Hoy los edificios se veían aún más sombríos y no se escuchaba el ruido característico de la ciudad; aunque la chica parecía no darse cuenta de esto ya que se le notaba sumergida en sus pensamientos, parecía que el día de hoy no fue tan bien o quizás, solo pensó un poco más que días anteriores; ¿Qué tanto podría pasar para que no notara nada a su alrededor? Parece que muchas cosas pasaban por su cabeza y desde la distancia se notaba que esto la atormentaba y la hundía cada vez más en aquel laberinto sin salida que parecía no tener fin y con cada suceso era aún más difícil salir de él.
Cada día era un nuevo infierno a soportar, amaba muchas cosas en su vida, pero eran más las que odiaba con todas sus fuerzas; las cuales ya se agotaban. Aunque no tenía ningún problema con sus estudiantes a cargo cada vez que ponía un pie fuera se veía como su vida se derrumbaba poco a poco y aun mas al no tener a quien decirle sus preocupaciones y miedos, no quería que la lastima de otros se dirigiera a ella pero tampoco sabía cómo ser fuerte así como quería aparentar a los demás; la lucha constante no acababa y así como alguien desconocido leyó en su cara y en sus expresiones que tanto quería ocultar, igual quería que alguien lo hiciera, que le dijera como a una pequeña que todo estaría bien, que no debe preocuparse pues siempre tendrá el apoyo de aquellos que la quieren; pero tenia la mala suerte que no había alguien que la notara lo suficiente como para decirle eso que siempre ha deseado escuchar, siempre ha tenido la mala suerte que aquellos a quien quiere se decepcionan tan rapio que nunca ha tenido el placer de que la escuchen y de que entiendan ese comportamiento en el que siempre alejaba a todos, nadie nunca se dio cuenta de que solo quería que la uieran un poco mas, que comprendan que siempre los aleja de si misma por el miedo a hacerles daño o lastimarlos con su manera de ser en la que nunca podría demostrar todo lo que siente porque sus miedos son mas fuertes.
¿Alguien la entenderá un día?, ¿Algún día será feliz?; eso era lo que se preguntaba a diario y a cada momento la chica, y aun en toda su vida no le había encontrado respuestas a sus preguntas, tal parece que lo mismo pasaba esa tarde mientras caminaba notablemente pensando lo mismo que pensaba cada vez que recordaba cuan sola era su vida… Parece que un momento después por fin algo la había hecho feliz aun si solo estaba en sus pensamientos, en aquella radiante sonrisa se notaba que al fin algo en su solitaria vida la haría feliz pues justo después incluso caminaba mas rápido, quien imaginaria que justo momentos después de por fin llegar a casa y que por su sonrisa se podrían imaginar muchas cosas pero, tan diferentes a los sucesos de aquella tarde….
Aquella mirada vacía y opaca fue reemplazada por una mas brillante en la que denotaba su felicidad, parecía que por fin había resuelto todas las dudas que la perseguían desde aquel momento al que llego a la ciudad; en la casa no muy grande se escuchaban trozos de alguna canción desconocida que parecía relatar los tristes momentos de su vida, por fin se había encontrado la solución a ello pero no la que se esperaba pues momentos después de una rica cena ella se vistió con el vestido más bello que había en su armario, saco aquellos medicamentos antidepresivos que la tenían adicta y con la sonrisa mas bella que tuvo en toda su vida y notando que ya no la atormentarían mas aquellos pensamientos, por fin descansaría y dejaría de ser aquel obstáculo en la vida de su madre o la decepción de su padre o simplemente ya no necesitarían ignorarla pues por fin desaparecería de la vida de todos…. Una lagrima corría por su mejilla y aquella determinación parecía haberse esfumado pero entonces las tomo, tomo todas las que pudo antes de caer inconsciente, ya no había lagrimas pues su ultimo gesto fue la sonrisa que no pudo tener en sus 22 años y los sentimientos que había reprimido tanto por fin salieron y ella descanso, tanto como no lo había hecho en vida pero contrario a lo que esperaba después de su muerte una nueva vida apareció y entonces cuando pensó que seria feliz nuevamente el destino le recordó que no era nadie, nadie quería a una frágil chica que siempre tuvo miedo de demostrar sus sentimientos y todo lo que pudo lograr si tan solo no tuviera tanto miedo al futuro y a los pensamientos de otros sobre si misma.
A este nuevo mundo se le podría considerar mágico e incluso perfecto si tan solo no existieran seres del viejo mundo, la misma crueldad de parte de los humanos e igual de arrogantes que los de su pasado; lo que era hermoso según la chica eran aquellas criaturas que nunca le dieron la espalda desde su llegada y le enseñaron a amar y ser amada y por fin sintió la felicidad que tanto anhelo por años y entonces llego el….Aquel que le hizo vivir felicidad infinita pero entonces, como todos también la abandono y nuevamente se sumió en su tristeza, pero esta vez ella si será fuerte y si aprovechara lo que resta de vida y disfrutara aquello que tanto se prohibió hacer. Amar
Aquella tarde decidió acabar con su vida y contrario a lo que imagino, quizá en algo bello que se podría llamar paraíso o aquello de lo que siempre hablan y dicen que es lo peor que existe, el infierno; no fue ninguna de esas cosas pues pronto despertó de su inconciencia y aquella chica llamada Emma noto inconsistencias alrededor pues no estaba en un hospital o lo que sentía hace poco: todo y nada, se encontraba en una pequeña habitación y entonces noto que estaba recostada en algo parecido a un sofá y entonces al intentar ponerse de pie cayo al piso y por accidente miro al espejo que había frente a ella y entonces se dio cuenta, no tenía su cabello lacio oscuro sino que ahora estaba ondulado y de color morado; de hecho se sorprendió aún más al ver que ahora no era morena sino con una piel muy clara, por la sorpresa se vieron aquellas expresiones que demostraban que antes que estar feliz por la nueva oportunidad que se le había concedido, la chica estaba triste y es que según su pensar no era buena al menos para acabar con su vida….. Después de algunos minutos se escuchó un crujido proveniente de la puerta de aquella habitación y entro una mujer.
Que hermosa es- pensó la chica.... Entonces momentos después se dio cuenta que aquella belleza no la eximia de los crueles actos que cometió sin ella siquiera decirle algo.
¡Levántate! -Grito la mujer a la chica que yacía en el piso aun, entonces al no hacerlo apenas escucho la orden; la tomo del cabello y la hizo parar de un tirón y aunque esta quiso protestar apenas si le quedaron fuerzas para gemir un poco y obedecer pues aún estaba pensando en cómo llego a ese lugar y por el vestido que llevaba la mujer supuso que si había muerto pues además su apariencia era diferente.
¿Cuál es mi nombre? -Pregunto casi con suplica la joven chica pues las preguntas e inquietudes la abrumaban de alguna manera al no tener respuestas.
¡Oh! Así que la señorita Meredith Maxwell pretende haberlo olvidado para no realizar sus deberes -Expreso la mujer con sarcasmo y una sonrisa malévola que según la chica no le iba nada bien por su exuberante belleza tan angelical y entonces, ¡lo recordó!; recordó aquellos libros que le encantaban pues eran sobre el amor más puro que había y estaba plasmado en una novela romántica de época antigua, los protagonistas no eran completamente buenos a su parecer pero los villanos tampoco eran completamente malos pues su único error fue creer que los amarían sin importar sus errores.
Entonces ella se sumió en sus pensamientos y recordó aquella novela que leyó en algún momento de su adolescencia, en esta la princesa Elena Ahsford y el Duque Alexander Beaumont amigos desde la niñez empezaron a distanciarse debido a que el duque empezó a tener sentimientos por la princesa pero esta tan solo lo veía como un amigo e incluso hermano, para entonces tenían 16 años y por fin se celebraría el debut de la princesa y esta con la intención de darle a entender a su amigo que no correspondía a sus sentimientos, bailo con el príncipe de otro reino aun sin saber que esto desataría una masacre pues el joven duque lo reto a un duelo días después y contrario a lo que esperaban; este lo asesino ya que en sus pensamientos la joven princesa solo estaba confundida o tal vez lo único que deseaba era matarlo para que esta se viera obligada a aceptarlo…Este hecho desato una guerra que gano el imperio desde el que provenía el príncipe y tomaron cautiva a la princesa, para esto el joven duque había sobrevivido a la guerra y planeaba salvar a su princesa pero esta se enamoró del segundo príncipe de aquel país, hermano del que murió a manos del duque y pronto se festejó su matrimonio pero antes de aquella felicidad tan anhelada, estaba la hija de un duque de aquel imperio que desde niña estuvo enamorada del segundo príncipe: Meredith Maxwell; esta intento muchas veces deshacerse de la princesa y es que por su culpa casi la viola un caballero, por poco la devoran los monstruos del bosque y su último intento fue darle veneno en su te, no la descubrieron si no que la princesa Helena sin que se diera cuenta intercambio las tazas de té y quien murió envenenada fue Meredith, poco después se descubrió que ella fue la culpable de todos los accidentes de la princesa Helena. Tiempo después cuando el joven duque Alexander fue a rescatar a la princesa Helena se enteró que esta se había casado con el príncipe, pero antes de que pudiera escapar los caballeros del imperio lo descubrieron y fue juzgado por el asesinato del primer príncipe; fue enviado a la guillotina. La princesa Helena y el segundo príncipe tuvieron su final feliz y pronto dio resultado pues tuvieron al príncipe Henry Lancaster igual que su padre, pronto se convirtieron en emperadores y su reino estuvo marcado por la prosperidad y la paz.
Así terminaba la novela que ella había leído cuando aún era Emma, al darse cuenta de su situación se confundió y es que la hija de un duque según la historia tenía casi el rango de una princesa, pero ella estaba en una habitación pequeña y descuidada, entonces le pregunto a la mujer que aun la sostenía del cabello.
¿Cómo es su nombre? – Se notaba sorpresa en el rostro de la mujer pues aún creía que la joven solo quería evadir sus deberes.
Amelia de Maxwell -Respondió como si aún no creyera la pregunta y más aún por qué había respondido.
¿Adónde me lleva? -Aunque la joven estuvo a punto de preguntar si era su madre, esta recordó que en la novela aunque no se habla mucho de Meredith sino después de su muerte se dice que la madre de esta había muerto en un accidente en un viaje y solo había sobrevivido la pequeña Meredith y la sirvienta de la anterior duquesa….
Debes ver al duque e ir con tu maestra de baile -Respondió con brusquedad.
Luego de vestirse apropiadamente para la visita, la duquesa mando a las sirvientas a que la maquillaran para ocultar marcas que tenía en su rostro y en sus brazos, entonces se dirigían por interminables pasillos para llegar a el lugar donde se encontraba el duque Frederick Maxwell un hombre robusto de 35 años aproximadamente. Pronto los guardias abrieron las puertas y contrario a lo que se esperaba, la duquesa dijo que se iría y las sirvientas la guiarían a sus clases después de charlar con el duque.
Entra -Se escucho la voz que provenía del interior...
Entonces, después de algunos pasos vio al hombre frente a ella; sin duda era bello, cabello negro y ojos rojos con gran elegancia este le indico a Meredith un asiento frente a él y está obedeciendo se dirigió allí para luego sentarse.
Ahora que tu castigo ha terminado, volverás a tu antigua habitación, si cometes otra imprudencia el castigo será aún más severo que este.
¿Puedo saber qué fue lo que hice? -Meredith pregunto con cautela pues aun recordaba los tirones de cabello de hace poco por parte de la duquesa
Derramaste te caliente sobre tu madre y la golpeaste -Su respuesta fue tan serena pero confusa debido a la pregunta
Ella no es mi madre -Exclamo Meredith con seguridad.
Después de un momento de desconcierto el duque señalo la puerta y la chica salió y aunque aun dudaba de muchas cosas finalmente se rindió y guiada por algunas sirvientas fue a las clases designadas para ese día.
Después de algunos días por fin Meredith se había acostumbrado a la nueva vida con la única diferencia que en este mundo no podía entrenar como lo hacía antes para distraerse de su aburrida vida pues esto se vería mal en una joven de alta cuna y es que en aquel imperio era tan importante la reputación que incluso el tener concubinas era señalado aunque, eso no evitaba el hecho de que los hombres así como a veces no les importaba también lo hacían cuidándose de que otros descubrieran sus actos; por fin había decidido, y es que ella estuvo pensando en pedirle permiso a su padre de entrenar, ya que eso no era bien visto en la alta sociedad lo estuvo pensando durante todo el tiempo que llevaba en ese mundo…. Por fin había tomado la decisión y en ese momento se dirigía al despacho del duque, su padre.
Al llegar informo a los caballeros en guardia y uno de ellos ingreso para dar aviso al duque de su llegada, pronto este volvió y con seriedad le informo que tenía el permiso para entrar.
Buenos días, duque -Al saludar hizo una leve reverencia y tal como en su primer encuentro este indico el asiento frente al escritorio con un gesto.
Quisiera saber el motivo de tu presencia -Con firmeza pregunto casi parecía que la castigaría nuevamente tan solo por ir a verlo y es que decías después de despertar en aquel mundo no tan desconocido le empezaron a llegar recuerdos de la vida de Meredith antes de su llegada.
Resulta que los leves castigos aplicados a ella eran dejarla un mes o más tan solo con pan y agua sin la visita de nadie y por eso fue que al despertar no tuvo fuerzas suficientes para ponerse de pie.
Hoy estoy aquí para hacerle una petición, duque -Expreso Meredith con voz suave y tierna que la caracterizaba como si siempre fuera la chica más feliz del mundo.
¿Cuál es tu petición?, si está en mis manos decidiré si es apropiado cumplirla.
Deseo entrenar mi magia, aún no sé cuál me pertenece pero quiero averiguarlo. -Aunque parecía tan serena, por dentro Meredith estaba temblando pues ahora que han vuelto algunos recuerdos, inconscientemente sentía miedo hacia ese hombre que se hacía llamar padre y se había dado cuenta de que aquella soledad y tristeza en su vida anterior está vida podría ser peor y aún no estaba segura de si podría soportarlo.
¡Sabes que no está permitido! Una chica como tú no podría soportar los entrenamientos -Afirmo con furia, tanto que una vena sobresalía de su frente y parecía que sus ojos brotaban chispas.
¡Duque! Yo solo quiero saber defenderme, nadie por fuera del ducado debe saber que lo hago -Dijo Meredith y aunque por dentro temblaba de miedo, por fuera denotaba una seguridad sorprendente al hablar.
Si es lo que deseas y no molestas más con cosas insignificantes como esta, buscaré un maestro adecuado. -Este parecía cansado y tan pronto como termino de hablar Meredith se levantó, hizo reverencia nuevamente y salió tan rápido como pudo.
Meredith aunque parecía acostumbrada y segura de si misma, su mente nuevamente la atormentaba con aquellos pensamientos que en su antigua vida la hicieron casi adicta a los antidepresivos, con la diferencia de que acá no existían y ahora que conocía un poco mejor; después de preguntar supo de una planta llamada "origan" que era relajante E incluso la usaban los emperadores según las sirvientas.... Tan pronto probó un te de aquella planta quedó fascinada pues pronto aquellos pensamientos intrusivos se habían ido dejando paso a los buenos recuerdos de su anterior vida, aún tenía dudas sobre si hizo lo correcto respecto a acabar con su vida pues ya había notado que en ese lugar la querían muy poco excepto aquella sirvienta que sobrevivió junto a ella en el accidente donde murió su madre.
Sumida en sus pensamientos había llegado al jardín de aquel castillo, era verdaderamente hermoso y le encantaba pasar tiempo ahí pues las flores y el aire fresco tranquilizaba su mente y corazón; antes de que se diera cuenta estaba frente a un joven alto y co cabello largo y rojo como el fuego; por la sorpresa no tuvo tiempo para regresar por donde había llegado y el joven se dio la vuelta, sin duda era apuesto.
Perdone, ya me iba -Dijo Meredith mientras se daba la vuelta y es que para ella el sería como todos aquellos que aún siendo hija de un duque la despreciaban igual que a una sirvienta tan solo por los actos de su madre fallecida y aunque ella no era perfecta, Meredith no debería pagar por sus pecados .
Tranquila, el jardín es grande y puede disfrutar al igual que yo -Tenía una sonrisa encantadora pero a la vez llena de sarcasmo pues tenía razón, el jardín era grande.
Meredith Maxwell -Se presento con una elegante reverencia invitando al joven a hacer lo mismo.
Liam Lancaster, Lady Meredith -Se inclinó un poco y seguido a esto tomo su mano para dejar un suave beso.
Tan pronto se presentaron ella espero que esté la ignorara pues es bien sabido por parte de las sirvientas que el príncipe era algo extraño para los hombres pues no había tenido aún intenciones de comprometerse siendo que ya tenía 19 años y para esa edad los hombres ya tenían concubinas e incluso hijos, según lo que especulaban en la alta sociedad; se decía incluso que este tenía alguna maldición porque las jóvenes tampoco se acercaban a el. Algún tiempo después en completo silencio el príncipe invito a Meredith a dar un paseo, pronto se alejaron tanto de el castillo y llegaron a la orilla de un río entre charlas y risas pues tenían mucho en común ya que les gustaba la lectura y ambos amaban pintar y tocar el piano. Tan pronto como notaron lo lejos que estaban decidieron volver pero no esperaban lo que les sucedería camino al castillo....
A mitad de camino escucharon extraños ruidos alrededor y entonces se dieron cuenta que estaban en peligro pues aparecieron hombres con el rostro cubierto y espadas en sus manos, Meredith casi temblaba de miedo y es que aún cuando tuvo el valor de poner fin a su vida hacia poco, no imaginaba que habría problemas tan pronto. Los hombres armados los rodearon e intentaron tomarla como rehen y aunque este cuerpo era un poco débil ella era maestra de artes marciales y supuso que eso la ayudaría al menos a que no la tomarán y le hicieran daño.
El príncipe saco su espada y comenzó a luchar y aunque eran aproximadamente 10 hombres el pudo matarlos a todos y bueno, Meredith solo trataba de que no la atraparon pues era débil y cuando intento tomar una espada se dio cuenta que era demasiado pesada para ella y se resigno a tan solo intentar golpearlos mientras evitaba que la hirieran a ella ya que el príncipe se defendía muy bien, pronto regresaron al castillo y dieron aviso para que recogieran los cuerpos y el príncipe pronto se fue pensando en lo hermosa que era la chica aún con esa mirada que por alguna razón le parecía triste. Meredith al llegar cambio su vestido y se recostó pues aún podía ver a los hombres muertos a su alrededor y al príncipe Liam con su espada ensangrentada y es que esto la atormentaba un poco porque nunca en su vida había visto a alguien muerto tan de cerca.
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