Antes que nada. Quiero agradecer a todas las personas que se tomen de su valioso tiempo para disfrutar de esta novela.
En segundo lugar quiero disculparme por las faltas de ortografía que puedan haber en cada capítulo.
A veces es difícil revisar que todo esté en orden. Ahora si comenzamos. Bendiciones y saludos desde Argentina. Su escritora NARY ♡.
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Déjeme presentarme como es debido. Mi nombre es Irina Ordóñez, de 48 años.
Alguna vez fui una mujer exitosa. Aunque ahora me encuentro retenida en un asilo, antes de eso estuve en prisión durante seis largos años por un crimen que no cometí.
Pero antes de llegar a ese suceso. Déjenme contarles desde el comienzo. Cómo fue que una chiquilla sin un solo peso en sus bolsillos llegó a ser una gran mujer de negocios Y cómo terminé siendo la villana de esta historia.
Todo comenzó en mi niñez. Hija de un par de adolescentes inmaduros he iresponsables de tan solo 17 años.
Crecí en un supuesto hogar en el que solo habia gritos y reproches. ambos se culpaban por arruinarse sus vidas al echarse tremenda responsabilidad al hombro.
Luego cuando fui creciendo desviaron sus frustración hacia mí. Me culpaban de ser el impedimento de su felicidad y que tuvieran que gastar su dinero en mí crianza y cosas así.
Pero yo nunca les pedí nacer. Eran solo dos personas patéticas que culpaban al mundo por sus propios errores.
Esa época fue muy difícil. Carente no solo de las necesidades básicas, sino que también del amor paternal que tanto anhela un niño.
Mi casa no era un hogar, sino más bien un campo de batalla donde cada día se libraba una nueva guerra. Desde muy temprano por la mañana, hasta incontables horas de la noche.
En cierta forma me rendí a mi cruel destino. Para mis 17 años no esperaba nada de la vida. Pero todo cambió cuando lo conocí a él.
Un año nuevo escolar comenzaba Y aunque no era muy fan del colegio asistía a él diariamente con tal de no estar en ese horrible lugar al que yo llamaba hogar.
Para mi sorpresa ese año entró un profesor nuevo y él me cambió la vida desde el momento en que lo vi.
Amadeo Fernández. Mi profesor de 30 años de edad me volvía loca. Sí tal vez todo fue porque buscaba esa figura paternal que nunca tuve en mi vida.
Pero no me importaba si era por eso O por amor verdadero. Yo definitivamente estaba enamorada de él.
Como mis calificaciones eran un desastre siempre me quedaba después de clases al apoyo escolar. Ahora tenía más motivos para ser la peor de la clase.
Aunque buscaba mil maneras de llamar su atención. Amadeo siempre mantuvo su postura. Eso solo lo hacía lucir más genial.
De verdad estaba estúpidamente enamorada de ese hombre. Pero Amadeo fuera de no verme como mujer. Tambien estaba casado.
¿Y cómo no estarlo? Si era guapísimo, pero aún así eso no me desanimaba en lo más mínimo. Después de casi todo el año, mi gran oportunidad por fin llegó.
Quién diría que una de las palizas de mi madre me servirían de algo.
Ese día de verano llegué con una chamarra que cubría casi todo mi torso al colegio. Amadeo se acercó a mí después de clases preocupado puesto que hacía mucho calor para que yo estuviera vestida de esa manera.
Me llevó a su oficina y me obligó a quitármela delante de él. Senti mi corazón acelerado imaginándome otro escenario.
Pero él solo quedó asombrado al ver mis moretones, tanto que quiso dar aviso a las autoridades.Pero se lo impedí.
_ No profesor por favor no haga eso.
_ De qué hablas Irina. Esto es muy grave.
_ No duele casi nada. Yo estoy bien.
_ Esto no está para nada bien y que intentes minimizarlo es aún peor.
_ Le puedo contar un secreto.
_ Claro que sí. Puedes confiar en mi.
_ De nada vale intentarlo. La policía siempre hizo oídos sordos a todas las denuncias que realizaban los vecinos por el escandalo que escuchaban en ni casa.
Lo único que cambia era que nos mudábamos a otro lugar nuevo y esta vez no quiero eso.
_ Lo que me cuentas es muy grave Irina. ¿Esto sucede a menudo?.
_ Casi a diario, ya estoy acostumbrada. Por eso le suplico que no lo denuncie. Me gusta esta escuela y no quiero marcharme.
_ Sigo creyendo que no está bien callar. Mi deber como tu profesor es cuidar de ti.
_ Cuide de mí enseñándome para poder llevar otra clase de vida y no ser igual a mis padres.
Después de muchas súplicas lo logré convencer. Estaba muy aliviada, ya que no tendría que marcharme de su lado.
Aunque le prometí ese hecho no volvería a suceder. Era casi imposible para mí cumplírselo ya que mis padres eran terriblemente crueles a la hora de descargar su frustración en mí.
Después de ese incidente y de escuchar mi patética vida. Amadeo se preocupaba más por mí.
Me daba prioridad y me demostraba algo de cariño lo que hacía que mi corazón no dejará de palpitar por él.
Un día me arme de valor y le confesé sé mis sentimientos por él. Ya no quería desperdiciar más tiempo.
Este se quedó sorprendido, pero no me dio un no rotundo.
_ Irina creo que estás confundiendo las cosas. Tal vez me ves como una figura paterna o como un protector.
Pero qué estupidez más grande, yo me lo quería follar duro. Deseaba tenerlo en mi cama. Eso no lo sientes por una figura paterna. Yo lo añoraba como hombre y quería que él me enseñara a ser mujer.
_ No profesor lo que yo siento por usted es amor. Ya tengo un padre que aunque no es el padre que desearía tener. Yo sé que lo que siento por usted no es lo mismo que lo que siento por él.
_ Escúchame bien. Claro que no es lo mismo porque tú estás viendo en mí al padre que desearías tener y no al maltratador que te golpea sin piedad.
_ Usted no lo entiende. Yo lo deseo profesor y lo veo como hombre.
Después de una fuerte charla Amadeo se marchó y me dejó algo confundida.
Aunque era muy ignorante en muchas cosas, sí me daba cuenta de las miradas que Amadeo me regalaba.
Sabía que algo en mí al menos le llamaba la atención, así que me dispuse a darlo todo por conseguir mi objetivo.
Descaradamente llevaba mi falda más arriba de lo permitido, también tres botones desprendidos de mi camisa.
Cuando me acercaba a Amadeo le acariciaba el brazo y veía como se ponía nervioso por mi toque.
_ Profe no entiendo este punto. Me lo puede explicar.
_ Claro que sí Irina, pero por favor. Toma asiento junto a mí.
_ Vamos profe. Aquí no hay nadie de igual manera.
_ Sí, pero distraes mi atención. Además, no es correcto ni que te vistas así y mucho menos que acaricies mi brazo.
_ Solo quiero agradecerle por ser tan amable conmigo.
_ Eso lo puedes hacer mejorando tus notas, qué es lo que más me importa obtener de ti.
_ Estás seguro que solo eso desea obtener de mí.
Esto último se lo susurró al oído dejando un sutil beso en su lóbulo.
Su reacción nerviosa solo me confirma que él también me desea.
Y quién en su edad reaccionaría diferente. Estaba en la plenitud de mi vida mientras Amadeo ya tenía un camino recorrido.
Que alguien joven se fijara en él era todo un espectáculo y le llenaba el ego verme atrevida frente a sus ojos. Casi rogándole por su atención.
_ Vamos profe sabe que me trae loquita. No tiene ni idea de las cosas sucias que sueño con usted.
_ Irina por favor te lo estoy suplicando. Esto que estás haciendo está muy mal.
_ Ya no lo niegue más. Sé que usted también lo quiere y yo estoy más que dispuesta a complacerlo.
_ Ya basta. Toma asiento frente a mí y presta atención a los siguientes puntos. Quiero que lo resuelvas antes de las 3.
Enojada por su rechazo lo obedezco en silencio. Pero eso no quita que lo sigo provocando a cada tanto.
Amadeo era un buen tipo, pero no dejaba de ser hombre. Algo que mi madre me enseñó. Es que los hombres piensan con la entrepierna más que con sus cerebros.
Al menos algo bueno hizo por mí esa mujer. ya que esa sería mi arma más fuerte para conseguir al hombre que amaba.
Así que solía provocarlo al cruzar mis piernas frente a él o con sutiles miradas llenas de deseo cuando nadie nos veía. Lamer mi lápiz era lo que más le provocaba.
Solía tragar duro al verme darle aquellos espectáculos que solo él y yo comprendamos.
Las vacaciones llegaron sin previo aviso. En el receso de 3 meses hice de todo para lucir más buena.
Moldé mi cuerpo con gran determinación, para así poder tentarlo aún más y que ya se dejará de negar a estar entre mis brazos.
Ese año escolar nuevo, puse todo mi esmero y confianza para conseguir lo que tanto quería.
Así fue que a solo dos meses del comienzo de clases Amadeo se rindió a mis encantos.
Un día en su oficina me besó con locura.
Amadeo Fernández ♡
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