LA VENGANZA
En una habitación lujosa en un Penthouse, dos cuerpos sudorosos retozan en una gran cama, el hombre trata de regular su respiración después del ejercicio placentero. La belleza que tiene a su lado es realmente una fiera en la cama. Sin previo aviso, su celular suena, a lo que el hombre con pereza ve el identificador de llamada y contestó con fastidio.
—¿Qué pasa? —dice tranquilo, mientras que al otro lado una suave voz habla con timidez.
—Aníbal, estoy entrando en labor de parto, ¿puedes ir al hospital, por favor? Mis padres me están llevando ahora —decía la mujer mientras el hombre solo gruñe en respuesta para después colgar.
Lanzó el celular a un lado y dio un largo suspiro. No quiere salir de esa cama, pero mientras él toma valor, unos finos y delicados brazos lo envuelven por detrás, haciéndolo sonreír.
—¿Cuñado, mi hermana está en labor de parto? Si es así, deberías ir, yo iré después, tengo algo que hacer antes —dijo la melodiosa voz mientras él asintió.
El hombre tomó su delicada mano y le dio un gran beso para después cambiarse. La jovencita es más que bella, es obvio que cualquier hombre estaría reacio a dejarla, pero Aníbal Krown no va a dejar de asistir a ese hospital. De todas formas, la mujer que está dando a luz es su esposa.
Aníbal está casado con Olga desde hace 5 años, él con 28 años y su esposa con 27, se había enamorado de la mujer que está en camino al hospital desde el colegio, ambos fueron su primer todo el uno del otro y ahora las cosas están mucho más complicadas de lo que deberían.
El hombre entró al lugar con un aire de emperador, en la sala de espera se encontraban sus suegros, la hermana mayor de Olga llamada Svetlana y su esposo Orlando, pero al verlo todos ellos lo miraron con disgusto haciendo que Aníbal solo sonría por la satisfacción.
—Aníbal, no puedo creer que no estés atento a que mi hija esté en problemas, tuve que correr con mi esposo para traerla, realmente eres el peor de los maridos —dijo la mujer mientras que Aníbal solo la mira sin decir nada, no tiene nada que hablar sobre lo que pasa.
—Cuñado, solo me preocupa que Olga esté pasando por depresión, no deberías dejarla sola —dijo Svetlana, la hermana mayor de Olga, mientras que Aníbal la mira con una ceja levantada.
—Qué buena hermana resultaste, tan preocupada, tan comprensiva, tan dadivosa —dijo con sorna mientras que Svetlana bajaba la cabeza y Orlando, el marido de Svetlana, no lo miraba para nada.
Cuando Mireya, la madre de las hermanas estaba por decir algo, el médico salió para decir que el niño había nacido sin problemas, era un varón, y estaba en perfectas condiciones, Olga, por otro lado, debía cuidarse, ella estaba con anemia, tenía una diabetes gestacional la cual debería desaparecer, pero no podía ser descuidada.
Todos aplaudieron, estaban felices, hasta que la melodiosa y sensual voz de una joven se escuchó detrás de ellos.
—Qué felicidad, ya soy tía, es un día de mucha felicidad, no puedo esperar para darle a mi querida hermana su más grande regalo —gritó emocionada haciendo que todos se volteen; sin embargo, las caras de repudio eran más que obvias, en especial de parte de Svetlana, miraba a la joven con desagrado.
—Irina, hija mía, me alegra que hayas venido, ¿casi no te he visto este tiempo? —dijo Vladímir, el padre de las tres hermanas que ahora viven en guerra total.
—Papá, no te preocupes, he estado ayudando a mi cuñado Aníbal en algo muy importante, pero todo está bien —dijo ella risueña mientras su madre enfurece de solo escucharla.
Cuando Svetlana estaba por gritarle a esa traidora lo que era, el médico dijo que podrían ver al niño en la sala de neonatología, ya que solo estarían revisándolo un rato y lo llevarían con Olga después.
Svetlana tomó la mano de Orlando y se fueron a ver al bebé, mientras que Orlando miraba con odio puro a Irina, a la cual le alegraba verlo así de molesto, ella realmente estaba feliz.
Dentro de la sala, Olga se recuperaba de su parto, estaba cansada, no quiso que nadie de su familia entre, todos la habían llevado a una situación tan lamentable, todos ellos la habían apuñalado por la espalda de alguna manera, sin embargo, ahora que lo piensa, está más sola que nunca.
Un par de horas, pudo recibir visitas, en ese momento entró Svetlana con Orlando haciendo que Olga se sienta apática, todo esto había salido así por ellos dos, cuando los padres de Olga ingresaron, la mujer en la cama que se ve frágil y delicada, solo los miraba sin entender cómo es que su vida ahora era tan miserable.
Svetlana hablaba del bebé ilusionada. Orlando sonreía vanidoso y altanero, mientras que Mireya, la madre de las hermanas, solo despotricaba por la asquerosa actitud de Aníbal. Ese marido de su hija era una peste.
Cuando todos salieron, Olga trataba de descansar, no sabe cómo va a seguir ahora, no sabe qué hará Aníbal a continuación.
Mientras su mente divagaba por todo lado, escuchó la puerta abrirse, con toda la ilusión del mundo, ella se volteó para ver a su visita, pero su decepción fue enorme cuando vio ahí, en medio de la sala a Irina, su hermana menor de 23 años, su joven, emprendedora y millonaria hermanita, la espina en su corazón.
—Hermana, te felicito, el niño es precioso, divino —dijo con sarcasmo mientras Olga aprieta los dientes y siente que ve rojo de ira.
—¿Qué haces aquí? No te quiero cerca, no quiero que te me acerques. Aléjate de Aníbal, aléjate de nosotros —dijo Olga mientras lágrimas brotaban de sus ojos.
Irina puso cara de tristeza, pero luego se puso a reír a carcajadas.
—Olga, Olga, hermana, realmente eres muy graciosa, ¿así que soy la villana de tu historia? —decía entre risas mientras se acercaba con un regalo. Quería darle el regalo de su vida a su segunda hermana.
Olga se puso nerviosa al verla acercarse, podía ver la mirada endemoniada de su hermana menor, ya la había visto así de molesta antes, pero ahora parecía que tenía mucha más confianza.
—Irina, te lo advierto, no te acerques, no te atrevas —dijo Olga, muy asustada mientras la jovencita dio una carcajada resonante.
Irina se acercó amenazante sobresaltando a Olga, pero se detuvo y volvió a verse como una hermana cariñosa.
—Solo quiero darte un regalo, toma, es de mi parte, para ti, espero que lo disfrutes —dijo entre risas mientras se alejaba.
Cuando Olga la vio cruzar la puerta de su habitación, abrió el regalo con disgusto. Su forma era peculiar, era plano y rectangular, y dentro había un Folder el que abrió sin preocuparse mucho. Pero lo que vio la dejó muda y comenzó a llorar de forma descontrolada. Veía las imágenes impresas, las fotos impresas, todo estaba ahí, todo lo que ella jamás se imaginó ver, estaban ahí, pero al final. La nota que tenía al último de todo, eso fue lo que la hizo gritar de angustia, eso fue lo que desencadenó que ella tenga un ataque de ansiedad, lo que derivó en que los médicos tengan que atenderla de emergencia.
Irina salió del lugar tranquila, en ese momento recibió un mensaje que la hizo sonreír dulcemente para después girar y dirigirse a la puerta, pero en el camino, Orlando, el marido de Svetlana, se paró frente a ella con ira en los ojos.
—Irina, ¿todavía tienes cara de venir después de todo lo que hiciste? —Olga casi pierde al bebé al saber que tú y Aníbal… —Sin embargo, Irina lo calló de una bofetada dejando en blanco.
—Parece que la paliza que te dio Aníbal no te ha dejado en claro que no debes meterte conmigo. Escúchame bien, maldito tú, Olga, Svetlana y en especial mi madre, van a pagar por todo lo que hicieron, te lo juro, te lo juro. —dijo para después alejarse del lugar mientras que Orlando estaba petrificado. Irina no era un juego, ahora que ella está totalmente alejada de su familia, no parece querer dejarlos en paz.
Irina salió del hospital y vio al apuesto e imponente Aníbal. Estaba parado viendo a su madre Mireya y a Svetlana, quienes parecían reprenderlo con indignación, así que decidió acabar con este tema.
—Cuñado, creo que es hora de irnos, además, sabes que tenemos muchas cosas que hacer —dijo Irina, coqueta hasta que Mireya no lo tolere más y jaló a su hija del brazo de forma brusca, haciendo que Irina caiga al piso de rodillas.
—Irina, discúlpate con Olga, por esto que haces, eres una desvergonzada, una zorra, revolcarte con tu cuñado, dañar a Olga, de esta manera, eres repugnante —gritó Mireya, mientras que los ojos de Irina se llevaron de malicia, claro que ella había hecho todo eso y más.
Aníbal inmediatamente la sujetó de los hombros para levantarla mientras advertía.
—Puede ser que Irina aguante estas cosas de tu parte Mireya, pero yo no soy tan piadoso, no vuelvas a tocarla o de verdad, sabrás que la bofetada que te di hace más de dos años, no es nada con lo que soy capaz de hacer —dijo mirando a su suegra de forma amenazante mientras que Svetlana sujeta a su madre para que no haga más imprudencias, no es bueno meterse con Aníbal en estos días, parece que está más agresivo que antes y eso es peligroso.
—Mi amado cuñado, no te preocupes, estoy bien, pero creo que esta visita ha sido demasiado larga, deberíamos irnos —dijo Irina con agravio, sus ojos casi mostraban lágrimas haciendo que Aníbal la quiera proteger en todo momento, mientras que Mireya y Svetlana bufaban indignadas, Irina es la peor de las mujeres que hayan visto.
Olga, por otro lado, no había recibido la visita de Aníbal, su esposo había desaparecido nuevamente y está segura de dónde y con quién está, aunque su corazón duele, siente que todo se ha ido al infierno.
*_*
Pasó una semana y por fin Olga fue dada de alta. Sus padres fueron a recogerla, y Svetlana la había ayudado durante la estancia en el hospital. Mireya también había estado dedicando tiempo y cuidando a su hija.
Olga llegó a su casa, una hermosa casa que Aníbal había comprado para ella cuando se casaron, estaba hecha a gusto y gana de Olga, ella era la ama y señora; sin embargo, la sintió vacía. Sentía que la casa se había enfriado demasiado, pudo ver que Aníbal no había pasado por la casa en ningún momento desde que ella había ido al hospital.
Cuando se estaba preparando para descansar un rato antes de alistarse para comer, y sus padres estaban en la cocina viendo qué compras faltaban por hacer, todos recibieron una notificación al grupo familiar.
Mireya estaba tan feliz. El día anterior, había recibido un mensaje de Irina. Le dijo a su madre que se disculpará con la familia por todo, que la ponga en el grupo, ya que debía pedir perdón por lo que había hecho durante todo este tiempo.
Claro que Mireya era una adicta a tener la razón y que las cosas se hagan según su criterio, así con una sonrisa, abrió el mensaje para regodearse de su triunfo, pero fue todo lo contrario.
En una hermosa cama está Irina, que lleva solo una camisa grande de hombre, obviamente de su acompañante, y Aníbal tiene una toalla amarrada a su cintura mostrando su espectacular físico. Ambos están abrazados e Irina tiene una prueba de embarazo en la mano, con dos rayitas rojas, pero en el título de la imagen es más duro de lo que podían soportar.
—Familia, lo logramos, estamos embarazados —decía mostrando la felicidad de ambos mientras Olga se atragantaba con su saliva, pero eso no fue todo.
Siguió subiendo una avalancha de fotos y capturas de pantallas, había videos y muchas cosas que hizo que tanto Mireya como Olga se pongan pálidas.
Al otro lado de la ciudad, Svetlana cuidaba y cambiaba al bebé con muchísimo cuidado y estaba más que enamorada, cuando recibió una avalancha de notificaciones, vio el celular curiosa, pero jamás se imaginó lo que vería, casi lo suelta y cuando reprodujo los videos, sus lágrimas cayeron sin poder evitarlo.
Orlando entró en la casa enloquecido, la buscaba con prisa. En cuanto vio las imágenes y los vídeos, salió de su trabajo como una flecha para que Svetlana no lo vea y había llegado tarde.
Su hermosa esposa estaba viendo su celular con lágrimas en los ojos, ella estaba devastada, en cuanto lo vio, solo pudo decir una sola frase.
—Quiero el divorcio.
Mientras esto pasaba, en la casa de Olga, Vladímir, el padre de las hermanas, había arrastrado a Mireya de los cabellos a la sala mientras miraba iracundo a su hija. No podía creer todo lo que se estaba enterando. Antes de que puedan hablar de ese tema, Olga recibió una notificación que era distinta a las demás, ya que era solo para Aníbal, para su amado esposo.
Cuando ella abrió temerosa su correo, ahí estaba la frase que más había temido durante todo este tiempo.
—He iniciado los trámites de divorcio, no hagas las cosas difíciles —decía la nota mientras que Olga sentía que se desmayaría en cualquier momento, había perdido su alma, no sabe cuántas veces, y ahora, lo estaba perdiendo a él, definitivamente lo perdería.
Hace más de 2 años.
Olga estaba en su cocina lista para servir la cena. Aníbal llegaba con un ramo de rosas y chocolates en la mano. Está más que enamorado de Olga desde que eran adolescentes y había sido su única pareja sexual y sentimental, la amaba con locura, ella era su mundo.
OLGA
Olga ve llegar a su guapo esposo, quien se había esforzado mucho para darle una hermosa casa, aunque no tenían mucho. Lo que Olga pedía a Aníbal se lo daba.
—Olga, mi amor, huele delicioso, realmente me encanta cuando llego a casa y ese olor inunda mi alma —dijo dándole un sensual beso en los labios y Olga se sonroja. Él la hacía vibrar como una hoja al viento cuando le decía estas cosas.
ANÍBAL
—Aníbal, te extrañé mucho, prefiero que trabajes desde casa, no sé cómo es que ahora tienes que hacer trabajo presencial —dijo Olga haciendo un puchero.
Aníbal la abrazó y negó con la cabeza. Sabe que está molesta por su nueva rutina. Ellos pasaban casi todo el día juntos, solo se separaban un par de horas cuando Olga iba a visitar a Mireya, quien es la madre de Olga.
—Dime, ¿cómo está Svetlana, aún está delicada? —dijo el hombre mientras iba al refrigerador a sacar el refresco para cenar.
—La verdad, está peor, esto de que no puede quedar embarazada, la está afectando mucho, mañana llega Irina, mi madre ha solicitado una reunión familiar, realmente está preocupada por la salud mental de mi hermana —dijo Olga mientras que Aníbal asiente, ese tema había generado mucho dolor en la familia de su esposa.
—Bien, tu hermanita segura va a buscar pelea con tu madre, estoy seguro de que va a haber un gran revuelo —dijo entre risas.
Olga solo negó con la cabeza. Irina era una fuerza de la naturaleza, tiene 21 años, pero se había independizado muy joven, era aguerrida y muy buena con los negocios, había hecho una empresa de la nada de productos para la piel. Irina es realmente bella y a esta edad, la hermosa rubia tiene una fortuna considerable. A diferencia de sus hermanas mayores, Irina es la última de las tres, que es la más próspera y la que tiene una muy mala relación con su madre. Mireya es terriblemente hostil con su hija, ya que no hace lo que le dice, en cambio, es apegada a su padre, quien la elogió en todo momento por haber llegado tan lejos siendo una jovencita.
Olga tiene 27 años, y es la hermana del medio. Svetlana tiene 31 años, edad siendo la mayor de todas.
Svetlana es la hermana mayor, ella tiene 31 años y está casada con Orlando, de 33, ellos se conocieron en el trabajo de Svetlana y están tratando de tener un bebé desde hace 7 años, pero los doctores no dan buenos augurios, ya que ambos no son muy fértiles.
Ahora Mireya está presionando para que llegue su primer nieto y, puesto que Svetlana está sufriendo por esto, ella debería ser quien le dé su primer nieto.
Aníbal está programando las vacaciones, tenía planeado llevar a Olga a un viaje al Caribe. A su esposa le encanta el mar; sin embargo, le estaba costando reunir todo el dinero. Era ese el motivo por el que había vuelto a su trabajo regular, es porque la paga era mejor que ser operador desde casa. Aníbal es un hombre muy capaz, pero es muy devoto de su familia. Es huérfano desde los 6 años, así que para Aníbal no hay nada más importante que la familia, es por eso que nunca se metió en trabajos demandantes. Solo quiere pasar tiempo con Olga y para que en un par de años tenga a sus hijos, cuando haya terminado de ahorrar y darles una hermosa infancia, esa que él no tuvo.
Al día siguiente, en la noche, Olga abrió la puerta y una hermosa rubia entró saltando sobre Olga para darle muchos besos. Realmente estaba feliz de ver a su hermana.
—Olgy, cuánto tiempo, debería llevarte conmigo a París y que vivas juntito a mí —dijo alegre mientras Olga la abraza con amor.
IRINA
—Irina, pequeña revoltosa, realmente me llevarías si me dejara —dijo Olga entre risas.
Aníbal entró en la sala e Irina lo miró para después apuntar directamente.
—Cuñado K-Aníbal, solo espero que no maltrates a mi hermana —dijo para después reírse mientras que Aníbal se acerca y la saluda revolviendo su cabello como una niña chiquita.
—Criatura, ¿cuándo vas a madurar? —dijo entre risas, mientras que Irina se aleja tapando su cabeza para que no la deje como una muñeca vieja y despeinada.
—Suelta, suelta, Olgy, el cuñado me está torturando —decía molesta mientras que Aníbal solo rodaba los ojos.
Los tres se sentaron a cenar. Irina se quedaría en la casa de Olga, ya que Orlando no tiene buena voluntad con Irina, no le gusta que sea tan altanera y arrogante. Su madre le dijo que se quedara con ella y Vladímir, su padre, pero todos saben que habrá una guerra sin cuartel si Irina y Mireya están en la misma casa.
Irina se fue a su dormitorio de invitados, Olga fue a verla y a chismear, ellas no se habían visto hace mucho tiempo.
—Iri, dime ¿cómo estás?, ¿hay un noviecito por ahí…? —dijo Olga feliz, se veía a su hermanita más feliz que de costumbre.
Irina se avergonzó un poco, aunque era muy independiente ya a los 18 años, era un poco tímida, y había tenido un novio en ese tiempo, aunque no había concretado mucho, las cosas parecen ser sólidas.
—Bueno, algo así, Sebastián y yo estamos saliendo formalmente —dijo mientras Olga aplaudía.
—Felicidades, hermana, es realmente muy guapo, además de que tiene su marca de perfumes y todo, ser modelo desde niño realmente le ha dado una buena estabilidad —dijo Olga, pero veía que Irina estaba un poco complicada.
—Si, la verdad es que sí, pero también está muy intenso, desde que formalizamos y decidimos vivir juntos, me pide que baje mi ritmo de trabajo, que debería ser menos aguerrida con el tema de mi trabajo, que él se haría cargo, pero ese negocio es mío, la empresa de productos de belleza es mía, y ya no me está gustando su actitud —dijo Irina mientras que Olga la mira un poco desconcertada.
—Irina, hablen, encuentra un equilibrio, de todas formas, deberías tomar en cuenta sus sentimientos también, eres muy cotizada, tienes muchos pretendientes y seguro que no quiere arriesgar la relación que tienen —dijo Olga mientras está tratando de que su hermana entienda que una relación no es solo recibir, también hay que dar, eso también aplica con los sacrificios que se hace para formar un hogar.
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