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¿Tenías Que Ser Tú?

El trauma.

Turín, Italia

Emma Raducanu.

Soy Emma Raducanu nací en Turín, Italia, pero mis padres emigraron a España cuándo yo era una niña de tan solo un año, orgullosamente soy italoespañol

Tengo una hermana mayor que se llama Emery, ella está radicada en Madrid España, su esposo es médico, por tal motivo obtuvo una gran oportunidad de trabajar en una de las clínicas más prestigiosas de Madrid.

Mis padres y yo después de vivir quince años en España, nos volvimos a mudar a Italia. Mi familia es dueña de una pequeña empresa de accesorios tanto para damas y caballeros, ese es el patrimonio que mis padres nos han heredado a mi hermana y a mí.

Solía ser una chica alegre y sonriente hasta una noche que lo cambio todo.

Flashback...

Honestamente, no sé cómo me las arreglé para llegar a casa, la verdad que en el fondo debo agradece a mi mejor amigo Mateo no sé que hubiera sido de mí si él no hubiera intervenido en esa horrible escena en la cual yo era la protagonista.

Entro en silencio para no despertar a mis padres, y termino gimiendo del dolor cuando accidentalmente choco con el pasamanos de la puerta, aprieto mis dientes para no gritar, solo dejo escapar un pequeño gemido de dolor.

Subo las escaleras, o mejor dicho, voy gastando, y al fin logro llegar a mi habitación. Cierro la puerta y no enciendo la luz por miedo a ver lo herida que estaba.

Estoy caminando muy despacio, cada paso que daba era una tortura, y siempre me apoyaba de la pared hasta llegar a mi mesita de noche, dónde tenía algunos cuadernos y también unos libros.

No siempre necesitaba encender la luz de mi habitación, ya que tenía una lámpara. Tan pronto como puedo alcanzarla la enciendo y veo mis dedos lastimados, mis lágrimas comienzan a salir sin parar. Abro el diario que me obsequio mi hermana y empiezo a escribir. Hasta escribir duele. Comienzo a llevar en silencio no quiero que mis padres se den cuenta de mi estado.

"Querido diario, ¡hoy que fue mi cumpleaños número 18!

¡No merezco vivir!".

¡Mi novio Marcos, me drogo he intento abusar de mi!

¡Es algo que no puedo soportar!

¡Tanto que mis padres me decían que él no me convenía!

¡Y sí, ellos tenían toda la razón!.

Estas fueron las palabras que logré escribir en mi diario, mientras abro el cajón que está al lado de mi cama, allí encontré una pequeña navaja. La tomé y me dirijo al baño. Cuando llegó enciendo las luces. Al ver mi reflejo en el espejo mis lágrimas comienzan nuevamente a caer, no puedo controlarlo, sentía pena por mí, tenía mucha vergüenza de todo lo que había pasado hace un par de horas atrás, sentía mucho dolor en mi cuerpo pero sobre todo en mi corazón.

Mi rostro maltratado, mi cabello despeinado y ni ropa toda desarreglada. Ya era consciente de una cosa. No sabría vivir con esta pesadilla, y lo único que tenía que hacer era suicidarme, era la única solución a todos mis problemas.

Llevo la punta de la navaja directo a mi muñeca y empiezo a generar presión en la zona a la cual quiero dañar. Siento el dolor cuando la navaja comienza a penetrar mi piel mientras empiezo ver la sangre saliendo al exterior. Hago lo mismo con la otra muñeca y puedo sentir como poco a poco me voy desvanecido, cayendo así al suelo, justo antes de cerrar mis ojos escucho a mi madre gritar.

— ¡Perdóname! — solo eso es lo que logro salir de mi boca al ver a mi madre llegar a mi habitación.

Siento que la muerte se acerca y me entrego a ella en paz, sabiendo que nada en el mundo me hará daño ya.

¿Encontrar el amor?.

🔞

Madrid, España.

Saúl Graviotto.

La mejor manera de terminar un día cargado de mucho estrés, es tener sexo con una mujer, aunque no lo crean está científicamente comprobado. Ella es una buena amiga que siempre está dispuesta a satisfacer mis necesidades, y yo no siento nada de emoción cuando mis amigos están teniendo sexo con una mujer, o mejor dicho cuando hacen el amor con sus mujeres. La emoción de la que hablan se llama amor ¡y no sé lo que es!.

—¡Eres tan bueno, Saúl!— dice Sara la mujer con la que estoy en estos momentos.

—¡sé que lo soy!— respondí estoy de acuerdo con ella. Sé muy bien que las mujeres quieren mi cuerpo. Desde que era un crío (adolescente) supe cómo llamar la atención de ellas.

—¿¡No quieres tener, sexo!?— pregunta con voz suplicante. Por supuesto que quería. Después de todo un hombre como yo sabe cómo dar una buena sesión de sexo. Ni siquiera necesite tocarla para saber que ya estaba lo suficientemente exitada.

Mis amigos dicen que aún voy a encontrar el amor de mi vida, y yo solo me río de sus caras, para mí esa historia de amor, no existe. Después tener una buena noche de sexo decido irme.

—¿¡Te vas!?— me pregunta, y lo odio.

—¡Sabes que no me acuesto con ninguna mujer!— respondo cortantemente.

—¡Y yo, pensaba que era importante para ti!— dice la muy ridícula.

—¡No querida, ninguna mujer es especial para mí!— es lo que respondo, ella no necesita decir nada, su mirada lo dice todo, sus ojos están llenos de lágrimas.

—¿Estás enamorada de mi!?— le pregunté.

—¡Te amo, Saúl!— responde secando algunas lágrimas que ha derramado.

Debería haberme dado cuenta, que cuando teníamos sexo, una, dos, tres y varias veces, ella ya pensaba en que me tenía atado.

—¡te dije, cuando empezamos tener relaciones sexuales, que seríamos amigos con beneficios y no habría amor!— respondí un poco molesto por su actitud.

—¡Saúl, lo sé! — dice con pensar sentándose a la orilla de la cama y haciéndome mirar su cuerpo. Sabía que era hermoso.

—¡Entonces ya sabes que es mejor no volver a vernos!— digo simplemente. Agarro mi reloj me lo coloco, tomo las llaves de mi auto y me dirijo a la puerta. Cuando me voy, la oigo llamarme me doy la vuelta para mirarla.

—¡Un día te vas a arrepentir de la forma en que me estás tratando! —

—¡Sea lo que sea que teníamos, se acabó! — digo fuertemente, giro de nuevo para irme, por fin estoy saliendo de la habitación cuando la oigo gritarme de nuevo y le pregunto, ya sin paciencia —¿¡Qué es lo que quieres de mí, Sara!?—

—¡Te juro Saúl, que haré de tu vida un infierno, y pronto volverás a ser mío!—

—Nunca fui, ni seré tuyo, Sara ¡adiós!— digo, y me alejo al llegar a la recepción de hotel, le dejo el diario y el día siguiente pagado y lo que debe comer, me dirijo hacia la salida y me voy, para no volver jamás.

Tan pronto como salgo del hotel, el ayudante viene a recibirme. Le doy las llaves de auto y no tarda en llegar con el, le agradezco y le doy una generosa propina, salgo de allí lo más rápido que puedo.

Cuando estoy en mi auto, enchufo mi celular y prendo la radio para escuchar algo de música para relajarme en el camino. Llegó a casa en menos de veinte minutos. Vivo en un condominio de lujo. Incluso antes de llegar, la puerta ya está abierta. Entro, me detengo saludo a los guardias de seguridad.

—Buenas noches, señor Graviotto.

—Buenas noches, Daniel ¿todo en orden por aquí?— apagó la radio y desconecto mi teléfono celular.

—¡Gracias a Dios, todo está bien!— dejo escapar un suspiro de alivio.

—¡Que bien!— Le agradezco y me despido. Subo a mi habitación, tomo una ducha de agua tibia que hace que mi cuerpo se relaje. Finalmente, estoy consiguiendo una buena noche de sueño. Había demasiadas fiestas por aquí. A veces considero mudarme a un apartamento.

Escucho que toca mi puerta, me levanto todavía con mucho sueño, veo el reloj y son las seis de la mañana, abro la puerta de mi cuarto. Allí está ella, mi siempre fiel Olivia. Mi ama de llaves con una bandeja en sus manos, me preparo un rico desayuno.

—¡Gracias Olivia, te lo agradezco!— tomo la bandeja con mi desayuno la colocó en la mesa, mientras voy al baño a lavar mis dientes y cara. Después del desayuno me preparo para otro larga jornada laboral.

Perdón de hermanas.

Turín, Italia

Dos años después...

Emma.

No he sabido lo que es la paz durante estos últimos dos años. Y aquí estoy, en el aeropuerto de Turín - Casselle. Esperando abordar mi vuelo con destino a Madrid, España, en donde volveré a reencontrarme con mi querida hermana Emery.

En este tiempo he tratado de olvidar la pesadilla que me ha tocado vivir, pero por más que lo he intentado no he podido olvidar aquella noche de mi cumpleaños número dieciocho.

Una vez que me internaron por autolisis (intento suicida). Les dije a mis padres que esa noche intentaron robar mis pertenencias, y los delincuentes me golpearon. Ellos no se creyeron mucho ese cuento, sin embargo decidieron no insistir más en el mismo tema. Hay tanto que le debo agradecer a mi buen amigo Mateo, sino fuera Sido por el, el muy imbécil de Marcos hubiera logrado su objetivo "intentar matarme".

Les dije a mis padres que deseaba irme por un tiempo a vivir con mi hermana a Madrid, ellos aceptaron un poco tristes por mi decisión pero aún así la respetaron. Una vez que me tocó reintegrarme a mis clases en la universidad, todos hablaban y opinaban sobre el incidente que me tocó vivir, esas semanas fueron algo difíciles para mí.

Es por eso que he decidido poner distancia, por lo sucedido pienso que es lo mejor. Mi hermana Emery junto con su esposo Ricardo "mi cuñado", les parece una excelente idea de que yo me valla a vivir con ellos a España. En cuanto a la educación, europa cuarenta muchas buenas universidad y una formación de excelencia.

Me despido de mis padres con un beso en sus mejillas les digo cuánto los amo. Tomo mi maleta y subo al avión que me llevará a otra vez a España. Espero que esto, haya sido una buena elección, y que después no me vaya a arrepentir.

Mis padres intentaron a toda costa impedir que me fuera con mi hermana Emery a la madre patria. Ella fue advertida de mis intentos de suicidio, si no fue una vez sino dos intentos.

Tanto mamá como papá, trataron de ayudarme, así que me agendaron una cita con el psicólogo. Cita obviamente a la que asistí, pero muy en el fondo sé que no me ayudó mucho en mi situación emocional.

En el avión solo voy contando los minutos para volver a ver a mi otra mitad mi hermana Emery.

Mi hermosa hermana... No tiene idea de cuánto la admiro, ella siempre fue mi mejor amiga desde que era pequeña a pesar de que nos llevamos seis años de diferencia.Por

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Llegó a Madrid, bajo del avión con una gran sonrisa en mi rostro, después de más de tres años por fin volveré a verla. Después de pasar por todo el protocolo de migración, ya estoy lista para volver a ver a Emery.

—¡Emma!— grita mi hermana al verme —¡Perdóname!— me susurra al oído, siento que mi pecho duele por sus palabras. Sin darnos cuentas ambas estamos llorando de alegría y también de tristeza.

Luego de hacer asi todo un espectáculo en los pasillos del aeropuerto de Barajas. Tomamos mis maletas y vamos camino al auto. Subo mis pretenencias al mismo, me acomodo en el asiento del copiloto abrocho mi cinturón miesntras Emery enciende el auto y vamos camino a lo que será mi nueva casa, en la que compartiré junto a ella y mi cuñado Rodrigo.

—¡Perdóname!— escucho que me dice Emery, con mucho pesar. Respiro profundamente tomo aire e intento calmar un poco mi ansiedad, sabía perfectamente que este tema saldría a relucir, pero no pensé que tan pronto.

— ¡No quiero que te preocupes por mí! — digo cortante.

—No vuelvas a decir esa estupidez nunca más— responde mi hermana tomando mi mano y dándome un fuerte apretón en ella.

—¿Crees que fue fácil?— cuestioné

—Me imagino que no lo fue— dice ella con su ceño fruncido sin quitar su mirada de la carretera.

—No quiero que toquemos más ese tema— mencionó algo cansada de siempre tener que dar explicaciones de lo sucedido.

— ¡Te amo, hermana!— expresa, siempre sabe cómo hacerme sentir seguro, no importa por lo que pase, yo sé que ella siempre estará para mí, me ayudará a levantarme de cada caída que tenga en la vida.

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