Mi nombre es Keren. LOMBARDI mido alrededor de 1.90m. Mi cabello es oscuro. Mis rasgos faciales: facciones marcadas y simétricas, con una mandíbula fuerte, que resalta mi presencia imponente. Mis ojos azules o verdes, dando la impresión de frialdad y control. Soy muy reservado y controlador.
Keren está de pie frente al altar, ajustándose la corbata, nervioso. A su lado, su mejor amigo, Adrian, le susurra con una sonrisa forzada.
Adrian: (en voz baja) "Relájate, hermano. A lo mejor solo se está tomando su tiempo… Ya sabes cómo son las novias.
Keren: (mirando la puerta, tenso) "Son ya más de cuarenta minutos, Adrian. Esto no es normal.
(Respira hondo, tratando de no perder la calma.)
"Y sí… ¿Y si cambió de opinión?
Adrian: (intentando bromear) "¡Vamos, Keren! Eres el hombre más guapo y rico de esta ciudad. ¿Quién en su sano juicio te dejaría plantado?
Keren sonríe levemente, pero su preocupación no disminuye. Está nervioso, y se nota en sus ojos azules, que ahora están fijos en la gran puerta de la iglesia. Las manos le tiemblan ligeramente.
Pasan otros quince minutos. La incertidumbre crece entre los asistentes. El murmullo se convierte en un eco incómodo en la iglesia. Keren se acerca a su abuelo, don Arturo, quien lo mira con preocupación.
Don Arturo: (susurrando) "Hijo, esto no pinta bien.
Keren: (mirando al suelo, tratando de mantener la compostura) "No puede ser, abuelo…" "No así…"
Don Arturo: (con una voz firme) "Tienes que prepararte para lo peor. Quizás la muchacha no era la indicada.
Keren aprieta los puños, negando con la cabeza.
Keren: "No. No puedo creerlo..."
(Adrian recibe una llamada en su teléfono.) (Su rostro se endurece mientras escucha, luego cuelga y se acerca a Keren con un paso vacilante.)
Adrian: (en voz baja) "Keren…" Lo siento, hermano. Me acaban de decir que… se fue. Tu prometida se fue… con otro.
Keren siente como si el suelo bajo sus pies desapareciera. Se queda en silencio, mirando al vacío, como si no pudiera procesar lo que acaba de escuchar.
Keren: (frío, susurrando) "¿Con quién?"
Adrian: "Un hombre mayor, alguien con más poder que tú…" No tengo todos los detalles, pero es definitivo. No vendrá.
Keren cierra los ojos un momento, tratando de calmar la tormenta interna. Finalmente, abre los ojos, pero ya no hay tristeza. Solo una fría determinación.
Keren: (con voz baja, pero firme) "El amor es una farsa… Nunca más".
(Keren se queda en silencio, su mirada vacía.) Se siente como si el suelo bajo sus pies se desmoronara. Se levanta lentamente. Sus movimientos son casi mecánicos. Santiago lo observa, preocupado. La multitud en la iglesia comienza a murmurar y a notar la tensión creciente.
Keren: (con voz rota pero controlada) "¿Cómo pudo hacerme esto?" "Todo este tiempo… todo el esfuerzo…"
Adrian: (poniendo una mano en el hombro de Keren) "Lo siento mucho, Keren. No hay palabras que puedan consolarte en este momento.
Keren: (apartando la mano de Santiago, con una mirada fría y distante) "No necesito consuelo. Lo que necesito es entender por qué esto sucedió.
Adrian: (con un tono comprensivo) "No tienes que entenderlo. A veces, las personas actúan por motivos que no podemos comprender. Lo importante ahora es cómo vas a manejar esto.
Keren: (mira alrededor, sintiendo el peso de las miradas curiosas) "Me siento… humillado". No solo ante mi familia, sino ante todos los presentes. Esto… Esto es una traición que no puedo perdonar.
(Keren se aleja del altar, caminando con pasos decididos hacia la salida.) Su rostro muestra una mezcla de furia y desesperación. (Cuando pasa cerca de su abuelo, Don Arturo, este se acerca, buscando consolarlo.)
Don Arturo: (con voz temblorosa) "Hijo, lo lamento mucho. Pero tenemos que seguir adelante. Este no es el final.
Keren: (mirando a su abuelo con una mezcla de dolor y determinación) "No, abuelo". Este es el final de algo… algo que no puedo seguir. No creo en el amor ni en las promesas. Solo en lo que puedo controlar.
(Keren se dirige hacia la salida de la iglesia, dejando atrás a los invitados y el bullicio.) Santiago lo sigue, tratando de ofrecer apoyo, mientras Keren se aleja, con una expresión que denota una nueva resolución y una profunda decepción.
(Más tarde esa noche, Keren se encuentra en un club exclusivo de la ciudad, un lugar sofisticado con luces tenues, música vibrante y un ambiente lleno de energía.) A pesar de la atmósfera animada, Keren está sumido en sus pensamientos, bebiendo solo en una esquina apartada del bar.)
(La música electrónica retumba en sus oídos mientras observa a los clientes bailando y disfrutando.) El contraste entre su estado de ánimo y el ambiente festivo solo acentúa su soledad. Keren da un trago largo a su bebida. (Su rostro refleja cansancio y desilusión.)
Barman: (con una sonrisa profesional) "¿Otra bebida, señor Lombardi?"
Keren: (mirando al barman con indiferencia) "Sí, por favor. Y tráeme algo fuerte.
(El barman asiente y se aleja para preparar la bebida). Keren observa el escenario. La gente se mueve al ritmo de la música, pero para él, todo parece distante y surrealista. La traición de su prometida pesa como una losa sobre él, y su mente está llena de pensamientos oscuros.
(Mientras el barman regresa con la bebida, Keren no puede evitar escuchar fragmentos de conversaciones y risas alrededor.) La gente parece tan despreocupada, y esa indiferencia hacia su dolor solo amplifica su frustración.
Keren: (murmurando para sí mismo) "No entiendo cómo la gente puede ser tan feliz… mientras yo… yo estoy aquí, intentando no romperme por dentro".
*(Se recarga en la barra; su expresión es una mezcla de furia y resignación.) Un grupo de amigos cercanos se acerca a él, preocupados por su estado.
Un amigo se acerca: "Keren, ¿estás bien?" Te vimos salir de la iglesia antes de tiempo.
Keren: (fuerza una sonrisa amarga) "No estoy bien. Pero lo estoy manejando.
¿Quieres hablar de eso? Quizás eso te ayude.
Keren: (sacudiendo la cabeza) "No hay nada que hablar". Solo necesito estar solo por un rato.
(Los amigos, viéndolo tan abatido, deciden darle espacio, dejándolo en su esquina del bar.) (Keren toma otro trago, mirando al vacío, tratando de ahogar su dolor en el alcohol y la música.)
(La noche avanza, y aunque el club sigue vibrando con energía, Keren se siente atrapado en su propia tristeza.) La decisión de no creer en el amor nunca había parecido tan clara. Mientras la gente alrededor sigue con sus vidas, Keren se siente más perdido que nunca, decidido a cerrar el capítulo de su vida que acaba de terminar.
Decido llamar a mi chofer. Tomó el teléfono y llamó que venga por mí. Salgo y allí está mi chofer Jabier.
El chofer Jabier: (con un tono bajo y respetuoso) "¿A dónde lo llevo, señor Lombardi?"
Keren: (con voz fría y cortante) "A casa".
(El coche arranca y comienza a moverse por las calles de la ciudad.) Apoyo mi cabeza contra el respaldo, cerrando los ojos, intentando bloquear el dolor que comienza a infiltrarse lentamente. La humillación me carcome por dentro, pero mi orgullo no me permite mostrarlo.
(Al llegar a la mansión, la soledad se hace aún más palpable). Las luces están encendidas, y todo está perfectamente ordenado, pero la casa no es más que una tumba de recuerdos vacíos. Entro dejando mi chaqueta de traje sobre una silla cercana.
(Me dirigo hacia la barra de la sala principal y me sirvo un vaso de whisky.) Lo tomo de un solo trago, sintiendo el ardor en la garganta, como si ese dolor físico pudiera reemplazar el dolor emocional.
(Con el vaso vacío en la mano, me siento en el sofá de cuero negro, mirando la nada.) La pregunta que no puede dejar de rondar en mi mente es: ¿por qué? (murmurando para sí mismo) "¿Por qué lo hizo?"
(Repito esas palabras una y otra vez en mi cabeza.) Aunque una parte de mí sabe la respuesta, la traición sigue siendo algo que no puedo comprender del todo. (Mi orgullo herido no me deja razonar con claridad.)
(Mi teléfono vibra en la mesa del centro.) Miró la pantalla: decenas de mensajes, llamadas perdidas y notificaciones de las redes sociales, llenas de especulaciones sobre mi boda fallida. Las noticias ya se han esparcido como pólvora. Pero decido apagar el teléfono sin siquiera molestarme en leerlos. No quiero saber lo que dicen.
Un par de horas más tarde, la puerta de la mansión se abre y entra Adrián, su mejor amigo. Adrián, quien había sido el padrino en la boda, lleva una expresión preocupada, pero también un aire de urgencia.
Adrian: (en voz alta) "Keren, ¿estás aquí?"
Escucho, desde el salón, que me llaman, pero no respondo Mi amigo Adrián me encuentra sentado en el sofá.
Adrián: (con un suspiro) "Hermano, ¿estás bien?"
Keren: (sin mirarlo, con un tono frío) "¿Qué crees?"
(Adrián se sienta frente a mí.)
Mirando a mi amigo con preocupación. No sé exactamente qué decir. Keren siempre ha sido un hombre fuerte, el que nunca muestra debilidad.
Adrian: "Nadie lo vio venir, Keren. Nadie esperaba que ella hiciera algo así…"
Keren: (interrumpiéndolo, con voz firme) "Basta. No quiero hablar de ella.
Adrián: Está bien. Mira, sé que ahora todo parece una pesadilla, pero tienes que pensar en lo que sigue. No puedes dejar que esto te destruya. Tienes una vida por delante; negocios que manejar. Tienes que levantarte de esto.
Keren: (con una sonrisa amarga) "Negocios… claro". Siempre están los negocios.
Adrian: "Te conozco. Sé que no eres el tipo de hombre que se queda en el suelo. Eres Keren Lombardi. Te hiciste a ti mismo, y lo harás otra vez. Esta herida sanará. Pero tienes que dejarla atrás.
Keren: (con una mirada vacía) "¿Dejarla atrás? ¿Cómo? Cuando todo el mundo está hablando de esto, cuando no puedo ni salir sin que todos lo recuerden. Me dejó plantado frente a todos.
Adrian: "Entonces, haz que lo olviden. Vuelve al control. No permitas que este momento te defina.
Keren: (con voz baja) "¿Y cómo sugieres que haga eso?"
Adrián: (con una leve sonrisa) "Tienes el poder, el dinero, la influencia. Usa todo eso a tu favor. No necesitas amor para salir de esto. Solo necesitas una estrategia.
Me levanto del sofá y caminó hacia la ventana, mirando la noche oscura. Las palabras de Adrián resuenan en mi cabeza.
Keren: (en voz baja) "Amor… Eso es lo que me llevó hasta aquí. Creí en ella, en el amor… Y mira dónde me ha dejado.
Adrian: "Entonces deja de creer en eso". Hay otras formas de conseguir lo que quieres sin involucrar el corazón. Mira alrededor: este imperio que has construido no fue por amor. Fue por inteligencia, por decisiones estratégicas.
Lo miro, asintiendo lentamente. Aunque el dolor aún está presente, la idea de seguir adelante sin depender de mis emociones empieza a tomar forma.
Keren: "Tienes razón. El amor es para los débiles.
Adrian: (sonriendo) Exacto. Y tú no eres débil. Solo necesitas recordar quién eres.
(Keren se gira hacia él, dejando el vaso de whisky sobre la mesa con un golpe decidido.)
Keren: "No más amor. No más ilusiones.
Keren: (con una sonrisa de complicidad) "Solo decisiones inteligentes". Como siempre lo has hecho.
Asiento, sintiendo que finalmente estoy volviendo a ser quien era antes de la traición. El dolor sigue ahí, pero ahora hay algo más: determinación. He tomado una decisión y estoy listo para seguir adelante. Sin amor, sin compromisos emocionales. Solo control.
Adrian (Sonriendo) Así se habla, amigo.
Un año después de la traición
Don Arturo (Ha pasado un año desde el día en que Keren fue plantado en el altar). La cicatriz emocional de ese día aún está presente, pero ha aprendido a esconderla detrás de una fachada fría e impenetrable. Su vida diaria ha continuado con éxito en los negocios, pero, personalmente, se siente vacío. La mansión Lombardi sigue siendo un lugar silencioso y sombrío. Tengo que hablar con Karen, aunque no le guste la idea; pero es la única manera de sacarlo de ese dolor.
Mientras, me siento en mi despacho, revisando papeles. La puerta se abre lentamente, es mi abuelo entra con pasos pesados, apoyándose más que antes en su bastón. Su rostro, aunque siempre severo, parece más pálido, y sus ojos llevan una sombra de agotamiento que no estaba ahí antes y eso me preocupa.
Con voz más apagada, pero decidida: "Keren".
Levantó apenas la mirada. No he hablado mucho con mi abuelo sobre lo ocurrido de aquel día y ambos hemos evitado el tema.
Keren: (En un tono indiferente) "Abuelo". ¿Qué te trae por aquí?
Don Arturo: (con una tos seca) "Necesito hablar contigo. Es algo importante, hijo.
(Dejó los papeles y lo observó más de cerca.) Me pongo de pie, caminando hacia la ventana mientras escucho.
Keren: (con calma) "¿Qué es tan importante? ¿Los negocios?
Don Arturo: (negando con la cabeza, con seriedad) "No". Ya no se trata de los negocios. Se trata de ti… y de mí.
Me tenso ante las palabras de mi abuelo.
Keren: (dando un pequeño paso hacia él, con curiosidad) "¿De qué estás hablando?"
Don Arturo: (con suavidad, sentándose lentamente en una silla) "Mi tiempo se acaba, Keren. Los médicos no me dan más de unos meses, quizás un año, si tengo suerte.
Mi abuelo ha sido mi mentor, mi única familia, y escuchar estas palabras es un golpe duro para mí…
Keren: (en un tono bajo) "No digas eso, abuelo. Los médicos siempre exageran.
Don Arturo: (con una leve sonrisa triste) "No, hijo. Esta vez no. Lo siento en mis huesos… Mi cuerpo se está apagando. Y antes de que eso ocurra, hay algo que necesito de ti.
Me apoya en mi escritorio, cruzando los brazos, esperando lo inevitable.
Don Arturo: (con más seriedad) "Necesito verte casado. Y más que eso… quiero un nieto. Alguien que continúe con el nombre Lombardi después de que yo me haya ido.
Keren: (riendo amargamente) "¿Eso es todo? ¿Casado y con un hijo? Después de lo que ocurrió hace un año, lo último que quiero es volver a casarme.
(Don Arturo lo mira intensamente, su mirada refleja años de sabiduría y experiencia). No se deja impresionar por el tono sarcástico de Keren.
Don Arturo: (con firmeza) "Lo que quiero no es un capricho, Keren. Es lo que nuestra familia necesita. Tú eres el último Lombardi. Si no lo haces, todo por lo que he trabajado, todo lo que hemos construido, se desvanecerá en el aire.
Apartó la mirada, sintiendo una mezcla de resentimiento y dolor. Durante el último año he mantenido mis emociones bajo control, pero esta conversación me está llevando al límite.
Keren: (apretando los dientes) "Ya lo intenté una vez, abuelo. Y ya sabes cómo terminó. No tengo interés en repetir esa experiencia.
Don Arturo: (con voz firme) "No estoy hablando de amor, Keren. Estoy hablando de responsabilidad. Hay una gran diferencia.
(Me giré hacia él, con los ojos llenos de frustración.)
Keren: "¿Responsabilidad"? ¿Quieres que me case por obligación? ¿Con alguien que no conozco, que no amo? ¿Solo porque tú lo quieres?
Don Arturo: (con calma) "Sí. Porque no se trata solo de ti. Se trata de nuestra familia. Del legado que dejarás. Lo que construyas hoy asegurará el futuro de los Lombardi. Y lo único que necesitas hacer es encontrar a alguien… alguien con quien puedas hacer un acuerdo.
(Me dejo caer en mi silla, frotándome el rostro con las manos.) La idea de casarme sin amor, de repetir una experiencia similar, lo enferma. Pero no puede negar la verdad detrás de las palabras de su abuelo.
Keren: (susurrando) "No puedo confiar en nadie, abuelo. No después de lo que me hicieron.
Don Arturo: (con suavidad) "No necesitas confiar. Solo necesitas actuar. Haz un acuerdo. Encuentra a alguien a quien puedas manejar. No se trata de amor, Keren. Se trata de control, de estabilidad. Puedes tener eso sin abrir tu corazón.
(Lo miro tratando de procesar esas palabras.) La idea de un matrimonio por conveniencia comienza a tomar forma en mi mente, aunque sigo luchando contra ello. Me levanto y camino hacia la ventana, observando la tormenta afuera.
Keren: (mirando por la ventana) "¿Y si no funciona? ¿Y si todo esto es un error?
Don Arturo: (con voz suave, pero decidida) "Entonces habrás hecho lo que era necesario. No se trata de lo que funcione o no. Se trata de que sigas adelante, de que tomes el control de tu destino. Esta es tu oportunidad, Keren. No la desperdicies.
(Cierro mis ojos por un momento, dejando que el peso de las palabras de mi abuelo se asiente en mi interior). (La tormenta sigue rugiendo afuera, como si reflejara el caos dentro de mi mente).
Keren (dando un largo suspiro): "De acuerdo, abuelo. Lo haré. Encontraré a alguien. Pero no será por amor. Será solo por lo que necesitamos.
Don Arturo: (sonriendo débilmente) "Eso es todo lo que te pido. Un acuerdo. Algo que beneficie a ambos.
Me giro hacia mi abuelo, y aunque sus palabras son frías, hay una sombra de resignación en mi voz.
Keren: "No más amor. No más ilusiones. Solo negocios.
Don Arturo: (asintiendo lentamente) "Así es, hijo. Así es." Ahora me retiro.
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