Max no podía que había llegado el día al que tanto temia, estaba en el funeral de su abuela, la madre de su madre.
Desde un rincón observaba todo, su madre, la gran actriz Joys, como loca tratando de controlar cada suceso, su hermano Alex con su prometida, su tío, quien jamás había formado parte de nada en la vida de su abuela, ahora queriendo figurar apenado... ¿Cómo podía ser posible tanto descaro?
Posó su mirada en Cami, la joven cuidadora de la anciana, parecía estar en igual incomodidad. No pudo evitar sonreír. Desde que la vio por primera vez, morena, pequeña y con una pequeña cogerá en una pierna, producto de un accidente sufrido en su adolescencia, le había producido... En realidad, no sabía que le había producido, pero sabía que con el transcurso del tiempo, pensaba más en ella, no sé la quitaba de la cabeza... no sé animaba a hablarle, cuando la tenía cerca, algo había que se paralice.
"Pobrecita", pensaba, debe de estar muy triste. Ella y su abuela, en menos de un año se habían convertido muy unidas... Y no era para menos, nana (cómo él la llamaba), era la persona más buena y dulce que alguna vez existió.
En un momento tomo valor, no bebía alcohol, pero se empujó su copa con jugo de naranja de un solo trago, respiro y decidió ir hacia ella, era ahora o nunca, la muchacha ya no trabajaría para ellos, pero justo vio cuando su hermano se acercó a ella ¡maldición!, exclamó para sí... ¿Para qué se habría al acercado? Si Alex no estaba muy al tanto de las cosas de su abuela, iba a visitarla muy poco.
Cuando quiso acordar, su madre también se acercó, entonces ahí si quiso acercarse.
-Camila, si queréis, podéis marcharte... Ya no hay más nada que hacer aqui- alcanzó por a su madre decir.
-¡madre!, Creo que Camila puede estar aquí todo el tiempo que desee, la abuela la quería mucho.- dijo él.
-Claro que si, Max, solo pienso que estuvo mucho tiempo al cuidado de tu abuela, hasta en el hospital, tal vez quiera descansar...- respondió la mujer.
La imprudencia de su madre lo saco de quicio, ya se había preparado para responder, pero la chica no lo dejo hablar.
-Creo que la señora tiene razon.- tercio la joven.
Luego se despidió y se marchó.
Horrible momento el que acababa de ocurrir. Le debían tanto a esa muchacha, que un trato así no era admisible para él. Pero mejor decidió regresar a su rincón oculto.
Horas más tarde, el funeral en casa de su madre había finalizado, y Max estaba en la terraza, mirando a la nada, con un refresco en la mano.
De reojo vio como Alex se acercaba y se sentaba a su lado.
-¿Cómo estás, hermanito?- pregunto su hermano mayor...
-Nana para mí era...- trato de responder, pero no pudo continuar porque se le quebró la voz.
-Lo sé... Fuiste quien más la cuido... incluso en el hospital.-
Recuerdo la noche que llegó al hospital, justo en el momento en que Camí había ido por un vaso de agua y se quedó con su abuela por un gran rato, cuando levanto la mirada, ahí estaba la muchacha observándolo... ¿Por cuánto tiempo habría estado ahí?.
-Señor... debería ir a descansar.- dijo Camí.
-Tú deberías ir.- respondió él.
-No podría separarme de ella...-
-Déjame acompañarte, entonces.- finalizo él y ambos quedaron allí.
-¿Qué tienes pensado para tu futuro?- pregunto Alex.
-Tengo un casting en Toledo y luego Madrid...- respondió él, ya que era actor como si madre y su hermano, pero estaba luchando por ser reconocido -Pero mamá no quiere que me marche hasta que no se lea el tratamiento...-
— A mi me há dicho lo mismo...- continuo su hermano.
-Ese maldito testamento... Yo no quiero nada.- dijo Maxi con irá y Alex suspiro.
-Hagámoslo por Joys... Ya sabes las consecuencias luego...- agrego el otro hombre con cierto tono de gracia.
Unos días más tarde, Max, regresaba a su casa de hacer unos trámites para viajar. Se dirigía para su cuarto cansado y sin ánimo cuando su madre lo llamo.
-Maxi... vino el abogado Ro... bueno, el de tu abuela...- dijo la mujer haciéndose la que no recordaba.
-Robles mamá...- corrigió él.
-Bueno, ese, querido...- siguió ella restando importancia.
-Bueno, pero ¿Que hay con eso?- pregunto Max desganado.
-Ya nos ha llegado la fecha de la lectura del tratamiento... es la semana entrante.- informo la mujer.
-Esta bien... - respondió él y atino a irse.
-No, espera... Ha dejado esto para ti...- lo detuvo su madre y le entrego un sobre.
Max miro el sobre en mano de su madre con muchas dudas.
-¿Para mí?- pregunto.
-Si, pero ¡Toma!- exclamó su madre.
Así que Max tomo el sobre, lo abrió y comenzó a leer, mientras Joys estiraba la cabeza para tratar de husmear. Él fruncía el ceño y esto llenaba más de intriga a la mujer
-¡Pero que dice!- pregunto ansiosa.
-Nada...- respondió el hijo levantando la mirada -Que me citan para luego de la lectura del tratamiento.- prosiguió con interrogantes en su cabeza.
Llego el día del testamento. Todos estaban allí, en el despacho del señor Robles, esperando a que el abogado empiece a leer... Lo que sea que tenga que leer...
-Bueno... estáis todos aquí reunidos, pero solo por protocolo...-
-¿Cómo por protocolo?- preguntaron alterados Joys y Rafael, su hermano.
-Claro...- respondió incómodo el abogado -Debo de informar, y lo siento mucho... sobre todo contigo, Joys...- resalto el hombre y todos miraron automáticamente a la mujer, quien se acomodó en la silla, con arrogancia, haciéndose la disimulada -Pero es que... Dejo unas pautas que no les corresponde a ninguno de los presentes.-
Rafael se levantó de golpe.
-¡¿Cómo que no?!- exclamó.
-¡Eso tiene que ser un error!- exclamó Joys
-¿Que explicación hay?- pregunto Alex más calmo.
Max no aportaba ningún gesto, ningún interrogante. Solo estaba allí, viendo cómo todos se alteraban y atacaban al pobre abogado, que no sabía cómo evadir cada cuestionamiento. No pudo evitar una sonrisa dibujada en sus labios... ¿y ahora? ¿Que sorpresa les había dejado preparada su pícara abuela?
Estaban en la oficina del abogado Robles, después de la "no" lectura del testamento. Todos estaban alterados por el veredicto y era un caos. El hombre pudo, al fin, apaciguar las aguas diciendo que él no podía hacer nada, era solo la voluntad de la señora Adela.
Cuando todos se retiraron muy enojados, Robles le dijo a Max regresaba que se quede, pero que tenía que esperar a otra persona... ¿Quién podría ser?...
Robles camino hacia otra puerta, la abrió y, para su sorpresa entro Camy con, quien él creía, sería su hermana. ¿Qué estaba ocurriendo?...
La joven estaba tan bonita, su inocencia y dulzura la hacia hermosa, debía de admitir que su corazón se paralizó al verla...
El abogado sugirió que era algo muy privado, pero la muchacha dijo que su hermana se enteraría tarde o temprano... así que los hizo tomar asiento.
-Ahora que todas las partes están presentes, podemos continuar con el testamento.- dijo el hombre.
¿Qué testamento? ¿No era que no había uno? ¿Qué sucedía? Y ¿por qué estaba Camila aquí?
Robles abrió una carpeta y procedió a leer, lo que parecía que era un testamento, o más bien... Una carta con mucho amor de su abuela.
"Mis amores, imagino la cara de los demás (Tu madre y tu tío Rafael, Maxy) al enterarse que no recibirán nada..." ¿Que estaba ocurriendo aquí? "Es que pensé que solo se merecían la herencia quienes me demostraron más amor en este último tiempo. Por eso, he decidido que mí herencia y mí departamento sean para ti, Maxy. En cuanto mí magazín,"Le Rose" será para mí, más que cuidadora, mí amiga Camila, quizás pueda, al fin, poner en práctica todo lo que estudio."
Automáticamente, miro a Camila, evidentemente, desorientada, ¿Qué había estudiado esta chica? Y aún más... ¿Qué proponía nanita?.
"Esto con una sola condición... antes de que pasen dos meses está lectura se casen y permanezcan así, por lo menos un año.''
Ambos se miraron sorprendidos.
"durante el trascurso de este año ambos deberán vivir en mi departamento, si los dos están en la ciudad. Si por alguna razón, uno deba viajar, deberá ser justificado en el juzgado y el otro debe permanecer en el hogar.
Si por alguna razón no se cumpliese algunas de las cláusulas establecidas todo pasaría en manos de mi hijo, Rafael, aunque no lo merezca.
Por favor, acepten, es mi última voluntad y obsequio hacía vosotros, desde el fondo de mi corazón."
Les ama
Adela..."
estas últimas palabras de súplica estremecieron al nieto, pero... Que idea loca era la de su abuela... No podía razonar aún…
Ya afuera, Camila estaba sentada en un cantero, con aparente estado de shock, tomada de la mano de su hermana, mientras que Max caminaba de un lado a otro con mil preguntas en su cabeza... ¿Qué era lo que realmente proponía su abuela? ¿Qué estaba ocurriendo?... ¿Su abuela se había dado cuenta de sus sentimientos por la chica?, ¡Imposible!, o... Bueno, la realidad, era que cuando la veía no podía disimular, sus ojos se posaba en ella y no podía desviar la mirada, pero... ¿Había sido tan obvio?... Lo más probable era que sí... aunque la cláusula decía "solo un año" y, por otro lado... ¡No podía permitir que el maldito de Rafael se quede con todo!, ese desgraciado le había quitado mucho a su abuela, e... Incluso a él...
-No tengo planes de casarme... nunca, creo.- pronunció, al fin la chica.
Max la miro, no podía creer que la joven acotaba alguna opinión, "¿Nunca", se preguntó?.. Bueno, tal vez tenga razón, no podía obligarla a casarse con él.
-Yo ya estuve casado. Me case muy joven y me divorcie igual de joven... Pero no podemos dejarle todo a esa... Alimaña de Rafael.- Respondió él.
La joven lo miro algo extrañada por su referencia a su tío, pero no podía confesarle todo lo que su tío le había hecho...
-A tu tío...- siguió ella levantando la mirada, ¡Lo había tuteado! -Nunca lo había visto.-
-Claro, nunca le importo mi abuela.- prefirió responder.
Se quedaron observando por un momento, pero Camila le pregunto si lo podía pensar, evidentemente, se sentía muy abrumada por la situación. Max acepto, claro que sí, no la podía sofocar... además, "Necesitaba" darle tiempo para que diga que sí... Aunque... ¿Y si decía que no?
Más tarde ese mismo día, Max estaba en casa de su abuela, recorría todo recordando momentos con ella, lindos y no tan lindos. En algunas imágenes que se le venían en la cabeza estaba Camila... Camila, cómo deseaba que acepte la propuesta de su abuela, pero... ¿Realmente era por su conflicto con su tío? ¿O está era una posibilidad de acercarse a Camila?... ¡Por dios! ¡Estaba muy confundido! Necesitaba salir, respirar.
Salió lo más rápido que pudo, tomo su auto y comenzó a dar vueltas, aunque su mente no se despejaba... El temor lo invadió... ¡No! ¡No podía permitir que algo de esto salga mal! A él la herencia le importaba muy poco, solo que sentía muy injusto que todo quede para Rafael.
¡Tenía que escuchar una respuesta urgente! Recién la dirección en el currículum de Camí, fue hacia allí y se bajó en su casa.
Al tocar la puerta la atendió Abby, su hermana, quien lo hizo pasar. Llego hasta un living en donde la vio tirada en el piso, algo pequeña, jugando con sus vecinos, ¡Era una niña más! Se dijo con gracia.
Abby le informo que la buscaban, así que la chica levanto la mirada.
-¿Podemos hablar? Cami.- pregunto. Noto rápidamente la expresión de decepción de la chica.
Salieron a hablar afuera, en el porche.
-Tenía dos meses para pensarlo ¿no?- pregunto ella algo irónica, algo que a él le sorprendió y le gustó así que con tacto y mucha paciencia trato de hacerle entender que su tío no podía quedarse con la herencia.
-Mi tío le compro el 20%de las acciones de mi abuela, y luego no sé cómo hizo, pero la convenció para que le otorgue el otro %20, quedando así el socio mayoritario y haciéndolo presidente.- le explicó.
Lo pinto como el peor de los hombres, quizás estuvo mal, ella se tendría que haber formulado su propia opinión, pero la desesperación, en ocasiones hace tomar medidas desesperadas.
-Está bien.- respondió ella -pero es solo negocios, nosotros no nos enamoraremos... Esto no es de esas tontas películas románticas...- aclaro la joven.
Algo que lo decepcionó, pero creyó que era lo justo. Ya había logrado convencerla. Ahora necesitaba un cómplice, solo no podría,así que se dirigió a casa de su madre.
Luego de salir de la casa de la hermana de Camila, Max fue directo a casa de su madre y tomo la decisión de contarle lo sucedido. Es reflejo en el rostro de joys fue de sorpresa total, hasta que al fin reaccionó.
-Por lo menos te lo dejo a ti...- comento joys.
-Y a Camila...-
-Claro, por supuesto...- divago la mujer -Entonces, bien. Si haremos esto, hay que hacerlo sin levantar sospecha.-
-¿Entonces?-
-El fin de semana preséntala cómo tu novia, en la cena con tu tío...-
Mejor que esa oportunidad no había, en un restaurante, con mucha gente así todos los ven.
Al día siguiente se dirigió a la casa de la hermana de Camila para comunicarle lo que había sugerido su madre. Solo faltaba un par de días para el fin de semana y debían de hacer todo lo más rápido posible, por la cláusula del testamento.
Cuando llego, Abby le informo que camila trabajaba como recepcionista en un gimnasio, así que se dirigió hacía allí. En el camino paso por una joyería, y decidió dar la vuelta con el auto para comprar, ya, las alianzas. Dudo mucho en el tamaño del anillo de ella, Camí es una joven muy pequeña, pero no sé había fijado nunca en eso... Le pregunto a la vendedora si se lo podía probar. La chica aceptó, pero le dijo que no se preocupe, que de última opción puede cambiarlo.
Ahora sí, con las alianzas en mano, salió para el trabajo de su "prometida".
Cuando entro, la joven estaba muy entretenida haciendo algunas anotaciones.
-Hola Camí...- le dijo y la chica lo miro con los ojos desorbitados y luego hacia los lados.
-¿Max? ¿Qué haces aquí?- pregunto con, evidente, pena.
-Tu hermana me dijo que trabajabas aquí.- respondió él y ella bajo la mirada -¡Es muy lindo lugar! ¡Ahora se a donde venir a ejercitarme!- exclamó y ella sonrió.
-Bueno... No me has respondido...- continuo Camí tomando un mechón de su cabello y llevándolo detrás de su oreja.
-Ahh, sí. He comprado las alianzas y me gustaría saber si te queda bien.- le informo sacando la cajita roja del bolsillo
-¡Oh!- exclamó Camí -¡No me lo esperaba!-
Max abrió la cajita, ella tomó el anillo y se lo probó.
-¡Si, me queda! ¿Cómo sabías mi medida?- pregunto sorprendida.
-De hecho... Solo lo adiviné.- respondió Max con gracia y ella lo miro con una sonrisa.
Se quedaron viendo por un momento. No podía creer lo que provocaba esa muchacha en él, ¡Lo paralizaba!... Pero trato de reaccionar.
-También quería preguntar si estarías dispuesta en una reunión el restaurante Brasserie, con toda mi familia...-
-¿En Brasserie? ¡Es muy elegante!- exclamó ella con temor.
-Sí, estará mi tío y mi madre dice...- trato de decir él.
-¡¿Tu madre sabe?!- pregunto Camí alterándose...
-Es que necesitaba un cómplice...-
-¿Y qué te ha dicho?-
-Nada, que necesitamos pruebas para que parezca real...-
-¿de veras?- pregunto la chica con desconfianza, y no la culpaba, él era consciente de que la personalidad de su madre era complicada -Bueno... Pero Max, ¿Qué debo vestir para un lugar tan elegante?-
-Lo que tengas.- respondió él sonriendo -Un vestido, tal vez.-
-¿Vestido?, puedo pedirle a mi hermana... Es que no sé mucho de moda...- contesto ella y él Sonrió.
-Pero heredarás una revista de moda.- bromeo.
-Esa verdad, tendré que hacer un campo de investigación.- respondió Camí riendo.
Ese sábado, Max paso a buscar a su prometida. En cuanto la vio quedó boqui abierto, apareció con un vestido largo con lunares y una camperita negra, se subió al coche, pero evidentemente, la chica se sentía algo incómoda con esa vestimenta.
Cuando llegaron, entraron. De reojo veía a Camila viendo toda la elegancia con una cara de susto y luego su vestido, que lo más probable era que no se sentiría a la altura.
En el lugar ya estaba su madre, su padre y su tío Rafael, quien se había presentado solo, por fortuna, ya que no deseaba ver a su esposa.
Joys se acercó a ellos, con un traje muy elegante, Max tomo de la mano a la chica, para empezar el "show",
-Bienvenida, hija.- dijo la mujer saludando a su futura nuera, en voz alta para que todos escuchen.
-¿Alex no está?- pregunto Max, viendo hacia la mesa.
-No, tuvo que acompañar a Estefy a Italia.- informo la mujer -Vamos hacia la mesa.-
Todos se acercaron
-Te presento, hermano, a mi futura nuera... hoy se comprometen.- dijo la mujer en voz alta, en eso apareció un paparazzi y les tomo una fotografía -¡No, no! ¡Solo queremos comer en paz!- exclamó la mujer echando al fotógrafo.
Camila quedó algo desorbitada por la situación y confundida. ¿Qué había ocurrido?
Max tomó del brazo a su madre y la alejo un poco y la joven lo siguió.
-¡¿Qué fue eso, madre?!- le pregunto por lo bajo.
-Fue solo una ayudita... Para evidencia.-
-Pero no nos consultaste...-
-Me has confiado esto porque necesitas ayuda. ¿La quieres o no?- pregunto la madre.
Max la miro, suspiro y tomo la mano de Camí nuevamente.
-Mejor volvemos a la mesa...- sugirió él.
Cuando regresaron hasta donde estaban los demás, decidieron sentarse.
-¿Está todo solucionado?- pregunto Rafael.
Max estaba por responder, pero su madre se adelantó.
-Solo necesitábamos arreglar este tema del periodista... Esto es lo que sucede cuando estás en una familia de artistas famosos, querida,- le dijo a Camí, la mujer y la chica Sonrió en silencio. Aparentemente, estaba muy nerviosa.
-Así que pasaste de cuidadora a esposa... Todo un logro ¿Verdad?- prosiguió el hombre.
Max lo miro con irá y estaba a punto de atacar.
-Hijo...- dijo su padre, quien era muy callado.
-Es que Max...- estaba por decir joys.
-No madre, puedo responder.- la interrumpió su hijo -Tío, nosotros mantuvimos nuestra relación en secreto por respeto a la familia, pero en el momento que faltó la abuela me di cuenta de que no puedo separarme, ya, de ella y...- continuo tomando la mano de la chica -No te sorprendas al saber que nos casaremos dentro de un mes...-
El hombre quedó viéndolo por un momento con cinismo.
-Entonces, abramos una botella de vino para brindar...- respondió Rafael con toda mala intención.
-Prefiero brindar con refresco, "Tío".- respondió él con ironía.
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