El Último Susurro
El hombre bajo la Luz
La noche envolvía la ciudad como una manta de silencio. Solo el eco de mis pasos rompía la quietud mientras me dirigía a casa. Las calles estaban desiertas, apenas iluminadas por farolas que lanzaban una luz tenue, distorsionada por la neblina. El aire estaba cargado de una inquietud que no podía explicar.
Había tenido días agotadores, y todo lo que deseaba era llegar a mi apartamento, encerrarme en la seguridad de mis cuatro paredes y dejar atrás las preocupaciones. Sin embargo, una sensación extraña me invadía, como si algo estuviera fuera de lugar, algo que no debía ignorar.
Bajo la luz de una farola parpadeante, una figura yacía en el suelo. Mi corazón dio un vuelco, y mis pies se detuvieron. No podía distinguir detalles desde la distancia, pero el cuerpo parecía inmóvil. Un escalofrío me recorrió la espalda, y mi mente comenzó a formular las preguntas que no quería hacerme.
Liora
¿Alguien lo habría atacado?
Inspiré profundo, y poco a poco, me fui acercando con cautela. A medida que mis pasos me acercaban, los contornos del cuerpo comenzaron a hacerse más claros. Un hombre, con el rostro oculto en sombras, parecía estar atrapado en una escena congelada. Sus ropas estaban desordenadas, y en el aire flotaba una sensación de fragilidad, como si su vida pendiera de un hilo invisible.
La farola, en su titubeo, iluminó brevemente su rostro, y algo en él me resultó perturbadoramente familiar. No era solo su apariencia física, sino una vaga sensación de haber visto su rostro en algún lugar antes. Mi mente comenzó a trabajar frenéticamente, y de repente, la imagen me golpeó. El rostro del hombre coincidía con el que había aparecido en los recientes noticieros.
Era el hombre que buscaban, el sospechoso de una serie de crímenes que habían dejado a la ciudad en estado de alarma.
capitulo 2
Un sudor frío me recorrió la espalda. Sentí que mi cuerpo quería moverse, correr, pero mis pies parecían clavados al suelo. Mi respiración se aceleró mientras intentaba asimilar la situación.
Liora
¿Podría ser realmente él?
Liora
¿El asesino que todos temían?
Liora
¿Qué hacía tirado en medio de la calle?
El hombre emitió un leve gemido, y mis pensamientos se dispersaron. En un movimiento apenas perceptible, trató de levantar la cabeza, pero parecía estar demasiado débil. Mi instinto me gritaba que me alejara, que no me involucrara. Sin embargo, había algo en su mirada, algo que no podía ignorar. Un destello de desesperación, una súplica silenciosa.
No había sangre visible, pero algo en su postura indicaba sufrimiento. Mi mente oscilaba entre la prudencia y la compasión.
Liora
¿Y si estaba equivocado?
Liora
¿Y si este hombre no era el asesino, sino una víctima más atrapada en una trampa de circunstancias?
Mis manos temblaban mientras intentaba encontrar la lógica en medio del caos. Saqué mi teléfono con torpeza, pero algo me impidió marcar de inmediato. Mi mente vagaba en esa delgada línea entre lo racional y lo inexplicable. Quizás llamar a la policía sería lo correcto, pero algo, una voz en lo más profundo de mí, me decía que esa noche no era una más.
Observé al hombre nuevamente. Su figura débil y maltrecha proyectaba una sombra larga bajo la luz de la farola, y el aire alrededor de nosotros parecía cargado de una tensión invisible. Sentía que, en ese instante, el destino me estaba poniendo a prueba.
Susurró el hombre con una voz rasgada, apenas un suspiro.
El susurro me heló la sangre. Sus ojos, aunque casi apagados, se clavaron en mí con una intensidad que me hizo estremecer. En su debilidad, había algo extraño, como si su desesperación fuera más profunda que la de alguien meramente herido.
Liora
¿Qué pasaba realmente aquí?
Tenía que tomar una decisión. Mi vida no volvería a ser la misma después de esa noche, lo sabía. Pero el enigma que rodeaba a ese hombre, esa sensación de que todo estaba a punto de cambiar, me dejó inmóvil en el borde de la duda.
Capítulo 3: Un Encuentro Inesperado
El reloj en mi muñeca marcaba las doce en punto, y la noche parecía cobrar vida a nuestro alrededor. Era medianoche, y yo estaba a punto de cruzar una línea que no sabía si quería o debía cruzar.
Liora
¿Qué haría en ese momento?
Liora
¿Cedería a la lógica, o permitiría que la intuición me arrastrara hacia lo desconocido?
La tensión en el aire seguía siendo palpable. Cada segundo que pasaba, mi mente corría en círculos tratando de descifrar la situación. Este hombre, cubierto de sangre, apenas consciente, y ahora susurros sin sentido sobre "ellos" y sobre que no podía confiar en nadie. Nada tenía sentido, y sin embargo, no podía alejarme.
Murmuró de nuevo, su voz ahora más tenue, casi imperceptible bajo el sonido del viento. Me quedé ahí, observándolo por un momento, luchando entre la necesidad de salir corriendo y la inexplicable urgencia de hacer algo por él.
Me agaché un poco más, sintiendo cómo mi corazón palpitaba fuerte en mis oídos.
Liora
¿Cómo podría ayudarlo?
Liora
Él parecía apenas consciente, pero no podía dejar de preguntarme: ¿y si él era el asesino del que todos hablaban? La duda se apoderaba de mí.
Una vez más, sus ojos, tan débiles, se encontraron con los míos. Algo en esa mirada me hizo dudar de la imagen que había construido en mi mente. Quizás no era el monstruo que todos creían. Quizás, simplemente, era alguien atrapado en una pesadilla de la que no podía escapar.
Liora
Cómo te llamas?" pregunté, esperando que un poco de conversación me ayudara a comprender mejor quién era él
No respondió de inmediato. Su cabeza apenas se movió, como si el simple esfuerzo de hablar fuera demasiado para él en ese estado.
respondió finalmente, su voz apagada. Apenas y pude escucharlo.
Liora
"Gael," repetí en un susurro. "Voy a ayudarte."
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