Todos los años compro flores para llevarle a mi madre, a ella siempre le gustaron mucho las margaritas, así que en el aniversario de su muerte lleno su tumba de margaritas.
Este año tuve dificultades para encontrar las flores, me dijeron que hay una floristería elegante con un gran stock de flores y que solo allí encontraría mis margaritas.
Llegué al frente y sé que dejaré mi hígado aquí, pero por mi madre lo haré. Me detengo frente al letrero y leo.
“Floristería Vasconcelos”
No hay más remedio que entrar, crucé el portón y escucho a dos personas conversando.
_ Marisa, necesito conseguir una enfermera para que se quede con mi hijo urgentemente, Joana se va al final de semana y no puedo dejar a mi hijo sin asistencia.
_ Tranquila, Aurora, conseguiremos a alguien de confianza, él es muy tranquilo, cualquiera se queda con él.
_ No puede ser cualquiera, tiene que ser alguien a quien le guste la profesión. Él no puede defenderse y, si consigo a alguien y esa persona le hace daño, me voy a volver loca.
Decidí hacer una señal con la voz para que se dieran cuenta de que estoy aquí, estoy sin trabajo. ¿Sería inconveniente si me ofreciera? Aurora levantó la cabeza, esbozó una sonrisa y vino a atenderme.
_ Disculpe, no había visto que había alguien aquí, ¿en qué puedo ayudarla?
_ Necesito margaritas, me dijeron que usted debe tener.
_ Sí tenemos, ¿cuántas docenas quiere?
_ Unas cinco docenas, disculpe, escuché su conversación y soy enfermera especializada en pacientes encamados, si le interesa mi trabajo quizás podríamos hablar.
_ Chica, necesito una enfermera con urgencia, ¿cómo te llamas?
_ Isabela Andrade, soy graduada hace 6 años, y me especialicé en pacientes encamados, este es mi número de contacto.
Le entregué mi tarjeta y llevé las margaritas a la tumba de mi madre. Como cada año, adorné la tumba y conversé un rato con ella.
Mamá, creo que una vez más me ayudaste, fui a comprar tus flores y creo que conseguí un trabajo, veamos si me llama, tengo muchas esperanzas, si me llama, volveré aquí a contarte. Salí del cementerio e iba camino a casa, mi celular sonó.
_ Hola.
_ Isabela, soy Aurora. ¿Puedes venir a mi casa?, quiero presentarte a una persona.
_ Claro, pásame la dirección que ya voy. Doña Aurora me pasó la dirección y fui, cuando llegué a la puerta me sentí un poco intimidada por el tamaño de la mansión, pero el trabajo es trabajo.
Hablé por el intercomunicador y esperé a que abrieran para poder entrar con mi escarabajo, parece que hasta él tiene miedo de entrar aquí, pero vamos amiguito, solo es una casa muy grande. Aparqué en el patio y fui a la puerta, ya había una mujer uniformada esperándome, me saludó y me llevó hasta donde me esperaba Aurora.
_ Ven aquí, Isabela, vamos a tomar un jugo juntas antes de presentarte a mi hijo. Me acerqué a aquella mujer elegante y vi tristeza en sus ojos, ¿qué le habrá pasado a su hijo?
Hablé un rato con Dª Aurora y pronto empezó a hablar de su hijo.
_ Renato era un chico alegre y lleno de vida, pero sufrió un accidente de moto y los médicos dicen que puede que no despierte más, parece que está durmiendo, esto ya hace 10 años, yo tenía una persona de total confianza que lo cuidaba, pero se jubiló y no quiere quedarse más aquí, dijo que es muy triste ver a Renato en esta situación, y tú has caído del cielo, espero que te guste él y aceptes cuidar a mi niño, vamos a conocerlo.
La seguí por el pasillo hasta una puerta, hay un lavabo en el exterior para lavarse las manos y una pantufla para ponerse en los pies. Después de hacer todo el procedimiento, entramos, parece una habitación de hospital, con todos los aparatos necesarios en caso de necesidad y en medio de la habitación una cama.
Me acerqué y Dª Aurora coge la mano de su hijo y lo besa.
_ Isabela, este es Renato, es mi tesoro. Espero que os llevéis bien.
Me acerqué y hay un hombre de 1,80, pelo negro, piel clara, debía de ser muy guapo antes del accidente, ahora está un poco debilitado por el tiempo postrado en cama, pero aún conserva una belleza, lo saludé.
_ Hola, Renato, estoy hablando con tu madre y creo que voy a cuidar de ti por un tiempo, hasta que consigas salir de esta cama y así poder valerte por ti mismo.
Cuando miré a Dª Aurora, tenía lágrimas en los ojos y me dijo:
_ Ya concretaremos los detalles, pero para mí ya estás contratada, él necesita atención día y noche. Tendrás que vivir aquí en la mansión. Hay una chica que viene a ayudarte, para que puedas salir de la habitación y no dejarlo solo, pero no entiende nada, sólo sirve para estar sentada mientras vas y vienes.
_ Entiendo, ¿y dónde voy a dormir yo?
_ Aquí al lado hay una habitación comunicada y te quedas en ella, pero tiene la cama con ruedas que da para estar aquí a su lado, en caso de que lo veas necesario.
_ ¿Y cuándo empiezo?
_ Ahora mismo, ¿qué te parece?
_ Necesito ir a mi casa, a por mi ropa y avisar a mi vecina para que se ocupe de mi gato. Voy ahora y soluciono todas esas cosas y vuelvo para la cena, ¿combinado?
_ Combinado, ¿ves? Hijo, ya he encontrado a una persona que se quede aquí contigo, te juré que no te iba a abandonar y no lo voy a hacer, te quiero.
“Isabela”
Salí de la mansión un poco aturdida, ahora tengo trabajo y voy a vivir en la mansión. No he entendido bien todavía por qué no se ha despertado, pero con el tiempo lo descubriré. Me dio mucha pena ver el sufrimiento de Dª Aurora, ninguna madre debería pasar por eso. Fui a casa, cogí algo de ropa, le pedí a mi vecina que se ocupara de Rayado y volví a la mansión. Vamos a cuidar del chico de Dª Aurora.
Empezaremos un ciclo más y, si Dios me lo permite, sacaré a ese chico de la cama. Necesito hablar con los médicos sobre por qué sigue dormido.
Llegué a la mansión y me recibió la misma mujer uniformada de la primera vez.
_ ¿Cómo se llama, señora?
_ Julia, soy el ama de llaves y cualquier cosa que necesite debe pedírmela a mí.
_ Muy bien, Julia, ¿y quién es la joven que Dª. Aurora dijo que me ayudaría cuando tuviera que salir?
_ Es Eliza, me ayuda en la cocina. Es una niña, pero para quedarse sentada con Renato sirve.
_ De acuerdo, Julia, voy a guardar mis cosas y asumiré mi puesto cerca de Renato. Entré en la habitación y Eliza está sentada en la silla, me ve ya levantándome para salir.
_ Calma, Eliza, voy a dejar mis cosas aquí al lado y ya vengo.
_ Por favor, no me gusta quedarme aquí, parece una momia, me da miedo.
_ Tranquila, niña, no puede hacerte daño.
_ ¿Y si se convierte en zombi y se levanta de la cama? La que morirá seré yo. Dejé mi mochila en el suelo y la dejé salir.
_ ¿Has visto a Renato? Eliza se muere de miedo de que te conviertas en un zombi, pero por favor, si eso ocurre, no me comas, tengo la carne dura. Establecí una rutina para no dejarlo solo y no tener que traer a la niña aquí a la habitación, le tiene miedo y no es bueno que lo escuche llamándolo zombi. Cuando Julia me trae la comida, salgo y voy al baño, ¡así él nunca está solo! Puse una mesa al lado de su cama y así como con él.
_ Mira, me encanta hablar contigo, lástima que no me contestes. Hoy hemos comido arroz, frijoles, un filete de pollo y ensalada de lechuga. Vaya, no te gusta la ensalada, pero tienes que comerla, es buena para el cuerpo. ¿Te ha gustado el filete? Me ha encantado, su cocinera es estupenda. El zumo es de naranja, vitamina C, ¿prefieres acerola? De acuerdo, mañana le diré a la cocinera que haga zumo de acerola. Terminé de cenar y su dieta también está llegando a su fin. Ahora toca hacerle un masaje en la mano y luego a dormir.
_ Renato, no te quejes de que te duele, tengo que hacerte el ejercicio para que tu mano no se atrofie, sé que duele, pero es necesario. Ahora te voy a poner un poco de aceite por el cuerpo para que no te salgan llagas en la piel, ¿no quieres? Pues te lo pondré de todas formas. Le cambié el pañal y le puse el Uripen. Renato, sé que no te gusta el Uripen, pero sin él te harás pis en la cama y te pondrás malo, ¿qué? Repítelo que no te he entendido.
_ No tienes que avergonzarte de mí, lo hago con todos mis pacientes, pero te voy a confesar una cosa, eres el primer joven que cuido, los demás eran todos mayores que tú.
_ ¿Cómo me encontró tu madre? Fui a su floristería a comprar flores para mi madre y la escuché hablando con otra persona que necesitaba una enfermera y me ofrecí, y estoy muy contenta de haberlo hecho. Eres un encanto, a finales de mes seremos grandes amigos.
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