y poder verla directo sin que parezca raro me entere la razón al ver directo a sus ojos.
Ella palpo la muerte de cerca, la llego a conocer, una vieja amiga que siempre me acompaña también.
-¿Cuándo me presentaras a tu mascota? Escucho la voz de Damian al llegar en la noche con dos compañias, una femenina y un masculino. Lo miro serio sin responder.
-Vamos... Puedo sentir su aroma impregnado en esta sala... Se siente joven y pura... Uno de mis preferidos. Comenta relamiéndose los labios.
-Sera mejor que te limites. Le ordeno serio.
-Te volviste aburrido con el tiempo... Mira estas golosinas... Un aperitivo antes de la cena... ¿Cuál eliges?. Me pregunta.
Los observo de pies a cabeza, pero niego.
-Mas para mi... Estare en mi cuarto... Si quieres sal... Porque me gusta hacer mucho ruido. Comenta con la voz fuerte subiendo las escaleras.
La verdad soy muy activo, tanto de un lado como del otro, pero por una extraña razón esta noche no quiero.
Decido ir a aceptar la invitación a cenar de la familia Fridman, cuando llegan a mis oidos los sonidos de gemidos y gritos del piso de arriba. No puedo estar tranquilo ni en mi propia casa.
-Señor Kim. Me saluda el señor Ricardo Fridman al verme en su entrada.
-Vine por su invitación. Le recuerdo serio.
-Si... Si... Pase. Me indica.
-Querida... Él es el señor Kim. Me presenta a su esposa.
-Un placer... Soy Rosa... Usted es el que compro la mansión. Comenta sonriendo.
-Asi es. Le respondo serio.
Puedo sentir que cocina bife y con el poder de persuasión le pido que sea termino medio.
-Huele bien lo que prepara... Termino medio ¿Cierto?. Le digo mirandola directo.
-Si... Asi es. Me responde embelesada.
Al rato veo bajar a Ana, se la ve tan fresca, no esta tan cubierta, tiene una fisonomia exquisita que se nota a pesar de que la ropa que trae puesto sea oscura, pero no es grande ni suelta como la que usaba esta tarde.
Su tia le anuncia que hay visita y clava sus ojos en mi asintiendo. Veo como se mueve poniendo la mesa, mientras sus primos que son adolescentes como ella juegan con una pelota en otro sector de la casa. Pero lo dejan ante una mirada de su padre y colaboran a Ana en la tarea. Se los ve a todos tan bien acoplados.
El señor Fridman piensa en comprar algo para tomar, pero se ve que uno de sus hijos tomo dinero de su billetera sin pedirlo.
Ante la pregunta de él si sabian de Pablo todos negaron. Note que Ana sabia pero no lo delato, eso que para ella es un dolor de cabeza, siempre la esta atosigando, ni asi fue capaz de entregarlo.
Al estar acomodados para cenar, me di cuenta que ella no comia el bife, mirandolo fijo. Ahi se me revelo que no podia ver sangre, eso le afectaba.
Terminamos la cena sin ella, al retirarse a su habitación. Regrese a mi mansión encontrando a Damian sentado en la sala, medio recostado.
-Ya terminaste tu fiesta. Le pregunto.
-Si... Asi es... Me aburrieron por lo que finalice antes. Responde incorporándose.
-Espero que limpies y no dejes todo sucio como la última vez. Le encargo serio.
-No entren a mi cuarto... Yo me ocupare. Responde saliendo nuevamente.
-Espera. Le digo siguiéndolo.
-Te vas a unir a mi fiesta. Me consulta.
-Si. Le digo serio.
-Genial. Responde y llegamos a un antro alejado del pueblo.
Nos colocamos en la barra a evaluar lo que hay y me atrae una pareja que me miran de una manera y se sus intenciones a lo que no soy ajeno, Damian me sigue con su trago, nos sentamos ante ellos.
-Son pareja. Pregunta el joven.
-Podria decirse. Responde Damian.
-Son muy lindos... Es una lastima. Dice la chica.
-Es que no encontre la indicada. Le respondo sin dejar de mirarla.
-Que hay de mi. Pregunta Damian haciéndose el ofendido.
-Puedes platicar conmigo. Le dice el chico.
-Claro que si. Le responde Damian.
En esa breve interacción nos encaminamos a una habitación de hotel. Los cuatro intercalando con Damian que estuvo con el joven, yo con la joven. Solo usando nuestro poder de persuasión haciéndoles creer que pasaban una noche de placer infinito. Me saque las ganas con ellos. Pero como siempre mi hermano tuvo que exprimirlos como naranja hasta la última gota.
-Siempre tienes que ser asi. Le pregunte molesto.
-Que tu elijas solo consumir animales es tu eleccion... A mi me gusta mas. Me responde relamiendo sus labios.
-No es que consuma animales... Se elegir... Sabes que se te pega lo que son si bebes su sangre. Le digo serio.
-Bla, Bla... Él que solo elige academicos, super dotados. Se me burla Damian.
Me hace enfadar su proceder, me alejo dejando que siga con su perverso comportamiento de ingerir chatarra, asi considero cuando bebe la sangre de cualquiera sin importarle nada.
Sin pensarlo aparezco en la ventana del cuarto de Ana, veo como se cambia para dormir, por una extraña razón esquivo la mirada cuando se quita sus sujetadores.
"¿Qué me pasa?", pienso.
Siendo que soy un maldito pervertido al participar de fiestas donde todo lo prohibido esta permitido y por esta niña me niego a querer mirar si queda totalmente sin nada puesto.
Regreso la vista y ella se aproxima luciendo un camison fino en color oscuro , abre la ventana dejando pasar la briza y se acuesta abrazada a un enorme oso que ocupa la mayor parte de su cama. Puedo escuchar como respira, sus latidos. Me concentro y trato de ingresar en su subconciente al querer saber que sueña. En eso golpean la puerta y me escondo en la sombra.
-Ana. Se escucha la voz de uno de los hijos del señor Fridman.
Ella se incorpora apenas sin ganas y se dirige a abrirle.
-Si. Le dice apenas.
-Te traje algo... No puedes estar sin comer. Le comenta entregándole algo en las manos.
-Gracias Claudio... Sos un amor. Le responde brindándole un beso en la mejilla.
-Dulce sueños. Se despide y ella ingresa con un plato con un sándwich. Se sento a la orilla de la cama dejando el plato sobre la mesa de luz, lo miro de soslayo y volvio a acostarse.
De nuevo golpean la puerta. Esto ya me esta molestando, no la dejan dormir.
Ella se dirige a abrirla.
-¿QUÉ QUIERES?. Se siente un tono molesto por el que golpeo.
-Que caracter... Por eso no tienes novio... Te traía galletas y jugo... Serás pesada... Pero no quiero que mueras de hambre. Le dice entregándole una bandeja.
-¿Cuánto me va a costar esto Pablo?. Le pregunta molesta.
-Nada... Es mi manera de agradecer que no me delataste... Se que me viste. Le dice alejándose.
-Auch... Que fastidio. Murmuro entre dientes Ana.
Cerro la puerta con los pies y antes que se aleje del todo golpean de nuevo. Ella hace un gesto de molestia dejando la bandeja y abre.
-Hola... ¿Cómo estas?... Te traje este libro... Te servirá para tu carrera. Se escucha la voz de otro de los hijos.
-Eres muy amable Mateo. Le dice Ana mas relajada.
-Que descanses. Se despide.
-Eso espero. Murmura entre dientes. Y antes que cierre la puerta ingresa un auto a control remoto trayendo un plato con un chocolate.
"Espero te endulce el momento", decia la nota y ella sonrie.
-Ahaaa... Que lindo. Expresa alzando el auto y lo mira de todos lados. El mismo hace señales de luces y sus ruedas giran. Por lo que ella escribe una nota.
"Gracias Francisco", se lo pone en el auto y lo saca de la habitación.
"Menos mal solo tiene cuatro primos", pienso.
A ella se le fue esa expresion de tristeza que tenia. Comio el sandwich, leyendo el libro y tomo la leche. Al chocolate lo guardo bajo su almohada.
Se ve que esas pequeñas atenciones a ella le hicieron sentir bien, aunque al principio parecía molestarla.
Me aleje regresando a mi mansión, encerrandome en el cuarto que ella ordeno.
Hace tiempo que vivo observando la vida de los humanos, sin mezclarme mucho, salvo para alimentarme de ellos. Pero esta joven tiene algo que me atrae. Trato de saber que siente, piensa. Lo que con lo demas es tan facil, con ella me cuesta. Es como si no tuviera emociones. Pero eso no es posible, todos los humanos son un saco de emociones. Ella en cambio es diferente. Sera que tiene que ver el hecho de lo que le paso a sus padres. Recuerdo el libro que le entrego Mateo y rebusco en mi enorme biblioteca. Es de medicina se ve que eso quiere estudiar. Al salir el sol suspiro pesado. Como siempre casi no duermo.
Me preparo para ir al colegio y al llegar al salon, ahi esta Ana, sentada en la ultima fila leyendo un libro. Anuncio la clase y como siempre ella casi no me dirige la mirada, solo toma notas y nada mas...
(*ANA)
Aunque tenga el apellido de mis tios que me adoptaron como parte de su familia. No me siento parte de ella. Veo como si fuera una espectadora lo que hacen, hablan. Solo una simple observadora de su vida familiar. Sigo cada regla, cada orden solo para no desencajar. En el colegio no pertenezco a ningun grupo, aqui también solo soy una espectadora de lo que hacen los demas, de sus planes de escape que no temen expresar ante mi al saber que no los delataría. Soy de pensar que cada uno sabe lo que hace, no me meto si no me afecta a mi en particular. Solo me limito a leer un libro, es el que me dio Mateo anoche. Suena el timbre de inicio de clases y de nuevo la monotonía.
-SEÑORITA FRIDMAN... PASE AL FRENTE Y TRANSCRIBA EN LA PIZARRA ESTO. Escucho por primera vez que me llama el profesor. Siempre pasan de mi, pero este me pide que escriba en el pizarron.
Me incorporo sin ganas y tomo el fibron en rojo, lo miro seria un segundo. Me pasa el libro indicándome que parrafo escribir y procedo. Tengo letra de doctor pero que mas da, me pidieron que escriba.
-PARECE JEROGLIFICO SU LETRA. Escucho que deci uno de mis compañeros y todos rien.
-SILENCIO. Pide el profesor. - PUEDE SENTARSE. Me dice al terminar de escribir.
Continua la clase y no puedo creer que el profesor entiende mi letra que la lee dando la idea de lo que enseñaba.
Toca el timbre de recreo y todos salen como sabuesos enloquecidos atras de una pelota.
Camino en dirección a la puerta y uno me empuja para salir primero que yo.
Me veia entre los bancos desparramada pero no se como el profesor me atajo en un movimiento rapido.
-¿Estas bien?. Me pregunta.
-Si. Le respondo apenada mas roja que un tomate, sin poder mirarlo.
-Ten este libro que habla de como es segun tu letra... Veras que no es tan malo que escribas asi. Me dice entregandomelo y se va.
El profesor sale y me encamino a la salida siendo increpada por la que se cree la mas linda del salon "Melisa Colín" una rubia alta de ojos claros, y su sequito de seguidoras las hermanas Nennis dos morenas de cabellos ondulados.
-MIRA MOSQUITA MUERTA... ALEJATE DEL PROFESOR DE HISTORIA... EL ES MIO. Exclama.
-¡Alejate Melisa de Ana!. Se escucha la voz fuerte de mi primo Pablo que viene junto a los mellizos, cruza a su lado chocandola y me llevan del brazo alejándome de ella.
-Esa perra tiene a los mas lindos comiendo de su mano. Se queja Melisa.
-Son sus hermanos. Le dijo una de las hermanas Nennis.
-Tiene suerte la perra... Ya la agarrare sola. Dice entre dientes.
-Debes alejarte de esa vibora. Le susurra Pablo a Ana.
-No hice nada. Le responde Ana.
-Algo habras hecho para que se fije en ti. Dice Pablo.
-Solo pase a escribir al pizarron... Y me dijo que me aleje del profesor. Exhalo pesadamente.
Ellos asintieron caminando conmigo hasta la casa como nunca.
Dejo mis cosas y me retiro a asearme antes de ver que hay para comer. Como siempre mis tios no estan, por lo que me ocupo de preparar la comida. Salgo haciendome una cola en el cabello, me pongo el delantal e inicio a picar las verduras para una salsa con fideo.
-Deja que pique esto. Me dice Claudio.
-Pondre la cacerola al fuego. Anuncia Francisco.
Entre los tres hacemos la salsa. Al rato aparece Pablo sin decir nada se ocupa de hacer el fideo porque él quiere un punto especial que llama aldente.
En silencio cada uno se sirve su plato y nos sentamos a la mesa a comer. Todo en orden como desde pequeños nos instruyeron. Mateo llega tarde, cansado por sus clases, se lava la mano y se nos une al servirse su plato. Por ser el último él se ocupa de limpiar lo poco que quedo. Asi dejando todo ordenado nos retiramos cada uno a su cuarto. A la hora que debo salir a limpiar la mansión que es habitada por el señor Kim dejo una nota pegada en la heladera avisando donde voy. Es como nos enseñaron a que siempre avisemos, es nuestra manera de cuidarnos y saber si nos pasa algo donde ir a buscarnos.
Llego a la mansion y es como si nadie estuviera. Antes de golpear se abre la puerta y aparece el señor Kim indicandome que pase.
-Tengo jaqueca... Asi que evita hacer ruido. Ordena serio.
-¿Dónde limpio?. Le pregunto.
-En la biblioteca... Ordena los libros... Fijate que esten ppr orden alfabético y separados por temas. Me explica retirándose.
Me dirijo hacia donde señalo y quedo con la mandibula caida, hay como diez cajas de libros. Por lo que me limito a limpiar los estantes antes de acomodarlos.
Al abrir una caja tiene libros de historia, abro otro son de poemas, otros de calculo y asi diferentes areas.
"Tiene su propia biblioteca", pienso.
Por suerte en cada caja solo hay de un area en particular, no estan entreverados o seria un suplicio.
Paso una hora y logre acomodar recien la mitad.
Siento una presencia y veo a Leo dejando una bandeja con un jugo y un sandwich. Asi como ingreso en silencio, se retiro de la misma forma.
Mientras acomodo escucho algo de musica para que no sea tan monótono, tengo los auriculares puestos.
Me giro a agarrar un libro para acomodar y veo al señor Kim mirandome serio en la entrada.
-Apaga eso... Te dije que me duele la cabeza. Me ordena señalando lo que escucho siendo que tengo los auriculares.
"Sera que tiene oido sensible", si no se escucha, pienso. Pero lo apago para no tener problemas.
Al ver la hora se habia pasado el tiempo, ya era de noche. Salgo a buscar al señor Kim y lo veo con un vaso en la mano en su despacho.
-Termine... Me puede acompañar... Oscureció. Le aviso.
El se gira mirandome extrañado.
-Me olvide que estabas. Dijo serio incorporándose.
"¿Cómo puede olvidarse?", pienso.
Toma su saco, se lo pone y me señala la puerta.
-Oh vaya... Esta es tu mascota. Aparece un gringo alto, parecido al señor kim pero mas joven, en la puerta de la nada junto a dos chicas.
-No es correcto que hables asi. Lo reta y me tiene del hombro alejandome del que llego.
-No se quedan a la fiesta. Pregunta pero el señor Kim no le responde solo me lleva con él como al trote. Me abre la puerta de su vehículo último modelo oscuro, haciendo que me siente y me coloca el cinturon.
Él se sube del lado del conductor poniendo en marcha, undiendo el pie en el acelerador.
No dice nada en todo el trayecto, hasta que llegamos a casa de mis tios.
-Mañana no voy a estar... Asi que no vengas. Me dice serio y me pasa un sobre.
-¿Y esto?. Le consulto, enseñando el sobre que me dió.
-Por estos dias que trabajaste. Me responde y solo lo guardo en mi mochila.
-No lo vas a contar. Pregunta, mirándome de costado.
-Confio que cumple lo acordado. Le respondo y desciendo del vehículo.
No se como hizo estaba a mi lado acompañandome hasta la entrada, no escuché que descendió de su vehículo.
-No hay nadie. Expresa y tiene razón esta todo muy callado, se ve que mis tios salieron, al igual que mis primos.
-Se ve que salieron. Le digo pensativa.
-Te acompaño hasta que lleguen. Me dice.
-No se preocupe... Me encerrare a completar mi tarea. Le respondo, no era la primera vez que me quedaba sola.
-Insisto. Dice ingresando conmigo.
-Como guste. Susurro, se ve que no acepta un no por respuesta. - Gusta tomar algo. Le pregunto.
-El jugo de naranja esta bien. Responde.
-Pero si no... Estaba por decir que no habia, pero al abrir la heladera ahi estaba preparado se ve que uno de los chicos lo hicieron.
-¿Cómo sabia que habia?. Le consulto.
-Suele ser lo que tienen. Responde serio y veo que mira el estante de libros.
Me encojo de hombros, dejandolo pasar y le sirvo el vaso de jugo.
Cuando me giro para dárselo esta a mi lado a centimetros.
-Se mueve sigiloso. Le observo y solo toma el vaso bebiendo el jugo sin sacarme los ojos de encima.
-¿En qué piensas?. Me pregunta.
-En nada. Le respondo.
-No tienes nada en que pensar. Me pregunta.
-En este momento no. Le respondo.
-Puedo conocer tu cuarto. Me pregunta.
-¿Para qué?. Le pregunto.
-Asi haces tu tarea. Responde y asiento al ver la hora, despues debo cenar y dormir cálculo.
Mientras me siento en mi escritorio a completar el cuestionario que nos dieron, él camina observando las fotos que tengo en la pared que forman parte de las ramas de un árbol dibujado en la misma, el tronco tiene un aspecto de haberse secado sin ninguna hoja, salvo donde esta mi foto ahi tiene hojas.
-¿Por qué el árbol no tiene hojas donde estan estas personas, pero si en la tuya?. Me pregunta.
-Murieron. Le respondo seria.
-¿Cómo?. Consulta y me incorporo a mirar, hace mucho no miraba esas fotos siendo que estan en la pared de mi cuarto.
-Estos son mis abuelos... Fallecieron de viejos... Estos son los hermanos de mi padre junto a sus padres, murieron en un accidente automovilístico rumbo a sus vacaciones, era la primera vez que se lo tomaban luego de veinte años de servicio. Mi padre fue el unico que sobrevivió... Luego mis padres que fueron asesinados... Los hermanos de mi abuela materna muertos en un incendio que ellos provocaron al estar jugando con petardos en la cama, una chispa y ya sabe lo que paso luego... Estos son mis tios y primos con quien vivo. Cuento al finalizar.
-Pero no tienen hoja. Observa.
-Su rama es verde... Por el otoño se despegaron las hojas... Si mira el suelo ahi vera las hojas. Le señalo.
De golpe escuchamos que ingresan mis tios discutiendo.
-¿QUÉ HACIAS CON ESA EN LA CAFETERIA?. Le reclama mi tia Rosa a mi tio Ricardo.
-ES SOLO UNA COMPAÑERA... ME PIDIO QUE LE DE INSTRUCCIONES PARA CONDUCIR... ESO ES TODO. Le responde mi tio.
-NO ME TOMES POR IDIOTA... TE VIERON CON ELLA HABLANDO MUY ACARAMELADO... PIENSAS TIRAR VEINTE AÑOS DE MATRIMONIO POR EL DRENAJE. Le grita.
-Salgamos por la ventana. Me señala el señor Kim al ver lo consternada que me puse. Tomo mi chamarra y mi mochila siguiéndolo.
-Siempre pelean asi. Me consulta.
-Delante nuestro no... Se dicen frases cortas directas y nada mas. Le respondo con la voz ahogada.
-Te gusta el helado. Me pregunta y asiento.
-Vamos por uno. Me dice y subo a su vehículo siendo que no acostumbro a hacerlo.
Llegamos a un centro comercial que tiene una sala de cine, ademas de un lugar de comidas.
-Tienes hambre. Me afirma y antes que niegue mi estomago gruñe.
Encargo un bife sellado nada mas para él y para mi una hamburguesa.
Al terminar de postre helado de crema.
-Te gustan las películas me consulta.
-No suelo mirar. Le respondo.
-¿No miras?. Pregunta asombrado.
-No me atraen. Le respondo.
-Los videos juegos. Me consulta.
-A veces... Un rato nada mas. Le digo.
-Y usted mira películas. Le pregunto.
-A veces... Me atraen las de vampiro. Dice.
-Me dan pena que los representen asi... Debe ser triste vivir tanto sin un amor verdadero... Y que debido a que todos digan que son unos monstruos ellos los crean...Siendo rechazados... Siendo que en este mundo hay suficiente espacio para todos. Podrían tener su propia isla y vivir en paz sin el perjuicio del hombre que es el ser mas cruel que podría existir. Le expreso.
-Es que temen porque chupan la sangre. Me dice mirandome serio.
-Los mosquitos y los murcielagos lo hacen. Y no son tan despreciados. Le respondo.
-Los consideran peligrosos. Me dice pensativo.
"Es agradable", pensé.
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