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Verdad Oculta

Rodrigo.

Soy Rodrigo Macias, y soy el nieto del capataz de los Leal, mi abuelo toda su vida la ha dedicado al servicio de esa familia.

Su papá, mi bisabuelo, también fue el capataz de ellos, y así sucesivamente mi abuelo lo heredó, y por lo que veo, aspira a que yo también me convierta en capataz en un futuro, pero creo que hasta aquí llegará tal legado, porque no pienso ser el sirviente de esa gente toda mi vida. Mi madre, la hija de mi abuelo, murió muy joven, yo era aún un bebé, y digo, si mi abuelo hubiese tenido un hijo varón, de seguro también sería capataz de los Leal.

Actualmente me encuentro a punto de ingresar a la universalidad pública, saque un buen promedio y eso me ha dado la oportunidad de estudiar la carrera de agronomía. Sí, quiero ser un ingeniero agrónomo y así poder trabajar duro para tener en un futuro mi propia finca. No digo hacienda porque para eso se requiere de mucho dinero y hectáreas sobre hectáreas de tierra, pero una finca puede ser algo pequeña, pero bien administrada es un buen negocio.

Tengo 18 años, me críe en este pueblo y jamás he salido de aquí a otro lugar, mi abuelo tampoco es que viaje mucho, solo para cosas del trabajo y jamás me lleva consigo. Igual eso jamás me ha importado y nunca me ha hecho falta, porque aquí digamos que tengo todo lo que necesito y quiero.

Tengo dos amigos, Rut Duquesne, y el Chuli. Le decimos así a mi amigo porque no tiene nombre, él desde siempre ha estado solo, y aquí lo tienen como el huérfano hijo de nadie, pero eso no importa, nos tiene a nosotros que somos su familia, y eso es lo que cuenta. Hace tiempo le dije al abuelo que si podía darle su apellido al Chuli, así tendría un nombre y sería algo como más normal para un ser humano, pero él dijo que no, que eso no era correcto. No entendí, pero insistí.

Mi problema y lo que no me deja ser feliz realmente, son dos cosas, la primera, los hijos del patrón de mi abuelo, Bruno y Roger, esos dos son de lo peor, diré que los odio y quisiera que desaparecieran de mi vida. Me humillan, hasta me han golpeado solo por que sí, ellos son despreciables y siento que ya no los puedo tolerar. No se lo digo a nadie más que al abuelo, pero él siempre me dice que tenga paciencia, que esto no durará toda la vida, y la verdad es que no le veo como.

Mi otro problema es Sandra Kingston, ella es la chica que me gusta, o mejor dicho, la mujer que amo. Y digo que la amo porque ha sido la única en mi corazón desde el kínder, es hermosa y tiene lo que ninguna, no sé que es, pero para mí es la única en el mundo. Y es un problema porque ella no me corresponde, siempre me ha tratado mal y despreciado, pero que le hago si yo la amo así, y no pienso descansar hasta que sea mi mujer algún día.

Mi abuelo es un hombre algo misterioso, no tiene casi amigos y solo vive para trabajar, además, se deja humillar y tratar mal del señor Leal y eso me pudre. Odio que sea tan sumiso.

Ampliando el tema sobre mis amigos, tengo que decir que el Chuli es el mejor amigo que alguien pueda tener, es cierto que no tiene educación y que es un chico sin familia y sin identidad, peor para mí es más que un amigo, es como mi hermano, él y Rut son los mejores. Mi amiga, ella tiene mal genio, casi siempre peleamos porque no le gusta que yo pretenda a Sandra, me dice cosas muy duras, que aunque yo sé que tiene razón, simplemente no quiero aceptarlo.

Sandra por su parte, la trata muy mal, dice que es un marimacho, y bueno, la verdad es que Rut tiene comportamientos muy varoniles, trepa árboles, me ayuda a arrear el ganado, y hasta se da puño limpio con los estúpidos que la molestan. Si, mi amiga es como un machito. Sandra no ha probado sus golpes, solo porque Rut sabe que si la lastima podemos enemistarnos, por eso la aguanta, aunque Sandra sea grosera con ella.

En fin, esta es mi vida hasta el momento, marcada por la lucha por mis sueños, por el amor no correspondido y por la amistad verdadera. Espero que en el futuro pueda cumplir mis metas y superar los obstáculos que se me presenten, sin importar lo que me diga mi abuelo o los hijos del patrón. Quiero hacer mi propio camino y demostrar que puedo ser alguien más que simplemente el capataz de los Leal. Quizás un día pueda volver y contarles cómo logré ser un ingeniero agrónomo y tener mi propia finca, y quizás también, conquistar el corazón de Sandra. Solo el tiempo lo dirá.

Hace tiempo los Leal no vienen por aquí, y eso sí que es bueno, así no tengo que soportar a los estúpidos niñitos ricos, y más al desgraciado de Roger, quien cada vez que viene por aquí, se la pasa detrás de Sandra, y lo peor es que a ella parece gustarle que el idiota ese la pretenda.

— Hijo, ¿Estás listo? Se nos hace tarde para la ceremonia.

— Si abuelo, ya voy.

Me olvidaba que hoy es mi graduación del colegio, por fin termina mi vida de colegial y comienza la etapa universitaria. Espero de verdad convertirme en lo que deseo, así poder tener una mejor vida yo y las personas que quiero.

Fui con mi abuelo al colegio, allí sería la ceremonia, y la vi, Sandra estaba allí, ella lucia hermosa, todo lo que se ponía se le veía bien. También estaba allí Rut, ella como siempre, con su típica pinta tropelera, ni siquiera porque eran sus grados se podía vestir mejor. Ah, se olvidaba cimentar que Rut, es hija del profesor de matemáticas e idioma, es un hombre muy serio y bueno en su trabajo, así que es obvio el porqué mi amiga es tan buena estudiante.

Y si, se llevó casi todos los honores, siempre era la mejor. Mi amada Sandra no se llevó ninguna, decían que pasó el año a rastras, la gente exageraba, lo sé.

Rut Duquesne

Tengo 17 años, soy hija única de mi papá, mi madre murió hace muchos años, yo era una bebé todavía, así que no tengo recuerdos de ella. Vivo en este pueblo desde que tengo uso de razón, aunque mi registro civil de nacimiento, dice que nací en Rusia, de manera que soy rusa. Lo que me da risa es que no tengo nada de rusa, ni siquiera el acento, aunque conozco el idioma a la perfección, papá me lo enseñó.

La ventaja de que mi papá sea maestro de lenguas y matemáticas, es que me ha enseñado todo lo que sabe, inglés, francés, alemán, ruso, mandarín y algo de africano. Eso me hace sentir genial, porque en idiomas, nadie me hace competencia, aunque en este lugar no sirva de nada eso, porque aquí a duras penas dominan su idioma, el español.

Mi vida transcurre con total normalidad, excepto por la bruja de Sandra y el patán de Bruno Leal. Ese tipo es un atarban, y ella una tonta que se cree mucha cosa, todo por ser la hija de un senador, por favor, como si eso fuera la gran cosa. Lo cierto, es que ella se las da de la última Coca-Cola del desierto, el último aguacate del palo, cuando en realidad, es como esa tapita del pan tajado que nadie se come.

Nah, estoy exagerando, y lo hago porque la detesto, odio que Rodrigo chorrea la baba por ella, se vuelve un idiota cada vez que la vé, y lo peor es que ella ni lo quiere, solo lo usa y lo desecha. Me duele ver lo que hace con él, y me duele porque yo sí lo quiero, siempre lo he querido, pero él tonto ese ni siquiera me pela, soy como un cero a la izquierda para él cuando está con ella, solo soy su amiga cuando esa no está cerca.

Nunca he intentado tan siquiera hacerle saber lo que siento por él, como podría hacer eso, si él no me da oportunidad, y si se lo digo, es capaz de rechazarme y destruirme por completo el corazón. Definitivamente no quiero eso para mi vida.

También está el Chuli, nuestro amigo de toda la vida, nosotros somos como los tres mosqueteros, solo que a Rodrigo se le olvida cuando se junta con la peli teñida aquella. Él es todo lo contrario del Chuli. Chuli es más inteligente, a pesar de no tener estudio y familia, es una persona muy centrada y puede verlo todo con claridad, él y Rodrigo tienen una amistad un poco más profunda que la que tienen conmigo. Quizás es porque son hombres y yo mujer, por eso su amistad es como más arraigada.

El Chuli y yo nos llevamos muy bien, estamos de acuerdo casi en todo, y tratamos siempre de hacer que Rodrigo entre en razón, pero él se enoja con nosotros por esa, así que ya no nos metemos mucho en sus cosas, que aprenda por sí mismo la lección.

Por otro lado los Leal no han regresado desde hace poco más de un año, antes venían aquí cada quince días o cada mes, pero hace mucho que no regresan. La razón no la sé, pero así está mucho mejor, porque esos hijos del señor Leal son de lo peor, sobre todo el Bruno. Ese degenerado es un mani largo al que ya le he tenido que meter la mano varias veces para que me respete. Eso sí, siempre salgo a correr.

— Felicitaciones hija, me llenas de mucho orgullo.

— Gracias papá, todo esto es porque tengo a un excelente maestro en casa.

Le sonreí a mi papá, era cierto, él me enseñaba todo y a él le debía esto. La ceremonia de mi graduación transcurrió con normalidad, Rodrigo estaba pegado a la tonta y yo solo me irritaba viéndolos, así que tome comida y pastel, y salí de la institución, sabía que afuera estaba el Chuli esperándonos para felicitarnos. A él no lo dejaron entrar, ya que no era un graduando ni familiar de ninguno.

— Allí estás, mira lo que traje.

Él me miró y sonrió, me recibió la comida y me senté a su lado.

— ¿Cómo estuvo la ceremonia? Te llevaste el primer lugar me imagino.

— Imaginas bien, mira lo que me dieron.

Le mostré mis medallas y también mi mención de honor, y él se puso feliz.

— Yo sé que eres muy inteligente y que eso de estudiar se te da muy bien.

— Gracias, tú también deberías estudiar Chuli, no puedes seguir así.

El bajo la cabeza y me cambio el tema. Hablamos de todo, pero yo no olvide del tema, así que en la noche, hablé con mi papá y le dije que debería darle clases al Chuli, a duras penas sabía leer, y era un ser humano con derechos y alguien debía hacérselos valer. Mi papá se quedó pensativo, pero me prometió que se ocuparía del asunto, así en los días siguientes, el Chuli tuvo clases en las tardes con mi papá.

Yo tuve que iniciar la universidad, y ese fue un suplicio, pues allá también estaba la mala leche de Sandra y su grupito, no entendí por qué, si tanta plata presume tener, no se fue a una universidad de esas caras y lejos de aquí. Pues ahí seguía Rodrigo, lamiendo el suelo por donde ella caminaba.

De regreso a mi casa todos los días, me encontraba a papá y al chuli concentrados estudiando, papá me dijo que el Chuli era muy pilo, que aprendía superrápido todo, y eso le daba mucho gusto. Me puse feliz, significaba que nuestro amigo también se educaría.

— Papá, Chuli no tiene nombre ni apellido, y por no tener identidad, es que no puede entrar a estudiar. ¿Tú podrías ver de qué manera se le puede ayudar con eso?

— Hija, el Chuli va a estar bien, no te preocupes.

Papá me dijo eso y no supe cómo interpretarlo, pero sabía que él se encargaría de todo. La vida parecía ir bien, pero todo se fue al carajo, cuando e repente los Leal volvieron, que pereza, ese Roger y su hermano el idiota regresaron, y con ellos, mi dolor de cabeza.

— A ti buscaba preciosa, veo que estás más buena que antes, esta vez sí te aseguro que serás mía, eso ni siquiera tu lo vas a poder evitar.

— Sigue soñando idiota, eso es gratis y no duele. Pero intenta siquiera ponerme una mano encima y verás como te va.

Se lo dije sin miedo, mirándolo desafiante y de frente, ja, no me dejaría intimidar de él. Pero la verdad es que por dentro temblaba, por alguna extraña razón, ese tonto me dio miedo, es que esta vez se veía más amenazante que las otras veces. Para evitar se lo dije a mi papá, y me aseguro que se encargaría de hablar con él y dejarle las cosas claras, eso me hizo sentir más segura.

Pero unos dos días después, fui a buscar a Rodrigo a la hacienda, no había asistido a la universidad esos días y me preocupé, tal vez estaría enfermo o quien sabe y pues yo y mi estúpido corazón ahí fuimos como oveja rumbo al matadero. Al llegar a la hacienda me dijeron que él estaba en los campos, y ya que estaba allí, decidí ir a buscarlo, lo encontré sudoroso y algo cansado, me compadecí de verlo así.

— ¿Estás trabajando aquí? ¿No dijiste que jamás volverías a trabajar para los Leal? ¿Qué pasó?

— No lo hago por gusto, es solo que mi abuelo está enfermo y lo estoy reemplazando.

— ¿Tu abuelo está enfermo? ¿Y por qué no nos habías dicho al Chuli ni a mí? Tal vez podríamos ayudarte en algo.

— No es grave, es solo que necesita reposar un poco, pero no puede dejar el trabajo así tirado nada más, por eso lo estoy cubriendo.

— Entiendo, pero no puedes dejar las clases, te vas a retrasar y deberás materias.

— Lo sé, pero no puedo hacer nada.

Ambos platicábamos, cuando de repente...

— Mira nada más lo que trajo el viento, ni siquiera tuve que hacer nada, solita viniste a mí. Ey tú idiota, vete y déjanos solos.

El Chuli.

Bruno apareció de la nada y me miraba con una mirada llena de deseo y malicia.

— ¿Qué quieres Bruno? ¿Acaso no te das cuenta que no me interesas para nada? Además, estoy aquí para hablar con Rodrigo, así que él no se va a ningún lado. La que se va soy yo.

— Oh vamos preciosa, sabes que tarde o temprano caerás rendida a mis pies, eres una presa fácil, es solo que te estoy dando la oportunidad de que vengas a mi voluntariamente.

En ese momento, Rodrigo se interpuso entre Bruno y yo, mirándolo con furia.

— ¿Qué haces aquí Bruno? Déjala en paz, no tienes derecho a tratarla así.

Bruno soltó una risa burlona y se acercó a Rodrigo, con una mirada retadora.

— ¿Y tú quién te crees? No te metas en lo que no te importa, ella sabe que soy la mejor opción que tiene, aunque se haga la digna, tarde que temprano vendrá a mí, así que tú quítate de mi camino pedazo de basura.

Rodrigo le dio un empujón a Bruno, y eso desató una pelea entre los dos. Yo intenté separarlos, pero era inútil, estaban demasiado enojados como para escucharme. Fue entonces cuando el Chuli apareció, viendo la escena con sorpresa.

— ¡¿Qué demonios está pasando aquí?! ¡Alto ya!

El Chuli logró separar a Rodrigo y Bruno, pero este último no cesaba de lanzar amenazas.

— Verás imbécil que te vas a arrepentir de meterte en mis cosas, y tu perro callejero al que nadie quiere, te voy a hacer la vida miserable, ya verán que se van a arrepentir de esto.

Bruno se fue enojado y el Chuli seguía tratando de contener a Rodrigo.

— Rodrigo, no vale la pena pelear con alguien como él. Ese Bruno, debería aprender a respetar a las mujeres, no merece ni el polvo que pisa, es un imbecil.

Rodrigo respiraba agitado, se notaba que estaba muy molesto.

— Chuli, aunque te agradezco por lo que acabas de hacer, no deberías estar aquí y menos haberte metido en esto, Bruno y su hermano son de lo peor y se van a encargar de hacerte la vida miserable.

— Yo no le tengo miedo a ese par, que hagan lo que quieran, pero ojalá vengan de frente, para ver de a como nos toca.

El Chuli se tomó la situación folklóricamente , se veía tranquilo y eso me dejó algo confundida, era obvio que los tres teníamos un serio problema que no podíamos ignorar.

— Somos amigos, y los amigos se apoyan en los momentos difíciles. Ahora vamos, es hora de comer. — Definitivamente Chuli era todo un caso.

Y así, las cosas volvieron a la normalidad, al menos por un momento. Pero sabía que Bruno no se quedaría tranquilo con la situación, y algo me decía que lo peor aún estaba por venir.

...****************...

Soy el Chuli, así me han dicho toda la vida, la señora de la tienda que ya es alguien de bastante edad, me puso ese apodo cuando era un bebé, dicen que yo era un niño precioso y por eso me pusieron Chuli, y así me quedé.

No tengo a nadie, refiriéndome a mi familia, jamás he tenido eso, y no sé cómo se sentirá tener una. Sobreviví por ahí, con lo que los vecinos me daban, pero siempre solo en una casita, que es lo único que he tenido toda mi vida, lo único que es mío. Como no tuve padres y aparecí de la nada en este pueblo, la gente me acogió y entre todos se ocuparon de mí; sin embargo, ninguno se hizo cargo de mí, llevándome a un hogar y dándome una identidad. Pues hoy en día no tengo un registro ni un nombre como los demás.

No tener identidad no me ha permitido muchas cosas, como estudiar, porque para eso necesito tener una, y aquí en este pueblo nadie ha querido hacerme el favor, solo el profesor Duquesne, él es quien me da clases desde que soy un niño, pero Rut cree que el lo hace desde hace poco, porque ella se lo pidió. Debo confesar que el profesor Duquesne ha sido el único que ha visto por mi, aunque a espaldas de Rut, porque siempre me dice que no le diga nada.

Rut es mi amiga, al igual que Rodrigo, es solo que él es un tonto cuando se trata de la odiosa de Sandra, mi amigo está embobado con esa mujer, y no permite razonamiento alguno cuando de ella se trata. Así que lo mejor que pude hacer, es evitar el tema sobre ella si no quería perder su amistad.

En cuanto a Rut, ella es una muy buena amiga, para ser mujer, es alguien muy fuerte, ella no se le arruga a nada, trabaja duro y siempre está hombro a hombro con Rodrigo y conmigo, eso me gusta, porque no es delicada como las chicas fresas amigas de Sandra. Rut es ruda y muy fuerte, eso la hace única y especial.

Ella está enamorada de Rodrigo, lo ha estado toda la vida, pero él no se da cuenta y prefiere arrastrarse ante otra que no lo quiere, que solo lo usa a su conveniencia. Lastima que el no se de cuenta de ello. Ambos son mis amigos y quiero lo mejor para los dos, nada me haría más feliz que verlos un día juntos y enamorados.

Pero la situación con Bruno era algo que no podíamos ignorar, era un problema que definitivamente no se resolvería solo con palabras. Sabía que debíamos estar alerta y preparados para lo que pudiera venir.

Después de aquel incidente, fuimos a comer, tratando de dejar atrás la tensión del momento. Pero en el fondo, sabíamos que la calma no duraría mucho, Bruno no se quedaría tranquilo con lo sucedido.

Rodrigo seguía enfadado, pero me agradeció por la intervención. Rut también estaba preocupada por lo que Bruno pudiera hacer, pero tratábamos de mantenernos unidos y apoyarnos mutuamente.

Yo por mi parte trataba de mantener mi actitud tranquila y folklórica, quería recordarles que debíamos estar unidos como amigos, que a pesar de las circunstancias difíciles, siempre estaríamos el uno para el otro, y eso era algo que nunca deberíamos olvidar.

Pero sabía que debíamos estar preparados para lo que estaba por venir, porque Bruno no se quedaría de brazos cruzados, y tendríamos que enfrentarnos a él de una u otra manera. Solo esperaba que, con la ayuda de mis amigos, pudiéramos superar este desafío juntos.

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