NovelToon NovelToon

PATRITHA

Capitulo 1 La Dama en la Jaula

**Capítulo 1: La Dama en la Jaula**

El sol se hundía lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de un rojo carmesí que se reflejaba en las llanuras doradas de Hierra, un vasto territorio donde pocas veces se aventuraban aquellos que valoraban su vida. El sonido de los cascos de un caballo resonaba por un camino polvoriento, interrumpiendo el silencio del atardecer. Montado sobre un imponente corcel negro, Patrick, un aventurero de aspecto serio y rostro endurecido por las batallas, avanzaba con la mirada fija en el camino. Su cabello corto y oscuro se movía ligeramente con el viento, y la armadura que vestía, aún llena de marcas de antiguas batallas, brillaba tenuemente bajo los últimos rayos del sol. A su lado colgaba su espada, una imponente hoja dorada con símbolos religiosos plateados grabados en el mango, que llevaba el nombre de Dama.

Patrick había escuchado rumores sobre un grupo de cazarrecompensas que transportaba un valioso cargamento por estas tierras. Su misión era simple: interceptarlos y asegurarse de que el supuesto "cargamento" no cayera en manos equivocadas. Al servicio de la iglesia desde joven, Patrick había sido entrenado para enfrentar a demonios y criaturas de la oscuridad, y aunque anhelaba una vida de aventuras más tranquila, sus lazos con la iglesia lo mantenían firmemente en su rol.

Con cada paso, Patrick se adentraba más en la vasta llanura, hasta que finalmente divisó en la distancia un pequeño grupo de hombres armados, acampando alrededor de un carromato. Los cazarrecompensas estaban relajados, confiados en su posición. Patrick desmontó de su caballo con sigilo, avanzando entre las sombras mientras la noche comenzaba a envolver la llanura.

El carromato era una estructura vieja y robusta, con fuertes barras de hierro que aseguraban una jaula en su interior. Cuando Patrick se acercó lo suficiente, escuchó una voz débil proveniente de la jaula, seguida por el sonido metálico de cadenas moviéndose. Al mirar entre las barras, sus ojos se encontraron con los de una joven, una muchacha de cabello rojo oscuro y ojos amarillos como el fuego. Estaba vestida con ropas rasgadas y gastadas, claramente prisionera durante mucho tiempo. Dos pequeños cuernos rojos sobresalían de su cabeza, casi imperceptibles, pero suficientes para revelar su naturaleza demoníaca.

"¡No te acerques!" gritó uno de los cazarrecompensas, notando a Patrick. "Este no es asunto tuyo, aventurero. Esta criatura va a ser entregada a la iglesia, y cualquiera que se interponga sufrirá las consecuencias."

Patrick no respondió de inmediato. Su mirada pasó de la chica a los hombres que la rodeaban. Era evidente que no eran simples cazadores; su armamento y la formación en la que estaban sugerían una preparación mucho más allá de la de mercenarios comunes. Esto le hizo cuestionar el verdadero valor de la prisionera.

"Lo que lleváis no es un simple 'cargamento'," respondió Patrick finalmente, su voz firme pero tranquila. "Y no puedo dejar que sigáis adelante con esto."

Los cazarrecompensas intercambiaron miradas y, sin más preámbulo, desenvainaron sus espadas, dispuestos a luchar. Patrick no dudó. Desenfundó a Dama, y en el instante en que la espada salió de su vaina, un leve resplandor dorado iluminó el entorno. El primer atacante no tuvo oportunidad; la hoja de Patrick cortó el aire con velocidad, y en un parpadeo, el hombre cayó al suelo.

La batalla fue breve, pero intensa. Aunque superado en número, Patrick se movía con precisión letal, esquivando ataques y contraatacando con la habilidad de un guerrero entrenado. En poco tiempo, los cazarrecompensas yacían en el suelo, derrotados.

Con la amenaza eliminada, Patrick se acercó a la jaula, donde la joven seguía encadenada. "¿Estás bien?" preguntó, observando las heridas en sus muñecas y el miedo en sus ojos.

La chica lo miró con desconfianza. "¿Quién eres tú? ¿Otro de la iglesia que viene a matarme?"

Patrick negó con la cabeza mientras cortaba las cadenas que la mantenían cautiva. "No soy como ellos. Mi nombre es Patrick. Te sacaré de aquí."

Por un momento, ella pareció dudar, pero finalmente asintió, permitiendo que Patrick la liberara de sus ataduras. "Mi nombre es Samantha," dijo en voz baja, aún temerosa. "No entiendo por qué me ayudas... soy un demonio."

Patrick guardó su espada y extendió una mano hacia ella. "Eso no importa ahora. Lo que importa es que estás a salvo, y no permitiré que nadie te haga daño."

Samantha tomó su mano, aunque su desconfianza no desapareció del todo. Mientras se alejaban del carromato y se adentraban en la oscuridad de la noche, Patrick no podía dejar de pensar en la espada que llevaba a su lado. Sabía que Dama tenía secretos, poderes que aún no comprendía del todo. Pero lo que más le inquietaba era el destino que esta extraña chica, mitad demonio, podría tener en su vida. La iglesia no descansaría hasta encontrarla, y él tendría que decidir hasta dónde estaba dispuesto a llegar para protegerla.

El viaje de Patrick y Samantha apenas comenzaba, y ambos sabían que el camino que les aguardaba sería peligroso, lleno de desafíos que pondrían a prueba su fuerza, su fe y, sobre todo, su humanidad.

Capitulo 2: El Legado de Dama

**Capítulo 2: El Legado de Dama**

El viento soplaba suave, arrastrando el olor a tierra y pasto fresco mientras Patrick y Samantha continuaban su camino a través de las vastas llanuras. La noche había caído por completo, y solo la luz de las estrellas y una luna creciente iluminaban su trayecto. El silencio entre ellos era palpable; aunque Patrick había liberado a Samantha, la joven aún estaba sumida en una mezcla de desconfianza y confusión.

Después de un tiempo, Patrick decidió que era prudente descansar. Encontraron un pequeño claro rodeado de árboles, donde el terreno era lo suficientemente plano para acampar. Mientras Patrick preparaba una pequeña fogata, Samantha permanecía alerta, mirando con ojos vigilantes a su alrededor, como si temiera que los cazarrecompensas pudieran aparecer en cualquier momento.

"Es seguro aquí," comentó Patrick al notar su inquietud. "Podemos descansar un poco antes de seguir adelante."

Samantha lo miró, todavía desconfiada. "¿Adónde vamos?" preguntó finalmente, rompiendo el silencio.

Patrick encendió la fogata, y las llamas comenzaron a bailar en la oscuridad, proyectando sombras en los rostros de ambos. "Vamos a un lugar donde estarás a salvo," respondió. "Pero primero, debemos entender más sobre tu situación. ¿Sabes por qué esos hombres te capturaron?"

Samantha negó con la cabeza, su expresión se suavizó ligeramente. "No lo sé... siempre he sido una fugitiva. Desde que tengo memoria, he estado huyendo. No sé quiénes son mis padres, ni por qué nací así." Se tocó los pequeños cuernos que sobresalían de su cabeza, una señal de su naturaleza demoníaca. "Lo único que sé es que mi existencia es un problema para todos."

Patrick asintió, comprendiendo su angustia. "Los humanos temen lo que no entienden," dijo con calma. "Y en este mundo, eso puede ser peligroso. Pero no todas las personas son iguales, y no todos los demonios son malvados."

"¿Tú crees eso?" preguntó Samantha, con una mezcla de esperanza y escepticismo en su voz.

"Lo creo," afirmó Patrick, mirando las llamas de la fogata. "He visto muchas cosas en mi vida como aventurero. Y he aprendido que el bien y el mal no están tan claramente definidos como nos hacen creer."

El silencio volvió a caer entre ellos, pero esta vez fue más relajado. Samantha finalmente se dejó caer sobre el suelo, envolviéndose en su capa desgastada para protegerse del frío de la noche. Patrick también se acomodó, aunque su mente seguía activa, reflexionando sobre lo que había ocurrido ese día.

Sus pensamientos se centraron en la espada que llevaba a su lado, Dama. La hoja, ahora envainada, parecía irradiar un calor suave y reconfortante, como si estuviera viva. La espada había sido un regalo de Taha, la líder de la iglesia, una mujer cuyo poder era tan grande que incluso las divinidades la clasificaban como una anomalía. Taha había confiado en Patrick para llevar la espada, pero él sabía que esto no era solo un símbolo de su lealtad a la iglesia. Dama era más que una simple arma; tenía un legado, un poder oculto que Patrick apenas comenzaba a comprender.

Mientras miraba la espada, un recuerdo cruzó por su mente: el día en que Taha le entregó la hoja en los archivos de la iglesia. Los archivos eran un lugar sagrado, un vasto almacén subterráneo lleno de artefactos antiguos y poderosos, muchos de ellos considerados demasiado peligrosos para ser usados. La espada Dama había estado allí durante siglos, custodiada y protegida. Cuando Taha se la entregó, le advirtió sobre el poder que albergaba.

"Esta espada no es un simple artefacto," le había dicho Taha, con su voz solemne. "Dentro de ella reside un poder que, si se despierta por completo, podría cambiar el curso del destino. La entidad conocida como Dama Blanca está ligada a esta espada, pero hasta ahora, nadie ha logrado liberar su verdadero potencial. El hecho de que la espada te haya aceptado como portador sugiere que tienes un papel importante que desempeñar."

Patrick había sentido el peso de esas palabras desde entonces. Aunque había usado la espada en combate, sabía que apenas había arañado la superficie de su verdadero poder. La energía que Dama liberaba durante las batallas era solo una fracción de lo que escondía en su interior. Y ahora, con Samantha bajo su protección, sentía que el destino lo estaba guiando hacia algo mucho más grande de lo que había imaginado.

A medida que la noche avanzaba, Patrick se acomodó para descansar, pero no dejó de pensar en lo que le esperaba. Sabía que las próximas semanas serían decisivas, no solo para él, sino también para Samantha y para todos aquellos que se cruzaran en su camino. Mientras cerraba los ojos, se hizo una promesa: protegería a Samantha, desentrañaría los secretos de Dama y enfrentaría cualquier desafío que el destino le presentara.

La noche transcurrió en silencio, pero el amanecer traería consigo nuevos desafíos, nuevas revelaciones y, quizás, el primer paso hacia el verdadero despertar del poder de la Dama Blanca.

Capitulo 3: El Camino hacia lo Desconocido

**Capítulo 3: El Camino hacia lo Desconocido**

La primera luz del alba comenzaba a filtrarse entre los árboles, bañando el claro donde Patrick y Samantha habían acampado con un suave resplandor dorado. Patrick despertó con los sonidos de la naturaleza a su alrededor: los pájaros cantando, el viento susurrando entre las hojas. Se estiró lentamente, sintiendo el aire fresco de la mañana. Samantha todavía dormía, envuelta en su capa desgastada, su respiración profunda y regular.

Mientras observaba a la joven demonio, Patrick no pudo evitar reflexionar sobre la peculiaridad de su situación. Samantha, a pesar de su naturaleza, parecía más humana que muchos de los que había conocido. El miedo y la desconfianza que cargaba eran una carga pesada, y Patrick estaba decidido a ayudarla a liberarse de ese peso, aunque sabía que no sería fácil.

Cuando Samantha finalmente abrió los ojos, Patrick ya había avivado la fogata y preparado algo de comida. La joven se incorporó lentamente, sus ojos amarillos oscurecidos por el cansancio y la incertidumbre. Sin embargo, al ver que Patrick la observaba con una mirada amable, sus tensiones se disiparon un poco.

"Buenos días," dijo Patrick con una sonrisa, extendiéndole un trozo de pan y un poco de carne seca.

Samantha tomó la comida en silencio, mordiéndola con cautela. No estaba acostumbrada a la bondad, y todavía le resultaba difícil aceptar la ayuda de alguien. Aun así, algo en Patrick la tranquilizaba, y comenzaba a confiar en él, aunque fuera un poco.

"¿Adónde vamos hoy?" preguntó Samantha después de un rato, su voz aún cargada de desconfianza.

Patrick se tomó un momento para responder, mirando hacia el horizonte. "Vamos a dirigirnos hacia el este, hacia la ciudad de Valmor. Es una ciudad lo suficientemente grande como para que podamos encontrar respuestas sobre tu situación y, con suerte, algún lugar seguro donde puedas estar."

Samantha frunció el ceño, no estaba acostumbrada a depender de otros, pero tampoco tenía muchas opciones. "¿Y después qué? ¿Voy a estar siempre huyendo?"

Patrick la miró, notando el cansancio en su voz. "No tienes que huir para siempre, Samantha. El mundo es vasto y peligroso, pero también hay personas y lugares donde podrías encontrar paz. Y con el tiempo, podrías aprender a defenderte mejor, a controlar tus habilidades."

Samantha permaneció en silencio, asimilando las palabras de Patrick. Sabía que lo que él decía tenía sentido, pero también sabía que su naturaleza demoníaca era un problema que la perseguiría donde quiera que fuera. Aun así, por primera vez en mucho tiempo, sentía un atisbo de esperanza.

Después de recoger sus pertenencias y asegurarse de que no dejaban rastro de su campamento, Patrick y Samantha emprendieron su viaje hacia Valmor. El camino era largo, pero Patrick confiaba en que la ciudad les ofrecería las respuestas que buscaban.

Mientras caminaban, Patrick decidió enseñarle a Samantha algunas habilidades básicas de supervivencia. Le mostró cómo identificar plantas comestibles, cómo encontrar agua y cómo moverse de manera sigilosa por el bosque. Samantha absorbía toda la información con avidez, ansiosa por aprender y no sentirse una carga. Aunque había vivido gran parte de su vida en cautiverio o huyendo, nunca había tenido a alguien que le enseñara cosas útiles para sobrevivir.

A medida que el sol ascendía en el cielo, el paisaje alrededor de ellos comenzó a cambiar. Los árboles se volvieron más densos y el terreno más accidentado. Patrick sabía que estaban acercándose a las tierras altas, una región conocida por sus escarpadas montañas y profundas gargantas. Era un lugar peligroso, pero también era el camino más directo hacia Valmor.

Mientras avanzaban, Patrick notó un cambio en el aire. Una sensación de inquietud se instaló en su pecho, una advertencia que había aprendido a no ignorar. Se detuvo en seco, levantando una mano para indicar a Samantha que hiciera lo mismo.

"¿Qué ocurre?" susurró Samantha, tensándose al instante.

"Algo no está bien," murmuró Patrick, mirando a su alrededor con ojos agudos. "Mantente alerta."

Samantha asintió, su cuerpo se tensó como un resorte mientras seguía el ejemplo de Patrick. Su desconfianza natural hacia el mundo exterior se mezcló con el miedo, pero trató de mantener la calma, recordando lo que Patrick le había enseñado.

Entonces, lo escucharon: un crujido en la maleza, seguido de un susurro de hojas. No estaban solos.

Patrick desenvainó a Dama, la espada emitió un leve resplandor cuando salió de su funda. Samantha retrocedió un paso, observando cómo Patrick se colocaba en una postura defensiva.

"Muéstrense," ordenó Patrick en voz alta, su tono firme y sin miedo.

Por un momento, el bosque pareció contener la respiración. Luego, de entre los árboles, emergieron varias figuras. Eran tres hombres, cada uno armado con espadas y arcos, sus rostros cubiertos por capuchas. Sus miradas eran frías y calculadoras, y el símbolo grabado en sus armaduras revelaba su identidad: mercenarios.

"Nos has dado más problemas de los que vales, Patrick," dijo el que parecía ser el líder, su voz grave y áspera. "Pero parece que finalmente te hemos alcanzado."

Patrick no reconocía a los hombres, pero no le sorprendía que alguien estuviera tras él. Como aventurero, había hecho algunos enemigos a lo largo de los años, y no era raro que algunos buscaran venganza o una recompensa.

"Si vienes por la recompensa, estás perdiendo tu tiempo," respondió Patrick, manteniendo su espada lista. "No pienso entregarme sin luchar."

El líder de los mercenarios soltó una risa seca. "No se trata solo de la recompensa, Patrick. Alguien muy poderoso quiere verte fuera del camino. Y por lo que hemos oído, esa chica que llevas contigo también vale un buen precio."

Samantha sintió un escalofrío recorrer su espalda. Estos hombres no solo querían a Patrick, también iban tras ella. Pero antes de que pudiera reaccionar, Patrick se colocó frente a ella, protegiéndola con su cuerpo.

"No dejaré que se la lleven," dijo Patrick, su voz baja y peligrosa. "Si quieren pelear, tendrán que pasar sobre mi cadáver."

El líder de los mercenarios esbozó una sonrisa siniestra. "Eso se puede arreglar."

Sin más advertencias, los mercenarios atacaron. Dos de ellos se lanzaron contra Patrick, mientras el tercero sacaba un arco y apuntaba a Samantha. El caos estalló en un instante, con el sonido de espadas chocando y flechas cortando el aire.

Patrick se movió con la destreza de un guerrero experimentado, bloqueando los golpes y contraatacando con precisión. Dama brillaba intensamente, su energía fluyendo a través de él mientras repelía a sus enemigos. Pero los mercenarios eran habilidosos, y no se dejarían vencer fácilmente.

Mientras tanto, Samantha trató de mantener la distancia, esquivando las flechas que le disparaban. Sabía que no era tan fuerte como Patrick, pero también sabía que no podía quedarse de brazos cruzados. Recordó las lecciones de Patrick y se agachó, buscando una oportunidad para ayudar.

Finalmente, cuando uno de los mercenarios se distrajo lo suficiente, Patrick vio su oportunidad. Con un movimiento rápido, desarmó a uno de ellos y lo derribó con un golpe certero. El mercenario cayó al suelo, inconsciente.

El líder de los mercenarios rugió de furia al ver a su hombre caer. "¡Esto no ha terminado, Patrick!" gritó, retrocediendo con los otros mercenarios restantes. "Volveremos por ti y por esa chica. Y la próxima vez, no seremos tan amables."

Antes de que Patrick pudiera perseguirlos, los mercenarios se retiraron, desapareciendo entre los árboles. El peligro había pasado, pero Patrick sabía que la amenaza seguía latente.

Samantha, temblando ligeramente, se acercó a Patrick. "¿Quiénes eran esos hombres? ¿Por qué estaban tras nosotros?"

Patrick envainó su espada, su expresión era grave. "Eran mercenarios, y alguien los contrató para cazarnos. No sé quién, pero claramente quieren deshacerse de nosotros, probablemente por lo que representamos."

"¿Y ahora qué hacemos?" preguntó Samantha, con la preocupación evidente en su voz.

"Seguimos adelante," respondió Patrick con determinación. "Pero tenemos que ser más cuidadosos. Hay muchas fuerzas en juego, y parece que estamos atrapados en algo más grande de lo que pensábamos."

Mientras el sol ascendía en el cielo, Patrick y Samantha continuaron su camino, conscientes de que cada paso los acercaba más a un destino incierto. Pero una cosa era segura: no se darían por vencidos, y enfrentarían cualquier desafío que se les presentara, juntos.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play