Un barco llegó, en ese día de 1840, al Puerto de Nueva York. Había partido de Liverpool, con una escala en Irlanda.
Entre los pasajeros, venía una hermosa mujer, no lleva compañía. Viene sola, pero tiene un carácter fuerte y decidido, además, sabe lo que se tiene que hacer, cuando tiene un arma en las manos.
Su Madre murió, a consecuencia de los golpes que le propinó el alcohólico marido, y este fue condenado a 25 años de prisión.
Marisa se vio completamente sola, dueña de una tierra improductiva, a consecuencia del terrible clima de la región. Así que decidió vender la propiedad y emprender un viaje a un lugar lejano, América.
La venta le proporcionó el dinero suficiente para costear el pasaje en barco, viajando en camerino.
No traía mucho equipaje, solo lo necesario para instalarse en Nueva York.
Después de varios días de travesía, desembarcó y pasó aduanas, como viajó en camerino, el trámite se facilitó y pudo adentrarse en la ciudad, así encontró un cuarto en renta, estaba amueblado con lo necesario, una cama, una estufa de carbón, una bañera y letrina rústica.
No tenía necesidad de más.
En su búsqueda de cuarto, pudo darse cuenta de que varios comerciantes ofrecían trabajo y tomó en cuenta varios que le llamaron la atención, entre ellos, una casa de modas femenina.
Después de instalarse, asearse y cambiar de ropa, buscó algo para comer y fue en busca de la casa de modas. La recibió la dueña, Petra Miles, le preguntó si sabía cocer.
Elizabeth dijo que si, que su Mamá le había enseñado desde niña y que eso no era problema.
A Petra le gustó el carácter amable y decidido de la chica y le ofreció un sueldo bajo para comenzar, Elizabeth aceptó, y Petra la contrató. De inmediato se puso Elizabeth a trabajar, comenzó por el aseo del local, luego a doblar y empacar ropa ya terminada y lista para su entrega.
La Sra. Miles quedó complacida con el empeño que puso Elizabeth en su labor, y ya podía compartir las tareas de la tienda y ahora Petra, ya tiene más tiempo para cocer y diseñar nuevos modelos de ropa femenina.
El fin de semana llegó y Elizabeth cobró su primer sueldo y además la Sra. Miles le regaló un vestido, para que pudiera ir al servicio dominical que se celebraba en la Iglesia de San Patricio, al que asistió Elizabeth, acompañando a Petra Miles y su Madre.
Petra es una mujer de 40 años, soltera, nunca pensó en casarse y se dedicó con toda su fuerza, a su casa de modas, ella nació en Escocia y emigró junto a su Mamá y un hermano, Bruce. este es un inútil, que siempre trataba de extorsionar a Petra, algunas veces lograba sacarle dinero, otras veces, se iba a buscar lo de sus gastos en el juego, regularmente, Bruce, lo perdía todo en el juego.
Cuando Bruce conoció a Elizabeth, quedó impresionado con la belleza de la chica y comenzó a ir más seguido a la casa de modas de su hermana, con el único fin de cortejar a la nueva empleada.
Elizabeth siempre lo rechazó. Pero el tipo era persistente y molestaba a Elizabeth cada que podía.
Una ocasión al llegar a su trabajo, Elizabeth se encontró con Bruce empujando y golpeando a Petra. La chica al ver eso, sacó un pequeño revólver de su bolso y le dijo a Bruce que soltara a su hermana. El tipo lo tomó a broma y Elizabeth hizo un disparo al piso. He dicho que la sueltes.
Oye, solo bromeaba con mi hermana. Dijo Bruce.
Bonita forma de bromear, ya vi que le has lastimado la cara, contestó la chica. Y se acercó a Petra sin dejar de apuntar al hermano, te lo advierto, sé qué hacer con este juguete, si intentas algo, el siguiente disparo va a ser a dar. Y yo no bromeo. Aléjate hacia la puerta.
No intentes salir. Te lo digo en serio.
Petra preguntó que había pasado.
Elizabeth le dijo a grandes rasgos lo que pasaba, Petra reaccionó y le dijo al hermano que le devolviera el dinero que le quitó en el forcejeo.
Dáselo, por la buena o por la mala, dijo Elizabeth. Y más vale que te apures.
Afuera de la casa de modas ya se había agolpado la gente, en espera de ver el desenlace.
El fulano se encontró con unas tijeras y se abalanzó sobre las mujeres, Elizabeth no lo pensó y lanzó un disparo que le dio al tipo en la mano armada con las mismas tijeras y estas salieron volando en compañía de un par de dedos de la mano derecha de Paul.
Este cayó al piso retorciéndose y quejándose del dolor de la herida en la mano. Largo, le dijo Petra, largo de aquí basura. No te quiero volver a ver cerca de nosotras, eso incluye a Mamá.
Ya oíste a tu hermana, pero antes, Elizabeth se acercó con el arma lista para disparar y le sacó el dinero de Petra de la bolsa de la camisa y le dijo que ahora sí, se podía largar.
Bruce salió corriendo y gritando de dolor.
Petra, estás bien?.
Sí. Gracias, pero te tienes que ir. Tienes que dejar Nueva York.
Por qué?.
Bruce es un cobarde y no va a descansar hasta matarte. Vete Elizabeth, toma este dinero y toma la diligencia hacia Missouri. Ahí no te va a buscar.
Y tú?.
Tengo aquí a mi Madre y no la voy a dejar sola en manos de ese granuja.
Trata de vender lo mas pronto posible tu negocio y lleva a tu Madre contigo. Yo las esperaré en Missouri hasta que lleguen y ya veremos qué hacer juntas, solas estamos prácticamente indefensas. Dijo Elizabeth.
Eso es lo que voy a hacer. Bruce nunca me va a dejar en paz. Pero vete. Tú no me escribas Liz, hazlo únicamente para que me mandes tu dirección, yo te escribiré y así sabrás cuando te alcanzaremos.
Está bien. Te espero. Y Elizabeth abrazó a su nueva amiga y se marchó. Estaba complacida de que la llamara Liz. Diminutivo de Elizabeth.
Petra nació en Escocia, ella, su Madre Vera y su hermano Bruce, tuvieron que dejar su casa y su País, al morir su Padre, qué fue asesinado por unos pistoleros al servicio de un terrateniente dé la región y fueron despojadas de sus tierras, que producían la mejor Cebada de la región y era vendida a una cervecera que la producía y se encargaba de distribuir por todo Escocia.
El terrateniente procedió a despojarlas de sus tierras, les entregó dinero suficiente para sufragar los gastos para irse a Nueva York.
Petra siempre fue una mujer luchadora y trabajadora. Nunca se rindió ante la adversidad y gracias a eso, estando instalada la familia en Nueva York, abrió su casa de modas, mientras Bruce pensaba en como recuperar las tierras Escocesas. Era lo único que hacía y trataba de ganar diner como fuera, menos trabajando honestamente, un verdadero granuja.
Petra siempre le dijo que eso ya estaba totalmente perdido y que se pusiera a trabajar, en lo que fuera, paro que trabajara.
Bruce siempre dijo que nunca aceptaría cualquier trabajo, que nunca se iba a ensuciar las manos.
La hermana mayor se enteró de las caravanas al Oeste, que prometían tierras y riqueza, pero que tenían que ir a trabajar muy duro. Ese era el problema con Bruce, todo lo quería ya dispuesto y además, ser el dueño único.
Petra estaba dispuesta a dejarlo todo, e integrarse en la aventura del largo viaje, primero a Missouri y luego hasta Oregon.
Pero el problema era el parásito de su hermano, y el apoyo incondicional de su Madre a Bruce, Petra nunca dejaría sola a su Madre, en manos de su inútil hermano.
La oportunidad llegó, cuando comenzó a trabajar Elizabeth en su casa de modas, veía que la chica es trabajadora, como ella, y tenía planeado venderle la casa de modas y partir con su Madre al Oeste.
Y todo se apresuró en el momento en que Elizabeth hirió a Bruce y vendió la casa de modas a otra mujer. En un par de días recibió el dinero, Bruce no había vuelto a casa y Petra, prácticamente obligó a su Madre a irse con ella.
Katherine, así se llama la Madre de Petra, estaba conciente que su seguridad estaba con su hija y que no tenía caso esperar a Bruce.
Dos días después Petra y su Madre, abordaron la Diligencia que las llevaría a Missouri a encontrar a Elizabeth.
Al arrancar la Diligencia las alcanzó Bruce, pero no pudo detener el vehículo, que ya iba en marcha, el iba corriendo a pie y gritaba que no lo dejaran. Esperenme, pero el carruaje no se detuvo y así partieron Petra y Katherine, a una aventura que no tenían la más mínima idea de como iba a terminar.
Hicieron la parada nocturna en una estación. Ahí dieron suficiente agua y comida para los caballos, el viaje iba a durar 11 días. Pero no importaba, era el sueño de las dos mujeres y ya no hay marcha atrás, la Casa de Modas de Nueva York ya no existía y se habían liberado del hermano inútil.
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Elizabeth llegó a Saint Louis una mañana soleada, al bajar de la Diligencia, tomó el poco equipaje que llevaba y encontró alojamiento en una casa de Huéspedes y después de instalarse, salió a comer y luego caminar por la ciudad, en busca de trabajo. Regresó por la tarde a la casa de Huéspedes y el dueño le comentó que si deseaba trabajar, ella dijo que si.
El hombre le preguntó, que si quería atender un restaurante pequeño que él va a abrir en un par de días.
Elizabeth dijo inmediatamente que si, pero que sería temporal, ya que estaba esperando la llegada de una amiga y que juntas se iban a ir en busca de Fortuna a Oregon.
El dueño aceptó, que eso ya lo resolvería en su momento.
A partir de ése día, Elizabeth se apostaba a la hora de llegada, en la estación de Diligencia procedente de Nueva York a esperar a su amiga.
Veinte días después, Petra bajó de la Diligencia y Elizabeth corrió a abrazarla y luego le ayudó a que su mamá bajara. Petra dijo, mira Mamá, ella es mi amiga Liz. Elizabeth, tuvimos retraso porque, primero se le rompió una rueda a la Diligencia y después estuvimos tres días en una estación, ya que avisaron sobre una banda de asaltantes en el camino.
Pero están aquí sanas y salvas, eso es lo más importante.
Gracias Liz. Gracias por sacarnos de ese infierno que es Nueva York.
Nada que agradecer Katherine. Ahora mismo vamos al restaurante donde trabajo y van a comer.
Vamos. Las tres mujeres caminaron hacia un lugar que parecía incierto, aún así, ellas eran valientes y lo iban a lograr. De eso si que estaban seguras.
Elizabeth llevó a comer a Petra y Katherine y se las presentó al dueño del restaurante, cuyo nombre es Henry James, dijo que no se preocuparan, que por ése día, la casa invita, Petra iba a protestar, pero Henry dijo que no aceptaba un no. Qué comieran todo lo que quisieran.
Las tres mujeres agradecieron el detalle a Henry, después llegó con una botella de vino, la descorchó y brindó por la llegada de las amigas de Elizabeth. Después fué en compañía de Katherine a subir y acomodar sus cosas en la habitación que había asignado para la misma Katherine y Petra.
Mientras Elizabeth y su amiga siguieron degustando el vino que llevó Henry, creo que le gusta Katherine.
Petra contestó: No lo creo, solo es amable.
Bueno, si tu lo dices. Riposto Elizabeth.
Qué vamos a hacer mañana Liz?.
Creo que investigar las salidas de las caravanas que van por la ruta de Oregon.
Me preocupa Mamá, temo que su salud no resista un viaje tan largo y pesado. Van a ser como mínimo 4 meses lo que va a durar el traslado a Oregon. Tengo miedo por ella.
Elizabeth le dijo que hablara con ella sobre como se sentía para una travesía de ese tamaño.
Eso es lo que voy a hacer, y si no cree poder, haremos una ruta que no sea tan larga. Contestó Petra.
Bueno, mientras, salud hermana Petra.
Salud hermana Liz.
Un hombre vestido todo de negro se acercó y preguntó. Saben si hay habitaciones disponibles?.
Permítame, Elizabeth se levantó de su silla y fué a la recepción y revisó el libro de registro. Tiene suerte, hay una habitación libre.
La tomo, le pago de una vez.
Desea comer?. El restaurante aún está en servicio.
Creo que no. Voy a descansar.
Aquí tiene la llave, a nombre de quién registro la habitación?.
Michael Norman.
Subiendo a mano izquierda, por favor.
Gracias.
Elizabeth regresó a la mesa con Petra y le dijo, creo que cuando baje Katherine, Henry ya va a ser tu padrastro.
Jajaja, que ocurrencias las tuyas Liz.
Pues como ya somos hermanas, también será padrastro tuyo por igual. Jajaja, rieron las dos chicas.
Bueno, ya nos acabamos el vino y nuestro padrastro ni lo probó.
Jajaja. Liz y Petra celebran sus ocurrencias y después de un rato, aparecieron Henry y Katherine.
Todo bien?. Preguntó Katherine.
Si, Henry me ayudó a desempacar y yo acomodé y guardé la ropa.
Elizabeth vio a Petra, te lo dije, y le guiño un ojo a Petra.
Pero qué están pensando malvadas?.
Nada Mamá, nada. Dijo Petra y las dos amigas rieron, Ja, ja, ja.
Yo les voy a dar su nada, par de irrespetuosas.
Tuvieron que correr hacia la cocina para no ser alcanzadas por Katherine.
Ya en la cocina, entre las dos lavaron los trastes y luego de terminar con su labor, se asomaron hacia la mesa que habían ocupado y vieron a Henry y Katherine platicando. Te lo dije.
Déjalos, nunca había visto a Mamá tan contenta.
Vamos a caminar. Salgamos por atrás.
Las nuevas hermanas caminaron a lo largo de la acera y Petra vió una casa de modas que solicitaba una ayudante y entró a hablar con la dueña. Salió muy contenta, ya tenía trabajo.
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