El Imperio Del Mafioso.
CAP. 01
Hana
Felicidades, Rosalin. No puedo creer que por fin llegó el día de tu boda.
—sonreí tomando las manos de mi mejor amiga mientras la miraba con lágrimas en los ojos.—
Ni siquiera soy yo la que se va a casar y estoy hecha un desastre, así que no me imagino lo que tú debes de estar sintiendo en estos momentos.
Rosalin
Bueno, no puedo evitar sentirme nerviosa y emocionada, después de todo es mi boda y las personas solo se casan una vez en la vida así que sí, me estoy cagando de los nervios.
—murmuré sintiendo mis manos sudorosas y algo temblorosas.—
Pensé que este día nunca iba a llegar y mierda, es tan difícil.
Hana
Rosalin, dios..¿puedes dejar de maldecir? se una maldita dama y compórtate. Estamos apunto de entrar a una iglesia y tú maldiciendo, carajo.
Rosalin
¡Estás loca!
—ambas soltamos una fuerte y sonora carcajada aliviando toda tensión y nerviosismo.—
Me alegra tenerte en mi vida y saber que siempre puedo contar contigo. Eres como la hermana que nunca tuve.
Hana
Rosalin, sé que tuviste una vida difícil por eso mismo eres lo más importante para mí y no solo eres mi amiga, eres mi familia, la única que tengo. Por eso quiero que sepas que si algo llega a pasar en un futuro no dudes en venir corriendo a mí, te protegeré con mi vida si es necesario.
—hablé con la voz temblorosa y solté un par de lágrimas antes de abrazar a mi amiga en un fuerte abrazo.—
Te quiero.
—murmuré sintiéndome feliz por ella hasta que la puerta se abrió revelando una fuerte y alta figura en la puerta, la cual hizo un sonido para llamar la atención. De inmediato Rosalin y yo nos separamos de nuestro abrazo.—
Rosalin
Jonathan...
—Al verlo en la puerta listo y con su traje de marino mirándome con seriedad no pude evitar sentirme pequeña.—
Es de mala suerte ver a la novia antes de la boda.
Jonathan
Lo sé, pero tenía muchas ganas de verte, no podía aguantarme hasta la boda que por cierto está a punto de iniciar.
—Miré a su amiga Hana quien desvió la mirada incómoda.—
Me adelantaré, no tardes, mi amor.
Rosalin
—En el momento en el que se fue. Hana soltó un suspiro bastante fuerte y ruidoso y yo pude relajarme un poco.—
Cielos, se ve guapísimo.
Hana
Si, sí por supuesto. Oye Rosalin, ¿estás segura de querer casarte con él? es decir, sé que es muy atractivo, que tiene poder y dinero pero...no sé, hay algo que no me convence de él. Siento que es muy frívolo.
Rosalin
No te preocupes, entiendo que tengas tus dudas pero no tienes de que preocuparte. Jonathan es un buen hombre y uno muy dulce. Es amable, inteligente, cariñoso, atento, trabajador, honrado, tiene un buen corazón y yo lo quiero. Jonathan es el hombre de mi vida.
Hana
No quiero poner en duda tu palabra pero siento que me estás mintiendo. Sé que quieres a Jonathan pero...¿el hombre de tu vivida? ¿no será que te estás mintiendo a ti misma?
Rosalin
Basta, Hana. Ya no quiero hablar sobre eso, estoy con el hombre que yo quiero y que estoy segura de es el hombre de mi vida.
Sacerdote
Hoy estamos aquí para unir en sagrado matrimonio a este humilde hombre y a esta humilde mujer. Si alguien tiene algún impedimento que hable ahora o que calle para siempre.
Caesar
¡YO ME OPONGO!
—grité fuertemente tirando un par de balazos en el aire asustando a toda multitud en la iglesia.—
¡ESA MUJER ES MÍA!
Jonathan
¡Atrás, Rosalin!
—me puse enfrente de ella en modo de protección después de que la mayoría de la gente se saliera corriendo o se escondiera.—
¿Quién mierda eres tú?
Caesar
Cierra el pico que no me interesa hablar contigo.
—caminé a pasos lentos con mi pistola apuntándolo directamente a su cabeza mirando con una sonrisa a Rosalin vestida de novia.—
Vaya mierda, Rosalin. Estabas a punto de casarte y no me invitaste. ¿Acaso ya te olvidaste de lo que vivimos?
Rosalin
¡No se quien mierda seas!
—hablé asustada aferrándome al cuerpo de mi prometido quien se le hacia frente al hombre que nos estaba amenazando con una pistola. Con mis manos temblorosas y con mi voz hecha un nudo me atrevía a responderle al hombre.—
Caesar
¿A eso vamos a jugar entonces? que interesante.
—reí de lado llegando frente a ellos poniéndome frente a frente al hombre pelinegro vestido de marino. El cual sin dudar le puse la pistola en la cabeza.—
Te mueves y te mato.
—sonreí en su rostro mirando hacia el cura.—
Más te vale que vengas conmigo Rosalin si no quieres que le meta un par de disparos a tu prometido.
Jonathan
Estás loco si piensas que te la vas a llevar, maldito desgraciado.
Caesar
Te dije que no me interesa hablar contigo pedazo de marinerito bueno para nada. Debería meterte un par de balazos aquí mismo por haberte robado a mi mujer.
—le quité el seguro a mi pistola dispuesto a disparar.—
¡SAL AHORA, ROSALIN! ¡SAL O LE METO UN BALAZO!
Rosalin
—Con mi cuerpo temblando salí detrás de la espalda de Jonathan y me puse a su lado tomando su mano con fuerza y con lágrimas cayendo como aguacero por mis mejillas.–
No te preocupes, Jonathan estaré bien. Vamos a resolver este malentendido y todo volverá a la normalidad. Estaré bien, no te preocupes.
—caminé con dificultad hacia el castaño quien fruncia el ceño mientras miraba a Jonathan. Miré a Hana quien se encontraba abrazada de su novio y asentí con la cabeza con lo cual ella entendió a la perfección.—
Iré contigo pero deja ir a Jonathan.
Caesar
Está bien, preciosa. Haré lo que me pides pero ven a mi lado.
—Una vez que me obedeció y se puso frente a mí, la tomé de la cintura y le hice una señal a mis hombres para que entraran y se llevarán a Rosalin.—
Que linda boda, felicidades.
—me burlé una vez que mis hombres sacaran a Rosalin, así que me di media vuelta y caminé a la salida con satisfacción pero antes de salir por completo de la iglesia, saqué de nuevo mi pistola, me giré y le apunté al marino que iba a tomar por esposa a Rosalin. Sonreí y le disparé en el hombro.–
Este es mi regalo de bodas.
CAP. 02
Rosalin
¡SUÉLTAME! ¡SUÉLTAME, MALDITA SEA!
—chillé con lágrimas en los ojos viendo como era arrastrada hacia dentro de una enorme mansión. Miré a mi alrededor asustada tratando de identificar dónde estábamos o si conocía el lugar, pero no, no tenía idea de donde estaba pues tal parecía que la mansión estaba en un lugar apartado y desolado, ¿cómo sabía eso? porque a mí alrededor eran puros árboles que cubrían todo el lugar. Ni siquiera pude ver el camino pues me habían cubierto los ojos con una venda.—
Caesar
Rosalin, deja de forcejear que te vas a lastimar tu misma los brazos, solo coopera.
—suspiré mirando como a mis hombres se les dificultaba mantener quieta a la pelinegra quien se movía ferozmente.—
No me hagas perder la maldita paciencia y compórtate como una persona civilizada.
Rosalin
Dile a tus hombres que me suelten, no soy un animal que tengan que tomar a la fuerza. ¡SUÉLTENME!
—volví a gritar y a patalear con todas mis fuerzas, pero me quedé abruptamente callada al ver como el castaño con mirada perdida, ojos negros como carbón me miraba mientras caminaba a mí posándose enfrente de mí. No pude evitar tensarme ante él pues el hombre me daba mucho miedo.—
Caesar
Si no quieres que te traten como animal, deja de comportarte como uno.
—extendí mi brazo a su mejilla para acariciarla levemente con mis dedos.—
Se me había olvidado lo indomable que eres.
—Solté una risita amarga dándole la señal a mis hombres para que la soltaran, pero ni siquiera le di oportunidad de que Rosalin se moviera pues la tomé entre mis brazos y la cargué como saco de papas y comencé a caminar hacia mi hogar ignorando los gritos y los golpes en mi espalda de la chica.—
Rosalin
¡Caesar, bájame ahora mismo, te lo ordeno!
—grité por última vez dejando un golpe en su espalda, pero no pude evitar chillar cuando sentí como me aventaba el castaño con fuerza y rudamente la cama.—
Caesar
Vaya, parece que ya recordaste quien soy. Al fin terminaste con tu teatro de fingir que no me conoces.
—sonreí ladino caminando a la cama donde se encontraba levemente recostada. Mis manos tomaron sus píes y la jalé con fuerza hacía a mí quedando yo en medio de ella y de sus piernas. Me incliné ante ella tomando sus manos con fuerza y las puse sobre su cabeza, acercando mi rostro al suyo mirando fijamente aquellos ojos azules que tanto había extrañado.—
Oh Rosalin, no sabes el infierno que pasé sin ti. No debí permitir que te fueras de mi lado.
Rosalin
Yo no fingí nada, yo no te conozco o al menos yo no conozco este Caesar asesino, egoísta, malvado y mala persona. El Caesar que yo conocí era gentil, amable, amoroso, incapaz de asesinar o secuestrar a alguien.
—mis ojos se cristalizaron al aferrarme a su recuerdo pasado. Desvíe la mirada evitando tener contacto visual con él.—
No te conozco, este Caesar no es de quien yo me enamoré. Para mí, eres un desconocido, para mí estás muerto.
Caesar
—Sus palabras me enfurecieron por lo cual apreté el agarre de mis manos a las suyas y acorté toda distancia entre nuestros rostros a tal punto de que nuestras respiraciones se mezclaron.—
¿Muerto para ti? ¿entonces ya dejaste de amarme? ¿acaso quieres que te recuerde porque me hice un maldito asesino y mafioso? ¡fue por ti! ¡maté a tu maldito padrastro que quiso abusar de ti una y otra vez! ¡me hice asesino por ti! ¿acaso no ves que mi amor por ti me hizo lo que soy?
Rosalin
Sabes perfectamente que siempre te estaré agradecida por haberme salvado la vida, es una deuda que jamás podré pagar, pero no me quieras culpar de tus pecados. Yo no tuve nada que ver con que te convirtieras en lo que eres ahora. ¡Fue tu decisión seguir matando, robando, engañando hasta hacerte un maldito mafioso criminal buscado por todo el país!
—hablé molesta tratando de moverme un poco y liberarme de su agarre para poder ser libre.—
Me engañaste, me mentiste, me dijiste que todo ese dinero que ganabas era por tu trabajo duro hasta que te descubrí torturando a un pobre señor que rogaba por su vida ¡y aún así lo mataste! ¿cómo querías que me sintiera al ver a mi novio, al hombre que amaba y pensaba formar una familia torturando y matando a personas inocentes!
Caesar
¡No eran personas inocentes! esas personas eran monstruos que merecían ser asesinados y torturados sin piedad, tú no sabes nada de esto así que cállate de una buena vez, Rosalin. Así que ahórrate tu papel de buena persona incapaz de lastimar a alguien porque bien que estabas a punto de casarte con un hombre que no amas.
—al recordar eso sentí un profundo dolor en el pecho haciéndome retroceder y apartarme de Rosalin dejándola libre. Una vez que me separé de ella caminé a la puerta y me quedé en esta mirando a la pelinegra con rencor.—
No puedo creer que fueses una zorra tan inteligente. No solo te ibas a casar con otro hombre, sino que era con un maldito marino que sabías perfectamente que va tras mi cabeza. Pero eso no me duele, lo que me duele es saber que continuaste con tu vida mientras que yo...me hundía en el abismo por tu partida.
Rosalin
¿Crees que para mí fue fácil? ¿ah? ¿crees que fue fácil continuar con mi vida después de ti? ¿crees que fue fácil aceptar a otro hombre en mi vida cuando tu recuerdo me atormentaba día y noche?
—me levanté de la cama acomodando mi vestido de novia y caminé hasta Caesar poniéndome frente a él.—
Intenté olvidarte así que Jonathan era buena opción para hacerlo, él era gentil, amoroso, cálido, honesto y honrado, él me amaba así que sabía que mejor partido que él no iba a encontrar dos veces así que intenté seguir con mi vida e intenté olvidarte pero no pude.
—hablé con mi voz temblorosa que se encontraba atascada en mi garganta seca.—
No pude olvidarte Caesar, eres el amor de mi vida, maldita sea.
Caesar
¿Entonces porque no me buscaste? ¿porqué aceptaste casarte con otro? ¿porqué no regresaste a mis brazos?
—la miré afligido llevando mis manos a su cintura cubierta por el enorme vestido pero aún así la atraje a mí acortando distancia entre nuestros cuerpos.—
Rosalin
Porque yo no quiero esta vida, yo no quiero vivir este infierno.
—levanté el rostro para poder mirarlo fijamente, pero de pronto una ola de rabia llenó mi ser haciendo que comenzara a golpear su pecho con mis manos.—
¡Eres un desgraciado! ¡eres un maldito hijo de puta! ¡eres un puto cabron! ¿como te atreves a secuestrarme e impedir mi boda?
Caesar
Ya basta, Rosalin.
—Tomé sus manos para evitar que siguiera golpeándome.—
No importa cuanto berrinche hagas, no importa cuanto llores o grites, no te dejaré ir. No de nuevo, eres mía, eres mi imperio.
CAP. 03
Jonathan
¡Maldita sea!
—grité quitándome el suero y todo aparato que traía encima haciéndome jadear de dolor por la herida de bala en mi brazo. De inmediato me puse de píe y golpeé la cama con frustración.—
¡MALDITA SEA!
Esteban
Cálmate, Jonathan. Gritando, golpeando y hiriéndote no vas a solucionar nada.
—hablé severo mirando cada acción que hacía mi mejor amigo. Lo entendía, entendía su frustración, su enojo, su dolor, su sufrimiento, pero esta no era la manera correcta.—
Tienes que calmarte, maldita sea. ¿De qué sirve que estés haciendo un escándalo aquí en el hospital cuando eso no hará nada por Rosalin?
Jonathan
¡No lo entiendes! ¡nadie me entiende, carajo!
—grité de nuevo lleno de ira y frustración, esta vez me giré a ver a Esteban quien se encontraba totalmente serio.—
Tú no estás pasando por esto y aunque intentes decirme que me entiendes no lo haces, nadie me entiende por qué nadie está viviendo mi maldita situación. ¡ACABAN DE SECUESTRAR A MI PROMETIDA A LA QUE IBA A SER MI ESPOSA!
Jonathan
Así que no, ni siquiera intentes venir a calmarme con tu mierda que no lo haré. Acaban de secuestrar a mi mujer, acaban de dispararme y por si fuera poco el que secuestró a mi mujer era el criminal más buscado y despiadado de todos y quien sabe que tanto le estará haciendo a mi Rosalin ahora.
—hablé agitadamente sintiendo el dolor y la ira recorrer mis venas hasta llegar a mi corazón haciéndolo latir fuertemente.—
Tú no sabes lo angustiado que estoy. Ambos sabemos de lo que es capaz ese maldito criminal y ahora tiene a mi mujer, tiene a la mujer que amo y yo no puedo quedarme aquí con los brazos cruzados intentando calmarme. Yo necesito buscar a Rosalin, yo necesito encontrarla, yo necesito dar con su paradero.
Esteban
Está bien, sé que por más que intente entenderte no lo haré, sé que estás pasando por un momento difícil. Puedo sentir tu dolor, tu rabia, tu frustración y tu sed de encontrarla pues después de todo yo también quiero a Rosalin, ella también es mi amiga y comparto tu angustia así que déjame decirte que no estás solo en esto, pero piensa bien Jonathan, despeja tu mente un poco...¿de que sirve que gritemos y nos enfurezcamos si eso no servirá de nada? sin mencionar que estás herido, te dispararon y perdiste mucha sangre y además de que ni siquiera te has recuperado bien, no puedes iniciar una búsqueda estando como estás.
Jonathan
No me estás entendiendo, Esteban.
—negué con la cabeza apretando mi mandíbula aguantando el dolor de mi herida.—
Esta no es una búsqueda, esta es una maldita cacería y no me importa si estoy herido o casi muerto, yo voy a buscar a Rosalin hasta por debajo de las piedras y no descansaré hasta encontrarla y juro que tampoco descansaré hasta yo mismo matar a ese perro que se la a llevado. De mi cuenta corre que Caesar no estará más vivo, ese cabron le acaba de poner precio a su puta cabeza.
Esteban
Jonathan, no puedes decir eso, eres un maldito comandante, si alguien de la marina te escucha puede ir al cuartel e informar esto y entonces estarás en problemas. Tienes que cuidar de lo que dices o estarás acabado.
Jonathan
Me importa una mierda quien me esté escuchando, no me importa que vayan y me acusen, no me importa si me degradan del puesto, no me importa nada, ¿acaso no puedes entender que ahora tengo cosas más importantes que estar pensando en soplones? A mí lo que me importa es encontrar a mi prometida. Me vale una mierda si me quitan el puesto de comandante, eso no me detendrá a ir por ese perro.
Jonathan
Yo lo encontraré, juro que lo haré. No me importa si tengo que recorrer todo el mundo para encontrarla y encontrarlo, porque cuando lo haga, ese malnacido deseará no haber nacido. Se a metido con la persona equivocada.
Jonathan
Juro por mi honor que lo casaré como un puto perro y lo mataré yo mismo, de mi cuenta corre que él me suplique por piedad.
Download MangaToon APP on App Store and Google Play