Un nuevo día en el pueblo
Me desperté temprano, como siempre, para ayudar a mi abuelo Richard con las tareas del día. Vivimos en una pequeña granja, rodeados de naturaleza y tranquilidad. Mi abuelo, un beta cariñoso y trabajador, me ha criado desde que mis padres fallecieron.
Comenzamos el día alimentando a los animales y cosechando las verduras del huerto. El sol brillaba sobre nosotros, y el aire fresco me llenaba los pulmones. Me encanta esta vida sencilla y pacífica.
Mientras trabajábamos, mi abuelo me habló sobre la próxima feria del pueblo. "Kalet, este año vas a tener que ayudarme a preparar el estand de verduras. Será un buen momento para conocer a la gente del pueblo".
Asentí con entusiasmo. Me gusta interactuar con la gente y mostrar nuestros productos. Además, siempre es divertido pasar tiempo con mi abuelo.
Pero, mientras trabajábamos, no pude evitar pensar en mi condición de omega. En nuestro pueblo, los omegas son raros, y a menudo se les considera "especiales". Mi abuelo siempre me ha protegido y apoyado, pero sé que hay quienes no entienden o aceptan nuestra diferencia.
De repente, escuché un ruido extraño proveniente del bosque cercano. Mi abuelo se detuvo y me miró con preocupación. "Kalet, ¿qué crees que sea eso?"
¿Qué podría ser? ¿Un animal salvaje? ¿O algo más?
Un extraño en apuros
El joven salió del bosque, tambaleándose y con la ropa desgarrada. Su rostro estaba cubierto de moretones y cortes. Mi abuelo instintivamente me alejó de él, su voz baja y seria.
"Kalet, no te acerques. Es un Alfa. No sabemos qué puede pasar".
Pero yo no pude ignorar la desesperación en los ojos del joven. Me acerqué a él, y mi abuelo me advirtió de nuevo.
"Kalet, por favor. Ten cuidado".
El joven Alfa se derrumbó en mis brazos, y lo sostuve con cuidado. Su olor era intenso, una mezcla de sudor y hierba. Me sentí extrañamente atraído hacia él.
"Está bien", dije, intentando calmarlo. "Estás a salvo ahora".
Mi abuelo ayudó a llevarlo a la casa, y juntos lo curamos. Le limpiamos las heridas y le dimos agua fresca. El joven Alfa bebía con sed, y yo no pude evitar notar la forma en que sus labios se curvaban alrededor del vaso.
Cuando terminamos, el joven se recostó en el sofá, exhausto. Mi abuelo se sentó junto a él, examinándolo con preocupación.
"¿Quién eres?", preguntó mi abuelo. "¿Qué te pasó?"
El joven Alfa abrió los ojos, y me miró directamente. Su mirada era intensa, y sentí un escalofrío recorrer mi espalda.
"Me llamo... Asher", dijo, su voz ronca. "Estaba viajando hacia la ciudad cuando... cuando me atacaron".
Mi abuelo frunció el ceño. "¿Quién te atacó?"
Asher cerró los ojos, y su respiración se volvió irregular. "No lo sé. Estaban demasiados. Me golpearon y... y me dejaron allí".
Me sentí una oleada de compasión hacia Asher. Quería ayudarlo, protegerlo.
"Estás a salvo ahora", dije, intentando calmarlo. "Puedes quedarte aquí hasta que te recuperes".
Asher abrió los ojos de nuevo, y me miró con gratitud. "Gracias", dijo, su voz suave.
Mi abuelo se levantó, y se dirigió hacia la cocina. "Voy a preparar algo de comer. Kalet, cuida a nuestro invitado".
Me quedé solo con Asher, y sentí una extraña conexión entre nosotros. ¿Qué pasaría ahora?
Un momento de calma
Me senté en una silla cercana, pero lo suficientemente lejos como para darle espacio a Asher. Él me miraba fijamente, y yo podía sentir su intensa atención. Para romper el silencio, le hice algunas preguntas triviales.
"¿De dónde eres?", pregunté.
Asher se encogió de hombros. "De la ciudad. Pero he estado viajando mucho últimamente".
"¿Qué te gusta hacer?", continué.
Asher sonrió ligeramente. "Me gusta leer y caminar al aire libre".
La conversación fluyó suavemente, y Asher parecía relajarse un poco. Pero entonces recordé que tenía tarea pendiente y me levanté.
"Tengo que estudiar un rato", dije. "Estás en tu casa, ponte cómodo. Mi abuelo te llamará cuando esté lista la comida".
Asher asintió, y su mirada se desvió hacia la ventana. Me di cuenta de que aún estaba cansado y dolorido.
"Descansa un rato", le dije. "Te sentirás mejor después de comer".
Me dirigí hacia mi cuarto, pero antes de cerrar la puerta, miré hacia atrás. Asher estaba sentado en el sofá, con los ojos cerrados y una expresión serena en su rostro. Me sentí un poco mejor sabiendo que estaba a salvo en nuestra casa.
Me sumergí en mis estudios, intentando concentrarme en los libros y las notas. Pero mi mente vagaba hacia Asher, preguntándome qué lo había llevado a nuestra pequeña ciudad y qué le esperaba en el futuro.
La tarea se me hizo más fácil gracias a la distracción, y pronto me encontré terminando mi trabajo. La casa estaba en silencio, excepto por el sonido de la cocina de mi abuelo.
Me levanté y me dirigí hacia la cocina, donde encontré a mi abuelo preparando una deliciosa comida. Asher estaba sentado en la mesa, con una taza de té en la mano y una sonrisa en su rostro.
"¿Listo para comer?", preguntó mi abuelo.
Asentí, y nos sentamos a disfrutar de la comida juntos. La tensión en la habitación se había disipado, y por un momento, parecía que todo estaba bien.
Un deseo especial
Mi abuelo Richard estaba sentado en su sillón favorito, leyendo un libro. Me acerqué a él, nervioso pero decidido.
"Abuelo, ¿puedo hablar contigo?", pregunté.
Mi abuelo cerró el libro y me miró con curiosidad. "Claro, Kalet. ¿Qué pasa?"
"Quiero ir a la feria del pueblo", dije, intentando contener mi emoción.
Mi abuelo frunció el ceño. "Kalet, sabes que como omega, no es recomendable que vayas a lugares concurridos. Es peligroso".
Lo sabía. Los omegas éramos vulnerables a los ataques de los Alfas, especialmente en lugares públicos. Pero yo nunca había ido a una feria y quería experimentar la emoción.
"Por favor, abuelo", supliqué. "Nunca he ido a una feria. Quiero sentir la emoción de estar entre la gente, ver los juegos y las atracciones".
Mi abuelo suspiró y se levantó de su sillón. "Está bien", dijo finalmente. "Puedes ir, pero con condiciones. Debes estar conmigo en todo momento y no te alejes de mi lado".
Me emocioné tanto que casi salté de alegría. "¡Gracias, abuelo!", exclamé, abrazándolo.
Mi abuelo sonrió y me acarició el cabello. "Estoy haciendo esto por ti, Kalet. Pero recuerda, siempre debes cuidarte".
En ese momento, Asher, el Alfa que habíamos rescatado, salió de la habitación contigua. "¿Qué pasa?", preguntó, mirándonos con curiosidad.
"Kalet quiere ir a la feria del pueblo", explicó mi abuelo.
Asher me miró con sorpresa. "¿Estás seguro de que es una buena idea?", preguntó.
Mi abuelo lo miró con firmeza. "Kalet estará conmigo. Estará seguro".
Asher asintió, pero su expresión seguía siendo preocupada. ¿Qué sabía él que yo no sabía?
Secretos y sospechas
Mi abuelo y yo estábamos sentados en la sala, mientras Asher se levantaba para ir a su habitación. De repente, recordé algo importante.
"Oye, Asher", dije, "por cierto, no tienes ningún familiar al que quieras llamar?"
Asher se detuvo en seco, su rostro cambiando de expresión. Se puso nervioso, y su voz se volvió baja y tensa.
"No... no tengo familia", dijo, evitando mi mirada.
Me pareció extraño. Asher parecía alguien con dinero y educación, no alguien que no tuviera familia. Pero no quise presionarlo.
Mi abuelo intervino, cambiando de tema. "Asher, puedes quedarte en el cuarto de invitados mientras te recuperas. Está arriba, al final del pasillo".
Asher asintió, agradecido. "Gracias, señor Richard. Su hospitalidad es muy generosa".
Mi abuelo sonrió. "No hay de qué, Asher. Eres bienvenido aquí".
Asher se dirigió hacia la escalera, y mi abuelo me miró con una ceja levantada.
"Kalet, no presiones a Asher sobre su pasado", dijo en voz baja. "Todos tenemos secretos".
Asentí, pero mi curiosidad estaba despertada. ¿Qué secreto escondía Asher? ¿Por qué parecía tan nervioso al hablar de su familia?
Mientras Asher se retiraba a su habitación, no pude evitar sentir que había algo más en su historia, algo que no quería compartir.
Pensamientos confusos
Me acosté en mi cama, intentando relajarme después de un día lleno de emociones. Pero mi mente no cooperaba. Pensamientos y recuerdos de Asher inundaban mi cabeza.
Su aroma, tan intenso y varonil, se me venía a la mente. Su cara, con esos ojos profundos y esa sonrisa leve, era irresistible. Me di cuenta de que él era exactamente mi tipo.
Pero, razoné conmigo mismo, no sabía casi nada sobre él. Su pasado era un misterio, y su futuro, incierto. Pronto se iría, y tal vez nunca lo volvería a ver.
Intenté apartar esos pensamientos, pero no podía evitar sentir una conexión con él. Era como si hubiera algo entre nosotros, algo que iba más allá de la casualidad.
Me levanté de la cama y me acerqué a la ventana. La luna llena brillaba en el cielo, iluminando el jardín. Me sentí solo, y la soledad me hizo pensar en Asher aún más.
"¿Qué estás haciendo, Kalet?", me dije a mí mismo. "No puedes enamorarte de alguien que no conoces".
Pero mi corazón no escuchaba. Ya estaba involucrado, y no sabía cómo salir de eso.
De repente, escuché un ruido suave en la puerta. Me giré, y vi a Asher de pie en el umbral, mirándome con una expresión intensa.
"¿Kalet?", dijo, su voz baja y suave. "¿Estás despierto?"
Mi corazón latió más rápido. ¿Qué estaba haciendo él aquí? ¿Qué quería?
Un momento tenso
"¿Qué pasa?", pregunté, intentando ocultar mi sorpresa. "No puedes dormir?"
Asher se acercó a la puerta de mi habitación, su mirada intensa. "Necesito encontrar el baño", dijo, su voz baja y urgente.
Señalé hacia el pasillo. "Está al final del corredor, a la izquierda".
Asher asintió y se dio la vuelta para irse, pero no antes de que yo sintiera un aroma más fuerte que en la tarde. Mi corazón latió más rápido al darme cuenta de que Asher estaba en celo.
Me sentí nervioso, sabiendo que los Alfas en celo podían ser impredecibles. Pero también me di cuenta de que Asher no parecía tener supresores, lo que era peligroso para ambos.
"Asher, espera", dije, llamándolo de nuevo.
Se giró hacia mí, su mirada interrogante.
"Tengo algo que podría ayudarte", dije, intentando mantener la calma. "Supresores para omega. Ojalá te sirvan".
Asher se acercó a mí, su mirada intensa. "¿Supresores?", repitió. "No sabía que tenías".
Asentí. "Mi abuelo los guarda por si acaso. Toma, por favor".
Le ofrecí el paquete de supresores, y Asher los tomó con gratitud.
"Gracias, Kalet", dijo, su voz baja y ronca. "Ojalá me sirvan. No quiero... perder el control".
Su mirada se encontró con la mía, y sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Sabía que Asher estaba luchando contra su instinto, y que yo estaba en peligro de ser atrapado en su celo.
¿Qué pasaría ahora? ¿Podría Asher controlar su celo con los supresores?
La despedida
Asher se encerró en su habitación por todo el día, y yo no lo vi hasta la tarde. Cuando salió, parecía cansado y tenso, pero se esforzaba por mantener la calma.
"Kalet, ¿cerca de aquí pasan autos que van para el pueblo?", preguntó, su voz baja y controlada.
Asentí. "Sí, hay un autobús que pasa cada hora. ¿Necesitas ir al pueblo?"
Asher asintió. "Sí, debo irme. Gracias por todo, Kalet. Tu familia ha sido muy amable conmigo".
Pude ver la lucha interna en sus ojos. Estaba claro que aún estaba luchando por controlar su celo, y que yo estaba en peligro de ser atrapado en su instinto.
Me sentí un poco triste al verlo partir. A pesar de todo, había empezado a sentir una conexión con él.
"Adiós, Asher", dije, intentando sonreír. "Buena suerte".
Asher se despidió con una inclinación de cabeza y se dio la vuelta para irse. Pero antes de desaparecer en la distancia, se giró hacia mí y nuestros ojos se encontraron.
"Gracias, Kalet", dijo, su voz baja y emocionada. "Ojalá... ojalá pueda verte de nuevo algún día".
Me sentí un escalofrío recorrer mi espalda al escuchar sus palabras. ¿Qué significaban? ¿Era solo una despedida cortés, o había algo más detrás de ellas?
Asher desapareció en la distancia, y yo me quedé solo, pensando en lo que había pasado.
"Ojalá pueda verlo de nuevo algún día", susurré, sonriendo para mí mismo.
Una historia de amor
Me senté junto a mi abuelo en la sala, disfrutando del calor de la chimenea. La noche era tranquila, y el silencio era cómodo.
"Abuelo", dije, curioso, "¿cómo te enamoraste de la abuela?"
Mi abuelo sonrió, y su mirada se perdió en el pasado. "Ah, Kalet, fue una historia de amor verdadera", comenzó.
"Conocí a tu abuela en un baile en el pueblo. Ella era hermosa, con su cabello rubio y sus ojos azules. Me enamoré de ella en ese momento", dijo, riendo.
"Pero no fue fácil", continuó. "Ella era de una familia tradicional, y mis padres no aprobaron nuestra relación. Pero yo sabía que ella era la única para mí".
Mi abuelo se levantó y se acercó a una foto en la pared. Era una foto antigua de mi abuela, sonriendo y hermosa.
"Me enamoré de su sonrisa", dijo, tocando la foto. "Y de su corazón. Ella era una persona increíble, llena de amor y compasión".
Mi abuelo se sentó de nuevo junto a mí. "Nos casamos en secreto, y luego nos fuimos a vivir a esta casa. Fue un comienzo difícil, pero nuestro amor nos sostuvo".
Escuché, emocionado, la historia de mi abuelo. Me di cuenta de que el amor verdadero existía, y que mi abuelo y mi abuela habían encontrado eso.
"Abuelo", dije, sonriendo, "me alegra que hayas encontrado a la abuela".
Mi abuelo me miró, con ojos brillantes. "Kalet, el amor es un regalo. No te rindas nunca en buscarlo".
Sonreí, pensando en Asher. ¿Sería posible que encontrara un amor como el de mi abuelo y mi abuela? Solo el tiempo lo diría.
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