Hola mis amores, ¿vamos con otra novela?
Bueno, esta novela es más tranquila, habla de un hombre rico y muy arrogante que por azares del destino, quedó parapléjico.
En eso la hija de la empleada, acaba de graduarse de enfermera y es obligada por el jefe a cuidar del hijo en la hacienda.
Bueno, el resto de la historia sólo lo sabrán leyendo.
Atención: antes de empezar a leer, echen un vistazo para ver si el libro está terminado.
¿Vamos a conocer a los personajes?
Mirella, una chica sencilla y con la autoestima muy baja, en la historia sufre mucho por ello.
Valentín, un hombre arrogante que vive una vida amargada en la hacienda.
Personal, en los próximos capítulos, presentaré a los demás personajes.
Ahora quiero hacerles una petición mis amores.
Mira, si empiezas a leer y no te gusta por alguna razón, simplemente deja de leer, no hace falta que la califiques como "pésima", eso me perjudica mucho.
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Siéntanse libres.
Atención: este libro está registrado. EL PLAGIO ES UN DELITO. en caso de cualquier sospecha tomaré las medidas oportunas.
En un pueblito llamado San Miguel de Allende, vive la famosa familia Morety, la más rica del pueblo y del estado de México.
La familia Morety es una familia tradicional y muy influyente.
El Sr. Morety es un señor estresado que no tiene paciencia ni con su propio hijo, su esposa una señora arrogante y dueña de la verdad, a la que le gusta viajar y gastar mucho en joyas, ropa de diseñador, zapatos y muchos viajes.
En la casa de la familia Morety, vive Joana y su hija Mirella, Mirella tiene 21 años, una chica tímida y con una apariencia no muy atractiva ni admirada.
Mirella suele decir que los chicos solo se acercan a ella para ser amigos.
Se viste como una mujer de 50 años, su cabello rizado es lo que más le irrita a Mirella, por lo que siempre lo lleva amarrado, su ropa es gastada y extraña, Mirella apenas se pone labial, ¿vanidad? Mirella ni siquiera sabe lo que es eso.
Sr. Morety: Desafortunadamente tendrás que vivir allí Mirella, nadie soporta a Valentín, solo este mes, es el segundo enfermero que renuncia. Quién sabe, a lo mejor contigo funcione.
Mirella: Señor, pero acabo de graduarme, no sé si quiero ir a una granja y...
Sr. Morety: ¡Joana! Dile a tu hija que haga las maletas, el chofer está afuera esperando. No voy a discutir con ella.
El Sr. Morety sale, Mirella mira a su madre, quien la mira como diciendo "no discutas".
Todo lo que el Sr. Morety pide, Joana lo hace sin siquiera quejarse.
La granja no está lejos de allí, en poco más de una hora llega al lugar.
Mirella llega a la granja donde solía jugar cuando era niña.
Mirella: aquí es tan hermoso, mira las flores.
Dice Mirella al bajar del auto y encontrarse con un jardín frente a la casa de ventanas y puerta de madera.
Chofer: ¿Solo trajiste esta maleta Mirella?
Mirella: sí. Creo que no me quedaré mucho tiempo aquí, no sabes cuánto no soporto al Sr. Valentín, imagínate, cuando yo era niña él ya tenía 16 o 17 años, solía decirme que era fea.
Chofer: era un chico molesto, solo hacía travesuras en la ciudad, un niño de papá.
Mirella se ríe de la forma en que el chofer habla de Valentín.
Mirella: sí, pero poco después se fue y regresó así en silla de ruedas, no lo volví a ver después del accidente.
Guadalupe: ¿Te quedarás ahí hablando?
Mirella: Hola Guadalupe. Dice mientras va al encuentro de la mujer.
Guadalupe: el patrón está ansioso por saber quién es la nueva enfermera.
Mirella: ¿No sabe que soy yo? Pregunta Mirella sorprendida.
Guadalupe: no, parece que el Sr. Morety no dijo nada.
Ambas entran a la casa, Guadalupe lleva a Mirella a su nueva habitación que está frente a la de Valentín.
Mirella recuerda cuando corría por esa casa de niña, por el patio...
Guadalupe: deja tu maleta ahí, vamos a tomar un café y cuéntame las novedades del pueblo.
Mirella hace lo que le pide Guadalupe, rápidamente está tomando café con pastel de maíz con Guadalupe y su hija Lupita.
Lupita tiene 16 años, es una chica guapa y soñadora, su sueño es ir al menos al pueblo y estudiar moda.
Mirella: Guadalupe, ¿no sale de la habitación? Mirella se refiere a Valentín.
Guadalupe: sale para encerrarse en la oficina, cuando sale es un terror para todos nosotros.
Mirella: Guadalupe, ¿quién lo baña?
Lupita: serás tú Mirella.
Mirella: Dios mío, no lo haré.
Guadalupe: tranquila, generalmente lo hace solo, pero necesita ayuda para vestirse...
Mirella suelta un suspiro de alivio.
Guadalupe: lo que harás es elegir su ropa, llevarle todas las comidas a su habitación o a la oficina, cuando necesite tomar medicamentos... esas cosas.
Lupita: ¿sabías que todavía está saliendo con la señorita Micaela?
Mirella: ¿Ella sigue con él?
Guadalupe: sí, dice que se van a casar.
Mirella: vaya, qué bien, así no necesitará a nadie que lo ayude.
Lupita: a ella no le gusta, todo es interés.
Guadalupe: bueno, eso no lo sabemos hija.
Micaela es la prometida de Valentín, una mujer arrogante a la que le gusta el dinero más que a nada en la vida.
El sueño de Micaela es casarse con Valentín y heredar todo lo que Valentín tenga derecho. Micaela no ama a Valentín, nunca lo amó, ni siquiera antes de que quedara parapléjico, sus planes son perversos.
Suena el timbre, Guadalupe sabe que es Valentín, ese timbre siempre suena cuando necesita algo.
Mirella se asusta con el ruido, da un salto involuntario.
Mirella: ¿qué es eso?
Lupita: el terrible Valentín necesita algo.
Guadalupe: será mejor que vengas conmigo Mirella, seguramente debe ser para saber de la nueva enfermera.
Mirella: Estoy nerviosa, ¿crees que se acuerde de mí? Hace tanto tiempo que no lo veo.
Guadalupe: no has cambiado mucho Mirella.
Mirella sigue a Guadalupe con el corazón helado. Solo ahora se da cuenta de que su habitación está al lado de la de Valentín.
La mujer llama dos veces a la puerta, una voz impaciente y tosca dice...
Valentín: Adelante...
Guadalupe: Señor, la enfermera Mirella está aquí.
Valentín está en la silla de ruedas de espaldas a la puerta.
Valentín: ¿Mirella?
En cuanto pronuncia el nombre de Mirella, se gira hacia la puerta.
Valentín: ¿Tú no eres la chica rara, hija de la empleada Juana?
Mirella traga saliva, acomoda sus gafas sobre sus ojos, sus ganas de dar una respuesta insolente a Valentín son grandes, pero la valentía no llega.
Mirella: Soy hija de la empleada Juana, sí.
Valentín: No me digas que eres la enfermera que mi padre me ha conseguido.
Mirella: Sí. Me obligó a venir.
Valentín: ¿Eres enfermera, por casualidad?
Mirella: Sí.
Valentín: ¿Sabes bañar a un lisiado?
Mirella: No sabía que tendría que bañar al señor, no me informaron de cuál sería mi trabajo aquí.
Valentín: Guadalupe, puede retirarse.
Guadalupe: Con permiso.
Guadalupe sale y cierra la puerta.
Valentín: Vaya gran avance, te graduaste y viniste a cuidar a un lisiado en este fin del mundo.
Mirella: Para que lo vea.
Valentín: Pues bien, Mirella, vas a hacer lo siguiente para mí: coger la ropa para que me vista del armario, limpiar mi habitación, no me gusta el desorden, cuando lo necesite, estar atenta a los horarios de la medicina, ayudarme en el baño y ayudarme a vestirme.
A Mirella se le puso la cara roja como un tomate cuando él dijo que tendría que ayudarle en el baño.
Mirella: Señor Valentín, ¿no sería mejor contratar a un hombre para que le ayude? No sé si es apropiado que yo le ayude en el baño -dice sin gracia.
Valentín: ¿No te graduaste, Mirella? Una enfermera no puede elegir qué hacer con el paciente.
Mirella: Sí, ¿pero a su novia no le importará?
Valentín: Aquí eres una profesional, Micaela no estaría celosa de una mujer como tú. En cuanto a eso, puedes estar tranquila.
Mirella traga saliva y se queda callada.
"Dios mío, nunca he visto a un hombre desnudo, esto no va a funcionar, encontraré la manera de salir de aquí", piensa.
Valentín: Ven conmigo, te mostraré el armario y el resto de la habitación.
Se desplaza con su silla automática.
Mirella le acompaña...
Valentín: Aquí está toda mi ropa -dice señalando.
Aquí es donde están mis libros, suelo leer casi todos los días, siempre suelo pedir que me busquen un buen libro.
Mirella: Hay bastantes -dice analizando la estantería.
Valentín: Aquí está el baño.
Mirella ve que el baño parece más bien una habitación, de tan grande, y todo adaptado.
Valentín: Serás la segunda enfermera, los dos últimos fueron hombres. Prefiero una enfermera para que me ayude.
Mirella no dice nada, nada allí le agrada.
Valentín: Estoy tomando antibióticos, los horarios están en la cocina, necesito que estés atenta a los horarios.
Mirella: Ok.
Valentín: Voy a dejar la puerta abierta, si estoy durmiendo, entra y despiértame.
Mirella: Ok. ¿Eso es todo?
Valentín: Por ahora sí, ah, tendrás un día libre a la semana.
Mirella sale de la habitación y vuelve a la cocina, con la idea fija de que no se quedará en ese lugar.
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