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El Hijo Del Mar

El dolor de Susana

Susana caminaba esa mañana muy temprano, no había salido el sol cuando ella deambulaba en la playa,

En ese islote vivía sola, su esposo lo había comprado, construyendo una hermosa vivienda en forma redonda, en una gran masa rocosa que había en esa Isla.

Protegidos de esa manera, vivir en ella había sido placentero, hasta que su esposo sufrió un accidente en un viaje de negocios, en lo cuál perdió la vida, para Susana ese momento

su vida se oscureció, su amor hacia Rodrigo era de muchos años, se habían conocido en la universidad, y después de graduarse empezaron su relación, Rodrigo empezó a trabajar y destacar en la empresa, subiendo como la espuma en éxito, por lo cual adquirió ese islote y construyó la vivienda para vivir junto a su amada Susana, la boda fue de ensueño, vivir con Rodrigo, era para ella una bendición, no por la riquezas, sino por el amor sincero de Él.

Susana vivía solamente para amarlo.

Justamente esa noche de la tragedia, Susana había preparado una cena especial, le iba a decir su gran sorpresa, esa gran noticia que el médico le había dado, su amor había dado fruto.

Pero la muerte de Rodrigo, nublo la felicidad.

Susana se sentía dentro de una pesadilla, todos le daban el pésame, esa mañana en el cementerio, el clima estaba frío ya que la lluvia no dejaba de caer, como si el mismo cielo llorará por la tragedia que sufría Susana, y poco a poco los acompañantes se fueron retirando, quedando sola Susana frente a la tumba de Rodrigo.

-Rodrigo...

Estoy embarazada.

Vas hacer Padre...-dijo Susana, sus labios temblaban al decirlo.

Agarraba su paraguas ☂️, con fuerza pensando que si lo tomaba de esa forma no caería del dolor.

De repente Susana no pudo más, y dejó que la lluvia la mojará a lado de la tumba de Rodrigo.

Quería que en ese momento, la lluvia lavara su gran pena y dolor.

Pocos meses después Susana había entrado en labor de parto, pero las noticias fueron amargas nuevamente, el fruto de amor, el último retoño de Rodrigo, tenía un problema.

Algo que no habían detectado los médicos durante el control de embarazo.

Lo que hizo que el pequeño solo viviera una semana.

Para Susana esa semana fueron días de llanto y súplicas a Dios, no comia por tanto llorar. Su sueño se había marchado, sus ojos estaban hinchados.

Y los pocos amigos solo le podían decir que tuviera ánimo.

Pero Susana veía que la vida de su bebé se extinguía, en esa incubadora cubierto de mangueras, en lo cual lo pinchaban nuevamente cada vez que se tapaba el suero, el llanto del pequeño era doloroso.

Hasta que el pequeño no pudo más.

Susana enterró a su hijo junto a la tumba de Rodrigo.

Y lloró nuevamente sola, después que todos se habían ido.

-Rodrigo... Disculpame, no te pude traer al niño en brazos, pero ahora ambos estarán juntos, cuidalo hasta que yo pueda reunirme con ustedes, espero que sea pronto...- dijo Susana con la voz entrecortada.

Perder a un esposo amado era sumamente doloroso, se había aferrado de tener ese hijo amado, para tener un recuerdo de Rodrigo, pero ahora el destino nuevamente le había hecho una mala jugada.

Perder un hijo que no pudo disfrutar, y que solo lo había visto sufrir, además que en su mente en una ocasión le había llegado el de rogar a Dios que lo dejará descansar.

Al regresar a casa en ese islote, vio su hogar demasiado grande, la recamara que había vivido a lado de su esposo, le era doloroso verla, y después el cuarto del bebé que había decorado para el hijo de ambos, sintió una estocada en el corazón, al ver la cuna vacía, sin siquiera usarse una vez.

Había regresado a casa con los brazos vacíos.

No tenía más que la cinta de nacimiento de su pequeño.

Esa noche no pudo dormir, así que prefirió caminar en la madrugada en la playa.

Apenas estaba despuntando el alba de la mañana.

Cuando le llamó la atención una silueta tirada en la playa.

Parecía una mujer con largos cabellos negros.

Al estar más cerca, Susana descubrió que era una sirena pero estaba seriamente lastimada.

-Sirena... ¿T puedo ayudar? - dijo Susana viendo el cuerpo de esta en la cuál se veía cortadas profundas,

Sin embargo la sirena abrió sus ojos y con una mirada de alguien que está convaleciente en su lecho de muerte, miró esta a Susana.

De repente sintió Susana que la sirena le había tomado del brazo.

La sirena hablaba en voz muy baja un lenguaje que no lograba Susana entender, pero la sirena mostró lo que tenía oculto en el otro brazo. Se trataba de un bulto de algas de lo cual se asomo un pequeño brazito.

Susana al verlo se percató que se trataba de un bebé.

La sirena con las pocas fuerzas que tenía se lo dio a Susana.

Cuando Susana lo tomó en brazos al pequeño, una ola cubrió el cuerpo de la sirena y delante de los ojos de Susana el cuerpo de la Sirena se empezó a convertir en espuma de Mar.

...****************...

Tengo un bebé

Susana al regresar la vista donde yacía la sirena, las olas mojaban el cuerpo de esta sin embargo empezó a convertirse en espuma de mar hasta desaparecer.

Susana alzó la mirada , la mañana ya había empezado con sus primeros rayos del sol.

El mar lucía sereno alrededor, solo estaba ese bebé y ella.

-Bebé, te has quedado solo como yo, tú madre creo, que me estaba pidiendo que te cuidará, si yo hubiera estado en su lugar también habría hecho lo mismo.- decía Susana mientras revisaba el nido de algas y el hermoso rostro del bebé se dejaba de ver, de lo cual su cola de pez movia constantemente.

Sin embargo el bebé giraba su rostro buscando alimentos, en el pecho de Susana.

Susana se desabotonó su blusa.

Y sin dudarlo puso en los labios del bebé, lo que esté solicitaba, sintió como si este tuviera pequeños dientes afiliados sin embargo este no tenía ninguno aún , en lo cual su cuerpo reaccionaba al contacto con este.

El médico le había dado medicación para que la mastitis no le afectará, pero realmente lo que ella necesitaba era alimentar a su bebé, su pequeño que no había podido disfrutar en brazos.

Susana recorrió con la mirada al pequeño, sus cabellos eran negros, sus ojitos de color oscuro tenían largas pestañas negras, su piel blanca con mejillas coloradas.

Los rasgos del pequeño eran finos, sus manos parecían a la de cualquier otro niño, pero en su piel se veian pequeñas escamas, en lo cual terminaban con una hermosa cola de pez de tono tornasol.

-Vamos te llevaré a casa, a partir de hoy seras como el hijo que el destino me quito, ya que el mar se apiadó de mí, al ver mi dolor me entrego a uno de sus hijos.- dijo al ver al pequeño que no se soltaba de su pecho.

Así que Susana con el bebé en brazos, subió hasta donde se encontraba su casa.

La residencia era una estructura redonda, un arquitecto lo había creado majestuosamente, con hermosos vidrios resistentes para poder ver la vista del Mar, desde cualquier ángulo.

Susana al llegar a casa con el pequeño, le retiró las algas con que estaba envuelto, lo llevo a la bañera del bebé y abrió la llave del agua 💧. Viendo la temperatura.

-Creo que está ligeramente tibia.

¿Donde está el jabón 🧼 y el shampoo sin lágrimas? La toalla donde lo deje...- Susana decía todo esto llevando a todos lados al bebé.

Después de eso reparo en la ropa.

-Que te voy a poner...- dijo Susana viendo que había adquirido la mayoría de ropa de una sola pieza. Y solo tenía dos conjuntos, de lo cual tomo solamente una camiseta.

Susana viendo que ya todo estaba listo se dispuso a bañar al bebé.

Pero sentía que se le resbalaba de sus manos, asi que pensó que a lo mejor era prudente meter la cola de pez del pequeño, dentro del agua.

Pero después de hacerlo , pensó si era correcto ya que este era de agua salina y lo estaba bañando con agua dulce.

-¡Aaah!- pegó un grito 😱 Susana al ver que la cola de pez al contacto con el agua dulce le había salido como espuma y el bebé lloraba.

Rápidamente lo saco de este, y lo trataba de secar para quitarle la espuma, pero las escamas se fueron cayendo y la piel de la cola se estaba tostando que cuando esté se movía parecía que estaba cambiando de piel, debajo de esa piel dañada se deslumbraba uno pies pequeños y regordetos.

Que al contorsionarse el pequeño se cayó la piel, mostrando un par de piernas, además que era de género masculino.

-¡Vaya! ¡Que susto me has hecho pasar!- dijo Susana viendo al pequeño.-El agua dulce te hace humanos, me imagino que al contacto con agua salada te convertirás en pescadito.-

Después de eso nuevamente intento bañar al bebé, sin ningún contratiempo.

Susana lo miraba, mientras lo tenía a su lado acostado en su cama, y observando cada detalle de ese ser, un bebé del Mar.

Pero se dió cuenta que en la espalda del bebé tenía un pequeño lunar en forma de un tridente 🔱.

-Jajaja, que gracioso hasta tienes una marca de hecho en el Mar, con ese lunar demuestra que tú eres especial, así que te daré un nombre mi pequeño, te llamarás Darío, como mi padre.

Mi apellido de soltera es Gali que significa Mi ola.- decía Susana mientras observaba al pequeño.

Ya estaba anocheciendo, ese día había sido lleno de emociones.

Un rayo de luz dentro de un mar profundo y oscuro.

-Mi padre amaba el mar, siempre me contaba historias sobre Él.

Mi madre al contrario no le gustaba que él estuviera tanto tiempo fuera de casa, decía que se encontraba con una sirena y por eso a ella la dejaba sola. Pero mi padre amaba el Mar.- dijo Susana mientras tomaba la mano del pequeño.

Esa noche Susana dormia a lado del bebé 🍼, pero tenía miedo despertar y que todo fuera un sueño.

Sin embargo, el sonido de que una alarma se hubiera activado la hizo despertar.

Su esposo había hecho esa residencia con cámaras de seguridad, ya que el salía a su trabajo y dejaba sola a Susana.

La alarma se activaba a cualquier movimiento, pero también había un cerco eléctrico que si alguien lo agarrará le daría una sacudida que lo podría llevar al otro mundo.

Justamente ese había dado señales de que alguien se había electrocutado.

Pero Susana solo reviso las cámaras y lo único que vio fue una sombra que se alejó después del suceso.

Susana se dio cuenta, que no estaba tan segura ya, posiblemente intentarían ingresar nuevamente.

A la mañana siguiente sin haber podido descansar bien, hablo por teléfono.

-Hola... Si habla Susana Gali.

Necesito que limpies la residencia, iré prontamente a visitarla.- dijo Susana.

Así que Susana metió la ropa del bebé en una maleta 🧳 y un poco de la suya, tomó sus tarjetas de crédito y su teléfono, guardo entre su equipaje la foto de su amado.

Y el acta que le habían dado de nacimiento de su bebé que había fallecido.

- Darío, tú mamá te llevará de viaje, necesitamos estar a salvo- diciendo eso tomo el niño en brazos, subió a la embarcación que la estaba esperando para llegar a tierra firme.

Las personas que la conocían al verla que traía un bebé, creyeron que Susana se había vuelto loca, y en qué lo que realmente traía era un muñeco.

Envuelto con las ropas del bebé.

Así que Susana se alejó, de ese lugar donde tenía tantos recuerdos, y también dolor.

Darío y Susana partieron a una ciudad distante del Mar.

Una visita inesperada

-Ya estamos en mi ciudad natal, mi pequeño Darío, aquí viví con mis padres los primeros años de mi vida en lo cual fui feliz hasta que decidieron divorciarse, el lugar es maravilloso - decía Susana mientras estaba sentada en el auto que la había venido a buscar.

Darío estaba en el regazo de Susana, y observaba a está sintiendo el calor maternal.

El bebé se sentía amado y protegido.

Sin embargo el sonido del mar ya no llegaba a sus oídos.

Y eso lo empezaba a poner inquietó.

El aroma era diferente y los sonidos alrededor también.

Todo el viaje habia sido algo incómodo con el pequeño.

Sin embargo por fin habían llegado a la residencia, en lo cual estaba un mayordomo, una ama de llaves, la mucama, la cocinera, el jardinero.

Al entrar estos le dieron la bienvenida a la señora Susana Gali.

Susana Gali, la hija rebelde había regresado a su residencia.

Su madre al enterarse que esta había vuelto, quería saber el motivo de que Susana Gali hubiera regresado a la residencia.

Un día después de que Susana estuviera acomodada y llevando en brazos al pequeño Darío a todas partes, sin dejar que ningún sirviente lo tocará.

Recibió la visita inesperada de su madre, Electra.

-Querida hija mía, dame un abrazo, que alegría verte de nuevo en casa.- dijo Electra al ver a Susana que traía en brazos a un pequeño.

-¿Acaso el bebé es de ese Rodrigo?

¿Te hizo daño?

¿Por eso volviste a casa?

¡Por eso mismo me opuse a tu relación con él!- Dijo Electra que no sabía nada de lo que había pasado, Susana no tenía una buena relación con su madre.

-No madre, Rodrigo no me dejó, solo falleció.

Y el bebé es de Él.

De mi amado Rodrigo.- Expreso molesta Susana al escuchar a su madre.

-No lo sabía...

Una viuda joven...

No te preocupes Sebastián aún está soltero y te aseguro que sera un excelente padre para mí nieto.

Hay que hacer un evento, por su nacimiento y claro buscar un prestigioso nombre para el pequeño - dijo Electra sin tacto, hacia los sentimientos de su hija Susana.

-No madre, mi hijo se llama Darío y le he puesto mi apellido de soltera.- dijo Susana molesta a su madre.

-Dario Gali... ¡Ese nombre! 📛Podias escoger uno mejor, por qué ahora tengo que pronunciar ese nombre cada vez que le hablé a mi nieto.

Sabes que detesto todo lo que tiene que ver con tu padre.- refunfuñó la señora Electra.

-Tendras que acostumbrarte Madre - dijo Susana sarcásticamente.

- Mientras piensas mejor sobre esa decisión de lo del nombre,dejame cargar a mi nieto- dijo Electra y se lo quitó a Susana de los brazos.

Lo vio fijamente, Electra.

- Pues es muy guapo para que su padre sea Rodrigo, es un Adonis, una belleza fuera de este mundo - decía Electra fascinada con el bebé.

-Dejá de decir tonterías madre- dijo Susana al escucharla.

-Es la verdad, el niño es una hermosura, aunque el nombre no le queda...- dijo nuevamente Electra.

-Madre, no pienso cambiar el nombre, será Darío Gali, aunque a ti no te guste.- dijo Susana molesta.

Sin embargo el bebé, se portaba bien en los brazos de Electra, hasta parecía que sonreía cuando está le hablaba.

-¿Madre, como va la compañía?- dijo Susana repentinamente.

-La compañía está bien...- dijo su madre Electra sin voltear a verla.

-Mañana pienso ir, tengo ciertos proyectos para la empresa - dijo Susana esperando una reacción de su madre.

-¿Vas a dejar solo al pequeño? Estás recién parida, y ya piensas dejar solo a mi nieto.- contesto Electra.

-No, pienso llevar al bebé conmigo, solamente voy a mi oficina, que espero que esté desocupada.- dijo Susana viendo a su madre seriamente.

-Tu oficina...

Muy bien, entonces mañana puedes visitarnos, por cierto te traje una niñera calificada- dijo Electra mientras señalaba a una mujer que estaba parada detrás de ella.

- No la necesito, gracias madre.

Ya tengo una de mi entera confianza - dijo Susana.

Electra la miró fijamente.

-Te refieres a Yolanda, tu niñera, esa mujer solo te enseño a desobedecerme, realmente yo no la recomiendo para criar a mi heredero- dijo Electra.

-Pues aunque no te guste, es mi decisión quién está cerca de mi hijo - dijo Susana con firme temple.

Electra suspiro, y le entregó el bebé a Susana.

-Me retiró, mañana te veo en la oficina - dijo Electra de los cuál salió de la residencia junto con la niñera que había traído, ascendió a su automóvil.

Susana respiro aliviada, la parte difícil ya había pasado, cuando más tarde llego la visita que estaba esperando, se trataba de Yolanda,

a la que consideraba una segunda madre.

Susana, Darío y Yolanda, pasaron juntos toda la tarde en la recámara, donde por fin pudo llorar sin sentirse mal.

Sabía que Yolanda era tan discreta, además nunca revelaría nada de lo que ella le contará.

Pero el asunto de que el bebé que traía provenía del Mar, eso no se lo reveló.

...****************...

Al día siguiente Susana estaba lista para ingresar a la compañía, cuando la vieron el rumor se esparció rápidamente en todo el lugar que la señora Susana había regresado.

Está caminaba con temple, con un traje blanco y blusa negra.

Cargando a su bebé, y con la niñera Yolanda a un lado.

Al ingresar a su antigua oficina vio que este había cambiado, su madre se lo había cedido a una de sus sobrinas que trabajan en la compañía, pero al regresar Susana la tuvo que cambiar a una oficina más pequeña.

Cosa que realmente no le agradó a esta última.

Susana, al verlo empezó a pedir que retiraran ciertas cosas, realmente lo quería tener como solía ser.

El apequeño lloraba, los sonidos eran diferentes.

Susana sacó su dispositivo móvil, busco melodías que tuvieran sonido del Mar, eso hizo prácticamente que el pequeño se tranquilizará y poco a poco se quedará dormido.

- Realmente es como su abuelo, se ve que el Mar es parte también de él.- dijo la niñera Yolanda al ver al pequeño.

-Si, Nana.

Por eso le puse el nombre de mi padre.

Él realmente lo amaría, desgraciadamente falleció.- respondió Susana nostálgicamente.

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