Capítulo 1
Todas las historias comienzan con una hermoso relato de amor, pero mi historia se basa en la pérdida. Aprendi de una mala manera, que no se debe subestimar a las personas aún más cuando estas se proclaman tus enemigos.
Mi padre John Ferguson un marine de las fuerzas armadas de Estados Unidos, conoció a mi madre Carmen Vélez en un restaurante mientras ella atendía las mesas del lugar, mamá tenía pocos meses de haber llegado al país. Me platicaba que un día decidió cambiar de vida emigrando al norte, dejando su amada Colombia para buscar un mejor futuro. Se enamoró de mi padre, se casaron, tiempo después nací yo. Decidieron llamarme Cristin.
Disfrutaba mucho de la vida al lado de mis padres, éramos muy unidos y la felicidad era incalculable. Hasta que un día mi madre enfermo, para dejar este mundo, así mi papá y yo nos quedamos solos, tenía 7 años cuando ella falleció fue la primera vez que me rompieron el corazón.
Logramos salir adelante con la ayuda de la única hermana de papá, que fue un verdadero ángel, mi tía Margaret. Cuando mi padre era enviado a tierras árabes a misiones, yo me quedaba bajo el cuidado de ella.
Sin duda alguna mi tía era una excelente persona, la vida no se detiene poco a poco me convertí en una adolescente y mientras estaba en la universidad me enamoré, de ese amor de juventud, nació mi hija. Tenía solo 19 años cuando ella llegó a mi vida, la llame Melody. Fue la segunda vez que me rompían el corazón ya que el padre de mi hija nos abandonó.
Pero eso no me detuvo, mi hija siempre me tendría a mí. Con la ayuda de mi padre y de mi tía salimos adelante, mientras mi hija crecía yo terminé la universidad. Estudié leyes pero decidí convertirme en policía, en poco tiempo me convertí en detective y por un golpe de suerte entré al FBI. Si estaba obsesionada por detener a criminales peligrosos, asesinos seriales, etc. hasta que un día mientras mi padre estaba en una misión en Irán fue asesinado cruelmente, de la manera más despiadada.
Fue la tercera vez que me destrozaban el corazón, me obsesioné por la idea de lograr justicia para mi padre, su cuerpo había quedado en tal mal estado que no pude verlo una última vez, creció mi sed por encontrar al maldito que había hecho eso con él. Luché para entrar al departamento de Seguridad Nacional, y lo logré. Frank Townsend me dio la oportunidad de pertenecer a la agencia, así buscaría al asesino de mi padre.
Viaje a Irán infiltrada para buscar a ese terrorista, le seguí el rastro y hasta entre a la prisión de aquel país para conseguir una pista. Conseguí un informante, Yassir Abad era el líder criminal, me dijo todo sobre el. Ahora si tenía un indicio sobre su paradero, pero a su vez Yassir también tenía ojos y oídos por cada rincón. El mismo informante que me llevó hasta el, me tendió una trampa y pudieron raptarme. Nunca voy a olvidar su maldito rostro, estaba incrédula cuando me di cuenta que dominaba mi idioma. Me explicó con lujo de detalle todo lo que había hecho con mi padre, y todo lo que haría en contra de mi país. Su socio que era casi de la misma edad que Yassir, le insistía que acabara conmigo, pero decidió liberarme.
Aunque sospechaba volví de inmediato a mi país, sobre todo para entregar toda la evidencia en su contra y lo que estaba planeando. Estaba furiosa pero Frank decidió que tomara unos días libres, que había tenido mucha suerte y que había sobrevivido a un hombre realmente sanguinario.
Días después decidí viajar con mi hija a la cabaña que era de mi padre y pasar unos días en la naturaleza, mi tía estaba trabajando y no pudo acompañarnos. Recuerdo una y otra vez ese fatídico día, íbamos en carretera cantando mi amada Melody y yo. Cuando un camión salió de la nada y nos comenzó a perseguir por el camino, mi hija entró en pánico aún puedo escuchar su llanto. De pronto nos sacó del camino, mi camioneta salió proyectada hacia un barranco después de algunos giros perdí la conciencia.
Cuando desperté estaba en el hospital, mi tía dormía en el sofá junto a mi cama estaba confundida, de inmediato busqué a mi Melody.
—Tía, despierta. Tía!.—decía alterada
—Gracias al cielo que despertaste, tranquilízate voy a buscar a la enfermera.—respondió
—No, no te vayas ¿dónde está mi hija?.—pregunté, mi tía comenzó a llorar. Fue el momento exacto donde lo supe, mi hija no había sobrevivido. Ahí fue la cuarta vez que me rompieron el corazón, y no solo eso me arrancaron el alma.
La muerte de mi hija fue como un reloj que simplemente se detuvo, que por más que le diera cuerda para echarlo andar ya no funcionaba, ya no tenía porque luchar o porque seguir, estaba rota me habían arrebatado el amor de mi vida. Frank mi jefe y mi amigo me declaro oficialmente muerta para evitar que Yassir intentara una vez más acabar conmigo, pero para ser honesta era lo que más anhelaba.
Fue una rehabilitación difícil, entre mi desesperación por no sentir dolor y sobrevivir pasaba el tiempo lentamente al grado de llevarme a la locura. Me olvidé de todo, hasta que un día decidí dejar de lamentarme y levantarme, necesitaba volver y buscar venganza por todo lo que me habían arrebatado. Volví a la agencia a hablar con Frank, pero por mi seguridad decidió darme otras actividades hasta comprobar que estaba bien de mis facultades mentales.
Frente a la tumba de mis seres amados, juré que no descansaría hasta obtener justicia. Que destruiría a Yassir, cueste lo que cueste.
Cristin antes de llegar a su oficina pasaba a visitar la tumba de su hija, no faltaba ni un solo día a dejarle una rosa. A veces se sentaba frente a su tumba para sentirse cerca de ella, obvio también de sus padres. Los extrañaba demasiado, pero más a su pequeña. Después llegaba a la oficina a trabajar en sus tareas de investigacion.
—Buen día agente Fénix.—saludo Frank
—¿Agente fénix?.—preguntó Cristin
—Si, porque resurgiste de tus cenizas. Así que de ahora en adelante ese será tu seudónimo dentro de la agencia.—respondió Frank
—Si tú lo dices, ¿cuál es mi misión?.—preguntó Cristin
—Debemos atrapar al líder del cártel del norte.—respondió Frank
—Pero somos seguridad nacional, no la DEA.—decía Cristin
—Si, pero el presidente ha decretado tratarlos como terroristas. Están dañando la salud de nuestros ciudadanos, ¿estás lista?.—preguntó Frank
—Tengo que, descuida yo me encargo.—respondió Cristin
Mientras no demostrara su capacidad y que estaba en perfecta salud mental, Frank no la dejaría intentar volver a tratar de atrapar a Yassir. Pero cuando tuviera la oportunidad lo haría pagar, así fuera lo último que hiciera en su vida.
Capítulo 2
Somos adictos a lo que nos destruye esta frase es el lema de mi padre, soy Zaid Abad mi destino siempre fue incierto. Mi madre era una mujer alcohólica y abusiva, además de prostituta. Vivíamos en una comunidad hundida en la miseria cerca de Israel. Judío yo, para nada, pero aún recuerdo mi nombre me llamaban Gael, mi madre era de Grecia pero nunca entendí como llegamos a ese lugar. El hambre es la mejor escuela de la vida, te enseña a sobrevivir y a luchar para no ser consumido por ella.
Ser un pequeño y ver que eres tan diferente a otros niños, tal vez igual de miserable que tú pero con padres que se esforzaban por protegerlos, no como a mí que siempre me daban golpizas como si hubiera sido un delito nacer. Cuando cumplí diez años, decidí huir ya no soportaba más la crueldad de mi madre, su odio hacia a mí era evidente. Además de encontrarme en peligro constante por sus clientes, ya que eran unos verdaderos depravados.
Andaba por las calles buscando cómo sobrevivir, a veces tenía suerte ganándome una moneda o recibiendo comida. Me había convertido en un ciudadano del mundo, caminaba por calles y ciudades de aquella tierra desértica, hasta que un día y sin esperarlo llegue a Irán. Estaba cansado además estaba apunto de morir de hambre, en ese momento quien ahora es mi padre me encontró.
Me llevó a su casa, me entregó a su primera esposa Aida que no podía darle hijos, ambos me convirtieron en lo que más anhelaban, en su hijo. Mi padre tenía una segunda esposa llamada Fátima, pero ella solo le daba hijas mujeres. Desistió en tener una tercera esposa, él siempre dice que su destino estaba escrito y que yo era parte de lo decidido por Allah.
Yassir me dio un nuevo nombre, una madre, una religión y educación. Por fin tenía lo que siempre había querido, una familia. Cuando estudiaba el Corán con mi padre, decía que un ser humano sin familia no se puede sostener, lo comparaba con un árbol sin raíces, me enseñó que era importante tener una familia y ser leal a ella por sobre todas las cosas.
Cuando me convertí en un joven comencé a involucrarme con los negocios de mi padre, su fortuna estaba disfrazada de negocios legales pero realmente todo venía del tráfico de todo tipo. Además era un fiel seguidor del Imán Yussef y tenían un enemigo en común, un país que se encontraba al otro lado del mundo.
Se llegó el día en que mi padre llamó a mi casamiento con Rayan la hija de su socio Yussef. Accedí al casamiento ya que además de que era la costumbre, estaba agradecido con mi padre así que no podía negarme a lo que ordenara.
Rayan era muy hermosa, tenía una mirada profunda, sus ojos oscuros se clavaban en mi alma, para ser honesto me hacía estremecer. Ella me mostraba amor, lealtad y devoción. Tres años después nos convertiríamos en padres, Yassir estaba feliz porque se convertiría en abuelo y mi madre Aida ni se diga. Lamentablemente mi amada esposa y mi hijo murieron durante el parto, una vez más la vida me golpeaba con fuerza.
Algo en mí se rompió para siempre así que decidí alejarme de la posibilidad de convertirme en un hombre de familia, mi padre respeto mi decisión. Me sumergí en el negocio de mi padre para enfrentar mi pérdida, en mis viajes constantes conocía mujeres pero solo para un rato.
Obviamente a escondidas de mi padre, ya que era un musulmán conservador. Por lo tanto él esperaba lo mismo de mi, yo todo lo hacía sin que él se enterara. La mayoría de las mujeres solo quieren lujos, dinero y atenciones, y actualmente es lo que nos sobra.
Cuando Irán entró en conflicto con su país enemigo, mi padre volvió a su principal actividad, era el líder terrorista de Alaya. Su lucha era defender las riquezas, creencias de su país. El lado más cruel del conflicto, hacía que el se escondiera en su búnker mientras los marines buscaban a todos los miembros del grupo terrorista. Sacrificando la paz y a todos mis hermanos iraníes.
Llegue de nuevo a Irán después de cerrar un negocio importante con la mafia de Milán, me dirigía hasta la ubicación de mi padre cuando fuimos interceptados por un grupo de marines. Nos sometieron, decidieron torturarnos para obtener información, el líder de ellos exigía encontrar a mi padre, pero yo daría mi vida a cambio de la de él. Después de dos días prisioneros, sin esperarlo llegó mi padre junto con su gente para liberarnos. Asesinando a todos, excepto al líder del equipo.
Yassir decidió llevarlo a su refugio para interrogarlo, su error más grande según mi padre haberme puesto una mano encima. En la placa que colgaba de su cuello tenía el nombre de Jonh Ferguson, era fuerte e inquebrantable. Mi padre no solo destrozó su cuerpo también su alma, mientras agonizaba llamaba a su hija. Decidí apiadarme de él, empuñé mi arma para acabar con su sufrimiento, pero mi padre lo evitó quería que sufriera hasta su último aliento.
—Zaid, la compasión es solo para los débiles. Tú eres mi hijo, eres un Abad. Eres un líder, no puedes volver a mostrarte débil.—decía mi padre
Jonh permaneció con vida más horas hasta que ya no pudo continuar, después Yassir se deshizo del cuerpo. Tiempo después y mientras estaba en Dubai cerrando un negocio millonario, me informaron a través de mi mano derecha que mi padre me necesitaba para conseguir ayuda de los cárteles mexicanos para enviar un mensaje. Tal parecía que se trataba de la hija de Jonh Ferguson, estaba buscando a mi padre para obtener justicia. Obviamente no me negaron la ayuda, habia hecho feliz a mi padre terminando con la vida de su enemiga. No más cabos sueltos, para ser honesto no me importaba el destino de aquella mujer. A veces la muerte es el mejor consuelo a nuestro sufrimiento.
Después de estos años, nos volvimos más fuertes, indestructibles y para ser honesto me gusta el poder. A veces me cuesta pensar como pase de ser un niño que vagaba por la calle a convertirme en el líder de la mafia de la península arábiga, dinero y mujeres a manos llenas, nos hemos ganado el respeto y el miedo de muchos. Nada nos puede detener, nadie jamás podrá hacerlo.
Capítulo 3
Nuestra agente Fenix se encontraba en la misión que le habían asignado en el país vecino, México. Tenía meses tras la huella del líder del cártel del norte, no solo ella también su compañero Vincent. Viajaron a Ciudad Juárez donde le habían informado que se reuniría, Cristin era hermosa, gracias a sus raíces colombianas llamo la atención de Sergio Mendoza el líder que en ese momento cerraba un negocio en el restaurante del hotel, lo que ignoraba es que su presa, realmente era su cazadora.
Sergio estaba sentado en la mesa de al lado cerrando un negocio con el mejor amigo y mano derecha de su más importante socio Zaid Abad, Abdul no había prestado atención hasta que Sergio le hizo la seña de la mujer en la mesa de enfrente. De una manera pícara y coqueta Cristin los saludó con su copa. Su objetivo era Sergio desconocía totalmente al hombre sentado con él.
—Esa si es una verdadera mujer!.—expresaba Sergio
—Cuidado señor hay bellezas que pueden ser letales.—respondió Abdul, pero también él quedó encantado con tal belleza.
—Esa mujer no se me va viva, esta misma noche me posaré entre sus piernas y sabrá lo que es estar con un hombre de verdad.—decía Sergio con mucha seguridad.
Abdul la observaba sin duda era una mujer misteriosa pero muy hermosa, pero no estaba ahí por placer y para él los negocios de su mejor amigo Zaid eran primero que cualquier aventura. Cerró el negocio con Mendoza y siguió su camino, tenía una reunión importante en Colombia y Ecuador, allá Abdul se encontraría con Zaid.
Después de marcharse Abdul, Mendoza seguía atento a la belleza que no dejaba de sonreírle y de coquetearle, era hora de aproximarse a ella se sentía un hombre con suerte, no tenía dudas de poder llevársela a la cama. Sin temor se levantó de su asiento y se acercó a nuestra fénix.
—Es tal su belleza que me mantuvo distraído toda la noche. Soy Sergio Mendoza.—se presentaba al mismo tiempo chasqueó los dedos para ordenar una botella de vino para sentarse a la mesa con nuestra agente.
—Gracias por el cumplido, Soy Sofía Vélez.—extendió la mano para estrecharla con la de Mendoza y al mismo tiempo le coqueteó
—Lo sabía, sabía que tu eras de Colombia pero tienes un acento mezclado. Las mujeres de Colombia son las más hermosas y sensuales.—decía Mendoza de una manera halagadora
—Si soy de Colombia pero estoy aquí por negocios, mi acento se escucha mezclado por los idiomas que hablo. Soy experta en el arte del idioma.—expresaba Cristin provocándolo a algo más, la señal más evidente es que ella se mordía los labios, inevitablemente hizo que Sergio pasara saliva.
—Me muero de ganas de comprobarlo.—respondió Mendoza mientras acomodaba su saco, al mismo tiempo la miraba fijamente con unas ganas desbordantes por devorarla. Por debajo de la mesa Cristin acercó su pie para acariciar la entrepierna de Sergio, debía dejar en claro su mensaje, que esa noche estaba de suerte y lo llevaría a su habitación.
Después de unos minutos más de coqueteo y de frases en doble sentido, ella lo invitó a subir a su habitación. Él ordenó a sus dos sicarios esperarlo en el estacionamiento, aunque ellos no estaban tan convencidos pero después de todo eran las órdenes del patrón.
Subieron al elevador hasta el fondo ya que iban más personas dentro de, Cristin tomó la iniciativa deslizando su mano sobre el pantalón de Mendoza para acariciar su miembro sobre de, algo en especial tienen los elevadores que volvia la situación más excitante. Sergio no dudó en también tocarla, por debajo del vestido deslizaba su mano para deslizarla por su pierna, en ese momento se abrió el ascensor interrumpiéndolos.
Cristin sabía que si tenía que llegar a un jugueteo más sexual tenía que hacerlo por el bien de la misión, caminaron hasta la habitación de la agente Fénix. Mientras ella intentaba abrir, Sergio se pegaba a ella para frotar entre los glúteos de Cristin su miembro erecto lleno de deseo.
—Wow! sí que estás listo, me encanta eso.—expresó Cristin con su voz agitada, abrió por fin la puerta y sin esperar Sergio se quitó el saco para después abalanzarse sobre ella, tenía cierta urgencia por despojarla del vestido para recorrer, chupar y lamer cada centímetro de su piel.
Cristin no entendía porque no entraba Vincent y los demás muchachos para detenerlo, si no le daba prontitud terminaría teniendo sexo con Mendoza, así que sacó un plan b.
—¿Sabes que me gusta?, jugar antes de tener sexo.—decía Cristin mientras sacaba unos cinchos de seguridad que usaban para las detenciones
—Me encanta que seas así de peligrosa.—respondió Sergio, como típico hombre que piensa con las bolas se dejó atar de las manos, Cristin tuvo que quitar su vestido para dejar expuesta su lencería provocativa para seguir distrayendo su atención, tenía a Mendoza babeando por ella.
—No sabes mamita cómo te voy hacer gozar, eres toda una hembra.—decía Mendoza mientras su miembro estaba totalmente erecto y apunto de salir de su pantalón
Cristin no tuvo más opción que quitarle la ropa mientras él no podía tocarla, ella le quitó el pantalón para dejarlo en bóxer ya que lo tenía que mantener distraído mientras llegaba su equipo de apoyo, definitivamente Cristin no estaba ni cerca de estar excitada para tener relaciones. En eso su equipo de apoyo y Vincent entraron a la habitación, ella saltó de la impresión pero a la vez de alivio, por supuesto también Mendoza pero más que sorpresa se mostraba incrédulo por la situacion.
—Desátame y pásame la pistola que está en mi saco!—gritó Mendoza a la supuesta Sofía
—Se tardaron, pensé que nunca llegarían.—expresó Cristin mientras se cubría con la bata de baño
—¿Que? Cai en tu trampa maldita!.—gritaba Mendoza
—Sergio Mendoza el líder del cártel del norte, por fin fuiste atrapado al igual que tu gente. Te llevaremos de inmediato a tu nuevo hogar, donde no volverás a ver la luz del sol.—respondio Cristin
—No tienes idea de con quién te metiste, te juro que aún no vamos a llegar a la línea fronteriza, cuando el mismo gobierno de mi país los va a obligar a soltarme, infelices. Créeme con una bala atravesaré su hermoso cráneo.—los amenazaba Mendoza
—No les vamos avisar, además tu presidente está de acuerdo con el nuestro para tratarlos como terroristas. Así que es hora de irnos.—respondió Vincent
—Solo recuerda Mendoza que perdiste tu libertad por dos minutos de pasión.—le recordaba Cristin, todos los muchachos rieron y se llevaron a Mendoza en un operativo bien planeado.
—Felicidades agente Fénix, su plan funcionó a la perfección volvamos a casa, antes de que toda Ciudad Juárez impida que nos llevemos a su patrón.—dijo Vincent
Cristin sonrió, se puso unos jeans y una sudadera para salir de inmediato de regreso a su país. Del saco y del pantalón de Mendoza cayó el celular, decidió dejarlo en la habitación del hotel para no ser rastreados, después de dejarlo sobre la mesa. Un mensaje de Zaid llegó a el, pero nunca lo recibiría porque gracias a Fénix había perdido a uno de sus socios más importantes.
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