Chico Maldito
Ep. 1
Mi nombre es Kallias. Soy el menor de cinco hermanos, y ya se imaginarán que soy el que menos importa.
Los peluches no son de mi agrado, pero como este fue el único regalo que obtuve de mis padres, es bastante preciado para mí.
No me malentiendan. Mis padres me quieren al igual que a mis hermanos, pero solo nos dan premios cuando los enorgullecemos.
Tengo una mascota; su nombre es Ruth.
Mide casi el doble de mi tamaño y suele ser muy protectora conmigo. Recuerdo cuando les rogué a mis padres para conservarla cuando aún era una cría.
Fue difícil convencerlos, pero más difícil fue hacer que Ruth se despegue de mí cuando no tenía a nadie más. Así fue como mis padres se rindieron y me dejaron conservarla.
Vivo en una casa grande, teniendo en cuenta la cantidad de hermanos que tengo. Mi casa queda en el medio del bosque, lo que le da aspecto de casa abandonada.
Al menos, tengo el privilegio de tener todo el bosque para salir a jugar con Ruth.
La familia de parte de mi madre son todos brujos.
Lo que me convierte en mitad brujo, y mitad elfo.
Quizá por eso mis hermanos no me quieren.
Por ser un inservible mestizo.
Nosotros no tenemos el mismo padre, así que soy el único mestizo entre mi familia, mientras mis hermanos, son brujos completos.
Siempre odié mi parte elfo. Me hacía sentir diferente.
Además, esa raza siempre fue enana.
Gracias a eso, tengo complejos con mi estatura.
Elisa (Mamá de Kallias)
¡Kalliaaaaas!
La voz chillona de mi mamá resonó por el pasillo y de un portazo a la puerta de mi habitación, ella entró.
No me dejó terminar que ella se me abalanzó encima.
Elisa (Mamá de Kallias)
¡Hoy es tu primer día, hijito mío!
Elisa (Mamá de Kallias)
Finalmente, después de tanto esforzarte, lograrás entrar a esa prestigiosa escuela de magia que tanto querías.
Ella parece incluso más emocionada que yo.
Elisa (Mamá de Kallias)
¿Cómo que "ah, eso"?
Elisa (Mamá de Kallias)
¡Es un increíble logro!
Elisa (Mamá de Kallias)
¡Tienes que darte méritos por eso!
Elisa (Mamá de Kallias)
¡Tu padre y yo estamos muy orgullosos de ti!
Elisa (Mamá de Kallias)
¡Estás siguiendo los mismos pasos que tu abuelo y...!
Ella detiene su parloteo y me mira aturdida.
Elisa (Mamá de Kallias)
¿Qué pasa, Kalli?
Kallias
Ya entendí, estás emocionada.
Kallias
Es solo una escuela.
Elisa (Mamá de Kallias)
¡No es solo una escuela!
Elisa (Mamá de Kallias)
Es LA escuela.
Ella ríe y sus pies brincan de emoción. Se supone que yo iré ahí, no ella.
Kallias
Sí, de todos modos...
Kallias
No sé si va a ser tan emocionante.
Elisa (Mamá de Kallias)
¿De qué estás hablando?
Me alejé de ella y caminé por mi cuarto. Ruth estaba en su cama y al acercarme, despertó para venir conmigo.
Elisa (Mamá de Kallias)
Entrar a esa escuela es un privilegio increíble.
Elisa (Mamá de Kallias)
Tienes que estar orgulloso. No cualquiera se consigue una beca para una escuela como esa.
Elisa (Mamá de Kallias)
Y además, tu abuelo...
Dejé de escuchar cuando mencionó a mi abuelo y me detuve frente a mi espejo.
Giré mi rostro para verme y ver mis orejas. Mis labios se arrugaron y mis manos se alzaron a ellas para cubrirlas.
Al instante de que mis manos tocaron mis orejas, la forma puntiaguda que me desagradaba se desvaneció y el brillo desprendiendo mis dedos les dio un aspecto más normal.
El palabrerio de mi mamá dejó de oírse y el silencio se hizo en el cuarto.
Ella me miró, y el disgusto se pinta en su cara.
Elisa (Mamá de Kallias)
¿Cuándo dejarás de usar magia para cubrir tus orejas?
Kallias
Mientras pueda usar la magia, nunca.
Un suspiro sale de la boca de mi madre. Seguramente un suspiro de decepción.
Ella se acerca y alza sus manos a mis orejas. Sus dedos dejan gráciles caricias en ellas y su rostro me muestra una sonrisa frágil.
Elisa (Mamá de Kallias)
Tienes las mismas orejas que tu padre. Deberías estar orgulloso de eso.
Kallias
No digo que no lo esté...
A quién engaño. Odio ser mitad elfo.
Cuando era pequeño, en el kinder me molestaban por eso, solo porque los elfos eran una raza rara y casi extinta debido a que eran esclavos de las personas de un alto estatus social.
Practiqué un hechizo desde entonces que me ayudaría a ocultarlas, y cada mañana desde que inicié la secundaria, me aseguraba de esconderlas bien antes de ir a la escuela.
Elisa (Mamá de Kallias)
Tus orejas son hermosas, y no lo digo porque sea tu madre.
Una sonrisa se asoma por sus labios. No dije nada.
Elisa (Mamá de Kallias)
Anda, ve a prepararte para iniciar tu primer día, campeón.
Su mano revuelve mi cabello y me sonríe.
Kallias
Pero si ya... Estoy listo.
Me miré a mí mismo y lo que llevaba puesto.
Ropa negra y holgada, con jeans rotos y playera con una calavera en medio...
Perfecto para espantar a quien se me acerque.
Elisa (Mamá de Kallias)
Oh, bueno...
Elisa (Mamá de Kallias)
Entonces baja a desayunar.
Me sonríe y revolotea mi cabello una última vez para después salir de mi cuarto.
Suspiré cansado y colgué mi mochila en mi hombro para después salir y despedirme de Ruth acariciando su cabeza.
Cerré la puerta detrás mío y tragué grueso.
No voy a decir que me siento nervioso pero tampoco me siento tan tranquilo.
Solo espero que nadie se me acerque hoy.
Ep. 2
Viridia (Madre de Ciro)
¡Espera! ¡Olvidas tu almuerzo!
Me lanzó la bolsa donde preparó mi almuerzo de todos los días.
La atrapé en el aire y me acomodé la gorra antes de montarme en mi skate y salir disparado de mi humilde casa de dos pisos.
Mi nombre es Ciro, y este soy yo.
Un chico normal con una vida normal.
Pero en mí, hay algo que nadie sabe...
Tara ta ta, tara ta ta, tara ta ta ta ta ta taan
Ignoren eso, solo soy yo siendo... yo.
¡Hoy empiezo mi primer año de preparatoria en la escuela de magia!
La gran mayoría de mis amigos asistirán y todos ahí ya me conocen. Para nada estoy nervioso.
Gente extrovertida como yo disfruta estar rodeado de gente. ¡Y los demás disfrutan estar conmigo!
¿Cómo no hacerlo? Si soy apuesto, bueno en deportes, y divertido. Hasta yo mismo querría estar conmigo.
Lo cierto es que, me gusta inventar. Aunque la mayoría de veces mis inventos explotan en mi cara, disfruto en el proceso.
Mi objetivo en esta escuela es estudiar para ser un inventor mágico. Esos que inventan artilugios fabricados con magia para personas no mágicas o incluso personas con un grado mágico casi nulo.
¡En sí, son objetos que facilitan el uso de la magia!
¡La última campanada está sonando!
Me impulsé más rápido con el pie y aumenté la velocidad en mi skate al caer en una cuesta abajo.
No frené a tiempo y caí sobre un arbusto lleno de espinas.
Pero al menos llegué a tiempo antes de que las campanas den su último tono.
Con una espina en el trasero... ¡Pero estoy a tiempo!
Qué gran manera de empezar mi día.
Sacudí mi ropa y sostuve mi skate debajo del brazo. Corrí antes de que sea demasiado tarde y con un pie cojo por la caída de hace segundos, entré un segundo antes de que cierren las puertas.
Vi el letrero arriba de la puerta con el número "1-A". ¡Ese es mi salón!
Corrí y azoté la puerta. Alcancé a ver a mis compañeros brincar del susto y voltear a mí.
Escuché las risas de mis compañeros y la mirada fulminante del profesor frente a la pizarra explicando algo, me hizo temblar.
Miré y varias caras de entre mis compañeros se me hicieron conocidas. Unos eran mis amigos de la secundaria, y otros eran compañeros con quienes compartí clubes en la secundaria.
Profesor
Tienes media falta. A la próxima te pondré amonestación.
Bromeé y cerré la puerta enseguida. Busqué algún asiento disponible, pero todos estaban ocupados.
Eso me pasa por llegar tarde.
Está al fondo en la esquina del salón, cerca de la ventana, cuyo vidrio refleja la silueta de un niño.
Fui con él y dejé mi mochila en el suelo. Me senté a su lado puesto que es el único sitio libre.
Él me devolvió la mirada por el rabillo del ojo y me ignoró el saludo.
¿Acaso le comieron la lengua los ratones?
Ahora que lo miro mejor...
Se ve delgado y posee unos rasgos delicados, lo que lo hace ver frágil e indefenso.
Me estaba dejando llevar demasiado por su apariencia que me estaba perdiendo la clase.
Me giré al profesor en frente que se había parado a explicar algo.
¿Se supone que está hablando nuestro idioma?
Ni siquiera sé qué materia es esta.
Me giré al chico de al lado y lo saqué de su ensimismamiento.
Él me miró por el rabillo del ojo.
Se gira a mí y sus ojos se entrecierran. Con una mirada apática, me responde:
Su atención vuelve a lo que escribe en esa carpeta. ¿Serán notas?
Ya, tengo que concentrarme. Es importante la alquimia si quiero ser un buen inventor.
Una voz apareció en mis sueños.
Se oía tan molesta que tapé mi cabeza con mis brazos.
? ? ?
¡Despierta, cabeza de sartén!
Aquel grito y un golpe detrás de mi cabeza me hizo brincar y mirar a todos lados.
Sobe con dolor mi cabeza y lo miré. Aún más enojado al darme cuenta que era él.
Ciro
Maldita sea, hay formas más gentiles de despertar a alguien...
? ? ?
Para la próxima, lávate los oídos así no tendré que golpearte.
Ciro
¿Me vas a decir qué pasa, Kyle?
Kyle
Ya estamos en receso, no sé si te diste cuenta.
Kyle
Vayamos al patio. El resto está ahí.
Sus labios estiraron una sonrisa entusiasta y su cabeza yacía apoyada en sus brazos descansando sobre mi pupitre. Lo miré y le devolví la sonrisa.
Ciro
Pasaré por mi skate en mi taquilla y voy.
Kyle se levanta de su pupitre, que justo era el que está delante mío, y sale del salón con las manos en los bolsillos de su pantalón.
Me puse de pie arrastrando mi silla para atrás y me quedé parado viendo el pupitre vacío al lado del mío.
Mis labios se fruncen y mis ojos recorren curiosos su lado del pupitre.
Todo estaba bien ordenado.
Los cuadernos apilados perfectamente y su estuche situado a un lado de ellos.
No puedo evitarlo, ese chico me intriga.
¿Por qué se ve tan pequeño?
Bueno, en fin. Después lo interrogaré.
Salí del salón y fui a las taquillas en busca de mi skate. Estar tanto tiempo lejos de mi bebé me entristece.
Después de aquello, fui al enorme patio trasero de la escuela donde la gran mayoría de los estudiantes va en sus descansos, como los de ahora.
Llegué y mis amigos me llamaron la atención sacudiendo sus manos desde el enorme árbol donde descansan, algunos de ellos en el suelo.
? ? ?
¡Ciroo! ¡Te guardé un lugar! -palmeó a su lado, en el césped-.
Xx
Estábamos hablando de tu mala suerte.
Ciro
¿De qué hablas, Zyran?
Zyran
¡De ese chico, por supuesto!
Arqueé mi ceja, confundido.
Miré a Ellie que estaba sentada al lado mío en busca de alguna explicación.
Ellie
Con el que compartes pupitre.
? ? ?
¡Es el de la familia Allswell!
Le golpeó detrás de la cabeza.
? ? ?
Tienes una derecha fuerte, Dehlia.
Kyle
Eros, ¿Tú para qué la provocas?
Eros
¡Pero si no hice nada!
Eros
¡Ella anda de alteradita!
Eros
¡Seguro está en sus días!
Dehlia alza la mano de nuevo hacia él y Eros se cubre la cabeza.
Dehlia
A la próxima, te irá peor.
Eros vino arrastrándose y se puso detrás mío.
Ciro
Ustedes son increíbles.
No podía dejar de estallar en risas.
Nunca se tiene un mal día cuando te juntas con este grupo.
Dejé de reír cuando recordé a qué los llevó a esa discusión.
Xx
Eso fue lo que dijimos.
Habló Elías, quien estuvo callado todo este tiempo por estar atragantándose con una hamburguesa.
Elias
Es aquel chico maldito que todo nuestro pueblo conoce.
Ciro
Nunca entendí por qué le dicen así.
Zyran
Porque parece que vive en una casa embrujada.
Zyran
Viene de una familia de brujos.
Zyran
¿Me vas a decir que eso no es escalofriante?
Ellie
Escuché rumores que, decían que si lo mirabas, te echará una maldición encima...
Hizo Dehlia una pausa dramática de suspenso.
Dehlia
Se colará en tu habitación por las noches y te hará desaparecer cada uno de tus... bellos deditos.
Jugó tomando los dedos de Ellie.
Ellie
¡La manicura es costosa!
Ellie
¡No me parece gracioso!
Elias
Oigan, ¿No comerán su almuerzo?
Interrumpió con la comida en su boca, Elías.
Zyran
La hora del almuerzo es en el segundo descanso.
Zyran
¿Tu tercer estómago no podía esperarse?
Elias
Esto apenas me sirve para llenar el primero.
Los seis estallamos en risas excepto por Elías, quien iba por la segunda hamburguesa de su lonchera.
¿Cómo entra tanto en esa pequeña cajita?
Ep. 3
Lugar donde siempre hay silencio y nadie me molesta con sus griteríos.
Sería perfecto si solo fuéramos mi libro y yo.
Pero estoy rodeado de puros nerds murmurándose cosas entre ellos en vez de estudiar.
Creen que no me doy cuenta que soy su tema principal.
Suspiré irritado y cerré mi libro. Fui con la bibliotecaria para retirarlo y irme a un lugar más apartado de los demás.
Desde que recuerdo, siempre viví esquivando los círculos sociales y me adentraba en un mundo que no existe dentro de mi imaginación.
Es reconfortante imaginar escenarios que sabes que nunca pasarán, pero aún así, es grato imaginarlos.
Con el libro entre mis manos, caminé por el pasillo.
Los cotilleos a mi espalda no se hicieron esperar.
? ? ?
¿Es el chico maldito?
Sostuve el libro debajo de mi brazo y alcé mis manos para ponerme la capucha de mi chaqueta y dejar de escucharlos.
Al menos podrían disimular un poco más.
Pero supongo que ya no importa. Estoy acostumbrado.
Las cosas siempre fueron así y ya no me extraña.
Giré una esquina que me llevó a las escaleras y subí por ellas hasta llegar a la azotea.
El viento me recibió con una violenta brisa que vino directo a mí a quitarme de un soplido la capucha.
inhalé el aire fresco y puse la mente en blanco. Esto sí es vida.
Me senté al lado de la puerta de salida recargándome en su pared y abrí el libro entre mis piernas para comenzar el inicio de una nueva aventura.
Me quedé leyendo hasta que muy bajito por lo lejos que estoy de las aulas, escuché la campana de la próxima clase. Me levanté rápido y fui a mi salón a buscar mis cosas.
La próxima clase era de Química y sería en el laboratorio.
Cuando entré, ví a todos mis compañeros formados ya en grupos de dos. Mordisqueé mis labios mientras buscaba un sitio libre para sentarme.
Pero, ¿por qué está él ahí?
Ya era suficiente tener que soportar sus ronquidos en toda la clase de Alquimia básica. ¿Y ahora tengo que soportarlo aquí?
Con una vena resaltando de mi frente, apreté los libros contra mi pecho y me acerqué.
Ciro
Por un momento pensé que no vendrías.
Él ríe de manera risueña y alegre.
¿Por qué actúa normal conmigo?
No le dirigí la palabra y solo puse los libros debajo de la mesa para que no se arruinen con alguna sustancia química o cualquier cosa que esté en sus manos.
La profesora empezó a hablar y yo a anotar.
Explicó qué sustancias hacen buena combinación y cuáles no hay que mezclar, algo que yo ya tengo memorizado así que mi libreta de notas quedó casi vacía.
Todos empezaron con sus propios experimentos, algunos haciéndolo en equipo con su compañero de al lado y otros yendo por su cuenta. Yo era uno de esos.
Mientras hacía el procedimiento y mezclaba los ingredientes de la lista que nos dictó la profesora, fui anotando cada mínimo detalle en mi libreta de cada reacción química obtenida.
Con un tubo de ensayo en mi mano y una pipeta en la otra, vertí con cuidado una pequeña gota en tono verde al tubo. Una gota de más podría arruinar todo el proyecto, así que tuve que tener cuidado.
Un estruendoso estallido me asustó e hizo que los materiales salgan volando de mis manos.
Me giro a él quien usa su mano para disipar la bola de humo que iba acrecentándose por segundo.
Gritó la profesora y todos los alumnos se vieron obligados a correr fuera del aula.
El humo invadió todo el aula.
Miré al chico ese y tenía el rostro manchado de polvo. Sus mejillas y la punta de su nariz estaban cubiertas de una sustancia gris que no reconocí a simple vista.
Profesora
¡¿Quién podría haberlo hecho si no?!
Profesora
¡Ve al despacho del director!
Él se fue a regañadientes mientras mis compañeros reían. Se ve que esto era bastante normal para ellos, pues lo toman a broma.
Pero por la cara de la profesora...
Parece que una vena le explotará de la frente.
¿Cómo fue que terminó explotando su proyecto?
Tenía instrucciones simples que hasta un bebé podría seguir.
En fin, ahora solo tengo que preocuparme por mis libros que quedaron ahí adentro...
Son libros caros. Espero que no se hayan arruinado.
El resto de la clase siguió con todos nosotros limpiando el enchastre que uno solo causó.
Qué manera de joderme el día.
Diría que fue uno de los peores días de mi vida, pero, este día ni siquiera entra en el top de las desgracias que sufrí en lo largo de mis dieciséis años.
Suspiré agotado y giré la manilla de la puerta de mi casa.
Solo con poner un pie dentro, siento un enorme peso que cae sobre mí y me tumba al suelo.
Reí mientras su lengua áspera me daba la bienvenida lamiéndome toda la cara.
Intenté quitármela de encima, lo que funcionó después de unos segundos.
Dejé de reír y me puse de pie. Palmeé mi ropa para sacudirla.
? ? ?
Hace mucho no te oigo reír así.
Levanté la vista cuando escuché su voz gruesa y tranquila llenar el ambiente.
Él me dedica una sonrisa leve.
Edmond (Papá de Kallias)
¿Qué tal tu primer día?
Dejé que un suspiro se atraviese por mi garganta y bajé a ver a Ruth que me miraba con adoración y agitando su cola.
Mi padre se queda en silencio esperando a que decida contarle sobre mi día
Kallias
Primero que nada, mi vestimenta no espantó a todas las personas hoy.
Edmond (Papá de Kallias)
¿Algún inconveniente con esa persona? -caminó hasta la sala, esperando que yo lo siguiera. Eso hice.-
Kallias
Una montaña entera.
Mi padre ríe suave y los dos nos sentamos en el sofá.
Edmond (Papá de Kallias)
¿No estarás exagerando?
Kallias
Lo digo en serio, papá.
Kallias
Primero; llega tarde e interrumpe la clase.
Kallias
Segundo; se quedó dormido en toda la materia y sus ronquidos no me dejaban concentrarme.
Me crucé de brazos, enfadado.
Kallias
Y tercero, pero no menos irritante, explotó el laboratorio de química.
Kallias
¿Cómo una persona puede ser tan escandalosa?
Su risa suave llega a mis oídos y eso me hace mirarlo.
Edmond (Papá de Kallias)
Sí que tuviste un día ajetreado.
Edmond (Papá de Kallias)
Por cierto, Kall.
Edmond (Papá de Kallias)
Tu tío va a hacer una fiesta en unas semanas por los quince años de su hija.
Kallias
¿Y eso qué tiene que ver conmigo?
Edmond (Papá de Kallias)
Tiene mucho que ver.
Edmond (Papá de Kallias)
Tus tíos y tu prima quieren conocerte.
Edmond (Papá de Kallias)
Eres el único de esta familia al que aún no conocen.
Kallias
¿Para qué querría conocerlos?
Kallias
Seguramente piensen lo mismo que mis hermanos.
Kallias
Que soy una falla de la naturaleza y un mestizo bueno para nada.
Edmond (Papá de Kallias)
No todos opinan así.
Edmond (Papá de Kallias)
Dales una oportunidad.
Edmond (Papá de Kallias)
Si me recibieron a mí con los brazos abiertos siendo que la hermana de tu madre es uno de ellos, no veo por qué no aceptarte a ti.
Lo miré y aquella sonrisa tan calmada que mi padre suele brindarle a los demás, de algún modo, siempre me reconforta.
Su sonrisa se agranda aún más y un ligero brillo dilata en sus pupilas grisáceas.
Él alza su mano a mi cabello y me acaricia la cabeza en un gesto amistoso. Su mirada se detiene en un punto de mi pelo y sus dedos corren los flecos cubriendo mis orejas.
Edmond (Papá de Kallias)
Veo que las volviste a ocultar...
Me encogí de hombros y no dije nada.
Edmond (Papá de Kallias)
Tal vez sea mucho pedir, pero me gustaría verte con ellas al menos en la fiesta.
Alcé la vista y alcancé a ver aquella sonrisa que por más sincera que intentó mostrarse, no lograba engañarme y supe que algo de tristeza escondía.
No dije nada y solo asentí.
Creo que puedo hacer eso por mi padre.
De todos modos, las personas de aquella fiesta son solo gente que veré una sola vez en la vida.
No me agrada la idea de ir, pero, ya bastante no hago por mis padres.
Además, estoy seguro de que mis hermanos no irán. Eso es punto a favor para mí.
Mi padre se levantó y subió las escaleras, no antes sin acariciarme la cabeza y despeinarme.
Me levanté y fui a la cocina.
Abrí la nevera y saqué la jarra de jugo.
Aquella voz femenina me hizo pegar un sobresalto.
Me giré y la vi sentada en la barra.
? ? ?
¿Para qué vas a esa escuela? Apenas puedes usar magia.
Ella es Raisel, mi hermana mayor.
Siempre es un gusto conversar con ella.
Raisel (Hermana mayor de Kallias)
Desperdiciaron una beca en alguien como tú. Qué poco profesionalismo.
La ignoré y me serví jugo de naranja en un vaso de vidrio.
Caminé fuera de la cocina.
Raisel (Hermana mayor de Kallias)
Hey, ¿No vas a decir nada?
Di media vuelta para verla.
Kallias
No tengo nada para hablar contigo.
Y solo salí dejándola con la palabra en la boca.
Ya estaba teniendo un mal día, pero cruzarme con ella, solo lo empeoró.
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