Un joven de cabello corto y blanco caminaba por un sendero en medio de un bosque. Llevaba un suéter de manga larga azul oscuro, y sobre su espalda colgaba una espada en cuyo mango se podían ver talladas unas calaveras. Miraba a ambos lados del camino, como si buscara algo.
De repente, sus ojos se iluminaron al encontrar lo que buscaba.
—Esto realmente podría gustarle a Emma —murmuró para sí mismo.
El joven se arrodilló junto a un tronco cubierto de flores. Con delicadeza, recogió una de las flores, procediendo a guardarla.
—¡Tomando misiones por cuenta propia, eh? —una voz resonó a su espalda.
—Esa voz... ¿Richard? Además, no estaba en una misio—balbuceó, sorprendido.
Una espada pasó rápido por encima de su cabeza. Instintivamente, puso una mano en el suelo para recuperar el equilibrio.
—¡Óyeme! ¿Qué te pasa? —dijo, un poco alterado, girándose hacia quien lo había atacado.
—Siempre debes mantenerte alerta, Oliver —le respondió un joven de cabello negro. Llevaba una armadura pesada pero poco abundante, y cargaba un gran escudo y una enorme espada.
—Sí, sí, lo sé, Richard —contestó Oliver, todavía un poco nervioso.
Frente a él, Richard bajó su espada.
—¿Qué hacías si no estabas en una misión? —preguntó con curiosidad.
—Estaba buscando esto —Oliver sacó de una pequeña mochila en su pierna derecha una flor blanca con puntos rosados en su interior.
—Para Emma, ¿eh? —dijo Richard con una sonrisa —. Por cierto, estamos pensando en venir al bosque para completar una de las misiones del gremio. ¿Vienes con nosotros?
—Claro, solo voy a entregarle esto a Emma y los alcanzo —respondió Oliver con una sonrisa.
—Está bien, te esperamos en la entrada —dijo Richard, dándole una palmada en el hombro antes de marcharse.
Oliver se detuvo frente a una casa un poco antigua pero grande, y al abrir la puerta se encontró con una gran sala. Un horno dominaba una de las paredes, rodeado de ollas y jarras con cucharas colgadas a su lado. En el centro de la sala había una sola mesa con dos sillas. Oliver avanzó y giró hacia un costado, notando un pasillo con dos puertas: una al inicio y la otra al final.
Se dirigió a la primera y la abrió cuidadosamente. Al entrar, un cuarto medio vacío reveló una cama sobre la cual un gran círculo mágico cubría a una joven. Apenas se podía ver su rostro debido a las densas cantidades de maná que emanaban del círculo. Oliver sonrió y dijo en voz baja:
—Buenos días, hermana.
Se acercó a la mesa junto a la cama y colocó una flor en un pequeño jarrón con agua que ya estaba allí. Luego, se levantó y miró nuevamente la cama antes de salir del cuarto, cerrando la puerta detrás de él.
Al salir de la casa, Oliver cerró la puerta con delicadeza y miró hacia abajo, claramente angustiado. Se quedó mirando al suelo, perdido en sus pensamientos y sin saber realmente qué hacer.
De repente, sintió un golpe en la frente que lo obligó a levantar la mirada. Una chica de cabello corto, vestida con una armadura completa y una falda, estaba frente a él.
—¿Evelyn? —preguntó, sorprendido.
—Así es, esa soy yo —respondió ella con una sonrisa mientras se inclinaba un poco hacia él.
—¿Qué haces aquí? ¿No nos íbamos a encontrar en la entrada del bosque? —preguntó Oliver, claramente desconcertado al verla allí.
—Sí, pero te estabas demorando mucho, así que vine a echar un vistazo —respondió Evelyn con una pequeña sonrisa.
—Ya veo. Entonces, andando —contestó Oliver
Ambos caminaban por las calles empedradas de Anbelor.
—Por cierto, ¿qué misión aceptaron hoy? —preguntó Oliver, con curiosidad.
—Estamos buscando una oruga celeste en el centro de la fase 1 del bosque —respondió evelyn.
—¿Esas cosas no son venenosas? —dijo Oliver, frunciendo el ceño.
—Sí, pero no te preocupes. Si te envenenan, usaré mis grandes habilidades para ayudar a mi delirado compañero —contestó Evelyn, con una sonrisa traviesa.
Un mechón del cabello de Oliver se exaltó,
¿D-delirado…?
—¡Jajajaja, es broma! Pero cualquier cosa, estaré ahí para ti. Después de todo, soy la mejor del grupo, ¿no?
—dijo Evelyn con un guiño.
—Sí —respondió Oliver, devolviéndole una sonrisa un poco en incómoda.
—Ah, ya llegaron —pronuncio una voz que venía desde adelante.
Ahí estaban Richard, Victoria y Ginna, frente a la entrada del bosque. Ginna, una chica de cabello corto y cara delgada, llevaba una armadura delicada y brillante que destacaba su alta calidad. Al verles, Ginna alzó la mano para saludarlos.
Victoria, sentada en una de las tablas, sonrió ligeramente. Llevaba una armadura en el pecho y una capa que caía desde su estómago hasta un poco más abajo de las rodillas.
—Andando, entonces —dijo Richard mientras se bajaba del lugar donde estaba.
—Por cierto, Victoria, dame el mapa para iniciar el trayecto.
—¿Mm?
—El mapa, dijiste que lo traerías.
—¿Qué?
Un pequeño flashback se hacía presente en la última reunión.
—¿Quién será el encargado de traer el mapa en la próxima incursión?
—Yo, yo me encargo.
—¿Estás segura?
—Tranquilo, yo me encargo.
Ah, un shock iluminó el recuerdo de Victoria. Con una risa nerviosa y una expresión de vergüenza, se golpeó ligeramente la cabeza y sacó la lengua.
—Lo olvidé.
—¿Qué hiciste qué? Mmm... entonces usa una de tus flechas para marcar la entrada, así la encontraremos más fácil.
—¡Ehhh, qué fastidio!
Richard le dió un cabezazo a victoria, dejándola extendida en el suelo para que reflexionara un poco.
Todos comenzaron su camino hacia el bosque mientras Victoria, con lágrimas en los ojos, enterraba una flecha cerca de la entrada.
Vemos al grupo buscando entre todo lo que ven: troncos, debajo de rocas… pero nada, ni una sola oruga.
—Tal parece que se las llevaron todas —expresó Ginna con una mirada hacia un arbusto.
—Ahhh, no nos dejaron ni una —dijo Victoria, claramente abatida.
—Deberíamos dejarlo así, no vale la pena gastar más tiempo buscando algo que tal vez no esté —opinó Ginna.
Evelyn le respondió a Ginna: —Sí, igual la paga no era tan buena.
*¡BUUUUM!*
Una gran explosión resonó, Ginna y los demás voltearon rápidamente para ver qué había ocurrido. Una figura se dibujaba en medio del humo de la explosión. Todos quedaron sorprendidos al reconocerla.
*¡BUUUUM!*
Una gran explosión resonó, Ginna y los demás voltearon rápidamente para ver qué había ocurrido. Una figura se dibujaba en medio del humo de la explosión. Todos quedaron sorprendidos al reconocerla.
—Esto tiene que ser una broma —murmuró Richard.
Los árboles de este bosque son especiales; sus semillas absorben tanto purezas como impurezas. Cuando estas semillas reciben demasiadas impurezas, nace esto.
—Una Semilla de Dolor —dijo Victoria con voz firme, mientras creaba una flecha y se preparaba para lanzarla.
Pero antes de que pudiera reaccionar completamente, la Semilla de Dolor ya estaba detrás de ella. Richard se interpuso rápidamente, usando su escudo para bloquear el ataque. El impacto fue tan fuerte que ambos fueron lanzados a gran velocidad contra unos árboles cercanos.
Oliver seguía con la mirada el vuelo de sus amigos, cuando de repente la Semilla de Dolor apareció a su lado con intenciones letales. Oliver apenas logró esquivar el ataque, quedando desprotegido. Ginna y Evelyn llegaron a tiempo para socorrerlo y comenzaron a pelear con furia, mientras Oliver corría a buscar a Richard y a Victoria.
Encontró a ambos de pie, sacudiéndose el polvo y recuperándose del impacto. Se re agrupaban rápidamente cuando Ginna apareció a su lado, con una pequeña herida sangrando en su rostro, preguntó:
—Y bien, ¿Cuál es el plan?
—A pesar de su fuerza y velocidad, si mis conocimientos no me fallan, son altamente inflamables. —dijo Richard con preocupación en la voz.
—¿Ginna, tienes a Sachi aquí? —preguntó Richard volviéndose hacia ella.
Ginna negó con la cabeza—. No, está en casa durmiendo.
Oliver frunció el ceño, mostrando una mezcla de decepción y sorpresa—. ¿En serio?
Richard intervino en lo que dijo Oliver para preguntar,—. ¿No tienes alguna otra mascota que sea de fuego?
Ginna suspiró—. Por desgracia, no. —dijo mientras sacaba una lanza de su inventario oculto.
Richard murmuró—. Hmmm.
Se volvió hacia Victoria—. ¿Cuánto te demoras preparando el hechizo que estuviste practicando?
Victoria, con un ligero tono de inseguridad, respondió
—. Por lo menos unos cuatro minutos. Aún así, no lo domino por completo; el objetivo debe estar quieto para poder utilizarlo.
Richard resopló—. Ashh, qué complicado... —dijo mientras miraba al suelo, claramente preocupado.
Oliver tomando la iniciativa—. Por supuesto, nosotros nos encargamos. Tú cuida de Victoria.
Richard miró a Oliver, sorprendido—. ¿Eh?
Oliver lo miro con una leve sonrisa, después se volvió hacia Ginna—. ¿Tú qué opinas, Ginna?
Ginna asintió—. No veo ningún problema en intentarlo.
Richard, al ver el apoyo de sus compañeros, sonrió levemente y afirmó—. Entiendo, lo haremos.
Oliver tomó la iniciativa—. Bien, tú encárgate de Victoria.
En el campo de batalla, se observaba a Evelyn y al monstruo en una ardua pelea. Evelyn lograba evadir los ataques del monstruo mientras intentaba asestar los suyos propios. Sin embargo, estaban igualados en velocidad y fuerza.
Evelyn mostró una breve sonrisa mientras retrocedía, dejando un espacio entre ella y la semilla de dolor. Rápidamente, Oliver cayó directamente hacia este, generando un gran impacto entre ambos. Oliver pasó por encima de la semilla, esquivando un ataque.
En el suelo, ambos se prepararon nuevamente para arremeter el uno contra el otro. Evelyn y Ginna tuvieron una pequeña conversación, mientras Oliver trataba de resistir un poco más en su pelea.
—¿Y bien? —preguntó Evelyn al lado de Ginna.
Ginna respondió:
—Debemos conseguir al menos cinco minutos e inmovilizarlo para que Victoria pueda lanzar el ataque.
Evelyn sonrió, aunque con una ligera preocupación:
—¿No crees que es un poco difícil?
Volvamos a la pelea entre Oliver y la semilla de dolor. Esta se volvió mucho más frenética; tres explosiones se hicieron notar en el campo de batalla. Oliver notó la gran diferencia de fuerza y velocidad entre la semilla de dolor y él.
La semilla de dolor prácticamente desapareció de la vista de Oliver. Este, algo preocupado pero aún confiado, murmuró:
—Se dio cuenta...
De repente, la semilla apareció encima de Richard y Victoria, con la intención de lanzar un gran ataque que los aplastara a ambos. Richard, sin amedrentarse, dijo:
—Estaba esperando eso.
Agarró su escudo con ambas manos y golpeó el suelo con fuerza, pronunciando:
—¡RESONANCIA!
Una onda de choque golpeó a la semilla de dolor, haciéndola caer al suelo. Aunque seguía de pie, estaba visiblemente aturdida. Antes de que pudiera recuperarse, Evelyn arremetió contra ella con fuerza.
La semilla de dolor salió volando con el golpe, perdiendo su hacha en el proceso.
—La ventaja es nuestra —pensó Evelyn, mientras una pequeña sonrisa se reflejaba en su rostro
Sin embargo no pasó mucho tiempo después de que Evelyn pensara eso. La semilla de dolor tomó algo de distancia, colocando parte de sus brazos en el suelo. La tierra se rompió, y Evelyn perdió parte del equilibrio. La semilla aprovechó la oportunidad para lanzar un fuerte ataque hacia Evelyn, quien logró bloquearlo, pero fue lanzada lejos a causa del impacto.
Ginna vio su oportunidad mientras la semilla recuperaba su postura. Lanzó su lanza con firmeza hacia el enemigo. Sin embargo, el suelo bajo Ginna se fragmentó repentinamente, revelando varias raíces que emergían del subsuelo. Oliver reaccionó rápidamente, empujando a Ginna a un lado, pero terminó atrapado por las raíces y fue elevado violentamente hacia arriba.
Desde las alturas, Oliver se dio cuenta de que caía a una velocidad vertiginosa. En un instante, se estrelló con fuerza contra el suelo, generando una explosión. El gran impacto lo hizo rebotar, su armadura ligera se desprendió de su cuerpo mientras sangre salía de su boca.
Evelyn y Ginna rápidamente se posicionaron frente a él para protegerlo de cualquier ataque siguiente.
—¿Estás bien? —preguntó Evelyn, su voz llena de preocupación—. Nosotras nos haremos cargo ahora, tú ve y...
—Estoy bien —interrumpió Oliver, forcejeando para ponerse de pie—. Esto no es nada. Para salvar a mi hermana debo ser mucho más fuerte. Comparado con todo lo que tengo por delante, esto no es nada.
En ese caso, dice Ginna, mientras saca una lanza de su inventario oculto. Todos se preparan y salen al mismo tiempo; el aire se llena de tensión y sonidos de batalla. Los ataques llegan hacia ellos desde todas direcciones. Oliver esquiva los golpes con agilidad mientras lanza cortes precisos, Evelyn, usando su gran fuerza, abre paso sin detenerse. Ginna, por su parte, maneja su larga lanza con destreza, cortando todo lo que se interpone en su camino.
De repente, una voz resonó detrás de ellos. Era Richard, anunciando que el hechizo estaba listo. Se acercaba la parte crucial: inmovilizar al enemigo. Oliver fue el primero en lanzarse al ataque, casi descuidando su defensa, decidido a no detenerse. Justo cuando llega frente a la semilla de dolor, esta saca una lanza oculta y arremete contra él. Oliver abre los ojos, perplejo.
Ginna, al verlo, dice con determinación: —Así que ahora cambias de armamento, mala idea.
La lanza se desvanece justo antes de impactar a Oliver. Aprovechando la oportunidad, Oliver usa una de sus técnicas de espada más poderosas, cortando de arriba abajo a la semilla de dolor.
Ginna murmuró en voz baja: —Mientras sea un arma que yo invoque, puedo regresarla en cualquier momento.
Desde el aire, y sin tocar el suelo, lanza su arma con gran fuerza, logrando atravesar por completo a la semilla de dolor.
Evelyn no se queda atrás. Se aparece justo detrás del enemigo y, al igual que Oliver, usa una de sus técnicas más potentes con el hacha, destruyendo la semilla de dolor desde el torso hacia abajo.
La semilla de dolor, que yacía a unos metros del grupo en el suelo, tal como había dicho Richard, empezó a regenerarse. Sin embargo, era demasiado tarde. Victoria, abriendo los ojos con gran esfuerzo, mostró unas lágrimas de sangre. Con una expresión de determinación en su rostro, creó una gran bola de fuego en su mano y la pasó a su arco, que se hizo mucho más grande.
Al lanzar el ataque, el suelo se rompió, obligando a Victoria a retroceder un poco. El fuego arrasó con todo a su paso, finalizando en la semilla de dolor, que recibió el ataque por completo. La destrucción dejada por el ataque era inmensa a simple vista. Todos estaban muy sorprendidos; la semilla de dolor casi fue evaporada, eliminando cualquier posibilidad de regeneración.
Victoria cayó al suelo, exhausta. —Ahhhh, qué cansancio— suspiró, con la respiración entrecortada.
Oliver también se recostó contra un árbol, sus heridas eran visibles. Evelyn, sin perder tiempo, se apresuró a ayudarlo.—Mira que seguir peleando después de recibir ese ataque, ¿cuán tonto puedes llegar a ser?— dijo con un tono de preocupación y reproche. —Con esto debería bastar por ahora. Apenas lleguemos a la ciudad iremos con Elizabeth para que te cure por completo. ¿Puedes levantarte?
—Sí— respondió Oliver, aunque su voz denotaba cansancio.
Richard, quien observo hacia donde se encontraba Oliver, miro a su espada, la cual a diferencia de antes, una de sus calaveras estaba llorando. proclamó que era momento de retirarse y que él iría al gremio a comunicar lo ocurrido.
Victoria, rodeada de luces de distintos colores, se levantó mientras era curada y limpiada por dichas luces, —Bueno, vamos— con una leve sonrisa que era iluminada por las luces que le rodeaban
El grupo se retiraba del bosque, dejando atrás el lugar donde había surgido la batalla. Mientras caminaban juntos, Oliver se detuvo un momento y miró hacia atrás con extrañeza.
Ginna, quien notó su inquietud, se acercó con una mirada preocupada y le preguntó en voz baja:
—¿Está todo bien, Oliver?
—Sí, todo bien.
Un gran camino se abría paso por las calles de la ciudad. Oliver, quien vestía un suéter con un pantalón verdoso, se dirigía hacia el restaurante de la familia de Victoria.
—Aquí está, Restaurante "Buena Vida" —murmuró para sí mismo mientras contemplaba la fachada.
El restaurante era pequeño pero acogedor, con unas escaleras en su entrada y una doble puerta modesta. Había unas seis mesas redondas y un gran mesón con cuatro sillas donde se tomaban las órdenes. El lugar estaba vacío, ya que hoy no abrían al público. Solo estaban Victoria, Ginna y Richard, sentados en una de las mesas del fondo.
Victoria llevaba puesto un conjunto de ropa color rojo oscuro, que contrastaba con su piel clara. Ginna lucía un hermoso vestido rojo con blanco y una falda abombada, que la hacía parecer una niña pequeña. Richard vestía un suéter oscuro con un pantalón a juego, su rostro serio reflejaba concentración.
Oliver entró en silencio, tratando de no interrumpir. Saludó con voz suave:
—Hola, chicos.
—¿Qué tal? —le respondieron.
Se sentó en una de las sillas cerca de la mesa y comenzaron a hablar sobre su anterior pelea en el bosque.
—Ya vuelvo, iré a buscar algo —dijo Richard, levantándose de su puesto.
—Entiendo —respondieron Victoria y Oliver casi al mismo tiempo.
—Bueno, sé que esto ya lo sabemos, pero para corroborar un poco la información —comentó Victoria —. ¿Qué es el bosque realmente?
—Este bosque funciona casi de la misma manera en que funcionan las mazmorras, entre más te adentres en él, más peligros se vuelven. Pero a diferencia de las mazmorras, el bosque no tiene un final claro. Este bosque es solo una pequeña extensión, o debería llamarlo mejor, ¿Entrada?
Después de terminar el trayecto que atraviesa el extenso bosque, llegarás a las compuertas del continente oscuro, teniendo en cuenta esto, el bosque no funciona realmente como uno, es más bien como una capa de humo.
¿Por qué?, esa es la verdadera pregunta.
Vamos con el continente oscuro. La información que se tiene sobre este continente es escasa, tanto que el número de aventureros que lograron regresar de las compuertas es tan reducido que se podrían contar con una sola mano.
ahora las compuertas, según narran los sobrevivientes, están protegidas por dos grandes estatuas que atacan a cualquier cosa que perturbe las entradas. Dicen que para lograr sobrevivir a las estatuas y que te permitan cruzar las compuertas, se necesita un tipo de llave que las estatuas reconocerían y concederían el paso. Ese es el trabajo que está haciendo la Unión de Asalto antes de su misión al continente oscuro: “Buscar la llave”, comentó Victoria.
Sin embargo, esos siguen siendo solo testimonios cuya veracidad no está asegurada; la información pudo haber sido alterada con el paso del tiempo, ya que la Unión de Asalto lleva siete años buscando dicha llave. Ginna exclamó con desacuerdo: “Después de todo, ellos desaparecieron poco después de haber regresado del continente oscuro.”
A pesar de todo, recientemente se confirmó parte de la información, lo que hace pensar que los libros podrían estar en lo correcto.
“El suceso de hace ocho años, la maldición hacia tu hermana, Oliver... o mejor conocido como 'Beso de Bruja'. Algo que solo se recordaba como una leyenda en los libros,” Ginna miró a Oliver. “Tu hermana formaba parte de uno de los escuadrones de la Unión de Asalto.”
El hecho de que todos los miembros de los equipos de asalto hayan desaparecido y que tu hermana, la única sobreviviente, siga sin despertar tiene inquietos a la mayoría de los reinos. Opinan que podría avecinarse una gran guerra contra lo que sea que habita en el continente oscuro, en particular las...
—Las brujas —comentó Oliver, casi interrumpiendo a Ginna, con una mirada seria.
—Lo que sí está claro es que todas las respuestas se encuentran detrás de esas compuertas. A pesar de los años que llevan en la búsqueda, el equipo de asalto no ha podido encontrar la llave. Sin embargo, a principios de año comunicaron que este sería el año en que la hallarán, por lo que están reclutando a la mayor cantidad posible de aventureros de rango "S".
La próxima semana nos toca a nosotros hacer el examen —pronunció Oliver, observando con solemnidad la mesa.
...
Ahh, se me antojaron unas tortas, ¿qué les parece si vamos un rato al mercado? —dijo Oliver con entusiasmo en su voz y una chispa en los ojos.
—¡Uuuuh, pero por supuesto que sí! —respondió Victoria, sonriendo ampliamente.
Ginna también asintió con la cabeza.
Los tres se levantaron de la mesa y se dirigieron con paso ligero hacia la salida del restaurante, cuando una voz resonó desde atrás.
—¡Espereeeen! Yo también voy.
Oliver se volteó para ver a una chica que bajaba rápidamente las escaleras del fondo. Era una joven de cabello morado, vestida con un elegante vestido blanco que le llegaba justo por debajo de las rodillas, y unos tacones negros que complementaban su atuendo.
—Hola, Oliver —dijo dirigiéndose a él primero, mientras lo miraba con atención.
—¿Qué tal? ¿Cómo me veo? —preguntó con curiosidad.
—Pareces una viejita —respondió Oliver, sin titubear, pero con una sonrisa juguetona.
—¡Shuuu, qué grosero! —exclamó Evelyn, haciendo un puchero.
—Yo también me uno —dijo Richard, quien estaba parado en la puerta y había estado escuchando la conversación con una expresión interesada.
—Claro —respondió Evelyn, con una pequeña sonrisa.
Los demás aceptaron sin problema.
"¡Bien, vamos a por esas tortillas!" exclamó Victoria con entusiasmo.
Llegaron a uno de los varios locales que se encontraban en la calle principal de la ciudad y compraron unas nubes. Eran unas tortillas de harina con leche envueltas en un palo y con algo de crema.
–Por cierto, Oliver, ¿cómo te has sentido últimamente? preguntó Evelyn con una expresión un poco seria.
–Me he sentido bien, comentó Oliver.
–Entiendo. Pregunto porque llevas varios días consecutivos yendo al bosque, deberías tomarte esta semana libre, expresó Evelyn, frunciendo ligeramente el ceño.
–Tranquila, estoy bien, no he sentido nada extraño, dijo Oliver, intentando tranquilizarla con una sonrisa.
–Es poco común que alguien sin poder mágico sea parte de un grupo con destino al bosque, continuó Evelyn, sus ojos reflejando incertidumbre. Teniendo en cuenta que siempre eres de los primeros en querer entrar...
–¿Será que eres algún tipo de persona especial que es inmune a los efectos del bosque? preguntó Victoria un poco emocionada.
–Especial, ¿eh? Oliver pronunció esas palabras suavemente, casi como un susurro, con una mirada sin un punto fijo.
Es extraño que el bosque afecte gradualmente a las personas que no poseen poder mágico. Aún no se entiende por completo por qué pasa esto, pero hay unos registros que más o menos teorizan el porqué sucede," pronunció Victoria, su voz ahora cargada de una ligera angustia.
Richard, casi continuando lo que había dicho Victoria, comentó: —Para entender mejor esa teoría, primero hay que conocer los tipos de poder mágico que existen. La magia, como siempre se le ha conocido, es la usada por magos y aventureros. Luego está la magia espiritual, que no aplica para esta ocasión ya que los usuarios de esta deben ser mitad espíritus para poder utilizarla. Después tenemos la magia oscura, que solo puede ser utilizada por los demonios.
Hay una barrera entre estos tipos de magia; ningún mago puede usar magia oscura y viceversa. Sin embargo, hay un caso particular: las personas sin poder mágico que, por alguna razón, pueden absorber la magia oscura, pero al no ser compatible, solo les genera daños.
El bosque está plagado de esta magia y cuanto más te acercas al continente oscuro, mayor es su intensidad. En otras palabras, para alguien como Oliver, el simple hecho de dirigirse hacia el bosque es peligroso. A esto se le conoce como fiebre mágica.
—¿No te parece un poco emocionante? —exclamó Oliver con una sonrisa burlona —. Romper las reglas y convertir lo imposible en posible, ¿qué tal?
Evelyn soltó una carcajada —Jajajaja, tan entusiasta como siempre, dijo con un tono de burla, y una sonrisa juguetona se dibujó en sus labios.
Además, cosas como esas no son nada comparado con mis grandiosas capacidades de combate —exclamó Oliver con una gran sonrisa burlona.
—Eh, parece que sí le afectó el golpe que recibió en la pelea —dijo Victoria con una expresión de desagrado.
Pero no te culpo, no es tu culpa que fueras el primero en ser papeado.
—¡Ahh! —Oliver exclamó, mostrando clara sorpresa, mientras un mechon de su cabello se sobre exalta—. Pues como lo dices, no pareciera que saliste volando contra unos árboles —replicó Oliver, desafiando a Victoria con su actitud.
—¿Ah sí? Pues al menos yo... —Victoria comenzó a responder, pero ambos cayeron al suelo cuando Evelyn les dio un golpe en la cabeza y los arrastró hasta la entrada del orfanato.
—Llegamos —anunció Evelyn, mientras veía a varios niños acercarse a la entrada.
Uno de los niños gritó emocionado:
—¡Hermana! ¡Oliver está aquí!
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