Loraine Simanca era una joven de 18 que vivía con su madre en un barrio de buen ver en Cartagena, loraine lloraba porque su madre no mostraba afecto por ella, la mujer le gustaba vivir cómoda pero sin mover un solo dedo para conseguirlo.
Loraine era la que trabajaba en una panadería para llevar el sustento a su casa, los sábados estudiaba asistencia administrativa, a ella le dolía la frialdad de su madre, nunca ha mostrado cariño hacia ella.
Loraine veía como las vecinas salían a la puerta a despedir a sus hijas y darles la bendición, algunas iban a los trabajos y otras a estudiar, ella anhelaba de su madre siquiera una sonrisa, pero sabía que no lo iba a recibir.
Loraine se dio cuenta que la familia es el núcleo principal en donde se comienza a descubrir el mundo, y por eso, era muy importante reconocer la motivación que da la familia porque eso influye en la persona para perseguir aquello que tanto se quiere.
Ella sabía que no iba a tener eso de parte de su madre. Loraine se dio cuenta que las chicas de su misma edad eran felices, disfrutaron de su niñez, ella analizó a las chicas vecinas y comprendió que sus familiares han tenido una gran influencia en la motivación de cada una en seguir adelante, porque sus familias, eran comprensivas, le brindaron confianza y amor, Loraine lo notó tanto en las actitudes como los comportamientos de cada una con cada uno de los miembros de su familia; las chicas eran respaldadas por sus familiares para alcanzar sus objetivos y logros.
Loraine al lado de su madre sufrió de maltrato físico y psicológico, su infancia no fue lo mejor, pero encontró una amiga a los 9 años en la escuela, que la animaba a seguir adelante ignorando los maltratos verbales de su madre y que no hiciera cosas que su madre aprovechará para pegarle. La niña la ayudó a enfrentar la vida y ver el lado positivo a su sufrimiento, le dijo que eso no era para siempre, ella iba a crecer siendo una mujer fuerte mentalmente, y que a su mayoría de edad podía salir de su casa y encontrar algo bueno para su vida.
Su amiga tuvo que cambiar de ciudad por el trabajo de sus padres, pero en la despedida le dijo que fuera fuerte y si el destino lo quería se volverían a en contrar.
A sus 18 años ella no había tenido novio, nunca ha dado su primer beso, ella se daba cuenta cuando los novios de sus contemporáneas las visitaban y eran atendidos amablemente por la familia de las chicas, ella sonreia con amargura porque sabía que eso nunca lo iba a ver sus ojos.
Un día Loraine llegó a su casa a las 7 de la noche y encontró a un hombre de 40 años charlando alegremente con du madre, para ella fue una gran sorpresa ver a su madre tan feliz, ella se imaginó que era alguien importante para su madre, pero Loraine no mostró ninguna emoción porque sabía que di madre nunca la ha hecho participe de su vida.
Ella entró saludando para ir directamente a su habitación, pero su madre la detuvo y le dijo.
— ¡Ven acá! ¿sabes que no me gustan los rodeos verdad?
Loraine miró fijamente a su madre, ella se imaginaba que le iba a decir que el hombre se convertiría en su padrastro y vivirían juntos, pero quería escucharlo por boca de su madre, pero se sorprendió con cada palabra que salía de su progenitora.
— Bueno, te vendí a Gualberto por unos cuantos millones, te vas a vivir con el la próxima semana.
Loraine sintió como su cuerpo se helaba, no podía creer el corazón tan dañado que tenía su madre, no pensaba que le tuviera tanto rencor para hacer semejante maldad. Ella siempre había escuchado a sus compañeras de trabajo que eran madres, decir, que ellas para sus hijos eran una guía vital y estaban dispuestas a cuidar de ellos así tuvieran 30 años.
Loraine quería sentir esa protección, pero lamentablemente la mujer que la trajo al mundo no lo iba hacer. Ella miró a su madre con las lágrimas corriendo por sus mejillas y dijo.
LORAINE: ¿Tanto me odias?
— Ja ja ja agradece que te conseguí un buen partido, con el ya no tienes que trabajar porque te va dar todo.
LORAINE: ¿Porque no te vendiste tu? A ti es la que no te gusta trabajar y quieres que los lujos te caigan del cielo.
En ese momento Loraine sintió la fuerte bofetada que le dio la madre, ya la joven no sentía ninguna clase de respeto por su progenitora y dijo.
LORAINE: ¡Eres el ser más despreciable que existe! Y si tienes el dinero te vas tú con él. No puedo creer que mi propia madre me haga tanto daño, en vez de protegerme, ayudarme y ser una madre amorosa, pero no, no soy más que tu peor enemiga.
— Mira Loraine, yo no doy de esas cursilerias, estas en este mundo porque cuando me quise deshacer de ti, ya era demasiado tarde, así que te aguantas.
En ese momento el hombre intervino en la discusión de madre e hija, miró a Loraine con morbo recorriendo su cuerpo con la mira y dijo.
GUALBERTO: Mira hermosa, tu me perteneces, y te vas conmigo la próxima semana, si no lo haces te atienes a las consecuencias, te cierro todas las puertas de empleo y estudio; mejor pórtate bien, yo voy a ser el primero en tu vida
Loraine lo miró asustada, no podía creer lo que estaba pasando, no quería ser una prisionera de un viejo asqueroso, el hombre era calvo y un poco gordo, ella tenía que ingeniárselas para no caer en sus garras, pero ya estaba alertada si hacía algo, ella no estaba dispuesta que el fuera el primer hombre en tomarla, tenía menos de una semana para hacer algo.
Loraine después del golpe de su madre no solo sintió dolor físico, sino emocional. Ella tenía un sentimiento de impotencia, como resultado del dolor emocional que resulta de no poder modificar la ira, el enojo y la frustración que siente hacia su madre.
En una oficina estaba el gran Emiliano Contreras, un hombre de 26 años que junto a su hermano Emir heredaron las empresas de sus fallecidos padres, los hermanos se tenían uno al otro, Emir era menor por un año.
Emir muy alegre, humilde y le daba buen trato a sus empleados, mientras que Emiliano era déspota, prepotente que no volteaba a ver a sus empleados ni para saludar por educación, Emir siempre lo regañaba por ser asi, pero también lo entendía porque a él le dio más duro la muerte de sus padres en un accidente.
Los hermanos trabajaban en las empresas, tenían 3 y eran los números uno en Colombia, Emir puso a su mejor empleado a cargo de una, era muy leal a él, las otras dos estaban a cargo de él y su hermano.
Emiliano no tenía novia porque decía que todas las que se les acercaban tenían el signo peso en la frente, cuando quería saciar sus ganas iba a un hotel y pedía una mujer, pero nunca se dejaba ver el rostro; Emir tenía dudas de la orientación sexual de su hermano, pero no le preguntaba por qué sabía que se iba a enojar, el no dejaba acercar ninguna mujer y por eso la duda de su hermano, lo que el no sabía era que él sabía hacer sus cosas.
Un Martes Emir invitó a su hermano a la playa, Emiliano se negó, pero Emir insistió tanto que su hermano accedió, quería disfrutar ese día con él, mostrarle que podían ser aparte de hermanos buenos amigos, también lo hizo con la intención que mirara mujeres en vestidos de baño para ver si se animaba con alguien, Emir tenía su novia, pero estaba en Barranquilla por qué su madre está un poco enferma y ella quería estar a su lado, él era feliz con ella y quería que su hermano encontrara una para qué cambiará un poco su mal humor.
Cuando llegaron Emiliano se dio cuenta que no lo llevó a una playa digna para ellos, lo llevó a una común, él miró a su hermano y se enojó, pero a Emir eso lo divertía y dijo.
EMIR: Ya hermano, cambiemos de ambiente, disfruta del momento.
EMILIANO: ¿Cuál ambiente?
EMIR: Ya.. Ven vamos a sentarnos
Los hermanos se sentaron bajo una carpa (sombrilla) hablaron de trabajo y Emir le habló de su relación con Natalie, Emiliano se sorprendió porque no sabía que tenía una cuñada, pero entendió que era la falta de comunicación conéll hacia su hermano, allí entendió que estaba perdiendo a su único familiar por su arrogancia, pero se dijo mentalmente que iba a estar más pendiente a su hermano, compartir con él y tener una charla de hermanos.
Ellos vivían juntos, pero no parecía, porque era poco la comunicación entre ellos, Emir le dijo que quería ser su amigo, que era en la única persona que podía confiar ciegamente, Emiliano sonrió y le dijo.
EMILIANO: Lo voy a intentar, eres lo único que tengo.
EMIR: Si, estamos el uno para el otro, quiero que confíes en mí.
EMILIANO: Aja, voy a tratar de ser un poco más comunicativo contigo.
Los hermanos sonrieron porque los dos iban a poner de su parte para tener una mejor relación de hermanos.
Después de un rato de conversación, Emiliano decidió meterse al agua pero un poco más apartado de las pocas personas que estaban en el agua, eran como 10 personas las que estaban disfrutando de la playa, eso debido a que era día laboral.
Por otro lado, Loraine había salido de su casa para pensar bien lo que está pasando, con su madre cerca no podía pensar, Su madre había conocido a Gualberto en un centro comercial, ese día ella vio como el hombre se le iban los ojos por las jóvenes que pasaban por su lado, pero se le iluminaron los ojos cuando se dio cuenta que era él dueño de reconocidos hoteles, ella se acercó y habló con el para ofrecerle a su hija, le contó sobre su virginidad y la edad que tenía, al hombre le brindaron los ojos de emoción y aceptó la propuesta hecha por la mujer.
Loraine se bajo del transporte público y caminó hacia la playa, la brisa del mar le acarició la piel, ella cerró los ojos y respiró hondo.
Estaba mucho mejor en la playa que en su casa, había decidido que ese día era perfecto para ir a la playa porque no encontraria muchas personas.
Ella se había puesto un short y una blusa, ese día decidió no ir a trabajar y llamó a su trabajo diciendo que estaba enferma, era la primera vez que lo hacía después de un año.
Llevaba un año en aquel trabajo y nunca había cogido un día por enfermedad, también era verdad que había tenido suerte y no había estado enferma, ella era, y siempre había sido una persona responsable.
Su jefe se mostró comprensivo y le dijo que mejorará pronto.
Loraine se sentó en una piedra a pesar, a su mente llegaron las imágenes de su sufrimiento, de todo lo que le hacía y decía su madre, también las imágenes de las vecinas de su edad saliendo de sus casas con sus madres, cada una con una sonrisa de complicidad; ella dejó escapar una lágrima y comprendió que lo que verdaderamente distingue a una madre es su amor incondicional. Un amor que trasciende el tiempo y el espacio, un amor que no conoce límites ni condiciones, es un amor que se da desinteresadamente, que encuentra su mayor alegría en el bienestar de sus hijos y que ilumina incluso los días más oscuros con su brillo reconfortante.
Ella siempre había esperado un cambio en su madre, cambio, pero para mal, ella anhelaba que su madre estuviera en cada momento de su vida, que estuviera ahí, llenando sus días con amor, alegría y calidez. Quería a su madre en sus momentos de triunfo y celebración, en los momentos difíciles, quería que fuera su mayor apoyo su más ferviente defensora y su eternas fuente de inspiración.
Pero estaba recibiendo lo contrario, la que se suponía que la defendería con uñas y dientes, la estaba vendiendo sin importar su salud física y mental, sin tener un poco de empatía por su propia hija.
Loraine sentia el dolor del engaño, del abandono, de la ayuda que no llega cuando se necesita, de la crítica que destruye y la indiferencia que anula marca el devenir. De algún modo, es como si estas decepciones trazadas en el seno familiar generaran un tipo de sufrimiento diferente a cualquier otro.
Ella sabía a la perfección que el núcleo familiar era la primera red de apoyo y el suelo en que se aprende a poner de pie, ello lo veía cuando un niño empezaba a caminar y sus padres lo sostenían para que no cayera, la preocupación de ellos al ver a su hijo dar tras pie, ella se prometió que si algún día era madre, ella iba a ser la mejor, una madre es una guía vital para sus hijos, les ayuda a ser independientes y les transmite amor y respeto, entre otros valores. Cada uno de estos elementos son básicos en la crianza de los hijos y su cumplimiento no depende de que la madre tenga un nivel socioeconómico determinado o que haya accedido a cierta formación profesional.
Loraine no iba con intención de meterse al agua, pero al sentir el aire fresco decidió meterse, se quitó el short y la blusa, quedó con su brasier y panti, pero después se dio cuenta que no tenía donde dejar sus pertenecías, miró a una pareja de abuelos sentados a la orilla del agua con unos bolsos, se acercó a ellos y les pidió el favor, la pareja le sonrió y aceptaron guardar sus prendas.
Loraine miró las pocas personas repartidas por toda la playa, era un Martes laborable, 9 de la mañana, Así que ella se metió al agua y disfruto del contacto del agua con su piel, después giró a su derecha y vio un hermoso hombre, se acercó un poco para apreciarlo más de cerca, no había nada de malo en mirar, se dijo así misma que era el día de hacer cosas que nunca había hecho, no queria que el hombre que habia pagado por ella se fuera a sentir victorioso, y menos su progenitora, ella no se imaginaba a sus 18 años ser la mujer de un hombre de 40 años con su barriga sobresaliendo por encima del cinturón de su pantalon, ella estaba dispuesta hacerle la guerra, no estaba dispuesta a dejar que le tocara un solo pelo.
Loraine decidió seguir recreando la vista, pero no contaba con la reacción del hombre.
EMILIANO: ¿Que es lo que tanto me ves? ¿ Estás en busca de dinero?
Emiliano hablo caminando hacia ella, Emir se dio cuenta y sonrió porque se imaginó que su hermano iba en plan de conquista, pero no tenía la más mínima idea de lo que en realidad pasaba.
LORAINE: ¿Estás loco? no necesito dinero de nadie.
EMILIANO: ¿No?
El joven atractivo se acercó más, la miró con aire de superioridad, ella se dio cuenta que era el típico hombre rico prepotente que se creía inmortal, ella le sonrió y dijo.
LORAINE: No quiero dinero, quería otra cosa, pero me doy cuenta que no me sirves.
EMILIANO: ja ja ja, eres una promuisca, andas de ofrecida, ¿no te da vergüenza?
LORAINE: No, y ya te dije que me equivoque contigo, los hombres prepotentes y arrogantes, son impotentes y la tienen pequeña.
EMILIANO: ¿eso crees?
El se le acercó y le dio una mirada retadora, el no estaba dispuesto a dejarse ofender por una mujer recién aparecida, más porque quería herir su ego y no estaba dispuesto a dejarse; Loraine se mojó los labios con la lengua involuntariamente, la mirada de Emiliano se desvió hacia la boca de ella.
El la volvió a mirar a los ojos y sonrió abiertamente, pensó que si ella quería jugar con fuego se iba a quemar, la miró y dijo.
EMILIANO: Créeme que si te doy lo que quieres vas a quedar encantada, y se te va hacer difícil después caminar.
LORAINE: Eso hay que verlo, como dice el refrán " del dicho al hecho, hay un gran trecho"
EMILIANO: Bueno te lo voy a demostrar, pero... ¿Quieres aquí?
LORAINE: No, en un lugar mas cómodo.
EMILIANO: Ah, hum, vale.
El alargó una mano y jugó con la tira de su brasier acariciando también su piel, era más un roce que una caricia, pero ella tenía la piel al rojo vivo, tenía una sensación extraña, como si se estuviese quemando debajo del agua; ella no dijo nada, pero..¿qué podía decir? era lo que ella estaba buscando, el puso la otra mano en la cintura, y la acercó hacia él.
Emiliano puso sus labios sobre los de ella, sabía a sal, despues deslizó una mano hasta sus nalgas y la pegó mas a él. Era un momento increíble y atrevido por parte de ella, con una persona a la que había conocido esa misma mañana, de fue muy amable con ella, pero eso no le importaba, mientras fuera a gusto de ella.
Para ella debía ser el día de hacer cosas que nunca había hecho, ella le devolvió el beso torpemente, el se dio cuenta y se confundió por un momento, pero dejó su confusión y profundizó el beso, ella intentaba seguirlo pero no daba, era su primera vez. Emiliano quería ver hasta donde era capaz de llegar y estaba dispuesto a llegar a lo último con ella para hacerle tragar sus palabras.
Emir sonrió porque consiguió lo que quería con su hermano, confirmó que su hermano era un hombre en todo el sentido de la palabra.
Loraine g*mío en la boca de Emiliano, sintió la humedad en su s*xo casi inmediatamente, estaba experimentando algo que le estaba gustando, algo que estaba segura que no iba a sentir con el hombre que la había comprado, ella apartó ese pensamiento y se concentró en la belleza prepotente que tenía en ese momento, notó su erección a la altura de su estómago, una erección inmediata, dura como una piedra.
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